Tormenta perfecta. Mi novio, mi vecino y mi padre
Un viernes por la noche, pase por mi, novio, mi vecino y mi padre. Cada uno en la suyo y lo que tenia permitido
Mi novio, el amigo de papa y mi papa. La tormenta perfecta.
Era seguro 1972, yo 18 años, viernes por la noche, en el departamento, mi madrastra durmiendo y en la cocina, en la otra punta de la casa, mi novio y yo franeleando como siempre, todo empezaba como a las diez treinta, cuando después de cenar nos quedábamos solos y él se desarmaba en caricias, ya hacía meses que estábamos de novios, me había abrazado, tocado el culo, ya me había desabrochado el corpiño y metía sus manos por debajo del suéter tratando de jugando con mis pezones, de vez en cuando lograba acariciarme entre las piernas, casi siempre con el pantalón puesto, rara vez logro meter mano bajándomelo un poco y jugueteando con mi vello púbico, llegaba si, a calentarme de una manera que sacaba sus dedos totalmente mojados, pero no pasaba de eso, solo caricias y calentura. A medianoche sabia que se tenía que ir siempre asustado porque era la hora en que creía que regresaba mi papa del trabajo en un club, pero como saben porque lo he contado, el que entraba al departamento era un vecino amigo de la familia, con quien conocí el sexo, y quien realizaba todas sus fantasías conmigo. Cuando entraba Miguel (cincuentón como mi padre) todo cambiaba, se apagaba la luz y en pocos minutos desaparecía mi pantalón, vestido o lo que llevara puesto, después de unos pocos besos de lengua solo me quedaba la bombacha a la altura de las rodillas.
Pero esa noche todo cambio, llego el ascensor a nuestro piso y se prendió la luz del pasillo, mi novio nunca volvía, pasaron unos segundos y se me helo el cuerpo, entraba a casa mi papa, lo primero que había a la derecha era la cocina en que estábamos luego un pasillo y al fondo las habitaciones y el baño, no atinamos a movernos pero a los segundos estaba entrando donde nosotros, en un primer momento creo que pensó que estaba con mi novio, no prendió la luz pero al segundo se dio cuenta que éramos yo y su amigo vecino. Ni una palabra, por lo que deduje tiempo después, papa venia de algún desencuentro amoroso, lo habían o plantado o despechado, muy caliente, distinguió que yo estaba casi desnuda y parada de espaldas pegada frente a frente con Miguel, sin decir nada me tomo por la cintura y me hizo un sándwich con mi amante, se notaba que estaba al palo, comenzó a recorrerme con sus manos mientras yo me separaba del vecino, puso sus manos en mi vientre, luego comenzó a disfrutarme con las tetas y pezones y más tarde mojo sus dedos en mi concha. Miguel advertido de lo que pasaba sin mencionar palabra se subió el pantalón acomodo su remera y se marcho, yo quede de espaldas a mi papa, toda recorrida por sus manos, comenzó a desabrocharse el cinto, luego se abrió la bragueta y lo soltó hasta los tobillos, lo mismo con su calzoncillo, confieso terrible pija la de mi padre, porque tomo mi mano y la llevo a que agarrara con ella su miembro, totalmente mojada la cabeza por lo que su calentura era terrible, me la apoyo en la zanjita de mi culo y empezó a subir y bajar como pajeandose en mi trasero, mientras no soltaba mi pezones, al ratito me dio vuelta, no me beso, algo de conciencia en ese momento le quedaba y me levanto para sentarme en la mesada de mármol. Abrió mis piernas y se inclino para chuparme la concha durante un buen rato, lo que hizo que yo también perdiera la conciencia, era mi papa el que me quería coger, pero ya no era dueña de mis o sus actos, me deje llevar porque como le decía que no, si estaba un minuto antes follando con el vecino y además me había calentado mi novio, el vecino y por fin el me sacaría todas esas ganas acumuladas, una no es de mármol.
Sigamos, después de casi secarme a lengüetazos y besos cambio la posición, me bajo de la mesa y se acomodo el en mi lugar, me tomo de la cabeza con las dos manos y me guio hasta que puso mi boca sobre su pija, tremenda cabeza y pude sentir la cantidad de jugos que le brotaban, en minutos se la limpie. Lo que si fue la primera vez, nunca me lo había pedido Miguel, fue de parado y como perrito, me abrió las cachas, separo mis piernitas y comenzó a frotarla contra mi panocha, despacito, despacito, fue metiendo la cabeza, la sacaba, la metia otra vez, después un poquito más, y ya no sacaba la cabeza, al rato note como ya me la metia hasta los huevos, y cuando dejo de moverse, note como ya los movimientos eran de eyaculación, mi padre me acababa dentro. No nos hablamos, se limpio y se fue cerrando la puerta, me quede quieta un ratito dejando escurrir una cantidad enorme de semen por mis piernas, me limpie como pude y media hora después me fui a mi habitación. Cuando pase frente a la habitación de mis padres, rara sensación al oír como gemía mi madrasta y el crujir de la cama, papa había venido muy caliente y no tenía consuelo