Tormenta de Verano [2 de 2]
Final de esta historia...
PRIMERO QUE NADA: Mis disculpas por no haber publicado la 2da parte antes, es que tuve muchas dudas y era una cosa de sacar y meter contenido [soy obsesivo con la calidad] y además mi editor se hacía de rogar.. Pero bueno ya está, lo terminé y espero que les guste, espero toda clase de apreciaciones, y aunque me dije a mi mismo que seria el primero y el ultimo relato que hacia, quien sabe.. podria hacerle una continuacion no? Ustedes me dicen.. jaja! Bueno espero que sea de su agrado. Un gran saludo a Roxanne y a Emilianno <3
Capitulo 2 y Final.
Volví a encerrarme en mi cuarto, aun sentía en mi interior esa terrible sensación de arrepentimiento, la verdad ahora dudaba más que nunca si es que había sido una buena idea el haberle dicho a mis padres que aceptaba ir con ellos en ése viaje. Sentado en mi cama, con el celular en la mano miraba su número telefónico. Ésos numeritos eran ya el único nexo que me conectaba con Hernán, que me conectaba a mi pasado tocaron la puerta, yo rápidamente escondí mi celular bajo la almohada y salí a abrir, era Roxana.
-Dice mamá que te dé una mano con tu equipaje, después de todo eras muy chico cuando fuiste por última vez a la reserva, así que - dijo y observó mi maleta abierta y vacía en mi cama. Menos mal que empezaste! no quisiera haberme divertido yo sola haciéndolo! - dijo sarcásticamente y se dirigió a los cajones de mi closet. Espera! le dije yo, ella se volteó a verme confusa Dime que no hay algo que yo no quiera ver allí dentro!- dijo entre graciosa y preocupada -No, mensa, no es eso es solo que no sé si realmente quiera ir- dije yo acercándome a mirar por la ventana, dándole la espalda, ella se aproximó hasta donde yo estaba y me rodeo los hombros con su brazo, ella era un tanto más alta que yo [y cinco años mayor] Mira, mamá y papá y y bueno, yo no queremos verte así, por eso esto es lo único que se nos ocurrió para sacarte de este pozo - dijo, yo seguía mirando hacia afuera de la casa, pero escuchaba atentamente todo. Éste no sos vos, mi hermanito no es de los que caen tan fácilmente, no - ella me apretó más a su cuerpo y no pude evitar derramar una lágrima que escapó furtiva de mis ojos.
-Ya lo sé, pero es que no puedo dejar de pensar en él, Ro yo lo quería, lo amaba demasiado- apoyé mi frente en su hombro, esta vez llorando de verdad. Ella me acaricio y beso los cabellos. Te entiendo, el primer amor se encarna en lo más profundo del corazón, pero piensa era realmente él tu VERDADERO amor?- yo me separé de ella, la verdad que tenía razón, el que el haya sido el primer muchacho con el que haya salido, no significaba que haya sido el verdadero Pero de todas formas, el sí que había calado profundo en mí, había marcado mi vida en muchos sentidos y el sacarlo de mi corazón se veía como algo demasiado complicado -No es fácil, aun lo siento en mi, aun está aquí conmigo no sé qué hacer - dije y me senté nuevamente en mi cama, cabizbajo y secándome las lagrimas. Roxana se sentó a mi lado, no decía nada, nadie lo hacía, me acarició la espalda y se volvió a parar . Aceptando que él no era tu verdadero amor, vas a ver que aunque siga aquí, ya no será lo mismo - dijo y volvió a poner manos a la obra con mi maleta, dándome la espalda. Gracias Rox, en serio pero aun no sé que vaya a salir de este viaje- le dije, ella comenzó a sacar ropa de los cajones y tirarla en la cama. Yo tampoco, pero nada perdemos con intentarlo, no?...- dijo resoplando, al ver la cantidad de ropa para elegir y empacar. Ahora ven y dame una mano con todo esto, dale - dijo y me levanté a ayudarla.
En el cuarto de mis padres
-Luisa, amor, aun no sé si esto vaya a dar resultado, mira que te hago responsable a vos- decía papá mientras metía ropa y demás elementos necesarios en una gran maleta. Mamá estaba ordenando las cosas que ya había separado, como ser repelente de insectos, protector solar, toallas, y demás. Sí, yo sé que es arriesgado, pero hay que tener fe de que esto será para bien - mi padre ya había guardado casi todo lo que mamá separó.
Así, pasaron toda la mañana guardando ropa, calzado, y todo lo que era necesario para el viaje, así también arreglando los detalles de la seguridad de la casa. Yo terminé de armar mi equipaje gracias a Roxana que me dio una mano. Por mi parte armé una pequeña bolsa con otras cosas que en un viaje al campo para cualquier persona normal resultarían innecesarias, pero que para mí eran imprescindibles y sin ellas no podría estar ni un día afuera Papá guardó cuanto pudo en el portaequipajes del auto y algunas cosas las tuvo que poner en el maletero de arriba del techo del vehículo. Eran tres semanas, pero parecía que nos íbamos por meses.
-Chicos! Bajen ya! ya están?- gritó mamá desde abajo, Roxana no paraba de hablar por teléfono con su novio, se escuchaba desanimada por la idea de no volver a ver a su chico por tres semanas, por lo que trataba de hablar lo más que podía para poner al día a Alexis y poder irse tranquila, por un lado me sentía un poco culpable por hacer que ella tuviese que ir con nosotros a un lugar al que no quería, todo por levantarme los ánimos... Bajamos con nuestras maletas y papá se encargó de acomodar las cosas en el auto. Mamá cerró todo, la casa, el garaje y dio un último vistazo general de toda la casa para cerciorarse que todo estaba en orden. Bueno querida, esto es por Chris y voy a hacer lo posible porque todo salga bien, les daré unas merecidas vacaciones en otro lugar!- le dijo animadamente mi papá a mamá, ella se acercó hasta él y le confesó: -Bueno amor, la idea también surgió porque tu suegra nunca me deja cocinar en su casa- dijo mamá, sonriente y sacando la lengua. Rápidamente corrió y se metió en el auto riendo a carcajadas. Papá negaba con la cabeza, contrariado y sentándose en el asiento del conductor.
Mamá nos miró por el espejo retrovisor sonrientemente -Bueno chicos, creo que vamos a pasarla de maravilla, un nuevo aire nos estaba faltando a todos!- dijo ella muy emocionada, yo miraba por la ventanilla sin decir nada .-Alguien tiene algo que decir?- preguntó mamá.. Emm, si, por qué no...- dijo Roxana, pero mi mamá la interrumpió: -No? Nadie? Qué alegría!! Vamos querido, vamos!- dijo mi madre, papá solamente se reía, Roxana se cruzó de brazos con cara de fastidio. Papá puso en marcha el vehículo y salimos en dirección a la carretera.
Yo no podía despegar los ojos del cristal, veía pasar uno a uno los kilómetros, los postes del tendido eléctrico del costado de la ruta, sin saber bien qué es lo que miraba exactamente mamá y papá charlaban de cosas triviales, Roxana estaba mensajeándose con su novio, yo me había puesto mis auriculares para escuchar música desde mi celular, esperaba poder dormirme en el viaje, después de todo eran unas cuantas horas hasta llegar a la reserva y no quería pasarlas escuchando las anécdotas de mis padres de cuando eran jóvenes y todo eso. Pero aunque trataba, no podía dormirme, nuevamente me asaltaban los recuerdos de los días en los que tenia novio y en mi pobre cabeza se elaboraban posibles formas de reconciliación que lo único que hacían eran martirizarme más y más. Qué ironía, literalmente me estaba alejando de él, pero aun así más y más lo recordaba!
Cruzamos varios pueblos y ciudades durante el recorrido, en algunos hicimos unas paradas ocasionales para cargar gasolina, comprar cosas y usar el baño de vez en cuando, pero ya estábamos muy cerca. Se podían ver los enormes cerros, cubiertos de frondosa vegetación. El contraste entre el cielo azul y el hermoso color verde, lo cubría todo. Frenamos en la entrada del Parque Nacional Iguazú, papá habló con el responsable del lugar y después de un momento nos adentramos por un camino de tierra hasta llegar a un claro en medio de la selva pedemontaña, allí estaba la dichosa cabaña, la cual parecía sacada de una portada de revista; era muy linda a decir verdad, estaba hecha totalmente en madera, al estilo yankee y tenia ventanas cuadradas de vidrio y un tejado también de madera. Bajamos todos del auto y la diferencia entre el aire de ciudad con el que se respiraba allí era muy notoria, el ruido de las aves era sumamente acogedor y sentía en mí como los recuerdos de mi primer viaje trataban de volver a mi conciencia agolpándose en mis sentidos. Bueno, llegamos familia, qué les parece eh?- preguntó papá satisfecho. Hay viejo, está hermosa me encanta! Muchas gracias!- dijo mamá muy emocionada casi en lágrimas y dándole un sonoro beso en la mejilla, abrazándolo.
Roxana me miró con picardía y me dio un codazo No está tan mal no? Hay que reconocérselo - dijo, yo simplemente suspiré hondo. Comenzamos a descargar la enorme cantidad de cosas y las metimos en el interior de la cabaña. La verdad que por dentro era mucho más espaciosa de lo que se veía por fuera, en el interior había una pequeña cocina, en una sección anexada a la cabaña se encontraba un baño pequeño y hasta había un radio, con los que los guardaparques mantenían contacto con otros. Por suerte había luz eléctrica y agua corriente, al igual que camas suficientes para todos, por lo que nos acomodamos enseguida. Mi primer impulso fue el acostarme, pero mi madre no me lo permitió, -No condujimos por cuatro horas para que vengas a dormir y perderte la maravillosa naturaleza que hay allí afuera- dijo mamá mientras acomodaba algunos víveres en la alacena de la cocina y guardaba cosas en el pequeñísimo refrigerador.
-Estoy muy cansado, y no creo que tu maravillosa naturaleza se vaya a ir además tengo tres semanas para aburrirme con ella - dije y me giré en la cama quedando con la vista en la pared. Mamá suspiró y siguió en lo suyo, afuera, papá colocó el auto en una zona resguardada del sol y la lluvia y podía escuchar la incesante voz de Roxana maravillándose con el paisaje, al parecer estaba tomando fotografías y pegaba alaridos cada vez que veía pasar las coloridas aves que habitan en el parque. Me quedé dormido y soñé poco, nada en especial, solamente recuerdos recuerdos de cuando estaba en el colegio, soñé a Celeste y mis otros compañeros y me soñé a mí mismo me soñé acompañado de alguien a quien no pude reconocer, pero lo sentía junto a mí todo el tiempo, que en un determinado momento del sueño, me tocó en la frente y me sonrió, nunca pude ver su rostro, más allá de su sonrisa. Desperté de golpe, mis ojos se abrieron precipitadamente. En la cabaña no había nadie, pero escuché las voces de todos afuera, me desperecé un poco y me culpé a mi mismo por haber soñado con Hernán, sabía que el chico del sueño era él y me dolía que aun permaneciera hasta en mi subconsciente.
Era mediodía, mis padres y mi hermana estaban afuera armando una mesa para almorzar allí en el claro. A nuestro alrededor sólo se veía monte y mas monte, habían pequeños senderos que se internaban en el interior de éste y la oscuridad que producían las frondosas copas de los arboles intimidaban un poco a las ganas de entrar allí. Me senté y esperé a que todos se sentaran a almorzar.
Ya en la mesa, mi padre comenzó a contarnos toda su vida como guardaparques, las cosas que vio y que según él, tal vez jamás volverá a ver, nos contó acerca de lo que se puede y lo que no se puede hacer en este lugar y de las especies peligrosas de plantas, insectos y reptiles que debíamos evitar una charla que metió miedo, más que otra cosa Comimos y charlamos de distintos temas, el sol estaba lindo y se prestaba para salir a explorar, pero yo no tenía ganas, quería quedarme a leer, a escuchar música o dormir. Pero mi madre no me dejaba, estaba empeñada en no dejar que hiciera lo mismo que hacía en la ciudad; allí en la cabaña.
Me quedé sentado en una silla plegable, a la sombra de un gran árbol cerca de la caseta, leyendo una de las revistas que había traído conmigo en mi bolsita de cosas innecesarias para acampar, pero que para mí realmente eran una buena forma de desconectar me puse bloqueador solar y repelente para los insectos y protegí mis ojos con unas gafas de sol. Hacía mucho calor y estaba perfecto para darse un chapuzón en cualquier lugar, pero yo sólo leía mi revista las banalidades que se promocionaban en sus páginas al igual que contenido bizarro y sin sentido de la farándula vernácula, me hacían olvidar por un momento de todo lo que me rodeaba.
-Porqué no vas a explorar? Esto es hermoso!- dijo Roxana paseándose detrás de mí, con ropa bastante ligera para el calor y en sus manos su celular. Caminaba de forma extraña, como si estuviera ebria y ejecutaba una extraña danza, estaba descalza, con el cabello suelto y una cara de despreocupación envidiable. No tengo ganas, hace mucho calor- dije yo sin despegar los ojos de mi revista. Dale! Acaso tenés miedo de que un monito furioso te ataque? Jajaja- dijo burlona, sentándose en mi regazo. Yo creo que un monito ya me está molestando- respondí yo en con el mismo desinterés con el que me encontraba; la empujé y me puse de pie. No sé que se les dio a los viejos para traernos a este lugar- dije yo poniendo mis manos en mi cintura, mirando el enorme monte que tenía en frente, suspiré y miré a Roxana la cual se había sentado en mi silla y agarrado mi revista. Estoy viendo los motivos justo delante de mí- dijo ella mirándome sonriente. Ja Ja! Pues te hubieras quedado o me hubieran dejado allá- dije eligiendo del suelo alguna rama que me sirviera de bastón . Ay no! Noo!- dijo Roxana alarmada No tengo señal en este lugar!- se la escuchaba desesperada, y era comprensible, quedarse sin comunicación con su chico podía ser algo fatal para ella
Suspiré y recorrí el terreno que circundaba la cabaña con la mirada, los sonidos, los aromas y las texturas, traían a mi mente vagos recuerdos de cuando vinimos por primera y última vez a la reserva, no a ésta caseta, pero si al parque. Tenía cinco años cuando vine y aun recordaba el canto de los vencejos y loritos, el aullido lejano de algunos monos y el olor de las plantas, todo me parecía tan sorprendente como aquella primera vez Decidí darle una oportunidad al paisaje que se levantaba delante de mí y salí a recorrerlo. Me calcé los pies con unas chanclas y con un palo a modo de bastón me metí por un fino sendero que se dibujaba en la hojarasca, descubriendo el suelo del llamativo color rojizo, característico de Misiones. No pensaba alejarme demasiado, después de todo, esa fue una de las recomendaciones que papá nos aclaró en el almuerzo. Con mi palo iba despejando el camino, el interior del monte y la inmensidad de esos árboles, me hacía sentir sumamente pequeño y la oscuridad formada por el denso follaje me intimidaba un poco, pero podía percibir una paz inquietante, que me gustaba...
Seguí caminando por el sendero el cual de vez en cuando se unía a otros, hasta llegar a una zona que parecía un claro. Por allí cerca pasaba un pequeño afluente de agua que se adivinaba fresca y cristalina, aunque mi papá me dijo que no bebiera agua en esas condiciones, me acerqué hasta el pequeño arroyito y me hinqué en el suelo. Mojé mis manos y mi cabello y no aguanté las ganas de darle un sorbo Estaba bebiendo cuando sentí que algo duro y pesado caía entre las ramas de unos árboles, haciéndolas crujir. No vi qué era, me levante rápidamente tratando de averiguar que fue, pero en ese momento otro objeto cayó, pero esta vez cerca de mí. Me acerqué hasta él y vi que era una piedra del tamaño de un puño. Y esto?- me dije a mi mismo tomando la roca y mirando desde dónde cayó. Pero justo en ese instante, se volvió a escuchar otra piedra volar entre las ramas, pero esta vez parecía que había dado contra algo blando, como si atravesara una caja de cartón.
No podía ver quién o qué era el que estaba haciendo eso y me quedé en mi lugar tratando de averiguarlo, pero escuché pisadas en el suelo, eran pasos de alguien que corría, escuchaba como las hojas crujían y el sonido se intensificaba, lo peor de todo es que sentía como eso se dirigía a mí, no supe que hacer, algo hacía mover los arbustos y escuchaba como ramas se quebraban y justo cuando estaba por salir corriendo, una figura humana salió de entre los matorrales, era un chico, un poco más alto que yo. Yo lo vi y él a mí, no pude visualizarlo del todo porque venía corriendo, yo estaba pegado a la tierra sin poder moverme, asustado y nervioso Corre!- gritó fuerte y desesperadamente Ahí vienen!- dijo agitadamente y cuando me tuvo muy cerca me tomó de la muñeca y ambos salimos al trote, yo estaba casi en shock, no sabía lo que pasaba, pero no paraba de correr, al parecer lo hacía por puro instinto de supervivencia, aunque también porque no podía dejar de seguir a esa espalda ancha que corría delante de mí, sujetando fuertemente mi brazo.
Él se metió por entre los arbustos, sentía como las ramas golpeaban mi cuerpo al pasar a través de ellas, mi respiración era agitada y entrecortada, pero igual seguía corriendo [además porque él no me soltaba] Ahh!!- escuché que se quejaba, tal vez se habría golpeado con una rama, no sé, pero lo mismo continuábamos corriendo. Salimos a un claro mucho más grande y que daba a un río con una cascada pequeña de fondo y allí nos detuvimos, yo estaba sumamente cansado y asustado. Me caí sentado al suelo, rendido y bastante aturdido. Él estaba sosteniendo sus manos en sus rodillas y escuchaba como respiraba con dificultad. Yo me acosté en el fresco suelo recobrando la respiración. El se acercó a mí y me ayudo a incorporarme, pude ver su rostro por fin, era algo que nunca vi: un chico de cabellos color café y de piel tostada por el sol, de finos labios y rasgos definidos, pero lo que me llamó la atención fueron sus ojos, negros, tan negros como la noche, como los de un animal rapaz, como los de Hernán -Estás estás bien?- preguntó él, aun con la voz algo entrecortada por la carrera. Yo seguía perdido en sus ojos y estaba por responderle, pero un ligero hilillo de sangre comenzó a descender por un cortesito cerca de su ceja lo miré por un segundo, y fue suficiente para que mi vista se nublara y cayera desmayado en el suave cochón de hojarasca del monte
Abrí mis ojos lentamente, mi cabeza daba vueltas como si hubiera bebido, miré donde estaba y vi que me encontraba en la cabaña, en mi cama y con otra camiseta. Tallé mis ojos porque la luz me incomodaba y nuevamente en el interior de la caseta no había nadie. Escuché voces afuera y salí a ver. Allí estaban papá, mamá y Roxana, riendo y hablando animadamente. Que me ha pasado, quién me trajo hasta acá?- pregunté sobándome los brazos, golpeados por las ramas Despertó por fin la damisela en apuros! jajaja - dijo Roxana riéndose, mamá la miró seriamente y se acercó hasta mi Ay hijo, estás bien?- dijo mamá inspeccionándome de pies a cabeza. Sí, estoy bien, un poco cansado, es todo- le dije tranquilamente. Menos mal que ése chico estaba por allí- dijo papá pelando una naranja. Sí, menos mal! Sin él no me hubiera desmayado!- le dije en un tono chocante de sarcasmo. Y sin él no hubieras podido despertarte en tu cama- dijo papá sonriente. Y dónde está?- Pregunté, tenia curiosidad por saber de él. Ya se fué, pero estaba preocupado por cómo estabas- dijo mamá. Le di una vendita para su herida y le expliqué de tu problemita con la sangre- mamá era el ser más bondadoso de la tierra cuando hablaba -Ya veo no saben cómo cómo se llama?- pregunté, ellos se miraron algo confusos y me respondieron NO con un movimiento de cabeza Genial, no sabía cómo se llamaba aquél chico por el que desmayé y desperté con bien
Las horas pasaban y lo único que podía hacer en esa caseta era o leer o jugar con mi celular, pero hasta eso se tornaba aburrido en ciertos momentos. Roxana estaba desesperada, la señal se le había vuelto un privilegio casi sagrado y efímero, yo no me preocupaba por eso, no me importaba la señal, si tenía o no, después de todo, los mensajes que me importaban, jamás iban a volver Cayó la noche y mi padre encendió un fuego en la chimenea, cenamos ligero y papá comenzó con sus historias, nos hablaba con esa parsimonia de años y con la experiencia plasmada en sus palabras al narrarnos todo lo que vivió en el monte en el que nos encontrábamos. Casi a la medianoche nos fuimos a dormir, Roxana seguía intentando captar algo de señal, parándose en su cama y levantando los brazos como si intentara escribir su nombre en el aire. Rox, si sigues con esos bailes extraños, te filmo y lo subo al face, no me tientes que lo haré! Jajaja- decía yo desde la cama del frente. Cállate, que me estoy volviendo loca! Un celular de última generación que no me puede recibir ni un mensaje! Ni uno!- estaba desesperada por tener noticias de su chico
Las luces de la cabaña se apagaron y todos nos acostamos a dormir. Pero a mí se me estaba complicando el poder hacerlo, ya que el sonido de la naturaleza era fuerte e incesante, no podía entender como mis padres y mi hermana dormían sin problemas, yo no podía sacarme de la cabeza a los grillos, aves nocturnas y demás animales que truncaban mi sueño con su canto. Pero luego de varias horas y varios intentos, pude dormirme hasta el otro día Sentí en mi pecho un ligero peso, lentamente abrí mis ojos, acostumbrándolos a la luz del día y al dirigirlos a mi pecho, vi un bulto color café y peludo. Salí a los gritos de esa cabaña, descalzo, en shorts y camiseta dando alaridos cual si fuera un mono. Afuera estaban Roxana y mamá, ambas se reían a carcajadas, estaban desayunando. Papá salió de la cabaña con la cosa en la mano, era un extraño peluche que Roxana había llevado [al parecer exclusivamente para darme ése susto] al verme allí como estaba, papá también se echó a reír. Y tras un momento, yo también al ver tan extraña escena, no pude evitar hacer lo mismo -No tenés idea de cómo me voy a cobrar ésta!!- le dije a Roxana mientras me preparaba para desayunar. Por momentos me acordaba del chico del monte y del increíble parecido de sus ojos con los de Hernán, al parecer esos dos negros abismos me habían seguido hasta aquí, pretendiendo que vuelva a caer en ellos. Pero había en la mirada de este muchacho, algo que Hernán no tenía, un no sé qué que hacía que pensara más en el joven desconocido, que en el que rompió el corazón.
En ese lugar, apartado de la civilización el tiempo parecía pasar más rápido, aunque por momentos parecía detenerse, era extraño. A la tarde, luego del almuerzo sentí ganas de volver a internarme en el monte, no sé porqué pero lo hice, volví nuevamente por el mismo sendero que el día anterior, con otra vara, hasta llegar al claro. No había nada, no se escuchaba nada más que el canto de las aves Me decepcioné un poco. Recorrí los alrededores, siguiendo el pequeño afluente de agua cristalina y vi a un costado de este, lo que parecía ser un panal de abejas, estaba algo deshecho y con un gran hueco en su interior, en ese momento recordé las piedras Sí, él estuvo apedreándolo, era eso; Logró derribarlo y por salvarse de las picaduras salió corriendo, encontrándose conmigo por accidente, salvándome también de las abejas ahora todo tenía sentido. Piqué con el palo al panal, el cual ya no tenía habitantes, salvo algunas hormigas y demás insectos que estaban haciéndose un festín con lo que quedaba de miel. Seguí el pequeño arroyito y caminé por un buen rato yendo por su orilla.
Vi que el pequeño afluente se adentraba a un gran claro que se me hacía familiar sí, ahí estaba el brazo del río que vi ayer y mas allá la pequeña cascada. Se veía tan lindo, y las aguas tan apetecibles para darse un baño en ellas, que caminé hasta llegar a unas enormes rocas, pensaba dejar mi ropa allí y darme un chapuzón, pero justo cuando intentaba quitarme la camiseta, me sorprendí al ver prendas de vestir en ese sitio, hechas un bollo sobre unas zapatillas viejas. Retrocedí, me asustó la idea de que en ese lugar pudiera haber alguien más, así que emprendí mi marcha volviendo sobre mis pasos. Espera!- dijeron a mis espaldas, era la misma voz que me advirtió que corriera, el día de ayer. Cómo te llamas?- me preguntó. Yo me giré a verle, algo dudoso y lo que veía frente a mí me ruborizó de inmediato. Estaba él, el chico que me salvo de las abejas y que después me llevó a la cabaña [cómo lo habría hecho?]. Estaba con su torso desnudo, ya que no podía ver más abajo porque el agua le cubría hasta la cintura. -Yo.. yo.. yo me llamo Christian, y vos?- el cuerpo atlético y tostado por el sol de ese lindo muchacho me estaban poniendo muy nervioso. Me llamo Jonás, Jonás Robles- su voz se escuchaba segura al hablar y se percibía un leve acento, no sabría decir si paraguayo o brasilero, pero eran tintes raros al hablar.
Suspiré y volví a acercarme un poco a la orilla del rio, -Gracias por haberme ayudado ayer, con las abejas y lo de la sangre- dije un poco apenado por mi hemofobia De nada!- dijo animadamente y sonriendo . Tu mamá me contó lo de tu problema con la sangre, eso es muy raro sabes?- dijo el rascándose el pecho, su bíceps hinchado al flexionarse me tomó por sorpresa Emm, si, es raro jeje- odiaba reírme con jeje delataba mi nerviosismo. Tus padres son buenos, tu mamá me dio esta vendita - dijo señalándose cerca de la ceja, pero allí ya no tenía nada, solo una leve marca roja. Bueno, se habrá ido con el agua, pero sí me dio una! Jajaja- dijo. Un silencio incomodo nos rodeó y no supe que más aportar Cuantos años tenés?- preguntó él, sacando un tema, -17, y vos?- por su aspecto, rondaría mi edad, pero debía preguntarle -Yo 18 dijo él con seguridad. Ahh..Y vives aquí cerca?- dije. Sí, en realidad estoy en una caseta, como ustedes, pero a un kilómetro de aquí- dijo él echándose agua en el pecho. Tus padres son guardaparques o qué onda?- le pregunté por la coincidencia de estar en mi situación. No mi papá es biólogo, está trabajando aquí desde hace años- dijo esta vez jugando con el agua. Biólogo? Y que hace?- dije sentándome en una de las grandes piedras. Está identificando y controlando a los clanes de coatíes y otros animales de esta región de la reserva. dijo nadando, acercándose hasta mí. Y yo le ayudo- dijo dando brazadas. Ya veo, parece ser un trabajo bastante interesante - dije, mis ojos no podían dejar de seguir a los orbes oscuros que brillaban bajo el sol, tanto me recordaban a los ojos de Hernán que asustaba, pero definitivamente algo en ellos era totalmente diferente.
-Te vas a meter?- preguntó Jonás, sacándome de la burbuja en la que estaba. Dudé, ya que estaba muy nervioso, su moreno cuerpo, atlético y varonil me intimidaba un poco, pero a la vez, su expresión tranquila me daba cierta confianza. Sí, bueno creo que podría- dije y me levanté de la roca, me comencé a desvestir despacio, aun con cierto nerviosismo, no llevaba traje de baño, pero tenía bóxers, así que con ellos me metería al agua. Dejé mi ropa a un lado de la suya y descalzo caminé hasta el agua, metí mis pies y se sentía fantástica, estaba especial para nadar por horas. Ven a esta parte, no es muy profundo por aquí- dijo él nadando a una parte que le cubría hasta el pecho. Yo le seguí, el agua el agua estaba realmente buena y me zambullí completamente. Podía ver a través del agua, estaba más cristalina de lo que creí y algo podía ver allí en la profundidad, gracias a la luz del sol. Noté cómo la silueta de su cuerpo se acercaba hasta donde nadaba yo, por lo que salí a la superficie.
-Está buena- le dije, él miraba mi cuerpo de forma extraña, la diferencia en el color de nuestra piel era notoria ya que yo estaba sumamente pálido por la falta de luz solar y bueno, pues a él como que le sobraba su mirada me anonadaba cada vez que se posaba fijamente en mis ojos, quedaba estático y no me gustaba esa sensación, porque me sentía vulnerable, pero a la vez quería descubrir el misterio que rodeaba a esa mirada, parecida a la de Hernán, aunque diferente a la vez. Ven, vamos a la cascada- dijo y volvió a tomarme de la muñeca, como lo había hecho ayer, pero más suavemente y me fue guiando en dirección a la caída de agua. No podía despegar mis ojos de su anatomía, de su ancha espalda y sus fuertes brazos.
Nos sentamos en unas rocas, bajo el agua que caía y charlamos de muchas cosas, me contó que no tenía madre, había fallecido en un accidente hace años y decidió dejar la ciudad y seguir a su papá. Me contó que pocas veces hablaba con los turistas porque no le gustaban sus malos hábitos, y pensaba ser biólogo o guardaparques cuando sea más grande. Yo por mi parte sólo le comentaba muy llanamente algunos detalles de mi vida, que a decir verdad no era muy interesante Omití mi relación con Hernán hasta que... Dime, allá en la ciudad, tenés novia?- me preguntó inesperadamente, pero no pude callar ante su mirada. No, no tengo Acabo de terminar una relación, hace poco- dije y miré a otro lado. Ahh, bueno eso suele pasar- dijo y me dio una palmada en el hombro, nadie dijo más nada por un momento. Vamos a nadar- dijo él levantándose y tendiéndome una mano para ayudarme a mí. Nos tiramos de cabeza al agua y chapoteamos allí toda la tarde, como dos niños, y la verdad me gustó el volver a sentirme así de feliz. Las horas pasaron y ya estaba el sol perdiéndose en el ocaso, así que decidí que ya era hora de regresar. Ambos nos cambiamos y Jonás me acompañó hasta el sendero que llegaba a la cabaña.
-No quieres venir?- le pregunté sacudiéndome el cabello aún húmedo. Gracias, pero mi papá me ha de estar esperando- dijo él Bueno, cuando quieras puedes venir hasta aquí, dale?- le dije estrechando su mano Dale, nos vemos Christian- dijo correspondiendo al apretón de manos con una cálida sonrisa, y luego camino en dirección contraria, perdiéndose en la espesura de aquel monte, me quedé parado allí un momento Al llegar a la caseta, mi mamá estaba preparando algunas cosas para la cena, papá no estaba y el auto tampoco, así que supuse que había ido hasta el poblado próximo. Y Roxana?- le pregunté a mi mamá Hey! Ahí estas! Que tal eh? Viste qué hermoso lugar?- dijo ella animada al verme con tierra roja en los pies y en la ropa. Sí, estuve en el río con Jonás, el chico que me trajo ayer - dije y me senté a pelar una naranja Ah si? Así que se llama Jonás? Qué lindo muchacho, debiste haberlo invitado a quedarse- dijo ella Se lo propuse, pero no podía, su papá lo esperaba. Es biólogo- le dije Qué bueno ah! Roxana estaba afuera, está loca porque no tiene señal en el teléfono- dijo mamá. Salí afuera y no vi a mi hermana por ningún lado, pero ruidos en el tejado de la cabaña me llevaron a ver, y ahí estaba Roxana haciendo equilibrio, con su celular buscando señal. No te vayas a caer!- le dije, -Cállate! No! Si! siii!! No! Mierda, esta cosa no tiene señal! Porqué Dios??- gritaba como una loca desde el techo. Olvida lo que dije, cáete nomas! Jajaja-. Un rato después cenamos todos y nos fuimos a dormir, yo esta vez más tranquilo.
Pasó un día, dos, hasta tres y no volví a ver a Jonás por la cabaña, ni en el claro, ni en el río y me sentía aburrido a más no poder, Roxana seguía en plan volverse loca por no poder comunicarse con Alexis, su novio, al punto que llegó a preguntarme si el radio que había en la cabaña podría servirle para llamar a la ciudad Estaba en mi silla plegable, a la sombra del mismo árbol y vi pasar a varias personas cerca de la cabaña, dos hombres iban con escopetas cargadas en sus espaldas y otros dos llevaban colgando varios coatíes muertos creí que eran cazadores, pero sus caras eran la de una terrible pena y frustración. Atrás de todos ellos apareció Jonás, el cual me vio y la expresión de su rostro me descolocó, estaba como triste y enojado. Me levanté y lo seguí, el no dijo nada, pero yo caminé a la par de ellos en silencio. Fueron cazadores, comerciantes de animales de la reserva- dijo Jonás por lo bajo Son... son muchos coatíes- dije al ver unos ocho o diez animalitos muertos. Es el clan que andábamos rastreando durante días, los encontramos muertos en sus trampas- dijo él y sonaba como si en cualquier momento lloraría. Lo siento, son unos bastardos- puse mi mano en su hombro y parece que eso lo reconfortó un poco. Llegamos a una caseta casi igual a la nuestra. Allí Jonás me presentó con su padre, era un hombre no mayor de 40 años, alto, con una barba descuidada e igual de bronceado que su hijo, sus ojos no eran negros, sino verdes. Todos allí eran biólogos y guardaparques y me explicaron lo que estaban haciendo con los coatíes, Jonás me mostró un aparato con el cual seguían las manadas marcadas con las etiquetas rastreadoras y me preguntó si alguna vez quería salir de expedición con ellos, yo acepté mas por cortesía que por otra cosa y enseguida me amisté con todos esos hombres.
Los días pasaban y Jonás siempre que podía iba a buscarme a la cabaña para ir al río o a explorar las más bellas zonas de la selva. A veces se quedaba a comer en nuestra caseta y fue bien recibido por toda mi familia. Varias veces le propusimos quedarse a dormir pero nunca aceptaba, decía que debía ayudar a su papá. Pero me gustaba cuando se quedaba con nosotros, hablábamos de muchas cosas; me encantaba contarle acerca de lo que era tendencia en la ciudad, como así también el me contaba acerca de lo que hacían él, su padre y los demás allí en el monte, era un intercambio de información bastante ameno, aunque a veces él no entendía algunas de las cosas que para mí eran normales en la ciudad
Una tarde, mientras nos dirigíamos a la caseta donde trabaja y vive con su padre, yo iba caminando delante suyo, contándole acerca de mis amigos y cosas así, cuando en reiteradas ocasiones sentí su mirada clavada en mí, la sensación era extraña, por lo que varias veces tuve que voltear a verlo, pero cuando yo lo hacía, el miraba hacia otro lugar. Noté un ligero enrojecimiento en sus mejillas, me acerqué hasta él y antes que yo pudiera decir algo, él se adelantó Vamos, que hace mucho calor - . Solo pude seguir caminando tras él, pero tuve que hacer un gran esfuerzo por seguirle el ritmo. Allí en la caseta, estaba el padre de Jonás; Lucio, y otros colegas, Carlos el Negro y Roberto alias Beto. En una mesa había una gran cantidad de aparatos, monitores y antenas que según ellos, eran para rastrear a las grupas de coatíes y otras especies animales etiquetadas. Mañana saldremos a buscar un clan- me dijo un tanto emocionado Jonás, aunque esquivaba mi vista al hablar. Qué bien! Tu irás?- le pregunté, él miró a su padre y amigos y luego me dijo Chris, quieres ir al monte a buscar la familia? Iremos todos- dijo Jonás un poco emocionado, algo ruborizado. La idea de pasar un rato en medio de la selva me emocionaba, osea, el estar trabajando a la par de ellos y todo eso pero no podía negar que también me gustaba más la idea de estar cerca de Jonás.
-Sí, me gustaría hacerlo!- dije animado, la cara de Jonás y de todo el grupo se iluminó. Jonás me miraba de reojo al mostrarme como se usaba el equipo de rastreo y hasta podía sentir su voz un tanto temblorosa. Los amigos, junto con su papá, salieron afuera a trabajar en un viejo jeep el cual usaban para adentrarse en el monte. Te va a gustar- dijo él sin dejar de mirar sus manos trabajar en los cables de un monitor. Que cosa?- dije yo confundido, él dejó lo que estaba haciendo y me miró a los ojos El ir tras los clanes! Qué pensabas? Jajaja- me dio una palmada en el hombro y siguió con los aparatos. Yo me quedé viéndole trabajar con habilidad y su cabello negro y alborotado cayendo sobre parte de su rostro me pareció de lo más lindo. Me pasas ése cable?- dijo él sonriendo, sacándome de la burbuja en la que estaba. Ehh... Sí, toma - no podía dejar de mirarle, mis ojos buscaban los suyos. Tengo algo en la cara?- dijo él sin despegar los ojos del cableado que conectaba al equipo, yo me sonrojé y me puse muy nervioso. No! No! Para nada! Jeje Perdona- y dije sonriendo bastante nervioso. Yo voy a ver que hacen los demás- le dije y me gire para salir de la caseta. Espera!- dijo él tras de mí. Mi pulso comenzó a acelerarse un poco, en mi espalda sentía nuevamente sus ojos posados en mí fijamente.
Me acerqué de nuevo hasta su lado, ahora era yo quien evitaba su mirada, me sentía desprotegido, vulnerable. Nos quedamos en silencio y no entendía el porqué de su actitud, eso sí, se le notaba nervioso. Querés que te ayude con algo más?- pregunté yo Y esto para qué sirve?- dije tomando un aparato con forma de calculadora. Chris yo yo necesito decirte una cosa- dijo él soltando en la mesa lo que tenía en las manos; sus ojos negros denotaban una gran incertidumbre Que pasa?- dije tratando de aparentar calma. Bueno yo tú, bueno es que - no podía hablar claramente y un rubor se hizo notar en su piel bronceada. No sé cómo decirte esto, pero yo - decía cerrando las manos en puños, estaba muy tenso. Es que en estos días, me di cuenta de que algo no está bien conmigo - su cara de sufrimiento demostraba que no le estaba resultando nada fácil el hablarme claramente, pero aun así yo seguía sin entenderle . Estás bien?- le pregunté, rozando apenas su hombro con mi mano; eso fue suficiente para que se apartara bruscamente, como si le hubiera quemado con el simple roce . No! No estoy bien! No está bien que a un hombre le guste otro!- dijo Jonás y me dio la espalda, yo estaba de piedra sin saber que hacer o decir. Q-Qué?- dije yo con voz temblorosa No está bien que me sienta así- respondió él sentándose en una silla mirando hacia la ventana. Atrás suyo podía verle encorvado, llevándose una mano al rostro, estaba llorando?.
Me acerqué a él, aun dudaba si eso era bueno, pero no podía dejarlo así, necesitábamos hablar. Jonás, mírame por favor - dije parándome a unos pasos de él. Se levantó de la silla y lentamente se volteó a verme. Su enrojecido rostro se encontraba rematado por dos oscuros ojos, que lucían como jamás vi otros iguales: negros, fieros como la más oscura noche sin luna, pero brillando como diamantes por las lagrimas. Jonás - dije en un susurro. Me dolía verlo así, me pesaba demasiado la tristeza de sus ojos. Di un paso y puse mi mano lentamente en su hombro. No es bueno que sienta cosas así, no es bueno que sienta esto por ti- dijo el mirando al piso. Dime, que es lo que sientes, sientes odio? O sientes - dije suavemente Siento amor - dijo él levantando la vista clavando su mirada en la mía. Mi cuerpo quedó tieso, no podía creer lo que dijo. Pude ver como nuestros rostros se acercaban lentamente, con miedo, con cuidado, hasta que pude sentir la calidez y la suavidad de los finos labios de Jonás al posarse sobre los míos. Era tan reconfortante, estábamos unidos por el contacto nada más, su inexperiencia o timidez era notoria, pero yo también me sentía un inexperto en ese instante. La tensión de mi cuerpo desapareció y lentamente fuimos fundiéndonos en ese beso, correspondiéndonos con suavidad y cuidado. Nos separamos un instante y al ver sus ojos negros frente a frente, me vi reflejado en ellos y un amargo recuerdo me invadió: Hernán
Sentí pánico y miedo, y reaccioné como ya lo había hecho la última vez que me vi reflejado en ojos así de oscuros Salí corriendo, los amigos de Jonás, apenas si lo notaron pero yo seguí corriendo sin parar, lloraba en la carrera, repitiéndome a mí mismo Porqué?!?- -Porqué tuviste que arruinarme así!- corría por el sendero que cruzaba el monte hasta dar con el camino de tierra que llevaba hasta nuestra cabaña, me odiaba por no haber sido capaz de arrancarme a Hernán del corazón, me odiaba Corrí el kilometro de distancia que separaba ambas casetas hasta llegar a la nuestra, ahí estaban mamá y Roxana, ambas estaban al parecer empacando. Me acosté en mi cama sin decir palabra alguna y aunque ellas quisieron hablarme, saber que me pasaba, no dije nada Caí en la cuenta de que ya habían pasado tres semanas y en solo dos días habríamos de regresar a la ciudad. Me reprochaba por ser tan débil, me odiaba por no haber sacado de mi corazón a Hernán y haber hecho que el viaje de mis padres haya sido en vano.
El sol se estaba escondiendo tras los cerros que bordeaban el parque y yo me encontraba sentado en afuera de la cabaña, estaba ido mirando el crepúsculo; una bandada de aves formaba una V surcando el cielo anaranjado. Estaba decepcionado conmigo mismo por no haber sido lo suficientemente fuerte como para sacar de mi cabeza al que más daño me hizo y seguir teniéndolo presente como algo importante. Y lo peor de todo, me sentía una basura por haber sido capaz de comparar la bondad de los ojos de Jonás con los suyos, cómo fui capaz de tan siquiera pensarlo pero bueno, ya sólo dos días me separaban de este lugar y la ciudad, allí donde todo era amargo, pero real Estuve a punto de volver a meterme a la casa, cuando vi que emergiendo de entre las sombras del monte, aparecía Jonás, caminaba hacia mí y su rostro se veía serio -Hola - dije yo tratando de aparentar calma, cuando estuvo cerca de mí. Podemos hablar?- preguntó él seriamente. Sus ojos ya no transmitían nada - Bueno - dije yo y comenzamos a caminar, yo iba detrás de él. Ambos caminábamos sin hablar, adentrándonos en la espesura del monte el cual ya se encontraba sumido en una densa oscuridad. Jonás yo yo de verdad que lo siento, lo que pasó allá - - No pasó nada!- dijo él, cortante -No no quiero hablar sobre eso eso estuvo mal.- dijo, su acongojada voz sólo me pesaba más. Jonás, yo soy gay Sé que piensas que esto está mal, pero no es así Eso que pasó fue por algo que sentiste y eso está bien- dije yo con voz pausada, mirando sus buenos ojos apagados Jonás, no tiene nada de malo Yo necesito pedirte disculpas por lo que pasó- le dije apenas tocando su brazo con mi mano, él dio un paso atrás. No vine por eso- dijo fríamente.
Debes saber algo - le dije yo, esta vez suspiré y me acerqué nuevamente quedando frente a frente. Sé lo que pasa- dijo él Sé que no te fijarías jamás en alguien como yo- terminó de decir e hizo un ademán de irse, pero no le dejé, lo aferré del brazo fuertemente e hice que me mirara. Escúchame, por favor escúchame esta vez le dije Llegué a este lugar porque, alguien en la ciudad me lastimó, me lastimó bastante jugó conmigo y me dejó nunca me amó- dije tratando de armar la patética historia de mi no amor buscando las palabras adecuadas Traté de huir de él viniendo a este lugar pero ya vi que es imposible - dije y levanté mi mano hasta acariciar su rostro, cerca de sus ojos Son tus ojos tus ojos son como los de él y cuando estuve frente a ellos sentí miedo mucho miedo, por eso huí- le dije, una lagrima humedecía mi mirada serena -Pero sabes? Nada tienen los ojos de Hernán en comparación a los tuyos - dije sin dejar de acariciar su piel. Perdona por haberte comparado con alguien tan bajo Sólo te pido perdón- dije. Él tomó mi mano y la llevó hasta su pecho, con la otra me limpió una lagrima que escapó furtiva, y con una expresión de comprensión me miró Christian desde que te vi allí en el monte, cerca del arroyo sentí algo raro, algo como lo que ahora siento lo sientes? Preguntó el, apretando su mano en donde se encontraba su corazón, latía intensamente, como si allí hubiera un motor. Jonás - dije yo, ruborizándome y sintiendo una gran culpa Chris, no sé si está bien o está mal, sólo sé que no puedo dejar de pensar en vos y siento que me voy a volver loco - su voz era temblorosa Jonás yo- No terminé de articular la frase, cuando nuevamente sentí la tibieza de los labios de Jonás en los míos. Correspondí y lo abracé por el cuello, pegando más nuestros cuerpos, sintiendo su calor. Nos separamos tras un momento para tomar aire Aun aceptas ir con nosotros?- Preguntó él, realmente casi olvidaba la propuesta de ir tras el clan de coatíes, por lo que no supe que responder en principio Quieres que vaya?- pregunté yo Sabes que me encantaría que vinieras Dijo el ruborizándose de repente Está bien sólo debo preguntarles a mi padres. Vamos?- le dije y el con una media sonrisa me tomó de la mano y nos dirigimos a la cabaña.
Mi padre ya había regresado y también se encontraba haciendo las maletas, -Hola chicos! Jonás, como estas?- preguntó mi papá al vernos. Hola señor, todo bien- dijo Jonás y al mirar todo eso, me miró confundido y preocupado. En la plática que habíamos tenido allá afuera había olvidado por completo que nos iríamos en tan solo dos días y Jonás no sabía nada. Jonás, hijo que bueno verte!- dijo mi madre al verlo Buenas tardes señora, igualmente un gusto verla- Jonás se sentó en mi cama y me seguía con la mirada, yo me dirigí a hablar con mis viejos para contarles acerca de la salida con el padre y los colegas de Jonás al monte. Jonás!! Hey Jonás vení!- escuché que decía Roxana sentada en la mesa, con el radio en la mano y una expresión extraña en su rostro Vení escuchá! Escuchá!- le decía mi hermana a Jonás. Él me miró como pidiendo permiso, yo sólo le sonreí y él se fue a ver que quería mi hermana . Escuchas?- dijo Roxana pasándole la bocina a Jonás, -Es Batman!- dijo ella, Jonás estaba confundido sin saber que decir. Si! Escuchá: es la canción de Batman!!- dijo Roxana con una sonrisa maniática en su rostro, por lo que yo me preocupé un poco Mamá?- le dije a mi madre preocupado Roxana ya te dije que eso es interferencia, ahí no se escucha nada - volteó a decirle mi madre, al parecer ya cansada.
Tras conseguir el permiso de mis padres y una larga lista de cosas que debía tener en cuenta por parte de mi padre, me despedí de Jonás quien se fue antes que oscureciera del todo. Armé un pequeño bolso [justamente aquel que había llevado con las cosas innecesarias para acampar] con todo lo necesario para adentrarme en el monte. Estaba ansioso, pero a la vez era consciente de que debía hablar con Jonás. Me iría en tan solo dos días y no quería hacerlo sufrir, el se estaba enamorando de mí y yo no quería cargar con la culpa de haber sido quien le lastimara el corazón Dios, deseaba haber podido conocerle en la ciudad era en lo que pensaba durante toda la noche que duró mi terrible predicamento.
Un nuevo día llegó y me fui con mi equipo preparado hasta la caseta de Jonás, allí estaban todos ya listos con sus cosas y se alegraron al verme llegar. Jonás me recibió con un apretón de manos y una sonrisa. Su padre me explicó que iban a salir un poco más temprano de lo previsto, ya que recibió un llamado por parte de otro grupo de guardaparques, avisando que vieron una camioneta sospechosa por los alrededores, cerca del camino que lleva al sector en donde suponen están varios clanes de animales, como ser coatíes, monos y otras especies. Por esto, cargaron todo el equipo en el jeep y comenzamos la marcha al interior de la selva. Durante el trayecto, Jonás me dibujaba un mapa mental de todos los lugares de la reserva por donde él anduvo. Realmente llevaba la profesión de su padre en las venas y le encantaba Pasamos por caminos demasiado agrestes y en algunos hasta sentí un poco de miedo porque parecían no ser caminos propiamente dichos, las zonas por las que se adentró ese jeep parecían no haber sido perturbadas por la presencia del hombre jamás y la sensación era indescriptible. Luego de casi cuarenta minutos de viaje, llegamos a un claro y allí decidieron que estableceríamos el equipo, como la tienda de campaña. Ayudé a bajar las cosas, mientras que el padre y los amigos de Jonás armaban el equipo de rastreo.
Antes del mediodía ya estábamos instalados, la carpa o tienda de campaña por un lado y todos los aparatos de localización y rastreo por otro. El plan era rastrillar en tres equipos de dos personas un radio de aproximadamente dos kilómetros, la tarea, según me dijo Jonás, se complicaba porque no era páramo o sabana sino un extenso e impredecible terreno cubierto de espesa selva, con ríos que aparecen de la nada, como así también desfiladeros y pequeños precipicios. Dividieron los grupos y aunque me hubiese gustado acompañar a Jonás, su padre me dijo que a él todavía le faltaban muchas cosas por aprender acerca del monte, así que me tocó acompañar a su padre, Jonás al Negro Carlos, y Beto acompañó al otro biólogo llamado Oscar. Lucio, el padre de Jonás me dijo que llevara el equipo, que consistía en una pequeña antena parabólica, un monitor y un radio Walkie-Talkie; el portaba un rifle a sus espaldas y una mochila con otras cosas. Nos despedimos y quedamos en regresar al campamento en dos horas, para almorzar y ver los resultados. Y comenzamos a caminar la poca costumbre me estaba haciendo muy difícil seguirle el ritmo a Lucio, por lo que varias veces debía detenerme, con alguna excusa tonta, haciendo que el padre de Jonás sólo riera por ello. Mientras caminábamos me explicaba todo, animales, plantas, todo. Era un experto y hasta creí que sabia muchísimo más que mi papá. En distintos puntos del recorrido manteníamos comunicación con los demás por radio, pero infructuosa, el clan que buscábamos no aparecía.
Lucio no perdía las esperanzas, y yo trataba de hacer mi mayor esfuerzo por cooperar, me metía por entre la espesura del monte y salía al encuentro de Lucio, pero sin señales en el monitor. No te vayas a mover, no muevas ni un pelo- dijo seriamente Lucio cuando salí de entre unos arbustos, mirándome a los ojos. Me quedé petrificado, asustado a más no poder, la idea de tener una horrible tarántula o una serpiente venenosa en mi cuerpo estaba por hacer que me desmaye, estaba sudando frio y temblando como una hoja. Lucio acercó su mano lentamente hasta mi hombro y yo cerré fuertemente los ojos, respirando agitadamente. Ahí está - dijo él con aire de satisfacción Por poco y dejo escapar a esta hermosa criatura dijo enseñándome lo que tenía entre sus manos Ésta es la botón de oro, es muy escurridiza y difícil de encontrar jeje- dijo mostrándome una pequeña y hermosa ranita de color amarillo dorado con pintitas naranjas mi vista se nubló y caí desmayado con equipo y todo
Un fuerte olor mentolado me despertó y frente a mí estaba Lucio, con unas hojas en sus manos cerca de mi rostro, -Siempre funciona dijo el sonriendo, mi cara no era la de agradecimiento precisamente . Perdón, siempre me pasa cuando estoy muy nervioso- le dije algo apenado -Hay estos chicos No dejan de sorprenderme - dijo él complaciente.
Christian, cuando regresas a la ciudad?- preguntó Lucio, mientras emprendíamos nuevamente la marcha. Me había tomado por sorpresa la pregunta, pero respondí, -Mañana, tal vez a la tarde - dije cabizbajo, el recuerdo de Jonás me oprimió el pecho. Mmm ya veo - dijo él sin voltear, el iba delante de mí.
Ya se lo dijiste a Jonás?- Preguntó; no sabía cómo interpretar la pregunta se habrá dado cuenta de lo que pasaba entre los dos? No Aun no se lo dije- dije yo Y cómo se lo dirás?- dijo él abriendo paso entre la maleza, con un machete. Como?- pregunté yo confundido
-Si, cómo le vas a decir que te irás - había entendido a lo que se refería y su pregunta me dejó sin saber que decir. Lucio, yo - dije bastante apenado, rogaba porque la tierra colorada me tragase allí mismo. Lo sé Chris, no tienes que apenarte por eso Dijo clavando su machete en la tierra y sentándose en un tronco seco Lo sé y no tiene nada de malo, en serio- dijo y se sacó su sombrero y su cantimplora. No sé cómo voy a decirle No quiero lastimarlo, no quiero que pase por lo que yo pasé- le dije algo cabizbajo. -Mi hijo es fuerte, y lo quiero mucho se fue haciendo un hombre frente a mis ojos y sólo yo estoy muy orgulloso de él- dijo pasándome la botella con agua fresca Desde que te conoció en aquel arroyo, no ha dejado de hablar de vos, se lo veía tan contento nada que ver a lo que era antes, sabes?- dijo rememorando. Le prometí a su madre que siempre haría lo que fuera por verlo feliz, y voy a cumplirle esa promesa- dijo, yo me senté a su lado, no podía decir nada, el saber que me iría y lo dejaría me dolía en lo más profundo. Lucio, yo no quiero que el sufra, no se lo merece - dije yo con un peso en mi alma. Jonás te quiere, y sé que vos también, no es así?- me preguntó el pasando un brazo sobre mis hombros. Sí, lo quiero, lo quiero muchísimo- le dije a punto de llorar. Lo quiero Pero me iré y no hay mucho que yo pueda hacer frente a eso - dije cerrando las manos en puños. Lo sé, sé que lo quieres, y él a vos me alegro que hayas sido vos a quien haya elegido.- dijo mirándome comprensivamente. Sos una buena persona y creo que vas a ser capaz de hacer algo por él- Dijo, y yo le miré bastante confundido. Debemos seguir, ya casi se acerca la hora de volver al campamento.- dijo y se levantó, tendiéndome la mano para ayudarme a parar.
Caminamos nuevamente, esta vez sin hablar de mucho, me quedé pensando en lo que me había dicho, pero caí en la realidad de que era verdad de que no podía hacer nada, mañana estaría de regreso a la ciudad y sabe Dios cuando volvería a ver a Jonás. Tomamos un pequeño sendero que sin notarlo nos llevó hasta donde estaba la tienda de campaña color naranja del campamento, allí estaban ya Beto y Oscar, Jonás no había regresado con el Negro. Su padre se comunicó con él, por medio del radio y le explicó que ya estaba de regreso. Luego de un rato ya estábamos todos allí. Ninguno tenía noticias del clan marcado que buscábamos, pero tampoco había indicios de que los cazadores hayan podido salirse con las suyas, así que aun teníamos cierta esperanza. Almorzamos y luego de eso los más grandes se pusieron a revisar el equipo tecnológico, Jonás y yo nos alejamos y nos fuimos a recorrer los alrededores.
Bordeando un precipicio pasaba un afluente que parecía algo profundo, pero apto para bañarse. Sin pensarlo dos veces Jonás se desvistió y se tiró al agua Vení, está buena!- dijo él, -No hay yacarés? [Especie de cocodrilo de río, pero más pequeña, la especie que habita en el parque es el Yacaré ñato - por su pequeña boca]- dije yo riendo Yacarés? Dijo Jonás Veías mucha televisión en la ciudad jajaja- dijo él echándome agua Los yacarés están en las lagunas- dijo y me hizo señas para meterme. Al estilo bomba me tiré al agua y ambos disfrutamos de su frescura. El agua llevaba un poco de arcilla, por lo que no era cristalina, sino más bien de un color café con leche. En un descuido, Jonás desapareció de mi vista en un momento. Dale, salí de donde estés jajaja- dije yo al no verlo por ningún lado, pero no había respuesta. Jonás?- dije yo sonriendo, pero me estaba empezando a preocupar. Dale, dejá de joder ya me asusté- dije más fuerte, pero aun así no aparecía. Un fuerte impulso que salió desde atrás mío me empujó haciéndome caer al agua, cuando salí allí estaba Jonás al lado mío, riéndose desaforadamente Tu cara!! Jajaja debiste ver tu cara!! Jajaja!!- dijo riéndose a más no poder. Boludo!- le grité entre enfadado y riendo y le empujé al agua, pero ambos caímos en el intento y nuestros rostros quedaron muy cerca el uno del otro. Nos quedamos mirando fijamente y esta vez fui yo quien busqué esa boca, nos besamos de forma suave y lenta, pero tímidamente ambas lenguas comenzaron a emerger y a tomar el control, nos abrazamos y bajo el agua juntamos nuestros cuerpos. El liquido se colaba entre nuestras pieles y la sensación era inigualable; su piel, mi piel, su cabello mojado y el tibio aliento eran una lección a los sentidos que jamás tuve Esto es muy Cliché- le dije sonriendo cuando nos separamos a tomar aire, él solo me miró confuso por lo que acababa de decir, e inmediatamente volvimos a fundirnos en ese beso, nadábamos pero seguíamos unidos por los labios, con mi pierna rocé sin querer su parte baja y sentí una extraña dureza; al hacerlo él dejó escapar un suspiro yo me contuve de hacer algo y seguí besándolo dulcemente, aferrando su rostro con mis manos sintiendo la pureza, la inocencia hecha pasión, era hermoso, era una sensación sublime
Pasamos un rato demasiado perfecto, y cierta culpa intentaba colarse como el agua del río: me iba a ir me iría y lo dejaría, esto parecía una tragicomedia y el guion se escribía en mi contra. Creo que mejor salimos no?- dije yo dirigiéndome a la orilla. Sí, vamos - dijo Jonás. Al salir del agua y mientras nos cambiábamos pude ver de reojo que él se desnudaba de espaldas a mí, su cuerpo era perfecto: moreno, atlético y virginal Yo también me desnudé puesto que tenía otra muda de ropa que ponerme, estaba a espaldas a él. Me puse la ropa interior, cuando siento que un calor me abriga las espaldas Me gustas mucho - dijo Jonás con una voz suave y sincera, posando su labios en mi cuello y abrazándome suavemente por la cintura yo no me voltee a ver, solo incliné mi cuello a un costado y dejé que él dejara allí suaves besos y su tibio aliento, con una mano y los ojos cerrados acariciaba sus cabellos mojados, mientras él devoraba mi cuello a besos. Me giré y con los ojos cerrados nos besamos nuevamente, algunas gotas de agua caían de su pelo y desaparecían en nuestros labios, pero claramente pude percibir el salado de unas lagrimas entre lo dulce del agua de río
-Estás llorando- le dije sin dejar de besarlo. Él se detuvo y me miró Te vas te vas a ir- dijo y sus palabras me dolieron bastantes. Nos separamos un momento y su expresión dolida me caía como un balde de agua fría. Jonás yo - dije, pero el tapó mis labios con sus dedos, -Fui un tonto me dejé llevar por esto y no me di cuenta de lo inevitable- me dijo mirándome a los ojos Tu tienes que volver a tu ciudad supongo que esto es lo que merezco por haberme enamorado así- dijo él con la voz en un hilo No No digas eso, esto no es culpa de ninguno de los dos- le dije tomando su rostro entre mis manos Yo también te quiero y no puedo pensar en lo que será de ahora en mas mi vida sin vos!- le dije y acerqué mis labios a los suyos, él correspondió apenas y no pudo evitar romper en llanto; lloraba como un niño pequeño y con dolor, Dios su inocencia me estaba destrozando y lagrimas comenzaron a bañar mis ojos también, -No hagas esto, por favor Jonás, no lo hagas - le dije sollozando. No quiero que te vayas, te necesito aquí conmigo!- dijo él con el rostro desarmado por el llanto Esto es muy duro y me duele como a vos Jonás, yo te amo- le dije y volví a besarlo, esta vez ambos comenzamos a devorarnos los labios con fiereza; tal vez el sabernos lejos el uno del otro, en cuestión de horas, hacía querer impregnarnos la esencia del otro con cada beso. Mis manos abrazaban su torso y él sostenía con sus manos mi rostro, su lengua danzaba con la mía en un baile que parecían rogar fuese eterno -Jonás! Christian!- escuché que gritaron desde el campamento Nos llaman - le dije a Jonás, quien se separó de mi y en silencio tomó su ropa y terminó de vestirse. Yo hice lo mismo y le seguí.
-Llamaron de la 44 [zona al oeste, a 8km de donde estábamos], dicen que la señal de unas etiquetas se dio por allá- dijo Lucio cargando armas y algunos aparatos de rastreo. Ustedes dos van a tener que quedarse aquí- dijo subiéndose en el jeep Por si llegan a detectar algo por aquí- y nos indicó con el dedo un monitor, antena y uno de esos aparatitos con forma de calculadora. Espero que los encuentren les dije yo, los cuatro se iban y tenían cierta expresión de confianza en sus rostros. Vamos a tratar de regresar lo mas antes que podamos, les encargamos ésta- dijo Beto, poniendo en marcha el viejo jeep, -Bueno, nosotros les avisamos cualquier cosa- dijo Jonás, los cuatro solo sonrieron, tal vez por el orgullo de tener en su equipo a tan buen muchacho. Suerte!- les dije yo levantando mi mano, mientras se perdían entre la espesura del monte.
Nos quedamos solos y la tarde estaba cayendo sobre nosotros, volviéndose el cielo de un color naranja con tintes violáceos. Jonás al ver que estaba poniéndose oscuro encendió hábilmente un fuego, mientras yo conseguía leña de las proximidades, así como unas rocas para sentarse. De mi bolso saqué unos sándwiches que mi mamá me preparó y Jonás puso al fuego una vieja tetera toda abollada, pero aun utilitaria. Tomamos unos mates con los sándwiches y obviando el tema de mi partida, hablamos de distintas cosas. Me contó que aun le faltaba terminar el último año de secundaria, puesto que decidió trabajar con su padre, que seguir asistiendo a clases; pero que le gustaría retomar. Me dijo que su sueño era ser biólogo y así contribuir a la conservación de la flora y fauna del parque, como lo hacía su padre. Ahora decime, como es que alguien que quiere ser biólogo, se pone a apedrear un panal de abejas?- le pregunté yo al recordar el incidente del arroyito, cuando lo vi por primera vez. Eso?... pues - dijo y soltó un suspiro. Es que ese día estaba enojado estaba, como se dice? Decepcionado, eso!- dijo tirando ramitas a la fogata. Decepcionado? Porque?- pregunté yo con curiosidad mientras comía mi sándwich, sentado en una piedra delante suyo. No sé, es difícil de explicar no estaba contento con mi vida ni con lo que hacía, y estaba muy confundido respecto a muchas cosas- dijo él seriamente, algo cabizbajo. Pero después te vi a vos - dijo, esta vez mirándome a los ojos, con una media sonrisa. Te vi y sentí cosas extrañas dentro de mí, y desde ese día no pude dejar de pensarte- me dijo. Me acerqué hasta donde él estaba y me arrodillé en la hojarasca para abrazarlo y acariciar su espalda.
Unos sonidos provenientes del radio nos trajeron a la realidad. Jonás, estas ahí- decía Lucio desde el otro lado de la línea Jonás..?- , Jonás se levantó y contestó Papá, aquí estoy, que pasó?- dijo él. No hallamos al clan, y parece - escuché callar por un momento el padre de Jonás - parece que anduvo la camioneta que dijeron los de la 44- concluyó, yo me sentí mal, Jonás chistó un poco enfadado. Pero vamos a seguir patrullando, vamos a ver si encontramos por lo menos alguna otra [grupa de animales]- dijo Lucio. Bueno pá, espero que consigan algo - dijo Jonás. Yo también después nos vemos hijo- dijo el padre, cerrando con un cambio y fuera.
La noche estaba prácticamente sobre nosotros y no había rastros del padre de Jonás ni sus amigos, recordé su labor y admiré su total entrega en pos de la conservación de esos animales qué grande la ignorancia del citadino, que no se percata de estos detalles, ni siquiera al asombrarse al ver a esos animalitos detrás de una jaula en un zoológico o en la denigrante situación de mascotas en hogares a los que van a parar y que poco atienden sus necesidades, alejándolos de su verdadero hábitat por la mano de delincuentes como esos cazadores Dejamos la fogata encendida, también un farol a querosene y aunque estábamos en pleno verano, se sentía cierto frescor, por lo que nos quedamos todo el tiempo frente al fuego, hablando, recordando cosas de nuestra infancia y charlando de todo un poco, nuevamente el tema de mi partida sólo se hallaba en mi mente y esperaba que allí se quedara, no quería traerlo a presente y estropear tan buen momento, así que me lo guardé. Espérame aquí, voy a traer algo - dijo Jonás y se levantó para ir a la carpa [tienda de campaña] a buscar algo, reí y en mi interior me dije: instrumento de música, una guitarra tal vez y al cabo de un momento regresó con algo metálico y brillante en sus manos, era una armónica; Bingo!" pensé y reí por lo bajo Esto es muy Cliché jajaja!- le dije y él me sonrió, con cara de no saber lo que dije.
Me la regaló mi mamá cuando era chico y me ayuda bastante para no aburrirme- me dijo pasándomela Sabes tocar?- me preguntó
-No, el único instrumento que aprendí a tocar es el timbre- dije, él sólo sonrió. Se la devolví y empezó soplar, posando sus finos labios en el reluciente metal y una suave música comenzó a brotar, como el agua de un vergel. Era una balada, reconocible en cualquier parte del mundo y Jonás la ejecutaba de forma sublime, miraba su escenario: un monte en lo más remoto, sumido en un mágico silencio, con sendos arboles como telón de fondo y un cielo colmado de estrellas que nos observaban en silencio allá en lo alto Cerré mis ojos y me dejé llevar por su melodía, estaba hipnotizado por el sonido y ya no pensaba en nada más mis preocupaciones se iban a lo alto con el humo del fuego frente nuestro, se iban y se desvanecían
Eran las diez de la noche mas o menos, y tras comunicarse varias veces con su padre, Jonás decidió que lo mejor era irse a dormir, ellos tal vez no regresarían sino hasta entrada la madrugada o a la mañana siguiente La carpa era para cinco personas y los sacos de dormir estaban distribuidos en el interior. Nos acostamos quedando frente a frente y ya no charlamos de mucho, sólo nos veíamos sin hablar Él se sacó su camiseta y la luz del fuego fuera de la carpa iluminaba todo de naranja al pasar por la tela, tiñendo su piel de ese color. Yo me senté y me acerqué hasta él y tomé su mano y la posé en mi rostro, acerqué mi rostro al suyo y comenzamos a besarnos, suave, sin prisas, disfrutando de la tibieza de ambos, la humedad de su lengua y la mía se conjugaba en una danza antigua.
Sin despegar sus labios de los míos, comencé a sacarme la camiseta, mi temperatura iba en aumento y al tocar su cuerpo sentí que a él le estaba ocurriendo lo mismo. Me acosté y él se posó sobre mí, pude sentir que temblaba un poco y tocaba mi piel desnuda con cierto miedo, como si fuera algo sumamente frágil Continuamos besándonos y sentí su dureza en mi pelvis, rápidamente y algo torpe, intenté sacarle su pantalón corto, despacio ya que entendía que podía ser su primera vez, así que no quería ponerlo más nervioso de lo que ya podría estar. Bajé su pantalón y me saqué el mío, siempre observando su rostro, sumamente sonrojado. Me deshice de mis pantalones y ambos quedamos en slips, restregándonos los bultos en cada movimiento, su piel estaba ardiendo y yo no aguantaba la excitación; la lujuria se iba apoderando de mí comencé a besar su cuello ligeramente sudado, lamiendo y mordiendo, arrancando leves gemidos a Jonás, quien estaba aferrado a mi cuerpo, como pretendiendo no dejarme ir. Nos desnudamos y nuestros penes quedaron apretujados en nuestro vientre. Sus besos dejaron de acompasarse para ser más bruscos y salvajes, estaba dejándose llevar por mis caricias. Lo recosté y comencé a besar su cuello, mejillas y descendí lentamente por su pecho, dejando un camino de besos y saliva, él suspiraba con dificultad y noté su enhiesto falo apuntando al cielo, lo tomé con mi mano y al hacerlo dejó escapar un gemido. Tranquilo - le dije y comencé a masturbarlo despacio, su respiración era agitada y se retorcía con el placer que le daba mi mano.
Lamí su ombligo y bajé por el caminito de fino vello que descendía hasta su pelvis, miré a los ojos de Jonás y sin dilación me llevé su miembro a la boca, era muy caliente y suave, lo lamí despacio haciendo arquear la espalda de Jonás con cada roce de mi lengua en su glande bañado en pre-seminal, el movimiento era acompasado de arriba abajo, sobando sus huevos con mi otra mano. Sus gemidos se perdían en el sonido del monte, acallados por los ecos de los animales. Me incorporé y volví a besar su rostro y sus labios, sus ojos vidriosos me contemplaban con ternura y agradecimiento y lo abracé por un instante fuertemente. Esta vez yo me recosté y él se arrodilló frente a mí, miraba mi cuerpo desnudo con deseo y duda, dudaba que en realidad estuviera sucediendo con sus manos recorrió mi cuerpo, sintiendo mi piel arder bajo sus manos ásperas y habidas de trabajo, surcando con ellas mi anatomía, se detuvo en mi pene al cual lo tocaba con cierto cuidado, y tras ver mi cara de satisfacción, comenzó a devolverme el favor de la masturbación, lo hacía despacio y sentía su inexperiencia, pero me agradaba. Acercó sus labios a la punta de mi pene y empezó a lamer, lo hacía lentamente, llevándome a la gloria con cada roce de su lengua inexperta, pero intrépida. Rápidamente le cogió ritmo e inició una felación que me hacia delirar, estaba a punto de correrme, necesitaba sentirlo dentro mío, necesitaba que me hiciera el amor
Lo aparté con cautela y lo miré a los ojos Quiero hacer el amor quiero que me hagas tuyo Jonás- le dije y él se sonrojó incluso más de lo que ya estaba. Yo nunca hice esto, no sé como - dijo apenado. Tranquilo - le dije Ven aquí - y lo acerqué hasta mí quedando él entre mis piernas. Volvimos a besarnos intensamente y llevé uno de mis dedos hacia abajo y comencé a dilatar un poco, sin parar de besar a Jonás. Luego de haber podido lubricar y dilatar, le dije a Jonás que lo hiciera, que me hiciera el amor me miró con un poco de inseguridad, pero por fin comenzó a meter lentamente su pene por entre los pliegues de mi cavidad. Estaba más o menos a la mitad y no aguanté mas, me lo clavé en un movimiento un tanto brusco, que hizo que Jonás soltara un sentido gemido. Lo sujeté fuertemente y tras un momento de calma, comenzó a penetrarme, lo hacía despacio, yo ya me encontraba relajado y ahora solo disfrutaba del goce que me estaba dando. Sus embestidas aumentaban su ritmo paulatinamente y mis gemidos se volvían más sonoros y ahogados. Buscó mi boca con desesperación y correspondí salvajemente a los besos que se mezclaban con gemidos. El sudor nos empapaba y el calor que hacía en esa carpa era excitantemente sofocante. Mi piel chocaba con la suya en ese vaivén y yo me sentía próximo al orgasmo, me masturbaba a la par de sus embestidas, gozando como si fuese la primera vez que hacía el amor. Su cuerpo comenzó a dar contracciones, y su rostro cambió a uno de goce absoluto. Sentí en mi interior el calor abandonando el cuerpo de Jonás, vaciándose en mi interior, llenándome por completo. Yo no me contuve mas y estallé en mi estomago bañando nuestros cuerpos en fluidos.
-Te amo te amo con el alma Chris - dijo Jonás besándome tiernamente, con la respiración agitada, para luego desplomarse rendido en mi pecho. Yo acariciaba sus cabellos y lo sentía dormir tranquilo encima de mí. Mis ojos no pudieron evitar llenarse de lágrimas lágrimas de dolor por tener que abandonar a aquél hermoso muchacho que me amaba y al cual mi corazón correspondía No quería irme y destrozarlo con mi partida, pero no podía hacer nada al respecto, sólo unas cuantas horas y me iría para no saber cuándo volvería a verlo. Lloré amargamente y en silencio, ahogando mis sollozos para no despertar a Jonás quien dormía relajadamente sobre mí, con una expresión de paz y serenidad envidiable. Deseaba dormir y fundirme con él y no separarnos jamás, ser dos espíritus eternos y rondar por entre los senderos escondidos de ese monte imperturbable por siempre juntos El sueño se fue apoderando de mí y las lágrimas se secaron en mi rostro, el fuego se consumía afuera de la carpa así como la noche que se iba desdoblando en el indescifrable sonido de la naturaleza pura.
Un intenso y extraño sonido me despertó, era un fuerte Bip-Bip que sonaba de forma irregular. Me desperecé y estiré mi cuerpo, Jonás dormía a mi lado, desnudo y acurrucado; miré de donde provenía el sonido y noté que era del aparatito con forma de calculadora. Jonás?... Jonás, despierta- le dije a Jonás quien dormía plácidamente, meciéndolo. Que.. Qué pasa?- dijo él sin saber muy bien donde estaba ni qué sucedía. Me vio y me sonrió sonrojándose levemente, al vernos desnudos, y tal vez recordando lo de la noche -No sé qué pasa, esto está sonando desde hace rato - dije yo mostrándole el aparato que tenía una luz titilante y el bip-bip sonando sin cesar. Él se incorporó, a la vez que comenzaba a vestirse al igual que yo, ambos miramos el aparato y a él se le dibujó una radiante sonrisa, se le iluminó el rostro y me miró. Es es un clan! Están aquí! Dijo y salimos de la carpa. El sol se asomaba apenas entre blancas nubes y el calor ya era notorio. Jonás con el aparato en mano buscaba la dirección de donde provenía la señal del artefacto la cual sonaba intensamente y de unos matorrales comenzaron a emerger uno, dos, tres hasta 10 coatíes! Todos con sus colas largas y anilladas en alto, acercándose sin miedo hasta nosotros, olfateando el aire y hurgando entre nuestras cosas. Jonás miró nuevamente la pantalla del aparatito Son ellos, es el clan que anduvimos buscando!- dijo muy emocionado, su cara desbordaba de alegría, los cazadores no se salieron con la suya y la numerosa familia de animalitos se salvó. El dejó los aparatos por ahí y me abrazó, estaba demasiado feliz y por un momento nos olvidamos de todo, quedándonos abrazados diciendo sin palabras lo que sentíamos con ese gesto. Nos separamos por el sonido del radio, el cual llamaba a Jonás. Papá, son ellos! El clan está aquí, se salvaron!- decía Jonás a su padre. Gracias a Dios hijo nosotros tuvimos que quedarnos en la base 44 porque no encontramos la camioneta y ya pensábamos lo peor - dijo Lucio en un tono tranquilo Gracias hijo, sabíamos que podíamos confiar en ustedes dos concluyó el padre de Jonás, yo me sentía feliz al igual que ellos.
Lucio, al igual que el resto de los muchachos, quedaron en que regresarían al cabo de unos minutos, Jonás y yo nos quedamos en el campamento con los animales, viéndolos juguetear entre ellos y comer algunas migajas de lo que quedó de mis sándwiches. La hora se acercaba y no quería pensar en ello -Vamos a bañarnos le dije a Jonás el cual me siguió con una sonrisa. Nos desvestimos y nos tiramos al agua, estaba fresca y chapoteamos tranquilos. Luego nos tendimos sobre unas toallas en la orilla mirando al cielo, oyendo a nuestras espaldas a la familia de coatíes correteando seguros en el campamento. Nadie decía nada, solo estábamos mirando grandes nubes blancas pasar. Jonás comenzó a silbar una extraña melodía, era suave y algo melancólica y me provocaba una sensación extraña -Como se llama esa canción?- le pregunté sin dejar de mirar las nubes pasar. No es una canción, es sólo una melodía que silban los nativos- dijo el mirando el cielo también. Qué significa? Pregunté yo La silban cuando dos personas se separan, para que vuelvan a juntarse y no se pierdan- dijo él con serenidad; yo voltee a verle Te amo - dije en un suspiro, mientras veía a mi chico mirar al cielo y furtivas lagrimas caían por los costados de sus ojos. No, yo te amo, te amo desde el primer día en el que te vi- dijo con la voz temblorosa, pero a la vez segura.
Se levantó y se coloco encima mío y comenzó a besarme suavemente, con un poco más de habilidad y seguridad y abrazando mi cuerpo me levantó para fundirnos en un fuerte abrazo, seguido de mas besos. Te amo Chris, te amo y haría lo imposible por tenerte siempre conmigo - dijo el recostándose en mi cuello y suspirando. Yo también te amo, sos lo más puro y real que me pasó en la vida te amo Jonás- dije acariciando y dejando besos en su fuerte cuello. Unas gotas comenzaron a mojar mi piel desnuda, ya seca por el sol que había hasta hace unos instantes, antes de que se tapara completamente por esas pesadas nubes blancas. No les di importancia, yo seguí abrazando y besando a Jonás, pero luego una lluvia comenzó a caer sobre nosotros, bañándonos, sin importar que el agua nos estuviera mojando seguimos besándonos desesperadamente, hasta que la lluvia cesó y tímidos rayos de sol comenzaban a desarmar las nubes que trajeron consigo esa inesperada tormenta. Tormenta de verano - dijo él, mirándome con una sonrisa -Viene, transforma todo y se vá - concluyó. Sos mi tormenta de verano - dijo acariciando mi rostro. -Llegaste a mí y me transformaste por completo y así también te irás - concluyó abrazándome con fuerza. Te amo, te voy a extrañar muchísimo, sabes?- dije yo acariciándole la espalda. Nos quedamos abrazados escuchando el trinar de las aves, en silencio sollozando los instantes que nos quedaban de la compañía del otro.
Escuchamos el ruido un motor y nos fuimos al campamento, los hombres ya habían llegado y su sorpresa fue grande al comprobar que efectivamente el clan que andaban buscando era el que se encontraba allí frente a ellos. Buen trabajo chicos, de verdad lo hicieron muy bien- dijo Lucio, dándonos una palmada a ambos en el hombro . Bueno, a cargar todo, que nos vamos a la cabaña!- dijo el negro Carlos, comenzando a desarmar el equipo tecnológico. Jonás y yo desarmamos la carpa. Al cabo de unos minutos ya habíamos guardado todo y luego de que el padre de Jonás confirmara a la base más próxima, la ubicación de los animales, comenzamos la marcha de vuelta a la cabaña. Durante el recorrido, Jonás posó una mano en mi pierna, lo dejé y acaricié su mano.
Llegamos y me quedé todo el tiempo cerca de Jonás, Lucio al parecer entendió por mi expresión que ya era hora de irme y me llamó para hablar conmigo a solas a un costado de la cabaña. Se lo he dicho - dije un tanto cabizbajo. Lucio, lo quiero mucho, pero debo irme - él acarició un hombro y me miró con comprensión Voy a dejar que se vaya también - dijo él, yo no entendía a qué se refería. Voy a hacer que regrese a la ciudad para que termines sus estudios y comience una carrera voy a brindarle la oportunidad de ser alguien- dijo seriamente, yo estaba un poco sorprendido por sus palabras.
Estás dispuesto a esperarlo? Estás dispuesto a acompañarlo en su nueva travesía, allá en la gran ciudad?- me preguntó el mirándome a los ojos. Sí!- le dije Estoy dispuesto a hacer eso y mucho más - el saber que Jonás iría a la ciudad me emocionaba muchísimo, el tenerlo cerca, el compartir con él mi vida
- Será el año que viene, aun me falta conseguir un poco de dinero para no dejarlo a la deriva, y también arreglar los detalles de los colegios y la universidad agregó Lucio
Esperarías por él?- me preguntó. Sí, esperaré el tiempo que sea necesario- le dije
Te lo agradezco mucho hijo, espero que te vaya muy bien en la ciudad Gracias por ser tan bueno con Jonás, su madre te lo agradecería - dijo el abrazándome inesperadamente, yo me contuve las ganas de llorar.
Creo que ya es hora de que me vaya, mis padres me deben de estar esperando ya - dije y me dispuse a irme Un gusto haberte conocido, y a los muchachos, me divertí mucho aprendiendo con ustedes- le dije a Lucio estrechando su mano con seguridad
Lo mismo digo Christian, espero que volvamos a vernos alguna vez- dijo él, correspondiendo al gesto Cuenta con ello- dije y me dirigí dentro de la caseta para despedirme de todos y pedirle a Jonás que me acompañe hasta mi cabaña. Saludé a todos; al negro, a Beto, a Oscar y de nuevo a Lucio, agradeciendo por su amabilidad y hospitalidad. Jonás me hizo un gesto para que vayamos saliendo y tomamos el camino en dirección a mi cabaña.
Caminábamos en silencio, no quería estropearlo con algún comentario inoportuno. Yo lo miraba de reojo y vi que estaba calmado y con una expresión tranquila. Cruzamos todo el monte y llegamos al claro en donde nos vimos por primera vez. Él tomó mi mano y me acercó a su lado. Lo abracé y comenzamos a besarnos, con suavidad y pasión mezcladas, no queríamos separarnos, no queríamos dejar ese paraíso terrenal en donde nació el amor entre nosotros, no queríamos sellar un pacto para volver a encontrarnos en las mismas circunstancias, amándonos de igual forma. Su respiración entrecortada parecía un sollozo apagado, mis ojos se bañaron en lágrimas, pero seguí besándolo con amor, con ternura. En mi estaba la idea de que volvería a verlo, por eso estaba en cierta forma en paz conmigo mismo, iba a ser cuestión de tiempo para encontrarnos nuevamente; su padre me prometió eso y yo le prometí esperarlo, así que sólo debía esperar a que el tiempo cumpliese con su parte Pero aun así, el separarme aunque sea temporalmente de él, me dolía
-Te voy a extrañar - dijo él, acariciando mi mejilla.
-Yo también te quiero mucho Jonás, de verdad te amo - dije abrazándolo.
-Volveremos a vernos, estoy muy seguro de que volveré a estar con vos- dijo con mirada tranquila, acariciando mi espalda.
-Y yo voy a estar ahí para vos - dije, dejando un beso en sus labios.
-Esa vez, serás vos mi tormenta de verano, y voy a estar esperándote con las mismas ganas de siempre- dije y comenzamos a caminar en dirección a mi cabaña.
Al llegar, mamá, papá y Roxana ya estaban guardando todo el equipaje en el auto. Al vernos llegar se alegraron, tal vez entendieron lo que pasaba entre Jonás y yo, por lo que sólo sonrieron y lo saludaron cordialmente, despidiéndose de él. El correspondió y le agradeció a cada uno por todo. Mi corazón se encogía al ver esa expresión en su rostro, de resignación y tristeza, mientras le extendía mi número de teléfono y la dirección de mi casa en un papelito. No quedaba más por hacer, mamá y papá ya estaban en el vehículo, al igual que mi hermana con su celular en mano. Me acerqué hasta Jonás, el cual me miraba con una sonrisa dibujada, los ojos brillosos y respirando fuertemente.
-Ya es tiempo, no?- dijo él mirándome a los ojos.
-Te amo - dije yo estando frente a frente.
-Te amaré cada día, hasta que llegue el día que nos volvamos a ver - dijo él tomando una de mis manos.
-Y yo te esperaré- le dije abrazándolo fuertemente Así nos quedamos por un largo rato, pero entendí que si seguía así, no podría irme al final Me separé de él y caminé hasta subirme al auto. Papá notó la tensión que había en el ambiente, por lo que hizo lo más sabio, puso en marcha el vehículo, tocando la bocina a modo de saludo. Jonás se quedó allí parado, en medio del camino viendo como el auto comenzaba a perderse por el camino, lentamente, llevándome, llevando su corazón
Por la ventanilla lo veía allí, quieto, parado, desdibujándose por la distancia y mi corazón dio un suspiro que repercutió en lagrimas en mis ojos, lagrimas que sabían dulces y amargas
Salimos hasta la ruta, a comenzar el camino que nos llevaría a casa, nuevamente miraba los postes de luz y los kilómetros pasar, pero esta vez la tristeza no era protagonista de mis pensamientos, Hernán era ya un mal recuerdo; Jonás de ahora en más era mi presente y futuro. Sequé mis lagrimas y vi que Roxana saltaba en su asiento de la alegría, ya tenía señal y los mensajes de su novio caían como goteras miré a mis padres adelante y les dije -Mamá, papá muchas gracias, de verdad - ellos voltearon a verme sonrientes De nada hijo, ahora ya podemos estar tranquilos al verte mejor- dijo mamá.
De ahora en adelante ya tenía un propósito, tenía un ideal, algo firme y tangible, por lo que esperaría el tiempo que sea necesario Tenía a Jonás, y sólo debía confiar en que ahora sólo era cuestión de tiempo, para volver a escuchar la melodía que silbaba Jonás, para volvernos a encontrar, como esas almas que siempre estarán juntas si, esa melodía traerá consigo mi tormenta de verano
FIN [?]
Por si no saben que son los coatíes o algunas de las cosas que mencioné en la historia, aquí les dejo unas imágenes a modo de guía visual :-P
[ http://www.arteyfotografia.com.ar/contenido/ ] Tierra Colorada Misionera
[http://1.bp.blogspot.com/-Rjq15dZD_Pk//a>] Coatíes
[ http://www.sitiosargentina.com.ar/images/Ac511_52.jpg ] Mate
[ http://www.misionesonline.net/uploads/fotos/2003/fotos/foto2/45061_2.jpg ] Reserva Misiones