Tormenta de fuego
Empieza una historia de amor y fuego.
Tormenta de fuego
HÉCTOR
Me llamo Héctor si como el héroe de Troya, mi nombre no es santo de mi devoción, pero a pesar de todo tuve suerte, la idea inicial de mi padre era llamarme Aquiles, os imagináis me habrían sacado cantares.
Mi padre era bombero y mi madre paramédico, así fue como se conocieron, según me contaron mi padre era un temerario que no tenía miedo a nada, eso cambio cuando conoció a mi madre, ese hecho le volvió más cauteloso y dejo de arriesgarse en cada incendio.
Mi padre nació sin familia, sus padres le vendieron a cambio de drogas, de no ser por una redada realizada por la policía podría haber acabado muy mal, el padre de Anselmo que entonces era capitán de bombero se hizo cargo del mejor amigo de su hijo, desde e el ese mismo momento decidió que seria como ese hombre y se convertiría en bombero, Anselmo y el trabajado duro y fueron ascendiendo hasta convertirse teniente y subteniente.
Tuvieron un feliz matrimonio de diez años hasta que se truncó una fatídica noche donde mi hermana contaba con ocho años y yo con seis, esa noche llamaron de que se había declarado un incendio en una empresa de productos químicos, todo hacia indicar que el dueño asolado por las deudas provoco el incendio para cobrar el seguro, mi padre entro con sus hombres y mi madre para curar al empresario responsable del incendio.
Mi padre y sus hombres hicieron lo que pudieron, pero el incendio les rodeo dejándoles sin salida, según nos contó Anselmo aquella noche esos bomberos y nuestra madre se enfrentaron a lo que se llama una tormenta de fuego, el fuego alimentado por los productos químicos calentó de sobremanera el aire que se encontraba encima de él, eso hizo que ese aire subiera rápidamente, el aire frió del área circundante ocupo él vació dejado por el aire caliente creando vientos que reforzaban las llamas y les alimentaban de oxígeno creando una tormenta de fuego capaz de mantenerse sola con una temperatura de 2000 grados por el constante flujo de oxígeno.
Una trampa mortal de la que no hay salida, esa noche dormimos en casa de Anselmo y su esposa Tere hacia un año que se habían casado, intentaron tener hijos, pero Anselmo era estéril y decidieron que en el futuro si no había solución adoptarían pues su mayor sueño era ser padres, su sueño se hizo realidad, pero de la forma más cruda y dolorosa, esa noche Anselmo perdió a su hermano y hermana porque así consideraba a mi madre.
Anselmo y Teresa han sido unos buenos padres, para mí y para Noelia son nuestros padres, nunca nos faltó de nada, pero sobre todo de cariño, en esa casa de eso no flato nunca, mi hermana llego del instituto una tarde toda magullada, se había peleado porque le llamaban marimacho, la verdad que tenía mala leche, pero de marimacho nada.
Con diecisiete años media un metro setenta y cinco, tenía el pelo rubio y los ojos color miel igual que nuestra madre, era su viva imagen, Anselmo y Teresa la abrazaron hasta que se calmó y le dijeron que no pasaba nada que ellos la apoyarían, mi apoyo incondicional lo tenía desde el principio así que el disgusto se le fue pasando, Anselmo le comento a ver si era guapa esa chica por la que se había peleado y nos enseñó una foto, se llamaba Sandra y eras una preciosidad, sé su misma altura piel morena, pelo negro hasta media espalda y unos ojos marrones oscuros preciosos, confesaré que durante un tiempo fue mi amor platónico y secreto, la verdad que era una chica genial, se fue integrando en la familia y siempre me he llevado genial con ella, es una cuñada de las buenas.
En cuanto a mí, mido un metro ochenta y cinco físicamente estoy muy bien por el entrenamiento para ser bombero, pero de cara la cosa no es tan buena, mientras Noelia saco las facciones de mama, yo saque las de papa que no están mal, pero ni comparación vaya, mi pelo era de un rubio más oscuro y mis ojos eran verdes.
Si decidí hacerme bombero como mis dos padres y Noelia decidió hacerse paramédica como mama, creo que fue nuestro homenaje, Anselmo no estaba muy de acuerdo pues prometió a mis padres que si les ocurría algo él cuidaría de nosotros y dejándonos ser bombero y paramédico rompía esa promesa, pero decidió que mejor apoyarnos y estar ahí para cuando necesitáramos ayuda y consejo, pase las pruebas y me convertí en un novato de bombero, el comandante me puso a cargo de Anselmo, era el que mejor me conocía y el hombre en quien más confiaba, Anselmo trabajando no era como en casa, en el trabajo era rectos, pero justo, te decía las cosas claritas cuando te pasabas de listo, pero también cuando hacías las cosas bien.
La primera noche la, líe parda, había heredado los genes de mi padre y sobre todo su impaciencia, me creía el mejor y cometí un error que de no haber estado Anselmo y sus hombres allí yo no habría salido con vida, Anselmo me llevo a un costado y me echo una bronca de la ostia, merecida por supuesto esa noche aprendí que los bomberos juegan en equipo guardándose las espaldas los unos a los otros, las individualidades en este trabajo pueden costarte la vida.
Con veinte años y mi hermana y Sandra con veintidós, ya nos habíamos asentado en ese parque de bomberos, yo obtuve el grado de bombero, tendría que esperar tres años para optar al grado de cabo y mi hermana y Sandra pasaron de prácticas a ayudantes, no pasaban inadvertidas en el parque, pero pronto dejaron claro a todos los hombres lo que había besándose, todos se llevaron una decepción y su jefa tuvo que salir del parque para que no la vieran reírse, Anselmo no se cortó ni media se rió a mandíbula partida de todos y cada uno de ellos, yo apreté los dientes que una cosa era Anselmo siendo teniente y yo siendo el último en aterrizar allí.
En ese parque trabajaba la hija del comandante, a mí me gustaba muchísimo, la invitaba a cafés a cenar, al cine, siempre me contestaba con dos suaves cachetadas en la cara y una sonrisa, pero cuando algún tío cachas de esos que le gustaban le hacía daño entonces sí que se acordaba que yo existía, en aquel entonces yo era un pagafantas de tamaño fábrica, Noelia llego un momento que me llamo la atención.
Noelia- ¿Héctor no te das cuenta de que solo te hace caso cuando a ella le interesa?
Yo- Lo se hermana, pero me gusta y de esta forma sabe que existo.
Noelia- ¡Lo único que sabe es que eres gilipollas y un melón!
Sandra también entró en la conversación, dejándome claro que estaba en la misma onda que mi hermana.
Sandra- Julia solo tiene ojos para los malotes, se acerca a ti cuando le han hecho daño y te usa como paño de lágrimas, de esa manera jamás se fijara en ti.
Yo- ¿Entonces que puedo hacer Sandra?
Sandra- ¡Que se busque la vida, hazte respetar Héctor!
Tome nota he intente hacer lo que Sandra había sugerido y dio resultado durante un tiempo, parecía que empezaba a mostrar interés en mí, eso fue hasta que llego uno nuevo al parque.
Un bombero que parecía salido de un desfile de modelos, era alto guapo y fuerte, yo a su lado parecía la rana Gustavo con resaca, ese viernes había quedado con Julia para cenar, llevaba esperándole una hora cuando le llame.
Yo- ¡Julia que pasa, llevo una hora esperándote!
Julia- Lo siento Héctor, no me encontraba bien me he echado a la cama y me he quedado dormida, ¿lo dejamos para otro día?
Llame a Noelia y Sandra, no me apetecía cenar solo y como iba a pagar yo a quien mejor que a mi hermana y mi cuñada, estas aceptaron encantadas, menos mal que quede con Julia dos horas antes de ir al restaurante, si no habría perdido la reserva.
Las dos vinieron guapísimas cenamos muy bien y después decidimos salir a tomar unas copas, me llevaron a un local al que solían ir ellas decían que estaba de moda, al entrar la música estaba a tope no escuchaba ni mis propios pensamientos, pero esa incomodidad pronto fue superada por otra mucho mayor, en la pista del baile se encontraban Julia y el nuevo besándose, Noelia se cabreó muchísimo e hizo amago de ir a cantarle la gallina pero la detuve.
Noelia- ¿Qué haces Héctor?
Yo déjalo estar Noé, ella y yo no tenemos nada y es libre de hacer lo que quiera, esto me vendrá bien para dejar mis fantasías a un lado y centrarme en lo que más importa.
Decidimos irnos a otro local antes de que julia nos viera, pero tuvimos la mala suerte que se giró quedando enfrente de nosotros imposible no vernos, se quedó blanca y agachando la cabeza se empezó a acercar a nosotros.
Noelia- ¿Qué hace?, ¡no estará pensando venir hasta aquí!
Sandra- Tranquilízate cariño.
Julia por fin llego hasta nosotros, mi saludo fue distante y frió, vale que no tuviéramos nada, pero si no vas a aparecer porque prefieres estar con el bombero nuevo, llamas y cancelas la cita con la verdad por delante.
Julia- Lo siento Héctor, me ha llamado Roberto y ya me encontraba mejor y no le quería hacer el feo.
Yo- ¡Claro, has preferido hacerme el feo a mí, no pasa nada Julia no me debes ninguna explicación, que seas muy feliz con él!
Me di la media vuelta dejándole con la palabra en la boca y me fui agarrado de los brazos de mi hermana y Sandra, pasamos una noche genial una vez pasada la decepción principal, decidí pasármelo bien y así lo hice, pero al día siguiente me desperté en la casa que Noé y Sandra habían alquilado, abrí los ojos y menudo resacon, creo que nos bebimos todo el tequila de México y alrededores, me invitaron a comer y acepte no tenía ganas de llegar a casa y prepararme nada para comer, me pegue una ducha y me metí pastillazo de ibuprofeno para el dolor de cabeza, cuando aterrice en la cocina allí estaban las dos bailando y cantando.
Mi hermana y Sandra no eran humanas, las deje y me fui a la ducha a ver si me quitara ese embotamiento de cerebro que tenía, al rato escuche el timbre, pensé que sería algún vecino o algo, salí de la ducha y me puse un pantalón cómodo y una camiseta, cuando aparecí en el salón se encontraban, Noé, Sandra y una diosa con forma de mujer que casi hace que me ahogue, se me olvido hasta respirar, era una mujer de la misma edad que ellas, pelirroja con el pelo rizado, ojos azul cielo preciosos, un cuerpazo y una sonrisa que me dejo tonto del todo.
Noelia- Miriam, te presento a mi hermano Héctor.
Miriam- Hola Héctor encantada.
Yo- Encantado estoy yo, perdona que no sé ni lo que me digo (risa nerviosa).
A Miriam le hizo gracia, yo me quede hechizado por su belleza, pero además era una mujer majísima, muy lista y teníamos muchas cosas en común, la comida fue muy bien tanto que se me quito hasta la resaca.
Antes de que se fuera me despedí de ella con dos besos y utilizando de todo mi valor le pedí el número del móvil, ella me lo dio encantada y con una sonrisa yo percibía que le había gustado, pero también me pareció lo mismo con Julia y mira el resultado ese sentido mío estaba bastante atrofiado.
Esa noche me tocaba guardia en el parque de bomberos, como estaba siendo una noche tranquila pensé en ir al almacén para ordenarlo un poco que la gente era muy dejada, cuando entreví que había luz en una salita del fondo donde tenemos el botiquín y una camilla, según me iba acercando los sonidos que escuchaba eran cada vez más familiares, en ese cuarto había dos personas follando como yo me llamaba Héctor.
Me acerque al mejor estilo ninja sin hacer ruido y haciendo el ridículo menos mal que estaba solo y colocándome contra la pared mire hacia dentro, dentro estaban Julia y Roberto, Roberto estaba apoyado contra la mesa y julia de rodillas con su polla metida en la boca haciéndole una mamada de campeonato, Julia estaba en bragas y sujetador y la verdad que estaba buena, pero comparándola con Miriam perdía en todo, otra vez pensando en Miriam esa mujer me había colado, pero bien adentro, seguí mirando el espectáculo Roberto cada vez era más brusco y metía su polla con más fuerza en la boca de Julia provocándole arcadas, en un momento dado Roberto coloco las dos manos en la cabeza de Julia y metió su polla hasta el fondo, me pareció ver un bulto en la garganta de Julia y entonces Roberto empezó a bufar como un toro, se estaba corriendo en la misma garganta de Julia mientras esta apenas podía respirar.
Cuando Roberto termino de correrse, saco su polla de la boca de Julia y esta le empujo rabiosa-
Julia- ¡Eres un maldito carbón!
Roberto- Venga ya putita si te ha gustado, ven que tengo más para ti.
Julia cambió su cara de cabreo por una sonriente, sé bajo las bragas y se sentó en la camilla (os lo juro no volveré a ver esa camilla de la misma forma, si alguna vez me toca tumbarme allí, la limpiaré primero con el desinfectante más fuerte que encuentre), Julia se abrió de piernas y pude ver por primera vez su coño, este estaba hinchado y muy brillante, Roberto se agachó y metió su cabeza entre las dos piernas, Julia no tardo mucho en correrse, entonces Roberto se levantó y metió su polla en el coño de Julia sin condón ni nada, las embestidas eran fuertes y Julia parecía estar en el cielo, pero de lo que me di cuenta es que a Roberto le estaba costando mucho no correrse y paso lo que tenía que pasar, que no pudo aguantar más y se corrió en el coño de Julia y si avisar siquiera.
Julia se levantó cabreada y le dio un empujón llamándole otra vez de todo, pero en cuanto Roberto abría la boca julia se le pasaba el cabreo, Julia me decepciono bastante, había preferido a un tío rancio con un envoltorio bonito, que le aprovechara, yo me puse a lo mío, estaba doblando bien las mangueras cuando salieron del cuarto.
Julia se quedó blanca, Roberto me miro con cara de superioridad y me dijo.
Roberto- Así novato, recógelas bien.
Yo- ¡El novato eres tú, que no se te olvide!
Roberto- ¡Cómo dices!
Roberto se me encaro, yo no me acobarde, y le plante cara, Julia tuvo que meterse entre los dos para separarnos, saco del almacén a Roberto y me pidió disculpas, yo no conteste, pensé que menos mal que había conocido a Miriam que si esto llega a suceder unos días antes mi moral hubiera acabado por los suelos.
Las semanas fueron pasando, cada día hablaba con Miriam, parecía que mostraba interesa sí que me lance a la piscina y decidí invitarla a cenar.
Yo- Hola Miriam, me preguntaba si te gustaría cenar conmigo.
Miriam- Hola Héctor, tengo estos días liados, pero el viernes estaré encantada de salir a cenar contigo.
Respire aliviado cuando dijo que tenía estos días liados pensé que me estaba dando calabazas del tamaño de un estadio de fútbol, pero para mi más grata satisfacción acepto cenar conmigo, nos despedimos y me dijo que el viernes la recogiera a las siete y eligiera yo el restaurante, una vez colgada la llamada me puse a bailar como el Bruce Willis en el último boyscout.
Estaba tan emocionada que no me di cuenta de que estaba haciendo movimientos que daban vergüenza ajena y una risa me saco de mi ensimismamiento, eran Noé y Sandra que se descojonaban de verme hacer el ridículo, pero esta vez aparte de ponerme rojo como un tomate, tenía una sonrisa de oreja a oreja.
Noé se acercó y me pregunto.
Noelia- ¿A qué viene tanto entusiasmo hermanito?
Yo- Miriam me ha dicho que si cuando le he invitado a cenar.
Sandra- Enhorabuena Héctor, no es porque Miriam sea nuestra amiga, pero es una chica genial.
Mi hermana y Sandra fueron hasta el cuartucho donde semanas atrás vi follar a Julia y Roberto, entonces escuche decir a Noé.
Noelia- Joder que asco, alguien ha estado follando aquí está manchado de flujo y semen, ¿tú sabes algo hermanito?
Yo- Yo no, pero podrías preguntárselo a Julia, el otro día que tenía guardia le pille aquí follando con Roberto.
Sandra- Lo siento Héctor (triste).
Yo- Yo no, ahora tengo otra mujer en mente, que Julia haga lo que quiera, y de lo que hemos hablado aquí chitón, que luego si no me la cargo yo.
Llego el viernes, cuando fui a recoger a Miriam estaba preciosa, yo parecía el patito feo a su lado y eso que me había puesto americana y todo, pero esta mujer estaría guapa hasta con un chándal del Lidel, la cogí del brazo montamos en mi coche y nos fuimos al restaurante que había elegido, elegante, pero que podía pagar con mi sueldo.
La cena estaba siendo muy amena, Miriam era una interlocutora estupenda, nos hicimos reír el uno al otro y todo marchaba estupendamente hasta que me sonó el móvil, no pensaba cogerlo, pero al ver el nombre de Anselmo pensé que sería algo grabe.
Anselmo- Rector tienes que venir enseguida (muy preocupado)
Yo- ¿Qué ha pasado Anselmo?
Anselmo- Son Noé y Sandra, han entrado a socorrer a un herido de un incendio y aunque el incendio estaba controlado el edificio ha cedido y se han quedado encerradas dentro.
Me quede muy preocupado, mire a Miriam y le dije.
Yo- Tendremos que dejar la cita para otro momento, Sandra y Noé están en problemas.
Salimos del restaurante y abrí el maletero, me empecé a poner el traje de trabajo y entonces Miriam cogió mis llaves y me dijo.
Miriam- Yo conduzco, así podrás ir vistiéndote por el camino.
Eso hicimos, cuando llegamos, los dos salimos del coche, había una cinta de no pasar, le dije a Miriam que no pasara de ahí y me acerque a Anselmo, cogimos todo el material y nos fuimos para dentro del edificio, Roberto se apuntó en cuanto vio a Miriam, el incendio se había descontrolado un poco, pero lo que más nos preocupaba era la estabilidad estructural, empezamos a subir las escaleras, había mucho humo y se veía muy poco, cuando llegamos al piso donde estaban Noé y Sandra nos abrazaron a los dos, tenían el oxígeno casi acabado.
Les dimos la bombona de reserva con dos caretas y cogimos al Herido en una camilla, el edificio empezó hacerse pedazos, por suerte donde estábamos nosotros seguía intacto, cunado los temblores cesaron empezamos a movernos, Roberto habría la marcha, los temblores empezaron otra vez y este entro en pánico, se paralizó, Anselmo le dijo que se quedara atrás y fui yo quien fue abriendo camino, Sandra cogió el otro lado de la camilla y empezamos a avanzar, vimos que las escaleras eran muy inestables y decidimos pedir una escalera mecánica, acercaron el camión y salimos por allí, el herido estaba muy grabe había respirado mucho humo, pero tenía muchas posibilidades de salir de esta por el gran trabajo de mi hermana y Noé, yo me encontraba en la ambulancia para que me curaran la herida que me hice en el brazo con un saliente cuando estábamos subiendo, Cuando terminaron fui a buscar a Miriam que vino corriendo al verme, estaba llorando.
Miriam- ¡Creí que se os había caído el edificio encima, me he asustado muchísimo!
Yo la abrazaba fuerte y le besé en la cabeza, nos separamos y ocurrió para cuando nos dimos cuenta nos estábamos besando.
Continuará.