Toribio y las sobrinas de su mujer.- Capítulo 5

Todos los personajes de la historia reconocen al final su rol y asumen sus consecuencias sin ningún impedimento.

Toribio y las sobrinas de su mujer.

Capítulo 5 y último

Mariana se quedo completamente anonadada por la reacción de sus sobrinas, es lo último que esperaba de ellas, incluso le habría parecido más lógica una reacción violenta con insultos y recriminaciones contra sus madres, contra Toribio e incluso contra ella misma por haberlas escondido sus verdaderos orígenes. Pero ahora miraba atónita como Bárbara cabalgaba con verdadero ímpetu a Toribio mientras Ana Aurelia se había colocado a horcajadas sobre la cara de su esposo y le restregaba su húmedo coño por toda la cara, y comprobaba como este aceptaba a ambas con verdadero placer acompañando en el ritmo a Bárbara moviendo sus caderas y comiendo con verdadera voracidad el coño de Ana Aurelia.

Al igual que Mariana, Lucía y Susana permanecían todavía desnudas, e incluso la última llevaba aún el arnés puesto con aquel enorme falo artificial bamboleando provocadoramente y haciendo que Carolina completamente desarbolada, se colocase a cuatro en la enorme cama al lado de Toribio y le pidiese a “Pedrin” que le ensartase aquella perfecta reproducción a la vez que decía:

-     Anda Susana, méteme ese trasto que estas dos me están dando envidia. Tiene que ser muy morboso follarte a un familiar, y aunque ahora mismo me gustaría estar con mis hermanos gemelos o con mi tío Roberto follando como una loca, tú puedes reemplazarlos.

-     ¿Pero que estas diciendo? – pregunto incrédula Lucía – ¿Ahora resultara que te apetece cepillarte a tus hermanos y a mi marido?

-     Y tú también deberías de hacerlo. – dijo Carolina a la vez que soltaba un suspiro de placer al recibir la primera embestida de Susana a la vez que la acariciaba suavemente los cachetes de su expuesto culo – Ufffff …. Arfff ….

-     Fíjate los pobrecitos, …. por falta de practica …. han hecho el más absoluto ridículo …. con Bárbara y Ana Aurelia. – dijo entre jadeos tras una pausa – Es un deber de hermanas …. Entrenarlos de forma adecuada …. y con intensidad …. Arggg ….

-     Pues visto así …. – dijo Lucía pensativa – Quizás sea conveniente que los llame y empecemos las practicas cuanto antes, porque además los chiquillos estarán desmoralizados.

-     ¿Pero aquí todo el mundo solamente piensa en follar? – exploto entonces Mariana – Acabo de decir que las dos zorritas de mis sobrinas son hijas del come coños de mi marido, y no solo los tres lo aceptan sin ninguna objeción, sino que parece que enterarse de eso les ha desatado y multiplicado su lujuria.

-     Anda cielo tranquilízate. – le dijo Lucía – Voy a llamar a mis hermanos y tu me ayudas a entrenarlos, que son muy jóvenes y las niñas no habrán sabido motivarlos lo suficiente. Y ya que tu marido esta tan ocupado, bien puedes tu disfrutar de dos jovencitos que no están nada mal, y aunque solo por la admiración y el deseo con el que nos van a mirar valdrá la pena darles clases de comportamiento sexual.

Como a pesar de su evidente enfado, más bien su gran desconcierto, a Mariana la situación la había vuelto a calentar, y a pesar de la tarde de sexo descontrolado que llevaba, no pudo evitar sentir una morbosa curiosidad por follarse a los dos hermanos, por un lado por saber cómo se sentiría hacerlo por duplicado, ya que los gemelos eran prácticamente exactos, pero sobre todo por el morbo de ver como reaccionaban los jóvenes al ver a su hermana mayor ofreciéndose a ellos, pues suponía que para los muchachos ella debía haber sido la musa inspiradora de infinidad de pajas.

Cuando dio su conformidad a la propuesta, Lucía llamo al móvil de los gemelos y Francesco la contesto al momento, y tras hablar con ellos un par de minutos volviéndose le dijo a Mariana:

-     Los muy jodidos están aquí cerca. Por lo visto cuando han dejado a Bárbara y Ana, al parecer cabreadísimas, han aparcado muy cerca esperando a recuperarse de la experiencia traumática que han tenido con ellas y con la esperanza de que en un rato aceptasen volver a intentarlo con ellos. He quedado en que vengan hasta la entrada y que cuando sea el momento les avisare para abrirles la puerta.

-     ¿Desnudas? – pregunto con curiosidad, pero sin ningún pudor Mariana – Les puede dar un soponcio.

-     De eso se trata, - dijo Lucía bajando por las escaleras – Tienen que tener una erección inesperada, que sus pollas racionen de forma natural sin haber estado pensando cómo, cuándo y dónde hacerlo. Luego le diremos también a Carolina que los de alguna que otra lección, y si a Toribio no le molesta, sería bueno que fuese una clase didáctica de forma presencial, para que vean como disfruta su hermana con Toribio y luego que ellos intenten lo mismo.

-     Espera un momento, antes voy a llamar a mis hermanas, que no sé qué coño estarán haciendo. – dijo Mariana marcando en su móvil – Si viniesen ahora mismo podrían liar una bronca de escándalo.

Tras hablar con Matilde, esta le comento que Manuela estaba conduciendo el coche de Roberto camino de su pueblo, pues tenían previsto hacer una visita guiada por las bodegas y enseñarle in situ las bonanzas de sus elaborados y selectos caldos, y si encartaba al anochecer darían una vuelta por los viñedos para enseñarle a Roberto como hay que tratar a cada una de las plantas, con cariño, ternura y gran suavidad. También le explico que ahora estaban mucho más relajadas, pues habían visto a las niñas subir a las habitaciones de los gemelos, por lo que suponían que estarían las dos disfrutando como locas con dos jóvenes de su misma edad, y que ante esa circunstancia ya nos les preocupaba en absoluto que pudiesen acosar a su padre biológico. Luego le dijo que volverían el domingo por la mañana, dejarían a Roberto, recogerían sus ropas, y después de comer se volverían de nuevo al pueblo, ya con su furgoneta. Se despidió de ellas Mariana, diciéndoles que, con absoluta seguridad, tanto Bárbara como Ana Aurelia estarían disfrutando como nunca en su vida, pero sin atreverse a mencionarle lo que estaba realmente ocurriendo. De todas formas, se quedó mucho más tranquila ante la seguridad de que no iban a aparecer por la casa, por lo que tenían por delante la noche de ese viernes, y todo el sábado completo, cuando se lo conto a Lucía, esta se alegró de que por lo menos Roberto estaría distraído y bien acompañado.

Ya sin la posibilidad de ser interrumpidas, Lucía llamo a los gemelos, que le confirmaron que estaban esperando tras la puerta de entrada, y ella y Mariana poniendo la pose más sensual posible y luciendo sus mejores sonrisas abrieron la puerta y se mostraron a los jóvenes como sus madres las habían traído al mundo. Al verlas Filippo y Francesco las miraron con enorme admiración y evidente sorpresa, pero se quedaron parados mirando a aquellas dos mujeres espectaculares sin atreverse ni a respirar, solo sus ojos se movían mirando a la una y luego a la otra con una chispa de deseo y a la vez de temor, pues no tenían ni idea a que venia que les abriesen la puerta en pelota picada, con una sonrisa seductora y ambas relamiéndose y mirándolos como si fuesen un manjar afrodisiaco.

-     Anda pasar que no os vamos a comer. – dijo por fin Mariana que tal como había dicho Lucía estaba disfrutando de lo lindo al ver con la admiración que la miraban los gemelos – Vuestra hermana me ha pedido que la ayude a daros unos cuantos consejos, y para que en futuras ocasiones sepáis complacer a mis sobrinas, he aceptado de mil amores.

-     Mariana ¿Dónde crees que es el sitio mas adecuado para empezar las clases? – pregunto poniendo cara de ingenua Lucía - ¿En el césped de la piscina, en la cocina o en uno de los dormitorios?

Tanto Filippo como Francesco, seguían parados sin atreverse a entrar, pues miraban alternativamente a Mariana, con evidente admiración, y a su hermana mayor con asombro y estupefacción, pero a ambas con una lascivia y lujuria incapaces de disimular. Para que se decidiesen, de nuevo Mariana se dirigió a ellos diciéndoles:

-     Venga chicos, no pongáis esa cara de póker mirando a vuestra hermana, que, seguro que más de una vez os habréis masturbado pensando en ella tal como esta ahora, porque tenéis una hermana que es una bomba sexual. Decidiros a entrar o iros por donde habéis venido, pero decidirlo ya.

No hicieron falta mas palabras, los gemelos entraron de golpe, ambos denotando una enorme erección que no podían disimular de ninguna forma, y que se evidencio aún mucho más cuando Mariana volvió a decir:

-     Y creo que deberíamos a empezar las clases en la piscina, sobre el césped, pues si subimos a las habitaciones pueden distraerse, allí van a oír a Carolina gemir de placer mientras se la folla mi marido.

-     ¿Y Bárbara y Ana? – dijo tímidamente Francesco - ¿Están aquí?

-     Si, están también tomando lecciones. – le dijo su hermana – Luego si aún os quedan ganas podréis practicar con ellas y con Carolina.

-     ¿También esta Caro aquí? – ahora era Filippo quien con un nudo en la garganta preguntaba – Pero si han dicho ella y Susana que iban a montar en moto.

-     Más bien será Susana la que monta y Carolina la montada. – dijo Mariana con pitorreo – Bueno, antes de empezar las clases nos hace falta que nos contéis que os ha pasado con mis sobrinas, pero con sinceridad, para poder abordar el problema e intentar ayudaros.

-     Pues veréis, - de nuevo era Filippo el que hablaba – cuando hemos llegado a la casa de Lucía íbamos a enseñarlas el salón de la primera planta, pero Bárbara me ha dicho que mejor le enseñaba primero mi habitación, y como es lógico hemos ido directamente allí los cuatro. Tanto Fran como yo íbamos más calientes que el tubo de escape de una moto de competición y como ellas no se han prestado a ningún juego previo, nada más metérsela nos hemos corrido los dos como imbéciles. No veáis como se han cabreado.

-     Entonces mis niños eso tiene solución. – dijo Lucía cogiéndole la cara y dándole un piquito a su hermano – Anda desnúdate que yo si voy a dejarte hacer cuantos juegos previos quieras, y Francesco anímate que Mariana te va a enseñar como tienes que comerle la panocha, tu solo sigue sus instrucciones.

Allí mismo sobre el césped empezaron las lecciones, y tanto profesoras como alumnos pusieron gran interés, unas en enseñar y otros en aprender. Al cabo de media hora, tanto Mariana como Lucía, estaban boca abajo en sendas tumbonas con sus respectivos culos en pompa, dándoles instrucciones a los gemelos de como debían de comerlas sus respectivos anos y coños, instrucciones que los muchachos se aplicaron al máximo en cumplir a rajatabla.

Cuando Mariana y Carolina estuvieron satisfechas, tras dos orgasmos inmensos, fueron ellas las que pusieron a los dos jóvenes en las tumbonas en la misma pose que habían estado ellas, y procedieron a hacerles lo mismo que ellos las acababan de hacer, comerles sus ojetes y sus huevos, pero además masturbándoles con ambas manos. También, los animaban con expresiones, obscenas y malsonantes, para que fuesen capaces de aguantar lo máximo posible. Al final y ambos a la vez dieron un pequeño grito de placer, y soltaron todo el esperma que habían aguantado mucho mas tiempo del que ellos mismos se creían capaces.


En esos mismos momentos llegaban Manuela, Matilde y Roberto, este aún dormido en el asiento trasero, al pueblo, y entonces ya frente a la casa de Manuela, se dieron cuenta de que las llaves de sus respectivas viviendas estaban en la furgoneta que se había quedado en la cochera de Mariana. Fue Matilde la que indignada con ella misma dijo:

-     Seremos gilipollas, no tenemos llaves, vamos sin bragas y si vamos a casa de nuestros padres nos harán preguntas que no podemos contestar.

-     Espera, espera …. – dijo Manuela rebuscando en su bolso – Esta todo solucionado, tengo una llave del almacén y por el podremos entrar a la bodega, y en la oficina tengo un duplicado de las llaves de mi casa, y en mi casa tengo un duplicado de las de la tuya. Joder que susto me he llevado.

-     Pues vamos a la bodega, que a esta hora ya no habrá nadie. – dijo Matilde resoplando relajada – Por lo menos tu eres más previsora que yo.

-     No es que sea mas o menos previsora, - rio ya calmada Manuela – es que la furgoneta estaba aparcada en el almacén y cuando nos fuimos guarde la llave en el bolso, menos mal que no la metí en la guantera.

Se dirigieron entonces a la bodega y aparcaron el coche en el almacén, y tras despertar a Roberto, ya totalmente despejado y recuperado, se sorprendió de donde estaban, pues al parecer entre el vino de la comida, un par de copas durante el café, un wiski en casa de Toribio y la paliza sexual que le habían dado las dos hermanas en el salón de su casa, no se acordaba de la mitad de lo que había pasado. Cuando se lo explicaron, ya dentro de la bodega camino del despacho, el se mosqueo y pregunto que donde estaba Lucía, y como había aceptado que se fuese con ellas. Fue Matilde, un tanto brusca y con poco tacto, la que se lo explico:

-     Mira Roberto, tu eres un tío guapo, no estas nada mal conservado, tampoco es que seas un fenómeno, pero follas mejor que nuestros ex maridos, pero no puedes compararte con Toribio. Ese si que folla como los ángeles, y tu mujercita le tenía ganas desde el día que lo conoció, incluso nos confeso que no le importaba follárselo a medias con nuestra hermana, y nosotras procuramos que se quedara a solas con ellos dos.

-     Voy a llamarla, debo de tener el móvil en el coche. – dijo compungido Roberto - ¿Cómo me ha podido hacer esto a mí?

-     Coño, igual que se lo has hecho tu a ella. – dijo riendo Manuela – No pensaras que solo tú eres el cornudo, a ella también se los has puesto tu con nosotras dos, y si quieres podemos seguir, a nosotras no solo no nos importa, sino que incluso nos apetece de verdad.

-     ¿Quieres vivir una experiencia única? – le pregunto entonces Matilde y ante el silencio de Roberto dijo – Te propongo que follemos entre las barricas de vino, o si lo prefieres y como hace muy buen tiempo entre las vides, y aunque nos pongamos de tierra perdidos, seguro que en tu vida olvidaras el polvo que les echaste a las ninfas de Baco. Luego te invitaremos a un par de copas de vino y a unas tapas de jamón y queso que tenemos en la sala de degustación, y como fin de fiesta te la vamos a chupar entre las dos hasta que no te quede ni una gota de leche. Y deja a la pobre Lucía que disfrute de la verga de Toribio, y ella después seguro que te lo agradecerá y que incluso te lo recompensará.

Al final lo convencieron y empezaron entre las barricas y cuando empezó a anochecer siguieron entre los viñedos, en diferentes formas y posturas acabando sumamente satisfechos los tres.


En la casa de Mariana seguía la fiesta, pues Toribio ya se había ventilado a su mujer, a su mejor amiga, a la hermana más joven de esa amiga y a sus dos sobrinas, que al parecer eran también sus propias hijas, cosa que el no acababa de digerir, pero que dada la excitación del momento no le preocupaba en absoluto, pero lo que si tenia entre ceja y ceja era follarse a “Pedrin”. No solo la tenía ganas desde hacía tiempo, también verla en acción durante esa tarde mágica, le había hecho desear mas que nada en el mundo retozar con la muchacha, quizás la única mujer que le gustaba y que le había rechazado.

Susana que a su vez había conseguido lo que deseaba con vehemencia desde hacia tiempo, comerse el chichi de Mariana de la que estaba prendada, y no solo había conseguido eso, sino que además se había trajinado a las mismas mujeres que Toribio, y todas unas bellezas fuera de cualquier duda.

Cuando entre Ana y Bárbara consiguieron que por fin Toribio escupiese su semen a chorros, entre ellas dos y Carolina que se les unió, le limpiaron la verga a lametazos y la visión de aquello causo mella en la libido de Susana, sintiendo incluso ganas de unirse a las otras tres para comprobar si realmente era tan sabrosa la esencia de Toribio.

Ya calmados los cinco, todos desnudos y Susana aún con el arnés y el falo balanceándose, bajaron a darse un baño a la piscina y allí se encontraron con la escena de la corrida simultanea de los gemelos propiciadas por Mariana y Lucía.

Cuando Francesco levanto la mirada y vio acercarse a los cinco, se quedo mirando alucinado a Toribio y concretamente a su enorme pene que ahora colgaba balanceándose mientras andaba, y sin poder evitarlo exclamo:

-     Ahora entiendo porque Bárbara y Ana le llaman el tito Tor. Tiene que ser por Thor el héroe de Marvel, pues su martillo es imponente.

-     Pues dar las gracias a que no le gustan los elfos, - dijo Carolina levantando la voz entre las risas generadas por el comentario – porque con la posición que ahora mismo tenéis, no podríais sentaros en un mes.

-     Niñas, entiendo que después de haber recibido las lecciones de Toribio y de su ayudante “Pedrin”, - dijo Mariana aun riéndose de la salida de los dos hermanos – habréis aprendido que hay que jugar previamente, y no ir directamente a la penetración sin preámbulos. Nosotras también hemos procurado que estos dos elfos, como dice su hermana Carolina, sean capaces de controlarse y daros el placer que os merecéis. Así que cuando estéis un poco recuperados los cinco, ya que incluyo a Carolina, podéis practicar las enseñanzas recibidas antes de cenar.

-     Eso y mientras vosotros recuperáis el resuello, - dijo Lucía – nosotras vamos a intentar recompensar a Toribio por sus desvelos hacia nuestros parientes, sean hermanos o sobrinos.

-     Pues yo me voy con vosotras, - dijo Susana – por si Toribio necesita de mi ayuda, y por si os apetece agradecerme a mí también las clases impartidas.

Sin mas preámbulos, los cuatro se dirigieron de nuevo a la planta superior en busca de la enorme cama de Mariana y Toribio y ya en las escaleras, Mariana comento:

-     Susi, preciosa, has dicho que venias por si Toribio necesitaba de tu ayuda, y creo que si la necesita.

-     Anda, que alegría me acabas de dar. – dijo la aludida complacida al interpretar que de nuevo se estaba ofreciendo a ella Mariana, el gran amor de su vida – Pues mientras “Thor” descose a Lucía, yo te voy a hacer a ti un pespunte de narices con mi lengua en mitad de tu chochete.

-     Creo que has mal interpretado a Mariana, - intervino con cachondeo Lucía – La ayuda que quiere Toribio de ti es que, por una vez, aunque sea la única, le gustaría que fueses una hembra para él, y follarte con toda su alma. Nos ha confesado que es la gran fantasía que le falta por realizar.

-     Ostias que fuerte. – dijo Susana a la que por primera vez la veían ruborizarse – Si Toribio sabe que yo no podría hacerlo con él, se lo he explicado muchas veces.

-     ¿Y si entre Lucía y yo te animamos lo suficiente? – dijo Mariana con una sugerente sonrisa – Primero te ponemos lo mas cachonda que puedas, ya que estamos dispuestas a hacer lo que tú quieras, y después si te dejar montar por el “torete”, aunque no te guste, yo te prometo follar contigo todas las veces que te apetezca.

Susana miro con gran sorpresa, no exenta de admiración, a Mariana, pues le acababa de proponer que hiciese lo que jamás se había planteado hacer en su vida, y por otro lado le ofrecía la posibilidad de ver cumplidos sus sueños más húmedos, retozar con su gran amor tantas veces como a ella le apeteciese.

Una vez en el dormitorio y sin que “Pedrin” se hubiese pronunciado, Lucía le quito el arnés con suavidad, sin que ella pusiera ninguna objeción, y se lo coloco mirándose en el espejo como le quedaba, y con una sonrisa de oreja a oreja se tumbó en la cama boca arriba y le dijo:

-     Si necesitas estímulos para decidirte, entre Mariana y yo te los vamos a proporcionar.

Mariana tomo el mando de las operaciones, se colocó sobre Lucía y se colocó el falo artificial en la entrada de su vagina e indico a Susana que se pusiera en cuclillas sobre la cara de Lucía para que la comiese su coño mientras ellas le lamian los pezones, para que cuando estuviese lo suficientemente cachonda no le importase que “Thor” la empalase con su martillo mágico. Susana al sentirse el centro del deseo, al sentir las manos de Mariana en sus pechos, sus labios acariciando los suyos, su cuello y sus pezones, y la lengua de Lucía, manejada con increíble maestría sobre su clítoris, e introduciéndola después en su cada vez mas abierto y lubricado coño, empezó a plantearse que no seria nada descabellado que Toribio, que permanecía de pie y con su enorme cipote ya tieso y dispuesto, que por una vez se la metiese.

Dentro de su cabeza empezaron a luchar sus diferentes posiciones psíquicas, y poco a poco se fue convenciendo de que realmente no iba a follar con un hombre, iba a follar con su jefe, su compañero y su gran amigo y benefactor, que se merecía que ella lo complaciese con cariño y sin ningún rechazo, pues también se estaba convenciendo que Toribio no la causaba ninguna repugnancia, al contrario de otros varones.

También estaba influyendo que entre Mariana y Lucía la estaban trasportando a una especie de sueño maravilloso y fantástico, donde veía a Toribio como un hermoso unicornio con un enorme cuerno de placer. Y de pronto ocurrió el milagro, Susana se levantó y colocándose a cuatro al filo de la cama, bramo llena de lujuria desatada, diciéndole a Toribio:

-     Si tanto lo deseas y si eso te hace feliz, me encantara que yo pueda ayudarte a que esa felicidad sea total. METEMELA HASTA EL FONDO ANTES DE QUE ME ARREPIENTA.

No lo dudo ni un solo segundo Toribio, el hombre llevaba meses esperando esa oportunidad, pues Susana lo tenia loco por sus variadas y constantes poses provocadoras y enormemente sensuales. Sin mediar palabra le puso su glande en la entrada de su vagina con enorme suavidad, y al notar que esta se iba dilatando a medida que el empujaba, inicio una penetración lenta pero continuada y con una voz entrecortada por la enorme emoción que le embargaba, dijo:

-     Susi, cariño, en el momento que lo digas, parare. Te aprecio demasiado para perder tu cariño y tu amistad a pesar de que esto es lo que mas deseo desde que la jodida de mi mujer te indujo a seducirme, porque entre las dos lo habéis conseguido, me tienes embrujado.

-     Sigue, sigue, parece que hasta me esta gustando. – dijo Susana a la vez que también ella empezó a moverse de forma rítmica, haciendo que el rabo de Toribio saliese y volviese a entrar cada vez más – No … esta … del todo … mal … ahora entiendo … los gritos de Ma … riana … Ajjj … Ufff …

Ante la atenta mirada de Lucía y Mariana, cada vez más aturdidas y sorprendidas por la ternura con que Toribio trataba a su “amiga” y de como esta estaba respondiendo con cada vez mas suspiros, jadeos y gemidos, que iban subiendo de volumen a cada embestida, el ritmo fue creciendo de intensidad y velocidad. Entonces entre jadeos, risas nerviosas y alguna que otra palabrota, Susana le pidió a Mariana:

-     Por favor Mari, déjame que te lo coma mientras tu marido me deja el coño completamente abierto, feliz y contento.

No lo dudo ni un momento Mariana y se coloco debajo de Susana poniéndole su panocha bajo su boca y dejando que “Pedrin” le trasmitiera el placer que ella recibía de Toribio, mediante lametones que discurrían desde su clítoris hasta su ano y consiguiendo que poco a poco Mariana se dejase llevar por el placer, y como era habitual en ella en esos momentos de clímax, empezase a dar tremendos alaridos de puro gozo.

Desde la piscina los cinco jóvenes que estaban practicando las enseñanzas recibidas, oyeron los alaridos de Mariana, y a pesar de estar inmersos en juegos mas que eróticos, pues Carolina estaba descontrolada por lo morboso de la situación, follando con sus hermanos gemelos y también comiéndoles los coños a las primas y hermanas, dejaron sus actividades y subieron con enorme curiosidad a ver que era lo que hacía que la anfitriona profiriese aquellos alaridos de placer tan intensos.

Cuando llegaron, Lucía que estaba desesperada por entrar en acción cogió a su hermana por la cintura y colocándola sobre la cama la metió de una sola embestida la polla de plástico que aún tenia colocada mediante el arnés, cosa que Carolina entre la calentura que traía y la excitación que le producían los gritos de placer de Mariana, recibió con enorme placer. A su vez los gemelos y las dos hermanastras imitaron a los demás, convirtiendo en una verdadera orgia aquel momento de pura y absoluta lujuria.


En la bodega y junto al almacén donde habían dejado aparcado el coche de Roberto, había una ducha que utilizaban cuando volvían de los campos sudorosos y polvorientos, y en esa ducha que era lo suficientemente grande, se ducharon los tres, comentando sus correrías entre risas, caricias y bromas, pues al final Roberto en plenas facultades había resultado ser un amante competente, e incluso había dejado a las dos hermanas más que satisfechas, eso sí, con el coño lleno de tierra pues habían terminado revolcándose completamente desnudos entre las cepas.

Una vez duchados y relajados decidieron comer algo, y en la propia bodega, en la sala de degustación ofrecieron a Roberto una copa de vino de lo mas selecto de sus caldos, y unas raciones de jamón y queso que las propias hermanas cortaron y sirvieron junto a unos biscotes. Mientras tomaban ese aperitivo Roberto se sincero con las hermanas y les conto que jamás en la vida había follado tanto y tan a gusto como con ellas dos, terminando su confidencia diciendo:

-     A Lucía la quiero muchísimo, pero no creo que ella me corresponda de igual forma. A mí me enloquece y me gusta a rabiar, porque como habréis visto es una mujer que esta casi tan buena como vosotras, pero a ella yo creo que no la acabo de convencer, no se si es por mi o porque ella no me quiere lo suficiente. Aún no entiendo porque se caso conmigo, y aunque desde el primer momento me aceptó, y follamos regularmente e incluso creo que se corre en alguna que otra ocasión, creo sinceramente que a nuestra relación le falta chispa.

-     Lucía esta enamorada perdidamente de Toribio. – de nuevo Matilde con su sinceridad lacerante le decía la cruda verdad – Ella me lo confeso esta misma tarde, y puede que sea por tu culpa, pues tu mandaste de emisario a tu amigo para ligar con ella, y ella se creyó que se le iba a declarar, imagínate su desilusión.

-     Entonces ya lo tengo mucho más claro todo. – dijo Roberto sin mostrar ninguna tristeza – Supongo que se casaría conmigo para estar cerca de Toribio, y no me acaba de sorprender, pues de siempre he visto como miraba Lucía a mi socio. Lo que no entiendo es porque hoy se ha decidido.

-     Muy sencillo, es cuestión de oportunidades. – le explico Manuela con una sonrisa sincera – Hoy ha visto la oportunidad de que tu encontrases desahogo con otra, y entonces al no sentirse culpable se ha decidido a intentar cumplir su fantasía erótica, hacer un trio con Toribio y Mariana, porque en el fondo nosotras creemos que Lucía también está muy enamorada de nuestra hermana, y sin su consentimiento jamás lo habría intentado.

-     ¿Y porque hoy? ¿Cómo sabia que Mariana consentiría? – pregunto Roberto confuso pero muy sereno y sin mostrar ningún disgusto - ¿Vosotras tenéis algo que ver?

-     Pues si y no, según lo mires. – divago Matilde y contando una verdad a medias intento que el hombre comprendiese – Esta mañana hemos tenido una conversación muy satisfactoria con nuestra “peque”, nuestra hermana pequeña Mariana, y en esa conversación comprobamos que ella estaba abierta a una relación lésbica si encartaba. Luego hoy, viendo la confianza y camaradería que hay entre ella y Lucía, hemos deducido que no rechazaría cumplir la fantasía de su más íntima amiga, y así se lo hicimos saber a tu esposa, además de ofrecernos nosotras para que tu no te sintieses desdichado.

-     Pues ciertamente no me siento desdichado, mas bien me siento afortunado de haber podido conoceros tan a fondo, y espero que esta amistad perdure por mucho tiempo. – les dijo Roberto con una sincera sonrisa – Sois dos mujeres increíbles, quizás después de Mariana, las mas hermosas con las que me he cruzado en mi vida.

-     Anda coño, si ahora resultara que este también esta coladito por la “peque”. – dijo riendo Manuela – Pero es lógico, Mariana esta buenísima, es simpática, es lista y muy buena persona, solo la podrán hacer sombra Bárbara y Ana Aurelia, pero dentro de tres o cuatro años como mínimo, eso si no se desvían de sus estudios.

-     Por cierto, ¿tus sobrinos son buenos chicos? – pregunto entonces Matilde acordándose de las palabras de su hija Bárbara a uno de los gemelos – Porque hablando de nuestras hijas creo que han conectado muy bien con ellos.

-     No son mala gente, un poco gilipollas y algo creídos, pero en el fondo un poco bobos. – dijo Roberto riendo – Me recuerdan a mi cuando tenía su edad, son guapitos, no tienen mala presencia, pero son hijos de un noble y además herederos de una gran fortuna y eso los hace un tanto estúpidos, pues son adulados y perseguidos por su estatus y se acaban creyendo que son galanes de cine. Pero sin embargo hoy los he visto realmente interesados por vuestras hijas, creo que los han impactado bastante.

-     Si eso me ha parecido a mí. – dijo Manuela – Y o mucho me equivoco o los van a manejar como a peleles, porque nuestras niñas son de temer ya que se parecen bastante a nosotras.

En ese momento sonó el móvil de Manuela que dijo al mirar la llamada:

-     Es Mariana, a ver que quiere ahora.

Se aparto de Matilde y Roberto que siguieron hablando de lo que podrían estar haciendo los jóvenes, y cuando volvió Manuela les dijo:

-     Parece que se han reunido todos, y nos echan de menos. Me ha dicho Mariana que volvemos nosotros o que vienen todos ellos aquí, que tenemos que hablar de algo que nos incumbe a todos los que hemos estado comiendo hoy, y que es de vital importancia.

-     Yo estoy descansado, ya que he venido durmiendo todo el camino, y no me importa conducir hasta la casa de Toribio. – dijo Roberto con algo de preocupación – Mejor vamos tres a que vengan nueve.

-     ¿Pero qué pasa? - pregunto Matilde preocupada - ¿A que viene esa urgencia de reunirnos?

-     No pasa nada, eso me lo ha dejado claro. – dijo Manuela – pero mucho me temo que tiene algo que ver con la paternidad de Toribio.

Decidieron lo que había propuesto Roberto, y sin tan siquiera llegarse a sus viviendas iniciaron sin demora el viaje de vuelta a la ciudad, incluso sin preocuparse de que tanto Manuela como Matilde iban sin bragas, ya que como dijo la hermana mayor allí estaban sus maletas con prendas suficientes. A Roberto que conducía al límite de la velocidad autorizada, le contaron entre las dos hermanas la historia de sus escarceos de juventud con Toribio y las consecuencias de dichos escarceos. También le contaron los resultados de los análisis de ADN, que confirmaba dicha paternidad. Entre las confesiones de las dos hermanas y la velocidad con que Roberto conducía, hizo que el viaje se les hiciese corto, y en menos de dos horas y media estaban llegando a la ciudad, y los tres con cierta inquietud de lo que podría estar sucediendo o lo que podía haber sucedido, pero sin atreverse a preguntarlo por teléfono.

A las tres de la madrugada llegaban a la casa de Mariana y Toribio y tras un mensaje les abrieron la puerta automática de la cochera y sin demora procedieron a entrar en la casa y subieron rápidamente hasta la planta con enorme preocupación por lo que se podían encontrar. Al salir de las escaleras se encontraron a Susana que es la que les había abierto la cochera, que les recibió con una luminosa sonrisa y una cara de satisfacción evidente, y les dijo:

-     Que rápido habéis venido, os estábamos esperando, pues sois los últimos que faltan por unirse a la cofradía. Están todos en el jardín ya que hace una noche fantástica. Vamos y que Mariana os explique su plan.

Completamente intrigados, se dirigieron a la terraza y allí estaban, Mariana, Toribio, Lucía, Bárbara, Ana Aurelia, Carolina, Filippo y Francesco, y al igual que Susana, todos sonrientes y con una cara de felicidad inmensa.

-     ¿Pero que coño os habéis tomado? – pregunto asombrada Matilde al verlos así de contentos – No me diréis que habéis consumido alguna sustancia.

-     No Mati, ni mucho menos, - dijo la “peque” – es que somos todos muy felices, hemos follado como nunca, todos con todas, hermanos con hermanas, hermana con hermana, tía con sobrinas, y padre con hijas, y estamos esperando que vosotros tres os unáis a la fiesta.

-     ¿Qué “torete” se ha follado a sus dos hijas? – pregunto alucinada Manuela - ¿Pero cómo lo has permitido?

-     Ha sido culpa nuestra mama, - intervino Ana Aurelia con una radiante sonrisa – ella nos lo quería prohibir, pero nosotras no podíamos perdernos una tranca como la del tito “Thor”, y como ya se estaba follando a Carolina con el permiso de la tita, nos hemos apuntado también.

-     Lo primero que tenéis que hacer es tranquilizaros y escuchar mi propuesta, y también aclarar un poco lo que ha ocurrido este loco fin de semana. – dijo Mariana – Lo primero, y lo que ahora importa es saber si lo habéis pasado bien vosotros tres.

-     Pues sí, lo hemos pasado de puta madre. – dijo aún molesta la hermana mayor – Hemos follado hasta debajo de las vides, y si hemos disfrutado mucho. ¿Y que tiene eso que ver?

-     Pues que lo que ha ocurrido desde que llegasteis el jueves, no es ni medio normal. Enumero someramente los hechos, el mismo jueves por la noche vosotras dos iniciasteis una serie de actos sexuales, que no entrare a valorar, pero que por la mañana era evidente que lo habíais pasado genial, y sin pretenderlo y aún sin saber cómo, yo me uní a ese festival de incesto lésbico, cosa de la que por cierto no me arrepiento en absoluto. Después de la comida, y cuando hemos venido hasta aquí, vosotras dos secundadas por Lucía habéis propiciado iros con Roberto y dejarnos a solas a Lucía con Toribio y conmigo. Por lo que de alguna manera vosotras dos iniciasteis este loco fin de semana, y os pregunto ¿Cómo empezó todo?

-     La verdad es que quizás la culpa es tuya y de Susana, - dijo Manuela mirándola retadora – Cuando llegamos Susi nos conto sus tendencias, y después su comentario que la cama que nos habias asignado era grande, y tú nos dijiste que podría dormir con nosotras. Cuando nos encontramos a solas en la habitación, entre los recuerdos de nuestra aventura con “torete”, sobre todo cuando nos quedábamos solas al alba, las sensaciones que nos provoco “Pedrin” y la falta de sexo, nos hizo explotar y al día siguiente tu nos despertaste con un cariño especial, y tu sabes lo que paso.

-     Está bien, todos tenemos nuestra parte de culpa, y por lo que ha contado Lucía, - continúo exponiendo Mariana – y hasta ese momento esos eran vuestros planes, pero mira por donde han aparecido Susana y Carolina y nos han pillado en un trio de la leche y la primera se ha animado a recibir una buena dosis al igual que su hermana mayor, mientras “Pedrin” nos ha estado consolando a mi y a Lucía. Hemos dejado entonces a Toribio con Carolina y nosotras nos hemos ido a buscar juguetes sexuales a la habitación de Susana, y cuando hemos vuelto, y sin saber de dónde coño habían salido, nos hemos encontrado con mis sobrinas, una sobre la mismísima polla de mi marido y la otra con su coño en su boca, y se han negado a dejarlo, primero porque ya habían tenido cada una un buen orgasmo y porque han dicho que no renuncian a la tranca de su tito, papi, o lo que sea. Luego hemos llamado a los gemelos que estaban esperando ahí al lado y yo y Lucía les hemos dado unas lecciones. Al final se nos ha ido de las manos y esto ha sido una bacanal incestuosa y lésbica.

-     Pero lo más impactante, y lo más extraño que podía pasar, ha pasado, por fin Toribio se ha cepillado a “Pedrin” y hasta que punto le habrá gustado que no tiene inconveniente alguno en repetir, pero solo con Toribio, nunca con Roberto ni los gemelos. – termino su argumentación Mariana diciendo – Solo faltáis vosotros tres por decidiros, y si como hemos hecho nosotros, os apuntáis al club, debéis poneros al día, pues los nueve que estamos aquí ya hemos follado con todos, excepto los varones entre ellos. Y por cierto, Toribio esta loquito por volver a hacer un trio con vosotras dos, ya que nos ha contado que fue la primera vez en su vida que fue feliz y se sintió completamente realizado.

-     Con una condición, - dijo Matilde – tu te vas a follar a Roberto, que la criatura esta loquito por hacerlo contigo.

Cuando Mariana asintió, los tres se apuntaron, se desnudaron y pactaron con los demás que durante el transcurso del día siguiente sábado, redactarían las normas de comportamiento de los doce miembros del club, y también los fines de semana en que se reunirían y donde, pues cabía la posibilidad de ser en esa misma casa, en el palacete de Lucía o incluso en las bodegas de Matilde y Mariana.


Quizás más adelante, si hay tiempo y mi confidente me lo cuenta, tratare de explicar cuales fueron las normas, donde fueron las reuniones mensuales y como siguieron en su vida cotidiana los doce protagonistas de esta historia.