Top manta
Esta esla historia real de como mi mujer y yologramos una tarde de sexo, con un mulato vendedor callejero, que sera dificil de olvidar.
EL TOP MANTA
Somos un matrimonio maduro de Zaragoza, mi marido al que llamare Antonio tiene 49 años y yo Mari 44, nos conservamos bien y nos consideramos una pareja liberal. Antonio es alto y no está mal dotado y yo, aunque esté mal decirlo, tengo un cuerpo bastante deseado por los hombres. Nuestra relación ha ido con el tiempo derivando hacia el rol de zorra y cornudo consentido y así llevamos unos 5 años.
Os contaré una situación que vivimos este verano pasado mientras pasamos una quincena de julio en la playa. Fue este verano en Peñiscola, el apartamento que habíamos contratado estaba al final del paseo del Papa Luna y todos los días se ponían cerca de nuestro apartamento un grupo de negros con sus mantas vendiendo toda clase de artículos: camisas, chándal de la selección, bolsos, etc.., y entre los vendedores se encontraba un adonis negro de cerca de metro noventa, mi marido mide un metro ochenta y cinco, que solo de mirarlo se me hacia la boca agua de imaginar el pedazo polla que tendría. Los días fueron pasando y yo cada día le decía a mi cornudo que me preparase una follada con el mulato y así fue como un día mi marido se acercó y con la excusa de comprarle cinco bolsos, a 40 € bolso, le dijo de venir a nuestro apartamento, pero el negro temiéndose una encerrona de la policía, dijo de ir en ese mismo momento a su apartamento donde disponía de más modelos.
Como yo estaba tan salida y aunque mi marido recelaba, aceptamos y nos encaminamos a unos apartamentos más alejados y un poco antiguos donde tenían entre varios alquilado uno, cuando llegamos y mi marido le explico el verdadero motivo, que era follarme mientras el miraba, Ousmane que así nos dijo que se llamaba y que era de Senegal acepto pero si le comprábamos los cinco bolsos, como así hicimos aunque conseguimos que nos los bajase a 30 € cada uno. Después de pagar los 150€ a Ousmane, este le dijo a mi marido que me desnudase y se desnudase mientras él se quitaba la ropa y debajo de ella apareció un cuerpazo con esas famosas chocolatinas que cuando las comparamos con las barrigas de nuestros maridos nos hace llorar de grima, pero cuando se bajó los pantalones y los calzoncillos le apareció su pollón, largo pero sobretodo gordo muy gordo. En cuanto me vio desnuda aquel aparato empezó a crecer y engordar mientras le ordenaba, sí ordenaba porque pronto se dio cuenta de que mi esposo era un sumiso cornudo, que me chupara los pies mientras que a mi cogiéndome de los hombros me agachó a la altura de su polla la cual me metió en la boca sin más preámbulos comenzando un mete saca casi violento.
Yo soy bastante experta en mamadas pero Ousmane me follaba la boca en vez de querer una mamada tranquila, mientras me follaba no paraba de llamarme guarra y puta y a mi marido le llamaba maricona y decía que luego se encargaría de él.
Enseguida empezó a gritar: ¡Más deprisa, zorra, parece mentira, tan grande y tan puta... deprisa, cerda, deprisa!
Cuando yo pensaba que se iba a correr, me tiró literalmente boca abajo en un estrecho colchón que había en el suelo e igualmente sin más miramientos me la metió en el coño, ya encharcado por el morbo de tan violenta follada, y empezó a darme duro tanto con su polla como guantazos en el culo, al rato cogió a mi cornudo de los pelos y le puso a que le chupara el culo mientras seguía dándome duro y llamándome puta guarra con acento francés, llego un momento en que me asusté pues dijo que me iba a poner a trabajar de puta para él y que con mi cornudo seriamos una buena pareja de esclavos para él y sus amigos.
Cuando se cansó de follarme el coño me la metió en la boca y mientras me estiraba y apretaba los pezones empezó a correrse en ella haciéndome tragar toda la leche gritando : ¡Sí, me gusta... me hace feliz... me voy a correr, sí... sigue, sigue perra... así... así que me corro... oooh...! trague lo que pude y echó el resto por encima de mis tetas para después hacer a mi marido limpiarlas con su lengua. Descansamos y cuando pensábamos irnos, le salió el ramalazo machista que tenía dentro y dándome la vuelta me la metió de golpe en el culo y aunque lo tengo dilatado y acostumbrado, no pude más que pegar un grito que creo que se escuchó en el castillo del Papa Luna a lo que él respondió con una zurra en mi culo mientras seguía la violenta enculada. A mi marido le puso a chuparle los huevos, mientras me enculaba me iba diciendo como me pondría a trabajar en un club de carretera propiedad de su jefe y que él se llevaría el ochenta por ciento de lo que ganara. Mi marido estaba asustado del cariz que tomaba aquello y más cuando dijo de llamar a sus tres compañeros de piso para que se aprovecharan de nosotros, pues dijo que por lo menos dos eran bisexuales. Siguió follándome el culo aunque a veces me la sacaba y me la metía en el coño, que estaba completamente encharcado por el morbo de la situación. Cuando llevaba unos veinte minutos dándome caña, y viendo que se iba a correr le dije:
¡No te corras en mi culo, sácala y métemela en la boca, que quiero volver a saborear tu semen!
Y él, muy atento y tras pegarme dos o tres emboladas fuertes que me hicieron lanzar sendos gemidos, me la sacó lentamente del culo, dejándome notar perfectamente como aquel gordo y duro tubo iba saliendo de mi trasero y no aguantando más se corrió y yo me apresuré a tragarme todo el semen que salía por la punta de su capullo, al momento me la saco y se la metió en la boca a mi cornudo para que la dejara reluciente.
Aun le dio tiempo a empalmarse de nuevo con las bocas de mi cornudo y mía y volvió a follarme por el culo y el coño aunque esta vez duró menos y se corrió encima de mi trasero y dándome un empujón me echó del colchón y sin dejarnos duchar nos echó de la casa casi sin darnos tiempo a vestirnos y solo con tres bolsos, nosotros salimos casi a la carrera y yo sin bragas y aún con la lechada corriéndome por los muslos y sin volver la vista atrás. Al llegar al apartamento follamos como hacía días por el morbo que nos había dado la situación pero el resto de las vacaciones no nos volvimos a acercar donde se ponía Ousmane, pues teníamos miedo a que al gustarnos tanto el morbo desarrollado nos convirtiera en unos peleles en sus manos, pues en la follada solo buscó su placer no preocupándose ni siquiera del mío, aunque fue una de las folladas en que más he disfrutado en mi vida.
Y esta fue la follada del mulato del top manta. He de deciros que las folladas fueron siempre con preservativo, que se quitaba cuando se corría y me extendía la lechada por el cuerpo, excepto la enculada que me la pegó a pelo.