Tony (I)

Una deliciosa escena de deseo esperando la llegada del marido y amigo, mientras la esposa se siente humedecer...

Por fin llegué a la entrada de tu habitación de hotel, con mucho nervio toqué a tu puerta, me habías invitado a desayunar, pero me dejaste un mensaje en recepción diciendo que subiera a tu cuarto, llegue ahí, siguiendo las indicaciones del empleado, pero ahora los nervios hacían nuevamente presa de mí, tengo tantas ganas de verte, te he deseado durante tantas noches y ahora estoy a un paso de tenerte a mi lado, siento temor, estoy a un segundo de dar marcha atrás, de regresar por donde vine y olvidarme de todo, cuando de pronto, tu puerta se abre, parece como si hubieras sentido que yo estaba ahí, y también hubieses alcanzado a percibir mi vacilación. Me sonríes y pierdo la cabeza totalmente, cuánto te he extrañado, cuanto te he echado de menos, me tomas de la mano y me invitas a pasar, yo aún no acomodo mis pensamientos, aún estoy aturdida por saberte tan cerca, nos sentamos en un sillón, mientras me comentas que has pedido servicio de habitación, ya que deseas conversar conmigo y poder reír y jugar como siempre lo hacemos por Internet, sin tener que cuidarnos de que nos oigan o nos vean, en eso estábamos cuando se oye que tocan a la puerta, es el mesero que ha llegado con el servicio y con una nota para mí, es de mi esposo, me dice que como acordamos llegaría en una hora más, ya que tenía un compromiso de trabajo ineludible, yo sé que mas que nada, me está dando tiempo a que tome una decisión, ¿qué haré? Me debato entre sentimientos encontrados, por un lado, te deseo tanto que hasta me duele, por otro el saber que después sentiré remordimientos y sentimientos de culpabilidad, no sé, me encuentro en una encrucijada, ¿el corazón o la razón? ¿qué puedo hacer?

Desayunamos deliciosamente me has relajado mucho llevando una plática sin presiones, hablamos de nuestras familias, de nuestros planes a futuro, de mil cosas, menos de sexo, me siento tranquila, confío en ti, como en el amigo que siempre has sido para mí, nos sentamos nuevamente en el sillón, ahora te has sentado al lado mío, te acercas a mí y me dices lo mucho que me quieres, que me extrañas, que me anhelas, vaya que sabes hacerme derretir, tomas mi mano y me das un beso en ella, luego acercas tu boca a la mía y lentamente me das un beso primero de reconocimiento, y cuando ves que te lo he devuelto, no vacilas más y me tomas de la nuca haciendo imposible que me mueva para penetrarme con tu lengua hasta lo más profundo de mi boca en un beso deliciosamente erótico y apasionado, tu otra mano se desliza por mi cuerpo tocándome mis piernas, mi pecho, mi cuello, todo con el solo fin de excitarme, las mías no se están pasivas y te abrazo tiernamente perdida en un mar de sensaciones, mi razón empieza a perder la batalla, cuando me hundo más y más en tus deseos, de repente te separas de mí, tu verga está en su punto máximo de excitación pero me dices que debemos calmarnos, le has prometido a mi esposo que lo esperaríamos y piensas que será mejor para todos si así lo hacemos, no quieres que luego tenga alguna excusa para no permitirnos volvernos a ver, yo me desespero porque ya estaba lista para hacerlo contigo, pero me pides paciencia, para tratar de enfriarnos un poco decides prender la tv. Cambias varias veces de canal, y de repente te encuentras con un canal erótico, tratas de cambiarle, pero te pido que ahí lo dejes, esto servirá para hacerte sufrir más, me sonrío a mí misma sabiendo el tormento que esto te traerá, miras el reloj desesperadamente, y por fin, llegó mi esposo hasta el cuarto, a ti aún no se te baja "el calor" y en mí aún se nota la huella de la pasada excitación en mis pezones erectos, mi esposo nota todo eso, pero como si nada, pasa a la habitación y te saluda, se sienta junto a mí y empieza a tocarme viendo inmediatamente lo encendida que ando, mientras platica contigo empieza a deslizar su mano por mi pierna, tu miras como hipnotizado cuando separa mis piernas y sigue más adentro, yo me acomodo mejor para disfrutar de sus caricias y de la cara que estas poniendo, él sigue preguntándote cosas, pero se da cuenta que ya no le pones atención, tu mirada y tus sentidos están alertas a la manera en que él me acaricia, deseando ser tú el que lo estuviera haciendo, la mano de mi esposo llega hasta mi conchita, y te dice que se ve que estuviste trabajando ya, porque estoy mas húmeda que un río, tú te sonríes pícaramente y le dices que estando solo conmigo es prácticamente imposible tener las manos quietas, pero que has respetado su acuerdo y que no me has tocado de más, sólo lo suficiente para ir caldeando el ambiente, mi esposo se siente contento de esto, no le gusta que lo dejen fuera de la jugada y ve que puede confiar en ti. Como recompensa te dice que entonces qué esperas, que ya está él aquí y que por lo que se ve, su mujercita quiere que la atiendas lo mejor posible, entonces, mi esposo empieza a besarme apasionadamente, quitándome con movimientos firmes el bikini empapado que aún tengo puesto, te siento moverte, abro mis ojos, y veo que te estas quitando la ropa, caen tu camisa y tu playera primero, qué hermoso tórax tienes, qué tetillas más ricas y paradas de deseo, luego tu zapatos, tus calcetines y tu pantalón salen despedidos me miras a los ojos cuando estas a punto de quitarte el bóxer, pero con la mirada te digo que me lo dejes a mí, mi esposo se levanta también, y empieza a despojarse de la ropa, tú te acercas a mí, te acaricio lentamente mientras me besas, las yemas de mis dedos recorren tu piel, te siento estremecer, eso me excita más, tu verga esta totalmente parada luchando por salir, la toco sobre el bóxer, la excito, la vuelvo loca antes de sacarla de su prisión, es como desenvolver un hermoso regalo, bajo tu bóxer lentamente, y tu verga sale disparada hacia mí, como si tuviera un resorte, magnífica, hermosa, firme, no puedo esperar más y me la meto en mi boca, qué delicia sentirla tú te retuerces de placer, mi esposo mientras tanto observa la escena desde un sillón tocándose la verga, le gusta verme disfrutar tanto, muerdo suavemente tus testículos, están tan duros y llenos de leche que me enloquecen, luego me levanto, me ayudas a quitarme el vestido que traigo, mi brassier también es desechado y mis tetas están ahora libres para ti, te las comes con el ansia de un bebé que necesita ser amamantado, tus manos acarician mi cuerpo completamente, mis nalgas son recorridas y abiertas para beneplácito de mi esposo que sigue observando, después de un rato, me acerco a mi esposo, lo beso tiernamente en la boca y luego me inclino para tomar con mi boca su pene que para este momento está deliciosamente lubricado con sus primeros jugos, me lo como completamente, lo succiono, y entonces siento que te pones detrás de mí, acaricias mis nalgas, me mojas mi hoyito anal con mis jugos y tus dedos, luego me metes un dedo ahí, siento deliciosamente, luego sacas el dedo, y siento que tu verga es apuntada hacia mí, te has puesto ya el condón y la guías hacia mi entrada vaginal, estoy tan mojada que de un solo golpe entra tu verga en mi ser, mi esposo no tardará en correrse, está súper excitado por la situación de verme en esta posición y más siendo penetrada por otro hombre, me saco su pene de la boca, lo empiezo a masturbar mientras tu sigues acometiendo contra mí, qué delicia sentir tu verga, me haces gemir casi a gritos, mi esposo toma mis tetas y empieza a pellizcármelas, yo sigo masturbándole y de pronto, al sentir que me vengo, tanto tú como mi esposo dejan salir el chorro de leche, uno dentro de mí, el otro en mis tetas, yo no soporto más y me corro deliciosamente apretando ambas vergas, es un desgaste total, los tres nos sentimos totalmente agotados, tú sacas tu verga de mi y te quitas el condón, mi esposo sigue tirado completamente agotado en el sillón y mientras yo, con las piernas aún temblorosas, me dirijo al baño para quitarme la leche de mis pechos, y me doy una ducha mientras ustedes se reponen...

La historia no termina aquí, al contrario, apenas empieza,

Alma.