Tony El Chef (3: Aceptación)

A veces el aceptar lo que eres resulta ser bastante difícil, Tony descubre quien es en realidad a causa de un fotografía de un GRAN amigo suyo.

Capitulo 3: Aceptación

Justo un mes es el tiempo que llevo ya aquí en este caserón antiguo, con mas velocidad que la de n rayo la vida se a convertido en una rutina, pero no por eso dejó de disfrutar mi trabajo ni de descubrir todos los días algo nuevo y asombroso. En es te tiempo he logrado cosechar una gran amistad con Leonardo y con Christopher.

Leo se la pasa hablándome desde el jardín y nunca pierde la oportunidad de charlar un rato conmigo en la cocina, sus conocimientos de botánica me han salvado en varias ocasiones pues el logra traerme siempre la especia que necesito para dar ese toque especial a los platillos, es una persona bastante interesante: Al parecer de muchacho lo comprometieron con una niña de su pueblo y en cuanto cumplió la mayoría de edad lo obligaron a casarse con ella, para escapar de la situación decidió huir de su pueblo para no regresar jamás, nunca ha vuelto a saber nada de su familia pues cree que no tiene el valor suficiente para presentarse ante ellos después de haber abandonado a la novia en el altar, al parecer estudiaba botánica pero nunca logro completar la carrera, por lo cual se encuentra ahora aquí como el jardinero. Es sorprendente la cantidad de cosas por las que a pasado a sus treinta y cuatro años, y a pesar de seto siempre se mantiene con un buen humor y una frescura inigualable, creo que es por eso principalmente que me cae tan bien a pesar de nuestras distantes edades.

Christopher a sido en muchas ocasiones una distracción a mis momentos de estrés en la cocina, pues el simple hecho de verlo siempre me alerta y me hace sentir bien; es un chico muy educado y amable, y estoy seguro que nunca sería capaz de hacer algo que considerara fuera de la ley pues el es de esas personas que siempre hacen lo correcto aun que no siempre sea lo mas fácil y ,a pesar de esto, es una de las personas más atrevidas que conozco pues a enfrentado a sus padres en incontables ocasiones y siempre esta dispuesto a defender su punto de vista sin importar las consecuencias. A causa de su obesidad siempre a sido algo retraído y se a mantenido alejado de los demás, al brindarme tanta confianza me da la impresión de que he sido un rayo de luz en su vida y eso ,además de su candente cuerpo, siempre me hace sentir bien.

Normalmente Christopher me visita por las tardes y nos la pasamos cocinando postres y platicando de toda clase de cosas: el colegio, la vida en general y sus intereses entre otras cosas. Al estar con el en la cocina satisfaciendo su enorme apetito me doy cuenta del porque tiene un cuerpo tan hermoso, al principio no entendía el porque los Baldosa me pedían una ración doble y a veces triple a la hora de sentarse en la mesa, pero ahora se que se trata de mi gran amigo me alegra el que mi comida le guste tanto y lo deje satisfecho.

Así transcurrían mis jornadas de trabajo: por la mañana Leo me alegraba, y por la tarde Chris me excitaba, y como no iba a serlo si era un gran chico en toda la extensión de la palabra; 1.80 de estatura y alrededor de 150 o 160 kilos según mis cálculos con una hermosa carita de bebe con grandes cachetes que me hacían alegrarme en cuanto veía que sus ojos desaparecían en su sonrisa. Sus padres, los Baldosa no han tenido inconveniente en que seamos amigos, aun que nunca he tenido mucho contacto con ellos y no han sido muy relevantes por lo menos hasta ahora.

Por las noches, después de llevarle su gran cena a Christopher, me dedicaba a navegar la red en mi computadora y explorar el ciber espacio. Como siempre no había muchas cosas de interés: Algunos amigos en el Messenger, paginas con algunos tips de cocina… revisando los acostumbrados correos de Marlene y mis padres me encontré al fin con la respuesta de Pedro a mi carta y sin pensarlo más me apresure a abrirlo pues aun que no sabia mis intenciones el simple hecho de que me allá contestado era gratificante para mi.

Leí cuidadosamente cada parte de la carta escrita por Pedro: trabaja en un restaurante… su trabajo… en la escuela… familia… ¡Nada interesante rayos! Entonces ley el último párrafo "Ven a visitarme cuando puedas, necesito que alguien me diga que me veo bien, ja ja ja" Y viendo la parte inferior del correo descubrí un fotografía que me dejó petrificado; aun no se si de la emoción o del susto pues se trataba de Pedro, pero no era el pedro de siempre… Era el mismísimo Pedro con el que yo había soñado noches antes ¿Acaso mis sueño significaba algo? ¡OH por Dios! ¿Y lo que me dijo en mi sueño será verdad? En ese momento estaba demasiado impresionado para continuar viéndolo así. Me recosté y pensé en el significado de sus palabras por algunas horas "¿qué significa?" me decía una y otra vez mientras su voz recorría la habitación repitiéndome "tu llegarás también"

Finalmente después de varias horas descubrí que tenía una incontenible pasión por los gordos y para comprobar mi teoría no necesitaba más que ver la foto de Pedro y descubrir si era verdad. Me levante y me acerque a la computadora, la abrí lentamente y abrí de nuevo la fotografía. "Esta es la prueba" me dije a mi mismo "si esta fotografía me provoca sentir algo… tendré que aceptar que los gordos me atraen, no puedo seguir negándomelo es evidente, y ya no lo soporto más" giré para mirar la fotografía, los ruidos de la noche continuaban afuera y entre la oscuridad solo se veía una luz en la mansión: la que provenía de mi computadora y por fin daba luz a mi existencia.

Lo observe por un buen rato con rostro de sorpresa y admiración "¡Con el que soñé!" me dije. Tal y como la había visto en mis sueños se presentaba en la pantalla un gordo sexy y atrayente con grandes senos caídos pero firmes a la vez, lonjas que daban la impresión de soportar mucha presión, la enorme panza peludita que se entremezclaba con los senos y esos potentes brazos gordos que tenían manos gruesas como de caricatura y con dedos gruesos y largos como salchichas. Todo… todo era hermoso y sugestivo, agradable a la vista y era capaz de despertar sentimientos e instintos ocultos en mi interior: Mi respiración se aceleró, mi corazón comenzó a latir cada vez más rápido y con tanta fuerza que creí por un instante que saldría de mi pecho, el sudor frío que producía mi cuerpo intentando bajar mi temperatura comenzó a salir cada vez más rápido mientras mi pene se tornaba grande caliente y duro sin que yo pudiera hacer nada.

No quería continuar, tenía miedo de lo que pudiera ocurrir y más aun después de lo que hice en la cama aquel día mientras dormía, pero mi excitación no cedía estaba ahí latente llevándome cada ves más cerca del orgasmo. Entré a la ducha y abrí rápido la llave del agua fría en mi intento desesperado por regresar a la normalidad pero era inútil; la excitación y el calor eran tan intenso que sentía que el agua se evaporaba por completo antes de siquiera tocar mi cuerpo y en su lugar aparecían decenas de grandes, gordos y potentes brazos que recorrían mi cuerpo frenéticamente estimulándome aún más y avivando mis sentidos hasta el grado máximo.

Traté con todas mis fuerzas de resistirme, pero era demasiado tarde el agua continuaba con sus caricias eróticas haciéndome estremecer de pasión y lujuria. Finalmente cedí… y mi mano derecha busco el camino desde la entrepierna a mi pene que se encontraba más sensible que nunca; lo tomé y lo comencé a acariciar suavemente y a subirlo y a bajarlo cada vez más rápido mientras mi mano izquierda acariciaba mis pezones endurecidos que suplicaban por que alguien los tomara y los acariciaba. Empecé a sentir entonces la respiración entre cortada, y el corazón se volvió aún más fuerte y más rápido, el calor aumentaba y el cuerpo de Pedro recorría mi mente, la sangre hervía dentro de mis venas y grandes chorros de semen salían expulsados con violencia mientras yo me retorcía del placer y dejaba que este llegara a mi abdomen y a mi pecho, aún más allá asta llegar a mi cara y mi cuello.

Finalmente terminó, y la partida de mi excitación me permitió regresar a percibir el mundo en su realidad gris y verdadera una vez más, continué bañándome y mientras lo hacia continuaba tratando de aceptar en lo que me había convertido. Finalmente salí y guarde la foto con alegría. La voz de Pedro volvió a pasar por mi mente "tu llegaras también" "¿Acaso terminare así de gordo?" me dije mientras tomaba una fotografía como la que había hecho para Marlene para comprobarme a mi mismo que no estaba ocurriendo nada.

Y finalmente nació en mi ese sentimiento de conformidad conmigo mismo que me permitió decir con franqueza: "¡soy gay… soy gay y me encantan los gordos! ¡Y voy a tener a Chris aun que sea lo último que haga en la vida! He descubierto y afrontado al fin la realidad y estoy decidido a hacerla aún más hermosa"