Tomas
Cogí sus slip de los costados y junto con los pantalones los baje hasta sus tobillos, su polla me miraba desafiante, babeante, pero si su polla me gustaba sus cojones gordos y pesados me tenían hipnotizado, eran enormes...
Llevaba varios años trabajando en un bar que mi hermano había montado en un pequeño pueblo.
La vida era bastante rutinaria, día tras día las mismas caras pidiendo lo mismo, a la misma hora, las mismas anécdotas contadas hasta la saciedad, los mismos chistes...todo prácticamente igual día tras dia.
Yo siempre había sido gay, desde mi más tierna infancia lo tenía muy claro, siempre me sentí atraído por los hombres, me gustaba jugar con ellos, sentir su olor, su calor, sentarme en su regazo. Y por eso en cuanto tuve la oportunidad, a los 17años me fui a estudiar a una ciudad cercana donde pude dar rienda suelta a todo lo que había tenido que reprimir durante tanto tiempo en aquel pueblo. Descubrí el sexo en todas sus variantes, y me convertí en una especie de obseso, me encantaban las pollas y las disfrutaba al máximo.
Pero al terminar mis estudios, no encontré ningún trabajo de lo que yo esperaba, y sabiendo que mi hermano había montado un bar, decidí regresar a casa, así podría trabajar en el bar, ahorrar y poder irme a realizar un master en el extranjero.
Al principio la ausencia de sexo me tenia loco, solamente pensaba en sexo, cada uno de los clientes que entraba en el bar me parecía una posible presa, los escudriñaba atentamente, de pie, sentados, miraba sus abultados paquetes, sus culos, sus muslos, su pecho, me volvían loco. Pero claro el problema de un pequeño pueblo es que todos nos conocemos y no era muy apropiado ir por ahí insinuándome, podría ser un grave problema.
Así que los primeros meses me escapaba muy a menudo a la ciudad donde había vivido los últimos 4 años, y allí saciaba todos mis instintos, los tres o cuatro días que estaba allí me dedicaba única y exclusivamente a follar, tenía una buena agenda llena de tíos de buenos rabos que ya habían pasado por mi cama.
Pero las escapadas se fueron espaciando por falta de tiempo libre, el bar era mucho trabajo y poco a poco me iba acostumbrando a tener menos sexo.
Una noche de viernes, como todos los viernes un grupo de tíos de unos 40 años venían al bar después de haber estado de cena. Como cada viernes pedían sus cafés y sus cubatas, y pasaban allí horas. Todos los clientes se habían marchado poco a poco y solo quedaban el grupo de los cuarentones, que seguían y seguían pidiendo cubatas.
Ya eran casi las 2 de la mañana y casi todos se habían ido, solo quedaban tres. Tomas, uno de ellos, me pidió que les sirviera una última copa a los tres, a lo que los otros dos se negaron y aunque Tomas seguía insistiendo, los otros decidieron irse.
Tomas me dijo que el también se iba que no quería hacerme quedarme ahí solo por él.
-No te preocupes, Tomas, si total a estas horas donde voy a ir- le dije amablemente- Venga que te invito a la ultima y me pongo yo otra.
Pues si no te importa- me contesto él con cara de pena.
Estas bien?- le pregunte preocupado
Buff- respondió resoplando- No ha sido un buen dia.
La verdad es que me extrañaba mucho su comportamiento, Tomas además de ser todo un adonis, era un autentico payaso, le encantaba hacer bromas y siempre estaba hablando y riendo, no recordaba haberle visto así nunca.
-Es que mi padre esta en el hospital- dijo.
-No sabía nada, ¿está bien? porque te veo muy decaído.
-Si, la verdad es que si, nos ha dado un susto pero esta bien, en un par de días en casa.
-Bueno, muy bien- respondí - Entonces a que viene esa cara.
-Nada, nada...-respondió el
Y así seguimos hablando durante un buen rato, mientras bebíamos y bebíamos.
-Yo ya me he bebido esto- dije de repente- ¿te apetece una última o tu mujer te mata si llegas más tarde?
-No, no te preocupes por mi mujer- respondió
-Bueno pues pongo otra.
Me puse a poner las copas, mientras el había ido al baño.
Al regresar, volvió a sentarse en el taburete y de repente me pregunto:
-¿Sabes por que me da igual mi mujer?
-Pues...no, no se- respondí sorprendido.
-Hace tres meses que nada de nada...ya me entiendes, que no... follamos, vaya. Que llevo tres meses sin follar- soltó de golpe.
En ese momento mi mente reacciono, recordando las pollas que me había comido, los tíos que me habían follado, y recordando el tiempo que había pasado desde la última vez que ya debía de ser 4 o 5 meses. No sabía si él me lo decía como confidencia, ya que a los hombres con dos copas les encanta desahogarse con el camarero, o era una insinuación, ya que en mi pueblo aunque nunca lo había dicho todo el mundo desde pequeño me habían considerado maricon.
Desde luego Tomas me ponía, y me ponía mucho. Era todo un macho, alto, fuerte, con las espaldas anchas, culo prieto y buen paquete. Había sido deportista hace años y eso todavía se notaba en el cuerpazo que tiene. Además es bastante atractivo.
Yo ya estaba desvariando solo de imaginármelo..
-Bueno si te sirve de consuelo, yo llevo unos cuatro meses- reconocí
-O sea que tu también andarás cachondo, no?
-Pues no se tu, pero yo estoy que me subo por las paredes-dije
-Si yo también tengo la polla con vida propia- me dijo con cierta sonrisa
Ahora sí que me tenia descolocado, pero tenía que jugármela.
-Si, si.... pues habrá que arreglarlo pronto, no?- pregunte
-¿Es verdad lo que dicen la malas lenguas que te gusta comer pollas?- pregunto a bocajarro.
-No solo me gusta, sino que me encanta una buena polla gorda- no se si había sido muy directo, pero desde luego la suya me la iba a comer.
-Joder...,así que es verdad, que te gustan los rabos
-Pues si- respondí- y supongo que a ti ahora mismo te vendría bien una buena mamada, ¿no?
Se llevo la mano al paquete, se lo coloco mientras me miraba lascivo y respondió:
-Espero que tengas garganta profunda porque tengo un buen rabo.
-Uhmmm- le miraba desafiante- vas a saber lo que es una mamada de verdad.
-Salí de la barra y me dirigí hasta donde el se encontraba sentado, me acerque y llevando mi mano a su paquete, lo apreté catando las medidas de ese rabazo, que en verdad tenía un buen calibre.
-Espero que cierro, y veras...-
Fui hacia la puerta para bajar la verja, y poder estar así tranquilos. Mi polla estaba ya a reventar, solo de imaginarme a ese macho dispuesto.
Volví hacia a el y de nuevo mi mano se fue directa a su rabo, volviendo a apretarlo en mi mano, y acariciarlo por encima del chándal que llevaba. El me miraba con una sonrisa de superioridad, y caliente apoyo su espalda en la barra, apoyo sus codos dejándome claro que tenia vía libre para hacer lo que quisiera.
Seguí acariciando su rabazo, mientras con la otra mano comencé a acariciar su pecho peludo y sus pezones, que estaban bastante duros, jugué un poco con uno de ellos, y lo pellizque a lo que el respondió con un fuerte suspiro, se le notaba caliente, igual que estaba yo.
Viendo la reacción, abandone su polla, y levantando su camiseta, se la coloque detrás del cuello dejando a la vista su maravilloso pecho, definido, con unos buenos pectorales, y me lance directo a sus pezones, los lamí, y mordisquee, mientras apretaba mi polla contra la suya, el apretaba mi cabeza contra su pecho y gemía fuerte, lo cual me ponía aun mas burro, el cabron era todo un macho, su olor era de macho, pura testosterona, que me encendía, el cabron era tan erótico.
Mordí, acaricie, bese, toque y palpe cada centímetro de su magnifico pecho, pero me moría por probar su polla, y allí me dirigí. Aparte su chándal y ver su polla enorme, y gorda embutida en esos slip blancos, uff que subidon, empecé a pasar mi lengua húmeda por el slip, notando la dureza y el calor que desprendía su rabo, en la punta había una pequeña mancha de liquido preseminal que deguste con ansia, menuda delicia.
-Como me estas poniendo, dios, me tienes a cien- resoplo
-Aun no has visto nada...- sonreí con malicia
-Joder...
Cogí sus slip de los costados y junto con los pantalones los baje hasta sus tobillos, su polla me miraba desafiante, babeante, pero si su polla me gustaba sus cojones gordos y pesados me tenían hipnotizado, eran enormes. Los acaricie y sopese, y mi lengua fue directa a acariciarlos, el se estremeció, y yo quede embriagado por el olor que emanaban sus pelotas, eran una maravilla. Y desde allí pase mi lengua hasta la punta de su polla.
Era alucinante poder saborear toda esa delicia, larga, dura, gorda y con unas venas que remarcaban su dureza. Volví a pasar la lengua desde los cojones hasta la punta y sin mas la metí en mi boca caliente, poder saborear el jugo que salía de su capullo, salado y sabroso, notar como palpitaba en mi boca, me volvía loco, y mientras intentaba tragar y tragar lo máximo posible de esa verga, tuve que desabrochar mis pantalones y dejar libre mi polla que parecía que iba a explotar.
Mis movimientos se hicieron rítmicos, intentando cada vez tragar un poco mas de polla, la notaba como golpeaba mi garganta pero intentaba un poco más, un poco más, la quería toda para mi, quería que me follase la garganta.
El solo se limitaba a dar pequeños grititos y gemir, mientras que sus grandes manos me empujaban la cabeza ayudándome para que al final toda su polla entrara.
-Dios, como la chupas..... me vuelves loco.... va a entrar toda... que fuerte
Estaba fuera de si, y mas aun cuando de golpe conseguí que toda su polla desapareciera en mi garganta, y mi barbilla chocase con sus enormes y peludos huevos. El dio dos pequeños empujones con la cadera, para metérmela unos milímetros mas, y yo tuve que sacarla de golpe ya que la falta de aire me ahogaba.
El tenia sus manos a los lados de mis orejas, y apretó para que mirase hacia arriba, y así pude ver su cara desencajada, con una cara de satisfacción, y ojos de incredulidad, mientras yo lo miraba arrodillado, con su polla apoyada en mi cara.
-Eres increíble..- me dijo, y de repente se agacho y comenzó a comerme la boca.
Notar la lengua de ese macho, jugueteando con la mía, sus labios, y su barba de dos días, fue ya demasiado para mí. Me tenía loco.
El se reincorporo y colocando la polla en mi boca comenzó a introducirla con una lujuria sobrenatural, me agarraba la cabeza y se dedico a follarme la boca con una intensidad increíble, sus cojones chocaban contra mi barbilla, y yo estaba a cien, mi polla estaba a punto de reventar y no podía dejar de acariciármela.
-Creo que voy a correrme....-grito de golpe
Y eso ya hizo que de mi polla saltaran cuatro chorros de semen, me dio un placer tan enorme solo imaginármelo llenándome con su leche. Pero yo seguía chupando y disfrutando de su polla, tenía un objetivo y era saborear su corrida. Así que en cuanto me recupere cogí sus pelotas, acariciándolas, mientras que con la otra mano le masturbaba mientras seguía saboreando su capullo, que babeaba líquido preseminal sin parar.
-Me tienes a cien- gritaba y gemía- Voy a correrme ..... Dios que gusto me das
Mientras yo seguía trabajando sus pelotas y su polla, el me grito:
-Cómeme los cojones....- a lo que yo accedí encantado
Y ahí estaba devorando sus pelotas, mientras el se pelaba la polla con fuerza, entre espasmos y gemidos, que me ponían a cien. Con mis manos agarraba sus nalgas duras y tensas por el placer, como mi lengua se encontraba en sus huevos y mis manos separaban sus nalgas no pude evitar alargar mi lengua y pegarle un par de lametones por su ano lo que debió de gustarle porque de golpe empezó a gritar, y tirándome del pelo me coloco la cabeza frente a su polla y metiéndomela de golpe hasta la garganta comenzó a correrse con una intensidad que nunca había sentido, su leche salía disparada hasta mi garganta,
una cantidad exagerada de leche que me chorreaba por las comisuras de los labios, mientras el gemía y se convulsionaba de placer.
Yo seguía saboreando su leche, e intentando dejar su polla reluciente y limpia, cuando el de repente volvió a agacharse y volvió a besarme, esta vez con mas pasión si cabe y saboreando el semen que aun quedaba en mi boca. Me incorporo y abrazo mientras seguía besándome, acariciándome. De pronto cogió mi culo con ambas manos y me dijo:
-Te voy a follar este culito....
-Me muero de ganas- respondí.
-Nos tomamos la última copa, mientras me repongo- me dijo mientras se acariciaba la polla.
Continuará..
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