Tomada por cinco joviales abuelos.

Lo que parecía iba a ser un trabajo temporal se convierto en una orgia, donde pude comprobar los efectos de cinco sementales en los que la edad no les había hecho mella.

Mi amiga Marta me había pedido un favor por tener que ausentarse con un viaje urgente, y era que la sustituyera unos días en su trabajo de un laboratorio clínico,  y como yo estoy titulada como auxiliar de clínica, aunque no ejerzo últimamente, decidí hacerlo.

El trabajo consistía en tomar durante tres días muestras de sangre y comprobar la tensión arterial  a un grupo de 5 voluntarios de un centro de la tercera edad que se habían sometido voluntarios a un medicamento experimental en el cual llevaban ya varios meses, y para ello habían seleccionado dentro de los voluntarios a quienes disponían de un constitución física mas fuerte y sana.

El primer día todo discurrió bien aunque se sorprendieron de ver una nueva enfermera, y como en el grupo reinaba el buen humor no cesaron de lanzarme piropos y bromas, y la verdad es que me agrado y mas de esos 5 galanes maduros que no estaban nada mal, pues la selección para serles sincera había sido esplendida, y apenas aparentaban la edad que tenían, siendo José el que llevaba mas la voz cantante e insistía entre risas que si yo era el premio que el laboratorio les había otorgado por someterse a dicha prueba.

Consiguieron ruborizarme y esos les animo más, cayendo yo en su juego, pues les dije que ya no tenían edad para esas cosas, a lo que ellos respondieron rápidamente que se sorprendería de ver la vitalidad que tenían los cinco, y que si dudaba le preguntara a mi amiga Marta, que ella ya les conocía.

Yo ciertamente les había mirado bien y como les cuento parecían disponer de buen arsenal pues el bulto de la  entrepierna  de algunos les delataba, y no era por llevar el pantalón estrecho, pues Francisco que era otro de los componentes, llevaba un pantalón ancho en el que se marcaba el vaivén de un coloso allí debajo.

Me dije cual seria la medicación a probar y el segundo día de tomar muestras, se lo pregunte a ellos, provocando risas entre ellos y alguna broma mas, pues dudaron de que yo no lo supiera, contestando que era uno parecido a la viagra pero con efectos menos nocivos para el corazón y la tensión.

Me puse otra vez ruborizada y más al estar encerrada en aquella habitación privada, que habían habilitado en el centro, siendo José el que nuevamente me ataco verbalmente, dejándome caer que entre todos me haría pasar un momento increíble, siempre con tono de broma para no ofender, diciendo que superaría seguro mi momento mas placentero que jamás hubiese tenido… preguntando por mi estado y mis gusto en ese campo, pues ellos se catalogaron como liberales y maestro en el arte de las mujeres.

Yo decidí seguir el juego, mostrándome una liberal empedernida con un marido unido a esta causa, que permitía juegos eróticos y más cosas pero siempre con gente de confianza.

Esto les alboroto y sin darme cuenta mientras tomaba sangre de uno de ellos, note como se rozaban con disimulo conmigo, a la vez que se palpaba también alguno su magnifico paquete, hecho que me hizo mirar cayendo en su juego erótico.

José pareció ser un experto en abrir campo y con mucho tacto me tomo por los hombros mientras guardaba una de las jeringuillas , acariciándome la nuca con sabiduría y clase, viendo que no lo rechazaba apoyo su cadera con cuidado contra mi trasero, notando yo como su gran paquete rozaba contra mis posadera.

Tuve unos segundos de duda que aprovecharon para ser ya otro el que se acercó para acariciarme los muslos, fui a separarme pero las manos de José bajaron desde mis hombros para tocar mis senos, con un cuidado y tacto que me hizo cerrar los ojos de placer, mientras Francisco subió su mano de mis muslos a través mi bata hacia mi sexo, que aunque estaba oculto con mis braguitas, estas se habían mojado un poco con aquella erótica conversación.

Ya no tenia escapatoria y era presa de aquellos cinco picaros abuelos, pues rápidamente fui besada por una boca experta y una lengua perforadora que se introdujo en la mía con una maestría y deseo que me hizo  aflojar las rodillas, siendo sujetada por los brazos de José que aproximo con fuerza ahora su duro rabo contra mi, marcado que allí había un semental de cuidado.

Abrí los ojos y vi como los otros tres se desprendían de su ropa mientras sus dos amigos me tomaban uno por detrás y otro por delante, aunque aun eran con caricias y besos mientras me desnudaron.

Yo no podía dar crédito de como  en unos pocos minutos,  había caído en sus redes y era pasto de aquellos cinco fieras que como digo no aparentaban la edad ni en pintura y mas cuando pude ver ya desnudos a varios, pues la dureza y grosor de sus armas hacia presagiar que allí aquel día iba a recibir una sesión de sexo que difícilmente olvidaría.

Fueron dos a la vez los que acercaron sus duros rabos a mi boca mientras Francisco se retiro para desvestirse el también, siendo aquellas dos pistolas de igual calibre aunque una con la cabeza descubierta y la otra con una fina caperuza, pero con un sabor similar pues no tarde nada en comenzar a comerlas, mientras mis manos se lanzaron a palpar sus enormes pelotas que colgaban adornadas con innumerable pelo blanco y negro entremezclado, haciéndolas aparentar mas aun su tamaño.

José por atrás se había desnudado y ya note su rabo como entraba entre mis piernas buscando calor y lubrificante, viendo que era de una longitud que asustaba, pues asomaba su cabeza por debajo de mi mojada almeja, mientras el mordisqueaba mi nuca y cuello, pues me había hecho sentarme sobre el en una camilla mientras sus dos aliados me daban sus afilados misiles para calibrar su textura.

Busque al quinto que había perdido de vista y  mi sorpresa fue mayúscula al ver que se habían reservado para el final, con el fin de no asustarme, aquel cañón de largo alcance que apuntaba hacia mi con su colosal cabeza brillante  asomando en su máximo esplendor entre aquella maraña de espeso bello púbico con tono canoso, que la hacia temer solo con mirarla.

La acerco mientras sus compañeros se reían morbosamente, aunque seguro alguno con algo de envidia, pues aquel portento de la naturaleza igualaba e incluso superaba el pollon de mi vecino el banquero.

La cogí con deseo para palparla, notando que apenas mi mano podía envolver su grosor, viendo una dureza en ella algo insultante, pues para esa edad, más de un joven la quisiera.

José con un arte más propio de un actor de peli porno, me tomo con cuidado de mi cadera para subirme en su mástil que introdujo con tacto por mi puerta trasera, produciéndome primero un pequeño dolor, pero que fui mitigado rápido por sus sabios movimientos.

Se dejo caer hacia atrás en la camilla, arrastrándome con el hacia atrás, quedando ensartada pero con mi conejo al aire y abierto para el resto de los comensales.

Siendo el que portaba aquel prodigio de la naturaleza, el primero en agacharse para comer aquel manjar en su jugo, mientras era bombeada por atrás por aquel abuelo experto que me estaba poniendo loca de gusto.

Los otros dos aliados seguían dándome sus apetecibles zanahorias que tampoco estaban nada mal, para que siguiera comiendo, acercándose también Francisco con su rabo en mano para frotarlos contra mis duros pezones  que eran pellizcados por las manos de todos, pues cuando uno dejaba el otro tomaba posición y los acariciaba.

Me llego así mi primer y explosivo orgasmo que derrabe en la boca del poseedor del coloso, que viendo mi estado rápidamente se incorporo, tomo el misil y lo introdujo de un certero golpe en mi sufrida y agradecida cueva, haciéndome pegar un pequeño alarido por tan fuerte penetración.

Bombeaba ahora con golpes secos y duros mi dilata almeja, dándome un placer indescriptible, mientras por atrás José comenzó a soltar su rica y pastosa crema en mi interior, acompañándola de una sesión de gemidos que me hizo contagiar, pero que apenas podía emitir al tener aquellos dos enormes pollones intercambiándose en mi boca.

Casi pierdo el conocimiento por la fuerza con la que me penetraba aquel semental, y menos mal que el tiempo no fue muy largo, aunque si muy placentero, pues a los pocos minutos, aquel cañón de gran calibre comenzó a vomitar ráfagas de pastosa leche en mi conejo con una virulencia increíble, golpeando sus enormes bolas contras las de José que entre bromas achaco a su aliado que tuviese cuidado que lo iba a reventar a el debajo como estaba.

Se separaron los dos desincrustando sus armas de dentro de mi, para pasar a ponerme de pies y ser tomada por las dos escopetas que tanto había degustado con mi boca, uno se posiciono por detrás, mientras el mas mayor me la introdujo por mi dilatada almeja, notando un cierto alivio pues estas eran algo mas pequeñas.

Pero este alivio se transformo en un rico placer rápidamente, pues estos dos sabían moverse y de que manera, pues llevaban un ritmo tan acompasado que parecían haberlo practicado innumerables veces, mientras gozaba busque donde estaba el que faltaba y lo vi frotándose su duro rabo viendo como daban cuenta de mi, haciéndome un gesto cómplice en el que avisaba que después pasaría el a tomar la alternativa.

Así me tuvieron no menos de diez minutos, haciéndome soltar dos o tres orgasmos colosales, y cuando vieron que no aguantaba mas, se corrieron casi al unísono dentro de mi, inundando si cabe mas mis llenos y rebosantes agujeros, que ya habían recibido doble descarga de tan rico manjar.

Sacaron tras recuperarse un momento sus ya morcillones rabos, para dejarme tumbada sobre la camilla, abierta como una flor mirando hacia arriba, entonces note como se incorporaba  Francisco, abriendo mis piernas un poco mas con sus rodillas, y tras palpar con su mano mi rebosante conejo, unto con los dedos parte de los jugos que se derramaban para impregnar su duro rabo con ellos, y dejándose caer sobre mi, me penetro hasta mis entrañas con aquel largo y duro mástil.

Comenzó su recital de expertos movimientos que fueron jadeados por sus cuatro exhaustos compañeros que miraban de pies con sus morcillas colgando tras sus descargas, como su amigo me cabalgaba como un jovial jinete, fue increíble el aguante de este abuelo y más aun la dureza de aquel largo mástil, que consiguió hacerme explotar dos nuevas veces, hecho que era aplaudido por sus aliados.

Finalmente  y tras su placentero esfuerzo note que aceleraba el ritmo de forma endiablada, sintiendo duros y secos golpes mientras escupía fuego por  su enorme dragón, estando yo ya en un estado de semi trance, pues escuchaba al resto pero apenas podía abrir los ojos y ver lo que hacia.

Quede en reposo sobre aquel campo de batalla, mientras mis agujeros se contraían y soltaban lo que de ellos rebosaba, durante no menos de quince minutos, pues al verme como me habían dejado, optaron por darme algo de descanso.

Una vez que tome fuelle, vi como se iban vistiendo, hecho que agradecí, pues me había temido que repitieran todos otra vez, y cuando pude lavarme y vestirme, me preguntaron como me lo había pasado… Yo claro no tenia palabras para describir aquello,  por lo que me dijeron que esperaban mañana repetir, y que lo harían mas pausado y mas calmado, pues el calor del momento les había hecho lanzarse como leones hambrientos  a una gacela.

Me preguntaron por mi marido, si notaria cuando fuese a casa mi estado, contestándoles yo que a él le hubiese gustado estar y participar en aquella orgia, pues disfrutaba viéndome como me hacen gozar otros junto a él, por lo que dijeron que lo hiciera venir al día siguiente si podía, y así serian tres parejas las que darían cuenta a la vez de mi… riéndose todos por aquella propuesta…. Que si quieren les contare en otra jugoso relato…pero si me lo piden…