Toma, cógela... qué no muerde
Cojo y dirijo mi mano hacia su verga, aprieto y siento esta dura y cálida, sintiéndola vibrar, comenzando a masturbarle con lentitud, deslizando mi mano a lo largo de su tronco, desde su glande hasta la misma base... uuummm!!.
Toma, cógela... qué no muerde
No es por repetirme, sino para aquellos que no comprende este mundo, o esta forma de vivirlo, no me excuso ni excuso a otros, simplemente expongo mis experiencias. Sabiendo que, a pesar de mi edad, tengo ya mucho recorrido, no me importa admitirlo o al menos por este medio, ya que otra cosa es admitirlo en mi día a día. El repetirme no es por estos comentarios, sino por decir, que soy de esos que pienso que una mirada, un gesto e incluso una insinuación lo dice todo.
Una mirada puede significar cualquier cosa, pero el cómo se mira y el dónde es lo que puede marcar un encuentro, soliendo acabar en una experiencia o una anécdota, todo dependiendo de ambos. No diciendo que sea en todos los lugares igual, pero de alguna manera son parecidos e incluso similares, como si vas a un sex shop, no hay miradas, pero si hay gestos. O si vas de caza, dependiendo a lo que para ti sea ‘caza’, pues cuando vas por zonas cruissing, ya que sabes a lo que vas, ya que en verdad todo depende en verdad de uno. Dicho esto, comenzare...
Era un día más, como suelo decir un día corriente, cuya monotonía es comenzar a irme a correr, no suelo ser de gimnasio, aunque de joven solía ir. Ahora me he aficionado más a salir a correr o simplemente caminar, marcándome un reto, pues cada semana me da por aumentar el recorrido, probando nuevas rutas.
Hace semanas me he fijado que cuando voy saliendo de mi municipio, dependiendo por donde lo haga, me he dado cuenta en una de estos acceso, como a medio camino hay varios puentes. Puentes que hay una barqueta, pero no es lo que me extrañó, sino los tramos de camino que hay a ambos lados. Camino que me ha dado por tomar, pues he pensado si aquí hay un puente, por qué no hubiera otro al otro lado, dando con este tras caminar varios kilómetros, y finalizar por encontrarme otro.
Y debo decir que mis recorridos han aumentado el kilometraje gracias a este hallazgo, cruzándome con personas de todas las edades, intimando finalmente con más de una/o al cruzarnos. Donde ese... ‘buenos días’ o ‘buenas tardes’, no queda en saco roto (expresión), sino es como una semilla que plantas y finalmente da su fruto. Pudiendo mencionar algunos de estos encuentros, pudiendo poner como ejemplo aquel, o como aquella chiquilla, pero bueno, está zorrita ahora mismo no viene a cuento. Mejor sigo...
Pero el pasado domingo, tras salir de casa temprano, sales como es habitual, cuya vestimenta es ropa deportiva, y claro esta una mochila con lo necesario (una de esas pequeñas, tipo Decathlon). Sales de casa y en el mismo portal antes de ponerme en camino, pongo en mi reloj el programa de correr, de esa manera saber cuándo kilómetros hago, como las calorías e incluso el recorrido, entre otras cosas. Una vez puesto, me coloco los auriculares inalámbricos, pongo una emisora radio en el móvil, poniéndome en marcha...
Cuando a mitad de mi recorrido, me avisa el reloj que llevo ya cuarenta y cinco minutos, dándome por regresar, levanto la vista y observo el paisaje. Y tras meditar un poco, me da por acortar por un nuevo camino, calzada que cortas por un camino que están adecuando, limpiándolo de basura, maleza y escombros. Camino que tomó a pesar de eso, cuando a medio de esté, diviso una silueta a pocos metros, cosa que en un principio me extraña, pues esta persona esta parada aún lado.
A medida que voy llegado y a pesar de mi curiosidad por esta persona, visualizo que está de pie mirando hacia un campo de labranza, cosa que desconozco sus verdaderas intenciones. Acabando por estar a escasos dos metros, mirándolo con cierto reparo, acabando este por girarse en ese preciso momento en que llegaba a su altura. No pudiendo evitar la mirada, bajando la mía, mirada que baje hacía sus pies, pero que clave sin poderlo evitar, al llevarme la sorpresa al ver su miembro colgando. Cogiendo esta persona, cuyo rostro se le dibuja una sonrisa, soltándome con descaro...
- "¿Quieres comer polla?".
Respondiéndole ciertamente desconcertó, pero como si mi cerebro se hubiera ‘reseteado’, acabe por responderle y encima con el mismo descaro...
- "¿Donde?".
Esta persona no se extraña, no deja de mirarme, mirada que desciende a mis pies para volver a mí cara, acabando por decirme...
- "Sígueme".
Cosa que hago y tras bajar por un lado del camino, veo como se adentra en una zona de arbustos, quedándose entre unos cipreses. Cuando me acercó, este se saca su miembro del interior de su pantalón, polla de unos 16 o 17 cm aproximadamente. Momento en que me acerco, pero que no hago nada de primera, como si deseara que fuera él quien tomara las riendas, acabando este por decirme...
- “Toma... cógela, venga, no te cortes que no muerde”.
Cojo y dirijo mi mano hacia su verga, aprieto y siento esta dura y cálida, sintiéndola vibrar, comenzando a masturbarle con lentitud, deslizando mi mano a lo largo de su tronco, desde su glande hasta la misma base... uuummm!!.
Emitiendo este sonido de placer, no dejando de suspirar, y sin decir palabra alguna, acaba por colocar una de sus manos en mis nalgas, al mismo tiempo que la otra la posa sobre mi pecho. Notando mi camiseta empapada de sudor, le da por preguntarme al respecto...
- "Estas empapado, dime... ¿Porque corres?".
Mano que siento como finalmente se introduce bajo mi camiseta, acariciando mi vientre e ascendiendo hacia pecho sudado. Mano cuyos dedos comienza a dedear mis ya erectos pezones, mientras siento como su otra mano magrea mis nalgas... mmm!!. Dándome por responderle...
- "Hombre... tengo mantenerme en forma, debo de perder algún que otro kilo, y de paso sudar".
Hombre que mientras hablábamos, no dejaba de meterme mano, no dejaba de magrear mi culo. Dejando caer algún comentario sobre mis nalgas, mano que le dio por tirar de mis calzones hacia abajo, descubriendo que por calzoncillos llevo un tanga. Mirarlo con aprobación, preguntándome...
- “¿Te gusta llevar ropa de mujer?”.
Y aunque le hice saber que no era de mujer sino unisex, acabe por decirle al ver el brillo de sus ojos, viendo que quizas le resulte morboso, diciéndole...
- “Bueno, aunque a veces me he puesto algo más dependiendo del momento, pues me pone mucho”.
Y tras haber acabado, mientras estábamos sentados descansando, este me pide permiso para realizarme unas preguntas, y ante la ignorancia de estas, acabe por decir...
- “Vale, venga dispara”.
Antes de comenzar, me hace saber que son personales, haciéndome saber que, si a algunas no quiero responder, nadie me obliga a hacerlo, comenzando por...
- “¿Desde cuando eres así?, me refiero a que ¿desde cuándo te gustan los tíos?”.
Le respondí... ‘que yo soy así desde pequeño, siendo descubierto sobre los trece años, y continuando por contestarle a lo segundo... ‘los tíos en sí, no me gustan, solo me siento atraído por los hombres mayores y cuanto más mayores mejor’. Sonríe, continuando por preguntarme...
- “Dime... ¿Eres pasivo, y si lo eres, cuanto de pasivo eres?”.
Al principio, le hice saber que no sabría cuánto, continuando por decirle que quizás depende del momento, pero que estaría entre un ochenta y noventa por ciento, ósea que dependiendo del momento podría hacer activo, pero sin llegar a penetrar. Continuando...
- “Dime... ¿Te gustó tu primera vez?, me refiero a tu primera enculada”.
Condesándole... pues la verdad es que no, no porque no lo quisiera hacer, pero los nervios por ambos nos traicionaron, ya que yo tenía nervios por miedo, y el por querer metérmela. Lo intento varias veces ese día, pero no pudo ser, ya sea en la cama, como en el baño e incluso en el mismo sofá, convenciéndose al final que no era por el lugar, sino por la persona.
Y mientras le hablaba, pude ver como su polla iba recobrándose, acercándome y tras dejar de hablar, tomé su verga y comencé a chupársela, aprovechando cuando él hablaba. Siguiendo...
- “Dime... ¿Dilatas fácilmente?, y ¿Qué postura te gusta más?”.
Sacándome la polla de la boca, y le hago saber que normalmente dilato con facilidad, pero eso depende de la otra persona y del grosor de su verga. Y sin dejar de pajearlo, sigo, pues postura te diría que la del perrito, ya que desde me inicie, he practicado esa postura, aunque a día de hoy, suelo alternar con la del misionero o la del ‘amazona’. E interrumpiéndome, me suelta...
- “Entonces también te gusta, estar tumbado y ver la cara de la otra persona, ¡mientras te está penetrando... eeehhh!!”.
Mis ojos le hacen ver que es así, pues mis labios se restriegan sobre su capullo. Y esté sin dejar de sonreírme, finaliza por decirme...
- “Veo que eres un chico con mucho recorrido, espero que no me cobres”.
Y con cierta ironía, le hago saber que sí fuera así, no tendría ahora dinero para mis servicios, pero, acabo por decirle que me gusta experimentar, y que he tenido algunos amigos en mis inicios que, me han utilizado para sus fantasías. Y sigue...
- “Dime... ¿Cómo fue tu mejor polvo?, y dime... ¿Te gustan grandes, medianas o pequeñas, y gruesas o finas?”.
Saco de nuevo su polla de mi boca, le miro y me cuesta recordar el mejor polvo, pues le digo que han sido muchos, pero finalmente le hago saber que fue un compañero llamado Manuel. Hombre mayor, cuya baja estatura para nada era un inconveniente para poseerme, persona que sabía usarla muy bien, y un semental insaciable.
Y a su segunda pregunta, le hago saber que el tamaño me da igual, pero siempre que sea de un maduro... son las preferidas, y en referencia al grosor, le hice saber que cuanto más gruesa mayor dolor, pero las finas el trago mejor. Quedándose a media por mi respuesta, y continuar con la siguiente...
- “Dime... ¿Cuál es el hombre ideal para un polvo contigo?”.
Le miro y le hago ver que esa respuesta ya se lo había dado con anterioridad, pero ante su insistencia le respondo... ‘Mira cómo te he dicho, me gustan los hombres mayores, maduros y si me preguntas en qué edad están enmarcados, te diría a partir de los cincuenta y hasta los noventa años. Aunque no excluyo de menor edad, pues mucho hablar de edad y al final he acabado de menor edad. Me van como sean, me da igual que sean altos o de estatura más baja. Pero me pierden aquellos varoniles, muy vicioso, dominante, pervertidos y degenerados, aquellos que le gustan el sexo guarro. Se le ve muy excitado, continuando...
- “Dime... ¿Te gusta la idea de que otras personas te vean mientras te follan?, y sí... ¿alguna vez te ha pasado que se han animado a unirse?, turnándose a follarte culo y boca”.
Le conté que cuando estas en pleno fregado, rara la vez es que no haya algún que otro mirón, animándose estos a unirse a pesar de ser rechazados, y que para nada ha sido raro, ver cómo mientras mi ‘amigo’ de ese momento me follaba, esos otros se turnaban mi boca para darme vergas. Pues al final, tomaban el relevo cuando mi ‘amigo’ finalizaba, acabando finalmente en un trío, por no mentar una orgía. Y tras escucharme oír esto último, este aprovechar por preguntar...
- “Y dime... ¿Entonces te gusta la idea de participar en una orgía?, ¡no!”.
Y responderle que, no me ha importado participar, pues rara es la vez que con el que estoy, no han acabado por proponérmela, ya que es una fantasía a realizar. Y mirar el reloj, acabando esté por decirme, tranquilo, ya estamos acabando, soltándome...
- “Dime... ¿Con condón o a pelo?, y dime... ¿Te han penetrado alguna vez dos pollas a la vez?”.
Y decirle, normalmente suelo decir que, con condón, pero que tras pedírmelo ellos a mí, como viéndome que debo de llevarlos, cosa que rara vez hago, estos me hacen saber que si quiero follar debe de ser a pelo, y que finalmente cedes. Y sí, he sido penetrado por dos pollas a la vez, pero que ha sido bastante doloroso, teniendo que estar muy preparado y mentalizado para ellos. Finalizando sus preguntas con...
- “Dime... ¿Te gusta usar ropa interior de chica?, y ya que estamos, respóndeme... ¿Te has vestido alguna vez como ellas?, y ser follado como una nena”.
Y acabar por responderle, que tengo mis propias prendas, soliendo usarlas más de la cuenta. Confesándole que sí que me he vestido como una chica, aunque más siendo más joven, ya que mis facciones pasaban por una, y esto lleva a contestar a la siguiente pregunta, pues si me he vestido como tal, normalmente es para acabar en la cama. Y con la finalización de sus preguntas, acabo por tragar su segunda corrida, no tan abundante como la primera, pero no por eso igual de buena... mmm!!. Y mientras me ayuda a vestirme, me dice...
- “Mira como veo que tenemos feeling, me gustaría que mantuviéramos un contacto, deseando tener relaciones esporádicas. Somos discretos ya que ambos somos casados, viendo por tu manera de hablar que eres educado, y eres una persona formal”.
Y sigue...
- “Eres una persona que se asemeja mucho a lo que busco, ya que deseo un buen mamador para que me coma bien, polla, huevos y en general. Deseando que esa otra persona... como en tú caso, que sea delgada, si es posible, depilada totalmente, buen culito y con tendencia femenina. Pues quiero que, quiera sentirse mujer conmigo y o lo más posible, deseando cumplir todas mis fantasías”.
Acabando, mientras le miro bien, no viendo rasgo o cosa extraña en esta persona, hombre maduro, no muy alto, viril... cosa que ya me ha demostrado, cuya edad podría decir que está cerca de los sesenta años. Finalizando por decirme...
“Y si como dices que te gustan los tríos, podría llamar a un amigo también de mi edad, maduro, corpulento, delgado, viril y dotado. Amigo y compañero que al igual que yo, tenemos gustos y preferencias muy similares, ya que nos va las ‘chicas’ femeninas y ‘crossdreser’”.
“Bueno tú te lo piensas, tenemos sitio, y te confirmo que te haremos disfrutar al máximo”.
Dejándome con la proposición que más se me asemeja a un anuncio de contacto, pero que no le di contestación alguna, simplemente con un ‘ya me lo pensaría’, marchándome con una tarjeta de visita suya. Continuando con mi carrera hasta llegar a casa, donde tras dar el beso de nuevo a mi mujer, esposa que para nada nota el sabor a semen, solo me recomienda que me dé una ducha, si deseo meterme en la cama con ella... cosa que hago.
Bueno lo dicho, agradecer a todos aquellos que me leéis y os haya gustado, espero que no os hayáis manchado demasiado. Si queréis saber más de mí, me lo hacéis saber a mi email es: jhosua 1974 @ gmail . com (obviamente todo junto).