Todos tus sueños se hacen realidad

Una historia de amor, donde lo idilico y la realidad se mezclan en las mentes timidas y confundidas de un par de adolescentes. Una historia de sentimientos y pasion. Con una disculpa de antemano.

TODOS TUS SUEÑOS SE HACEN REALIDAD

Marzo 2001 – Descubriéndonos

Marcos era mi mejor amigo, un chico de ojos oscuros, piel pálida y cabellos negros. Para entonces tenia quince años, uno más que yo. Nos la llevábamos muy bien éramos como hermanos, lo compartíamos todo y la pasábamos muy bien haciendo las cosas a nuestra manera. Asistíamos a la misma escuela y cursábamos el mismo año.

Nos parecíamos mucho: los dos éramos delgados, pálidos y bastante curiosos. Además para tristeza de ambos, como lo comprobaríamos algún tiempo mas tarde, los dos sentíamos atracción hacia los individuos de nuestro mismo sexo.

Cierto día nos encontrábamos los dos en mi cuarto realizando algunos trabajos para el cole, estábamos muy juntos tratando de leer al mismo tiempo un articulo que habíamos bajado de internet. Fue entonces cuando note lo hermoso que era mi amigo, note que las chicas tenían razón al seguirlo tanto, era muy bello. Aunque me horrorizaba sentir algo tan físico por otro hombre, tenia que aceptarlo, Marcos era un chico bastante atractivo. Estuve observándolo furtivamente en total silencio durante algún tiempo hasta que el me volteo a ver:

-Es lo que necesitamos, ¿no crees?. Pregunto refiriéndose al texto que había leído mientras yo lo detallaba con curiosidad.

-Si, eso es. Le respondí un poco asustado.

De pronto Marcos me miro dulcemente y sin pronunciar una sola palabra acerco sus labios a los míos y me dio un profundo e inolvidable beso, mi primer beso. Sentí sus labios dulces y húmedos recorrer los míos de una forma tan delicada que todos y cada uno de mis sentidos fueron estimulados, el aroma de su boca y de su cuerpo tan próximo al mío era simplemente celestial, su piel suave y delicada acariciaba la mía y la hacia tiritar. Fue encantador e inolvidable, fue el beso más hermoso que jamás me han dado.

Tras ese día las cosas inevitablemente cambiaron, los dos comprendimos lo que sentíamos, sentíamos atracción por el otro, atracción por los de mas chicos. Pero sobre todo los dos sentíamos culpa, los dos sabíamos que lo que sentíamos no estaba bien visto por nadie, nuestra familia, nuestros amigos, nuestros maestros, nadie lo vería bien.

Fue entonces cuando tomamos una decisión conjunta, una decisión conjunta pero dolorosa. Después de hablarlo y pensarlo mucho, decidimos callar y ocultar nuestros sentimientos, decidimos enterrar en nuestra memoria aquel beso hermoso que nos dimos aquel día, decidimos dejarlo como un sueño en el que ambos coincidimos, decidimos continuar como si nada hubiese cambiado, como si los dos fuésemos los mismos, cosa que no era mas que una gran mentira.

Nuestra amistad agonizo durante el resto del año, aunque lo negáramos habíamos cambiado ya no éramos los de antes, nuestra relación era mas distante ya no éramos los mismos. La estocada final la dieron los padres de Marcos quienes decidieron mudarse a otro país. Tan pronto como Marcos aprobó el año escolar sus padres, su hermanita y el viajaron a Italia, mas exactamente a Nápoles donde su padre había conseguido un gran empleo.

La despedida contrario a lo que yo esperaba fue bastante emotiva. Marcos fue a mi casa y lloro inconsolablemente en mi hombro mientras yo lo abrazaba con ganas de no soltarlo nuca por que no quería perderlo.

-No me olvides, por favor no lo hagas- Me dijo con su calida voz entrecortada –Discúlpame por haber estado distante últimamente, pero es que lo que siento me impide estar cerca de ti sin hacer lo que deseo.

-¿a que te refieres? Le pregunte con vos muy suave.

-David, prometí que nunca iba a decirlo, pero no aguanto más. Yo… yo.

El estaba asustado. Por eso tome su rostro entre mis manos, lo mire fijamente y limpie sus lágrimas con delicadeza.

-David yo… te amo, te amo desde hace mucho tiempo… pero tenia miedo, miedo de hacerme daño al confesarlo.

Quede estupefacto, estaba en shock, no sabia que decirle. Como no tenia palabras para expresarlo, le bese, le bese cariñosamente tal como el lo había hecho meses atrás.

Después de eso los dos lloramos, lloramos como un par de niñitas, pero como un par de niñitas fuertes, por que para llorar de esa forma se necesita fuerza, fuerza para dejar que los sentimientos salgan a flote y nos hagan más humanos. Ninguno de los dos quería dejar al otro, en verdad era amor lo que había entre los dos, un amor que ignoramos hasta que fue muy tarde para salvarlo, un amor que ya no se podía recuperar… en teoría.

Diciembre 2005 – El regreso

Si que hacia frió en el viejo pueblo, las casitas cubiertas de nieve, los pinos blancos y el lago completamente congelado daban al paisaje un ambiente de cuento. La bruma de esa mañana envolvía mi cuerpo y hacia que la temperatura bajara aun más.

Llevaba casi dos años viviendo fuera de mi casa, tenia que hacerlo para poder asistir a la universidad, a mi pueblo solo iba para vacaciones y luego volvía a mi descomplicada vida de estudiante, de futuro abogado. Hacia mucho que no veía a mis padres ni a mis amigos, en verdad me habían hecho mucha falta.

Pese a lo que nos prometimos, Marcos y yo perdimos contacto. Hacia mucho que no sabia de el, no recibía mails de su parte y tampoco le escribía nada. Sin embargo en mi cabeza, como un implante, el recuerdo de ese chico de ensueño y de sus labios de niño renegado y dulce, no desaparecía. Lo seguía pensando y añorando, lo seguía extrañando. Suponía que había conseguido novias y era tan feliz que me había sacado de sus recuerdos para siempre.

-¿A donde vas hijo?- pregunto mi madre.

-Voy a caminar un poco. El paisaje es tan hermoso que no me lo quiero perder- le respondí – además quiero saludar a los chicos.

Salí de mi casa y camine como hace años lo hacia, sin rumbo, sin trazados, solo camine y recordé tantas cosas que había vivido en ese pequeño pueblito de calles de cristal y personas de hierro.

Antes de visitar a mis amigos decidí caminar solo, para relajarme un poco. Me senté en una roca muy dentro del bosque, era uno de mis lugares favoritos. Pinos inmensos y frescos se levantaban hacia el cielo, la crujiente nieve que amortiguaba mis pasos y el silencio de ese lugar, eran una caricia para mis sentidos cansados del bullicio de la cuidad. Ese era mi hábitat, mi medio, yo era un tipo de pueblo y me gustaba serlo.

En la ciudad había conocido chicos, incluso había tenido algunas parejas, había besado, me había divertido, había excursionado en ese mundo del homosexualismo, en el mundo de los "maricas" como lo decía mi hermano mayor, un homofóbico de tiempo completo. En mi familia todos creían que yo era un machito cabrio, nadie sospechaba mis gustos y era mejor que no lo hicieran.

-Lo sabía. Aunque pase el tiempo David no cambia, sabia que estarías aquí- dijo una voz gruesa y familiar – ¿no me piensas saludar?

Unos ojos oscuros, una piel pálida, unos cabellos negros que asomaban bajo un gorro de invierno, un cuerpo grueso y un rostro hermoso. Mi mundo se precipito, por un momento todo estuvo en desorden de nuevo. Era el, era Marcos, era ese recuerdo que pensé jamás volvería a ser una realidad.

Se abalanzo sobre mí y me rodeo con sus brazos.

-¡Eres un gran tipo, si que has crecido!- me dijo después de soltarme.

-Marcos… no lo puedo creer- le dije sorprendido –donde carajos te habías metido. Me alegra mucho que estés aquí.

Del niño delgado y malicioso solo quedaba el recuerdo, tenía un cuerpo evidentemente trabajado, era mucho más alto que yo, su rostro era más grueso, mas fuerte, sus labios eran delicados y su aroma celestial, olía a hombre y a niño al mismo tiempo, sus 19 años parecían 17, se veía tan masculino, tan sexy, era un ángel aunque no me lo crean. Me encantaba verle así, renovado, adulto, enérgico y sobretodo verle feliz, feliz por encontrarme en ese frió lugar.

-Tu madre me dijo que habías salido a caminar- comento después de abrazarme y mirarme por todos lados -de inmediato supuse que estabas aquí y mira no me equivoco.

-Al parecer no me has olvidado entonces, eso me alegra mucho- le respondí antes de soltar una tímida risa.

Nos abrazamos nuevamente y con su hombro sobre el mío salimos del bosque rumbo al pueblo. Durante el trayecto hablamos de todo, de su vida, de la mía, de nuestros amigos, en fin de todo.

-Estaba estudiando biología en Roma, pero la carrera me aburrió y la deje- respondió a una pregunta que le hice mientras caminábamos por el puerto.

-Entonces sigues tan indeciso como siempre- le dije en tono amable y le di una palmadita en la cabeza.

-Jejeje… me temo que si, en eso no e cambiado.

El resto del día anduvimos por el pueblo, visitamos a nuestros amigos y hablamos de muchas cosas más. Me di cuenta entonces que definitivamente ese chico era el amor de mi vida, no me lo había sacado de la cabeza. Su regreso solo revivió lo que sentía por el, solo me recordó lo bien que me sentía a su lado y que la magia que el había despertado en mi, seguía latente.

Enero 2006- Todos tus sueños se hacen realidad

Los días pasaron y nuestra relación comenzó a renacer de las cenizas, como lo hacia el ave fénix según la leyenda mitológica. Éramos dos de nuevo, éramos amigos nuevamente.

-¿Y cuanto tiempo te piensas quedar?- le pregunte una noche luego de beber un sorbo de cerveza, sentados en el sofá de mi casa.

-La verdad… yo no pienso volver a Italia.

Escuchar eso me alegro tanto que una sonrisa estupida se dibujo en mis labios, Marcos lo debió notar por que se sonrió también.

-¿Y que piensas hacer?- le pregunte.

-Quiero estudiar y tal vez busque algún empleo para costearme algunas cosas.

-Pero para eso tendrías que ir a vivir a la ciudad.

-Si, tendría que hacerlo.

De nuevo la risa estupida en mis labios. Estaba tan feliz que sentía el mundo en mis manos, tenía una nueva energía circulando por mis venas, me sentí vivo de nuevo, sentía que podía hacer mis sueños realidad y sobretodo que podía lograrlo con Marcos.

-¿Por que no volviste a escribirme?, pensé que ya no me recordabas. Dijo Marcos con un sutil tono de niño mimado en su voz.

-La universidad no me da tiempo para muchas cosas, lo siento.

-Bueno pues creo que yo también fui ingrato… ¿Me ayudarás a buscar un lugar para vivir en la ciudad?

-Por supuesto.

La conversación continuo su curso y cada vez los dos nos sentíamos más a gusto. Tal vez ayudaba el saber que estábamos solos en casa ya que mis padres estaban pasando la noche en la granja de mis abuelos y que mi hermano desde hace mucho no vivía allí… ¿conveniente verdad?

-¿Y tu novia?. Me atreví a preguntarle después de mucho pensarlo.

-Jejeje… me temo que no tengo ninguna novia. ¿Y tú?

-Pues… yo también ando solo- le dije sonriendo.

-¿Puedo confesarte algo?- pregunto tímidamente.

-Por supuesto que si.

-En realidad son dos cosas- me dijo poniendo una expresión de seriedad en su rostro –la primera es que yo soy gay. Y la segunda es que nunca e podido olvidar los besos que nos dimos….

De nuevo su sinceridad me dejaba mudo, solo que esta vez mi felicidad era tal que ese estado de shock duro muy poco.

-Para ser sincero yo no e podido dejar de pensar en ti ni un solo minuto- le confesé.

Su mano se dirigió con serenidad a mi rostro, acaricio tiernamente mis mejillas, mi mentón y mis labios. Yo estaba muy nervioso, mi cuerpo temblaba como una hoja que es azotada por el viento.

-Tranquilo, solo quiero comprobar que eres real y que este no es uno de mis sueños- me dijo al notar mi nerviosismo.

Esas palabras tan dulces solo lograban hacerme enamorar mas de el, era tan hermoso, tan dulce y tan varonil al mismo tiempo. Era un príncipe azul robándome el aliento.

-Subamos a mi cuarto, ¿quieres?- propuse con una vos tambaleante –allí podremos hablar mas tranquilos.

-Como quieras.

Una vez en mi cuarto cerré la puerta y le di play a un cd de los Stones. Marcos se sentó a la orilla de mi cama y me miro con sus oscuros y brillantes ojos, yo me senté a su lado.

-David, eres el niño mas hermoso que e conocido y desde que te di ese beso no e dejado de soñar este momento, te amo- me dijo mientras envolvía mi mano derecha entre las suyas –creo que esa decisión que tomamos fue estupida, jamás debimos esconder lo que sentíamos, me arrepiento de haber ahogado todo lo que despertabas en mi.

-Marcos yo también te amo, te amo desde siempre y nunca e dejado de hacerlo. Muchas gracias por decirme esto, no sabes lo feliz que me haces –le dije incrédulo por lo que estaba sucediendo -Me equivoque al pensar que nuestro amor no se podía recuperar, al pensar que este amor no se podía salvar. Aunque para saberlo ha tenido que pasar tanto tiempo, me alegra mucho haberme equivocado.

El calor de su piel, el aroma de su cuerpo, el aliento que escapaba cada vez más agitado de su boca fueron acercándose y nuestros ansiosos labios se juntaron al fin de nuevo. Su saliva, suave y dulce me invadía, me fascinaba poder saborearla, su delicada pero al mismo tiempo salvaje lengua jugaba con la mía y las dos unidas formaban una danza romántica y llena de gracia, el aroma que provenía de todo su cuerpo y de su boca era éxtasis que se apoderaba de mis sentidos. El era angelical, era un sueño, era un completo dios, un dios al que volvía a besar como lo había soñado durante cuatro monótonos años.

Alejé su rostro con mis manos, lo sujete y lo mire incrédulo.

-Eres mi sueño hecho realidad- le dije sin despegar mis ojos de los suyos.

La magia se apodero de esa habitación y de ese instante, todos mis temores, todas mis vacilaciones, todas mis dudas se esfumaron. Todo era perfecto, era un regalo de los dioses.

Nuestro beso se prolongo por unos minutos mas, nuestros labios no se querían despegar. Marcos me rodeo con sus brazos y me apretó con fuerza a su cuerpo, sentí su grandioso y fuerte pecho tan próximo al mío que lograba percibir las aceleradas palpitaciones que este albergaba en su interior.

-Que dulce cuerpo tienes, si que as crecido en estos últimos años- dijo mientras acariciaba mis cabellos y me miraba con sus ojos colmados de ternura.

-Quiero tenerte aquí junto a mi, quiero abrazarte y tocarte como nunca lo e hecho con nadie- le susurre al oído, de manera tal que fuera estimulado con mi voz.

-Desde hace cinco años soy todo tuyo. Aquí me tienes, siempre a tu disposición.

-Pues creo que somos esclavos mutuos, tu eres el mío y yo el tuyo. Eso va a ser muy útil para lo que te tengo planeado.

Nos levantamos de la cama y continuamos con nuestro beso.

Mis manos eran dos curiosos elementos que querían palpar y descubrir todo ese cuerpo tan varonilmente formado. Desabotone su chaqueta y la arroje al suelo, luego continué con su suéter del cual le despojé rápidamente. El mientras tanto hacia algo similar, la única idea de todo era liberarnos de las tantas prendas que nos acompañaban debido a las bajas temperaturas de ese invierno.

Al transcurso de unos cuantos segundos, durante los cuales nos encontrábamos unidos en ese grandioso beso, nuestras manos cumplieron su misión. Marcos solo tenía sus pantalones puestos y yo por mi parte únicamente llevaba mis boxers ajustados encima.

-No lo puedo creer, dime que esto es real- dijo Marcos separando sus labios de los míos para echarme un vistazo –estas divino. Mírate eres todo un machote, aunque un poco flaquito… jejeje-.

-humm… ahora no me vengas a echar en cara tus visitas al gimnasio-.

-Seria incapaz de echarle en cara algo a mi amorcito.

Nos besamos de nuevo por unos segundos mas, entonces lo arroje con fuerza en mi cama.

-Prepárate para saciar a esta bestia que has creado- le dije lujurioso.

-Quiero ver mi creación, espero que llenes mis expectativas.

-Voy a llenarte más que eso… marquitos.

Proseguí quitándole sus pantalones con suaves movimientos que acrecentaban su notoria excitación. Antes de despojarlo de ellos por completo toque por primera vez aquella herramienta que había imaginado durante mucho tiempo, mis manos se movían suavemente por la estirada tela de sus jeans, su pene era en apariencia grande, se sentía duro y tentador. Hice una pequeña paja sobre su pantalón, el gemía y me miraba seductoramente, como yo soñaba que lo hiciera.

Al aburrirme de esa indirecta caricia decidí sentir mas de cerca su delicioso pene, lo deje entonces en boxers, note como una manchita de humedad se situaba en lo que debía ser la cabeza de aquella gloriosa barra de placer que se veía enorme encerrada en esa tela. Lo acaricie una vez más, cosa que Marcos agradeció con nuevos gemidos y caricias en mi cuerpo.

Pensaba continuar esta vez sintiendo su piel dentro de mis manos pero Marcos tenía planeado algo para mí. Se sentó al borde de la cama y me miro a los ojos, me halo con fuerza hacia el y beso mi ombligo, luego gradualmente bajo hasta mi bulto, desbordante y palpitante como un monstruo encerrado en una prisión poco segura. Allí beso y lamió con desespero mi pene y mis huevos, separados solo por esa prenda de algodón ya bastante humedecida por su saliva y mis fluidos fruto de tanto juego erótico.

Mis gemidos escapaban bulliciosos y solemnes ante sus caricias, su boca jugaba con mi pene mientras sus manos se aventuraban por entre la tela tocando mis frías nalgas y dándole apretones y arañazos. Cuando parecía que no aguantaría mas, sus caricias se detuvieron y sus manos bajaron hasta mis rodillas el algodón que mantenía en cautiverio mis 19 centímetros de ardorosa pasión.

Su lengua jugaba inquieta con mi glande, lo envolvía y lo acariciaba como si se tratara de un juguete, las sensaciones eran sencillamente gloriosas, placenteras, me sentía tan bien con ese hombre que no quería nunca el final de esa noche.

-Sabe muy bien- dijo Marcos jadeante mientras sacaba de su boca mi herramienta babosa y húmeda.

-Déjame, ahora es mi turno.

Me tire de rodillas al suelo, quitándole por completo su bóxer, de tal forma que su majestuosa erección quedo a la altura de mi boca. Su pene emanaba como ninguno ese fantástico y afrodisíaco olor a sexo y a macho, ese olor que aceleraba mis palpitaciones y magnificaba mucho más mi erección. Comencé a darle suaves lametazos recorriendo su frenillo y tratando de introducir mi lengua en la pequeña boquita de ese fenomenal falo, el sabor era inigualable, sobre todo teniendo en cuenta que quería probarlo desde hace tanto tiempo. No aguante mas y proseguí a introducir esos 20 cm en mi boca provocando esto espasmos rítmicos entre los dos.

-Hummm… que bien...- Gemía mi amante mientras acariciaba mi cabeza en forma de agradecimiento.

Chupé por unos cuantos minutos su pene mientras nuestros cuerpos vibraban al son de Street of love de los Stones, y de nuestras descontroladas respiraciones. Su pene alcanzo el máximo volumen y sus testículos se contrajeron, sus espasmos aumentaron y sus gemidos se aceleraron.

-Despacio baquero, no quiero terminar con esto todavía- le dije al notar que estaba a punto de alcanzar el orgasmo– debes ser obediente.

-Como tú digas- me respondió mientras me levantaba del suelo y retiraba con sus pies mi bóxer.

Mi cuerpo desnudo era acariciado por la oscuridad de la habitación y por el frió clima que intentaba desvanecer los esfuerzos de la calefacción. Observe entonces su cuerpo que se dibujaba artístico en la semi-penumbra en la que nos encontrábamos, su silueta era tan perfecta, tan varonil.

De pronto un fuerte movimiento hizo que mis cavilaciones cesaran y que mi cuerpo se desplomase sobre el suyo.

-¿En que piensas?...- pregunto Marcos.

Yo le respondí con un beso húmedo y profundo y comencé a acariciar toda su anatomía y a rozar nuestros penes con suaves movimientos que acrecentaban nuestra mutua excitación. El sudor que nos recorría se mezclaba con el del otro y lubricaba nuestra caricias, nuestras bocas seguían unidas en ese beso y nuestros penes jugaban entre si. Mis manos acariciaban su piel mientras el hacia lo mismo.

Continué besándole y moviéndome sobre su cuerpo, el gemía suavemente y yo no podía mas que contemplarlo, escucharlo y darle gracias a la vida por dármelo de vuelta.

-Aghhh, te amo- dijo Marcos mientras mis labios liberaban los suyos y proseguían acariciando su cuello.

-Lo se…- le susurre al oído.

Mi boca inspeccionaba su cuerpo, sus orejas, su cuello, sus tetillas, su abdomen, todo era examinado por mi lengua y en algunas ocasiones por mis dientes que le proporcionaban suaves mordiscos a esa piel tersa y limpia, reluciente y aromática.

Mis sentidos estaban embriagados y mi cuerpo no era más que deseo y pasión mezclados de forma perfecta.

De nuevo pude sentir su falo, pude sentir su sabor deslizarse por mis papilas impregnarlas y llegar a mi cerebro, puede palpar dentro de mi boca las grandes y eróticas dimensiones del pene de mi amado, pude deleitarme con su varonil anatomía. Le di una mamada frenética, dado el grado de excitación al que me estaba aproximando, Marcos gemía y agradecía mi labor.

Saque su pene de mi húmedo refugio y puede verlo en todo su esplendor, durísimo y húmedo sostenido en el aire, erguido, orgulloso, dando una muda suplica, rogando por una caricia mas. Pero no quería terminar así, entonces seguí registrando su piel. Bese sus enormes huevos, los chupe, los lamí y me los metí de lleno en mi boca, mis chupetazos le robaban gemidos y espasmos a Marcos quien acariciaba tiernamente mi cabeza. Deje aquel par de colosos a un lado y bese la cara interior de sus muslos, lamí la rayita que parte de los testículos al ano, pasando cadenciosamente mi lengua por esta zona tan sensible.

Yo sabia para donde iba, sabía que lugar quería conquistar, sabia que parte de Marcos me pertenecería en unos minutos.

-¿Te gusta mi vida?- pregunte exhausto.

-Me encanta pequeño, solo no me dejes de hacer.

Las nalgas de Marcos eran dos concisos músculos pálidos pero hermosos, las acaricie, lamí y recorrí por unos segundos. Luego puede ver por primera vez su ano, esa cueva que en Marcos era hermosa y para nada repugnante, no tenia ni un solo vello, era rojizo y suave, humedecido por el sudor que escapaba de su cuerpo, era un anito hermoso o por lo menos eso pensé en ese instante.

Si las cosas suceden como están planeadas deben estar algo calientes en estos momentos. Por eso lamento mucho cortarles la historia así pero en estos días mi vida a tomado un curso distinto, desagradable diría yo, y el tiempo para escribir se a hecho nulo. Dirán que es una falta de respeto entregar un relato así y tienen razón, pero preferí hacerlo a dejar que se añejara y arruinara en la fría memoria de mi computador. Deseo con muchas ansias poder encontrar las horas adecuadas para continuar con esta historia y les pido mil disculpas por mi atrevimiento… Espero sepan perdonarme.

Y un saludo inmenso para mi gente de Colombia, muéstrenme que en realidad somos la capital mundial del libro y que sabemos apreciar las letras, noto con horror que son los únicos de quien no recibo "señales de vida" cuando publico algo...

Agradezco sus valoraciones y comentarios, espero no sean muy duros por mi falta. Eso si, cualquier cosa que quieran decirme será bienvenida. Mi mail leonardocel@hotmail.com .

Paz, amor, tolerancia y