Todos saben que te amo viii

La relacion entre xenia y gabriela se ve amenazda por carla que logra encontrar la casa de xenia y empieza a chantajear

TODOS SABEN QUE TE AMO

XYG

  • ¡Aléjate de mi cuello Xenia! no tienes idea de como lo dejaste- Gabriela se escudaba tras sus brazos mientras que Xenia se le acercaba peligrosamente.

  • Prometo que no lo vuelvo a hacer, lo juro.- la morena se llevó una mano al pecho, mientras que elevaba la otra y le enseñaba la palma a Gabriela solemnemente, e intentaba disimular su evidente sonrisa.

  • No sé Xenia, ¿acaso tienes idea de lo terrible que es andar con un pañuelo en pleno verano?- vió a Xenia haciendo una cómica mueca mientras meditaba si en realidad había usado o no el pañuelo.

  • Creo que no, pero una vez me pegué tan pero tan fuerte en una pierna que me quedó un hematoma de este tamaño y no me lo cubrí.- la morena reproducía el tamaño del moretón en su pierna, mientras la miraba seriamente.

  • Xenia ¿qué cresta tiene que ver un hematoma producido por un golpe con un chupón en el cuello? -Gabriela agitaba sus manos en el aire.

  • ¿Qué tienen el mismo principio? Una acumulación de sangre ¿o algo así?

  • Te estás poniendo demasiado creativa para tus respuestas, creo que no me está conviniendo que te juntes tanto conmigo.

  • ¿Ah no? ¿dices que quizá tengamos que alejarnos un poco, así no me influencias tanto?

  • No fue eso lo que dije, no me tergiverses las palabras ¿o acaso es tu forma de pedirme que nos alejemos un poco? - Gabriela sintió como sus labios formaban un puchero sin siquiera pensarlo.

  • No me haga pucheros mi niña, apenas logro estar un instante sin tí y tú me sales con que si acaso te estoy pidiendo que nos alejemos...

  • ¿De verdad me extrañas?- la voz de Gabriela se suavizó mientras esperaba la respuesta de Xenia.

  • Tanto que me duele aquí.- vio a la morena llevarse una mano al pecho.

  • A mí también me duele cuando no estás conmigo, es como si me faltara el aire y me cuesta respirar.

  • Ven aquí.- tomó a Gabriela de una mano y la sentó sobre sus piernas mientras que su espalda descansaba en el respaldo del sofá.- ¿Puedo ver?- acercó sus dedos al pañuelo ajustado en el cuello de Gabriela.

  • ¡No! me da vergüenza.

  • ¿Cómo te va a dar vergüenza? yo misma lo hice ¿recuerdas?- una pequeña sonrisa nació en los labios de Xenia.

  • De todas formas me da vergüenza, así que no lo vas a ver ¿oíste?

  • ¿Por favor?

  • No, y no me pongas esa cara.

  • ¿Por favor me dejas?- le dió un pequeño besito en la mejilla mientras que acariciaba su mano y le hablaba suavemente.

  • No, córtala Xenia.

  • Déjame verlo ¿sí? me vas a dejar ¿verdad?

Vio esos ojos azules mirándola suplicantes y le fue imposible negarse.

  • Ok.- se quitó el pañuelo y dejó a la vista la mancha violeta.

  • Uy qué grande ¿¿yo hice eso??

  • ¿Quién más?- Gabriela la miró con fastidio.

  • Lo siento... - dijo Xenia mirándola un tanto avergonzada. ¿Te duele?

  • No, me dolió cuando lo hiciste, no ahora.

  • Y si le doy un besito ¿crees que se borrará más rápido?- la morena acercó sus labios a la piel, y la chica más joven se alejó de inmediato.

  • Con cuidado eh, no te vayas a entusiasmar - advirtió levantando un dedo.

  • Sólo lo voy a besar muy despacio, así mira... ¿te hago daño? - Gabriela negó con la cabeza. ¿Crees que disminuya si froto mi nariz en él?

  • No, pero hazlo de todas formas - la voz de Gabriela sonaba grave mientras que abrazaba a Xenia por el cuello.

  • Me encanta tu olor ¿qué perfume usas?

  • No es perfume, es una esencia.

  • ¿De sándalo?

  • ¿¿Cómo supiste?? ¿reconoces el olor?

  • Hay una canción que cuando la escucho me hace pensar instantáneamente en tí, por eso lo supuse.

  • ¿Cuál es?

  • Ésta... - Xenia se acercó al oído de Gabriela mientras la abrazaba fuerte y apretaba la mano de ésta en la suya, y le comenzó a cantar suavemente.

She can't tell me that all of the love songs have been written

(Ella no me puede decir que todas las canciones de amor han sido escritas)

'cause she's never been in love with you before.

(porque nunca ha estado enamorada de tí antes)

Your skin smells lovely like sandalwood.

(Tu piel huele exquisita como el sándalo)

Your hair falls soft like animals.

(Tu cabello cae suave como el de animal)

I'm tryin' to keep cool, but everyone likes you.

(Estoy intentando mantenerme tranquila, pero le gustas a todos)

I want to kiss the back of your neck,

(Quiero besar tu nuca)

the top of your spine where your hair hits

(La parte superior de tu espina donde golpea tu cabello)

and gnaw on your fingertips and fall asleep

(y morder la punta de tus dedos y dormirme)

I'll talk you to sleep.

(Te hablaré para dormir)

But I'll be the one, and I will have chosen.

(Pero seré la elegida, y habré elegido)

I'm trying to keep cool, but everyone here likes you

(Estoy intentando mantenerme tranquila, pero le gustas a todos aquí)

I'm not the only one.

(No soy la única)

Your skin smells lovely like sandalwood.

(Tu piel huele exquisita como el sándalo)

Your hair falls soft like animals

(Tu cabello cae suave como el de animal)

and nothing else matters to me.

(Y nada más me importa)

She can't tell me that all of the love songs have been written

(Ella no me puede decir que todas las canciones de amor han sido escritas)

'cause she's never been in love with you before.

(Porque nunca ha estado enamorada de tí antes)

In love with you before.

(Enamorada de tí antes)

Your hand

(Tu mano)

so hot

(tan caliente)

burns a hole in my hand

(quema un agujero en mi mano)

I wanted to show you.

(quería mostrarte)


  • Xenia...

  • ¿M?

  • No sé el significado de lo que me cantaste, pero me hizo sentir cosas...

  • ¿Qué cosas?

  • Cosas nada más, como ganas de hacer esto...

Xenia sintió los labios de Gabriela en los suyos besándola primero suavemente como la chica acostumbraba, rozar sus labios con los suyos, tocarlos con sus dedos, separarse un poco y mirarla de cerca con sus ojos verdes llenos de ternura. Y a Xenia no le quedaba más que sonreír como idiota ante semejante rostro que se le antojaba inmaculado, que parecía tener un aura, que brillaba con una luz interior que sus ojos no percibían mas sí su corazón.

  • Me gustan esas cosas...

  • ¿Quieres que continúe con estas cosas entonces? - Gabriela la estaba mirando con sus ojitos risueños y algo de picardía en ellos, le hablaba suavemente, despacio, susurrando.

  • Quiero...

Entonces Xenia sintió como la chica más joven se apegaba más a su cuerpo y dejaba el suyo descansar sobre ella mientras que continuaba besándola cada vez con más pasión. Sintió su lengua rozando sus labios, entonces su boca se abrió más para darle paso en su interior, y ésta enseguida aceptó esa invitación. La estaba besando con toda su alma como nunca antes. Xenia casi no podía respirar, ni siquiera recordaba ya dónde estaba sentada, o si acaso estaba parada, o acostada, o siquiera si estaba en ese lugar.

Gabriela pasó una de sus piernas por encima de Xenia y quedó a horcajadas sobre ella mientras continuaba con sus besos. Sus labios comenzaron a recorrer su mandíbula y se hicieron camino hasta su cuello. Xenia mantenía los ojos cerrados mientras se entregaba a la sensación del cuerpo de Gabriela sobre el suyo, era increíble el efecto que provocaba en sus sentidos, la abrazaba tan firmemente como las fuerzas que tenía en ese momento se lo permitían. Sentía los labios cálidos de Gabriela en su garganta obsequiándole miles de emociones que jamás hubiera podido describir con palabras. No supo como sus manos se hicieron espacio por entre la tela de la polera de Gabriela hasta quedar en contacto directo con la piel de su espalda. Sintió un pequeño estremecimiento de la chica de ojos verdes, que se separó un segundo sólo para volver a hundir sus labios en su cuello. Entonces de su garganta comenzaron a salir suaves gemidos que le era imposible controlar, a la vez que oía otros cerca de su oído, escapar de la garganta de Gabriela.

  • Xenia... te amo... te quiero tanto... - oía entre jadeos, entonces de pronto sintió que prácticamente se le desgarraba el cuello de la polera mientras Gabriela se hacía paso hacia su clavícula.

  • Tranquila... - Xenia apenas sacaba la voz.

Percibió las manos de Gabriela colarse hábilmente por su ropa hacia su espalda para luego notar como su sostén se aflojaba. Gabriela se sobresaltó, la sintió soltarse de sus brazos mientras dejaba de sentir el peso de su cuerpo. Abrió los ojos y la vio alejarse rápidamente de su lado, mientras intentaba recuperar el aliento y veía como la chica respiraba con dificultad mientras la miraba con los ojos desorbitados.

  • Yo... Xenia lo siento... no sé qué me pasó. -tartamudeaba, mientras se tocaba la frente.

  • No pasa nada, tranquila, ven. - Xenia intentaba calmarla, mientras sentía que su corazón palpitaba a mil por hora.

  • No, es mejor que me quede aquí. - levantó las manos escudándose tras ellas, en ese momento su celular comenzó a sonar, provocando un tremendo salto en el cuerpo de Gabriela.

  • Es tu celular. - vió a la chica buscar nerviosamente su celular dentro de su mochila, sus manos temblaban tanto que apenas era capaz de abrir el cierre. Por fin llegó hasta él, aún sonaba, miró el número y se sobresaltó aún más, le dio una fugaz mirada a Xenia mientras dudaba si contestar o no.

  • ¿Aló? __________ Sí sí mamá __________ No, estoy con una amiga.- miró nuevamente a Xenia, sólo para escapar de inmediato de sus ojos. No sé ___________ Bueno ____________ Sí, no se me va a olvidar ____________ No es nada, es que me vine corriendo hasta aquí ___________ Ok, chao ____________ Yo también.

  • ¿Estás bien?

  • No sé cómo estoy, un poco confundida.

  • ¿Por qué? ¿yo te confundo? - Xenia buscaba su mirada pero los verdes se le escabullían.

  • No eres tú Xenia, soy yo, o sea es todo, ni siquiera me di cuenta de lo que estaba haciendo.

  • Siéntate aquí, prometo no tocarte. - Gabriela la miró casi con dolor.

  • Cada vez que estamos cerca siento cosas que jamás sentí antes en mi vida, pero tengo miedo, no sé cómo...

  • Lo estabas haciendo muy bien. - percibió una pequeña y tímida sonrisa en el rostro de Gabriela

  • No sé por qué me asusto tanto. - se golpeó la frente con el dorso de su mano. - Estamos ahí y ni siquiera pienso en lo que hago, es mi cuerpo que responde solo, pero cuando se entromete mi cabeza algo pasa, Xenia yo... me muero por hacer el amor contigo. - Xenia sonrió al oír esa confesión.

  • También yo... - le tomó la mano.

  • Pero sé que aún no es el momento, no quiero volver a hacerte esto, no es justo para tí, soy una estúpida, lo siento tanto Xenia.

  • No lo sientas, yo entiendo, no quiero que sientas que te estoy presionando, yo también tengo miedo.

  • No me estás presionando, fui yo la que empezó esto.

  • Pero fui yo la que te cantó al oído, así que es en parte culpa de ambas.

  • Gracias por tu comprensión, prometo intentar no volver a lanzarme así encima tuyo para luego dejarte a la mitad. - el sonrojo fue mayúsculo. Xenia sonrió.

En ese momento el celular volvió a sonar, Gabriela dio un respingo nuevamente.

  • ¿Aló? ___________ ¿¿¡Qué!?? ___________ ¿Cómo que no te acordaste? ____________ Cata sabes lo importante que es para mí ____________ ¡¿¿En dos semanas??¡ _____________ Si no las consigo no pienso hablarte nunca más en toda mi vida ¿oíste?

  • ¿Qué pasa? - Xenia preguntó una vez que Gabriela había colgado el teléfono.

  • Vamos Xenia, tienes que acompañarme ahora ya.

  • ¿Dónde? - Gabriela ya la estaba halando de un brazo dirigiéndola hacia la puerta.

  • A comprar entradas para el concierto de los Red Hot, vienen en dos semanas, y esta pendeja de mierda no me había dicho que están a la venta hace como un mes.

  • ¿Cómo que en dos semanas? no es posible que avisen y pongan en venta las entradas en tan poco tiempo.

  • Están cerrando la gira del By the Way y están cumpliendo 20 años de carrera y vienen otra vez para acá, lo que pasa es que se había suspendido el concierto, y supongo que finalmente vienen, pero ya había devuelto la entrada, y yo sin enterarme de nada metida ahí ¿qué clase de fan soy? - decía amargamente.

  • ¿Una fan que está locamente enamorada de una alta morena y de ojos azules cuyo nombre comienza con X?

  • Tienes toda la razón. - Gabriela miró a Xenia con ternura le dio un pequeño beso y volvió a la desesperación. Pero ¡vamos vamos que me quedo sin entradas!.

  • ¿No me esperarías a que me diera una ducha...?

  • ¡¡No!!

Xenia apenas alcanzó a componerse un poco la ropa y el cabello a buscar algo de dinero y sus llaves antes que Gabriela la terminara de sacar a empujones por la puerta.


  • ¿¿Dices que esta chica te dio su número de teléfono y te agradeció por ayudarla a aceptar su sexualidad??

  • No, que yo solita la ayudé, sino que las dos, tú y yo ¿qué te parece?- Xenia le hablaba a Gabriela mientras se concentraba en manejar.

  • Increíble. - dijo la chica de ojos verdes moviendo la cabeza sorprendida. - Bueno, pero a mí también me tocaron cosas parecidas, le di mi autógrafo a un montón de personas, ayy Xenia es tan divertido, me preguntaban por tí, aunque yo sólo me sonreía.

  • ¿¿Les diste tu autógrafo?? - dijo Xenia alzando una ceja.

  • Sí ¿por qué? ¿tú no acaso?

  • Por supuesto que no, esas cosas no van conmigo, lo sabes, además no sé por qué alguien querría tener un pedazo de papel con un montón de rayas, es patético.

  • Bueno sí, pero es entretenido, me quedé conversando con varias personas, y todos me querían dar abrazos y tomarme las manos y...

  • ¿Cómo es eso de que te abrazaron? ¿quién mierda te abrazó y te tomó las manos? - Xenia la miró enojada.

  • Xenia no te pases rollos, era en forma amistosa. - de repente miró a la morena con cara de pregunta.- ¿Golpeaste a alguien?

  • ¿Qué? ¿por qué me preguntas eso? - Xenia se concentró en el camino mientras sentía los ojos de Gabriela estudiando sus facciones atentamente.

  • Porque conociéndote y sabiendo cómo se me acercó a mí la gente, no me cuesta nada pensar que a más de alguno le llegó algún golpe o al menos un empujón, si intentó acercarse a tí.

  • ¿Dónde me dijiste que era? ¿En cuál mal?

  • Xenia me estás cambiando la conversación, no puedo creerlo ¿a quién golpeaste? ¡no me digas que fue a algún viejito por favor!.

  • ¡No! no fue a ningún viejito, fue un estúpido que me estaba molestando, y ni siquiera lo golpeé, solamente lo amenacé.

  • Bueno, por lo menos. - dijo aliviada. - En ése es.- le indicó con el dedo.

  • Allá vamos.

  • Xenia estoy tan entusiasmada, me muero por verlos de nuevo en vivo ya han dado tres conciertos aquí, o sea en Santiago.

  • Y ¿con quién se supone que vas a ir?

  • ¿¡Cómo que con quién!? es una broma ¿verdad? contigo obviamente.

  • ¿¡Conmigo!?

  • A menos que prefieras que me busque algún amigo que me acompañe, no sé, quizá podría llamar a José, tal vez él me quiere acompañar. - se llevó un dedo al mentón. - O hasta Pablo.- Gabriela vio la furia formándose en el rostro de Xenia.

Ya te tengo.

  • ¿Cuándo vamos al famoso concierto?

  • No estoy segura, esta mocosa no me dio ningún detalle.

  • Aquí vamos, sabes que la gente nos va a mirar ¿verdad? - Xenia observó con preocupación a Gabriela.- Sólo quiero que estés conciente de eso, tú mantente tranquila, que no te vean nerviosa ni nada, o si no les darás más de qué hablar.

  • Entiendo, podemos con esto, vamos.- Gabriela tomó la mano de Xenia pero la soltó al instante al recordar que no podrían darse el lujo de hacer algo tan simple como eso. - bajó la cabeza sintiendo tristeza, rabia, una mezcla de emociones.

  • Lo siento... sabes que no podremos hacer cosas tan sencillas como tomarnos de la mano en público, siento ser la causante de eso. - Xenia bajó la mirada con la tristeza patente en su rostro.

  • ¡No Xenia! no me digas eso por la cresta, las dos estamos en esto, tú no me metiste en nada, deja de pensar así, yo te amo, siempre te he amado, tú estabas en mi camino, eres mi destino Xenia, no dejemos que la gente se interponga entre nosotras.

  • Vamos.- Xenia le sonrió a Gabriela y juntas salieron del automóvil. Iba a ser la primera vez que se mostrarían realmente en público juntas.


  • ¿Estás bien? - Xenia observó cada movimiento de Gabriela mientras que ésta salía del automóvil.

  • Sí Xenia, estoy bien, cuídate, te quiero... - podía leer la angustia en sus ojos verdes, eran definitivamente las ventanas de su alma, y no sabían mentir, eran demasiado transparentes.

  • Te quiero, que descanses.- Xenia oyó su propia voz emitiendo una mezcla de emociones. Hizo partir el automóvil una vez que vio a Gabriela perderse por la puerta de su casa.

Tenía rabia, tristeza, impotencia, una serie de sentimientos que atormentaban su cabeza, y que continuaron haciéndolo durante todo el viaje. Le dió un golpe al volante mientras esperaba que la luz cambiara a verde. Finalmente llegó a su destino. Caminó hasta su departamento sin prestar atención alrededor.

Le dio vuelta a la llave y abrió la puerta de su departamento, pero antes de entrar en él, sintió una presencia detrás suyo, se volteó rápidamente y antes que se diera cuenta Carla estaba abriéndose camino hacia el interior del lugar.

  • Hola darling no me vayas a dejar afuera, ya llevo demasiado tiempo esperando para que me des con la puerta en las narices. - vió a la peliroja pararse en mitad de la sala mientras que inspeccionaba alrededor con su habitual soltura de cuerpo.

  • ¿Qué mierda crees que estás haciendo? ¡Sal inmediatamente.! - Xenia sintió la furia subiendo por su rostro hasta sus sienes.

  • Te vengo a visitar Xenia ¿qué más iba a ser? - se giró hacia la morena. - Ya no te quedes ahí parada y ven a hacerme compañía, esa puerta abierta me está dando frío.- la peliroja se abrazó a sí misma mientras frotaba sus brazos. Y necesito algo de calor ¿me lo darías? - ladeó la cabeza mientras miraba a Xenia provocativamente.

  • Por la mierda qué tengo que hacer para que dejes de molestarme ¡que te largues te dije!- Xenia se acercó hacia la chica y la agarró de un brazo mientras la arrastraba hacia la puerta.

  • No tan rápido cariño, si estoy aquí es por un motivo ¿no quieres saber cuál? creo que te va a interesar.

  • No me interesan tus putos motivos ¡fuera! - los párpados de Xenia estaban cerrándose peligrosamente mientras que su tono de su voz bajaba al mismo tiempo.

  • Xenia de mi corazón ¿no te dan curiosidad las cosas? - decía la peliroja mientras abría los ojos dándole énfasis a sus palabras. ¿no te carcome por dentro el deseo de saber algo que es desconocido para tí?

  • Si tiene que ver contigo me importa una mierda, ahora te vas- la agarró de un brazo y la empujó por la puerta para luego cerrarla de golpe.

-¡Xenia! si yo fuera tú abriría esa puerta, tengo algo aquí que te va a interesar, tiene que ver con tu adorada rubita - bajó la voz mientras decía la última frase. Xenia abrió nuevamente la puerta.

  • Si te atreves tan sólo pensar en hacerle algún daño a Gabriela, te juro... - Xenia se acercó al rostro de Carla hasta que sus narices estaban tocándose, sus ojos azules clavados en los marrones, mientras que agarraba a la chica por la mandíbula- ...que te mato ¿estoy siendo clara?

  • Casi clara, quizá si ladeas un poco tu cabecita y te acercas más, terminaría de entender.- la peliroja intentó tocar los labios de Xenia con los suyos, pero la firme mano de Xenia le impidió tal cercanía.

  • Ni siquiera te atrevas a intentarlo - Xenia la dejó sentada en el suelo de un empujón.

  • ¿Sabes Xenia? tú y yo somos más compatibles de lo que piensas... - se acercó gateando hacia los pies de Xenia mientras que alzaba sus ojos hacia los azules. - A tí te gusta dominar y a mi me gusta que me dominen.

  • Maldita loca asquerosa.

  • Insúltame todo lo que quieras y más, ya sabes lo que eso me va a provocar - Carla le sonreía con una fingida cara de inocencia.

  • ¿Qué mierda quieres a cambio de no ver tu asquerosa cara nunca más?

  • ¿Quieres que te lo grafique? porque yo preferiría que lo hiciéramos y ya.

  • Métetelo en tu maldita cabeza, no va a pasar nada entre tú y yo, ¡nada!

  • Sí, va a pasar, tú y yo vamos a hacer todo lo que se me venga en gana ¿cómo hago para dejártelo claro darling? - la peliroja giró los ojos para luego volver a posarlos en los de Xenia. Si tú no me das lo que quiero tu Gabita va a pagar las consecuencias ¿captas?

  • No le vas a tocar ni un pelo a Gabriela, maldita hija de puta. - Xenia se abalanzó sobre Carla con la mandíbula apretada de furia mientras que temblaba conteniendo las ganas de romperle la cara.

  • Es verdad, en eso tienes razón, nadie habló de tocarle nada a la niña esa, ése es tu trabajo. - la miró de pies a cabeza.- Por mí te la sigues cogiendo por el resto de tu vida tú solita, a mí no me va ni me viene ¿captas?

  • Puedes inventarle lo que quieras sobre mí, ella no te va a creer.

  • Tampoco es eso darling, es tan simple como esto, o me das lo que quiero o voy donde sus queridísimos papitos y les doy esto.- sacó una fotografía de uno de sus bolsillos la miró con una gran sonrisa en el rostro le dio un empalagoso beso y se la lanzó a Xenia. - ¿Crees que les gustaría ver esa escenita? -Xenia miró la imagen.

Hijadeputa.

-No cariño, no te alteres bonita - le agarró el rostro a Xenia, ésta le sacó la mano de un manotazo. - Es sencillo - dijo la peliroja sobándose la mano, mientras gesticulaba un exagerado "au" que más que haberle dolido parecía haberle fascinado. - Si obtengo lo que quiero, tus suegritos no se enteran de nada y todos tan felices como siempre. Ahí te dejo para que lo pienses, y veas que hasta buenita soy. - juntó sus manos con una fingida cara de inocencia mientras giraba los ojos al cielo. Xenia la vio alejarse y antes de perderse de vista se volteó.- Te dije que siempre obtengo lo que quiero... - desapareció por las escaleras, y reapareció al segundo - Ah y no tienes mucho tiempo. - le guiñó un ojo y se fue finalmente.


Gabriela se sentó frente al computador mientras que esperaba algún mensaje de texto o un llamado de Xenia. Miró la hora, el reloj marcaba las 23:15. Revisó su bandeja de entrada, los acostumbrados mails de propaganda hacían el 50% de su total correspondencia. Recorrió con la mirada su lista de contactos del mensajero instantáneo, varias personas en línea, pero todos bloqueados, no tenía deseos de contestar la misma pregunta cientos de veces, ni mucho menos tener que negar aquello que tanto le dolía negar.

Se paró de su silla y fue hasta la cocina, allí abrió el refrigerador, sus verdes ojos recorrieron el interior buscando algo de su gusto, nada la terminaba por convencer. Era increíble como últimamente habían disminuído sus ansias de comer tanto.

Debe ser Xenia que me llena, era ella lo que me hacía falta.

Por fin volvió a su habitación con un pocillo de helado de chocolate.

Tampoco es para tanto un poco de heladito no le hace mal a nadie.

Regresó a su lugar frente a la pantalla, alguien la había agregado a su lista de contactos, se llevó una gran cucharada de helado a la boca, mientras decidía si aceptarlo o no. Quien quiera que fuera, no era una persona conocida, y tenía ganas de hablar con alguien que no supiera quién era ella, desahogarse un poco. Finalmente optó por la primera alternativa. Llevó el cursor hasta el botón de aceptar, enseguida apareció un contacto más en su lista, la persona estaba en línea, por lo tanto veía su nick en color verde. Esperó un momento a ver si le hablaba, pero nada, en ese momento su celular sonó. Se puso de pie de un salto en busca de él.

"Ests bien?yo extrañndt,qisier str cntg ahora¿xq no t vienes para aca y dormims junts? promt no tocrt. TQ..."

Sonrió ante tal propuesta, y hasta consideró la posibilidad, lo más probable era que Xenia lo dijera en broma ya que sabía que eso no iba a ocurrir, pero las bromas siempre tienen algo de cierto. En ese momento se sobresaltó al oír una musiquita mientras que una ventana de conversación se abría en su pantalla.

  • Hola :)

  • Hola ¿nos conocemos?

  • Mm quizás...

¿Quizás? ¿y si es alguien que me conoce y se está haciendo pasar por desconocido? bueno ya veremos.

  • ¿Cómo te llamas? ¿eres chico o chica?

  • Prefiero guardarme mi nombre hasta asegurarme que seas de confianza, soy chica.

  • Entiendo... bueno un poco ¿cómo diste con mi dirección?

  • Me llegó entre muchas en un mail.

  • M ok ¿de dónde eres?

  • De Chile ¿y tú?

  • También, soy de Viña ¿y tú?

  • De Viña igual ¿por qué estás triste? ¿tienes una pena de amor o algo así?

  • ¿Por qué crees que estoy triste?- Gabriela se quedó mirando la pregunta, mientras que una cucharada llena de helado se perdía dentro de su boca.

  • No lo creo, sólo lo sentí, quizá me halla equivocado.

  • Bueno, algo de razón tienes, pero no es pena de amor, yo de amor ando muy bien la verdad (L).

  • ¿En serio? ¿o sea estás pololeando?

  • Sí, desde hace poquito, sólo días, pero nos conocimos hace más de un mes.

  • ¿Eres feliz con esta persona?

  • No sólo soy feliz, soy plena, es muy especial... además es la persona más hermosa que he visto en mi vida, parece estrella de cine :P.

  • ¿Le amas?

¿Le amas? ¿por qué no especifica un género? eso es raro aquí, pero me gusta, no da por hecho que es un hombre quizás... ojalá todos fueran iguales.

  • Con todo mi corazón (L).

  • Yo también te amo (L)...

¿Yo también te amo? ¿qué?

  • ¿¿¡Xenia!??

  • Sí, a menos que tengas otra polola por ahi... :(.

  • ¡Xenia! malvada ¿¿por qué no me dijiste??

  • Lo siento, quería decírtelo, pero era demasiado tentador ver qué podrías decirme :$ ¿me perdonas (F) ?

  • No sé, voy a tener que pensármelo... - Gabriela comenzó a sonreír mientras miraba la pantalla.

  • ¿Si te doy un besito?

  • No me conviene perdonarte por sólo un beso, además un beso virtual no me sirve mucho...

  • ¿Y si te lo quedo debiendo?

  • No sé... déjame meditarlo... ok, ya lo medité, te perdono a cambio de un beso que me voy a cobrar la próxima vez que nos veamos

  • Gracias mi niña... yo sabía que serías indulgente con tu Xenia :).

  • ¿Eres mía de verdad?

  • Completamente... y ¿tú? ¿eres mía?

  • Enterita tuya ¿nos pertenecemos entonces?

  • Para siempre...

  • Te quiero...

  • Yo más...

  • No, yo muchísimo más...

  • ¡Yo más! yo te quiero hasta el infinito y más aún.

  • Pero yo te quiero hasta el infinito del infinito y más todavía.

  • Ven para acá Gabby... mi cama es amplia, cabemos las dos, prometo que no te toco, sólo te miraré...

  • Qué más quisiera yo, pero ya sabes que por más que me lo proponga no puedo no tocarte, además luego ¿qué le digo a mis padres cuando me pregunten dónde pasé la noche?

  • Tienes razón... :( me estoy muriendo ya sin tí... si mañana amanezco muerta tendrás la certeza de que la gente sí puede llegar a morirse de amor...

  • Linda, preciosa.

  • Tú linda preciosa, hermosa, la más hermosa de todas las personas de este mundo y todos los mundos que existan.

  • Ya me estoy meditando eso de irme para allá... *-) ¿todavía está en pie la invitación?

  • ¡¡¡Sí!!! Yo te voy a buscar altiro, ya voy saliendo.

  • No, mi amor... lo siento... :( fué un impulso.

  • Me dijiste mi amor otra vez... no tienes idea lo que siento cuando me lo dices...

  • ¿Qué sientes?

  • Mi corazón palpita muy rápido... siento que se me sale por la boca... y siento ganas de gritar...

  • Te amo Xenia...

  • Te amo Gabby...


Observó la pantalla, el diálogo que hasta el momento habían mantenido, era cierto, cada vez que la llamaba así, sentía que su corazón no resistiría con tantas palpitaciones. Estaba sonriendo como una boba, ya había prácticamente olvidado la desagradable visita de Carla, y la gente murmurando a sus espaldas cuando se mostraron juntas en público, las ganas que sintió de golpearlos a todos para que no les quedaran más ganas de entrometerse en lo que no les importaba. Ya nada de esos sentimientos negativos sentía, todo lo malo desaparecía cuando estaba con Gabriela, todo era perfecto junto a ella.

  • ¿Sigues ahí? - leyó la pregunta de Gabriela.

  • Sí, aún aquí, sólo miraba tu te amo.

  • Y yo el tuyo.

  • ¿Gabby?

  • ¿Sí?

  • ¿Estás triste por la forma en que la gente nos miraba?

  • No es eso Xenia, o sea me molesta, pero no es eso lo que me duele más.

  • Y ¿qué es entonces lo que te puso triste?

  • No poder tomarte de la mano... no poder besarte en público... y que todos supieran que estamos juntas, que yo Gabriela conseguí a una persona tan maravillosa así como tú... y que todos se mueran de la envidia.

  • La que he conseguido a la persona más maravillosa y especial del mundo soy yo Gabriela y debes saber eso, a veces siento que no te merezco.

  • Tú no te valoras lo suficiente, si no fueras especial yo no sentiría lo que siento por tí, no quiero que me digas eso de que no me mereces nunca más, eso me duele aún más que cualquier otra cosa...

  • ¿Nunca has tenido dudas sobre nosotras? ¿de lo que sientes? sabes todo lo que nos va a costar... -Xenia miró su pregunta y se arrepintió enseguida de haberla hecho, no podría soportar que le contestara afirmativamente. Esperó la respuesta, pero no la recibía, un minuto, dos minutos, nada. Comenzó a preocuparse.- ¿Estás ahí?- seguía sin obtener respuesta. Su teléfono comenzó a sonar, mientras no quitaba la vista de la pantalla esperando la contestación de Gabriela, estiró la mano y agarró el teléfono, miró el número, era Gabriela.

  • ¿Aló?

  • Eso sí que me dolió Xenia... jamás pensé que me preguntarías eso- oía la voz de la chica verdaderamente angustiada.

  • Pero Gabby... o sea, sólo fue una pregunta.

  • No fue sólo una pregunta, son tus dudas Xenia, el que tú las tengas no quiere decir que yo las tenga, no puedo creer que me dijeras eso...

  • Gabby... no, no tengo dudas, sólo temor de estarte...

  • No te atrevas a decirlo, no Xenia, si lo vuelves a decir me voy a poner a llorar, apenas estoy conteniéndome aquí.

  • Perdóname... fue una estupidez, lo siento, no lo volveré a decir más. - Xenia comenzó a afligirse.

  • No se trata de que lo digas o no lo digas, sino que lo pienses o no, Xenia yo elegí estar contigo porque te amo, si hubiera tenido dudas ¿crees que te habría dicho lo que siento? ¿te gustaría que yo dudara de tu amor?

  • Es que no es es lo mismo...

  • ¿Por qué? ¿porque me dijiste que eres gay y yo no te he dicho que yo lo sea? por la cresta Xenia, pensé que habíamos dicho que nos amábamos más allá de la sexualidad, que era por las personas que somos simplemente, independientemente de todos esos malditos límites del cuerpo, ¿acaso me mentiste?

  • ¡¡No!! era cierto, es cierto, mierda... lo siento Gabriela, olvida que te lo pregunté, sé que me quieres igual que yo a tí.

  • ¿Sabes? voy a colgar ahora y me voy a desconectar, no quiero seguir hablando por hoy, te quiero aunque lo dudes... chao.

  • ¡Gabby!

Mierda, cómo puedo ser tan estúpida, sabes que esas cosas la dañan, ¡idiota!.

Golpeó el escritorio con su puño, mientras apretaba su mandíbula y veía que Gabriela ya no estaba conectada.

  • Ouch.

Agarró rápidamente su celular y se dispuso a escribirle un mensaje de texto.


Gabriela se despidió con un abrazo de la señora que la miraba sonriente. Había quedado feliz con la respuesta que le había dado el tarot acerca de su relación amorosa.

  • Por qué no te vas ¿ya? hemos tenido un montón de clientes hoy, bueno desde que eres famosa se nos llena esto, no me puedo quejar. - Su tía una mujer de 45 años, de estatura mediana y ojos verdes como los suyos la miraba con cariño mientras que clasificaba por colores las velas.

  • No sé ¿vas a estar bien con todas estas personas?

  • Claro que sí, además no estás como para leer cartas hoy. - Gabriela se la quedó mirando.- ¿Qué? no me mires así, te conozco más de lo que tú crees, tus ojitos son transparentes ¿sabes? Ya vete, yo estaré bien, dale un abrazo a tu tía favorita y luego desaparece de mi vista.

  • Gracias. - le sonrió a su tía le dio un fuerte abrazo agarró su mochila y salió de la tienda.

Atrás quedaron las velas aromáticas y el incienso de frutilla que casi terminaba de consumirse cuando Gabriela salió del lugar. No quiso mirar alrededor, sabía que la gente la estaba observando y no estaba de humor para firmar autógrafos ni decirles siquiera hola. En su lugar caminó lo más rápido posible.

¿Por qué cresta nunca me compré lentes de sol?

Sacó su celular no tenía ninguna llamada perdida, ni nuevos mensajes de texto, solamente el que había leído por la mañana, lo releyó.

"Perdón... TQ"

Pasó por una heladería, en realidad no tenía ganas de comer nada, de todas formas ingresó al lugar. Adentro estaba fresco muy luminoso e increíblemente no había mucha gente. Repasó con la mirada los diferentes sabores intentando decidirse por alguno.

  • Pensé que sólo comías de chocolate. - se sobresaltó al oír la conocida voz, giró la cabeza de inmediato y se encontró con esos impresionantes azules que ya tantas veces había mirado, en los cuales tantas veces se había perdido. No pudo reprimir una pequeña sonrisa formándose en sus labios.

  • Sólo quería variar por hoy. - bajó un segundo la mirada, sólo para alzarla nuevamente y quedarse viendo a la persona a su lado.

  • ¿Todavía estás enojada conmigo? - la voz de Xenia se suavizó al hacer la pregunta mientras que no le quitaba los ojos de encima.

  • No estaba enojada contigo Xenia, sólo me dolió lo que me dijiste. - Gabriela bajó la vista nuevamente.

  • ¿Ya se decidieron por un sabor? - Ambas giraron la cabeza hacia el jovencito que las miraba con una gran sonrisa.

  • Sí, yo de chocolate.

  • De lúcuma y menta. - dijo Xenia sonriendo mientras miraba a Gabriela. El joven se alejó aún con la sonrisa en su rostro.

  • Entonces ¿me perdonas? - Xenia se concentró en mirar una de sus manos.

  • Sabes que sí.- rozó apenas la mano de Xenia, ésta enseguida alzó sus ojos hacia los suyos mientras que sonreían dulcemente.

  • Vámonos de aquí. - dijo Xenia, mientras que tomaba esa mano que ya se alejaba de la suya.

  • Pero ¿Y los helados?

  • Los llevamos. - miró al muchacho que ya les acercaba ambos barquillos. - ¿Dónde pago?

  • La caja está por allá señorita.

  • Gracias.- Xenia recibió los helados, se los pasó a Gabriela y pagó por ellos.

  • Los próximos helados los invito yo eh. - Gabriela se llevó una cucharadita a la boca. - ¡Qué rico!

  • No está mal supongo, vamos dejé el auto por aquí cerca. - Gabriela siguió a Xenia mientras que ninguna de las dos prestaba atención a las personas que las miraban al pasar.

  • ¿Cómo me encontraste?

  • No fue casualidad si eso estás pensando, hace como una hora que te estaba esperando, pasé varias veces por fuera de la tienda, estabas concentrada atendiendo gente.

  • ¿¿Una hora?? Xenia tú no tienes tanta paciencia.

  • Pero contigo sí, y me hubiera quedado más horas si hubiese sido necesario.

  • Xenia...


  • Xenia baja la velocidad vas muy rápido, y cómete este helado que se está derritiendo.

  • Me gusta la velocidad, mucho más que el helado.

  • Abre la boca. - Xenia obedeció mientras que no apartaba la mirada del camino. Gabriela le metió una cucharada a la boca. - Eso es ¿ves qué rico?

  • Dame un beso.

  • ¿Estás loca? estás manejando, luego chocamos.

  • Soy capaz de manejar hasta con los ojos cerrados, vamos dame un beso, sólo uno. -Xenia miró un segundo a Gabriela que dudaba si hacerlo o no, finalmente accedió y le dio un piquito a la morena.

  • ¿Ves? aunque quedé con gusto a poco ¿otro?

Gabriela se acercó nuevamente esta vez sus labios permanecieron unidos por más tiempo.

  • Tienes los labios heladitos, se siente rico. - dijo Gabriela saboreándose. - ¿Dónde vamos Xenia?

  • Por ahí. Mira, busca ahí dentro, hay algo para tí. - Xenia le indicó con un dedo hacia el lugar.

  • ¿Algo para mí? ¿qué es? - Gabriela la miró con entusiasmo

  • Velo por tí misma. - Gabriela abrió la guantera y buscó dentro lo que podría ser para ella.

  • ¿Esto? ¿qué es?

  • Lee. - Xenia miró a la chica rubia sentada a su lado mientras que ésta leía atentamente lo que el plástico decía.

  • ¡¡¡Xenia!!! ¿¿cómo las conseguiste??- Gabriela la estaba mirando con la felicidad impresa en su rostro, sus ojos sonrientes la hacían ver tan hermosa.

  • Conozco a una que otra persona influyente.

  • ¡¡¡Xenia!!!- Gabriela se abalanzó sobre la morena y le plantó un tremendo beso olvidándose por completo de que estaban en plena carretera.

  • ¡Cuidado Gabriela! no es que me molesten estas muestras tan efusivas de afecto, pero ¿me las darías cuando nos bajáramos del auto?

  • Oops perdón.

  • Está bien, te ves preciosa cuando tienes esas reacciones de felicidad.

  • Xenia no puedo creer que te hallas conseguido credenciales para el concierto ¿¿esto quiere decir que voy a poder hablar con ellos?? - Gabriela miró a la morena mientras que ésta fingía meditar la respuesta. - ¡Ya Xenia!

  • Sí, vas a poder hablar con ellos, pero probablemente sólo sea 1 minuto, tampoco te entusiasmes ¿ya? -Xenia miró a Gabriela quien tenía una sonrisa pintada en el rostro mientras que sus ojos brillaban del entusiasmo.

  • ¿Que no me entusiasme? Xenia no tienes idea lo que esto significa para mí, hablar con los Red Hot, o sea, dios mío, y ¿¿si me quedo en blanco?? - sus ojos la miraron asustados. - Espera, yo no hablo inglés ¿¿cómo se supone que me comunique??

  • Tranquila, a lo más podrás decirles hola y eso te lo van a entender, de todas formas y si tenemos la oportunidad yo te hago de intérprete.

  • Xenia ¿por qué haces estas cosas por mí? eres tan tierna... - Xenia dirigió su mirada hacia la chica más joven cuyos ojos estaban llenos de dulzura.

  • Porque te quiero, y porque me encantan esas reacciones tuyas. - se detuvieron en una luz roja. - Ven aquí. -Xenia pasó su mano por la nuca de Gabriela atrayéndola hacia sí, con la intención de darle un pequeño beso, pero en vez de eso el beso se alargó por varios segundos más hasta que ambas empezaron a oír bocinas.

  • Oops.

  • ¡Ya por la mierda, ya voy!. - Xenia sacó la cabeza por la ventanilla mientras que miraba con odio a los choferes imprudentes. Gabriela comenzó a reír con ganas, mientras veía la cara de furia de Xenia. - Esta gente no tiene ni un poco de paciencia.

  • Xenia cuando te enojas te ves hermosa. - Gabriela apoyó su cabeza en el hombro de Xenia mientras que la miraba con amor.

  • Ya no te burles y dame otro besito.

  • Todos los que quieras...


  • Vamos déjate caer, no te va a pasar nada. - Xenia intentaba persuadir a Gabriela que se lanzaran rodando duna abajo.

  • ¡No! me da miedo, quédate ahí no te me acerques. - Gabriela corría como una condenada intentando escapar de la morena, mientras que sus pies se hundían en la arena y le impedían avanzar a la velocidad que intentaba hacerlo.

  • Te tengo, me voy a dejar caer, sólo cierra los ojos. - estaban en la cima y Xenia se balanceaba amenazando con dejarse caer mientras que Gabriela hacía esfuerzos en vano por soltarse de sus brazos.

  • ¡No Xenia por favor!. - Gabriela abrió los ojos y miró con el temor patente en ellos hacia los de Xenia.

  • Ya, si sólo estoy bromeando, tranquila. - la chica de ojos azules plantó firme los pies en la arena mientras que miraba a Gabriela en sus brazos con sus ojitos verdes abiertos como platos. - Confías en mi ¿verdad? no tienes que tener nunca miedo conmigo a tu lado, jamás dejaría que nada malo te pasara.

  • Lo sé, pero sabes lo miedosa que soy, y claro que confío en tí, te confiaría hasta mi vida.

  • Qué bueno, porque yo daría la mía por tí si fuera necesario. - vió a Gabriela sonriendo dulcemente.

  • Mira Xenia quédate ahí, siéntate, voy a bajar.

  • ¿¿Te vas a lanzar sola??

  • ¿Estás loca? voy a bajar así sentada y de a poquitito ¿ves? - Xenia sonrió mientras veía a la chica rubia bajar lentamente, con el trasero pegado a la arena. - ¡Ayyyy me caigo!. - Xenia se paró con la intención de ir corriendo hacia el lugar donde estaba Gabriela mientras sus ojos se abrían con sorpresa.

  • Era broma. - vió la sonrisita traviesa en su blanco rostro. - Tú quédate ahí, no te muevas. - le hizo señas con las manos para que se quedara en el mismo lugar.

  • ¿Qué vas a hacer allá abajo? - Xenia alzó la voz hacia Gabriela que se veía más pequeña a esa distancia.

  • Cierra los ojos Xenia. - la morena obedeció. - No mires hasta que yo te diga.

  • Ya, ya los cerré.

  • ¡Ahora Xenia! mira. - abrió los ojos y vio a Gabriela ascendiendo nuevamente con una sonrisa en el rostro mientras le indicaba con un dedo hacia el lugar donde segundos antes había estado parada. Leyó en la arena escrito en grande y dentro de un gran corazón.

"Xenia y Gabriela".

  • ¿Te gusta? - sintió el calor del cuerpo de Gabriela a su lado mientras que la veía sonriéndole dulcemente.

  • Me encanta...

  • ¡Mira Xenia! la puesta de sol. - ambas miraron al frente, el sol bajando lentamente mientras que el cielo y el mar se volvían rojos.

  • Te ves hermosa con esos colores en tu rostro, mira tus ojos parece que cambian de color.

  • También los tuyos.

  • Se están borrando nuestros nombres en la arena. - Xenia observó como poco a poco iban desapareciendo las letras.

  • El viento podrá borrar nuestros nombres, pero nada ni nadie podrá llevarse jamás el amor que siento por tí.

  • ¿Para siempre juntas...? - Xenia observó a Gabriela quien estaba concentrada en el escenario de colores que tenían en frente.

  • Para siempre juntas... - recibió la mirada de la chica a su lado, sus ojos verdes acariciando los suyos.

Se quedaron viendo el sol ya perdiéndose por el horizonte mientras que mantenían sus manos tomadas firmemente y sus cuerpos estaban lo más juntos posibles refugiándose del frío viento que ya comenzaba a soplar con más intensidad.


*La canción "Sandalwood" pertenece a la cantante "Lisa Loeb"

  • Detesto las reuniones familiares ¿viene mucha gente hoy?

  • ¿Quieres números? o sea cómo te lo explico mi últimamente ausente hermanita, no sólo viene mucha gente, sino que vienen todos, y cuando digo todos, me refiero al sentido literal de la palabra ¿cachai? - Gabriela miró con pesar a su hermana quien no despegaba los ojos de sus uñas las cuales estaba pintando de color rosado.

  • Ay no Cata, dime que es mentira ¡¿quieres decir que voy a tener que dar como 20 besos, sin contar los de despedida?!

  • Sí hermanita, lo cual quiere decir que vas a tener los microbios de 20 clases distintas de babas pegoteadas en tu carita. - Catalina alzó su rostro hacia una afligida Gabriela mientras sonreía ampliamente.

  • No es necesario que seas tan gráfica. - una mueca de asco cruzó las facciones de la chica rubia.

  • Bueno ya que cierta hermanita mía no me da detalles íntimos de su relación amorosa, no me queda otra que ser gráfica con otras cosas, me tranquiliza un poco esta curiosidad que me está matando. Además no le hagas tanto asco a las babas que harto te gustan las de Xenia - Gabriela le dio un empujón. - Ay gil hiciste que me pintara un dedo.

  • Por boca suelta, además Xenia no es ninguna babosa, no sé con quiénes te andarás besuqueando tú para tener esa imagen de un beso. - Gabriela puso un disco en el equipo de música.

  • ¿Ah no? entonces ¿sí me contarás los detalles íntimos? - Catalina quitó la concentración que tenía puesta en sus uñas y dirigió ésta hacia su hermana mayor quien se disponía a escuchar la canción que comenzaba ya a sonar.

  • ¡No! y déjame oír esta canción que me encanta.

  • ¿Y quién canta esta porquería? hasta para la música te estás poniendo pava.

  • No es ninguna porquería ¿oíste? - Gabriela agitaba un dedo delante del rostro de la adolescente.

  • Quita ese dedo, tengo contadas las veces que me has dado con él en un ojo. - le dió un manotazo. ¿Y por qué pones esa cara de gil?

  • Es que esta canción me trae recuerdos, ya cállate, sh.

  • ¿Recuerdos? ¿del día más aburrido de tu vida o qué?

  • Por la cresta Catalina ¿por qué tienes que ser tan parlanchina?

  • Acaso ¿yo te reclamo por qué últimamente andas en las nubes? por lo menos yo he sido siempre parlanchina en cambio tú de un día para el otro, todo el día en la luna, y con cara de pava mirando a un punto fijo donde no hay ninguna cosa interesante que ver.

  • Ya se acaba la canción y yo sin escuchar nada, la voy a volver a poner.

  • Uy yo me arranco de aquí, luego me quedo dormida, chao. - Gabriela vio a Catalina dirigirse hacia la puerta de su habitación, mientras que agitaba las manos en el aire y luego se soplaba las uñas una por una.

  • Eso es mejor, ándate y me dejas a mí escuchar mi tema solita.

  • Uy tu tema, ya me quedó claro, te lo dedico tu amorcito.

  • ¿Qué amorcito? - ambas se sobresaltaron al ver a su madre entrando al cuarto en ese momento.

  • Nada mamá es esta niña que inventa cosas, no le hagas caso.

  • ¿Qué amorcito Catalina? - la señora comenzó a preguntar inquisitivamente a su hija menor mientras que ésta comenzaba a ponerse un tanto nerviosa.

  • Pablo madre, es un tema que me dedicó mientras estábamos juntos, se lo comenté a la Cata y todavía se burla de mí por eso.

Perdóname Xenia...

-No entiendo por qué no haces un intento con ese chico, a mí me parece que es un niño decente, estudioso y muy buen mozo, es un gran partido, piénsatelo Gabriela.

Olvidaste mencionar que es repelente, odioso, apestoso.

  • Ni siquiera lo conoces, el que sea estudioso y buen mozo, según tú, no lo convierte instantáneamente en una buena persona ¿Y decente? quién sabe cual será tu definición de decente.

  • Luego te vas a arrepentir Gabriela, bueno allá tú, pero sería bueno que te buscaras a alguien pronto, así de una vez por todas la gente deja de hablar cosas sobre tí.

  • No me interesa lo que la gente diga sobre mí, mientras yo sea feliz con... - alcanzó a frenarse al recibir la mirada de su madre- ...migo misma estando o no con alguna persona.

  • Bueno, bajen pronto niñas que los tíos y abuelitos ya están llegando. - la mujer desapareció detrás de la puerta. Catalina miró con cara de inocencia a Gabriela quien la estaba asesinando con la mirada.

  • Mejor no digas nada Catalina...


Xenia se disponía a salir de su departamento cuando el teléfono sonó, meditó la posibilidad de no contestar, lo cual significaría que probablemente de todas formas la llamarían a su celular, así que sería lo mismo. También podía ser Gabriela, aunque eso era un poco improbable ya que para esa hora seguramente se encontraría entre su querendona y empalagosa familia contándole los más íntimos detalles de su estadía en el reality. Xenia sonrió ante esa imagen, Gabriela con sus risueños ojos dándole énfasis a sus palabras con sus manos y gestos.

  • ¿Aló?

  • Hola Xenia, todavía estamos esperando que te des una vuelta por la casa para conversar el tema ése, por favor hazte el tiempo de venir hoy.

  • Hola madre ¿cómo has estado? yo muy bien, muchas gracias.

  • Preocupada por tí, Jorge sigue preguntándome por ese asunto que andan comentando, y queremos hablar contigo.

  • No me interesa hablar sobre eso con ustedes, por lo menos podrías tener la amabilidad de decirme que te gustaría verme o algo así, ya sabes esas cosas que dicen las madres, sintiéndolas por supuesto...

  • Mira Xenia, no me cambies el tema, o tú vienes para acá o nosotros vamos para alla ¿qué prefieres? - Xenia imagino un agradable momento entre ella y Gabriela siendo interrumpido por su madre y su apestosa familia.

  • Esta bien madre, pero hoy no puedo, estaré todo el día ocupada.

  • ¿Cuándo entonces?

  • No sé, yo te llamo y te digo.

  • ¿Cuándo Xenia?

Mierda.

  • La próxima semana.

  • Está bien, pero si no vienes para la próxima semana como dices, tu padrastro y yo te haremos una visita.

¿estamos?

  • Te repito que él no es mi padrastro, y si dices que me quiere como tal voy a vomitar, otra cosa ¿qué mierda se supone que quiere él decirme? ¿me va a enseñar a cuadrarme o gastará su precioso tiempo en contarme su experiencia de ser un potencial asesino? porque que yo sepa él no tiene ningún maldito derecho de decirme nada. Ahora si me disculpas madre tengo cosas que hacer.

  • No puedo creer que hallas dicho eso ¿sabes lo que sentiría Jorge si te oyera llamarlo así? él que daría su vida por la paz del país en el que vives. - Xenia giró los ojos con una mueca de fastidio en el rostro mientras que oía la voz de su madre lloriqueando al otro lado del teléfono.

  • Ay por favor ¿de qué paz me estás hablando? ¿sabes? mejor dejémoslo hasta aquí, la próxima semana voy, ya que no me queda más remedio. Chao madre.

  • Chao hija, y que Dios te perdone por decirle esas cosas a tu madre.

Xenia inspiró profundo intentando calmarse, pero no hubo caso, le dio una patada al primer objeto que encontró a su alcance que resultó ser el sofá mientras intentaba ahogar el grito de furia que se escapaba de su garganta.

Gabby éste será un largo día, cómo me gustaría pasarlo contigo...


  • Todo eso que nos has contado Gabriela es muy entretenido y se ve que lo pasaste muy bien, pero no podemos dejar de preguntar sobre eso que andan diciendo ¿verdad familia? - Gabriela dejó de mascar un segundo su comida al oír la pregunta de su tío, el hermano mayor de su padre.

  • ¿Qué cosa?

  • Eso, acláranos Gabby por qué andan diciendo eso de tí. - Gabriela miró fugazmente a su primo un chico de 13 años que la miraba sonriente mientras la animaba a hablar. Comenzó a ponerse nerviosa.

Vamos Gabby que no te agarren los nervios, tú segura como dice Xenia, y sólo sonríe.

  • Eso es lo que hace la gente, habla.

  • Anda Gabby queremos escucharlo de tu boca, mientras no nos digas que no es cierto, seguiremos dudando. - su prima, una joven de 25 años la miraba con una mueca de incredulidad en el rostro.

  • No tengo nada que decir. - sintió la mirada de su madre en ese momento, no se atrevió a dirigir sus ojos hacia ella, sabía muy bien con qué cara se encontraría.

  • Ya dejen a la niña, ella sabrá si contesta o no ¿verdad mijita linda? - su abuela materna la miraba con el cariño impreso en sus ancianos ojos, mientras que le sonreía dulcemente. Gabriela le devolvió la sonrisa mientras que la abrazaba afectuosamente y no entendía cómo su madre había salido tan diferente a todo el resto de su familia.

  • Así se dice mamita, estoy de acuerdo con eso, ya déjenla comer en paz. - su tía más cercana le guiñó disimuladamente un ojo mientras que se empeñaba en cambiar el tema y sacar la atención que todos tenían puesta en Gabriela en ese momento.

  • Yo no pienso moverme de esta casa mientras no escuche de su boca desmentir esos rumores. - su otro tío, hermano de su padre la miraba fijamente mientras esperaba alguna reacción de la chica rubia. - Oye hermano no me digas que son ciertos ¿tu hija te salió un poquito marimacho? - Gabriela observó a su padre poniéndose tenso, mientras que ella misma sentía que las sienes comenzaban a palpitarle más de la cuenta y se iba sintiendo bastante descompuesta. - Eso sería raro porque siendo tú el único hombre de esta casa, debería haberte salido femenina ¿o no?

  • Gabriela no responde bajo presiones, obviamente son falsos esos rumores, fue una asquerosa artimaña que usó el canal para atraer rating, ahora por favor cambiemos de tema. - Su madre terminó su oración queriendo parecer lo más serena posible, le dio una mirada a Gabriela intentando que la apoyara en eso.

  • Para empezar yo no tengo por qué contestarle nada a nadie, mucho menos con el tono burlesco con el que me lo están preguntando. Con respecto a ser "marimacho" no es la palabra para definir a una persona que siente amor por otra del mismo sexo, no seas ignorante, además yo no le salí a nadie de ninguna forma, ya que a nadie le pertenezco. Preocúpense de sus propios asuntos, que por lo que veo no han de ser muy atractivos ya que se dieron la molestia de reunirse aquí más de 20 personas que no encuentran otro tema más interesante del cual hablar que no sea la sexualidad de uno de los miembros de la familia. Ahora con el permiso de todos me retiro, porque tengo cosas más importantes que hacer que seguir escuchando sus aburridos tópicos. - sintió la mirada aterrada de su madre y su padre, adivinó la amplia sonrisa en el rostro de su hermana, y no quiso ni imaginarse como la estaban mirando el resto de los presentes. - Abuelita, tías, primos... - se dirigió a su familia materna, excepto a su madre y les dedicó una sonrisa, eran los únicos que no la habían acosado a preguntas- ...nos vemos.

  • Chao Gabriela - Oyó a unos cuantos contestarle mientras se perdía dentro de la casa y sentía las miradas clavadas en su espalda de varios pares de ojos que estaban en el jardín.

Por la cresta, ahora sí que se me va a armar la grande.


Xenia lanzó las llaves en la mesa mientras se dejaba caer en el sofá con el cansancio evidente en su rostro. Encendió el equipo de música esperando haber dejado algún cd con música que fuera perfecta para ese momento.

¿Qué estará haciendo en este momento...?

Se paró del sofá y se dirigió a la cocina para ver si encontraba cualquier cosa que comer que ya estuviera preparada. Demasiado pedir, aparte de fruta y cosas envasadas que no eran de su agrado, no halló nada más. Sacó un pingüino de los que había comprado para cuando Gabriela se antojara de comer estando allí y le dió una gran mordida.

Se dispuso a tomar una ducha para relajarse de su ajetreado día. No encontró jabón.

Por favor que halla, que halla.

Por fin dio con todo lo que le hacía falta, se metió con los objetos al baño mientras tarareaba una melodía que no recordaba dónde la había oído pero que había sido incapaz de olvidarla y volvía una y otra vez a repetirla en su cabeza. Antes de cerrar la puerta el timbre sonó. Xenia alzó una ceja intentando adivinar quién demonios podía ser.

¿¿Mi madre?? no por favor que sea cualquier persona menos mi madre, pensándolo bien cualquier otro excepto Carla.

No le había dicho a Gabriela sobre las visitas que había recibido, y mucho menos le había comentado acerca del chantaje que ésta le estaba haciendo. Prefería pensar que la chica se aburriría de perseguirla, y que tarde o temprano dejaría de acosarla. Por ningún motivo quería que Gabriela se preocupara por nada, menos que tuviera el temor que sus padres pudiesen enterarse de lo suyo.

Se dirigió a la puerta, maldiciéndose por no haber instalado nunca un ojo de buey, hizo un apunte mental de comprarse uno lo más pronto posible. Pegó la oreja a la madera, pero nada, intentó ver por las rendijas y menos. Por fin se rindió y abrió la puerta con una mueca de fastidio en el rostro esperándose lo peor.

  • Siento haber venido sin avisar. - Su rostro se iluminó completamente al ver a la persona que estaba parada frente a ella en ese momento.

  • ¡Gabby! - Fue incapaz de reprimir una gran sonrisa en su rostro, su corazón palpitando rápidamente mientras veía a la chica mirándola con una pequeña sonrisa en sus labios, aunque alcanzó a percibir algo de tristeza en sus ojos también. Los conocía demasiado bien ya, para no reconocer cada emoción que emitían estos.

  • ¿No interrumpo? -vió su mirada dirigirse al interior del departamento como temiendo encontrar a alguien más dentro.

  • ¿¿Interrumpir?? ¿estás loca? llegas en el momento preciso, entra entra, qué estúpida, no te he hecho pasar. La tomó de una mano y la condujo dentro del lugar.

  • ¿De verdad Xenia? porque no me gusta ser inoportuna.

  • Ya córtala con eso y ven aquí ¿es que acaso voy a tener que esperar mucho tiempo más para que decidas darme un beso? - Xenia vio una sonrisa creciendo en el hermoso rostro de Gabriela mientras que la chica se iba acercando hacia ella hasta sentir su cuerpo abrazándola y alzándose en puntas de pies para alcanzar sus labios con los suyos.

  • Cómo he extrañado esto. - dijo Xenia una vez que sus rostros se hubieron separado.

  • Y yo.

  • ¿Estás bien? no, no es ésa la pregunta correcta ¿qué paso? - Xenia comenzó a sentir preocupación al sentirla tan cabizbaja.

  • Sí, bueno, o sea...

  • ¿Por qué estás aquí? no es que me moleste, porque todo lo contrario, pero pensé que estarías hasta tarde con tu familia. - Xenia estudió el rostro de Gabriela, mientras que veía cómo ésta reaccionaba ante la palabra "familia". - ¿Pasó algo con ellos?

  • Sí, Xenia. - Gabriela bajó la mirada mientras que se acariciaba una mano con la otra.

  • ¿Qué paso? - Xenia comenzó a ponerse nerviosa.

  • Me acosaron a preguntas sobre lo que tú ya sabes. - Gabriela alzó sus verdes ojos y miró un tanto angustiada a la morena. - No fueron tanto las preguntas Xenia, es el tono festivo con el que las hacen, como si fuera un absurdo, como si fuera un chiste ¿entiendes?

  • Lo sé, no sé qué decirte porque siempre nos vamos a encontrar con este tipo de gente Gabriela, y ellos jamás van a entender nada. - Xenia la abrazó mientras que comenzaba a sentir la rabia subiendo hasta su cabeza.

Ella podía con cualquiera de esas cosas y a la mierda con todo, pero ¿Gabriela? ¿sería capaz de resistir todo eso? sobretodo porque hasta el momento sólo eran rumores ¿qué pasaría si llegaran a enterarse de que era cierto? la imagen de Carla y su fotografía golperon su cabeza.

  • ¿Sabes Xenia? ya me siento mucho mejor, no quiero más hablar de ellos por hoy, vine aquí porque necesitaba estar contigo, sólo tú y yo. - Gabriela puso su cabeza en el hombro de Xenia mientras que sus ojos verdes la miraban con amor.

  • Sólo tú y yo... - besó su frente mientras se quedaban así por largo rato sin hablar. Xenia sentía una paz en su ser cuando la tenía así de cerca, una paz que no encontraba ni en los golpes que había dado cuando la rabia la cegaba, ni cuando se fumaba todos los cigarros que sus pulmones podían resistir cuando se sentía ansiosa de algo que ni siquiera sabía que era.

  • Te extrañé.

  • Y yo, ¿sabes? cuando tocaste el timbre iba a darme una ducha ¿me esperarías un ratito mientras lo hago? no me tardo nada.

  • Claro Xenia ¿por qué te ibas a duchar? ¿venías llegando de algún lado? - Xenia comenzó a turbarse.

  • Sí, es que ando viendo unos trabajos, luego te cuento. - besó su frente y se dispuso a dirigirse al baño nuevamente.

  • ¿Desde qué hora no comes?

  • ¿Cómo sabes que no he comido? - Xenia la miró sorprendida.

  • Porque te conozco. - Gabriela le sonrió.

  • Desde hace varias horas, aunque me comí un pingüino recién, si quieres en el refri hay, los compré para tí.

  • Linda. - vió sus ojitos verdes brillando de felicidad. Xenia sabía que Gabriela amaba esos pequeños detalles, ciertamente no tanto como ella misma disfrutaba dándoselos.

  • Tú linda. - le lanzó un beso y se perdió por la puerta del baño.


Sus curiosos ojos viajaban por cada rincón al cual eran capaces de llegar sentada en el sofá de la sala de Xenia. No habían muchos muebles allí, ni muchos colores tampoco. Una gran cantidad de cds, los cuales se paró a examinar, se encontró con varios que ella misma había oído, la mayoría en inglés. Abrió la bandeja del estéreo para ver cuál había estado oyendo, se encontró con el que ella misma le había obsequiado semanas atrás. Una sonrisa se apoderó de su rostro. Se sentía tan bien en ese lugar, Xenia le estaba dando la libertad de ver lo que quisiera, eso significaba que confiaba en ella, que nada le estaba ocultando.

De pronto la imagen de Xenia comenzó a meterse en su cabeza, la imagen de Xenia dándose una ducha, la veía tan claramente en su cabeza que comenzó a convertirse en una obsesión, intentaba pensar en otra cosa, pero no había caso, una y otra vez volvía. Las gotas de agua en su piel tostada, su desnuda piel tostada. Xenia pasando el jabón por sus hombros, su negro cabello pegado a su cráneo mientras mantiene los ojos cerrados y el agua se desliza por su cuerpo. Un rubor comenzó a subir por sus mejillas. Se dirigió hacia la cocina intentando sacudir todos esos pensamientos, porque si continuaba con ellos, sabía que era capaz de terminar irrumpiendo por la puerta del baño y saciar todos sus deseos de verla desnuda. No era como que nunca se la hubiera imaginado, pero tenerla tan cerca con sólo una pared separándolas no estaba ayudando mucho.

Vamos Gabby piensa en otra cosa, piensa en otra cosa.

Comenzó a pelar papas y más papas, mientras que empezaba a sentir una gran sed, afortunadamente había coca cola en el refrigerador, y hasta hielo, gracias al cielo había.

Se volvió a dirigir hacia la sala, caminó alrededor, no había ninguna fotografía en ningún lugar. Sintió la tentación de meterse a la habitación de Xenia, ver si encontraba la foto que le había dado, pero se contuvo. En vez de eso tomó un montón de revistas que encontró por ahí y regresó a la cocina. Repasó las páginas, eran revistas de cosméticos, encontró uno que otro lápiz labial que fue de su agrado, y hasta un color de tintura de pelo que le gustó.

Creo que voy a cambiarme el tono del cabello uno de estos días.

De pronto su mirada se concentró en un delineador de ojos, por algún motivo le estaba gustando más de la cuenta, pasó la página, pero no hubo caso, volvió a él, se apoyó en la pared mientras observaba de cerca la fotografía de los ojos con el tono en él. Sus ojos se abrieron enormes mientras una idea se aclaraba en su cabeza.

Espera un momento...

La puerta del baño se abrió en ese momento y Xenia salió con una toalla azul cubriendo su cuerpo, dejando a la vista sus hombros y piernas.

Gabriela alzó la vista y olvidó al instante la revista y la fotografía, mientras que la imagen de Xenia duchándose retornó a su cabeza, los colores volvieron a subir por sus mejillas mientras veía una pequeña sonrisa formarse en el rostro de la morena, a la vez que una de sus cejas se alzaba provocativamente. Gabriela sonrió tímidamente mientras quitaba la mirada de la chica más alta.

  • Me voy a poner algo de ropa y vuelvo enseguida ¿qué estás haciendo? hay olor a fritura.

  • Son papitas fritas, espero que te gusten, porque a mí me encantan.

  • Sí, me gustan y estoy que me muero de hambre. - Hizo ademán de entrar en su habitación, mientras Gabriela regresó su mirada hacia ella al darse la vuelta, de pronto recordó la fotografía.

  • Espera Xenia ¿qué significa esto? - Salió corriendo de la cocina y se acercó a la morena, enseguida se arrepintió de haberlo hecho, comenzó a sentir el olor que se desprendía de la piel de Xenia, una que otra gota aún en sus hombros, sus ojos azules mirándola, esperando a lo que quería decirle. El rubor en su rostro se multiplicó por diez mientras que hacía lo posible por no desviar la mirada de su rostro.

  • ¿Eso? - Xenia comenzó a confundirse, y a sonrojarse también.- O sea, una revista de cosméticos creo, no sé, llegó con la correspondencia.

  • Sí Xenia ya veo que es una revista de cosméticos, lo que yo pregunto es por esta foto ¿te fijas? ésta. -Gabriela apuntó con el dedo hacia ella.

  • No sé de qué hablas. - dijo Xenia intentando mantener su rostro impasible. Gabriela comenzó a ponerse nerviosa nuevamente por la cercanía de Xenia envuelta apenas en una toalla.

  • ¿Sabes Xenia? mejor ponte la ropa y luego me dices por qué cresta estoy viendo tus ojos en esta revista, me estás volviendo loca con esa toalla ahí. - Xenia sonrió mientras se dirigía hacia su habitación y cerraba la puerta tras ella.

Ya relájate Gabby, respira, eso es...


  • Mucho mejor, bueno no tan mejor, pero más práctico, ahora ven aquí. - Xenia sintió los dedos de Gabriela aferrándose a su muñeca mientras que era dirigida hacia una silla.

  • No, aquí no, mejor vamos al sofá, es más cómodo.

  • Ok, donde tú quieras siempre y cuando me expliques esto.

  • No sé qué es lo que te llama tanto la atención de ese delineador de ojos, está bonito, si quieres te lo regalo. -Comenzó a sentirse nerviosa y lo inevitable acercándose.

  • La foto Xenia, deja de hacerte la tonta, estos son tus ojos, sería capaz de reconocerlos en cualquier parte, y no sólo estos son tus ojos, sino que estos otros aquí son tus labios, y no me he detenido a seguir viendo la revista, porque quizá con qué otra cosa me voy a encontrar.

  • O sea... - vió los ojos de Gabriela fijos en los suyos y supo que ya no había forma de negarlo. - Sí son mis ojos y esos son mis labios, qué linda como me reconoces. - Acarició una mejilla de Gabriela le arrebató la revista de las manos y la lanzó lejos mientras se acercaba para besarla.

  • ¡Xenia! basta ¿¿eres modelo??

  • ¡¡No!! - la miró indignada.

  • Sí Xenia reconócelo, además qué tiene de malo, estoy viendo una foto tuya en una revista, eso es ser modelo.

  • ¡¡Sólo de catálogos!!

  • Tremenda diferencia, ahora cuéntame esto, mira ya estoy resignada a que me voy a encontrar con sorpresas sobre tí todo el tiempo, primero que si trabajas en una tienda de tatuajes, luego que dibujas, después que hablas inglés, ahora con que eres modelo de catálogos ¿luego qué será?

  • Nada más, eso es todo. - dijo Xenia.

  • ¿Desde cuándo trabajas en esto?

  • Desde que tenía como 16 años, ya no sé.

  • ¿Por qué demonios me lo ocultaste? - Xenia miró a Gabriela quien la estaba viendo con cara de reproche.

  • Porque me daba vergüenza, lo más fácil era que te dijera que tatuaba solamente, no era tan vergonzoso, y lo del inglés ya te dije que era para que no me hicieras hablar.

  • Eres tremenda Xenia, te juro que no te entiendo, pero bueno no vamos a entrar en discusiones, quiero los detalles de esto.

  • ¿Cuáles detalles?

  • ¿Trabajas para una agencia? ¿qué clase de fotos te sacas? ¿qué tan seguido lo haces?

  • Está bien. Un día iba por la calle se me acercó una tipa y me dijo que era de una agencia de modelos que necesitaban gente con mis características físicas, me dio un número para que la llamara si estaba interesada. Yo me reí en su cara, pero luego necesitaba dinero porque quería ser independiente, y esto lo pagaban muy bien y sólo tenía que ponerme para la foto y bueno, la llamé, fui al lugar, les advertí que sólo me haría fotos para catálogos y que nunca mostraría mi rostro completo en una foto ni partes íntimas tampoco, estuvieron de acuerdo y aquí estamos. Es un trabajo sencillo, aunque cansan las sesiones de foto, pero no tengo horarios de oficina ni de comercio y lo hago cada vez que me llaman.

  • Para empezar tienes toda la pinta de modelo, te guste o no, eres hermosa físicamente y lo sabes, creo que confundes el ser linda físicamente con ser hueca y eso no es una regla, segundo me parece interesante, tercero quiero tener todas las revistas en las que hallas salido, y cuarto quiero que me prometas que no volverás a ocultarme nada más. - Xenia miró a Gabriela con toda la intención de prometérselo, pero la imagen de Carla y su maldita foto apareció en sus pensamientos nuevamente, finalmente optó por prometer y seguir confiando en que nada malo pasaría.

  • Lo prometo.

  • Gracias, ahora vamos a comer las papitas fritas que te hice ¿qué te parece? - vio los ojos risueños de Gabriela, olvidando las mentiras y las preocupaciones.

  • Me parece genial. - Gabriela corrió hacia la cocina para salir al segundo con una fuente llena en una mano, y una botella de coca cola en la otra, las dejó sobre la mesa cerca de Xenia, volvió a perderse dentro de la cocina y volvió con vasos y hielo.

  • ¿Buscamos una película en la tele?

  • Bueno, pero ahora ven aquí de una vez por todas, y estate quieta. - Xenia le estiró una mano a Gabriela mientras la miraba tendida en el sofá.

  • Sí, mi modelo favorita y la más linda del mundo. - Xenia giró los ojos para luego darle una mirada de fastidio a Gabriela que se instaló a su lado y apoyó su cabeza en su pecho, el fastidio se borró enseguida.


  • ¡Xenia! estoy nerviosa, me muero de los nervios, mira como me tiemblan las manos. - Gabriela vio como Xenia le sonreía mientras que se ponía de lado y apoyaba su cabeza en el respaldo del asiento del bus y se la quedaba viendo.

  • Tranquila, vamos a un concierto, no a dar un examen. - Xenia tomó su mano y la besó dulcemente.

  • Tienes razón, pero de todas formas estoy nerviosa. - Gabriela dirigió la mirada através de la ventanilla del último asiento, donde ambas decidieron pasar el resto del viaje.

  • Pensé que me habías dicho que habías estado ya en tres conciertos, parece como si no supieras a lo que vas.

  • Xenia tenemos credenciales, voy a verlos de cerca, nunca los he visto de cerca, bueno tú no sabes lo que es idolatrar a alguien.

  • Sí lo sé... - vio a Xenia mirándola intensamente. Sonrió.

  • ¿Por qué se demora tanto este bus? - Gabriela comenzó a mirar la hora en la muñeca de Xenia.

  • Gabriela cálmate son las 9 de la mañana, el concierto es a las 9 de la noche, no entiendo por qué nos vinimos tan temprano, deberíamos haber venido en mi auto mejor ¿no crees?

  • No, no quiero que te canses de manejar, además luego ¿dónde lo estacionas? mejor así, en bus.

  • Bueno, como quieras y ahora cálmate.

  • Te pasé a tí las entradas ¿verdad? yo tengo las credenciales ¿estás segura que no quieres que te devuelva el dinero de la tuya? después de todo sólo vienes para acompañarme a mí.

  • Ya deja de preguntarme eso una y otra vez, yo también voy a disfrutar del concierto. - vió el rostro de Xenia acercándose al suyo, sus ojos se cerraron, pero enseguida se abrieron.

  • No Xenia, aquí no, está lleno de gente nos pueden ver. - Xenia abrió sus azules ojos, asomó la cabeza por el pasillo del bus y miró adelante, en realidad no estaba lleno y las últimas personas estaban sentadas como tres asientos más adelante de ellas.

  • Están todos durmiendo, vamos, tranquila. - volvió a hacer el intento, pero Gabriela se iba alejando. Xenia abrió los ojos para encontrarse a Gabriela hincada en el asiento observando hacia adelante. - Ya, te va a gustar, es emocionante tener el temor de que te pueden pillar.

Una sonrisa pícara se formó en el rostro de Xenia, mientras que sus ojos brillaban maliciosamente.

  • Mmm. - una sonrisa igual de pícara que la de la morena nació en el suyo. Se besaron, sus ojos cerrados, las manos tomadas mientras que el bus seguía su camino hacia Santiago la capital de Chile donde sería llevado a cabo el concierto.

De pronto la puerta del baño se abrió y ambas dieron un salto. Gabriela abrió los ojos asustada para encontrarse a un señor mirándola como decidiendo si había visto bien o mal. El señor no dijo nada sólo se perdió tras la puerta.

  • Oops. - Xenia la miró con una amplia sonrisa en el rostro mientras que se aguantaba la risa.

  • ¡Xenia! - Gabriela abría los ojos mientras le daba un empujón a la morena. - ¿¿ que no estaban todos durmiendo??

  • ¿Qué culpa tengo yo que halla gente con el sueño liviano? - Xenia se encogió de hombros, mientras se comenzaba a reír de buena gana ahogando las carcajadas en el hombro de la chica rubia.

  • Xenia luego si nos echan del bus será por tu culpa. - Gabriela le agitaba un dedo delante del rostro mientras que comenzaba a reírse también. Después de todo ¿qué tenía de malo? que la gente despertara de una vez por todas y viera la realidad, de que hay un montón de parejas del mismo sexo que se aman y tienen todo el derecho de vivir su amor con la misma libertad que cualquier otra pareja.

  • Que se atrevan a intentarlo. - los párpados de Xenia comenzaron a entrecerrarse con la furia que sintió al imaginarse eso.

  • Ya Xenia, nadie nos está echando, ahora ¿en qué estábamos? - Xenia sonrió mientras buscaba los labios de Gabriela con los suyos.

  • ¿Qué te parece si nos metemos juntas al baño? eso sería excitante, el bus moviéndose, el espacio pequeño, el temor de que alguien se de cuenta. - Xenia le susurraba en el oído para luego mirarla con una sonrisa maliciosa en el rostro.

  • Ni se te ocurra Xenia, ni siquiera lo pienses.

  • Sólo decía. - se encogió de hombros.- De todas formas la invitación seguirá en pie. - Le dio una mirada coqueta con sus ojos azules brillando, para luego relajarse en el asiento, y cerrar sus ojos, sin dejar de sonreír. Gabriela la observó meditando la posibilidad.

  • Eres terrible...


  • ¿¿Pretendes que nos quedemos fuera del estadio a pleno rayo de sol por las próximas 10 horas?? ¿Para qué demonios entonces me conseguí las credenciales?

  • ¡Xenia! no le pongas tanto, 10 horas no es mucho, se van a pasar volando, bueno no tanto, pero tarde o temprano tiene que llegar la hora.

  • No Gabriela, nos vamos a insolar y deshidratar allí, vamos a aprovechar de dar una vuelta y volvemos más tarde.

  • Pero Xenia, y si luego no llegamos ¿y si nos perdemos? - Gabriela estaba parada enfrente suyo vestida con una polera roja con un gran símbolo de Red Hot Chili Peppers estampado, y una gorra negra con un ají bordado en el medio.

  • Tengo perfecto sentido de la orientación, tú tranquila, si estás conmigo llegamos a la hora y agarramos el mejor puesto.

  • Bueno, pero si nos perdemos y no llegamos te mato ¿oíste?

  • Gabriela. - Xenia la miró con cara de sorpresa. - ¿Tengo que comenzar a preocuparme por esas muestras de agresión tuyas?

  • Chistosa... - la miró con fastidio. - Pero me alegra que continúes recordando tan bien mis palabras. - Sonrió satisfecha.

  • Para que veas. ¿Dónde te gustaría ir?

  • A ver, a ver. - Gabriela se estaba golpeando el mentón con un dedo mientras meditaba dónde le gustaría ir. Xenia esto me parece extraño, tú queriendo mezclarte entre la multitud.

  • En la multitud nos mezclaremos cuando empiece el concierto, eso sí que será multitud.

  • Lo sé, pero vamos, quiero andar en metro, eso también es excitante ¿no crees? - Gabriela la miró con una sonrisita coqueta en el rostro.

  • Gabriela ¿estuviste viendo negocios riesgosos? - Xenia observó a la chica más joven alzando una ceja.

  • Sí, en realidad sí, Tom Cruise sale tan lindo en esa película.

  • ¡Oye! quiero que dejes eso de andar encontrando a los actores lindos, yo no le veo nada especial a ése. -Xenia la miró enfadada.

  • Ya no te enojes mi amor, tú sabes que tú eres más hermosa que todos esos juntos. Además no soy yo la que tiene fotos de Liv Tyler en su pieza.

  • Otra vez con lo mismo, tenía, tú me la quitaste ¿recuerdas? además no sé por qué tengo la sospecha de que tú tienes posters de estos en la tuya ¿o me equivoco? - Xenia agarró la polera de la chica rubia enseñándosela.

  • No sé de qué hablas Xenia. - Gabriela miró al frente mientras ponía cara de inocencia.

  • Sí como no... - la morena salió disparada hacia un lado al recibir un empujón de Gabriela con su hombro.

  • ¡Oye! - se lo devolvió controlando su fuerza, de lo contrario Gabriela hubiera terminado estampada contra la pared.

Comenzaron a reír mientras que se miraban y continuaban caminando hacia donde sus pies las llevaran, tenían las próximas 10 horas para estar juntas y hacer lo que quisieran.

  • ¿Me podrían dar su autógrafo? - Xenia miró al hombre de mediana edad que paseaba su mirada entre ambas con ojos de adoración mientras que le extendía una hoja de papel y un lápiz a Gabriela.

  • Claro ¿cuál es tu nombre?

  • Jaime - dijo él, Gabriela hizo un garabato en la hoja y se la devolvió al tipo, el cuál se la extendió enseguida a Xenia esperando que ésta repitiera el procedimiento. Gabriela miró a la morena mientras intentaba contener la risa.

  • Vamos Xenia, un autógrafo ¿qué te cuesta?. - Xenia giró sus ojos hacia ella mientras que le hacía gestos de fastidio.

  • Está bien. - la chica de ojos azules prácticamente le arrebató el pedazo de papel al hombre y garabateó cualquier cosa en él, luego se la devolvió más hastiada aún que antes, mientras sentía los risueños ojos de Gabriela seguir sus movimientos.

  • Gracias, sabía que eran pareja, espero que estén juntas por mucho tiempo más, chao. - lo vieron alejarse feliz de la vida.

  • ¿Viste Xenia? no es tan terrible dar autógrafos.

  • No puedo creer que acabo de hacer lo que hice. - Xenia comenzó a caminar mientras movía su cabeza de un lado a otro y se cubría los ojos con sus lentes de sol.

  • Ya Xenia, si es divertido, hiciste feliz a alguien con una tontería, y además recibimos sus buenos deseos para nuestra relación.- Gabriela corrió para alcanzar a la morena y la tomó de un brazo.

  • No necesitamos de sus buenos deseos para que nuestra relación siga funcionando.

  • ¿Sabes Xenia? en eso tienes razón.


  • Ya Gabriela no quiero seguir caminando, estoy cansada y aburrida de que me miren, estoy comenzando a arrepentirme de haberte propuesto esta vueltecita ¿no tienes hambre? van a ser las 2 de la tarde.

  • La verdad es que sí tengo bastante, mira entremos aquí, tengo ganas de comer empanadas.

  • Oye ¿no se te olvida un pequeño detalle?

  • ¿Cuál?- Gabriela miró a Xenia extrañada.

  • "La cebolla"

  • Guacala, de pino no, de queso.

  • Ah bueno, así sí. - Gabriela le sonrió.

Ingresaron al lugar, pidieron sus empanadas de queso, unos jugos y se relajaron. A los veinte minutos disfrutaban de una agradable conversación en la mesa más apartada que pudieron hallar, mientras saboreaban la comida.

  • ¿Sabes? no sé si te vaya a gustar esto, pero hay alguien que sabe de lo nuestro. - Gabriela miró a Xenia mientras esperaba una reacción de su parte.

  • ¿¿Qué?? ¿quién? - Xenia la miró sorprendida.

  • Mi hermana, o sea en realidad se lo confirmé, ella lo sabía y me hablaba como si fuera un hecho de que tú y yo... bueno, lo que ya sabes... Y me insistía y me insistía, además se ha portado muy bien conmigo, ella está feliz.

¿¿Será posible que todavía me cueste decirlo??

  • ¿Me estás diciendo que tu hermana de 15 años sabe sobre lo nuestro y lo aprueba? - Xenia la miró alzando una ceja.

  • Exacto, no sólo lo aprueba, le gusta, tú le caes bien, te encuentra interesante o no se qué. - le dió un sorbo a su jugo. La verdad es que yo también me sorprendí con la reacción que tuvo.

  • Es bastante raro en realidad, pero me gusta, una adolescente más sensata que cualquier adulto. - Xenia sonrió

  • Es cierto, el problema ahora es que está empeñada en querer conocerte, yo le dije que no, pero me insiste, es terrible la niña ésa, cuando empieza a hablar no hay poder humano que la pare.

  • ¿Habla más que tú?- Xenia miró a la chica más joven sonriendo mientras le daba un mordisco a su empanada.

  • Chistosa. - Le dedicó una mirada de fastidio a Xenia. - Bueno ¿te molesta que se lo halla dicho?

  • ¿Molestarme? ¿es una broma? me encanta que se lo hallas dicho, tú puedes decírselo a quien quieras, yo estaré feliz.

  • ¿De verdad?

  • De verdad.

  • ¿Qué hay de tí? ¿alguien lo sabe?

  • Mi madre anda molestándome, quiere que vaya a su casa, para que su maridito y ella me den un discurso, voy a tener que ir porque amenazó de hacerme una visita si no lo hacía.

  • ¿En realidad es tan mala la relación que tienen? ¿por qué no intentas acercarte a tu madre?

  • Gabriela no es que la relación sea mala, es que sencillamente no existe, ella jamás me dio amor de madre, y ahora pretende venir a dárselas de mamita del año fingiendo que se preocupa por mí cuando lo único que le importa es no manchar el nombre de su maldito esposo. - Xenia le dio un golpe a la mesa mientras que miraba con furia hacia un punto fijo.

  • Tranquila. - Gabriela tomó su mano mientras que miraba a la morena a los ojos. Xenia se calmó enseguida ante aquel gesto.

  • Lo siento, es que me da rabia, yo quiero que me dejen vivir tranquila, no quiero que me interroguen ni se metan en lo que no les importa.

  • ¿Y tu padre Xenia? ¿nunca intentaste un acercamiento con él?

  • Menos con ese viejo maldito, no lo necesito ni a él ni a mi madre, sólo a tí... - Gabriela vio los ojos de Xenia suavizándose mientras la miraba diréctamente a los suyos, sonrió.

  • Y yo a tí...


  • Vamos Gabby entremos al cine, son apenas las 3 : 00 de la tarde, me niego a seguir caminando, además esta ciudad me está mareando.

La chica más joven comenzó a sacar cuentas mientras observaba el rostro sonriente de Xenia

  • ¿Por qué tanta felicidad por entrar al cine? ¿eres una fanática o qué? - Gabriela la miraba inquisitivamente.

  • No, pero dentro está oscurito y seguramente no hay casi nadie a esta hora ¿no te suena agradable?.- los azules ojos de Xenia brillaban pícaramente.

  • ¿Qué estás planeando? - Gabriela comenzó a sonreír.

  • ¿¿Yo?? nada, sólo un cómodo asiento, nada de sol, nada de gente observando. ¡Ya! vamos - Xenia agarró a Gabriela de un brazo y la arrastró adentro ¿o tienes miedo? - se giró hacia la chica más joven mientras ésta continuaba sonriendo y se dejaba dirigir.

  • ¿¿Miedo yo?? ni en sueños, vamos. - Gabriela comenzó a empujar a Xenia esta vez. Eligió al azar cualquier película y pidió dos entradas.

  • Calma Gabby, cualquiera diría que estás ansiosa por llevarme a lo oscurito.

  • Ya cállate, la idea fue tuya.

  • Pero tú también quieres. - Xenia se volteó hacia ella con una divertida mueca en el rostro mientras que abría la puerta de la sala número 2.

  • ¿Sabes lo que quiero Xenia? - La morena oyó la voz de Gabriela mientras que apenas distinguía su silueta en la oscuridad.

  • ¿Qué?

  • Esto. - Xenia sintió que Gabriela la empujaba suavemente contra la pared para luego sentir sus labios rozando los suyos apenas, sus manos instantáneamente la tomaron de la cintura atrapándola y acercándola aún más a su cuerpo. ¿Te gusta?- Le susurraba.

  • Mucho... - le respondía Xenia mientras que sus labios continuaban rozándose, sin llegar a besarse más profundamente.

En ese momento la puerta se abrió, y ambas se separaron al instante y fingieron estar caminando hacia los asientos. La pareja que entraba las sobrepasó sin siquiera prestarles demasiada atención.

  • Dios mío ya nos han cachado dos veces, Xenia contrólate. - Le dio un empujón a la morena.

  • ¿¿Cómo que contrólate?? fuiste tú pilla.

  • ¿¿¿Yo???

  • Sí, tú, y ven aquí.

  • No, mejor sentémonos de una vez.- agarró de la mano a Xenia y se dispusieron a sentarse en la última fila. Tal como lo habían pensado la sala estaba prácticamente vacía.

La película ya había comenzado, ni siquiera sabían de qué era, pero ya estaban allí. Xenia intentaba concentrarse en lo que estaba sucediendo en la pantalla y agarrar el hilo de la historia, pero no había caso, sentía a Gabriela sentada junto a ella a milímetros de distancia, la miraba de reojo , y la veía atenta al frente, aún en la oscuridad podía ver el color de sus ojos, su cabello tomado en una cola de caballo. Se había quitado la polera Red Hot para quedarse con una de color rojo que dejaba los hombros descubiertos.

  • ¿Quieres cabritas?

  • No, Xenia gracias estoy bien así, mira se está poniendo buena la película. - sintió la mano de Gabriela buscar la suya, sus dedos se entrelazaron.

Xenia comenzó a acercarse más y más, hasta apoyar su cabeza en el hombro de la chica más joven. Gabriela giró su rostro y la besó en la frente. Sentía su suave piel en contacto con su mejilla, su olor era irresistible. Sin pensarlo sus labios empezaron a besar su cuello. Gabriela continuó atenta a la pantalla mientras Xenia intensificaba los besos. La miró un segundo, ahora estaba ella con los ojos cerrados y sus labios se habían entreabierto, sus manos aún tomadas, la morena sintió como Gabriela la apretaba con más fuerza, pronto logró que se girara hacia su cuerpo y se abrazara a ella mientras que seguía besándola, llegó hasta el lóbulo de su oreja, Gabriela sólo se dejaba hacer, oyó como su respiración se agitaba.

  • Xenia... Xenia... basta. - le decía mientras respiraba dificultuosamente.

  • ¿Por qué...? ¿no te gusta...? - le susurraba en el oído.

  • Porque me gusta es que te pido que pares.

Xenia buscó sus labios y la besó profundamente mientras que sentía como Gabriela intentaba reunir la fuerza de voluntad suficiente como para no seguir correspondiendo a sus besos. Sus manos se colaron por entre su polera, acariciaban su piel tersa, rozaban su sostén, era tan sencillo meterse por entre esa tela y llegar hasta sus pechos, se moría de ganas de tocarla, de no tener ningún límite.

  • Por favor Xenia, para, para ahora. - Xenia obedeció por fin al sentirse incapaz ella misma de seguir conteniéndose ni un segundo más.

  • Lo siento... - observó el perfil de Gabriela nuevamente, sus labios entreabiertos aún, su respiración agitada. ¿Estás bien?

  • Sí, estaré bien. - la miró y se acercó a su oído. - ¿Te das cuenta lo difícil que se nos está haciendo la cercanía?

  • ¿Eso es bueno o malo?

  • Es bueno, pero mis temores siguen siendo los mismos...

  • Lo sé, es por eso que te digo que lo siento, a veces me es imposible reprimir las ganas que tengo de tocarte.

  • Y a mí... - Gabriela tomó la mano de Xenia y la llevó hasta sus labios, la besó dulcemente y luego la dejó descansar en su regazo mientras la sostenía en la suya, volvió a concentrarse en la pantalla. Xenia intentó hacer lo mismo.

Demasiado difícil...


  • ¡Xenia está lleno de gente! mira. - Gabriela lucía nuevamente su polera Red Hot y su gorrita con el ají. Le había sido imposible convencer a Xenia que llevara el mismo atuendo.

  • Vamos por aquí. - la tomó de una mano y la dirigió hacia otro lugar.

  • ¿Dónde vamos?

  • Por aquí, debe estar por comenzar la prueba de sonido ¿quieres verla no?

  • ¡¡¡Sí!!! - Xenia sonrió ante el entusiasmo de Gabriela.

  • Tenemos credenciales. - Xenia mostró ambas y un chico alto y musculoso las dejó pasar.

  • Gracias. - dijo Gabriela sonriéndole ampliamente al joven. Éste ni siquiera la miró.

  • ¿De verdad Xenia? ¿los vamos a ver ahora?

  • Sí, pero nada de desmayamientos ¿ok? intenta controlarte por favor.

  • Lo voy a intentar Xenia, mi corazón está palpitando mucho.

  • Tranquila. - Se sentaron por ahí en las gradas, el escenario estaba prácticamente montado, era enorme, una batería se distinguía en el fondo y mucha gente alrededor.

Estuvieron como media hora sentadas esperando, conversando de diversos temas, el sol seguía quemando. De pronto comenzó a sonar el celular de Xenia, lo sacó de su bolsillo, miró el número, era desconocido, hizo ademán de volver a guardárselo.

  • Contesta, podría ser algo importante Xenia, si es privado te vas para allá a mí no me importa.- Gabriela seguía observando con sus ojos completamente entusiasmados hacia el escenario esperando que en cualquier momento apareciera la banda.

  • ¿Aló? - Xenia contestó finalmente. ¿Aló? - Repitió.

  • Xenia cariñito ¿cómo estás? - se sobresaltó al oír la voz de Carla al otro lado del teléfono.

  • ¿Qué mierda? - se llevó la mano a la frente mientras intentaba controlarse, miró a Gabriela, ésta seguía con la mirada atenta en el escenario.

  • Darling te llamaba porque ya extraño escuchar esa sexy voz tuya ¿Has extrañado tú la mía? - oía la voz de Carla sonando tan sensual que llegaba a ser irritante.

  • Ándate a la mierda...

  • No... no... no... si tú cortas yo llamo al celular de tu adorada Gabita ¿captas? - rió burlesca. - ¿Por qué estás tan nerviosa nena? ohh... no me digas, ella está ahí contigo ¿verdad? - su voz bajó varios tonos, mientras alargaba las sílabas de la última palabra.

  • ¿Qué quieres?

  • Asegurarme de que no se te olvide nuestro trato, tú me das lo que te pido y tu preciosa Gabita no sufre las consecuencias del desprecio de sus padres, tú sabes bien acerca de eso ¿verdad? la gente apuntándola con el dedo, llamándola tortillera, degenerada, enferma, incluyendo toda su familia, no queremos eso ¿o sí?

  • Hija de puta, te vas a arrepentir ¿oíste?

  • No Xenia de mi corazón, no te me pongas agresiva, piensa en ella, mírala ahí delante tuyo ¿te está mirando? Xenia observó el perfil de Gabriela , su rostro sonriente, era tan inocente. La chica eligió ese momento para voltearse hacia Xenia, mientras le sonreía dulcemente y la miraba con los ojos radiantes de felicidad.

  • Mira esos ojos verdes preciosos, esa carita con rasgos infantiles, la forma en que te mira, toda la confianza que tiene en tí ¿acaso quieres ser la causa del rechazo de su familia?

  • Si haces algo, cualquier cosa en contra de ella, te voy a matar ¿me entendiste? te mato maldita. - Xenia sentía su mandíbula tensa, sus párpados peligrosamente entrecerrados, sus sienes palpitando, mientras sus dedos se apretaban conviertiéndose en puños. Vió que la expresión de Gabriela cambiaba a una de preocupación.

  • ¿Pasa algo malo? - preguntó Gabriela. Xenia negó con la cabeza.

  • ¿Entonces Xenia? ¿tengo tu confirmación?

  • Déjame en paz - dijo mientras sentía náuseas.

  • Para que veas que sigo siendo paciente preciosa, te daré aún más tiempo para que te decidas, sabes que finalmente accederás.

  • Sigue esperando.

  • Sígueme hablando Xenia, tu voz me excita ¿sabes dónde tengo la mano ahora? estoy bajando por mi vientre, puedo sentir la suavidad de mi conchita ¿te gustaría sentirla Xenia? me voy a comer la tuya hasta hartarme...

  • Maldita asquerosa.- cortó la comunicación.

Xenia regresó al lado de Gabriela aún con la sangre hirviéndole de rabia, intentó disimular en la medida que le fue posible.

  • Xenia ¿estás bien? - Gabriela la miraba preocupada. ¿Quién era?

  • Sí, bien bien, nada, sólo me llamaban de la agencia, me necesitan para el lunes.

  • Ah ok. - dijo Gabriela, sin convencerse del todo. - ¡¡¡Xenia!!! ¡¡¡ahí están!!! mira ¡¡¡es Chad!!! y ¡¡¡ahí está Flea!!! y ¡¡¡y John!!! y ¡¡¡Anthony!!!

  • Sí, ahí están, disfrútalos. - Xenia sonrió intentando olvidar a la maldita de Carla.

  • ¡¡¡Mira Xenia!!! están tocando "If you have to ask". - Gabriela le apuntaba al escenario con su rostro completamente iluminado de felicidad, casi lloraba de alegría, Xenia poco a poco se fue calmando y se comenzó a divertir con la prueba de sonido.


Habían pasado las horas restantes de la tarde. Xenia había olvidado ya el desagradable llamado que había recibido de Carla. Gabriela estaba tan rebosante de alegría y había quedado tan fascinada por ver a su banda, que no había hablado por dos horas enteras después que ellos dejaron el escenario. Xenia agradeció esa falta de comunicación, ya que seguramente la chica hubiera sido capaz de ver que algo le sucedía.

El lugar estaba ya repleto de gente, todos en la cancha. Xenia y Gabriela estaban junto a muchas otras personas en unas gradas cerca del escenario. El grupo telonero ya se había bajado del escenario y ahora sólo restaba esperar para que el verdadero espectáculo comenzara.

  • ¿Quieres que te compre una bebida? - Gabriela oyó la voz de Xenia preguntándole.

  • La verdad estoy muerta de sed, perdóname Xenia si no he hablado mucho todo este rato, pero es que estoy muy emocionada.

  • No te preocupes mi niña, disfruta todo lo que quieras. Iré por las bebidas, espérame aquí.

Xenia se paró buscando alguna persona que vendiera. Gabriela la observó, se veía tan distinta entre la gente, siempre destacaba, tan alta, tan hermosa. Se sintió orgullosa de que esa mujer fuera su pareja.

Xenia regresó a su lado al cabo de un par de minutos con una sonrisa en el rostro y dos vasos de coca cola, le entregó uno a Gabriela y comenzó a beber del otro ella misma.

  • Eres hermosa ¿te lo he dicho? - Gabriela le dijo a la morena al oído.

  • No en las últimas 5 horas, es más, hoy sólo tienes ojos para ellos. - Gabriela vio como Xenia le apuntaba con el mentón hacia el escenario.

  • No, a ellos los quiero mucho, lo reconozco, pero mi amor eres tú ¿lo sabes verdad?

  • Lo sé. - se apoyaron la una en la otra, y se tomaron de las manos, aprovechando que la gente no les prestaba atención y la oscuridad predominaba.

  • ¿Faltará mucho para que comience?

  • Son las 9 ya, debe estar por comenzar en cualquier momento, escucha, después que termine nos vamos a meter por allí ¿ves? ellos se quedarán firmando autógrafos y sacándose fotos con la gente por un rato, espero que los de seguridad no nos pongan ningún problema.

  • ¡¡Qué nervios!!

  • Mira se apagan las luces otra vez, creo que ya se viene.

  • ¡¡Sí!! ¡¡ya!!.

Comenzó a sonar la música, los cuatro músicos se apoderaron del escenario. Hubo una exclamación al unísono cuando sonó el primer acorde del bajo. Gabriela no cabía en su piel de la felicidad, estaban a pocos metros, y se veían perfectamente hasta los rasgos de las cuatro personas.

  • ¡¡Es by the way!! ¡¡Xenia!! ¡¡esto es genial!!.

La morena le sonrió mientras que se movían al compás de la música y Gabriela cantaba a todo pulmón.


  • Xenia no puedo creer lo que acaba de pasarme, me siento extraña ¿no estaré soñando?

  • A ver comprobemos. - Xenia la tomó y la besó.

  • No, creo que no es un sueño.

  • ¿Puede apurarse un poco? - Xenia miraba hacia afuera del taxi mientras que apresuraba al conductor.

  • Voy lo más rápido que puedo.

  • ¿Qué pasa Xenia?

  • El último bus sale a las 11: 30, creo que estuvimos demasiado tiempo con tus Red Hot, espero que lleguemos a la hora.

  • ¿¿Y si no llegamos??- Gabriela preguntó asustada.

  • Obligadas a dormir en el banquito de una plaza, no te preocupes yo te abrazo para quitarte el frío.

  • Xenia no estarás hablando en serio ¿verdad? o sea algún bus tendrá que salir más tarde.

  • No, el último es a las 11: 30 y luego no hay ningún otro.

El taxi paró, Xenia le pagó al chofer se bajaron y salieron corriendo hacia el terminal de buses.

  • ¿El bus para Viña cuál es?

  • Acaba de salir. - Xenia miró para el lugar donde le indicaban, no había ningún bus. Corrieron a todo lo que sus piernas daban haciendo el intento de alcanzarlo, Xenia silvó, Gabriela gritó, nada. Se devolvieron corriendo hacia la ventanilla.

  • ¿Hay algún otro bus?

  • Ése era el último, hasta mañana no sale otro.

  • ¡¿Qué?! Xenia ¿¡qué vamos a hacer!?

  • Tranquila. - Xenia observaba para todos lados pensando qué hacer. Algún conocido, no tenía a nadie en Santiago.

  • ¿Xenia qué vamos a hacer?

  • A ver, no tengo ningún conocido ¿tú? - Gabriela negó con la cabeza. - Tendremos que buscar un lugar donde pasar la noche.

  • ¿¡Qué!? - Gabriela la miró aterrada. - ¿qué lugar?

  • No sé, a ver veamos en una guía de teléfonos el lugar más cercano, tú tranquila, mientras llama a tu casa si quieres para que avises.

  • Oh oh.


  • ¿¿¡Un motel!??

  • Es lo más cercano que había, lo siento. - Gabriela la estaba mirando asustada.

  • Xenia ¿¿vamos a pasar la noche en un motel??

  • Me temo que sí ¿llamaste a tu casa?

  • Sí, y no le gustó nada a mi madre. Vamos a dormir en piezas separadas ¿verdad?

  • ¿Estás loca? Gabriela tranquilízate no te voy a hacer nada ¿me tienes miedo?

  • No te tengo miedo a tí, nos tengo miedo a nosotras. - Xenia sonrió.

Xenia se encargó de todo mientras que Gabriela intentaba cubrirse la cara, con las mejillas sonrojadas a más no poder.

  • Pieza 7 ¿te gusta? - Xenia le mostró una llave.

  • Mi número favorito. - se dirigieron hacia la habitación.

  • Mira no está tan mal esto. - observaron alrededor, una habitación bastante pequeña, con televisor, teléfono, y baño.

  • ¿Has estado antes en un motel? - Gabriela miró a Xenia estudiando su rostro. - ¿Sabes? mejor no me digas, no quiero saber.

  • Bueno y ¿cómo lo pasaste hoy? - Xenia se recostó en la cama mientras que buscaba algo de comer en la mochila.

  • Xenia fue increíble. Conversé con ellos. - Gabriela agitaba las manos en el aire mientras sonreía ampliamente. - ¿Sabes? cuando nos estabas sacando esa foto Flea me preguntó quién eras tú, resulta que habla bastante español, y ¿sabes lo que le dije?

  • ¿Qué? - Xenia la miraba con interés mientras se relajaba.

  • Que eras mi pareja, y él sonrió y dijo que nos veíamos muy bien juntas.

  • ¿En serio? - Xenia sonrió.

  • Sí, y fue tan liberador decirlo así. - Gabriela se quedó viendo un punto fijo mientras suspiraba y recordaba los momentos vividos. De repente sintió los ojos de Xenia en su rostro, dirigió su mirada hacia ella, la estaba observando fijamente, con la cabeza un tanto ladeada y un brazo detrás de la nuca.

  • Ven aquí. - Gabriela vio cómo la morena extendía su mano hacia ella.

  • ¿Sabes Xenia? voy a ir a darme una ducha, estoy muerta, de ahí te veo. - Xenia movió la cabeza sonriendo mientras veía a Gabriela escapándose hacia el baño.

Al cabo de 15 minutos apareció nuevamente en la habitación. Xenia sonrió al verla visiblemente más relajada y con su sonrisa aún intacta en sus labios.

  • Ahora me toca a mí, regreso enseguida. - Xenia se perdió dentro del baño, mientras que Gabriela la observaba atentamente.

Dios mío, piensa Gabby, toda la noche con Xenia, la mujer que amas en la misma cama ¿¿qué voy a hacer??

Xenia ingresó nuevamente a la habitación al cabo de 10 minutos, Gabriela estaba viendo televisión, mientras comía ramitas acostada bajo el cobertor. Dirigió su mirada hacia la chica alta. Se quedaron mirando.

  • Gabriela sé que tienes miedo, no te voy a pedir nada, no voy a intentar nada, por favor relájate.

  • Lo siento Xenia, no sé por qué me pongo tan estúpida.

  • Tranquila, sólo vamos a dormir en la misma cama, pero no te tocaré. - Xenia levantó el cobertor y se metió dentro intentando mantenerse lo más lejos posible del cuerpo de la chica más joven. Se quitó los pantalones y quedó en ropa interior, arriba se dejó la polera.

  • Quiero que me toques Xenia, ése es el problema... - Xenia la miró, Gabriela estaba observando el techo.

  • ¿Quieres que te toque...? - Xenia dijo dudando si es que había oído bien, mientras veía los ojos de Gabriela dirigiéndose directamente hacia los suyos.

  • Sí...- Gabriela se acercó lentamente hacia Xenia quien la estaba mirando intensamente.


  • ¿Estás segura...? - Xenia sintió el cuerpo de Gabriela junto al suyo, sentía sus piernas desnudas rozando las suyas, mientras que su corazón comenzaba a latir fuerte.

  • No... no lo estoy.

  • ¿Entonces...? - Xenia sentía su propia voz sonar varios tonos más bajos.

  • No estoy pensando con la cabeza Xenia, no la llames por favor, deja que me deje llevar.

  • Sólo estoy intentando asegurarme de que no te sientes presionada por mí.

  • Xenia yo lo deseo ¿y tú...?

La tenía tan cerca, no había nada ni nadie que pudiera interrumpirlas en ese momento. Gabriela la estaba mirando con sus ojos dulces, y una leve sonrisa en su hermoso rostro, invitándola a cruzar esa pequeña barrera que habían tenido entre ambas hasta el momento.

La amaba, sentía que la amaba como a nada en el mundo, y más que cualquier otra cosa en ese momento la deseaba, tocarla, besarla, sentir su piel, no tener ningún límite, amarla simplemente.

Se puso de lado mientras continuaba mirándola a los ojos, sentía la tensión en el cuerpo de Gabriela, temía que en cualquier momento se asustara y se le escabullera como tantas otras veces. Posó su mano en su mejilla y la acarició suavemente con su pulgar, era tan suave, tan delicada. Percibió como los dedos de Gabriela se deslizaban a través de su cabello, sentía la electricidad en cada fibra de su ser. Entonces cerró los ojos y la abrazó fuerte mientras que se sentía abrazada con la misma intensidad, podía oír la respiración de Gabriela junto a su oído. Sus manos viajaron hasta su cintura, hacia el borde de las ropas de Gabriela, sus dedos rozando su piel mientras que tocaban la tela sin decidirse si dejarla puesta o quitársela de una vez. Se separó un segundo mientras miraba el rostro de la chica, sus ojos cerrados, sus labios entreabiertos, sin ponerle ninguna resistencia, se dejaba hacer, la tenía allí sólo para ella. Se aferró a la polera finalmente y comenzó a subirla lentamente, mientras que Gabriela abría los ojos y le ayudaba en la tarea arqueando su espalda, finalmente salió por su cabeza y la miró ahí, sólo cubierta con su ropa interior, era de color blanco. Por un momento la percibió tan pura, tan niña, tan hermosa que tuvo miedo de tocarla, de hacerle algún daño, no quería hacer las cosas mal, nisiquiera sabía bien qué hacer, comenzó a temblar. Sintió la mano de Gabriela tomando la suya, se sentía torpe y nerviosa.

  • Tranquila. - oyó la voz de Gabriela casi imperceptible, llevó sus azules ojos a los verdes que la miraban esperando a que hiciera algo.

  • Gabby yo... - comenzó a tartamudear.

  • Tranquila - repitió ella, mientras que la atraía hacia sí. - Necesito sentirte Xenia... - la oyó susurrándole en el oído, mientras que sentía que estaba siendo despojada de sus polera, levantó los brazos y la dejó salir por su cabeza.

Su cuerpo comenzó a reaccionar ante el contacto de su piel con la de Gabriela, ya no coordinaba bien los pensamientos. Se puso sobre ella y comenzó a besarla, su cuerpo estaba tan sensible que las caricias llegaban a ser dolorosas. Hundió sus labios en la clavícula de la chica más joven mientras que la oía gemir suavemente, sus manos comenzaron a recorrer su cuerpo sin tocar aún ninguna parte sensible, a la vez que sentía las manos de Gabriela viajar por el suyo tímidamente.

De pronto se separó por un momento, y miró su rostro, seguía tan puro como siempre, sólo que en sus facciones podía adivinar que la chica estaba sintiendo su mismo deseo. Un pensamiento extraño se empezó a meter en su cabeza, lo quiso sacudir, pero le era imposible, se iba haciendo más y más nítido.

  • ¿Qué pasa? - oyó a Gabriela hablando dificultuosamente, mientras que había abierto los ojos y la miraba extrañada.

  • Nada yo... - volvió a intentar reprimir aquellos pensamientos, pero no tenía éxito.

La imagen de Carla y su maldito chantaje, la fotografía, Gabriela sufriendo el rechazo de su familia, la mentira... La volvió a mirar ahí, la seguía deseando tanto que dolía. Se separó abruptamente, mientras respiraba con dificultad.

  • ¿Qué pasa Xenia? ¿estás bien? - sentía los ojos asustados de la chica.

  • Yo... lo siento Gabby... no puedo.

  • ¿Por qué? - Gabriela la estaba mirando casi con dolor.

  • No estoy lista, perdóname, te quiero tanto... es sólo que ahora no puedo, abrázame.

La chica obedeció. La apretó fuerte contra su cuerpo.

  • ¿Hice algo malo? - oía su vocecita temerosa.

  • No mi niña, soy yo, no eres tú. ¿Puedes sólo...? ¿Podemos sólo quedarnos así y dormir...?

  • Sí mi amor... no pasa nada, sólo durmamos, está bien así...

  • No me sueltes Gabby...

  • No lo haré... - sintió a Gabriela separándose un momento y la vió estirar el brazo y apagar la luz, sólo para volver a aferrarse a su cuerpo. Cerró los ojos intentando que todo su temor desapareciera.

  • Te quiero...

  • También yo...

  • Gabby prométeme que nunca me vas a dejar pase lo que pase.

  • Lo prometo... - sintió los labios de Gabriela besando su frente y comenzó a relajarse poco a poco mientras sentía la calma volver nuevamente, el cansancio fue llegando lentamente a su cuerpo, hasta que todo pensamiento bueno y malo se esfumó por completo, para convertirse simplemente en sueños.