Todos saben que te amo v

Xenia abandona la casa estudio por temor a que gabriela la odie al saber la verdad de su amor por ella, gabriela se pone triste al ver el comportamiento de xenia con ella

TODOS SABEN QUE TE AMO

XYG

Gabriela volvió al cabo de unos minutos con la parte superior de su biquini.

  • Es lo único que tengo que me deje la espalda libre ¿Está bien? -Xenia percibió un pequeño sonrojo en las mejillas de Gabriela.

¿Que si está bien? Está perfecto, Pobre de mí....

  • Sí, está bien así. Mira traje este lápiz que es especial para dibujar en la piel, si te lo cubres bien cuando te bañes podrías hacerlo durar varios días.

Gabriela se ató el cabello, y se sentó en la cama dándole la espalda a Xenia.

Ay mierda, me meto en cada cosa.

  • Te voy a pegar la carta en la espalda con cinta adhesiva así puedo mirarla desde cerca ¿Ok?

  • Tú has lo que quieras, yo me quedo quietita aquí. -Gabriela soltó una pequeña risita y se quedó estática.

¿Lo que yo quiera? No creo que te gustaría que te hiciera lo que yo quiero Gabby.

Xenia cortó un pedazo de cinta adhesiva con los dientes, fijó la carta sobre la piel de Gabriela, aún sin tocarla directamente, y deslizó su dedo varias veces sobre el plástico para que se adhiriera firme a su espalda. Percibió un leve estremecimiento de la chica más joven.

  • ¿Lista?

  • Lista.

La morena posó suavemente su mano izquierda en el hombro de la joven, mientras apoyaba parte de su mano derecha en la blanca piel para darle firmeza a los trazos. Gabriela dio un salto.

  • ¿Qué pasa?

  • Es que soy cosquillosa, estoy intentando concentrarme, pero soy terrible.

  • Tranquila, si te mueves tanto será imposible. -Una sonrisa cruzó por la cara de Xenia.

  • Ok ahora sí, dale.

Dios mío, tiene la piel perfecta, tan blanquita, tan suave, cómo se supone que me concentre en el dibujo, si tengo su espalda desnuda a centímetros de mi rostro. Me pregunto qué pasaría si le diera un beso ahí. Una sonrisa se formó en el rostro de la morena al pensar en la posibilidad.

  • Xenia espera.

-¿Qué pasa? -La chica más alta se sobresaltó un poco al oír la voz de Gabriela sacándola de sus pensamientos.

  • Me gustaría que le hicieras una pequeña modificación a la imagen, si es posible.

  • ¿Cuál?

  • No les hagas rostros a las personas, ni genitales tampoco, que sean sólo dos siluetas, o sea que no se note si son hombre o mujer ¿Se puede?

  • Se puede. -El corazón de Xenia comenzó a latir aún más fuerte.

Que no se note si son hombre o mujer... ¿Se quedó pensando en lo de la regla? Gabby...


  • ¿Cómo va? me muero por ver cómo está quedando. -La voz de Gabriela sonaba entusiasmada.

  • Ya casi termino. -Xenia no despegaba los ojos del dibujo que estaba haciendo.

  • ¿Xenia? no es que me moleste, pero hace rato ya que no te he visto llevarte un cigarro a la boca.

  • Lo dejé.

-¿¿¿Qué??? -Gabriela se giró sorpresivamente, la morena quitó justo el lápiz de la piel para evitar que el dibujo se estropeara.

  • Cuidado, no te muevas.

  • Ay perdón, lo olvidé, ¿Cómo es eso de que lo dejé?

  • Eso, me aburrí de ir disminuyendo el consumo poco a poco, esas cosas no me van a mí, no tengo paciencia, así que opté por dejarlo definitivamente. -Xenia observó la imagen reproducida en la espalda de Gabriela. Ya está, terminado el dibujo.

  • ¡¡¡Xenia!!! -Gabriela se giró con una sonrisa de oreja a oreja, sus ojos verdes brillantes de felicidad mientras se colgaba del cuello de la chica más alta.

  • No es para tanto, es sólo un dibujo, además ni siquiera has visto como quedó aún.

  • No te abrazo por eso, es por lo de haber dejado de fumar, o sea , Xenia, es genial, no sabes cuánto me alegro. -Las manos de la chica más joven se agitaban con entusiasmo.

  • Gracias por tu felicidad, ahora tendré más dinero extra de lo que no me gaste en los cigarros.

  • ¿Siempre eres tan práctica? Lo importante aquí no es el dinero extra que tendrás, sino que los años de vida extra, que es mucho más importante.

  • En fin, es igual. Ahora mírate a ver si te gusta como quedó el dibujo.

Gabriela corrió al baño se puso de espaldas al espejo y observó el dibujo en otro más pequeño en su mano.

  • Te quedó precioso Xenia ¡Me encanta! -Gabriela se lanzó nuevamente al cuello de la morena y le estampó un sonoro beso en la mejilla.

  • Ya si no es para tanto. -Gabriela vio la sonrisa en el rostro de Xenia.

  • No tienes que ser tan modesta Xenia, está genial.

  • Bueno, supongo que me quedo bien, en realidad la imagen estaba bonita.

  • Sí, y mucho mejor sin rostros, así sólo son dos seres. -Las miradas de Xenia y Gabriela se encontraron por algunos segundos. Y deja la modestia a un lado. -El dedo de Gabriela golpeo la mejilla de la morena.

  • ¡Hey!, quita ese dedo porque te lo muerdo. -La expresión de Xenia cambió a una de picardía.

  • ¿Ah sí? Gabriela se puso las manos en la cintura, mira como tiemblo, me muero de miedo porque me muerdas el dedo.

  • En realidad no sé donde habrá estado ese dedo, mejor paso.

  • ¡Hey! Yo soy limpiecita ¿Qué te estás creyendo? - Gabriela tenía el ceño fruncido, gesto que a Xenia le causaba mucha gracia.

  • Y hablando de dejar las modestias a un lado, ese piercing que tienes ahí yo lo hubiera hecho mucho mejor de como está.

  • ¿También haces esto? -Gabriela dejó de fruncir el ceño.

  • Sí también, ya sé ya sé, yo no tengo piercings, es que tampoco me gustan.

  • ¿Tan predecible soy? -La rubia hizo una mueca de fastidio.

  • No, no lo eres tanto, sólo que conozco muchas cosas de ti ya.

¿Así que conoces muchas cosas de mí eh Xenia? apuesto a que no sabes que en este momento estoy pensando que te ves preciosa ahora que estás relajada, y que cada día me gusta más tu persona...

  • ¿Así que lo podrías haber hecho mejor? y ¿qué tiene de malo mi piercing? Yo lo veo bien, además sería incapaz de pasar por esto de nuevo, le tengo pavor a las agujas. -Gabriela hizo una mueca de rechazo.

Aunque si tú me perforaras quizá sí accedería, me gustaría ver tu cara de concentración cuando haces las cosas.

  • A ver déjame verlo de más cerca. -Xenia se puso en cuclillas y acercó un dedo al ombligo de Gabriela. La chica rubia sintió un pequeño estremecimiento en su cuerpo al anticipar el contacto de Xenia con su piel. Bueno, supongo que no está tan mal, sólo que yo siempre puedo hacer las cosas mejor.

  • Uyyy pero qué estupenda visión, Xenia hincada delante de Gabita. -Xenia se paró rápidamente al oír la voz de Carla interrumpir el momento. Miren chicos, aquí la rubia y la morena están haciendo cositas. -Gritó a la sala.

  • No molestes Carla. -Xenia salió dándole un empujón a la pelirroja, con Gabriela detrás.

  • No es mi culpa que elijan el baño para hacer sus cosas. -Las carcajadas de Carla fueron apagadas por el portazo que dio Xenia.


  • Hola muñequita ¿Qué tal? -Gabriela se encontró con la presencia de Andrés a su lado.

  • Bien ¿y tú? -Una pequeña mueca de fastidio cruzó por su rostro, era inevitable, no le agradaba el chico.

  • Aburrido como una ostra ¿Una chela? -Andrés le ofreció una lata a la chica rubia.

  • No, gracias. -Los ojos verdes estudiaron el rostro del chico un momento. Oye Andrés ¿Por qué decidiste entrar a esto?

  • Por la fama. Y porque supuse que iba a estar lleno de minitas ricas. -El chico le guiñó un ojo a Gabriela. Ya no te pongas así, tengo la mira puesta en otro lugar.

  • ¿Ah sí? ¿Y en cuál si se puede saber?

  • En tu amiguita Xenia ¿No es bastante obvio? Qué mina tan exquisita es ésa, yo no me voy de aquí sin habérmela tirado.

Gabriela sintió la furia creciendo en su interior, sus dedos apretándose hasta convertirse en puños.

  • Siento decírtelo Andrés, pero no creo que seas del tipo de Xenia, así que comienza a hacerte la idea de que no tienes ninguna oportunidad.

  • ¿Qué mierda le dio a todos con decirme lo mismo? A la Xenia yo me la tiro aunque sea lo último que haga en la vida ¿oíste? ¿Por qué estás tan segura de que no le gusto? -Andrés le dio un sorbo a su lata de cerveza y miró con arrogancia a la chica.

¿Por qué estoy segura? porque cualquiera que tenga dos dedos de frente no se metería con un imbécil como tú aunque fueras el último hombre sobre la faz de la tierra, y Xenia créeme que tiene más que dos.

  • Como tú dijiste, es mi amiga y lo sé, punto. Y deja de hablar de ella de esa manera me molesta.

  • Uy pero que delicadas las mujeres de esta casa. Para que veas que Xenia terminará en mis brazos, eso te lo juro por lo que más quiero. Seguro que después te va a contar sobre el tamaño de mi hombría.

¿Por lo que más quieras? ¿Por una lata de cerveza? ¿O la tarjeta de crédito de tu papá? Imbécil.

  • Sabes Andrés por mucho que me fascine oír el sonido de tu voz, voy a tener que dejarte, tengo cosas urgentes que hacer ahora mismo, bye. -Gabriela se alejó del chico con la sangre aun hirviéndole.

  • Bye muñequita y acuérdate de lo que te dije.


  • ¿Qué pasa Gabby? Te noto un poco tensa. -José estaba como era su costumbre con el joystick en la mano.

  • No es nada, debe ser el encierro.

Sí, el encierro que me hace querer matar imbéciles. En fin, no seguiré haciéndome mala sangre por él. Xenia jamás se fijaría en un estúpido como ése.

  • Ah. -José dejó el juego y observó detenidamente el perfil de Gabriela a su lado.

  • ¿Qué pasa? ¿Qué tanto piensas? -Gabriela se giró hacia él con una sonrisa en el rostro.

  • En nada. -Notó al chico ponerse un poco nervioso.

  • ¿Cómo que en nada? ya desembucha ¿Qué te anda rondando por esa cabecita tuya? -Gabriela le dio un pequeño coscacho.

  • Tú. -José bajó la mirada.

  • ¿Yo? ¿Yo qué? -Gabriela lo miraba sin comprender.

  • Tú andas rondando en mi cabeza. -Un rubor comenzó a subir por la blanca piel del joven.

  • ¿Qué quieres decir con eso? -Gabriela comenzó a hacerse la idea, pero mejor asegurarse.

Oh oh.

En ese momento Xenia salió de su habitación y divisó a ambos chicos sentados en el sofá, la actitud que estaban teniendo le dejó en evidencia lo que estaba pasando. Por más que quiso darse la vuelta y no espiar no consiguió hacerlo, y se quedó observando la escena. Su corazón comenzó a latir fuerte. Aunque lo más probable fuera que Gabriela sólo viera a José como un amigo, siempre cabía una pequeña posibilidad.

  • Que pienso mucho en ti Gabby, que me gustas. -El chico se hundió aún más en el sofá. Estoy enamorado de ti.

  • Pero... o sea, José... -La voz de Gabriela sonaba confundida.

  • ¿Tú...sientes algo por mí Gabby? -El chico aventuró una tímida mirada al atónito rostro de Gabriela.

  • Claro, siento mucho cariño por ti José, eres una linda persona, eres mi amigo ¿entiendes? Te quiero como un amigo. -Gabriela posó una mano en el hombro de José.

  • Entiendo, pero... ¿hay alguna posibilidad que en el futuro puedas llegar a sentir algo más por mí? yo tengo mucha paciencia, podría esperar y...

  • No José, te quiero como amigo, y así será siempre, lo siento... -Vio la mirada herida del chico y se sintió pésimo.

  • No te preocupes Gabby, sé que el aspirar a alguien como tú fue una tontería, un tipo como yo no puede mirar tan alto. -José intentaba sonreír pero la mueca de aflicción en su rostro lo delataba.

  • No digas eso, no eres tú el problema, es cosa de química ¿entiendes? yo contigo siempre he sentido una química amistosa. Tú vas a encontrar a alguien que te quiera mucho algún día, no sólo como amigo.

  • Eso espero Gabby. -El chico la miró con pesar. Perdona si te incomodé con esto, no se va a volver a repetir, sólo necesitaba que lo supieras, duele guardarse los sentimientos.

  • Lo sé José, y gracias por tanto cariño. Ven para acá flacucho. -Gabriela abrazó fuerte al chico que se dejó hacer.

Xenia tenía el corazón en la boca, le dolía el sólo pensar que Gabriela pudiera fijarse en alguien de esa casa, pero cuando vio a los chicos separarse, la mirada en los ojos de Gabriela supo lo que había pasado y un alivio comenzó a apoderarse de su cuerpo.


  • Sé que le tienes miedo al agua, pero si yo te prometo que te agarro fuerte ¿vendrías aquí conmigo?

Xenia estaba en medio de la piscina, llevaba puesto un traje de baño azul que hacía juego con sus ojos, el cabello negro pegado al cráneo y el agua escurriendo por su rostro. Bajo el cielo nocturno y sólo las luces de la piscina alumbrándola parecía un ángel emergiendo del agua.

  • ¿Xenia? ¿me esperarías un ratito así en esa posición, mientras yo voy por mi cámara para sacarte una foto? -Gabriela salió corriendo hacia el interior de la casa.

  • ¡¡¡No!!! odio sacarme fotos, vuelve.

Demasiado tarde, a los pocos segundos Gabriela regresó con una gran sonrisa y la cámara fotográfica lista.

  • Sonríe. ¡Click! -Cuando alejó la cámara de su rostro vio la mueca de fastidio en el rostro de la morena.

  • Odio las fotos, las odio.

  • Ya, si seguro que vas a salir preciosa, además quiero tener por lo menos una foto tuya cuando salgamos de aquí. -Xenia percibió algo distinto en la mirada de la rubia. Aunque quizá sólo eran imaginaciones suyas, El rostro de Gabriela cambiaba constantemente de expresiones, algo que le gustaba demasiado a Xenia.

  • Hagamos una cosa, yo accedo a tomarme todas las fotos que quieras, pero si dejas que te vaya a buscar hasta ahí y te meta a la piscina.

-Observó a Gabriela meditar la posibilidad, percibía el brillo en los ojos verdes.

  • Hecho, pero no se nadar, si me resbalo me ahogo, y en tu conciencia quedará. Espera, me voy a poner el parche que uso para que no se me borre el dibujo que me hiciste. -Gabriela volvió a perderse dentro de la casa y llegó al jardín unos minutos más tarde con el dibujo cubierto.

Xenia nadó hasta el borde de la piscina donde Gabriela dudaba si lanzarse o quedarse en tierra firme.

  • Déjate caer, confía en mí.

Los ojos de Xenia la invadían de una especial confianza, y sin casi pensarlo se vio con el agua hasta el cuello y los brazos de Xenia firmemente alrededor de su cintura. Un escalofrío recorrió su espalda.

  • No me sueltes. -Xenia vio sus ojos verdes poniendo toda su confianza en ella.

¿Soltarte? Me quedaría así para siempre... ¿Por qué tienes que ser tan linda? cada expresión que muestra tu rostro hace que mi corazón se derrita...

  • No lo haré, lo prometo. -Sintió los brazos de Gabriela rodear su cuello aferrándose fuertemente. Las piernas de Xenia se debilitaron notablemente.

  • ¿Qué pasa? ¿Peso mucho? -Gabriela la miró con preocupación.

  • No, para nada, eres como una pluma. Confía en mí. Vamos a sumergirnos, sólo un segundo para que te vayas a acostumbrando ¿Confías en mí?

Gabriela asintió con la cabeza, metió aire a sus pulmones y cerró los ojos. Xenia se sumergió con Gabriela agarrándose aún más fuerte de su cuello. Era una sensación tan indescriptible sentir el cuerpo de la chica aferrado al suyo, poniendo su seguridad en sus manos. Xenia sabía el temor de Gabriela por el agua, lo había visto en sus ojos el día en que Carla la empujó dentro de la piscina. Y ahora ahí la tenía, fue sólo un segundo, abrió los ojos y allí estaba ella, el rubio cabello flotando alrededor, su blanca piel se veía aún más blanca bajo el agua, se veía sencillamente perfecta. Xenia deseó que ese momento no se terminara jamás, pero lamentablemente eso no iba a ser posible. Ambas emergieron y Gabriela abrió los ojos y aspiró aire profundamente.

  • Wow, esto no lo había hecho desde que era pequeña, me acercaba al mar y cuando venía la ola salía escapando como una condenada, pero un día me agarró y casi me ahogo, bueno no sé si tanto, pero vi estrellas de todos colores, me asusté mucho. -La chica rubia tenía una sonrisa en el rostro.

  • ¿Te gustaría aprender a flotar? -Gabriela asintió con entusiasmo. Mira te voy a tomar por la espalda y las piernas, quiero que te relajes. -Gabriela se aferró con fuerza al cuello de Xenia. Confía en mí.

  • ¿¿Cómo es que tienes tanta fuerza?? -Gabriela se encontró a si misma descansando sobre la superficie del agua con los brazos de Xenia bajo su cuerpo.

  • No es que tenga tanta fuerza, es que tú no pesas nada prácticamente.

Dios mío ¿es que acaso se puede pedir más? Gabby en mis brazos...

  • Lo que sea ¿ahora qué hago?

  • Relájate, intenta alinear el cuerpo. -Xenia miraba a esos preciosos ojos verdes concentrados en sus explicaciones.

  • ¿Así?

  • Así mismo ¿Ves qué fácil era?

  • Claro, es fácil si te están afirmando. -El cabello rubio de Gabriela flotaba en el agua, se veía realmente preciosa ahí dentro con su biquini verde, su piel blanca, y sus ojos cerrados dándole una expresión visiblemente más relajada que al comienzo.

  • Sí, pero veo que para ti es fácil también cuando no te están afirmando. Aprendes rápido.

  • ¿¿¿Qué??? -Gabriela abrió los ojos abruptamente y vio a Xenia observándola a una distancia en la que sería imposible que la estuviera tomando. Se comenzó a hundir al instante.

  • Tranquila. -Enseguida se sintió segura entre los firmes brazos de Xenia. Abrió los ojos para encontrarse con un par de ojos azules observándola con interés a escasos centímetros de su rostro. Por un instante se quedaron mirando sin decir nada.

  • Me soltaste. -La rubia le reclamó a Xenia.

  • Estabas flotando por ti misma, además te agarré enseguida.

  • ¿Estaba flotando de verdad? - Sus verdes ojos mostraban una expresión de sorpresa.

  • De verdad ¿Quieres intentarlo otra vez?

  • Ok, otra vez.

Repitieron el proceso, esta vez con Gabriela más confiada que al comienzo.

  • Eso es ¿ves? estás flotando por ti misma. -Los ojos azules de Xenia brillaban con alegría. Ahora mueve tus brazos y piernas así e intenta moverte.

  • ¿Estoy avanzando? ¡¡¡No te alejes tanto de mí Xenia!!!.

  • Sí, estás avanzado un poco, y estoy aquí cerca ¿ves? -Le tocó una pierna a la chica más joven.

  • Se siente rico.

¿Qué cosa el flotar o el que te toque?

  • ¿De qué te estás sonriendo Xenia?

  • Nada nada. Ahora intenta darte vuelta.

  • ¿Así? ¡No te alejes Xenia!, quédate aquí.

  • Aquí estoy, no me voy a alejar. Eso, continúa, te estoy afirmando, mantente relajada, es lo mismo sólo que al reves, mantente ahí. Eso es.. así.

  • ¿Lo estoy haciendo?

  • Sí lo estás haciendo, no hables que tragas agua. Mantente así.

  • ¿Y ahora qué hago?

  • Afírmate del borde, ¿aquí ves? Eso es, ahora mueve las piernas.

Aprende más rápido que yo misma. Claro si es perfecta... ¿Yo dije eso? Mierda...

  • Quiero ir más al centro de la piscina Xenia, creo que puedo avanzar un poco por mi misma, sólo que no te alejes mucho.

  • Ok, vamos, eso es, así relajada, mueve así los brazos, y las piernas, intenta coordinar los movimientos, eso es, así.

  • ¡Xenia!

En medio de la piscina Gabriela se arrojó a los brazos de la morena y con la sorpresa ambas se fueron al fondo de la piscina. Xenia abrió los ojos asustada al no sentir los brazos de la chica agarrándola. Entonces la vio, flotando cerca de ella, con los ojos abiertos, el verde brillando, y una pequeña sonrisa en su hermoso y dulce rostro. Xenia no pudo reprimir su propia sonrisa, avanzó los escasos centímetros que la separaban de Gabriela la tomó de la cintura y ambas salieron a la superficie.

  • Loca.

  • ¡¡Me encanta!! No sé por qué no aprendí antes, Xenia ¿lo estoy haciendo bien?

  • Demasiado bien, para ser la primera clase.

Pobre de mí, no tienes idea Gabriela lo que me estás haciendo...

  • Creo que ya es suficiente por hoy ¿Seguimos mañana con las clases? -Gabriela avanzaba lentamente hacia el borde de la piscina, con su antiguo temor superado por completo.

  • Mañana seguimos. -Xenia la siguió a corta distancia, y ambas emergieron empapadas de agua.

  • Toma esto, cúbrete. -Gabriela puso una toalla en la espalda de Xenia, la envolvió, y le frotó la espalda vigorosamente.

  • Gracias. -Xenia sintió un escalofrío en su espina, el corazón le latía fuertemente, varias veces sintió que estaba teniendo un ataque mientras estaban dentro de la piscina.

  • Gracias a ti por ser tan buena maestra. -Gabriela le dedico una dulce sonrisa. Ambas ingresaron a la casa.


  • ¿Cómo has estado? -Isabel alzó la mirada para encontrarse con Gabriela asomando la cabeza por la puerta de su habitación.

  • No estoy segura. -La chica delgada le hizo un gesto con la cabeza invitándola a entrar.

  • ¿No has...? Bueno tampoco me lo dirías supongo. -Gabriela la miró con preocupación.

  • No, no he, te lo prometo. -Una pequeña sonrisa nació en el rostro de Isabel. Te agradezco tu preocupación.

  • Quiero que estés bien, que sepas que eso no es bueno para tu cuerpo, que te sientas bien contigo misma.

  • Sé que no estuvo bien, es sólo que me sentía tan presionada por todo esto, por mis padres, por Sebastián, que me confundí, aún lo estoy.

  • Sebastián te quiere ¿lo sabes verdad? se preocupa mucho por ti.

  • Lo sé y yo también por él, intenté alejarme, pero él no me dejó, ahora estamos bien juntos. Mis padres me llamaron y aunque no alcanzaron a decirme casi nada porque enseguida se cortó la comunicación, están furiosos conmigo. Me da miedo cuando salga de aquí lo que va a pasar. -Isabel bajó la mirada con la angustia imprimida en su rostro.

  • Preocúpate por lo que estás viviendo ahora, diste un gran paso aceptando lo tuyo y Seba, y cuando salgas no permitas que nadie te diga lo que debes o no hacer, o lo que está bien o mal, sea quien sea Isa, lo importante es lo que tú sientas, no traiciones nunca a tus sentimientos, porque es en ellos donde encuentras la verdad. -Gabriela le sonrió dulcemente a la chica quien le devolvió la sonrisa.

  • Gracias Gabby, has sido muy importante para mí dentro de esta casa.

  • Como dicen, para eso están los amigos. -Los ojos verdes brillaban alegremente.

  • ¿Y tú? Cómo es que alguien tan linda y especial como tú no tiene a nadie en su vida.

  • Sí tengo, familia, amigos. - Gabriela levantaba un dedo por cada persona que nombraba.

  • Ya sabes a lo que me refiero, no a ese tipo de compañía precisamente.

  • Lo sé. -Supongo que no he tenido suerte para el amor. -Gabriela comenzó a trazar líneas imaginarias con un dedo en la palma de su mano.

  • Y ¿Qué hay del chico con el que terminaste antes de entrar aquí?

  • ¿Pablo? nah, la verdad es que intenté comenzar una relación con él porque me sentí presionada por la gente que me rodea, todos van y te dicen y ¿tú por qué estás tan sola? o la pregunta típica ¿y tienes pololo? al final todos caemos en lo mismo. Entonces lo intenté, pero siempre supe que de todas formas no iba a funcionar, soy demasiado idealista, y quiero a alguien perfecto, que es obvio que no existe. -Gabriela alzó la vista con una expresión de desilusión en el rostro.

  • ¿Y cómo debe ser ese hombre perfecto? -Isabel la miraba con interés.

Gabriela meditó la respuesta.

  • ¿Ya viste el dibujo que me hizo Xenia en la espalda? mira. -Gabriela le enseñó la espalda a la chica.

  • Vaya, está precioso ¿Y qué representa?

  • Las almas gemelas.

  • No me has respondido aún, ¿Cómo debe ser ese hombre perfecto?

Algo no le terminaba de cuadrar en esa pregunta.

  • Bueno, primero debe ser alguien diferente, alguien que destaque de entre el resto, no en el sentido físico, sino interior, su ser, o sea que cuando yo le mire vea un ser individual, y no alguien que es parte de una totalidad ¿me entiendes? alguien que viva bajo su propio código y no el que le quieran imponer, que le importe tres pitos si le gusta o no al resto, no sé, alguien con quien me sienta cómoda.

  • Ya veo, en realidad eres complicadita eh, y ¿Tienes a alguien en mente?

  • ¡Xenia!

  • ¿¿Xenia?? -Isabel la miró extrañada.

  • Hola chicas, Isa vengo a robarte un ratito a Gabriela, hoy le toca cambiarse de habitación a la mía. -Xenia lucía una sonrisa que intentaba por todos los medios censurar. ¿Puedes venir? - Se dirigió a Gabriela.

  • Claro, enseguida voy. -Le hizo una seña a Xenia quien desapareció detrás de la puerta.

  • Veo que estás feliz de compartir habitación con ella, debiste ver tu sonrisa cuando viste a Xenia aparecer, se te iluminó el rostro. -Isabel aún la miraba extrañada.

  • Son ideas tuyas. -Un pequeño rubor subió por las mejillas de la chica rubia. Bueno me voy entonces, me alegro tanto de que estés bien Isa. -Se dieron un abrazo.

  • Yo también me alegro Gabby, bueno, que duermas bien, nos vemos mañana. -Isabel le sonrió y Gabriela salió alegremente de la habitación.

  • Ayyyyyyy ¡¡¡Qué fea!!! mátala Xenia, mátala por favor. -Gabriela se arrojó a los brazos de Xenia y hundió su cara en el pecho de ésta mientras apuntaba desesperadamente con un dedo hacia la pared.

  • Bueno si me sueltas quizá pueda llegar hasta ella. -Xenia sonrió al ver a Gabriela en sus brazos. Últimamente la chica había poco a poco ido pasando ese límite del contacto físico. O quizá había sido ella misma quien le había permitido traspasarlo.

  • ¿Ya la mataste? ¡No te vaya a morder!. No me la muestres Xenia, que no queden las marcas en la pared por favor. -Gabriela lloriqueaba mientras aún se cubría los ojos sin atreverse a mirar.

  • Sí, ya la maté, y es apenas una arañita ¿Qué daño te puede hacer? -Xenia sonreía ante la reacción de Gabriela. Al comienzo pensó que estaba jugando, pero al ver la carita de terror que tenía, descartó de inmediato la posibilidad.

Por la mierda, será posible que hasta cuando se asusta me derrita el corazón.

  • ¿¡Arañita!? ¿Es que no te fijaste acaso que era una tarántula?

  • Yo que pensé que tenías respeto por la vida, ya veo que no.

  • Sí lo tengo, excepto por las arañas, no deberían de existir, brrrrr. -Gabriela hizo una mueca de asco mientras todo su cuerpo tiritaba exageradamente.

  • Qué cómica eres. ¿Les tienes fobia? -Los ojos azules estudiaban el rostro de Gabriela que poco a poco iba recuperando la calma.

  • No sé si sea fobia, pero pavor sí que les tengo, soy incapaz de matar alguna, las veo y me pongo a temblar, sudo, es ese movimiento que hacen cuando caminan ¡fuchi!. -La mueca de asco volvió al rostro de la chica.

  • Ya, si ya la maté ¿ves? cálmate.

  • Gracias, tú siempre velando por mi seguridad. -Xenia sintió la calidez de los ojos de Gabriela en los suyos, había cariño en esos ojos, estaba segura que la chica se lo tenía, a veces incluso había creído ver algo distinto, pero siempre pensó que eran imaginaciones suyas, su deseo de que Gabriela llegara a verla con otros ojos, pero luego pensaba que era imposible, ni siquiera le había dicho sobre su condición sexual y estaba segura que al decírselo la iba a perder, por habérselo ocultado.

Gabby, quiéreme por favor ¿Por qué no me quieres como yo a ti?

  • ¿Trajiste todo?

  • Sí, todo, estoy lista para dormirme.

  • Yo he usado esta cama todos estos días, así que supongo que tú usarás esa otra. -Xenia indicó a una de las dos camas que habían en la habitación.

  • Voy al baño a ponerme mi pijama y vuelvo al tiro ¿Vienes? -Gabriela abrió la puerta de la habitación y se dirigió al baño

  • Sí, voy detrás tuyo.

Al cabo de unos minutos ambas regresaron a la habitación. -Gabriela con un pijama rojo, y Xenia con uno azul.

  • ¿De qué te ríes? -Xenia alzó una ceja inquisitivamente al ver la reacción de Gabriela.

  • Es que te ves más niña así.

  • Y ¿eso te hace tanta gracia? -Una mueca de fastidio cruzó las facciones de Xenia.

  • Sip, te ves menos amenazadora.

Xenia se metió a su cama intentando no mirar tanto a Gabriela que aunque su pijama la cubría completamente no podía evitar una expresión de dulzura al verla así vestida, si ella se veía más niña, entonces Gabriela con mayor razón aún.

  • Ps ps. -Xenia dirigió la mirada en dirección a la cama de Gabriela, quien estaba mostrándole algo escrito en una hoja.

Ah sí, su comunicación "ultra secreta" que de secreto no tiene nada. Leyó la frase.

"Estoy triste" ¿está triste? ¿por qué? ¿¡alguien le hizo algo!? porque si me entero de que alguno de esos estúpidos le hizo o dijo algo les voy a sacar la conchesumadre...

  • ¿Por qué? -Los ojos de Xenia cambiaron su expresión notablemente.

Gabriela volvió a escribir en otra hoja, y se la enseñó a Xenia.

"Necesito un abrazo" ¿Me lo está contando? o ¿es su forma de pedirme que la abrace? ay mi niña cómo puedes arreglártelas para hacerme sentir esto, es increíble...

Xenia miró a los ojos verdes esperando alguna señal. Gabriela volvió a escribir en otra hoja y se la mostró nuevamente.

"¿Puedo acostarme contigo un ratito?"

¿¿¿Quiere acostarse conmigo??? ¿¿¿me quiere matar???

Xenia leyó por segunda vez la frase y luego llevó sus ojos a los verdes que la estaban mirando con timidez. Una pequeña sonrisa cruzó el rostro de Gabriela. Xenia supo que no tenía más alternativa que acceder a los deseos de la chica por más difícil que se le hiciera la cercanía. Levantó el cobertor y le dio pequeñas palmaditas al colchón, invitándola a meterse dentro. Gabriela salió rápidamente de su cama, corrió la distancia que separaba ambas camas y se metió junto a Xenia. Antes que la morena se diera cuenta la chica había pasado un brazo por su estómago y su rubia cabeza descansaba apoyada en su hombro.

  • ¿Qué pasa? ¿Por qué estás triste? -Xenia oyó que su propia voz sonaba suave mientras su corazón latía con fuerza.

  • No sé, supongo que extraño a mi familia, somos personas de abrazos, y necesito alguien que me haga cariños. -Los verdes se alzaron hacia los azules casi suplicantes.

Xenia comenzó a relajarse poco a poco, aunque su corazón aún latía a mil por hora. Sin darse cuenta llevó una mano al cabello rubio y comenzó a acariciarlo lentamente. Por un momento no dijeron nada. Podía oír a Gabriela respirar. Si cabía la posibilidad de que antes de eso tuviera alguna duda de sus sentimientos por la chica, ahora no le cabía ninguna. Era un hecho, se había enamorado de alguien en menos de un mes. De la persona más dulce y natural que había conocido en su vida, que por otro lado era heterosexual y no sabía acerca de su condición sexual.

  • Oigo tu corazón. -Oyó la suave voz de Gabriela cerca de su oído. Un escalofrío la recorrió de pies a cabeza, sintió sus ojos humedecerse y decidió cerrarlos. Se quedó lo más quieta que pudo y de pronto sintió otros latidos tan fuertes como los propios.

  • Y yo el tuyo. Su voz sonó grave.

  • Se que no te gusta el contacto físico. -La voz de Gabriela sonaba lejana, y Xenia advirtió que la chica se estaba quedando dormida. Sólo estaré un momento.... y luego... me iré.

Xenia supo que Gabriela se había dormido profundamente, la miró unos segundos allí en sus brazos, tan tranquila y serena, apenas distinguía su perfil, era tan hermosa, tan perfecta y sus sentimientos eran tan fuertes que sintió ganas de llorar. Sabiendo que estaba siendo captada por las cámaras estiró un brazo intentando hacer el menor movimiento posible con su cuerpo y apagó la luz. Cerró los ojos aspirando el aroma de Gabriela que la estaba invadiendo, su cuerpo se levantaba y volvía a bajar lentamente al respirar. Xenia se sentía en el cielo, jamás había sentido algo de tal magnitud, tanta alegría, angustia, euforia y paz a la vez. Lo último que oyó fue un pequeño murmullo que salía de la garganta de Gabriela y se quedó profundamente dormida.


Estaba sentada o quizá parada, no estaba segura, sólo veía una luz blanca que la envolvía casi cegándola, no sabía el lugar donde estaba, ni por qué estaba en ese lugar ¿Era un lugar realmente? No había ninguna forma alrededor solamente la luz. Un sentimiento de soledad comenzó a invadir su ser, y de pronto fue consciente de una figura en frente suyo. Estaba parada o quizá sentada, no sabía que era, sólo que una especie de ser estaba acompañándola. Entonces extendió lo que podría ser su brazo, aunque tampoco tenía forma e intentó alcanzar al ser delante suyo, no conseguía llegar a él, o quizá el mismo ser se alejaba de su lado, la rechazaba. De pronto se dio cuenta que no era rechazo lo que mostraba por ella, sino que simplemente no sabía que estaba ahí enfrente suyo. Entonces hizo un gran esfuerzo para acercarse lo que más pudo y mientras más cerca se sentía más iba creciendo un sentimiento en su interior. Primero fue curiosidad por saber quién la estaba acompañando, luego fue cariño, luego sintió un profundo amor invadiendo todo su ser, lo sentía como fuego quemándola por dentro. Sus brazos se extendieron desesperadamente hasta tocar a lo que fuera que estaba con ella. Poco a poco sintió que algo iba cambiando, algo dejó de ser igual y cambió para siempre, el ser enfocó su mirada en ella, aún sin tener ojos, y se aferró a su cuerpo aún sin tener un cuerpo, la abrazó fuerte, y ella sintió que por fin había sido encontrada, reconocida por ese ser luminoso. Entonces sus labios se juntaron y se besaron profundamente, el abrazo se hizo aún más fuerte. Un sentimiento que jamás había sentido en toda su vida nació en su interior, y se dio cuenta de que jamás había sido realmente feliz, que nunca había sido completamente plena sino hasta ese momento, era un sentimiento que no tenía nombre, no había adjetivo que pudiera describirlo, porque sencillamente no lo conocía, era una mezcla entre una alegría infinita, una paz interior, la perfección dentro de sí. Sintió una sonrisa nacer en su rostro y en el rostro de ese ser, el abrazo se hizo aún más fuerte si cabía la posibilidad, y las sensaciones de ese ser pasaron a ser las suyas propias, y sus propias sensaciones pasaron a ser parte de las de ese ser, ya no eran dos cuerpos, sino que era uno solo. Entonces oyó un pensamiento que no estaba pasando por su cabeza, no estaba oyendo ninguna voz, porque ni siquiera tenía oídos, sin embargo allí estaba, era un pensamiento, era un pensamiento de amor, y supo que no era el suyo sino que el del ser que ahora era parte de su propio ser, comenzó a ver por sus ojos, y a sentir por su piel, y su misma felicidad era la felicidad de él, su misma plenitud era la de él, y la misma paz ambos la estaban sintiendo como una sola. Entonces fue cuando por un segundo vio sus ojos, sólo para volver enseguida a ver desde esos ojos.

  • ¿Xenia? -Los párpados se abrieron lentamente para mostrar un par de ojos verdes, una especial paz la invadía. Sintió la calidez del cuerpo junto al suyo, giró lentamente la cabeza como con temor de lo que iba a encontrar ahí. Pero no fue temor lo que sintió, sino que todo lo contrario. Xenia estaba durmiendo profundamente, su rostro no tenía tensión alguna, su pecho subía y bajaba al ritmo de su respiración.

Qué hermosa... Qué linda te ves Xenia durmiendo, pareces tan serena....

Gabriela recordó las cámaras de repente y frenó su deseo de acariciar el rostro de la chica dormida a su lado, dejó de mirarla, sintió el rubor subir por sus mejillas. Entonces salió de la habitación sintiendo una extraña sensación en el estómago. Comenzó a oler un perfume que no era el suyo. Corrió y se encerró en el baño donde no hubieran cámaras, tomó su pijama y lo acercó a su nariz, era el olor de Xenia impregnado en ella, se quedó por varios segundos oliéndolo con los ojos cerrados, era exquisito, sin pensarlo se abrazó a si misma fuertemente aún con el aroma de Xenia invadiéndola entonces comenzó a sentir algo extraño. Abrió los ojos asustada y el rubor se le multiplicó por 10.

¿Excitada? ¿Estoy excitada? Dios mío ¿¿Con el olor de Xenia?? ¿Qué cresta me pasa?

Se llevó una mano a la frente, y se paró frente al espejo, abrió la llave y se mojó la cara.

La puerta se abrió, Gabriela dio un salto y vio aparecer la alta figura de la morena.

  • Hola. -Sus ojos azules tenían un brillo especial y una sonrisa amenazaba con ensancharse aún más en su rostro.

  • Hola. -Gabriela sintió que el rubor volvía de nuevo mientras sentía una sensación en el estómago.

  • ¿Estás bien? desperté y no estabas supuse que estarías aquí. -Xenia se acercó a su lado y estudió su expresión detenidamente.

  • Sí, bien -Supo que su voz no estaba nada convincente. ¿Y tú?

  • Muy bien. -Xenia bajó la mirada un instante Eres como un osito de peluche ¿Sabías?

Gabriela pensó que jamás había estado tan sonrojada por tanto tiempo en toda su vida.

  • No, no lo sabía. -Bajó la mirada. Gracias por admitirme en tu cama anoche -Alzó los ojos verdes hacia los azules de Xenia que la miraban intensamente.

¿Qué me sucede? me siento extraña ¿nerviosa? quizá sólo sea la vergüenza por haber dormido con ella sabiendo que no le gustan esas cosas.

  • No tienes nada que agradecerme, además dormí de maravillas. Me voy a dar una ducha. ¿Te veo luego? -Xenia le dedicó una sonrisa.

  • Sí, luego nos vemos. Yo.. creo que iré a comer algo antes de ducharme. -La chica más joven titubeó un instante para luego salir hacia el pasillo

¿Nerviosa? ¿mariposas? ¿excitada?


  • Xenia muñequita, yo sé que no tienes una buena opinión acerca de mí, pero dame una oportunidad no soy tan malo.

  • Sabes Andrés no tengo intenciones de hacer amistad con nadie de esta casa, así que si necesitas algo de mí, dímelo pronto porque estoy ocupada. -Xenia continuó su rutina de ejercicios intentando ignorar al molesto joven.

  • Pero Xenia, nunca hemos hablado los dos solos, apenas me diriges la palabra, anda vamos un ratito a la piscina nos damos un chapuzón y nos divertimos tú y yo.

  • No me interesa divertirme ni contigo ni con nadie.

  • Bueno a mí me parece que te diviertes bastante con la pequeñita rubia, a ver dime Xenia ¿Qué tiene ella que no tenga yo? -Xenia dirigió una mirada al chico.

¿Qué tiene ella que no tengas tú? Pobre imbécil. Cientos de adjetivos llegaron a su mente. Para empezar es una persona bella por dentro y por fuera, tiene integridad, no se siente el centro del mundo como tú, sino que todo lo contrario, se preocupa por la gente, es dulce, es honesta, es idealista, tiene capacidad de asombrarse por cosas simples, es bondadosa, es la persona perfecta que cualquiera quisiera tener como amiga, o como algo más si es que se la mereciera, y ¿sus ojos?, dios mío... sus ojos, su voz, su cabello, sus labios, sus ojos...

  • No te puedes llevar bien con todos. -Dijo Xenia en su lugar.

  • Pero Xenia ¿es que no te urge tener un hombre dentro de este encierro para que te haga feliz? -Andrés se pasó la manga por la boca luego de darle un buen sorbo a su lata de cerveza

Xenia alzó una ceja y el estómago se le revolvió, sintió nauseas.

  • ¿Sabes lo que me urge Andrés? -La voz de Xenia sonaba grave y peligrosa. Me urge que te largues ahora mismo de aquí y me dejes en paz, si piensas que tienes alguna oportunidad de ganar esa estúpida apuesta que seguramente hiciste con Carla, pues ambos se quedarán a brazos cruzados ya que ninguno tiene ninguna oportunidad conmigo ¿me has comprendido imbécil? ninguna.

  • ¿Apuesta? ¿Cuál apuesta? -Andrés la miraba con cara de inocencia.

  • Da igual, el punto es que tienes 0 posibilidad conmigo C E R O.

  • Veo que Carla tenía razón, eres una maldita tortillera ¿Verdad Xenia? Qué asco, seguramente tú y Gabita se la pasan muy bien todas esas horas juntas aislándose del resto de las personas de esta casa, lo que necesitan tú y ella es un buen ...

Antes de terminar la oración se encontró tendido en el suelo, con la nariz sangrando a chorros.

  • No te atrevas a decir su nombre, maldito bastardo, es demasiado para tu sucia boca. -Salió dando un portazo.

  • Ya me vendrás rogando Xenia. Perra...


  • ¿Qué pasó? Xenia ¿Qué pasa? -La morena salió hecha una furia del gimnasio.

  • Nada. -Gabriela la miraba con preocupación.

  • ¿Cómo que nada? Mira como vienes de alterada.

  • ¡Nada he dicho!, no me molestes.

  • Xenia no te desquites conmigo, yo no te he hecho nada. -Gabriela se alejó de su lado.

  • Lo siento, espera. -Xenia tomó a Gabriela del brazo y la retuvo.

  • Dime entonces qué pasó.

  • Tuve una discusión con ese imbécil de Andrés. -Xenia dijo con furia. Escucha -dijo suavizando su tono de voz- no quiero que te quedes sola con él, no es de confianza, ¿entiendes? -La morena miró intensamente el rostro de la chica más joven.

  • Ya sé que no es de confianza, pero ¿qué te hizo?

  • No me preguntes más por favor, olvídalo, estoy harta de él y Carla. Ah y le acabo de dar un buen golpe, no me extrañaría que me sacaran del programa, lo siento, otra agresión. -Xenia bajó la vista.

  • ¿Le pegaste? ¿Qué te hizo? ¿Se te lanzó?

  • Algo así, mira mejor olvídenoslo ¿sí? Ahora quiero saber si me van a sacar de aquí o no.

  • ¿Sacarte? ¿Cómo te van a sacar? sólo te estabas defendiendo, al que deberían de sacar es a él.

  • No me tocó.

Por favor no me preguntes nada más, por favor.

  • ¿No te tocó? ¿Entonces?

  • Escucha no quiero hablar más del tema, dijo algo que me molestó y punto, eso es todo, fin de la historia. -Xenia se alejó de Gabriela.

En ese momento Andrés salió agarrándose la nariz sangrante con sus dos manos.

  • ¿¡Qué le hiciste Andrés!?

  • Que te lo diga ella muñequita, pregúntale a tu Xenia qué fue lo que le molestó tanto para darme este golpe. Y no se molesten en amenazarnos con que nos sacarán -Se dirigió al aire alzando la voz. Sé que estamos reventándoles el rating con este tipo de cosas.


  • Xenia sé que no quieres que te pregunte qué pasó y no lo haré, sólo quiero saber si estás bien. -Gabriela se acercó cautelosamente a la morena.

  • Sí, estoy bien, sólo que estoy harta de estar aquí, de que todo el mundo esté viendo mi vida, es terrible. -Se notaba la aflicción imprimida en la voz de Xenia.

  • Lo sé, yo también me siento mal, pero ya estamos metidas en esto, además todo sucede por algo, era parte de tu destino el llegar aquí al igual que era parte del mío.

  • ¿Parte de mi destino? ¿Aparecer en la tele como una maldita exhibicionista? no creo que eso sea destino para nadie.

  • Esa es sólo una consecuencia, hay muchas razones por las que podrías estar aquí, no solamente para mostrarle a todo el mundo tu vida, además sólo han visto una parte tuya, no es como cuando estás afuera.

  • A ver y ¿por qué otra razón podría ser? -Xenia le dio una fría mirada a Gabriela.

Para conocerme a mí Xenia, cresta, ¿es que no lo ves?

  • Para compartir con otras personas y aprender cosas de ellas, y para que ellas aprendieran cosas de ti.

  • No quiero aprender ni enseñarle ni una mierda a nadie, estoy aquí por el dinero, es tan simple como eso, no porque en mi destino esté conocer a toda esta gente. -Xenia miró con furia sus manos empuñadas.

  • ¿Ni siquiera a mí? -La voz de Gabriela se oyó suave y tímida, la chica bajó la mirada.

Entonces sintió la mano de Xenia sobre la suya y levantó sus ojos verdes para encontrarse con los azules más impresionantes que había visto en toda su vida, esos ojos que le hablaban, que le decían cosas duras y dulces, todas a la vez, ya nada existía alrededor más que esa mirada fundiéndose con la suya. Su corazón comenzó a latir fuerte y la piel se le erizó...

  • Ya sabes la respuesta.... -Xenia dijo y una pequeña sonrisa nació en su rostro, haciendo esos ojos azules aún más hermosos si era posible.

¿Cuál es el límite entre el querer y el amar? ¿Cómo saben las personas cuando un cariño deja de ser un simple cariño para convertirse en amor? ¿Existe un tiempo determinado para que eso ocurra? y ¿es acaso una regla que las personas primero se quieran antes que el sentimiento se transforme en algo más profundo? ¿Existe una palabra que en realidad defina cada sentimiento que se tiene por todas las personas que signifiquen algo en la vida de cada uno? O ¿es que se toman los verbos apreciar, querer, amar, idolatrar, odiar etc. y le adjudicas el más cercano a las personas que te rodean? Gabriela se había preguntado muchas veces estas cosas dentro de esa casa, antes de ingresar, y durante toda su vida.

Dentro de ese lugar en el cual había estado viviendo las últimas 4 semanas había aprendido a conocerlos a todos en cierta forma. A algunos más que a otros. Había a quienes hubiera preferido no tener tan cerca como Carla y Andrés, con quienes intentar comunicarse era una gran pérdida de tiempo, ya que sencillamente no les interesaba hacerlo. A Isabel y Sebastián, los había ido conociendo poco a poco. La primera por fin había aceptado que en su vida no todo lo que decían sus padres era necesariamente la verdad para ella, ni mucho menos una regla a seguir ciegamente. Había reconocido los sentimientos que estaba teniendo por Sebastián sin sentirse culpable por ello. Su fe en la iglesia seguía en pie como siempre, aunque Gabriela podía decir que ya no estaba tan intacta como antes.

El paso hacia la liberación de la mente de las personas es un proceso lento para algunos, para otros ni siquiera comienza nunca. Pero el deseo de vivir la vida de acuerdo a los propios sentimientos, ideales y creencias que hemos ido gestando vida tras vida, y no a los de los padres o los que nos imponga la sociedad, es algo que todos llevamos dentro, dentro del corazón y del alma. A veces es fácil, o a veces es difícil romper ese algunas veces débil u otras firme cascarón que se va formando al momento de nacer y que nos mantiene dentro de esa prisión en que está el espíritu a veces de por vida. Pero siempre hay algo que nos guía hacia la verdad, a veces un libro, una palabra, un sueño, un recuerdo de algo que ni siquiera recordamos.

Sebastián era un chico de fácil trato, jamás armaba un conflicto, eso era bueno y malo a la vez, ya que nunca se podía estar segura de que era completamente honesto en sus reacciones u opiniones. Y José, José era simplemente José, un chico torpe por describirlo de alguna forma, pero de corazón bueno. Gabriela siempre supo que podía confiar en él. El joven terminó declarándosele un día y Gabriela al comienzo no se sentía tan cómoda como antes cerca de él, más que nada por temor a que se hiciera ilusiones con ella que jamás se harían realidad. Aun así la relación continuó siendo tan buena como antes, sólo que Gabriela evitaba el contacto físico, y medía más sus palabras.

A todas estas personas de alguna u otra forma las puso en una categoría. A Carla y Andrés en la indiferencia, aunque llegaban a ser tan irritantes, que a veces incluso pensaba que caían en la categoría de odio. A Sebastián e Isabel los apreciaba, les tenía cariño. A José lo quería. Pero al llegar a Xenia, ¿qué palabra era la correcta para definir lo que sentía por Xenia?

A las cuatro semanas de estar allí encerrada no fue capaz de ponerle nombre al sentimiento, definitivamente indiferencia no era, ¿aprecio? en parte, ¿cariño? por algún motivo sonaba demasiado poco, no funcionaba con ella, no era la palabra perfecta ¿Entonces? Gabriela no tenía idea

  • ¿¡Eres lesbiana!? -La voz de su hermana sonó inquisitiva y con cierto grado de preocupación al otro lado del teléfono.

  • ¿¿Perdón?? -Gabriela se sobresaltó al oír semejante pregunta tan repentinamente.

  • Ya sabes, que si eres del otro equipo, que si te gustan las minas, no te hagas Gabriela. -El tono que estaba usando su hermana no era el acostumbrado de cuando le jugaba bromas.

  • A ver, todo de nuevo. -Gabriela dijo intentando poner su cabeza en orden. Hola hermanita ¿Cómo estás? tanto tiempo sin oírte.

  • ¡Ay! estás evitando la pregunta Gabriela, y el silencio otorga ¿sabías? es mejor que me lo digas. -Casi podía ver el dedo de su hermana agitándose en el aire.

  • ¿¡Por qué cresta me preguntas eso!?

  • Responde.

  • No, no lo soy.

  • Uy pobres cristianos de tus fans entonces, los tienes completamente convencidos de que sí lo eres, y yo hasta la idea ya me estaba haciendo, después de todo es como cool. Aunque papá y mamá....

  • ¿¡De qué demonios estás hablando Cata!? explícame por favor, porque no estoy entendiendo nada. -Le dio un sorbo a su coca cola intentando calmarse y comprender.

  • El reality hermanita, el periódico, las revistas, internet, tus fans, está por todos lados, la gran pregunta que todos se hacen, ¿Son o no son?

  • ¿¿¿El periódico, internet, mis fans??? ¿Salimos en todo eso? ¿¿tengo fans??

  • ¿Y qué querías? es el programa con más rating, lo tienen por las nubes, es que no te enteras de nada metida ahí dentro gil, ¿que no ves lo que pasa a tu alrededor pava?

  • Pppero... o sea.... no sé... no me había detenido a pensar. -Gabriela se sobaba la frente intentando digerir toda la información. Y ¿qué cresta es eso de son o no son? o ¿si soy lesbiana? -Gabriela se ahogó un poco con la bebida.

  • Eso hermanita, o sea a estas alturas del programa ya todos sabemos que Carla es lesbiana, no te imaginas como revienta el rating esa tipa.

  • Sí, lo sé, pero explícame lo otro.

  • Eso, lo de la Carla ya es conocido y es una de las favoritas ahí dentro, pero lo que a todos parece importarle más es lo tuyo Gabby, ya no te hagas. O sea al comienzo como que pensé que te estaban sacando de contexto, ya sabes, en televisión son expertos para ese cuento, y anduve revisándote la habitación pero no encontré ninguna evidencia que te culpara, y ahí estaban tus posters de Los Red Hot y Anthony Kiedis que ha sido tu amor platónico desde pendeja, así que dije no, lo está manejando esta gente. Pero luego se repetía una y otra y otra vez, y los foros en internet se seguían llenando de cientos de preguntas ¿son o no son? Las miradas que se dan son ¿de amistad o de amor? ¿Cuál ha sido el momento más emotivo entre ellas? y así podría seguir por horas, ya no me lo niegues Gabby.

  • ¿¿¿Son o no son quienes??? -Gabriela estaba intentando asimilar la información, pero no había caso.

  • Tú y Xenia hermanita, lo que todos aseguran es que tú amas a Xenia y ella te ama a ti, que están enamoradas, que se tienen ganas.

Gabriela escupió la bebida que tenía en la boca.

  • Ah y déjame decirte que deberías marcar territorio, porque la Carla te la ha tratado de levantar por lo menos 10 veces.

  • ¡¡¡ Cata !!! ¿QQQué? ¡¡¡Cata responde!!!. -Dijo cuando por fin pudo recuperar el habla.

Bip bip bip... Se había cortado la comunicación, o más bien la habían cortado, por algún extraño motivo los de producción no la cortaron antes quién sabe por qué. Pero, ahí estaba todo dicho. Demasiadas preguntas bombardeaban su cabeza en ese momento, como para ser capaz de completar alguna idea.

Dios mío ¿qué fue eso? ¿Estoy soñando? sí, debe ser eso, estoy soñando, más bien teniendo una pesadilla. ¿Periódicos? ¿Revistas? ¿Internet? ¿Fans? claro, es una pesadilla y en cualquier momento voy a despertar, tranquila Gabby. ¿Son o no son? ¿Qué cresta es eso?

¿Que si acaso soy lesbiana? Carla, claro, Carla es lesbiana, y a mí me meten entre medio, me sacan de contexto. ¿Tengo fans? ¿De qué edad serán mis fans? A ver todo de nuevo. En los foros publican preguntas ¿Son o no son? ¿miradas de amistad o de amor? las personas lo aseguran, ¿qque qqué?, o sea en las revistas ha salido. Yo... ¿qué siento por Xenia? ¿cariño? ordena tu cabeza Gabby.... Xenia... ¿Qué siento por Xenia? ¿ella es mi amiga? Xenia yo...

  • ¿Pasa algo malo? estás sudando. -La voz de la morena sonó en sus oídos haciendo que su cuerpo diera un respingo.

  • Yo... - Su estómago comenzó a revolverse. Se llevó una mano a la cabeza, su corazón latía a mil por hora.

  • Gabby ¿qué pasa? -La mirada de Xenia era ahora de preocupación. Esta escena me recuerda cuando te vi por primera vez, estabas bastante similar que ahora.

La primera vez que te vi... yo... tú.... que ¿amo a Xenia? que ¿ella me ama a mí?

Los ojos verdes se alzaron hasta encontrarse con los azules de Xenia mirando con impaciencia y preocupación.

  • Estoy bien, sólo necesito recostarme un momento. -Gabriela corrió y se encerró en su habitación.

  • ¿Qué mierda fue eso?

  • Gabriela por favor ¿Estás bien? -Xenia no recibía respuesta, al cabo de algunos segundos finalmente se abrió la puerta.

  • Estoy bien. -La voz de la chica sonaba todo menos bien. No la miraba a los ojos.

  • ¿Entonces por qué no me miras?

  • No es nada Xenia, sólo me siento un poco mal del estómago eso es todo.

  • No es cierto, tú no sabes mentir. -Xenia tomó el rostro de Gabriela entre sus manos y la obligó a verla a los ojos.

  • Por favor Xenia... -Los ojos verdes esquivaban a toda costa su mirada.

  • Mírame Gabriela ¿Qué pasa por favor? ¿Te dijeron algo tus padres?

  • No eran mis padres, era mi hermana. -Por fin vio la mirada de Gabriela posarse fugazmente en sus ojos para luego escapar de inmediato de ellos.

  • ¿Qué te dijo? -Xenia percibía su propia preocupación imprimida en su voz.

  • No te gustará oirlo Xenia, así que mejor no me preguntes.

  • Dímelo de todas formas ¿Tiene que ver conmigo?

Mierda ¿le dijeron algo de mí? Claro, esa maldita Carla lo insinúa todo el tiempo, seguro le advirtieron acerca de mí ¿¿Y ahora qué??

  • Sí, contigo y también conmigo. -Gabriela se sentó mientras miraba a través de la ventana. Xenia no sabía si su expresión era de tristeza, de vergüenza, de miedo o de todas esas juntas. Buscaba el rechazo, pero no lo encontraba en el rostro de la chica más joven.

  • ¿Qué te dijeron? -Xenia preguntó otra vez, esperando lo peor.

Un largo momento de silencio.

  • Que la gente dice que tu y yo...

  • Que tú y yo ¿Qué? -Xenia sentía su voz, sus piernas y todo temblando.

  • Estamos enamoradas... -Gabriela bajó la mirada notablemente avergonzada.

Xenia se quedó paralizada ante las palabras de Gabriela.

Dios mío no... la gente sabe lo mío y lo que siento... y ¿la arrastran a ella conmigo? no, mi niña, yo no quise... no fue mi intención que se me notara tanto, te lo juro...

  • Pero qué conmovedor. -Carla entró repentinamente a la habitación aplaudiendo burlescamente. Esta escenita está para el premio Oscar ¿Saben?

  • Cállate Carla. -La mirada de Xenia se clavó en el rostro de la pelirroja con más furia que nunca.

  • ¿Y por qué me iba a callar? esto es un reality, la gente quiere ver algo entretenido, quieren ver acción, no a un par de mensas hablando estupideces ¿captas?

  • Cállate o te juro que... -El dedo de Xenia se levantó amenazante, su cuerpo temblando conteniendo toda su furia, el azul de sus ojos echando chispas.

  • ¿Qué? a ver ¿Tienes miedo a que lo diga? ¿A qué Gabita se entere?

  • ¿Enterarme de qué? -Gabriela paseó su mirada entre Carla y Xenia. ¿Enterarme de qué Xenia?

  • Se lo dices tú o se lo digo yo. -Carla tenía una sonrisa de crueldad en su rostro.

  • ¿Qué me diga qué? por la cresta. -Gabriela alzó la voz.

  • Que es lesbiana, y que por su culpa ahora para todo el mundo tú también lo eres. -Xenia cerró los ojos con pesar. Carla comenzó a reirse como una desquiciada. Oops se me escapó -La pelirroja se llevó una mano a la boca.

  • Maldita hija de puta. -Xenia se abalanzó sobre ella, con toda la intención de golpearla, estaba temblando de furia, la agarró de un brazo y preparó su puño.

  • Pégame Xenia de todas formas sabes que estoy diciendo la verdad. -Las carcajadas seguían sonando en los oídos de Xenia.

  • Vete de aquí, ¡ándate! que te vayas ¡mierda!. La morena arrastró a Carla y la lanzó fuera de la habitación.

  • Pregúntale Gabita, que te lo diga, a ver si se atreve a mentirte. -La voz de Carla llegó desde el otro lado de la puerta, sus carcajadas retumbando mientras se alejaba.

Hubo un momento de silencio, ninguna de las dos se atrevía a hablar.

  • ¿Xenia? ¿es cierto? -La voz de Gabriela sonaba temerosa y titubeante.

Dios mío no puedo mentirle, ¿me va a odiar? no Gabby, no me odies por favor.

  • Xenia por favor...

  • Sí, es cierto, yo... no quise ocultártelo, ni mucho menos ponerte en esta situación, yo nunca... mi intención no fue esa... es mi culpa que la gente piense eso, por favor sal.

  • Xenia.. yo...

  • Sal por favor Gabriela. La voz de Xenia estaba grave, más grave que nunca.

Gabriela salió finalmente dando un portazo.

Mierda, expuesta ante todo el mundo, y odiada por ella...