¡Todo un gourmet!

Al principio me pareció fenomenal esta aficción que ha cogido mi marido a comerme el bollo a cualquier hora y en cualquier sitio. Ahora no lo tengo tan claro.

¡TODO UN GOURMET!

Lo que al principio me pareció fenomenal, ahora no lo tengo tan claro. Me refiero al gusto que le ha cogido mi marido a comerme el bollo a todas horas y en cualquier sitio.

Me llamo Lucía y tengo 26 años, mi marido (casados desde hace año y medio) tiene 30. Nos conocemos desde hace 5 años y desde hace 2 se le empezó a desarrollar esta afición. Al principio era a mí, y últimamente, a toda hija de vecina que se le pone a tiro de lengua. ¡Miel sobre hojuelas! Pensé yo al principio, como os decía. Porque la verdad sea dicha, una servidora con la penetración rara vez llega al orgasmo, mientras que con la estimulación digital, bucal o con la punta de su capullo, me corro viva casi al instante. Hasta aquí todo bien, porque si retiras esas telarañas machistas, de que la forma "correcta" de gozar, es el metesaca y punto, se te abre todo un nuevo mundo de gustitos diversos. Repito: yo estaba encantada y cada vez mejor. ¡Bueno! : cada vez mejor si eres como yo, un poco atrevida, porque se empezó a aficionar tanto al cunnilingus que no solo abandonamos casi siempre las penetraciones, si no que además empezó a acosarme en los sitios más insospechados diciéndome que quería comerme el dulce, que tenía muchas ganas de marisco, etc. ¡Todo un gourmet, vaya!

La primera vez fue en el garaje del edificio. No hicimos más que aparcar y salir del vehículo cuando me dice: "Te como" y echándome sobre el capó, me levanta la falda larga. Yo le dije, con la boca chica: "Cariño que estoy sin lavar", - con el calentón que me había provocado en un momento, si a él no le importaba ya ves tú a mí, pero en fin, una es buena chica y dice estas cosas. "Vengo preparado" contesta y tras bajarme la braguita la empapa con el agua de la botellita que traía para beber, me lava y tras acomodarme como pude en el capó calentito me deje hacer. El me decía: "que rica estás" "que sabrosa" "como me gustas". Y yo solo decía": Aaaaahh,aaaahh, así"; y es que, no sé a vosotras chicas, pero a mí estos improvisados me ponen muy muy caliente . Cuando ya estaba yo a punto de caramelo pasó lo que os podéis imaginar: veo y oigo las luces y el motor de un coche que baja. "Cariño que viene alguien". "Vamos dentro". Agachados en la trasera del vehículo oímos como pasaba el vehículo y agarrándole por el cabello le hundí la cabeza en mi vientre para que siguiera con el menú. "Sigue, sigue que tu no haces ruido y no molestas a nadie" le dije. Al momento el silencio sepulcral del garaje solo se rompía por mis jadeos. No tardó en cruzarme una corriente eléctrica por toda la columna de arriba abajo que me desbordó. Una copiosa eyaculación me sobrevino y Antonio se apresto a libarla como un insecto glotón adherido a la flor de mi sexo.

Abandoné el lugar con Antonio y con esa sensación de haber hecho algo malo, si no prohibido, que va asociada (en mi caso al menos) a ponerme cachondísima, cada vez que me aborda en un sitio público o insospechado. Esperamos el ascensor y nos detuvimos en la planta baja para recoger el correo, volvimos a esperar al ascensor, y al llegar a la puerta de casa me di cuenta de que no tenía las llaves, porque se me debían haber caído en el coche. Así que Antonio entró en casa con las suyas y yo me volví a buscar las mías al coche. Cuando llegué al Ford, de un Opel situado cinco plazas más allá salía Inma, una preciosidad de 19 años. Entonces caí en la cuenta de que su coche estaba allí durante nuestra improvisada fiesta

Saludé: "¿qué tal?". Noté que estaba muy colorada y se puso todavía más. No solo eso, si no que además no me miraba a la cara. Casi tartamudeaba:" bi-bien estaba limpiando el salpicadero, pero ya he terminado". "Espera que subo contigo" le urgí. "¡Bueno!". "Recojo unas llaves que se me han debido caer y ya...aquí están... no sé como se me habrán caído ¡que tonta!"(Inma miraba al suelo y me clavó rápidas miradas de soslayo como queriendo decir: serás cínica o tendrás morro). Pensé que no valía la pena seguir fingiendo y me sinceré: "Inma ¿tú sabes como se me han caído las llaves? ¿Cuánto tiempo llevabas en el garaje?".

-¡No, yo no!.

  • ¡Vamos mujer! Que ni siquiera te has subido la cremallera del vaquero.

¡¡¡AAAHH!! -dice todo sobresaltada, pillada in fraganti –No la tengo bajada.

-No pero con tu reacción te has delatado. Tú nos has visto y te has puesto de aquella forma.

-Yo no quería... pero...

-¡Mujer no te avergüences, tú no has hecho nada malo, si acaso nosotros que somos unos desvergonzados, tú nos has pillado y has aprovechado el momento. ¿Qué ibas a hacerle?. Espero que al menos hayas podido disfrutar tu también, perdónanos por la situación,- le dije dándole un beso en la mejilla.

-Pues no he podido llegar al final, con los nervios de que me pillaran,... luego volviste tú...

-Pues ¡ala!. A tu casa a rematar que yo tengo también a éste pendiente.

-¡¡JO!! Como te lo hacía, que suerte tienes.

Se cerró la puerta del ascensor y la oí suspirar dentro.

Entré en casa y allí estaba completamente desnudo Antonio en el pasillo, con la lanza en ristre, esperándome. Cerré la puerta.

"¿Ha sido larga la espera, Amor?" Dije inclinándome de espaldas a él, y apoyando los codos en un baúl que tenemos en el recibidor de la casa. Me levanté lentamente la falda hasta dejármela recogida en la cintura. Así ofreciéndole la visión y posesión de mis posaderas esperé su ataque.

-Nunca es larga la espera si la dicha es buena, y esta lo va a ser. La que es larga es esta que te va a entrar.

-¡¡Uuuyyyy! Que miedo. - Me reí.

-¡Calla! Descarada,- me dijo al tiempo que me castigaba con dos azotes por mi desvergüenza y puterío, por dejarme follar, según él, en cualquier sitio .Me la metió de un viaje que me supo placentero teniendo la vagina como la tenía después de mi orgasmo.

-Y encima soy tan, tan ... guarra... que pongo caliente a Inma, la vecinita del 7º, que lo ha visto todo y se ha puesto a hacerse un dedo en su coche después de que nos fuéramos-. Se lo dije con toda la intención, sabiendo que eso le iba a terminar de poner como una moto.

-¡No jodas!, ¿Es eso verdad?

  • Tan verdad como que me estás follando y que te vas a correr ya, porque no aguantas más.

-¡Cómo lo sabes! Que ya casi no aguanto.

-Pues se ha subido a su casa a terminarse la pajita pensando en lo bien que te la comerías a ella.

-¡¡¡¡¡AAAAHHHH!!!!!- se corrió.

-¡¡¡ Hijo mío que exagerado eres!!!. Te va a oír todo el vecindario, parecías un búfalo.

-¿Y que quieres con las cosas que te inventas?.¿Por qué te lo has inventado, no?

  • de inventado nada, estaba en su coche limpiando el salpicadero y nos ha visto. Yo se lo he notado en la cara al mirarme, o más bien al no mirarme. Así que se lo he estampado en la cara, y me lo ha reconocido la pobre.

-¿Pobre?. Será putilla, si se ha puesto a masturbarse.

  • No hables así de ella. Ha hecho lo que tenía que hacer, la culpa es nuestra.

-¡Mujer! Si lo digo en plan cariñoso, me parece perfecto y encima me cae muy bien. Además es preciosa pero: ¿ te ha dicho que se iba a casa a hacerse una pajita pensando en mí?

-Decir decir, no me lo ha dicho, pero te lo aseguro. Se ha quedado alucinada de cómo me lo comías.

Así terminó la cosa aquella tarde, con la cara alucinada y pensativa de Antonio

II.

Cinco días después al llegar a casa me encontré a Inma en el portal de casa esperando.

-¿Qué haces?

  • me dejé las llaves esta mañana en casa, tengo que esperar a que llegue mi madre.

  • pues vente a casa a tomar café ¡anda! - se quedó indecisa- venga mujer, así hablamos que si no me harás sentir mal.

  • :¡Bueno!

  • Es que sola me aburro.

-¡ya ya! ¡Claro!

-¡no mujer! no me refería a eso

-¡Claro!, ¡Claro!- nos reímos las dos con ganas.

Conversamos tomando el café ¾ de hora. Ya cuando dijo que iba a subirse a su casa a ver si había llegado su madre, me pregunta:

-Lucía, te quiero preguntar algo.

-Lo que quieras mujer.

-Tú marido lo hace muy bien ¿verdad?

-No me quejo. La verdad es que se entrega y lo come muy bien.

-¡Jo que suerte!

-¿por qué lo dices?

-Porque estoy con un chico... y yo se lo hago a él pero en cambio él se limita a darme...

-dilo claro Inma, estos temas si se tratan, tienen que ser a la pata la llana si no, solo se producen malentendidos y al final la una cree que la otra habla de la telenovela y la otra cree que la una habla de bricolaje.

-Pues que me da dos lametones y punto, y pasa a metérmela. A mi me gusta créeme, pero quisiera que me lo comiera hasta el final. Es que además, me cuesta mucho solo con la penetración.

-A mí me pasa lo mismo, ¿se lo has dicho?

-Sí. Pero dice que le da "no se que"

-No te enfades, pero tu chico es un poco cabrón y un poquito machista como mínimo. Si le da no se que , lo que tiene que hacer es aguantarse y seguir, que a nosotras también nos puede dar un no se que si se nos viene en la boca y nos aguantamos ¿no?. O al menos no nos entusiasma como a ellos les gustaría.

Sí, es verdad. ... y Antonio?

-a él le encanta

-¿en serio?, ¡Que suerte tú!

-No es tan raro, les gusta a muchos hombres, solo que él si no lo hace no se queda a gusto...¿Qué te pasa?

-¡Uuufff!

-¡Te estas poniendo bruta con la conversación!

-¡Tú no veas!. ¡Cómo me gustaría que me lo hiciera a mí!

-¿mi Antonio?

-Bueno no tu marido necesariamente pero...

-¡Pero que sí!

-Perdona no te mosquees, no quería decir...

-¡No me enfado Boba!... estoy pensando como se iba a poner él si se lo cuento

-por favor no le digas nada o me muero de vergüenza

-¡vale,vale!

III

Aparcó el coche y subió rápidamente. Habían podido salir una hora antes de lo acostumbrado de la oficina. Cosa nada habitual. Varios compañeros dijeron de salir a tomar una cerveza, pero el había hecho otros planes y para lograrlos condujo rápidamente bajo la lluvia. La tarde en el trabajo había sido muy calurosa para Antonio a pesar de que estaba lloviendo a cántaros. Cora la secretaria del director hablaba por teléfono cuando a él se le cayeron dos carpetas al suelo. Al agacharse pudo ver perfectamente bajo la mesa las piernas medio abiertas de Cora. El tanga blanco se le introducía entre los labios, y aunque solo fue una visión fugaz, la escultural compañera le atraía enormemente con sus piernas morenas y bien torneadas que lucía sin medias. Ella ni si quiera se dio cuenta de nada Esto había hecho que estuviera en ascuas toda la tarde con el deseo de comer esa joya. Así pues el imprevisto de la salida anticipada, le decidió a ir rápidamente a su casa, sabiendo que la tarde era el momento del día en que más caliente se ponía Lucía.

Abrió la puerta de casa y su cara se iluminó. En el silencio solo se escuchaba el fluir del agua de la ducha sobre el cuerpo de su esposa. No podía ser mejor la situación, a Lucía le encantaba ser abordada en la bañera. Se quitó toda la ropa sin hacer ruido en el pasillo, y allí la dejo. Con su miembro totalmente erecto entró en el baño. El vapor empañaba la mampara, la descorrió y entró diciendo:" te voy a comer toda toda la papaya..."

  • Pues que alegría que me das yerno, porque eso yo no lo veo desde...

-¡¡¡AAAHHH!!!!. Perdón perdón Marta creía que era Lucia. ¿ Dónde está mi mujer?

  • Pero : ¿a donde vas tan rápido Antonio? , ¿Qué hay de eso que me habías prometido?, Espera hombre no me dejes así...- Se reía de él a carcajada limpia.

Antonio en cambio, había sufrido la vergüenza más grande de su vida. Se refugió en su habitación, donde se puso un chandal e intentaba que le bajara la hinchazón de su pica, cosa que para colmo tampoco conseguía, pues encima tenía una suegra que también le excitaba y la visión de su, aunque arreglado, abundante bello en el coño le excitaba sobremanera. Tras unos minutos tranquilizó a su revoltoso y se dirigió a la cocina a beber agua y echársela también en la nuca, estaba sofocado, el cuello agarrotado. Se sentó en una silla. Escuchó la puerta de la calle abrirse, era Lucía. Entró directamente a la cocina con 2 bolsas de la compra.

Inmediatamente vio a Antonio y se alarmó. La hora que era y verlo en ese estado de agitación le hizo temer algo grave.

-¿Qué te pasa? ¿Qué ha ocurrido?

-.No ...no sé ni como contártelo

  • me estás asustando

-No, tranquila no pasa nada

-¡que no pasa nada! -dijo Marta, que había entrado en la cocina con una toalla que se ponía Lucía, con todas las intenciones, cuando quería guerra La prenda le quedaba muy por encima de la rodilla. -Se mete desnudo a la ducha conmigo, con el níspero todo maduro, me dice que me va a comer no sé que, y luego sale corriendo como alma que lleva el diablo dejándome toda insatisfecha. Madre e hija comenzaron a reírse, con toda la fuerza de sus pulmones, del yerno y esposo, que, colorado como un tomate no sabía donde meterse.

-¡Bueno creo que ya está bien! ¡Ya os habéis reído bastante!. Para mí no tiene ninguna gracia. Creí que eras tú, Lucía ...¿vais a parar ya?... ya veo que no. Me voy a mi cuarto. Cuando se os pase salgo.

Pero la suegra no iba a dejar pasar la ocasión de reírse un poco más de "su Antoñito", que es como le decía a su yerno al que tenía mucho aprecio, y a partir de ese día algo más como veremos. Para salir de la cocina tenía que pasar delante de ella. Momento que aprovechó para pegarse a él completamente y suplicarle con sorna al tiempo que se restregaba contra él.: "Antonio cumple tu palabra y cómeme toda la papaya".Él forcejeaba para liberarse pero ella se lo impedía al tiempo que le magreaba el culo de una forma que iba algo más allá de la simple broma. El miembro enhiesto de Antonio se clavaba en el vientre de su suegra, mientras Lucía, con lágrimas en los ojos de la risa, acertó a decir: "mamá te estás pasando". Por fin se liberó del abrazo de la fiera y escapó pasillo adelante. Pero una tortura más todavía le esperaba. Marta le llamaba: "Antonio, Antonio", cuando Antonio se volvió pudo ver una imagen que tendrá grabada ya de por vida en su mente. Marta, con la toalla totalmente abierta con ambas manos, se mostraba impúdicamente desnuda, al tiempo que daba saltitos haciendo botar sus enormes pechos suplicándole "cómeme, cómeme". Antes de volverse, todavía vio como la hija, sin tratar de reprimir su hilaridad, recriminaba a la madre con dos azotes en el culo. Cosa que para lo único que sirvió, fue para elevar el deseo de Antonio por su suegra a las nubes, después de semejante espectáculo, digamos que lésbico (fantasía de cualquier hombre hetero).

-Madre te has pasado, ¡pobrecillo!.

  • Sí me he pasado la verdad, corre a arreglarlo porque va a hacerse daño con esa arma.

-¿ahora?

-Si tú no vas, voy yo, o te crees que el único que está salido es él.

-Mama, está claro a quien he salido yo de desvergonzada.

Entró a saco en la habitación. Su marido, que tenía sentido del humor, la miró con la sonrisa en los labios y le preguntó: "¿a que has venido?", Ella se le echó encima y le susurro al oído al tiempo que le mordía en la oreja" a comerte el cipote". De un tirón le bajó el pantalón y el slip y se introdujo de golpe el miembro en la boca con una succión fuerte y profunda. El se dejó hacer, mientras ella se aplicaba con fervor en proporcionarle el placer tanto tiempo deseado y demorado.

-¿qué hacía tu madre en la ducha, y en la casa?

-estaba en el barrio de compras y le pilló el chaparrón. Vino a refugiarse y llegó helada. Le dije que se duchara y yo aproveché que había escampado para salir al Super. Eso te pasa por Calentorro.

-venía muy caliente y encima tu madre me ha puesto ahora mucho más, ...¡¡sigue, sigue así ¡!, ¡¡Aaahhh!! ¡Cómo te la tragas! ¡Que gusto!, ¡¡AAAHHHH!. ¡Cómo me gustaría comerle el coño a tu madre!.

-¡a que te muerdo! Serás pervertido.

-¿pervertido yo?, Si acaso ella , no veas como me ha puesto, yo creo que se ha puesto cachonda. Y cuando se ha quitado la toalla y tú le has dado azotes en el culazo yo creí que me corría ahí mismo, no veas como me he puesto.

-Yyyaa vveeeo- trataba de vocalizar con el falo en la boca. Se lo sacó.- Sois los dos unos guarros. Está salidísima, y es que pasa bastante hambre.

  • No como tú que comes de maravilla, sigue comiendo que me falta poco y no aguanto más. Lucía podías dejarme que se lo comiera, tu no eres celosa y ya hemos tenido aventuras otras veces.

-¡Joder, pero no con mi madre!

-¡y que más daaaAAAHHH!, ¡Sigue sigue!.- El orgasmo era inminente, y el torrente que se avecinaba iba a ser de época. Ella se aplicó con mamadas más profundas si cabe, pues aunque no lo quisiera reconocer, la imagen de su madre dejándose comer el coñito por Antonio era lo más morboso que se le había pasado nunca por su alocada cabeza. Antonio explotó inundando la boca de semen, pero el primer lanzamiento fue directo al interior de su garganta, el resto pudo dejarlo en el interior de su boca o dejarlo caer mástil abajo.- ¡¡Que gustazo!!- exclamó.

Chico, parecías un surtidor.

-¿Tú sabes como me habéis puesto tú y tu madre?. Lucía quiero comérselo, ¡anda déjame! No puedo reprimir esta ansia.

-¡Que pesao! Pues empieza reprimiendo esto y ya veremos. -Se abrió bien de piernas para dejarle el camino expedito y comenzó a comer. No iba a necesitar mucho tiempo, pues la imaginación le mostraba a su marido, no solo disfrutando del sexo de su madre, si no además ahora se imaginaba a su madre ofreciéndole todo a Antonio. Se la imaginaba cabalgando sobre el miembro de su marido como una amazona. Dándole azotes en el trasero para marcarle el ritmo de las embestidas en su vagina Se la imaginaba arrodillada frente a su marido vestido y con el miembro saliendo de su bragueta eyacular sobre la cara y pechos de ella. Se la imaginaba, en fin, de mil formas que nunca antes hubiera sospechado, pudieran anidar en su cabeza. Tanta imaginación provocó la gozosa realidad de sentir su vientre derretido por el placer.

-¡¡¡AAAAHHHH cabronazo me corro. Ya no puedo más. ¡¡¡Me vengo!!!. ¡¡AAAhhh!!... Ha sido de lo mejorcito Cariño!, Me había puesto yo también muy caliente con esta situación.

-¿y que me contestas?,¡ sé buena ¡

-Si te deja..., ¿pero de verdad crees que ella iba a querer?.

¿Y por que no?, No vas a ser tú la única con derecho a disfrutar de algo así. A ti te lo han hecho muchas veces, pero a mí bien hecho nunca, ¡hija!. No es fácil encontrar hombres de mi quinta dispuestos a ello y que sepan. -La pareja se incorporó sobresaltada en la cama, al ver que Marta observaba y escuchaba todo cuanto acontecía, desde el resquicio de la puerta, que había abierto silenciosamente.

-¡Pero madre: ¿es que no respetas nada?!.¡ Estás muy mal!

-Está muy mal y la voy a curar ahora mismo. Necesita un correctivo que yo le dé.- Y saltando desnudo de la cama, corrió hacía ella, la tomó en brazos y la introdujo en la habitación del dormitorio vacío contiguo. Cerró la puerta tras él. La tumbó en la cama, tras arrebatarle la toalla que apenas le cubría, y se deleitó en contemplar el maravilloso cuerpo que tenía ante si: más pecho que su hija, bastante más( se imaginaba ya a si mismo, haciéndose una cubana en esos globos), de más caderas, los ojos pequeñitos y vivarachos, la piel tersa,( eran 47 años que cualquiera quisiera para sí.), el bello del pubis abundante y negro tizón,(tanto bello no le dejaría disfrutar tan a gusto de esa delicatessen, pero sarna con gusto no pica y se imaginaba incluso la posibilidad de afeitarla). Su miembro estaba otra vez en "presenten armas".

-Dame el mismo correctivo que a ella por favor.

-Con mucho gusto, pero antes hay que enseñarte modales.- Le dijo haciéndola volverse bocabajo. Se sentó sobre sus piernas a horcajadas. El culo era de impresión, en verdad era lo mejor del físico de su suegra. Le dio un azote. ZAS.-Este te lo mereces por reírte de mí. ZAS. Este otro por estar en la bañera.

-Pero eso no ha sido culpa mía.¡ ZAS!.

-Este otro por replicar.

-Entendido, ya sé como va el juego, pero después me lo haces ¿vale? .¡ZAS!.

-Este porque tienes un culazo que me vuelve loco.

-A callar. ZAS. Este por desvergonzada y no respetar la intimidad ni de tu hija. Y este es el último, porque no aguanto mas y te quiero comer el bollo, por el que vino Lucía al mundo, hasta que chilles de gusto.

La volvió de nuevo cara arriba tras amoratarla el culito.

-Con su permiso señora. Es para mí un placer disfrutar de sus mieles, cosa que voy a hacer de inmediato.

-Pero ¿quieres empezar ya?.

-¿Y si te dejo ahora así?

-Dejo viuda a mi hija.

Antonio hundió su boca en los labios verticales de Marta y paseo repetidamente su lengua alrededor del clítoris, así como dentro de la vagina. Marta comenzó a gemir. Era mucho el tiempo que llevaba sin hacer el amor, y más desde que un hombre lamía su vagina, mas nunca nadie le había proporcionado un orgasmo de esta forma. Ni tan siquiera su ex marido y, sorpresas de la vida, iba a ser un hombre atractivo y voluntarioso que le gustaba, pero que era el marido de su hija. Nunca pensó de si misma que pudiera ser liberal hasta ese punto, pero los acontecimientos del día la habían empujada a ello. Y no había ya vuelta atrás, entre otras cosas, porque Antonio estaba como un toro. Su excitación iba en aumento a un ritmo del cual ella misma se sorprendía, el gusto que estaba sintiendo en su coño era irresistible. De pronto Antonio le introducía dos dedos en su vagina frotando el punto G, aquello ya era la gloria, El Cielo estaba a punto de desbordarse por todo su alma. Cuando por fin empezó a gemir como una fiera, por efecto del orgasmo, Antonio fue rápido en introducirle ligeramente dos dedos empapados en sus fluidos dentro el ano. Marta nunca había sentido una explosión de gozo semejante. "¿De donde sacará dedos para tocar tanto?,¿ que me estará haciendo allá abajo?" pensó. Ahora comprendió a su hija y a tantas otras. Esas eran las impresiones de la afortunada que gozaba del orgasmo.

Mientras tanto su hija no había perdido el tiempo, y sospechando que podía incluso, ser la 1ª vez que su madre disfrutaba de un cunnilingus fue a por la cámara de vídeo y acechó tras la puerta hasta que notó que su marido debía ya estar en marcha . Entonces con el mismo sigilo que empleara un rato antes su madre abrió la puerta, suponía que ella estaría ocupada y tumbada de forma que no se diera cuenta de nada aunque no sabía como reaccionaría su marido. Antonio estaba a un lado de ella en posición invertida, de modo que para la filmación no se podía pedir más. Intentaría tomar con el zoom planos de la cara de su madre a través del espejo del armario. Antonio se dio cuenta, pero dejó a su mujer hacer, y se limitó a sonreír a cámara de vez en cuando y concentrarse en lo que tenía entre manos, o entre labios debiéramos decir mejor. La grabación quedó, para lo que suelen ser estas cosas, de cine, y su madre se llevó aquel día el mejor regalo que se le pudiera haber dado, después del cunnilingus en sí. Lo recordaría muchas veces en solitario frente al televisor a partir de entonces, con las manos perdidas entre las piernas. Se vería a si misma chupándole el pene a Antonio después de su orgasmo. Agradeciéndole el placer de que había sido objeto, aunque no se sintiera a la misma altura a la que él había estado. El, sin embargo, no se sintió para nada descuidado. Muy al contrario, había vivido una de las mejores experiencias sexuales de su vida. Nunca hubiera pensado antes que algo así llegara a suceder. Y para colmo, con el beneplácito de su amante esposa.

Después de arrancarle dos orgasmos seguidos a Marta, cosa que con Lucía era imposible pues después del primero se la quedaba tan sensible el clítoris que tenía que descansar un poco, ésta le había correspondido con una mamada, que había culminado en sus esplendorosos pechos. Sabiendo como son los hombres, ella había restregado el semen por sus pechos, para calentarle más, y había surtido su efecto, pues para sorpresa del propio Antonio no se desempalmaba. Así que no desaprovechó la ocasión, y pidiéndole que se pusiera de a perrito, comenzó a follarla despacito, disfrutando de la posesión de las caderas y nalgas. Estaba totalmente emocionado por el polvo y encima Lucía lo estaba filmando todo, sin que su madre se percatara de ello. Marta empezó a gemir de nuevo, la suavidad que imprimía Antonio a sus movimientos con el nabo y con sus manos era para derretir a cualquiera. Le acariciaba las nalgas, la rabadilla, los costados y la espalda. Le besaba la espalda y el cuello cuando se echaba hacia delante, al tiempo que le cogía los pechos, cosa que siempre la hizo desfallecer de excitación. Tras diez minutos de cadenciosas embestidas y caricias, Marta empezó a exclamar:"otra vez, otra vez voy a gozar, ¡¡DIOS MIO QUE GUSTO!!¡¡QUE GUSTO!!....AAAAHHHH". Para Antonio fue la gota que colmó el vaso, estaba burro como nunca, la visión de todo el espectáculo que tenía delante le hizo desear el culito además de la vagina. "NO sabía que fueras tan religiosa" comentó con sorna, al tiempo que usaba los abundantes fluidos para lubricar el ojete introduciendo los dedos, acrecentando el placer de Marta en los segundos posteriores al orgasmo. Sacó el pene de la vagina y lo introdujo lentamente en el culito. Solo había embestido dos veces lentamente hasta la mitad, cuando intervino su esposa:

-hasta ahí podíamos llegar, como te pasas. Sácala ahora mismo de ahí.

-Espera cariño déjame un poquito más ¡anda!

-¡¡¡Lucía!!!: ¿que haces aquí?.- Dijo Marta volviendo la cabeza que tenía hundida en el colchón, déjanos terminar.

-Ni un poquito más ni leches, sácala ahora mismo te digo- increpó Lucía a su marido, - y ¿cómo que qué hago?, lo mismo que tú, ni mas, ni menos ¡viciosa!- pero Antonio no se salía del recto de su suegra y seguía amartillando- ¡¡pero te quieres salir ya!!- dijo soltando la cámara y tirando de su marido hacia atrás. Pero Antonio se agarraba como una lapa a las caderas de Marta, y ésta al darse cuenta de que su hija intentaba separales echó las manos hacia atrás para agarrar a su yerno por las piernas y atraerlo más hacia ella, con lo cual había terminado totalmente insertada cuando le decía a su hija:

  • déjale terminar Cariño, que me ha hecho un favor que le tengo que corresponder como a él le apetezca.

-Pero no de esta forma ¡joder!.- dijo al tiempo que les daba azotes a madre y esposo incrementando el gusto y los gemidos del último así como el momento final, el cual se precipitó con todo este ajetreo. Al querer separar a su marido tirando de él con ambas manos, provocó que, debido al sudor, se le resbalaran las manos y los dos copulantes cayeron hacia delante unidos, derrengados y extasiados como estaban, pues Antonio, se acababa de correr finalmente dentro del culazo de su suegra.