Todo sucedió en verano (III)
La historia continúa...
TODO SUCEDIÓ EN VERANO (III)
Después de contarnos a modo resumido nuestra experiencia sexual, seguimos hablando de muchas otras cosas, pero mi excitación no había disminuido, más bien al contrario, y mamá se dio cuenta:
-"vaya, vaya, parece que hay alguien muy caliente por aquí".comentó mi madre
-"lo siento, es que no puedo evitarlo"-.Respondí.
-"no tienes que sentir nada, ya que si bien a ti se te nota cuando estás empalmado, a mi no se me nota tanto, pero te aseguro que tengo el coño que parece un volcán".
Yo no sabía que hacer, pero supuse que había que dar el siguiente paso. Me acerqué a ella y le di un suave beso en los labios. Ella respondió al beso, pero me dijo
-"tranquilo, que la noche es larga y no ha hecho más que comenzar".
Supuse que se trataba de algún tipo de juego, y decidí continuar.
Mi madre se levantó para llenar las copas que se habían vaciado. Yo estaba a punto de explotar, pero me controlaba. Volvió con las copas llenas y seguimos hablando de cosas sin mucha importancia. Mi madre viendo mi nerviosismo me dijo:
-"cariño, estás muy nervioso, creo que deberías tranquilizarte"
-"si ya me gustaría, pero cuando te han hecho un paja y has hablado de sexo casi toda la noche, lo normal es que uno esté un poco nervioso. Y si encima con quien has estado haciendo esas cosas es con tu propia madre, ya ni te cuento"
-"bueno, creo que tengo aquí algo que nos puede ayudar a relajarnos, ¿has probado alguna vez el chocolate?
-"claro!, como si no supieras que me encanta el chocolate"
-"no me refiero a ese tipo de chocolate, sino al que se fuma"
-"la verdad es que no"
-"yo si, pero hace mucho tiempo, cuando estaba en la Universidad, ya sabes, los años 70, reivindicaciones, ansias de libertad total que algunas veces terminábamos fumando un poco de hierba, pero éramos tantos y tan poca cantidad, que apenas te colocaba"
-"la verdad es que eres una caja de sorpresas"
-"lo que pasa es que los jóvenes os pensáis que nosotros no hemos vivido, y no es así, ya que casi todo lo que os pasa a vosotros nos ha pasado antes a nosotros".
Así que mi madre cogió y lió un porro. Lo encendió y le dio una profunda calada, y luego me lo pasó
-"casi no me acordaba lo bien que se pone una con esto".
A medida que terminábamos de fumarnos el porro, yo notaba que la mirada de mi madre se iba poniendo cada vez más viscosa, con ganas de algo, que suponía pero no me atrevía a decir. Es cierto que ese mismo día ella me había hecho una paja y yo la había tocado, pero suponía que todo tenía un límite, que mi madre estaba así por la discusión con mi padre, y que simplemente se le había ido un poco la mano, pero nada que no tuviese remedio.
En ese momento mamá se levantó y me dijo
-"pon un poco de música y vamos a bailar".
Traje mi equipo y puse una cassette con música de tipo romántica, lenta
-"buena elección"
-"ya sabes que la música es una de mis mayores aficiones"
-"sssshhh! No hables tanto y baila".
El baile por supuesto lo empezamos agarrados, pero yo quería mantener una cierta distancia, para que mi madre no notase mi gran erección. Pero ella me dijo
-"no te de miedo acercarte, que no te voy a comer todavía".
Eso me excitó aún más.
Nos apretábamos cada vez más hasta que mi polla quedó a la altura de su conejo. Lejos de rechazarme, mamá me agarraba cada vez más fuerte, moviendo sus caderas, como si me la estuviera follando, pero con la ropa puesta. Al poco tiempo empezó a gemir y hablar en voz muy baja
-"ohh, que gusto, sigue así".
Yo por mi parte creía que me iba a desmayar, no podía decir nada, pero mi respiración entrecortada me delataba. Mi madre se acercó y me mordió la oreja, luego me la besó. Pensaba que me iba a correr en ese momento. Mi madre podía notar mi excitación y me besó en los labios. Su respiración también era cada vez más agitada. En este momento fue cuando me tomó de la mano, y llevándome hacia el dormitorio me dijo
-"cariño, vamos a ponernos algo más cómodos"
Yo ya sabía a que se refería. Me condujo a la cama de matrimonio y me sentó en ella. Primero me quitó la chaqueta, luego la corbata y la camisa, lentamente. Luego me quitó los zapatos, los calcetines y los pantalones. Ahí se detuvo. Me dejó en calzoncillos.
Luego comenzó ella con su particular strip tease. En su caso era más fácil, ya que solo llevaba un vestido de una pieza, si bien se lo quitó como una verdadera profesional, muy lentamente. Allí se quedó con un conjunto de ropa interior que haría resucitar a un muerto. Negro, de encajes y con muchas trasparencias. Yo no aguantaba más. Ella se dio media vuelta y se desabrochó el sujetador, para luego volver a darme la cara pero tapándose las tetas con las manos. Era una visión gloriosa.
En ese momento comienza a separar sus manos hacia fuera, dejando pasar su dedo corazón por encima de sus pezones, que como ya he dicho son grandes y oscuros. Siguió jugando con sus pezones, se metía los dedos en la boca y luego se pellizcaba, y todo esto mientras hacía un movimiento insinuante con sus caderas.
En ese momento es cuando se decide a quitarse la prenda de ropa que le quedaba, las bragas. Yo me moría por volver a admirar su coño. Como antes, dio media vuelta y en este caso se bajó las bragas de forma sensual, dejándome ver su espléndido culo. Al igual que antes, se dio media vuelta tapándose su coño con una mano, mientras que con la otra seguía jugando con uno de sus pezones. Al mismo tiempo que se destapó para que pudiese verle su conejo, empezó a meterse un dedo en el mismo, como si se estuviese pajeando. Se acercó y me susurró al oído
-"¿te ha gustado el espectáculo?
-"ni una striper profesional lo hubiese hecho mejor. Me he corrido con solo mirarte".
-"me interesa que aguantes todo lo posible, ya que si bien me corro con gran facilidad, lo puedo hacer en un gran número de ocasiones".
Me quitó los calzoncillos, llenos de semen y me dijo
-"siempre dicen que la primera vez que uno folla no se olvida, y te garantizo que tu primera vez va a ser inolvidable"
-"mamá, no sabes cuanto te quiero " me cortó
-"esta noche no soy mamá, soy Laura, y te aseguro que excita mucho que me digan cositas mientras lo hacemos"
-"que cositas?"
-"guarradas"
No me lo podía creer. Iba a follar con mi madre, que además era una tigresa en la cama.
Se puso encima de mí y comenzó a besarme el cuerpo. Bajó hasta que su boca quedó a la altura de mi polla. La cogió y empezó primero a besarla y luego a comérsela, primero de forma suave, y cada vez de forma más salvaje. Yo le decía
-"eres una diosa con la boca, que gusto me das. Es la mejor mamada de mi vida. Sigue chupando, puta".
Eso parece que la excitó más, ya que aumentó su ritmo. Al poco tiempo le dije
-"Laura, me voy a correr".
Ella siguió a lo suyo. Yo pensaba que iba a apartarse para que eyaculase fuera, pero siguió hasta que me corrí en su boca. Se levantó con algún hilillo de semen en su comisura y se me acercó. Me acercó los labios y yo la besé con pasión. Era la primera vez que probaba el semen, si bien en este caso he de decir que era el mío. Ella apuntilló
-"creí que te daría asco, como a la mayoría de los hombres, que piensan que si eso les gusta son un poco homosexuales"
-"creo que nunca probaría el semen de otro hombre, pero este era el mío, y me lo daba mi propia madre con su boca".
Ella era una máquina del deseo. Inmediatamente se puso a moverse por encima de mi cuerpo, especialmente poniendo sus tetas en mi cara y sobre mi polla. Yo le decía
-"que buena eres zorra. Me tienes muy caliente y te voy a follar hasta que tu coño no pueda más. También te voy a comer esas tetas, que son las más bonitas que he visto".
Ni que decir tiene que mi polla estaba otra vez en condiciones de actuar.
Ella fue cambiando su posición hasta que quedó sentada encima de mí. En ese momento se produjo la situación más esperada. Mi polla fue buscando el coño de mi madre, y por primera vez follé con ella
-"ohh, Diosshhh, Pablo, que gusto. Sigue, fóllame"
-"te gusta puta. Pues vas a tener polla para rato. Te voy a follar hasta que no puedas más. Esta noche, Laura, eres mi puta"
-"que bueno eres, cabrón. Para ser tu primera vez, follas muy bien"
-"es que he estado entrenando"
-"pues has pasado directamente de los entrenamientos a la final".
Estuvimos un buen rato con el mete y saca hasta que le dije
-"Laura, me voy a correr, ¿te la saco?"
-"¡no!, sigue, mi amor, que me corro contigo".
Ella ya no gemía, sino que daba verdaderos gritos. Yo por mi parte también gritaba, más bajo. Al final nos corrimos casi al mismo tiempo, ya que primero se corrió mi madre y 15 segundos más tarde me corrí yo. Mi madre dijo
-"este ha sido tu primer polvo, y no puedes comparar, pero te aseguro que ha sido la vez que mejor me han follado en mi vida".
Aquella noche prometía ser larga (continuará)