Todo sucedió en un Bar
Saqué a flote uno de mis más grandes deseos y al fin le pude dar ese gusto a mi esposo Alejandro en un Bar.
Mi nombre es Claudia y ya les he contado en otra oportunidad algunas de mis experiencias con mi esposo Alejandro, aquí tienen otra que espero que la disfruten mucho.
Alejandro y yo, somos un matrimonio que desde siempre nos ha gustado fantasear cuando hacemos el amor, ya hace muchos años y casi apenas de empezar mi vida de casada nos gustaba pensar que en nuestra cama había otro hombre y jugábamos de esa manera, Alejandro se excitaba mucho y le gustaba verme venir como loca pensando que otro pene me penetraba a la misma vez.
Siempre que platicábamos sobre eso me preguntaba si en verdad algún día me gustaría que se hiciera realidad, a lo que yo le contestaba siempre que nunca lo había pensado así de esa manera que sentía que no necesitaba de otro hombre en fin, no sabia en realidad que pensar al respecto.
No me agradaba mucho el pensar que mi esposo me quisiera ver con otro hombre, llegué a pensar que no me amaba, que me usaba o me regalaba, no sé, quería apartar de mi mente eso, pero cada vez eran mas seguidas sus sugerencias y más molestas sobre lo mismo, era algo que poco a poco iba entrando en mi subconsciente de una forma sutil.
En una ocasión tuve un sueño donde mi esposo invitaba a un amigo a la casa, yo al verlo quedé impactada pues estaba muy guapo y en el sueño me acerqué a el y empecé a besarlo y veía la excitación de ambos, yo me excite mucho al verlos y cuando desperté mis partes estaban húmedas y calientes, mi esposo que aun dormía a mi lado tenia su pene erecto y sin pensarlo me acerqué y me metí el pene en la boca y besaba sus huevos, mi esposo al sentir todo eso despertó y me empezó a tocar mis senos a meter sus dedos en mi vagina que ya estaba húmeda de tan excitante sueño, yo empecé a cabalgar sobre el y con lo caliente que estaba ya apenas me venia, le dije: apúrate amor que ya casi me corro, mi esposo al escuchar éstas palabras se excito mucho más y terminamos viniéndonos juntos.
El me dijo: m m m que rico amor, ¿Qué te excito tanto está mañana?
No le quise decir porque iba a empezar a insistirme sobre eso y yo quería acomodar las cosas en mi cabeza y mucho menos que esto fuera motivo de una discusión.
Pasaron los días y una noche me invitó a bailar y me llevó a uno de esos lugares de intercambio de parejas (yo me enteré de lo que era cuando estaba adentro). Él me dijo que no me obligaba a nada, que me amaba con todo su corazón y que me traía sólo para que viera, mirara (como tanto me gusta)
Había parejas que intercambiaban el baile entre ellas, se abrazaban y besaban y muchas se retiraban a un lugar apartado. Ante mi curiosidad le pregunté qué era y me contestó que no sabía. Entonces nos levantamos y fuimos a ver... ¡Dios mío!. Había un montón de parejas haciendo el amor en una serie de camas una al lado de la otra y yo me quedé fascinada mirando fijamente.
Comencé a excitarme de una manera que jamás había sentido mirando películas pornográficas ¡aquello sí que fue excitante! Y nada que ver con el sueño que había tenido unos días atrás. No es lo mismo una película que verlo en directo. Al pasar un rato nos fuimos a casa y le hice el amor como una tigresa insaciable. Lo volví loco y fantaseamos con que nosotros estábamos allí.
Dos semanas después volvimos a ir. Me insistió en realizar un trío pero yo volvía a contestar lo mismo. Nos sentamos a una mesa y pedimos algo de tomar. Mirábamos a las parejas bailar y ya me empezaba a calentar. Se nos acercó un hombre y preguntó si se podía sentar a charlar con nosotros diciendo que se llamaba Miguel. Alejandro le dijo que sí, ya para entonces me sentía muy nerviosa y ya bastante excitada con la idea de que era lo que podría pasar
Durante la charla me comenzó a parecer simpático; además estaba muy bien, me gustaba ¡era divino!, del tipo latino, cabello largo, ojos negros y penetrantes. Cuando en un momento Miguel se fue al baño, Alejandro se puso muy cariñoso conmigo y me preguntó si Miguel me gustaba para fantasear con él; entre mimos y un poco de vergüenza le dije que me parecía lindo, que estaba muy guapo y que me gustaría fantasear con él. Con cara de pícaro me preguntó si me gustaría que concretáramos nuestra fantasía... ¡Hay mi dios!... ¡No! le dije otra vez. Entonces me propuso que al menos dejara que me besara, unos cariños pondrían fuego a nuestro deseo... "no sé", le contesté... "Dale, no seas malita, si a ti te gusta aunque sea un poquito... ¡dame algo de celos, déjame verte aunque sea besar a otro hombre!". "No sé, va a pensar mal...
Miguel volvió al rato del sanitario y se sentó otra vez a mi lado.
Alejandro comenzó a meterme mano entre las piernas y le preguntaba a Miguel si yo le gustaba y cosas así... En verdad, la situación me estaba poniendo a mil, pero yo tenía una vergüenza tremenda
La charla siguió subiendo de tono hasta que Alejandro le hace un gesto que en su momento no logré ver. Miguel se me acercó y me dio un beso muy suave en la boca que yo no esquivé ¡me encantó!... Comenzó a besarme en los labios y yo no me resistía; miraba a mi esposo de reojo y su calentura era tan evidente que me convenció de besar a Miguel en forma liberal, sin ataduras y con confianza. Mientras nos besábamos, Mi esposo me daba besitos en la mejilla derecha y seguía metiendo mano hasta que sentí la mano de Miguel en mi pecho derecho, mis pechos querían explotar
La situación iba tornándose morbosa al mil por mil, puse mi mano sobre el pantalón de Miguel y su pene ya estaba muy duro, a éstas alturas ya yo me sentía cómoda y sin penas puesto que todos en ese lugar nos encontrábamos en lo mismo, era normal, mi esposo comenzó a besarme mientras Miguel tocaba todo mi cuerpo, me agaché y abrí el pantalón de Miguel desesperadamente, ya estaba decidida de que mi esposo al fin me viera cogiendo con otro hombre y el estaba fascinado con todo el espectáculo ante sus ojos.
Mi esposo sintió algo de celos pero mezclado con excitación y todo eso me estaba gustando cada vez más, mi esposo estaba extremadamente excitado.
Saqué el pene de Miguel y acerqué mi lengua mientras tocaba sus huevos, Alejandro me tocaba el trasero y ya tenia su pene afuera, me daba pequeños golpecitos en el, lo sentía muy caliente y húmedo y el pene de Miguel lo sentía muy rico dentro de mi boca.
Alejandro me dijo acercándose sutilmente a mi oído que dejara que Miguel me penetrara, yo le hice un gesto con mi cabeza diciendo que estaba de acuerdo, entonces me puse en cuatro dándole la espalda a Miguel y el se dio cuenta de lo que yo quería, mi esposo ya estaba ansioso por vernos cogiendo
Miguel me empezó a penetrar y les confieso que sentir la sensación de otro pene dentro de mi fue maravillosa, Alejandro lo vio en mi rostro y metió su pene en mi boca, todo el ambiente se prestaba y era muy excitante ver que cerca de nosotros muchas parejas hacían el amor.
Miguel hacia movimientos fuertes al penetrarme y yo gemía de placer, Alejandro casi se venia en mi boca, le pedí que pusiera su leche en mis tetas ¡¡¡Ayyyy como me gusta papi!!!!! Así le decía entre gemidos y Miguel aceleraba su movimiento cada vez más y eso me ponía bien loca, sentía que ya casi me venia, le dije a Miguel que me gustaría que nos viniéramos los tres al mismo tiempo.
La sola idea hizo que todos quedáramos listo para la gran explosión y sin tiempo a más Miguel me dice que ya se empezaba a venir, aceleraba el movimiento que me provoco un gran orgasmo y mi esposo me dio toda su leche en mis tetas, nos quedamos así unos segundos y al quitarme me arrodille frente a ellos y tomé ambos penes en mis manos mientras pasaba mi lengua por ellos tragando los restos de mi maravillosa he inolvidable experiencia.