Todo queda en familia IV
Nico me quiso dar una sorpresa
Era verano, no tenía clase, así que estaba en casa vestida de cualquier manera y tirada en el sofá viendo la tele. De repente suena el teléfono.
- ¿Si?
- Hola guapa, voy a comprar una cosita y voy a verte.
Era Nico que ¿había venido a verme? Qué raro me parecía, pero era super emocionante.
Cuando llegó a casa, me comentó que había venido con su madre a hacer unas compras y para arreglar unos asuntos.
- ¿Y tú? ¿A qué has venido?- le pregunté comiéndole la oreja.
- Pues... tengo un tema pendiente con mi prima y... podemos solucionarlo hoy si quieres.
Mi amor y devoción por él, eran incondicionalmente incondicionales: con una palabra o una mirada o una caricia, me hacia completamente suya. Él lo sabía y le gustaba.
Le pedí que me disculpara un momento, todo había sido tan rápido que no me había dado tiempo a vestirme adecuadamente. Al rato, aparecí de nuevo, se acercó a mí, me cogió de la barbilla, me beso, desató el nudo de mi bata y se quedó asombrado al ver como me había preparado: tenía puesto un picardías corto y transparente, por donde se escapaban mis pezones.
- Guau... cariño, ¡cómo estás!
- Sólo es un trapito...
Me cogió de la mano y me llevó al dormitorio. Encima de la alfombra y de abajo a arriba, recorrió mi cuerpo con la yema de los dedos, se acercó a mi oído y susurró:
- Nena, hoy te haré mía.
Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo al notar su aliento. Cogí su camiseta y se la quité, recorrí con las palmas de mis manos su pecho; él me besaba lentamente. Fui bajando mis manos y llegué a su trasero, se lo achuché bien... lo apreté contra mí, para que empezara a notar cuanto le había echado de menos. Metí las manos por su pantalón y rodeando su cintura llegué al botón, se lo desabroché; al tiempo que su pantalón caía, también lo hizo el boxer que llevaba puesto.
Nos tumbamos en la cama y mientras hablábamos de cosas sin importancia, nuestras manos acariciaban cada milímetro del cuerpo de otro lentamente, para encender la llama que...
- Prepárate putita.- me dijo.
- Siempre estoy preparada para ti.
Hincó un codo en la almohada para sujetar su cabeza mientras uno de sus dedos jugaba con mis pezones..., mi pecho..., mi ombligo..., mi vientre..., mi monte de venus..., hasta que llegó a mi sexo; me puso el clítoris a tono... e introdujo uno de sus dedos en mi coñito... Empezó a moverlos... ¡guau! Mientras el dedo pulgar presionaba el clítoris... Era acción a lo grande. Yo le acariciaba la polla, los huevos; él seguía jugando con su dedo, metió otro y... no tardé mucho en correrme: me miró, me beso y me preguntó ¿quieres otro? Balbuceé que no parara, me estaba haciendo sentir lo que él quería cuando él quería.
Empezó a mover los dedos de nuevo y busqué sus labios, su lengua... tenia que transmitir eso que estaba sintiendo... le mordí los labios, hice su lengua mía, pellizcaba sus pezones... mientras yo... me estaba corriendo otra vez.
Sin decir nada, se lanzó a mamar mis tetas: al principìo con suavidad, pero al poco rato, las mordía y abría toda la boca para comerlas todas, mientras sus dedos... ¡um...! Me estaban volviendo loca otra vez, no me dejaban descansar, pero no quería descansar, eran tantas y tan grandes las cosas que estaba sintiendo que me lancé a su cuello; comenzó a mover sus dedos nuevamente con una intensidad impresionante, me balanceaba como a una campana: después de esto ¡claro! mi orgasmo no tardó en llegar .
- Cariño, soy tuya,- le dije- haces conmigo lo que quieres.
- ¡Sh...! no hemos terminado todavía.
Sacó sus dedos arrugados de mi chochito y nos pusimos a vacilar un instante con chorradas para tomar aire.
Se ladeó y comenzó a acariciar mis pezones con la yema de los dedos haciendo círculos, viendo como se endurecían poco a poco; a continuación y cuando estaban bien duritos pasó la punta de la lengua, yo me retorcía, me tocaba, estaba super excitada y mojada; cerró las manos y apoyó sus puños en la cama, se tumbó encima de mí y comenzó a follarme.
- ¿Sabes? Eres mi putita, mi zorrita. Te gusta guarilla. Sí, se que te gusta.
Dobló mis piernas, puso mis rodillas en sus hombros y se puso a bombear como mucha intensidad. ¡Ah...! Mis gemidos se convirtieron en pequeños gritos, esa postura ofrecía tal profundidad, que... y tan poca movilidad que... me encantó. Me gustó la idea de ser la presa de Nico por un momento. Como podía fui moviendo los brazos: para acariciar y arañar sus huevos. Con esta gran fiesta que teníamos entre manos el orgasmo conjunto no tardó en llegar.
- Que viene, que vie...ne.
- Sí, sí, ya está aquí... Ahora el que es mío eres tú. Me encanta sentirte mío.
Metió un brazo por debajo de mi cuello: nos relajabamosos estiramos, nos relajamos, nos abrazamos, nos besamos.
- Yesi, podiamos quedarmos así todo el día, pero he quedado con tu madre en media hora.
- ¿En serio? Yo también he quedado con tu madre. ¿Qué estarán preparando?- Dije.
(Dedicado a mi musa FLR)