Todo queda en familia

Fantasía de cojer con mi tia.

TODO QUEDA EN FAMILIA

Toda mi infancia la viví en la casa de mis tíos, ya que mis padre se separaron y no supe mas de ellos.

Cuando yo nací mi tía tenia apenas 18 años y se había casado por obligación con un hombre mucho mayor que ella, de 45 años.

Siempre supe la verdad, nunca los llame papas, sino tía Elsa y tío Juan.

A medida que fui creciendo me iba dando cuenta de que su relación era desastrosa, no tenían intimidad, ya que mi tío tenia el problema de erección y no había pastillas que pudiera con dicho asunto.

Tenían discusiones frecuentes y yo escuchaba todos los pormenores. Para esta fecha yo tenia 17 años recién cumplidos y aunque ya había debutado sexualmente me calentaba la idea de coger con mi tía.

Todos los fines de semana Juan se iba a pescar con los amigos y nosotros quedábamos solos viendo películas.

Prepare todo para que este sábado fuera distinto a los demás, desde alquilar una película porno, hasta frisar un buen champagne, sabia que ella tomaba dos tragos y no se acordaba ni de su nombre.

Cenamos como todas las noches, luego ella se fue a dar una ducha y aproveche para preparar la velada. Se notaba que ella también venia con intenciones perversas porque traía puesto una remera ajustada que dejaba ver que no usaba corpiño, y lucia sus enormes y hermosas tetas que cualquiera estaría gustoso de mamarla y chuparlas días enteros, y abajo un pantalón cortado a la altura del calo y dejaba ver sus nalgas que se movían al dar los pasos.

Nos ubicamos en el sillón, que esta frente al televisor, traje la botella bien helada con dos copas y comenzamos a ver la película.

No habrán pasado 10 minutos que ella empezó a acariciar sus tetas y su abdomen de manera insinuante, gemía como que si le estuvieran metiendo 10 pijas a la vez, yo la miraba y empecé a sacarme la ropa y luego a ella que no advertía de que yo la estaba tocando. Desnudos los dos, empezó a tirar champagne en mi cuerpo y a lamer como la mejor puta que había visto en mi vida. Me empezó a chupar la verga de tal forma que casi se ahoga con mi leche, después se puso en cuatro patas y me señalaba que se la ponga por el culo, como me iba a negar! Se la puse tantas veces que acabo por todo el tiempo que el marido no la cogía, mientras el televisor seguía reproduciendo la película, nosotros éramos cien veces mejores que los actores. Ella estaba toda mojada con sus flujos que era un placer ponerle mi chota en su concha y sacarla y lamerla y sentir su acabada en mi lengua.

Estuvimos así toda la noche hasta el amanecer sintiendo nuestros cuerpos transpirados de placer, mojados por mi leche y por su flujo, viendo su boca blanca y sus ojos mirándome que me pedían mas y mas, sus gemidos eran tan fuertes que cualquiera los hubiera oído, pero estábamos lejos, esa era nuestra ventaja, nadie nos escuchaba y nos veía, nadie fue testigo de la noche de lujuria y placer que tuvimos, ni siquiera nosotros fuimos testigos, éramos otros, estábamos transformados.

A la mañana siguiente todo era normal delante de mi tío y nosotros tan cómplices como podíamos, aguantando las ganas de cojernos y lamernos y sentir nuestros sudores hasta el próximo fin de semana que se repetiría de manera mas excitante que las primeras veces.

Así seguimos hasta que yo cumplí 22 años que me case y me fui, pero cuando peleo con mi esposa me refugio en Elsa que sabe coger como nadie. Al final todo queda en familia.