Todo puede cambiar

Una pareja gay estable y algo exhibicionista acaba en un trio con un guapo joven.

La tenue luz ambiental provocaba fluorescencias azuladas en las blancas toallas que envolvían sus caderas. Una decena de torsos masculinos desnudos observaban atentamente como dos hombres practicabas sexo sobre la cama redonda que ocupaba el centro de la sala. Los gemidos y jadeos de la pareja llenaban el ambiente sobre las respiraciones entrecortadas de algunos de los espectadores.

Oscar y Toni eran pareja y convivían desde hacía más de 10 años. Fieles el uno al otro sin ningún resquicio, su relación tenía un cierto cariz exhibicionista, que ellos negaban sistemáticamente: "Sólo mostramos al mundo como nos amamos", decían son sorna.

De tanto en tanto, acudían a aquella sauna. La sala débilmente iluminada era su teatro y la cama redonda su escenario. Sobre ella, se besaban hasta fundir sus bocas, se acariciaban con frenética pasión y acariciaban sus pollas con la intensidad y ritmo aprendidos con la convivencia. Oscar desprendía sus labios de la boca de su amado y descendía lamiendo el cuello hasta encontrar los sensibles pezones de su pareja. Toni se dejaba hacer, aferrándose a la verga de Oscar entre profundos suspiros y seguidamente le devolvía el gozo lanzándose sobre su polla, que lamía chupaba con fruición. Forzaba la postura para mostrar su trasero a los espectadores y no era extraño que alguno de ellos interpretara el gesto como un deseo de ser penetrado y que intentara calvarle el ariete, aunque Toni rehusaba siempre la maniobra. Oscar, celoso de su relación, no lo hubiera aceptado y él tampoco tenía cuerpo para nadie más.

Un beso negro de Oscar en el culo de Toni que le arrancaba exagerados gemidos, no dejaba dudas a nadie de cual iba a ser el siguiente paso. En efecto, Oscar lo penetraba con las manos en sus caderas y Toni, aunque en la vida normal no era nada amanerado, ni tenía el menor rastro de pluma, comenzaba a hacer evidentes aspavientos de placer a cada envestida de su amante. A esas alturas, entre los espectadores, la actividad había aumentado. Unos se masturbaban, otros sacudían la polla más próxima que encontraban o se arrodillaban a mamarla. Algunas parejas se subían a la cama a follar junto a nuestros amigos. El ambiente se calentaba aún más cuando Oscar se tumbaba con la verga erecta como un obelisco y Toni le cabalgaba dándole la espalda para todos vieran su polla tiesa agitándose, de la punta de la cual se deslizaba un tenue hilo trasparente y viscoso, como de tela de araña. En esa situación no podía evitar que algún espontáneo le mamara la polla e incluso, discretamente, como si quisiera que Oscar no lo viera (aunque sí que era consciente del hecj), alguna verga se deslizaba por unos instantes entre sus labios.

Ahora ya, jadeaba y casi gritaba cuando los cojones de su pareja topaban con los suyos; pero eso no acaba ahí. La apoteosis final venía cuando Toni se colocaba para recibir a su amor cara a cara, con sus piernas rodeando su cintura y Oscar bombeaba con ritmo trepidante su culo mientras que se besaban como locos. Toni se corría de una manera explosiva, el semen salía disparado salpicándolos a ambos en el pecho y en la cara. Cuando Toni parecía relajado, de vuelta del paraíso, Oscar sacaba la polla de su culo y se la colocaba a la altura de los labios, deslizando suavemente el glande sobre ellos. La lengua de Toni acababa el trabajo y su cara acababa surcada de regueros blanquecinos. Un beso húmedo y juguetón sellaba el final de la actuación. Los allí presentes casi aplaudían y prácticamente ninguno era capaz de seguir sin emparejarse con alguno otro hombre; aquello concluía en una pequeña orgía, mientras las feliz pareja abandonaba el lugar.

Una ducha y un baño relajante en el jacuzzi era lo que necesitaban sus cuerpos para reponerse. Bajo el agua, con el masaje de las burbujas acariciando sus cuerpos, comenzaban las caricias de enamorados. Unos besos y la constatación de que Oscar volvía a estar dispuesto los hacía salir del agua. En una cabina, ahora en privado, su amor se desataba: Besos, caricias, más besos, mas caricias y así sin rozar siquiera sus sexos podían estar hasta el fin del mundo. Toni adoraba colocarse en el regazo de Oscar, de espaldas a él, entre sus brazos, sintiendo sus besos y su hálito en el cuello, la punta de su lengua juguetear en el pabellón de su oreja y su verga, cada vez más dura, entre sus posaderas. Se movía lentamente para sentirla deslizarse sobre su piel, cálida, potente, y finalmente la acoplaba con su propias manos a la entrada de su ano. Oscar presionaba suavemente y muy, muy lentamente iba entrando en el cuerpo de su amado, sin dejar de besarle, de acariciarle los pezones endurecidos y de estrecharle la polla entre los dedos en una suave y lenta masturbación.

Ahora sin fingir, sin exagerar para excitar a terceros, los gemidos de Toni se debían escuchar en toda la sauna. La mano de Toni sobre la suya indicó a Oscar que detuviera la masturbación. Sólo deseaba sentir el placer que le daba la polla de su amado moviéndose rítmicamente en su interior. Los movimientos de Oscar era pausados y profundos, el también quería gozar de su amado y sentir todas y cada una de sus reacciones, de sus temblores, de sus espasmos de placer. Toni giró la cara buscado la boca de su pareja, un golpe seco y profundo de cadera le llevó al paraíso, arrancándole un gemido y haciéndole girar el cuello, desviando su boca de su búsqueda. Oscar lamió su cuello con pasión y cuando Toni se rehízo, sus bocas acabaron fundidas.

Toni quería ver la cara de su amante mientras le follaba, quería apreciar como gozaba cuando contraía su esfínter sobre su polla, verle el rostro contraído por el placer cuando aceleraba el ritmo y quería besarle cuando se hundía en él. Ninguno de los dos tenían prisa para que aquello terminara, era como si no estuvieran en este mundo. Era realmente algo extraño que una pareja que conviven y pueden hacer esto cuando quieran lo hagan en un lugar como aquel; pero después del numero en público sentían la necesidad de ser exclusivamente el uno para el otro. De lo que no sé si eran conscientes es del revuelo que había en el exterior de la cabina y en cabinas anexas.

Oscar no aguantaría mucho más y Toni lo sabía, tantos años de compartir el placer no pasan en vano, no necesitaban decirse nada. Oscar había empezado a masturbar a Toni y notaba en sus dedos el fluido viscoso de la excitación previó a la explosión final. La verga de Toni, tersa y reluciente, coronada por el glande congestionado, como una fruta madura a punto de estallar. Oscar había cambiado el ritmo y ahora eran golpes secos y profundos a los que Toni respondía con un gemido. A cada golpe Toni sentía como una descarga eléctrica que surgía de alguna parte de su interior y culebreaba hasta su polla, que escupía porciones cada vez más abundantes, viscosas y blanquecinas con cada embolada

Oscar pareció detenerse con sólo una parte de la polla en el culo de Toni, que abrió los ojos para ver qué pasaba. Oscar se inclinó sobre su pareja y consiguió tomar su polla con la boca mientras la sujetaba con la mano, para no perderla. Toni arqueó el cuerpo a la vez que alcanzaba el clímax y oleada tras oleada el tibio semen salía disparado hacía su amante. La boca, la cara, el cuello, el pecho; todo él quedo salpicado del elixir de su amado y, casi por instinto, de un golpe de pelvis, clavó su polla hasta que su pelvis topó con el culo de Oscar y en medio de un grito, casi un alarido, se corrió en sus entrañas.

Hacía un par de meses que Oscar y Toni no acudían a la sauna. Aquella tarde, a pesar de ser el día del cliente, no había demasiada gente. El cuarto oscuro estaba vacío y después de dar una vuelta por las instalaciones, para tantear el ambiente y detenerse un rato en la sala de cine, se acercaron de nuevo al cuarto oscuro. Había algo más de gente y se sentaron en el borde de la cama redonda; De manera provocativa, totalmente desnudos, se mostraron sin pudor, como hacían siempre.

Frente a ellos se detuvo un chico de apariencia tan joven que en la calle no le echarías más de 16 años; pero que al estar allí, había que suponer que era mayor de edad. Desnudo, con la toalla sobre el hombro, mostraba sus suaves formas. Se le veía tierno; pero sus espaldas anchas le daban un aire muy masculino. Pelo rizado no muy largo, ojos de mirada profunda, labios carnosos que dibujaban una sonrisa. Parecía un efebo griego esculpido en mármol; pero lo que le colgaba entre las piernas no era precisamente como el David de Miguel Angel. Se contoneó provocativo ante la pareja, acariciándose lascivamente el firme trasero y la verga que intentaba levantarse.

Oscar susurró al oído de su pareja:

  • Esta bueno ese chaval, ¿eh?
  • Es un bombón – Respondió Toni, acariciando la verga ya erecta de su pareja – Y a ti te está poniendo cachondo como nos mira.
  • Tienes razón. ¿Has visto que culo y que polla tiene?
  • Seguro que no te importaría hacerle un favor y follártelo a ti mimo
  • Ni a ti mamarle la polla. Seguro que estás imaginando como la tendrá a plena potencia si ya la tiene así.
  • Cómo me conoces, Oscar; pero también sabes que sólo soy tuyo.

Oscar le dio un beso, un leve contacto sobre sus labios, y mirándole fijamente a los ojos, exclamó:

  • ¿Le invitamos a un trío?

Toni quedó pasmado. Nunca habían hablado de nada parecido, no siquiera como fantasía sexual; Oscar hacía el papel del amante posesivo, era muy celoso de la relación con Toni y ambos tenían un pacto no escrito de monogamia absoluta, que cumplían fielmente.

Oscar no esperó respuesta y bastó un leve gesto para que el chico se acercada a ellos, se arrodillara y comenzara a acariciar los sexos de ambos. Oscar puso sus manos en ambos lado de la cara de Toni y lo besó mientras el chico seguía con sus maniobras. Primero a ambos con la mano, luego alternando la boca y la mano. Toni, entre los brazos de su pareja, se dejaba llevar; ya no se preguntaba como Oscar le había llevado aquello.

Las cosas fueron muy rápidas. Oscar se levantó y enculó al chico mientras este seguía con su mamada a Toni; al poco el chico se levantó como buscando besar a Oscar y Toni aprovechó para ser el quién le mamara la polla al chico. Notaba como se engrosaba y endurecía en su boca, el sabor acre de líquido seminal le saturaba las papilas. Hacía mucho que no tenía otra polla en la boca que la de Oscar por tiempo suficiente para realmente sentirse excitado y ahora lo estaba. Oscar y el chico se basaban mientras el primero seguía follándoselo. A cada envestida de Oscar, la verga del chico entraba hasta el fondo de su garganta. Era una polla no muy gruesa, pero larga, recta y dura como una columna de carne suave, tibia, y cabezona. Se imaginaba el placer que le produciría sentirse penetrado por aquel miembro, el grueso glande dilatando su esfínter y la larga verga entrando hasta el fondo, y no se lo pensó dos veces.

Se irguió, le dio la espalda al chico y el mismo condujo su verga a la entrada de su recto. El chico tampoco se lo pensó dos veces y aceptó el envite. Poco a poco Toni fue empalándose en aquel miembro; en efecto, tal y como había imaginado, la penetración fue deliciosa. Lo hizo poco a poco, sintiendo avanzar milímetro a milímetro el grueso glande que abría paso como un ariete. Al llegar al final se detuvo, sentía palpitar la polla enterrada en sus entrañas y como se dilataba rítmicamente con la misma cadencia con que Oscar se lo follaba.

Cada vez había más gente a su alrededor, manos y pollas exploraban los cuerpos de los tres, buscando placeres deseados. El chico entre gemidos propuso ir un sitio más tranquilo y abandonaron el cuarto oscuro; Oscar, en el centro, rodeaba con sus brazos a sus dos compañeros de refriega. Entraron en una cabina, a penas se cerró la puerta, Oscar y el chico se enzarzaron en un profundo beso. Toni se sentó observando a los dos tros compañeros de trío, se sentía muy excitado viendo como era el chico el que parecía llevar la iniciativa. Oscar se arrodilló dirigido por las manos del chico y se tragó su polla. Movía las caderas a buen ritmo, mientras Oscar aguantaba las envestidas simplemente acariciándole los huevos.

Toni estaba cada vez más caliente, observando como el bello cuerpo del chico se estremecía de placer por efecto de la mamada que le estaba dando Oscar; pero el también quería gozar de la situación. Iba a levantarse, cuando el chico tomó de los hombros a Oscar, levantó, izo que le diera la espalda y lo penetró sin que Oscar pusiera el más mínimo reparo. Por el contrario, Oscar lanzó un gemido de placer y se lanzó sobre la polla de Toni. No podía creer lo que estaba viendo, Oscar disfrutando de dos pollas a la vez, una de ella la suya. Se dejó llevar por la situación; el chico le sonreía y le lanzaba besos y miradas provocativas mientras follaba a Oscar, que jadeaba y gemía constantemente.

Oscar se enderezó y busco con su boca, la del chico y le dijo algo que no Toni no pudo entender. El chico se detuvo y Oscar se tumbo boca arriba junto a Toni. El chico volvió a penetrarlo, ahora cara a cara. Oscar, con los ojos cerrados, se agitaba entre convulsiones y su polla de Oscar, babeante, se cimbreaba erecta ante los ojos de Toni, que la tomó en sus manos dispuesto a degustar ese manjar; pero no llegó a tiempo. Uno tras otro, chorros de semen cruzaron el aire salpicando a los tres. El chico se inclinó sobre Oscar y se besaron con una pasión inusitada. Casi por sorpresa, el chico se levantó, miró a Toni con su maravillosa sonrisa, le acarició el pelo y dándole la espalda se empaló en su verga erecta.

"¡Dios! Que culo tiene este chico". Pensó Toni, mientras cabalgaba sobre él. Oscar, restablecido de su orgasmo, se situó entre las piernas de ambos y comenzó a mamarle la polla al chico, que no tardó en contraer su cuerpo espasmódicamente y correrse en su boca. El chico se levanto, besó a Toni y se arrodilló junto a Oscar y ambos se besaron sobre la polla de Toni. El semen que Oscar retenía en su boca resbaló, empapando la verga y los huevos de Toni; las dos lenguas recorrieron el sexo de Toni recogiendo los regueros blanquecinos se saliva y esperma. La mamada a dúo fue épica, Toni no recordaba sensaciones como esas y se relajó totalmente dejándoles hacer, hasta que se corrió, llenando la cara de ambos compañeros de juegos de esperma. Los tres se besaron mientras acababan de relajarse.

El chico se marchó, con un simple "Adiós, lo he pasado de maravilla" y Oscar y Toni quedaron tumbados en el camastro. Uno junto al otro, no hablaban, no hacían por levantarse para ir a ducharse, cada uno parecía perdido en sus pensamientos. Sus dedos se movieron levemente hasta tocarse y se cogieron de la mano; permanecieron así por largo tiempo. El primero en reaccionar fue Oscar. Se movió hasta conseguir que Toni le abrazara por detrás y se acurrucó en su seno. Toni lo sintió como desvalido y comenzó a acariciarle y a besarle cariñosamente en el cuello. Estuvieron así una eternidad. Oscar giró la cabeza buscando un beso y Toni se lo dio lleno de pasión. Estaba loco por Oscar y no concebía la vida sin él.

La mano de Oscar buscó el sexo de su amado y Toni le devolvió la caricia. Poco a poco la temperatura fue aumentando, la respiración de ambos se iba haciendo entrecortada y los gemidos de placer iban menudeando. Tras un rato de juegos, Oscar tomo firmemente la polla de Toni, la colocó a la entrada de su culo y mirándole a los ojos exclamó. ¡Follame, métemela ya!. Toni, presionó suavemente y su verga se deslizó en las entrañas de su amado. Al unísono sendos gemidos surgieron de su gargantas