Todo por una película homosexual 6
¿Quién? pregunté, pues no tenía la costumbre de abrir las puertas así por así.
— ¿Quién? —pregunté, pues no tenía la costumbre de abrir las puertas así por así.
No me contestaron. Me pareció extraño. Había creído que era Erick pero enseguida noté mi error. — ¿Quién? —pregunté nuevamente pero con más brusquedad. — ¿Asia? Soy yo, tu padre.
El corazón casi se me detuvo. Comencé a temblar, a dudar, y de lo único que estuve segura en ese mom
ento, es que no estaba lista para enfrentar todo aquello. —Buenos días, papá —saludé al abrir la puerta. Lo noté nervioso, pero serio, como siempre era. —Tu madre me contó... —Ah, lo siento —no sé por qué me disculpé, no tenía culpa de nada. —No... — ¿Asia?
Denise apareció envuelta en una sábana. Vaya... «Bueno —pensé— eso confirma el asunto» —No quise interrumpirte —habló mi papá —pero creo que antes que nada, debemos hablar. —Claro —suspiré —Deja que me cambie. —Por supuesto.
Me retiré a la habitación de Denise, quería bañarme, estaba incómoda y aparte lo necesitaba, pero mi padre no podía esperar tanto.
Denise no apareció en ningún momento, quizás, y a pesar de su apariencia, se había quedado acompañando a mi papá, tal vez mientras yo me cambiaba ellos platicaban sobre algo de lo que yo nunca me enteraría, pero en fin, esos dos siempre se habían llevado bien.
—Dejo mis cosas por si acaso —le dije a Denise. Ella asintió. —Está bien. Cualquier cosa —tomo mi mano —aquí estoy. —Lo sé — Me incliné hacia ella, buscando sus labios, los cuales besé sin importar que mi papá estuviera presente — Las cosas sí cambiarán —acepté con seguridad —pero sé que será para bien. —Eso espero —me abrazó — Suerte con tu madre. —Gracias.
S
ubí al auto, esperé que papá dijera algo, pero mientras atravesábamos la ciudad apenas se había limitado a tararear una que otra canción de las que sonaban en el radio.
No podía creer todo lo que había sucedido prácticamente de la noche a la mañana, y todo por una estúpida película homoerótica... —Me alegra que sea ella —comentó papá después de bajarle el volumen a la radio. — ¿Eh? —Denise siempre me pareció buena chica, creo que está bien... —Gracias —agradecí como si el cumplido me perteneciera. —No te preocupes mucho —continuó —creo que lograremos solucionar esto. —Eso espero —sonreí. Luego bajé la ventana del auto, dejé que el aire revolviera mí ya indomable cabello y, mientras la distancia hasta mi casa se hacía más corta, solo podía pensar en el sinnúmero de problemas que me esperarían de ahora en adelante... Mamá, Denise... Ah, las mujeres sí que somos complicadas.
...Fin...
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