Todo por una equivocación

Un matrimonio acude a la celebración de una boda y se quedan en una casa junto a otros familiares. Tras la boda, con varias copas de más, la mujer tras regresar del baño yerra de habitación y se introduce en la habitación que ocupaba un sobrino de su esposo. Creyendo que era su esposo se dejó follar por el joven sobrino, hasta recibir varias lechadas dentro de su coño.

Natalia y su marido Juan habían acudido a una boda de sobrina de su esposo que se casaba en otra provincia bastante alejada de donde los mismos residían. Juan era un hombre de carácter bastante amable y tranquilo, muy servicial, y que su edad de cincuenta y ocho años se encontraba casado con una mujer bastante más joven que el mismo, llamada Natalia, a la cual le llevaba más de quince años. Habían contraído matrimonio hacia unos diez años, y de cuyo enlace tenían un hijo.

En cierto modo eran un matrimonio normal. Juan trabajaba en una empresa siderometalúrgica y ella era una dependienta de una tienda de ropa de su pueblo. Con los ingresos de ambos mantenían una situación económica holgada. Juan pese a su carácter amable era de ideas bastante conservadoras y sumamente respetuoso con las costumbres tradicionales recibidas de sus padres. Por ello no era de extrañar, que en el plano sexual, los encuentros amorosos fueran simplemente los justos y necesarios, muy espaciados en el tiempo, y que se limitaban a una sola postura, donde ella se colocaba debajo y el la penetraba al estilo misionero.

Natalia escuchaba a las compañeras de la tienda donde trabajaba hablar de encuentros sexuales alocados, de posturas sexuales y otras vivencias, que a la misma la escandalizaban. Nunca había tenido relación alguna fuera de su matrimonio, y el único hombre que la había poseído era su esposo. No obstante, a medida que su esposo fue perdiendo un poco el lívido sexual por la edad, y especialmente por unos problemas de próstata que relativizaron su actividad sexual, las conversaciones de sus amigas la dejaban intranquila, y en más de una ocasión llego a pensar en tener sexo en la forma que relataban aquellas.

La mujer pese a sus 42 años, aún se mantenía bastante bien, con algunos kilos de más, pero sin ser gruesa. Sus pechos eran bastante generosos, y pese a su primer hijo, aún se mantenían bastante firmes.  Aunque no era una belleza, la realidad es que estaba de bastante buen ver.

Llegado el día de la boda, dejaron a su hijo con los amigos y tras el correspondiente permiso laboral, marcharon hasta el lugar donde se iba a celebrar la ceremonia de la boda de la sobrina de Juan. La hermana de Juan y madre de la novia, poseía una buena situación económica y disponía de varios inmuebles en la zona. Por tal motivo, durante la estancia del matrimonio en aquella ciudad, les permitieron alojarse en una casa bastante espaciosa, donde igualmente coincidieron con otros familiares.

Ya en la casa donde se iban a hospedar, coincidieron con otro sobrino de su marido, el cual se llamaba Héctor, al que ella solo conocía de algunas reuniones familiares, y al que no había visto desde hacía unos años. La última visión que tenía del mismo era la de un mozalbete de unos dieciséis años, bastante delgaducho y que aún estaba en su fase de desarrollo. Ya en aquellas fechas algún familiar echaba bromas sobre la posibilidad de que fuera afeminado. Ahora, el muchacho que había visto la mañana antes de la ceremonia y que se hospedó en la habitación contigua a la suya, nada tenía que ver con el chico famélico que recordaba. Todo lo contrario. Había sufrido un cambio drástico, ya que ahora era un muchacho recién cumplida la mayoría de edad, bastante elegante y apuesto. Natalia se quedo impresionada, y que el chaval mostraba ese cuerpo bien fornido y musculoso que impresiona y atrae a las mujeres. Era evidente que practicaba mucho deporte ya que la musculatura de su cuerpo así lo demostraba.

-Hola Héctor. ¿Cómo has crecido?. La verdad es que me cuesta reconocerte - le dije ella al verlo.

- Hola tía. Pues a ti te vio también muy guapa. Tampoco los años pasan por ti - me contesto galantemente el joven.

Tras la ceremonia, vino el tradicional banquete, en el que no faltó la comida, las copas, el baile, y las conversaciones con familiares. El matrimonio, al igual que la mayoría de invitados se propasó con la bebida y de hecho Natalia, cuando se dio cuenta tenía más de una copa demás. Sin embargo su esposo no se había sabido controlar y por ello mostraba signos evidentes de su extrema ebriedad. Durante el baile había visto al joven Héctor con varias chavalas, las cuales revoloteaban a su alrededor.

A medida que comenzó anochecer, ella se percató de que apenas podía sostenerse de pie. No obstante, entre un hermano de su esposo y otro amigo, consiguieron llevarlos hasta la habitación de la casa donde se estaba hospedando.

Una vez en la habitación, Natalia apenas pudo atinar a quitarle la ropa a su esposo y colocarse, como pudo camisón de noche, para luego caer rendida en la cama. Se dio cuenta de que todo le daba vueltas, pero no obstante se dejó dormir.

De madrugada, sin saber realmente que hora sería, se despertó con unas ganas enormes de ir al baño. Constató que tenía las bragas húmedas, y pensó.  ¡Con la bebida s eguro que se me habían escapado algo de orín! .  Pero el problema vino después, ya que encontrar un baño no era tarea fácil. La parte alta de la casa donde se encontraba, disponía de varias habitaciones, pero únicamente de dos baños, que por supuesto no estaba dentro de las habitaciones, y ello le obligaba a tener que salir fuera al pasillo y localizar uno de los baños. Era tanta las ganas que no podía esperar más, por ello decidió salir y localizar un baño cuanto antes.

Intentó colocarse una bata y unas bragas limpias, pero tras buscarlas, con la oscuridad y su estado, no supo dar con ellas dentro de la maleta, por lo instada por sus ganas de orinar, decidió quitarse las bragas que tenía puestas, las cuales estaba con restos de orín, y decidió salir al pasillo con la indumentaria que tenía puesta. Total, a esa hora de la noche no pensaba encontrar a nadie despierto. ¡ Seguro que todos estarán durmiendo la nana !- pensó.

De esta forma, aun tambaleándose salió al pasillo en busca de uno de los baños. La luz que iluminaba el pasillo era tan tenue que apenas podía vislumbrar las puertas de las habitaciones. No obstante, al final pudo localizar uno de ellos al fondo del pasillo. Tras entrar en el mismo por fin pudo satisfacer sus deseos de orinar y quitarse las enormes ganas que tenía. Se lavó un poco la cara, se miró al espejo, y notaba que aún le seguía dando vueltas la cabeza. Se percató de que con las prisas, llevaba puesto encima únicamente el camisón, sin sostén y sin bragas. Para colmo el camisón era algo transparente por lo que  perfectamente se podía vislumbrar claramente sus pechos y sobre todos sus pezones negros, los cuales en ese momento se encontraba bastante duros y enfilados, por lo que resaltaba sobre la prenda blanca del camisón. Mirando al espejo se dijp: ¿ Cómo para que me vea alguien a estas horas en el pasillo y con esta facha?.

Salió fuera del baño y se apresuró a marchar de regreso a su habitación. Como puedo nuevamente descaminó el camino andado y con el pasillo casi en penumbras, llegó hasta la puerta de la habitación. Entró sin llamar, ya que había dejado la puerta sin pasador. Una vez dentro intentó colocar el pasador a la puerta, pero comprobó que no tenía llave. Se quedó dudando, ya que recordaba que al salir había quitado la llave o no. ¡ Total su cabeza no estaba para tanto quebradero esa noche !. Miró hacia la cama y observó el bulto del que creyó su esposo metido en la casa. Sin encender la luz, para no despertarlo, procedió a meterse en la cama solo con el camisón y sin nada debajo.

Una vez dentro de la cama, me echó a un lado para intentar no despertar a su marido, aunque tampoco creía que se fuera a despertar, ya que le constaba que estaba bastante ebrio. Sin embargo, ante su sorpresa, al rato de estar ya dentro de la cama, comprueba que su esposo se gira en la cama y se coloca detrás de ella y la abraza echándole la mano por encima de su cuerpo, y colocándola muy cerca de sus pechos. Pensé que era algo normal, y que lo había hecho inconscientemente en el sueño, como en otras  ocasiones, buscando quizás el calor de su cuerpo.

Natalia, pese a sus 42 años, aún se encontraba perfectamente fértil. Ella no llevaba mucho el control de los días en que le venía la regla, pero recordaba que le faltaba un poco, y por el calor de su cuerpo sospechaba que podría estar en sus días fértiles. Llevaban tiempo sin tomar anticonceptivos, ni tampoco se sometía a ningún tipo de protección. Sabía que las relaciones con su esposo eran tan escasas, que no esperaba que de aquellos encuentros pudiera volver a quedar embarazada. De hecho ya pensaba en que solo se quedaría con un solo hijo.

Al rato, comienza a sentir como la mano de su esposo comienzo a palpar, con cierta lentitud sus pechos, primero sobre el camisón. Sus pezones estaba en punta, y al ser la tela del camisón tan suave, pronto su esposo de percató de la dureza de los mismos, por lo que tras algunos intentos logró meter la mano dentro del camisón y palpar abiertamente uno de sus pechos. Sus pechos era uno de sus puntos débiles, y al sentir el contacto de aquella mano sobre su desnudo seno se excito. Su marido ahora acariciaba suavemente sus pezones, tomándolos con sus dedos rodeando aquellos haciéndola gemir: -¿ oh pero.. que haces? Su marido no le contestó, sino que pronto pasa su mano de un pecho al otro, en un autentico sobeteo.- oh …pero que te pasa hoy ….. oh…. ooo

Pese a su borrachera, aquel sobeteo de sus pechos la comenzó a excitar de forma que ella pronto comenzó a notar como su vagina se mojaba. Pronto aquella mano bajo por su barriga, hasta que lentamente llegó hasta su entrepierna. Supo claramente que en ese momento su marido había comprobado que no llevaba bragas.

La persona que estaba acostada en la cama junto a Natalia, que por supuesto no era su esposo, se había visto sorprendido por la irrupción en su habitación de una mujer que al principio no llegó a distinguir de quien se trataba. Se quedó sorprendido al ver como se metía junto el mismo en su propia cama. Al sentir el calor del cuerpo de aquella mujer su cuerpo se excito. No sabía cómo reaccionar, pero al final se arriesgó y decidió abrazar aquella fémina que se había atrevido a meterse en su propia cama. Pensó inicialmente que fuera alguna de las amigas o primas con las que había coqueteado en el banquete y durante el baile.

Sin embargo, cuando abrazó aquella mujer comprobó que era una mujer madura, pero sin saber quién. No obstante al sentir el calor de los pechos de la misma, fue más osado y pronto de vio palpando aquellos pechos desnudos que se la brindaban sin haberlos buscado.  Fue bajando poco a poco, hasta que al llegar a la entrepierna de la mujer comprobó con sorpresa que no llevaba bragas. Tal es así que su mano pronto alcanzó los vellos de la vagina, lo que puso se mandarria con una erección de campeonato. Su virilidad juvenil estaba en plena efervescencia, por lo que palpar el coño de aquella mujer, y comprobar que sus labios estaban mojados, le puso el falo como un misil.

La mujer pronto se dio cuenta de que su marido comenzó a pasar los dedos por los labios de su vagina , intercambiando con la introducción de algunos dedos dentro de su ranura.  Aquello le estaba produciendo una excitación a la que no estaba acostumbrada, ya que su esposo no solía hacer ese tipo de calentamiento. Noto como sus jugos vaginales iban en aumento. El toqueteo de su esposo la estaba calentado bastante, pese al cansancio acumulado por el efecto de la borrachera.

Su excitación le llevó a arrimar las nalgas al cuerpo de su marido buscando el calor corporal, y con la morbosa intención de poder sentir los atributos de su esposo. En ese momento se dio cuenta de que su esposo no estaba tan borracho como pensaba, ya que al contacto de sus nalgas con el cuerpo del hombre, noto como el pene se metió entre sus nalgas buscando introducirla entre ellas, al tiempo que aquel le acariciaba sus desnudas piernas. ¡ Joder mi esposo estaba cachondo! , pensó. Pese a todo tampoco se percató de las dimensiones del pene del hombre que estaba detrás de ella. El morbo de la situación, su tremenda excitación y ese juego sexual al que no estaba acostumbrada y que su esposo le estaba brindado esa noche, le alejo de cualquier tipo de sospecha o prejuicio.

El joven Héctor al ver lo receptiva que estaba la mujer de su tío no se lo pensó dos veces y tras explorar el cuerpo de la mujer, procedió a meter varios dedos dentro de su vagina, constando que aquella hembra estaba caliente y bien mojada. Por su parte, inicialmente a la mujer le parecieron algo largos los dedos de su esposo esa noche, pero tampoco tuvo mucho tiempo para pensar, ya que el frotamiento de los dedos del joven en el coño de la misma la estaban volviendo loca, notando como los fluidos de sus jugos manaban y discurrían por sus muslos.

El joven, no esperó más. Aunque era una temeridad, y no llegó a calcular las consecuencias de lo que iba hacer, la excitación del momento le llevó a querer “clavar aquella hembra”. ¡ Estaba dispuesto a ensartar a la mujer de su tío!. ¡Ansiaba clavarle su polla hasta los mismos testículos !.

En el momento en que la mujer se encogió un poco recogiendo sus piernas y mostrando todo su trasero al que consideraba su esposo, el joven acercó su daga hasta alcanzar la concha de la mujer, y sin darle tiempo a reaccionar, de un solo golpe le envainó más de la mitad de la misma. Como estaba tan excitada y lubricada, el nabo del joven entró con bastante facilidad pese a las dimensiones y grosor de la misma.

- oh joder… que grande la tienes hoy …. –dijo ella al sentir aquella lanza que se clavaba en su vagina.

Pero el chico no estaba dispuesto a volverse atrás. Así que tomando el cuerpo de la mujer por la cintura se la envainó hasta la misma base. en aquella posición la tranca se había alojado completamente dentro de la mujer, la cual se vio obligada a gemir, casi gritando: - oh nooo me revientas oooo …siiiiiiii oh joder …

Héctor se dio cuenta de que tenía empalada a la mujer de su tio. Aquella posición era perfecta y su pene le había entrado como una espada en su vaina. El calor del coño de la mujer lo excito aún más. Se la dejó dentro durante un momento, mientras besana los hombros y la espalda de la mujer, para sin detenerse comenzar un bombeo constante, dentro fuera, dentro fuera…. Su pene comenzó a penetrar aquel jugoso coño con maestría.

Natalia estaba sorprendida por las dimensiones que había adquirido el pene de su esposo esa noche. En esos momentos llegó hasta sospechar que fuera su esposo, pero el gustazo que le estaba propiciando la misma a su panocha era tal, que solo pensó en disfrutar de aquel polvo.

- Oh Juan… como me llenas esta noche…. Sii métela más assiiiiii

Las arremetidas que le estaba dado el joven le hicieron olvidarse de todo y comenzó a disfrutar como loca de aquella follada. El placer era inmenso, nunca su marido la había follado de aquella manera. Su calentura iba en incremento, y notaba que la tranca del semental estaba cada vez más hinchada.. -oh cabron ooo siii dale…joder me vas a reventar…¡como estas hoy!..no pare siiii

Ella sentía y escuchaba su respiración agitada del que creía que era su esposo, pero extrañamente no le hablaba. Por otro lado, la mano del hombre no paraba de acariciar varias partes de su casi desnudo cuerpo, al tiempo que la atravesaba una y otra vez con aquella rejuvenecida tranca. Llegó a pensar que ¡ quizás su marido hubiera tomado una viagra o algo parecido para sorprenderla esa noche !. Lo que era evidente es que su tranca era diferente, y la fortaleza con la que me atravesada era digo de un verdadero semental.

- o si… sigue así o mi amor siii oh como me atraviesas ooo… ohh me voy a correr siii

El placer que estaba dando era tan intenso que pronto alcanzó un orgasmo que intentó reprimir para que no se oyera en la casa. Su vagina se contrajo tanto que pensó que iba a triturar la polla de su marido. Pero notaba que pese a la presión que ejercía sobre aquel pene, mantenía una extrema dureza, lo que hizo que su corrida fuera más intensa.

El joven la dejó recuperarse un poco, sin sacar su falo del coño de la mujer, para luego volver a la carga. Estaban a oscuras, por lo que ninguno de los dos podían distinguir sus cuerpos. Héctor comenzó arremeter con tal fuerza el coño de la mujer de su tío, que ella pronto gemía y gemía sin poder contenerse, hasta que pronto notó que nuevamente se iba a correr.

- oh cabron me matas ..siii oooooo

El pene del joven comenzó a inflamarse a medida que las paredes vaginales de la mujer volvieron nuevamente a contraerse y hacer movimientos circulares con la cadera, en su intento de alcanzar ese nuevo orgasmo.  – oh me vengo otra vez … ooo si métela toda… asi … mi macho … asi…dame caña…

Ella se dio cuenta que mientras se convulsionaba, la tranca de su esposo se hacía más gruesa, crecía dentro de ella. Era obvio que mi esposo estaba por venirse. ¡Ansiaba su también su leche!. Necesitaba ver cómo me regaba esa noche dentro de ella: - o siii vente.. Juan córrete conmigo oooooo… asiiii oooo sii como te siento oooo

El joven no pudo más y comenzó a brotar su semen dentro de la vagina de aquel, a fabulosa hembra. Su eyaculación fue potente, hasta el punto que ella pudo sentir claramente como regaba su vagina. La verga del joven  comenzó a vibrar dentro de ella y su caliente esperma salía con una potencia desconocida contra las padres de su concha y la inundaba por dentro. Ella mientras se convulsionaba.. sentía el  s emen brotar y regar su útero profundamente . Nunca su esposo se había corrido de esa forma.

Al momento, el chico no pudo más, y la mujer pudo sentir su gemido:   - oh si me …me vas a deslechar oooooo siii

Evidentemente la mujer se dio cuenta que no era la voz de su esposo. ¿ Pero quién era aquel hombre? Sintió una reacción interna de todo su cuerpo. Intentó  desengancharme del mismo, pero éste la sujetó mientras terminaba de descargar dentro de ella la última gota de su semen. Cuando por fin se puso desenganchar, ella se giró y encendió la luz, diciendo:

Quién eres? ¿Qué haces en mi cama? Tú no eres mi esposo. Exclamó asustada.

Soy Héctor…. Escuche que decía el hombre: por favor no grites, alguien podría oír y venir a ver qué ocurre.

Natalia reconoció en ese momento a su vecino. ¿Cómo era posible aquello?.

Lo siento tía, ¡pero no estoy en tu cama!. “Eres tú eres la que se metió en la mía”. Y viéndote así desnuda y sin bragas….ya sabes..no me he podido contener.

Pero… ¿cómo se te ha ocurrido?. ¡Estás loco o que te pasa!..... Soy tu tía… ¿Cómo has podido hacerlo? le dijo ella encolerizada y con preocupación.

Ya. Compréndelo tía. Tampoco soy de palo. Ver que una mujer como tú, que se mete de noche en mi cama, y además desnuda. ¿Qué quieres que hiciera?.. Le contesto.

Calla! Por favor no digas más nada . Natalia estaba comprendiendo el grave error cometido. Se había equivocado de habitación y en lugar de entrar en la que ocupaba con su esposo había entrado en la habitación de su joven sobrino. - Oh Héctor. Que error he cometido. Creí que era la habitación que me habían dado para dormir y también pensé que tú eras Juan.

-Lo siento tía.

Ella en ese momento, con la luz encendida pudo contemplar a su sobrino. El mismo estaba “totalmente desnudo”, y mostraba aún “ un pene de unas dimensiones colosales . Pese haberse corrido, seguía aún con una buena erección. Ver aquel tremendo semental desnudo, con aquella tranca, gruesa, con unas venas que recorrían toda la dimensión de la misma, la dejaron embobada. En ese momento le dijo: “ Joder, Héctor. Todo eso me has metido”.

- completamente tiita. Te la comiste toda .

Ella le dijo:- Hay Héctor…¿porque no dijiste nada?

-Tia. Pensé que eras una de las chicas de la fiesta.  Solo me di cuenta del error cuando te estaba follando. Le dijo el pretendiendo justificarse. No obstante le dijo: no obstante la equivocación, te aseguro que “no me arrepiento lo más mínimo de haberte follado”. Estas muy buena tia.  Y “follas de maravilla”.

-hay Héctor no digas eso. En el fondo le halago. Luego le dice: - Lo dices en serio. ¿Te gusto de veras?

- No te cambiaria por ninguna jovencita.

Ella se dio cuenta que no metía.  El miraba su cuerpo ahora recostada sobre la cama con uno de sus pechos casi fuera del camisón y media abierta de piernas, donde se contemplaba la vagina de la misma, con resto de semen. Entonces ella se miro su coño y le dijo: - Oh Héctor. Te has corrido dentro. Y para colmo me ha llenado como nunca lo ha hecho mi esposo….. Y, la verdad, ¡creo que estoy en mis días!. …-

El extrañado le pregunto: -¿ estás ovulando?

Ella le mira y le dice:- No lo sé, pero es casi probable que si. además me encuentro bastante caliente.

-¿ no usas pastillas o DIU ? –le pregunto algo el joven.

- No. .. bueno tu tio… ¡ya sabes!. Con los problemas de próstata hace poco el amor y … no creo que su semen pueda ya embarazarme. ¿Por eso no estaba protegida !

El joven un poco apenado se acercó donde estaba, le acaricio la cara con su mano, y me dijo: - No te pongas así tía. ¡Ninguno de los dos lo busco de propósito!. ¡Le juro que nadie lo va a saber!. ¿Acaso no te ha gustado?

Ella le mira a la cara y le contesta: No me hagas esas preguntas Héctor. Sabes que no debimos hacerlo….

-Te juro que volvería hacerlo otra vez sin miramientos . Le respondió el chaval. Ella entonces observa detenidamente el tremendo falo de su joven sobrino, que volvía a endurecerse ante su mirada

¡¡ Pero Héctor!!. …¿ Todavía sigues así?…¡tapate eso* ! … ¡soy tu tía*** !.

-¿Acaso no te gusta tia? Le dijo el joven tomando su instrumento en su mano, para que constatara que estaba de nuevo “en pie de guerra”. La mujer sin poder evitarlo, noto como su coño se volvió a mojar. El cabronazo de su sobrino tenía un rabo como un toro. ¡ Si mis amigas vieran esta tranca !- pensó.  Lo vio y aquella polla la tenía embobada.

-¿ Pero Héctor?.. Te has puesto otra vez … oh Dios mío….

El chico se echa en la cama boca arriba y mostrando su cipote le pregunta: ¿No te apetece volver a montar esta polla tia? .

Ella le mira sonrojada, mientras sentía un tremendo corrientazo en su coño. Era su sobrino, se había equivocado. No lo había buscado de propósito. Necesitaba volver a sentir aquella polla en su coño. ¡era una locura, pero lo necesitaba!. Y le contesta:

-¿ No pretenderás que te monte?…. Eres un cabronazo -

Sin embargo, la visión de aquella enorme tranca en vertical como un misil apuntando al cielo, hizo que venciera su resistencia y sin poder evitarlo procedió a subirse sobre el muchacho. Acercó el coño hasta situarlo justo a la altura del falo y con una cara de lujuria, se fue dejando caer poco a poco, clavándose aquella verga hasta la empuñadura. Ahora podía ver claramente la cara de su joven sobrino, y el la suya.

-oh cabronazo. Que enorme la tienes. Me vas abrir todita …- le dijo morbosamente.

- tía que buena estas. ¡Así clávatela todita… monta a tu macho..!

El joven tomo entonces el camisón de la mujer y se lo sacó por la cabeza dejándola completamente “ en pelotas” . Ahora ambos estaban totalmente desnudos. Natalia notaba como aquella polla la llenaba, era algo que nunca había sentido. Pronto la boca del joven se apoderó de sus pechos, y logró hacerla venir dos veces más. Luego invirtió los papales colocándose el arriba y ella abajo. En plan misionero la estuvo follando hasta que observo que estaba a punto de correrse de nuevo. Pensó en impedírselo, pero total… ya se había corrido antes:

-quieres correrte dentro de nuevo. Eres un cabronazo… “vas a terminar preñando a tu tía”. ¿Estás seguro de lo que haces?

El no le contestó sino que comenzó nuevamente a deslecharse dentro de su vagina, llenándola nuevamente con su semen. El semen le llegaba tan adentro que las posibilidades de un embarazo se multiplicaban por diez.

Tras terminar, quedaron abrazados en la cama. No se lo podía creer lo que había ocurrido.  Por ello le dijo:  - Espero que por favor no digas nada de esto a nadie. Si alguien se llega a enterar, tu tío te mata y a mí también .

No diré nada. Pero ¿quiero tenerte más veces?. Le dijo el descarado.

—Estás loco!!! No entiendes lo que te dije!! …..¡Fue un error!.

Ella nerviosa, tomo de nuevo el camisón, y salió corriendo hasta la habitación de su esposo. Observo que dormía plácidamente, con unos ronquidos tremendos. Se quito toda la ropa y se acostó desnuda junto a el. Notaba como el semen de Héctor le salía por su vagina y discurría por entre su entrepierna. Recordé lo ocurrido. Jamás su marido la había llenado de aquella manera. En el fondo se sentía feliz de haber disfrutado por primera vez de un sexo pleno. Luego se dejo dormir.

Continuara….