Todo por Amor

Una mujer se ve obligada a satisfacer los mas oscuros deseos de un Gerente bancario a cada de una deuda impagable.

Tenía las manos transpiradas. El cuarto era muy pequeño y ese día la temperatura rozaba los 32º C. Unos cuadros de viejos paisajes adornaban el lugar junto a un helecho. La pobre planta casi había muerto, las hojas secas inundaban la maseta y se podía ver en el suelo una delgada capa de polvo, se notaba que no había mucha higiene en la oficina. Romina se impacientaba, miraba seguido a su reloj y sentía que el tiempo no pasaba. Romina usaba unos pantalones negros de vestir que terminaban a la altura de sus tobillos. Unas botitas negras con unos pequeños tacos completaban las firmes piernas de la joven. Llevaba un saco que hacia juego con los pantalones y una fina camisa blanca que se asomaba por el escote en v completaba su atuendo. Un bello collar de plata adornaba su cuello y en su rostro unos lentes muy pequeños enmarcaban sus profundos ojos negros. Era de cabello enrulado, y se lo sujetaba con una cinta, ya que le producía mucho calor. Era una mujer muy hermosa y elegante, tenia veintisiete años y un físico dotado de unas curvas muy sugestivas.

Observo nuevamente su reloj y un poco decepcionada se estiro y tomo una de las revistas que se amontonaban sobre una mesa de vidrio junto a su asiento. Las revistas eran realmente muy viejas pero cumplían a la perfección la función de abanico.

Hacia unos seis meses el marido de Romina había pedido un préstamo en una casa de crédito. Como bien es sabido las casas de crédito otorgan fácilmente el préstamo presentando alguna garantía, pero luego se cobran el dinero con una taza de interés mucho mas alta que los bancos normales. También es de conocimiento general que los asuntos no son manejados con la legalidad y claridad que se merecen.

El préstamo había sido de unos ciento cuarenta mil pesos, la idea era abrir una casa de ramos generales y utilizar el resto del dinero en comprar una camioneta para transportar la mercadería. El primer mes el negocio se mantuvo normalmente pero, la inauguración de un supermercado en las cercanías había sentenciado el negocio de la joven pareja. No podían competir con los precios del supermercado y por lo tanto tuvieron que cerrar a los cinco meses.

Durante el último mes las cartas por falta de pago del crédito inundaron el correo de Romina. Carlos su marido se sumergió en una profunda depresión y su salud se encontraba comprometida y la presión de no poder conseguir el dinero y la firme amenaza de perderlo todo lo demolían física y mentalmente. -¿Como vamos a hacer Romina, me queres decir? – Grito Carlos y golpeo con fuerza la mesa – No podemos pagar el crédito y vamos a perder la casa y todo lo que conseguimos en estos años.- Se tomo con fuerza la frente y presiono sus dientes con impotencia. Romina de pie en el comedor del modesto departamento lo observaba con tristeza. La delicada mano de la joven se apoyo sobre el hombro de su marido y ella le dijo. – Ya vamos a ver que solución encontramos mi amor.- Carlos no dijo nada – Seguro que esta situación es bastante común y creo que podremos resolverla si hablamos con esta gente. Mañana voy a ir a su oficina y vas a ver como resuelvo el problema.- Los ojos brillosos de Carlos miraron con ternura a Romina – Gracias mi amor no se que haría sin vos. – Y la beso suavemente.

Ahí se encontraba Romina, abanicándose en la pequeña sala de espera. Detrás de la puerta que daba a la oficina del gerente de la casa de crédito se oía unas voces, como si alguien hablará por teléfono. Romina se desabrocho el botón de la camisa y soplo dentro de ella intentando refrescarse un poco más. Sus pechos se marcaban apretados en un sostén color negro, una picara gota se deslizo entre ellos, el calor era abrumador.

Tomo de su bolso un espejo e intento emprolijarse, se seco el sudor con un pañuelo de papel y retoco su maquillaje celosamente. El sonido del picaporte la interrumpió, con agilidad guardo su maquillaje y abotono su camisa, se puso de pie y acomodo sus prendas.

Un hombre de unos cincuenta y ocho años salio de la oficina. Llevaba unas gruesas gafas y una camisa celeste abierta a la altura de su velloso pecho. Era de corta estatura y los pantalones que parecían quedarle grande lo hacían parecer más pequeño aun. Un anillo de oro llamo la atención de Romina que rápidamente saludo al hombre estrechándole la mano.-Hola, que tal mi nombre es Romina Martínez… – El Hombre la observo detenidamente-… vengo por el asunto del crédito que nos otorgaron hace seis meses… quería saber si…- El Hombre le dio la espalda y se acerco a su escritorio. Romina lo siguió.

Esta oficina era aun más fea que la anterior. Una alfombra rojo oscuro cubría el suelo y un profundo olor a humedad llenaba el viciado ambiente. Las paredes estaban recubiertas de una madera oscura y la única ventana permanecía cerrada y cubierta por una gruesa cortina ya que el pequeño y ruidoso aire acondicionado estaba prendido. Un televisor con un vídeo casetera encima se llenaba de polvo a un costado del escritorio. Sobre el escritorio un pequeño letrero, se asomaba entre unos papeles, decía "Gerente Norberto Villegas", el hombre tomo asiento y encendió un cigarrillo. – Toma asiento, por favor.-Dijo el hombre mientras tiraba el fósforo humeante.- Conozco bien la situación en la que se encuentran – Romina asentía con una pequeña sonrisa, el hombre pito el cigarrillo y continuo – Ha sido una año muy duro para todos, eso lo se y es común que se den estos casos...-Romina empezaba a relajarse, sus ojos delataban la tranquilidad que sentía al oír esas palabras. Por un momento pensó que solucionar sus problemas seria algo fácil. Norberto continuo -… pero como se puede imaginar, si nuestra empresa se compadeciera de todos estos casos, estaríamos mas fundidos que nuestros propios clientes.

Una mueca altanera en el rostro del gerente derrumbo las ilusiones de Romina, se vio cayendo en un hoyo de miedos y amargura. La cabeza de Romina no podía hilar una sola idea los problemas presentes y futuros llenaban su mente.

Las manos de Norberto se posaron sobre los hombros de Romina. Ella se sorprendió y de un salto se puso de pie.- ¿Qué hace?-Romina estaba un poco indignada.- Nada, nada. Solo quería que supieras que comprendo tu problema. Todos los días veo a muchas de las personas que ingresan aquí pidiendo un préstamo volver con las manos vacías y como lo pierden todo.- Los ojos de Romina brillaban. El miedo recorría su rostro en forma de pequeñas lágrimas. Norberto le alcanzo un pañuelo. Romina seco sus lagrimas y volvió a tomar asiento. El hombrecito caminaba por la oficina, su cigarrillo dejaba una tenue silueta de humo que se entrelazaban formando extrañas figuras.

Ella lo seguía con la mirada, el gerente estaba tramando algo, ella sabia que estaba acorralada y que su marido no soportaría la realidad de perderlo todo.

Mientras los pensamientos de Romina se volvían más oscuros, Norberto volvió a ubicarse detrás de la silla de Romina y coloco sus dos manos en los hombros de la joven. Romina no hizo nada. Simplemente se quedo quieta, como si la situación le hubiese indicado que hacer. Los dedos regordetes de Norberto masajearon los hombros de la joven, los pulgares apretaban con fuerza la base de su cuello y subían hasta su nuca dibujando unos pequeños semicírculos.-Estas muy tensa...- Dijo- ... tal ves podrías quitarte el saco... me parece que estarías mas cómoda.- Romina apretó sus dientes, sabia a donde quería llegar ese asqueroso hombre. Se inclino hacia delante y con unos movimientos se decido se su saco. Sentir los dedos de este desconocido asqueaba a Romina. Las intenciones de ambos eran claras, Norberto tenía el control de la situación y Romina estaba dispuesta a utilizar este poder a fin de conseguir su propósito, pero la mente juega muy a menudo con nosotros y no siempre los planes resultan como lo esperamos.

Los dedos de Norberto desabrocharon el primer y el segundo botón de la camisa de Romina, sus manos habían rosado sutilmente los senos de la joven haciendo que esta se erizara de asco. Deslizo la camisa dejando los hombros de Romina al desnudo.- Así puedo hacer mejor los masajes, querida.- Balbuceo Norberto que ya empezaba a sentir como su pene crecía lentamente.

Sin disimular, la mirada de Norberto se perdía en el escote de Romina. Sus firmes pechos apretados en el sostén, excitaban al gerente que sin demasiados tapujos tomo entre sus manos los pechos de Romina. De la impresión la joven empujo con fuerza al hombre que cayo de espaldas al piso.- ¿¡Qué pasa!? Pensé que habías entendido.- Norberto se frotaba con dolor la espalda mientras sentenciaba a la joven que se abrochaba la camisa rápidamente.- No puedo... es demasiado... yo...- Una ves de pie Ricardo se acerco a Romina y le dijo.- Esta es la solución a tus problemas...-el hombre se sujetaba firmemente la entrepierna.-...ya sabes a donde venir a buscarla. Te doy veinticuatro horas para que decidas tu futuro.- Romina tomo su saco y salio despedida de aquella oficina.

Cuando llego a su casa se dio un largo baño, la cabeza le daba vueltas, la solución a sus problemas era aterradora pero real. La salud de Carlos le preocupaba y pensó que podía hacer el sacrificio.

La cena la preparo Carlos, que esperaba oír buenas noticias.- ¿Y, que te dijeron?- Carlos pincho un poco de la ensalada y comió mientras esperaba la respuesta de su mujer.- El gerente...- Romina hizo una pausa, el recuero de aquel hombre la perturbaba.- me dijo que volviera mañana. Que analizarían nuestro caso y que nos daría una respuesta.- Le era difícil mentir, mas aun a su esposo que la miraba con cariño. En ese momento Romina había tomado la decisión de volver a aquella oficina.

Esa noche durmió muy mal. En su mente las situaciones que el esperaban la atormentaban. Observo a su marido mientras este dormía e intento auto convencerse que ella podría manejar la situación por el bien de los dos, que su marido estuviera bien era su único consuelo.

Al otro día su marido se levanto temprano, tenia que hacer unos trámites así que dejo a Romina sola en la cama junto a sus pensamientos. El timbre de su celular le aviso que había recibido un mensaje, la sorpresa y el odio crecieron dentro de la joven que mientras leía el mensaje, apretaba con fuerza el teléfono. "Sra. Martínez espero ansioso su visita. Quiero que entienda que de usted depende la solución total o parcial del problema. No me decepcione." El celular aterrizo fuertemente en el suelo. Tenía los ojos inyectados, no poder controlar la situación al enfurecía.

Tomo una ducha rápida, tenia no mas de una hora para encontrarse con aquel hombre repugnante. Abrió el cajón de su ropa íntima y busco la más provocativa que tenia. Era una suave prenda de seda, una diminuta tanga que se hundía profundamente entre sus piernas y sus nalgas. También eligió unas medias negras que se ajustaban firmemente a sus muslos, unos zapatos negros con taco y un vestido de noche que dejaba a descubierto casi toda su espalda. Con el vestido que había elegido no podía usar sostén, lo medito por un momento, a decir verdad se dio cuenta que era una provocación. Se vio al espejo y se sintió una prostituta, estaba a unos pocos minutos de entregar su cuerpo. Se sujeto el cabello en un rodete y pinto sus labios de un rojo intenso.

Estaba muy incomoda. En el camino a la oficina no pudo evitar notar la mirada lasciva de los hombres que pasaban junto a ella. Como la desnudaban con la mirada. El taxista que la llevo hasta la oficina no paro un segundo de mirarle las piernas y sus pechos.

Una vez en la sala de espera, escucho una suave música que provenía del interior de la oficina del gerente. Al abrir la puerta de la oficina vio a Norberto sentado en su silla con los dedos entrecruzados observándola con una gran sonrisa.-Por fin has llega- Dijo Norberto sin perderse un detalle en el cuerpo de Romina.-Lo has hecho muy bien. Esta realmente hermosa.- Romina esquivo la mirada de Norberto, que se puso de pie y se acerco a la joven que apenas había dado unos pasos dentro de la oficina.-¿Qué se dice cuando uno recibe un cumplido?- Espeto el gerente que se encontraba a unos centímetros de Romina.-Gra...gracias...- Romina estaba perdiendo el orgullo, necesitaba que la situación terminara lo mas rápido posible, no se sentía del todo bien.- Ven, pasa querida, no seas tímida.- La tomo del brazo y con decisión la encamino hasta el sillón que se encontraba contra unas de las paredes de la oficina.

Romina permaneció de pie, esperando a que el hombrecito hiciera algún movimiento o le dijera algo, pero no pasaba nada. La música era suave, parecía ser antigua. Escucho como las puertas de un pequeño mueble se abrían y unos vasos se golpeaban entre si junto a un botella de whisky.- Toma, quiero que bebas conmigo.- Norberto le sirvió un poco de whisky en el vaso y se acerco a Romina que aun permanecía de espaldas. Norberto mojo su dedo en la bebida color ámbar y trazó una simple figura sobre la espalda desnuda de Romina. Un fuerte escalofrió sacudió a la joven, que intento mantenerse lo mas rígida posible. Apretaba con fuerza sus dientes mientras sentía como los dedos de aquel hombrecito dibujaban siluetas en su espalda.- Tienes una piel muy suave y a decir verdad también hueles muy bien.- Él dejo el vaso sobre una mesita que había junto al sillón, Romina pudo sentir el aliento de Norberto acercándose a su espalda, las manos de Norberto la sujetaban de la cintura con firmeza, poco a poco los labios del hombre comenzaron a besar la espalda desnuda. Su entrepierna rozaba sutilmente las nalgas de Romina. Mientras los segundos pasaban la presión de su miembro se hacia mas notable, se paseaba de una nalga a la otra y por momentos se detenía entre ellas y presionaba hacia arriba con fuerza.

Las manos de Norberto empezaron a introducirse por dentro del vestido intentando llegas a los pechos de Romina que no hacia otra cosa que permanecer de pie, inmóvil. Con un poco de esfuerzo logro tomar uno de los senos de Romina. Norberto pudo notar que eran más grandes y firmes de lo que imaginaba. Lo empezó a amasar con fuerza, su pene se apoyaba aun mas entre las nalgas de ella. Un fuerte movimiento hizo gemir de dolor a Romina que sin queres le propino un codazo en la cabeza. El gerente cayo al suelo maldiciendo. - ¡Que haces estúpida!- Se tomaba el rostro, un gesto de dolor y furia se marco en su rostro. - ¡Veo que no entendiste nada!- El grito retumbo en la oficina, Romina no sabia que hacer, Norberto estaba furioso. El hombrecito se sentó frente al escritorio y levanto el teléfono. -Ahora vas a ver...- El no la miraba, Romina se acerco al escritorio, no sabia que decir. - ¿Hola Tomas...? ¿Todo bien? Mira no tengo mucho tiempo, ¿me harías el favor de ejecutar la hipoteca del caso Martínez?- La joven lo interrumpió. - ¡NO!... por favor, no nos haga eso...- Romina se derrumbo, los ojos de Norberto se clavaban en los de ella, las lagrimas recorrían el rostro de la joven que sollozaba arrodillada junto al escritorio. -Le pido disculpas... le prometo que no volverá a suceder. Fue un accidente.-La observo por unos segundos. -Espera Tomas. No hagas nada te llamo en un rato. Disculpa la molestia.- El gerente colgó el teléfono y se quedo mirando fijamente a Romina que aun seguía en el suelo de la oficina. La joven con los ojos llenos de lagrimas le dijo- No volverá a suceder... por favor... déme otra oportunidad. - Norberto se acerco a Romina y la ayudo a levantarse.-Bueno...bueno ya esta bien. ¿¡Arréglate quieres!? Esta hecha un desastre.- Romina se seco las lágrimas y aun un poco conmocionada arreglo su maquillaje, se acomodo el vestido, corrigió su peinado y simplemente se quedo de pie. Con un nuevo trago en la mano, Norberto se percato que por fin la joven se transformaría en su objeto de placer. Había recuperado el control de la situación, Romina era realmente muy atractiva, sus labios pintados de un intenso color rojo, sus senos se marcaban exquisitamente sobre el vestido y este se ajustaba con perfección a su cintura. Norberto se acomodo el pantalón y sin ningún recado comenzó a frotarse la entrepierna.- Me gustaría verte bailar, quiero ver cuan comprometida estas con pagar la deuda.- Romina se ruborizó, solo había bailado para Carlos en pocas ocasiones. - Pone la música que quieras, ahí esta la radio.- Con un gesto le indico en donde se encontraba la radio. La joven tímidamente cambio el dial buscando una canción apropiada. Tomo el vaso que Norberto había dejado sobre la mesa y lo bebió un sorbo en busca de coraje. Volvió sobre sus pasos y comenzó a moverse lentamente, la canción no era la mejor pero servia. Romina cerro los ojos e intento imaginarse otra situación pero le era muy difícil. Sus manos se deslizaban lentamente sobre su abdomen, su cintura se movía de izquierda a derecha en un movimiento casi hipnótico. Romina se tomo los pechos, los apretaba entre si, los masajeaba. Siguió jugando con sus pechos por un momento, Norberto aun ocultaba su erección dentro de su pantalón. Romina dio un rápido giro y quedo de espaldas, el vestido caía con perfección sobre sus nalgas. Seguía bailando con los ojos cerrados, Norberto se acercaba sin que la joven se diera cuenta. Las manos de Romina describían sus perfectas curvas se paseaban con gracia por sus delicados muslos. De pronto la música paro. Norberto se encontraba junto a la radio.- Muy bien, lo has hecho muy bien.- Romina volvió bruscamente a la realidad. – Dale, apúrate que no tenemos todo el día. Sácate el vestido que quiero verte.- Lo que mas temía se estaba volviendo realidad. Las piernas le temblaban, no quería hacerlo pero sabía que era la única manera de resolver sus problemas económicos se encontraba acorralada.

Norberto la observaba mientras Romina intentaba desbrocharse el vestido que estaba sujeto por un pequeño broche detrás de su nuca. Unos segundos después el vestido se desprendió y cayo justo hasta la altura de los pechos de Romina, la joven sostenía el vestido, impidiendo que se descubrieran sus pechos. - Apúrate.- Norberto se estaba desprendiendo la camisa. Un gran abdomen peludo quedo a la vista de los ojos de Romina. La joven retrocedió unos pasos, como una presa que intenta huir. - ¿Preferís que te lo quite yo?- Dio unos pasos hasta Romina, la joven lo detuvo con un gesto. El vestido se cayó suavemente sobre la sucia alfombra de la oficina. Romina cubría sus pezones con su brazo izquierdo y con su otra mano taba su pubis. Norberto estaba perdiendo la paciencia, se acerco a Romina y tomándola del brazo la obligo a descubrir sus pechos. El gerente se relamió al ver esos pechos desnudos, eran de un considerable tamaño, los pezones eran grandes, de un rosado intenso. Romina estaba muy asustada, paralizada, Norberto se encontraba a escasos centímetros, la tomo de las muñecas y le dijo. - Arrodíllate, ahora vas a jugar un rato conmigo.- De un tirón Romina se encontraba de rodillas frente a Norberto, el bulto en su pantalón había crecido considerablemente. - ¡Vamos! Quítame los pantalones.- Romina tomo con sus dos manos la hebilla del cinturón, luego desabrocho el botón del pantalón y bajo la cremallera lentamente intentando hacer el menor contacto posible con el miembro de Norberto. Una mancha se traslucía a través de la ropa interior, Norberto acariciaba la cabeza de Romina suavemente. Sin pensarlo demasiado bajo rápidamente los calzoncillos, un pene de unos veinte centímetros se sacudió frente a la sorpresiva mirada de Romina. Era de un color oscuro, un poco más oscuro que el resto del cuerpo de Norberto. La cabeza aun encapuchada era bastante impresionante, era grueso, diminutas venas lo recorrían de la punta hasta la base donde unos huevos peludos colgaban. Romina quiso alejarse pero él lo impidió obligándola a acercarse casi hasta el punto de rozarlo con sus labios.- Tómalo entre tus manos.- Dejo que Romina se alejara. Lentamente alzo su brazo y con la punta de los dedos, rozo el miembro de Norberto. El hombre cerro los ojos al sentir que la mano de la joven se cerraba apretando su pene. Romina estaba sorprendida, no imaginaba que un personaje como aquel podría tener una herramienta tan considerable. Apretado en su mano lo acaricio con su dedo gordo, no podía creer lo que estaba haciendo. - ¿Qué estas esperando?- Norberto la miraba fijamente, en su mirada había complicidad, los ojos de Romina esquivaron la mirada, en ese momento se sentía completamente expuesta.

La mano de la joven se deslizo hasta la base del pene, la piel se retrajo y dejo al descubierto una cabeza color rosa oscuro, casi violáceo. Brillaba bajo las luces de la oficina, del orificio salio un liquido viscoso, que lubrico la cabeza justo en el momento en que Romina volvía a deslizar su mano hacia arriba. La mano de Romina se deslizaba lentamente, como si esa acción le tomara mucho trabajo. Norberto respiraba un poco mas agitado, sus dedos encontraron los senos de la joven, pellizco suavemente el pezón, este empezó a endurecerse y hacerse mas visible. Romina estaba acalorada su respiración era mas rápida de lo normal, acelero un poco el movimiento, su mano se movía mas decididamente sobre el pene de Norberto. La mano de Romina tomaba mas ritmo, su vagina se estaba humedeciendo, no podía tolerarlo.

-Ya puedes parar...- La voz de Norberto era entrecortada. Romina freno y soltó el erecto miembro de Norberto que latía pausadamente. Sus dedos estaban humedecidos por el liquido viscoso del pene, al separar los dedos vio como unos finos hilos se unían entre ellos. -Chúpalos...- Un fuerte olor se introdujo en la nariz de Romina. -Es una pequeña muestra de lo que te espera.- Romina le imploro con la mirada, él se acerco y sin previo aviso la tomo con fuerza del pelo.- ¡Me haces daño!- Grito Romina. Una lágrima de dolor cayo sobre la alfombra.-Te aconsejo que hagas todo lo que te ordeno, no quiero tener que lastimar tu hermoso cuerpo -¡Hazlo!- Dijo ferozmente. Muy acongojada acerco su mano hasta sus labios. Tenia un olor desagradable, lentamente apoyo su dedo índice sobre sus labios y con la punta de su lengua comenzó a lamerse los dedos. Tenía un sabor extraño, como salado y realmente era desagradable sentirlo dentro de su boca.

Una ves que la joven término de chupar su mano, Norberto tomo su pene, sin dejar de masturbarse, se puso frente a Romina y apoyo su glande sobre el pezón derecho de la joven. Hizo una leve presión sobre el seno, Romina no podía dejar de ver como el miembro se deslizaba por sobre todo su pecho. - Junta las tetas, quiero meterla entre ellas.- Romina no se resistía mas, aun le dolía el tirón de pelo que había recibido. Norberto coloco su miembro entre los pechos de la joven. Romina tomo sus tetas por los costados y las apretó aplastando el tronco y dejando apenas asomada la cabeza entre ellas. Norberto estaba que explotaba, tenia esos enormes pechos para el. Romina levanto la mirada, no quería ver como el viejo aquel gozaba entre sus senos.

La tomo por los hombros y empezó a moverse, cada ves mas rápido. Su miembro se deslizaba entre los bellos senos de Romina, ella podía sentir como se humedecía su pecho por el rocé con los jugos del glande. - ¡Apriétalas mas fuerte!- continuo por unos largos minutos. Romina por mas que quiso, no pudo evitar ver como la cabeza del enorme pene se perdía entre sus tetas para volver a aparecer rebozando de esa sustancia viscosa.

Norberto estaba muy agitado, le brillaba la frente por el sudor. Apoyo una de sus manos sobre el rostro de Romina que lo miro fijamente. Acerco su dedo gordo hasta la boca de la joven y empezó a acariciar los labios de Romina. Eran carnosos y el color rojo del lápiz labial los realzaba. Romina entendió el mensaje perfectamente, soltó sus pechos dejando el miembro nuevamente al descubierto, parecía más grande que antes, las venas que lo surcaban se marcaban aun más. Romina lo tomo con su mano y acerco su rostro hasta él, Norberto estaba impaciente por sentir la calida boca de la joven en su verga.

Romina cerro sus ojos y toco la punta del glande con sus labios, el viejo se estremeció, la joven empezó a deslizar muy despacio sus labios por la cabeza. Abrió un poco más la boca y asomando su lengua lamió la base del glande. Su sabor era mas intenso, comenzó a introducirlo en su boca, realmente era de un gran tamaño. Norberto le agarro del pelo, le marcaba el ritmo, cuan profundo quería sentirse en su boca, empujo dos o tres veces con fuerza, Romina se atraganto, le costaba respirar, empujo a Norberto implorándole con la mirada que se detuviera, él sonrió y lo retiro, un hilo de saliva se extendió de la boca de Romina y alcanzo sus pechos.- Lo has hecho muy bien, ponte de pie.- Romina tenia la boca llena de saliva mezclada con las secreciones del pene, lo trago con esfuerzo, el asco que sentía era infinito. Norberto seguía meneando su miembro frente a la joven, el viejo pensaba en lo próximo que podría hacer con la dulce Romina.

Todavía llevaba puestas los zapatos, junto a las medias y la tanga de seda.- Camina hacia aquella pared.- Le dijo mientras señalaba una de las paredes.- Apoya tus manos contra ella dando me la espalda, quiero ver ese precioso culo tuyo.- Romina se coloco como se lo había indicado, su exuberante figura enloquecía al viejo. La tanga se hundía entre sus nalgas, mientras que los tacos levantaban su cola y marcaban los muslos de sus piernas apretados en las medias.-Sácate la tanga, quiero ver ese hermoso culo desnudo.- Las manos de la joven se separaron de la pared, buscaron los elásticos que apretaban su cintura. Bajo centímetro a centímetro la tanga hasta dejarla a la altura de sus muslos, su cola desnuda era un espectáculo digno de ser visto. Norberto suspiro fuerte, Romina volvió a colocar las manos contra la pared.-Ahora quiero ver como te tocas. Quiero ver como te mojas.- Romina nunca se había masturbado frente a nadie, ni siquiera frente a su marido. Se sentía humillada, voltio para ver a Norberto, se encontraba a uno o dos pasos por detrás de ella, el viejo no dejaba de mírale el culo.

Romina coloco su mano sobre su abdomen y bajo hasta sentir su escaso bello púbico, a Carlos le gustaba que se rasurara. Coloco sus dedos sobre los labios de su vagina, estaba un poco húmeda, tímidamente empezó a frotarse. Se podía ver como los dedos de Romina se asomaban por entre sus piernas, la joven estaba entre excitada y avergonzada. Presiono con suavidad su clítoris, estaba realmente mojada, introdujo dos de sus dedos en su vagina. Estaba hecha un mar de fluidos. Su respiración aumentaba, un débil gemido se escapaba de su boca. Coloco su otra mano sobre uno de sus senos, se sentía muy bien.

Norberto se ubico a unos escasos centímetros de Romina, su pene erecto casi tocaba las nalgas de la joven que se seguía masturbando y jadeando, en eso le dijo.- ¿La queres sentir?- La joven se sobresaltó un poco no se había percatado de que el viejo estuviera tan cerca. No quería responder esa pregunta, su cuerpo se lo pedía a gritos pero no quería darle la satisfacción de decirlo. Norberto iba a formular la pregunta nuevamente, cuando vio como Romina retrocedía unos milímetros, colocando sus nalgas justo sobre el miembro de Norberto. Sorprendido y excitado la tomo por los senos casi agresivamente, Romina gimió de dolor. El viejo ahora apoyaba con fuerza el tronco de su pene entre las nalgas de Romina mientras apretaba y manoseaba sus pechos.

Los dos cuerpos se frotaban mutuamente, el viejo respiraba con dificultad, la joven jadeaba, moviendo sus caderas, masturbando con sus nalgas al hombre.

La tomo por el cuello obligando a que Romina se inclinara hacia delante, la joven casi pierde el equilibrio.-Separa las piernas...- Balbuceo Norberto. La cabeza de su pene rozo el ano de Romina y siguió su camino hasta los labios de la vagina. Presiono su glande contra los labios, introduciendo su miembro lentamente. Romina gimió, sus jugos bañaban la verga venosa que seguía deslizándose hacia sus profundidades. Una y otra ves Norberto arremetía contra Romina, por momentos aceleraba el ritmo y luego se detenía dejando su miembro lo mas profundo posible dentro de la joven.

Romina sentía ese gran tronco dentro suyo, su marido estaba bien dotado, pero este hombrecito la llenaba por completo. Sentía como los testículos golpeaban contra su clítoris produciendo un chasquido que la enloquecía. Sus gemidos eran mucho más fuertes, tenía los pezones muy duros, Romina estaba por acabar.

De pronto, Romina tubo una sensación intensa que inundo su entrepierna y se ramifico por todo su cuerpo, unos espasmos contrajeron sus músculos, sus piernas se tensaron por unos segundos, sus rodillas no le respondían, cayo rendida al piso, el pene de Norberto se desprendió de ella con fuerza chocando contra el abdomen del viejo, estaba totalmente empapado en los jugos de Romina, que yacía sobre la alfombra, jadeando fuertemente.

Norberto necesitaba un descanso, dejo que la joven se recuperara, de entre las piernas de Romina unas gotas recorrieron sus muslos hasta terminar sobre el suelo. Estaba realmente agotada, no podía creer que aquel hombrecito pudiera aguantar tanto, era de envidiar. Permaneció unos minutos sobre el piso escuchando como el gerente caminaba por la oficina y se servia otro trago. Cuando abrió los ojos lo vio sentado en el sillón mirándola fijamente.- Vas a tener que recompensarme, linda.- El viejo sacudió ligeramente su vaso, lo bebió de un sorbo, su erección había desaparecido.- Acércate gateando.- Le ordenó. Romina se puso en cuatro patas y gateo hacia el sillón, sus senos se balanceaban, Norberto comenzaba a calentarse nuevamente. Romina se arrodillo entre las piernas de él, su miembro aun no estaba del todo erecto así que lo tomo entre sus dedos y se lo llevo hasta su boca.

Norberto simplemente dejo que la joven hiciera. Romina lamía suavemente su pene, se lo quitaba de la boca para saborear el tronco y volvía a engullirlo rápidamente. Completamente erecto, ocupaba toda su boca, Norberto estaba por acabar. Un primer chorro exploto contra el paladar de Romina que instintivamente quiso sacar el miembro de su boca, pero él la sostenía con fuerza mientras gemía roncamente. El espeso esperma, llenó cada rincón de la boca de Romina. El pene de Norberto abandono la dulce boca de Romina, unas gotas se deslizaron por la comisura de sus labios y recorrieron su cuello, mientras que otras cayeron sobre la sucia alfombra de la oficina.

El hombre seguía agitado, respiraba dificultosamente. Miro socarronamente a Romina y le dijo.- Ahora trágalo. Dale que ya terminamos putita.- El odio que sentía Romina por aquel hombre era inmenso, quería matarlo, torturarlo. Sus ojos inyectados de odio y lágrimas divertían a Norberto que limpiaba su entrepierna con un pañuelo de papel, y la observaba a la espera de que Romina cumpliera con su orden.

El sabor del esperma, era intenso, muy amargo. Romina se moría del asco. Sin pensarlo un segundo más trago esa enorme cantidad de semen. Sus ojos se cerraron del asco, una fuerte arcada sacudió a la joven que a punto de vomitar tapo su boca con sus manos.

Norberto aplaudía complacido, se acerco hasta romina y acaricio su rostro.- Dale, ahora vestite.- Romina se puso de pie, aun el sabor de los jugos de Norberto permanecían en su boca. Tomo rápidamente el resto del whisky que le había servido.

Completamente vestida, firmo la cancelación de la deuda. Sus problemas económicos habían terminado. Sin decir nada camino hacia la puerta de la oficina, seguida de cerca por Norberto. Romina se sentía completamente sucia, deseaba olvidar cuanto antes todo lo que había pasado en esa asquerosa oficina. Abrió la puerta y salio de aquel lugar.