Todo paso en el coche
Un viaje anodino al pueblo se puede convertir en algo maravilloso si te acompaña la mujer adecuada
La historia que os paso a comentar pasó a mediados de los años setenta, en España, yo era entoncen un adolescente de unos 14 años sin experiencia sexual, salvo por las típicas pajas para las que me valía de mi imaginación (entonces no había internet), para masturbarme me valía cualquier mujer, basta con que tuviese un buen par de tetas, el resto lo ponía yo.
La mujer de mi primera experiencia tenía por aquel entonces unos cuarenta años y era la típica mujer de la ópoca, bajita, regordeta y con unas tetas grandes y algo caídas, lo normal para una mujer de su edad y que además había dado de mamar a sus hijos.Se llamaba Jesusa y su familia y la mía éramos amigos ya que su marido y mi padre eran compañeros de trabajo.
Soliamos salir juntos las dos familas los fines de semana y nunca pensé que pudiese pasar nada con ella, era inconcebible, solamente en mis pajas en alguna que otra ocasión me la había imaginado follando conmigo, pero tampoco era lo habitual, no era mi tipo, salvo por las tetas.
Como digo eran mediados de los setenta, no era tan normal tener coche, mi familia no tenía, la suya si, un seiscientos, utilitario que en esa época tuvo un gran boom. Tampoco las leyes de tráfico eran tan rigurosas como ahora, era normal ver uno de estos coches con siete, ocho e incluso más personas, visto con la perspectiva de hoy es alucinante.
Un día quedamos para ir a su pueblo, no se muy bien porque, seguramente había que hacer alguna chapuza, ibamos a ir las dos familias al completo, Jesusa, su marido, sus dos hijos de cinco y siete años, mi madre, mi padre y yo, pero al final mi madre no pudo venir, cosa que creo que fue definitiva para lo que luego sucedió.
Ese día llegamos mi padre y yo al lugardonde tenían aparcado el coche, al poco rato bajaron ellos, ella iba vestida con una blusa abotonada y una falda roja también con botones en el centro, la falda era por encima de la rodilla, en fin, nada provocativa, era lo normal en aquella época en el que casi todas las mujeres y casi todo el tiempo las mujeres llevaban falda, cosa que por desgracia se ha ido perdiendo en esta época.
Había que meterse en el seisciento siete personas y aunque dos eran niños no era tarea fácil, al final lo resolvimos de la siguiente manera, en las dos plazas delanteras iban mi padre y su marido para que así pudieran hablar de sus cosas, en las parte trasera pusimos a un niño a cada lado, más que nada para que no se pelearan y ella se puso encima mío ya que yo era más alto y si lo hubiesemos hecho al reves no hubiesemos dejaado al conducto mirar por el espejo retrovisor.
Todo iba más o menos normal, mi padre y su marido no paraban de hablar de cosas del trabajo, los niños iban cada uno mirando por una ventanilla y nosotros pues nada, en silencio. De repente entramos en una zona algo más bacheada y noté que los botes que íbamos dando hacía que Jesusa me diese golpecitos con su culo en mi polla, no sabía lo que hacer porque notaba que poco a poco se iba poniendo dura y no sabía como iba a reaccionar ella que la tenía que estar sintiendo contra su culo sin duda, era algo mecánico, lo juro, yo no había pensado ni por un instante que eso pudiera sueceder, pero allí estaba yo con una cuarentona encima y con la polla a punto de hacerme estallar el pantalón.
De repente ella hizo un movimiento extraño y se colocó de tal manera que la raja de su culo se puso encima de mi polla, no podía dar crédito, notaba su culo a traavés de la tela de su falda y de mi pantalón, pensé que había sido sin querer e intenté pensar en otra cosa, pero ella, lejos de apartarse empezó a moverse poco a poco hacia adelante y hacia atrás, talmente como si la estuviese dando por el culo, con movimientos suaves, no pude más y me corrí, fue la mejor paja de mi vida hasta entonces y la primera que no había sido provocada por mi mano, sino por el culo de una mujer que además era como de la familia, más morbo imposible.
Al poco llegamos a nuestro destino y había que resolver otro dilema, yo tenía una mancha en el pantalón a la altura de la polla que había que tapar como fuera, opté por la solución fácil, me saqué la camisa y la puse de tal modo que no se viera la mancha, esperando que se secase pronto.
Pasamos la mañana todos en la casa, no nos encontramos a solas en ningún momento hasta poco antes de la comida, los niños estaban jugando en el patio y los mayores supongo que se había ido a tomar una cerveza.
Eso si durante ese tiempo yo había estado mirándola de reojo a ver si notaba algún cambio en ella y no observé nada, se comportaba con total normalidad, tal es así que llegué a pensar que habían sido imaginaciones mìas y todo había sido fruto del azar.
Aprovechaba esas miradas de soslayo para fijarme en sus tetas, me parecieron más bonitas de lo que había imaginado hasta entonces, las tenía grandes como ya he dicho y resaltaban por debajo de la ropa, debía de llevar un buen sujetador.
Estábamos ella y yo solos en la cocina.
- Te parecerá bonito lo que has hecho en el coche, me dijo.
- ¿Yo?, no he hecho nada.
- Venga ya, que no soy tonta, mira la macha que tienes en el pantalón, dijo subiendome la camisa, no me dirás que es que te has hecho pis a tu edad.
Yo me puse rojo de vergüenza y no sabía por donde salir.
- Ha sido sin querer, de verdad, algo puramente mecánico.
- Lo que pasa es que eres un guarro.
- Son cosas de la edad, de verdad, no he querido hacerlo.
- Bueno, valo, pero espero que no se vuelva a repetir.
- Estate tranquila, no volverá a pasar, pero tu colabora un poco.
- ¿Que estás insinuando?
- No se, ma ha parecido que tus movimientos no eran muy naturales, como si estuvieses esperando que esto pasara.
- Venga deja de decir imbecilidades.
- Vale, perdona Jesusa
- .
Me volví e iba a salir de la cocina cuando me llamó.
- Venga Javi, no pasa nada.
Se acercó y me dio dos besos en la mejilla, en ese momento sentí sus tetas clavadas en mi pecho, las pude notar a traves de la ropa y además me fijé en que tenía los pezones marcados lo que me hizo pensar, pese a mi nula experiencia que la conversación la había excitado.
Ya si que no pude evitarlo y me pasé toda la tarde mirándola, no sabía que pensar, lo había hecho aposta o fue fruto de la casualidad, lo que me hizo contestarme a esta pregunta fue lo que sucedió poco antes de iniciar el camino de vuelta, se fue al cuarto de baño y al salir puede ver que se habia quitado el sujetador, tenía las tetas más caidas, no cabía duda, algo tramaba.
Su marido también se dio cuenta, pude ver como le guiñaba un ojo a mi padre y decía algo así como ¡¡¡VIVA AFRODITA, PECHOS FUERA!!! y los dos se reían.
La prueba definitiva la tuve a la hora de volver a repartirnos en el coche, en esta ocasión ella y yo nos colocamos dentrás del asiento del conductor, mientras que los niños que iban medio dormidos ocupaban el centro y un lado.
Cuando salimos ya era de noche por lo que en cuanto abandonamos el pueblo la oscuridad fue casi total y la intimidad del coche casi absoluta.
Nada más salir de pueblo comenzó de nuevo el movimiento de su culo, yo ya estaba calenturiento y en esta ocasión se me puso tiesa casi al momento, esta vez no iba a estar pasivo, poco a poco fui acercando mi mano a su teta izquierda, mi sorpresa llegó cuando ella sin ningún remilgo cogió mi mano y la puso entera encima de su teta empezando a acariciarse con ella, yo notaba su pecho blando y granda que no cabía en mi mano y estaba en la gloria.
- Venga, sigue tu solo ahora me susurró
- Lo que quieras le dije.
Deje esa teta y le desabroché un par de botones de la blusa para poder meter la mano por dentro y empezá a tocar tetas por primera vez en mi vida, mi mayor ilusión, todo elló debíamos hacerlo en el mayor de los silencios y con el mayor de los cuidados pues sus hijos estaban al lado y su marido delante pegado a nosotros.
Le acaricié los pechos durante un rato y luego empecé con un pezón, lo cogí entre mis dedos, nunca hubiese pensado que pudiese estar tan duro y saliente, aprendí algo nuevo.
En ese momento su marido dijo.
- Vais muy callados ahí atrás.
- Es que estamos cansados dijimos los dos casi a la vez.
Ella se acercó a la cabeza de su marido para decirle algo y aprovechó el movimiento para sacarse las bragas por debajo de la falda, nunca supe como pudo hacerlo, las mujres tienen gran práctica en estas cosas, como sacarse el sujetador sin quitarse la camiseta.
- Ya sabes lo que quiero que hagas
- Si, me lo imagino
- Saqué la mano de sus tetas y la llevé a su falda, le desabroché dos botones, lo suficiente para poder meter la mano y tocarle el coño.
Yo por supuesto nunca había masturbado a una mujer, pero la naturaleza es sabia e hizo su trabajo, empecé a acariciarla como podía y a meter todo lo que podía por esa raja, al poco noté que suspiraba, estaba satisfecho, lo estaba haciendo bien.
Mientras tanto ella seguía restregando su culo contra mi polla que estaba a punto de estallar de placer.
- ¿Te está gustando el viaje? Me susurró
- Me está encantando, Jesusa, nunca pensé que un viaje puediese ser tan entretenido ¿ y a ti?
- Maravilloso.
- Nunca hubiese pensado que fueses tan fogosa.
- Ya, me lo imagino, pero hay que mantener las apariencias, parecer decente aunque seas la más puta del barrio, a mi follar me encante, si no pregúntaselo a tu padre. Por eso esta mañana disimulé, a ver de que pie cojeaabas.
- No me jodas.
- Esta mañana mismo, mientras vosotros habíais ido a por no se que para la chapuza. Además, fue él quien me dijo que haber si te espabilaba, que te estabas matando a pajas y que alguna vez te había sorprendido mirándme las tetas y yéndote poco después al servicio ¿ es verdad?
- Bueno, alguna vez si lo he hecho, pero tampoco tan a menudo.
- Nunca lo hubiese imaginado, seguí ¿y que tal folla mi padre?
- No está mal, espero comprobar algún día si tu lo superas.
- Eso está hecho, cuando quieras.
- Bueno, ya veremos me dijo.
- ¿Y tu marido que, no te hace nada?,
Poca cosa, la verdad, me tengo que buscar la vida porque el folla mal y poco. * Vaya, pues el se lo pierde, porque no serás un monumento pero tienes unas tetas colosales. * Venga, vámos a espabilar que se acaba el viaje y nos vamos a quedar a medias.
Aceleré mi sobeteo de coño y ella al mismo tiempo su sobeteo de culo y nos corrimos, tuvimos que contenernos para no mosquear a los acompañantes, peri mi corrida fue de aupa, volví a mojar el pantalón y esta vez, también su falda porque cuando nos bajamos del coche vi que tenía un manchurrón a la altura del culo, no le dije nada, ya se apañaría ella con su marido.
Antes de irnos me dio las bragas que se había quitado en el coche.
- Toma, para que te acuerdes de tu primera vez
- Las voy a guardar como oro en paño, me podías haber dado también el sujetador.
- Otro día me dijo guiñándome un ojo.
Y si, he tenido sus bragas hasta hace bien poco y de vez en cuando me han servido para sobarme la polla pensado en mi Jesusa.