Todo ocurrió en el parque (2)

Alex se siente fatal por lo que le pasó en el parque, pero la pesadilla aún no ha terminado.

Todo ocurrió en el parque. (Segunda parte)

Después de aquel mal trago y de haberme dado una ducha y haberme calmado un poco, me tumbe en la cama para reflexionar sobre lo que me había pasado. Estuve un rato pensando, de cómo ese chico se sacaba el rabo muy duro y daba la vuelta para darme por detrás y de cómo sus amigos me agarraban en círculo y ellos también me follaban.

Alguien dio algunos golpes en la puerta, era mi madre.

– Hola cariño, ¿Te apetece cenar ya? –

– No, mamá, no tengo mucha hambre – dije yo.

– Bueno…pues cuando tengas hambre bajas a la cocina. – me dijo mi madre.

En ese momento se me cayó una lágrima diciendo un simple "vale", mi madre se dio cuenta y se sentó a mi lado para preguntarme.

  • Cariño, ¿Qué te pasa? – me preguntó mi madre.

No sabía que hacer, si contárselo a mi madre o callarme.

  • No me pasa nada mama, solo que estoy cansado – mentí.

Mi madre me dio un beso, se levanto de la cama donde se había sentado para preguntarme y salió por la puerta. Me quedé pensando en mi habitación hasta el día siguiente. Había dormido muy poco aquel día pero no estaba cansado. Me levante de la cama donde había estado tumbado toda la noche pensando, fui hasta la cocina donde estaba mi padre leyendo el periódico.

  • Hola papá –

  • Hola hijo, ¿Qué tal has dormido? –

  • Bien, bastante bien – mentí

  • Ayer no cenaste ¿No? –

  • Es que no tenía mucha hambre –

  • Vale, bueno me voy con tu madre a la boda de esos amigos raritos de tu madre – dijo mi padre riéndose.

  • ¿A la boda de Gema y Luis? – pregunté yo.

  • Sí, a la boda de esos dos. – me contestó mi padre.

  • Pues suerte – dije mientras soltaba una risa de complicidad.

  • Muchas gracias hijo. – es lo último que dijo mi padre antes de salir de la cocina.

Me quedé solo en la cocina y oí a mis padres hablar, vinieron a la cocina y mi madre me dio dos besos en las mejillas.

  • Cariño nos vamos ya, que sino no llegamos ¿vale? – me dijo mi madre.

  • Vale. ¿Cuánto tiempo vais a tardar? – pregunté yo.

  • Pues un par de días – concluyó mi padre.

  • Tienes comida de sobra en la nevera – me señaló mi madre a la nevera.

  • Bueno nos vamos Alex – me dijo mi padre.

Mi madre me dio dos besos y se despidieron. Cerraron la puerta, en ese momento me quedee solo en casa durante un par de dias. Lo primero que hice fue tumbarme en el sofá y encender la tele, no tenía ganas de hacer otra cosa. Estuve viendo un programa de televisión hasta que ya me aburrí y me subí a mi habitación. Encendí el ordenador y cuando estaba cargado me metí en una página porno para aliviar tensiones. Puse uno de los videos principales que salían en la portada de aquella página.

Cada vez me iba poniendo más duro viendo como la rubia de la película le comía el rabo al chico que salía con ella. Me metí la mano por dentro del pantalón del pijama que llevaba puesto y por encima de los calzoncillos me empecé a menear el rabo.

Por fin, me la saquee y me comencé a menearme la polla peludita de unos 16centimetros y ladeada hacia la derecha.

Me empezaba a menear más fuere y más fuerte, me encantaba, y estaba disfrutando muchísimo cuando me acorde de lo sucedido con aquellos chavales, pero ya era tarde, me estaba corriendo de una forma que nunca había experimentado. Me levante ya con la polla morcillota y con una gran corrida en mi mano, me fui al baño a limpiarme, me lavé las manos y volví a mi habitación. Me conecte al Messenger para ver si podía hablar con alguno de mis amigos y olvidara de lo que había recordado durante la paja.

Me conecté y al momento se me abrió una conversación con un chico que ni siquiera creía conocer.

  • Hola chaval – me dijo el misterioso desconocido.

  • Hola ¿Te conozco? – preguntee yo.

  • Claro que me conoces, haz memoria, nos vimos por última vez ayer. – me dijo el chico del Chat.

  • ¿Ayer? – pregunte yo.

¿Quién podría ser?, yo solo había estado ese día con mis amigos y con nadie más. A no ser que fuese

  • ¿Eres el del parque? – pregunté tembloroso.

  • Bingo chavalin – me contestoo.

  • ¿Cómo has conseguido mi Messenger? – pregunté al borde de un ataque de nervios.

  • Eso no es cosa tuya, pero te voy a proponer algo, ¿Estas solo en casa? – me preguntó.

  • Sí, ¿Por qué? –

  • Por que tengo unas fotos donde salimos tu y yo jugando en el parque… ¿No querrás que todos se enteres verdad? – me dijo enviando un emoticono con un guiño.

No sabía que quería que hiciese, estaba de los nervios pensando que me iba a pasar lo peor.

  • No, claro que no quiero. –

  • Pues esta tarde vamos a quedar tú y yo en tu casa, que ayer me quedé con ganas ¿va? – me dijo.

  • ¿Y si no que? – pregunté de forma chulesca

  • Pues que todo el mundo sen enterara de lo que te mola hacer en los parques. –

  • Está bien – contesté.

  • A las cinco en tu casa, ¿Dónde vives? –

Le di mi dirección de casa, cuando termine de hablar con él cerré el ordenador, ya no quería habla con nadie más ni tampoco quería saber nada de nadie. Solo pensaba en lo que me esperaba esa tarde.

Estaba muy nervioso y cada vez se aproximaban más las cinco, decidí darme una ducha para calmar los nervios antes de que aquel chico me empezase a dar por detrás. Salí de la ducha y me sequé con una toalla roja, me vestí y me fui al salón a pasar el rato. Encendí la te le y no había más que programas de cotilleo, series y documentales de animales.

Cuando me quise dar cuentas eras las cinco menos cinco, me ponía cada vez más nervioso, y por fin sonó el timbre.

Fui hacia la puerta de entrada a la casa y la abrí despacio. El chico de ayer me miró y sonrió.

  • Hola de nuevo chiquitín – me dijo nada más verme.

  • Pasa adentro y acabemos esto cuanto antes – le dije yo con ganas de que todo pasase ya.

  • Tranquilo si tenemos toda la tarde – me dijo mientras entraba en casa.

Le pregunté que quería hacer conmigo y él me contesto que lo mismo que ayer pero esta vez más pausado y más despacito para que yo pudiese disfrutar.

  • Vete quitando la ropa chaval – me ordenó mientras yo hacia lo mismo.

Una vez que estábamos desnudo nos sentamos en el sofá y el se empezaba a hacer una paja para ponérsela bien dura, supuestamente para mí. Cuando ya la tenía durísima me miró.

  • ¿A que esperas?, dale cera – me dijo.

Me agache hacia su polla dura como una piedra al contrario que la mía, me la metí en la boca, un sabor indescriptible inundo mis papilas gustativas, empecé un vaivén de arriba hacia abajo mientras el chico soltaba pequeños gemidos.

  • Que bien lo haces puta – me decía mientras miraba el techo con cara de estar disfrutando.

Me agarró del pelo y empezó a empujarme para abajo hasta que me entrase toda en la boca. Con el pelo entre sus manos me subía y me bajaba la cabeza mientras él sufría espasmos de puro placer.

Se notaba que muchas chicas no habían probado esa polla por que el chico gozaba bastante solo con notar mi suave y húmeda boca.

  • ¿Te gusta puta? – me decía sin esperar una respuesta.

Cada vez iba más rápido y empezaba a notar un sabor en mi boca algo salado. Me detuvo en medio de la mamada y me miro a la cara.

  • Todavía no quiero correrme, te voy a dar por detrás ¿va? – me dijo como si yo dijese que no iba a importar algo.

Se colocó detrás de mí, pasó su mano por su lengua y la humedeció para seguidamente pasármela por detrás. Me empezó a meter un dedo, a mí ya me dolía, pues solo la noche anterior me habían dado por detrás. Cada vez lo iba metiendo más y más hasta que entró completo.

  • Ya estas preparado – me dijo.

  • Por favor, solo pido una cosa, no me hagas mucho daño – dije yo con cara de dolor.

  • Tranquila princesita, se que eres muy delicada. –

Me empezó a dar poco a poco por detrás, tranquilamente como me prometió y comenzó metiéndome la punta del nabo y cada vez un poco más.

  • ¿Te gusta? ¿Estas disfrutando?

No contesté, entonces el chico me pego el la cabeza gritándome que me había hecho una pregunta.

  • Sí, me gusta – mentí por miedo a que tomase represalias peores.

  • Así me gusta, como una chica obediente. – me dijo él.

Cada vez las embestidas eran mas duras y me dolían más pero también de vez en cuando soltaba algún gemido por que sorprendentemente el dolor se convertía en placer. Seguí gimiendo poco a poco y él otro chico igual que yo. Me decía que se notaba que era una puta por que disfrutaba.

Cuando estaba punto de correrse me la sacó muy rápido y corrió hacia mi cara, metiéndomela en la boca y soltando varios trallazos de leche que me llegaron hasta la garganta, era un sabor nuevo, algo amargo y salado.

  • Trágatelo – me dijo y asii lo hice.

  • ¿Te gusta? – me volvió a decir.

  • Si, me gusta mucho – mentí para que no me pasase nada.

Cuando ya me había tragado todo me dijo que se la limpiase y así lo hice, me la volví a meter en la boca, y empecé a chupar hasta dejarla completamente limpia. Dio un suspiro al terminar de hacerlo. Se comenzó a vestir y cuando terminó de hacerlo se levanto del sofá.

  • Lo has hecho muy bien princesa – me dijo

Justo después me asestó un beso en la boca y me metió la lengua hasta adentro como intentando saborear lo poco que quedaba de la leche que había dejado en mi boca y después cogió el abrigo con el que había venido y se fue cerrando la puerta de la calle.

Me quede sentado en el sofá del salón totalmente desnudo y con el gusto de la lefa en mi boca.

Continuará

Espero que te haya gustado el relato. Si quieres puedes escribirme a kikox_10@hotmail.es para contarme si te ha gustado el relato y seguro que te responderé.

Gracias.