Todo ocurrió de forma fortuita III
El resto de la tarde transcurrió con normalidad, nuestros hijos estuvieron muy relajados, Carlos y yo mantuvimos alguna mirada cruzada y caliente, sobre todo después de lo sucedido en el garaje y nuestras mujeres se pasaron la tarde entre sonrisas cómplices, riendo y comentando cosas entre ellas.
Al despedirnos, Carlos me dijo un hasta el lunes que me pareció muy lejano por las ganas que tenía de tenerle nuevamente entre mis brazos y nuestras mujeres se despidieron quedando también para el lunes por la tarde, por lo que me veía obligado a recoger por la tarde ese día a los críos.
Ya en el coche, le pregunté a Marisa por Carmen
Yo: Marisa ,que tal con Carmen, le conocías?
Marisa: Al principio no, pero me fue recordando de episodios de nuestra niñez y juventud, y de lo sucedido con algunas amigas que teníamos en común.
Yo: parecía que os lo estabais pasando muy bien
Marisa: Es que me recordó algo que sucedió entre ella y yo cuando teníamos unos 12 años y que lo tenía olvidado.
Yo: Y que fue eso?
Marisa: Nada, cosas de niñas.
Eso me dejo un poco perplejo, pues no era normal que no me contase esas cosas, sobre todo si eran cosas sin importancia.
El lunes cuando coincidí con Carlos y mientras íbamos a su despacho, los dos estábamos con ganas, le comenté la conversación y me dijo que a él le había pasado algo parecido, que Carmen se sonrió pero no le dijo cuál era el episodio que había sucedido en su juventud, pero que si le dijo que Marisa en el colegio era una preciosidad y que varias chicas estaban deseando estar con ella.
Al entrar a su despacho, no llegamos hasta la habitación, empezamos a besarnos y desnudarnos mutuamente mientras entrábamos, teníamos prisa aguzada por las dudas derivadas del episodio Carmen – Marisa.
Nos cogimos mutuamente de las pollas como si fuese la última vez y mientras nuestras lenguas seguían enrollándose en un baile sin fin, nos pajeábamos de pie frente de su mesa de despacho y del sofá.
Después de un rato en esa posición, Carlos me obligó a arrodillarme para que le hiciera una felación.
Alex: quiero que me la chupes, quiero que sentirte solo para mi y quiero que lo hagas como lo hace Marisa contigo.
Ese comentario me descolocó en un principio, pero me enardeció porque esas cosas entraban dentro de una de mis fantasías.
Yo, ya de rodillas, me acerqué a su polla, me quedé mirándola como la primera vez, dura y tiesa, con su capullo tierno y sonrosado, pero grande y gorda.
Saqué mi lengua y comencé a recorrerla, con pasión pero sin prisas, mis manos fueron a sus huevos jugando con ellos, tocándolos con suavidad, notando sus pelotas dentro del receptáculo.
Carlos comenzó a suspirar mientras sus manos me cogían de la cabeza jugando con mi pelo, abrió sus piernas dándome a entender que quería mas, por lo que deslicé una de mis manos a su culo, mis dedos comenzaron a rodear su agujero, mientras mi boca ya en su capullo se lo metió dentro y comencé a utilizar mis labios para follarle.
Mi dedo corazón, presionó en su culo, nunca antes le había penetrado, siempre él me lo había hecho a mí, pero esta vez quería desarrollar esa experiencia, así que metí mi dedo en su culo y comencé a moverlo
Carlos: Alex que quieres?
Yo: Carlos, esta vez quiero ser yo quien te posea, quiero sentirme dentro de ti y que mi leche inunde tu interior.
Carlos: Alex, nunca lo hemos hecho así, yo no estoy acostumbrado a ello
Yo: Carlos, tampoco yo estaba acostumbrado la primera vez y fue todo de maravilla, además mi polla no es tan grande como la tuya, así que tranquilo que no te dolerá.
Nuevamente seguí con mi trabajo, esta vez con mis dedos hurgando en su interior, moviéndolos, deleitándome y abriendo ese agujero que en poco tiempo iba a perforar.
Mi boca, ayudada por sus manos, comenzó un vaivén de mete-saca con su polla dentro que hacía que Carlos no dejase de gemir.
Esta situación me encendía e hizo que mi polla estuviese ya dura.
Después de unos minutos en los que mis dedos perforaron su culo con facilidad y Carlos estaba ardiendo, me levanté y le dije que me la chupara un poco para que estuviese mojada, se agacho y se la metió en la boca sin preámbulos, me recordó la tarde del sábado en su garaje, lo hacía con maestría y en poco tiempo mi polla estaba en plena forma para comenzar su nuevo itinerario.
Le levante y le hice tumbarse de espaldas en el borde de la mesa de despacho, apartando papeles que había por encima, levanté sus piernas y miré. Su agujero estaba abierto para mi, pero aun así acerque mi lengua para rociarlo con mi saliva y facilitar mi entrada.
Puse mi polla en su agujero y presioné; entró más fácil de lo que pensé y tras un gemido por parte de Carlos, comencé a follarle lentamente.
Mi polla menor que la de él se deslizaba con facilidad, pero verle a él tumbado, gimiendo, con su culo a mi disposición y viendo como entraba y salía mi polla de su culo, hizo que tuviera un estremecimiento.
Yo: Carlos, me encanta esta sensación, me gusta estar dentro de ti y creo que ahora si somos el uno para el otro, quiero correrme dentro, quiero echarte toda mi leche caliente y que sientas como recorre tu interior.
El comenzó a mover su polla con su mano, mientras gemía, los dos nos acompasábamos en el movimiento, su mano y mi polla iban al unísono, hasta que tras pegar un grito, manó de su polla un chorro de líquido blanco, que le empapo su pecho, sus manos y me salto a la cara.
No pude aguantar mas, ese manantial que había visto salir de su polla, caliente y hermoso hizo que yo también llegase, corriéndome como un poseso, gritando su nombre y llenándole de semen todo su interior.
Tardé un rato en vaciarme y sacar mi polla de su escondrijo. Carlos me miraba con una sonrisa de placer y cariño, a lo que yo respondí diciéndole:
Yo: Me gustas y quiero que sigamos juntos mucho tiempo.
El: Alex, si tu mujer chupa como lo has hecho, quiero que alguna vez me lo haga, porque ha sido maravilloso, he estado a punto de correrme en tu boca por lo menos tres veces.
Mi carcajada atronó su despacho, y le dije:
Yo: No, si al final te va a gustar mas ella que yo.
El: Eso si que no, pero me gustaría teneros a los dos
Yo: A mi también teneros a los tres , y soltamos una sonora carcajada.
Una vez ya relajados y descargados, nos vestimos y le dije:
Yo: Dentro de dos semanas es el cumpleaños de Marisa, los críos ese fin de semana se van a ir a casa de sus abuelos y pensábamos ir a cenar fuera ese sábado. Que te parece si montamos una fiesta para la tarde del sábado-noche, hacemos una barbacoa y os quedáis a dormir en casa?
Yo: Quizás tendríamos la oportunidad de pegarnos un baño en la piscina por la tarde los cuatro y así podemos ver a las nuestras en bikini, y despistarnos los dos un rato para darnos un homenaje.
El: Por mi parte no hay ningún problema, habla con Marisa y que sea ella la que le invite a Carmen, así no parece que sea cosa nuestra.
Una vez vestidos, nos volvimos a besar y aunque Carlos me rozó con su mano mi polla, entendimos que ambos nos debíamos ocupar de nuestras obligaciones y nos despedimos hasta el día siguiente.
Por la tarde tuve que ir a recoger a los críos ya que Marisa y Carmen habían quedado, y me dirigí a casa. Tras preparar la cena de los críos y mientras ellos estaban terminando de hacer los deberes, le llame a Marisa:
Yo: Hola Marisa, que tal va todo?
Marisa: Muy bien, estoy con Carmen y hemos decidido quedarnos a cenar en algún restaurante, así que no me esperes a cenar, ni levantado, porque no sé a que hora llegaré.
Yo: Vale, no hay problema, dale un beso a Carmen de mi parte y ser buenas.
Tras esa conversación decidí llamar a Carlos:
Yo: Carlos, has hablado con Carmen?
Carlos: Si, hace como media hora, me ha dicho que estaba con Marisa, que iban en el coche y que se quedaban a cenar, que no le esperara y que probablemente llegarían tarde. Le he preguntado a donde iban a ir y que iban a hacer y me ha contestado, que a ver si a su edad le iba a pedir explicaciones.
Carlos: La verdad, me he quedado bastante sorprendido porque Carmen no suele salir con amigas por la noche y si alguna vez ha salido, vuelve muy pronto.
Yo: Bueno, será que están muy bien las dos juntas, y tienen muchas cosas que compartir y contar de su estancia en el Colegio y su vida posterior. Bueno Carlos, voy a cenar con mis hijos y luego me iré a la cama a leer un poco ya dormir.
Carlos: Yo también, pero antes de leer un libro, recordaré el episodio de esta tarde y es posible que me haga una paja pensando en ti.
Yo: No es mal plan, quizás cambie yo también el libro por lo mismo. Adios Carlos, amor, y hasta mañana.
Tras cenar con los críos y dejarles viendo la TV con el compromiso de que se acostasen pronto, me dirigí a mi dormitorio, me desnudé y me puse de píe delante del espejo.
Mientras me miraba en él, cogí mi polla y comencé a moverla, mi mano izquierda me acariciaba el pecho, mis dedos de esa mano jugaban con mis pezones, mientras mi mano derecha me pajeaba.
Recordaba cada instante vivido esa mañana, la polla de Carlos en mi boca, a punto de explotar, mis dedos entrando y saliendo de su culo, su boca mojándome la polla para que entrase mejor, y por último mi polla entrando y saliendo de su culo, resbalando por él y dándome placer, hasta que cerrando los ojos mi leche comenzó a salir, mi polla escupía mi semen, mojando el espejo y el suelo a la par que mi mano.
Un vez terminado, me dediqué a limpiar lo manchado y tras pegarme una ducha me fui a la cama con el libro, pero no podía leer, me acordaba de la respuesta de Marisa y de la charla entre Carmen y Carlos.
No sabía que, pero algo estaba sucediendo y yo no lo sabía.
Decidí que no me iba a preocupar mas y apagando la luz intenté dormir.
Mas que dormir fue un duerme-vela, hasta que a eso de las cuatro sentí a Marisa que se metía en la cama, me daba un beso en la mejilla y tras girarme hacia ella, me dijo que lo había pasado muy bien y que estaba muy cansada.
Eso me despejó aún más y mientras ella respiraba fuerte y dormía, yo comencé a darle vueltas a todo lo sucedido en el último año, mi encuentro con Carlos, nuestros encuentros secretos, nuestra relación de cariño y sexo, nuestros matrimonios, nuestras fantasías y nuestro futuro; hasta que finalmente y fruto del cansancio me quedé dormido.
A la mañana siguiente yo me levanté como siempre antes que Marisa para despertar a los críos y ponerles en marcha, y cuando estaban desayunando bajó Marisa y tras un beso rápido y un buenos días, me apresuré a preguntarle que le parecía si celebrábamos su cumpleaños con Carlos y Carmen.
Ella, mirándome a los ojos me dijo:
Alex, parece que me has adivinado el pensamiento, porque ayer por la noche le comenté en la cena eso a Carmen y le dije que ya que los niños estaban con los abuelos, podríamos pasar el fin de semana aquí en nuestra casa y como estaba anunciado buen tiempo, que se trajesen el traje de baño.
Ella: Espero no te moleste que lo haya hecho sin haberte consultado?
Yo me quedé mudo, y sin saber que responder, hasta que le contesté:
Marisa, me parece buena idea, además es la celebración de tu cumpleaños y tú eres quien debes decidir que es lo que te gustaría. Hablaré con Carlos y prepararemos nosotros el tema de comida y bebida para el ese fin de semana.
La charla con Carlos esa mañana en el desayuno fue de risa, se quedó mudo porque Carmen no le había dicho aún nada y porque nuestro plan se estaba cumpliendo. Decidimos que teníamos que hablar con más tranquilidad de que hacer y que preparar.
Como él tenía una reunión esa mañana, no podíamos ir a su despacho, asi que decidimos meternos en el baño de la cafetería.
Una vez allí y sin miedo de que nos viera alguien, comenzamos a besarnos y a tocarnos hasta meternos en uno de los WC, donde nos bajamos los pantalones y nos hicimos una paja mutuamente, mirándonos y besándonos al mismo tiempo.
La verdad, cuando salimos (no había nadie) pensábamos en quien entrase después en ese servicio, y lo que se iba a encontrar, por lo que Carlos en un arrebato, se dio la vuelta, entró en él y dejo un billete de 5 euros encima de la taza del wáter diciéndome:
Los males con dinero, son menos males.
De lo que sucedió a partir de entonces, de los preparativos y de la celebración comentaré en el próximo capítulo……