Todo lo que nunca hice bien 5

Probando boca

-Quiero una mamada-susurra de pronto

Y no me lo puedo creer. Me ha dejado hecha polvo después del momento del cinturón y pretende que ahora se la chupe. Va fino. Me río un tanto histéricamente, hundiendo la cara en el colchón, porque no me puedo creer que me esté pidiendo eso. Noto como toma un puñado de mi pelo y me alza la cara lo suficiente para que nos miremos a los ojos.

-Me alegro que te lo tomes con tanta felicidad.

Agarro su muñeca, la de la mano que me sujeta, intentando aliviar el tirón.

-Oh, no es por eso. Estaba pensando que vas a necesitar mucha flexibilidad.

-Yo que tú zorrita, en vez de pensar, rezaba más por tener la boca lo suficiente grande, porque te la voy a meter entera, haya sitio o no.

Tira para ponerme en pie con violencia y sin muchos miramientos consigue sacarme de la cama y colocarme de rodillas delante de él, hacia un lateral. Le miro desde abajo con cansancio. El culo me arde y el contacto con mis pies fríos lo alivia, pero también le hace daño. Me cabreo recordando lo que me ha obligado a decirle mientras me pegaba. Porque es lo que acaba de hacer, pegarme. Noto como a mi corazón se le dispara el ritmo de los latidos cuando asimilo lo que me ha hecho. Me ha pegado y yo le he dicho que iba a ser una buena chica. Que mierda. Luca era tan retorcido y manipulador que había conseguido llevarme a la cama después de tantos años de esquivarnos. Seguramente porque no soporta que nadie le diga que no y yo he sido esa chica. El problema es que no solo voy a tener sexo con él, esto es todavía mucho más íntimo, mas intenso, y en nuestra relación, mucho más humillante para mí.

Mueve los dedos a la parte baja de mi cabeza y me alza la cara con fuerza. Para él solo soy una mujer subyugada, a punto de darle por las buenas o por las malas lo que quiere. Introduce el dedo índice de su otra mano en mi boca.

  • Chupa

Muerdo.

Arranca con fuerza el dedo de mi boca, porque no ha sido un mordisco cariñoso, sino un verdadero bocado en el que se aprecia claramente mis dientes.

-Joder-mira su dedo, después de vuelta a mí. Me aúpa de nuevo, estirando mi espalda ejerciendo fuerza

-No te voy a chupar. Ni el dedo ni la polla ni nada-y ahí está de nuevo mi acto de rebelión.

Le oigo suspirar con cansancio. Si él está harto que se imagine como estoy yo. Pero pasa de estar calmado y resignado a alzarme con fuerza hacia él, dejándome totalmente estirada de rodillas, acercando nuestras caras.

-¿Qué no vas a chupármela?-sonríe como un loco e intento alejarme, pero no me lo permite sosteniéndome con el pelo. Con fuerza estrella la palma de la mano contra mi culo. Chillo de puro dolor-¿No…-lame mi mejilla-… vas a chupármela?-me lo pregunta tan tranquilo. –zorrita consentida-y otro azote en el mismo sitio

Le odio. Le odio con todo mis ser. Quiero venganza, quiero sacarle los ojos y hacérselos comer. No puedo más, le escupo en la cara, justo sobre su mejilla.

Hacía tiempo que no veía a nadie con un rostro tan sorprendido. Bien, asombrar a alguien nunca es fácil, pero coger desprevenido a Luca, eso, amigos, era un jodido reto. Estoy esperando por un golpe, algo de dolor, algo de castigo, pero como un puto loco se empieza a reír tan alto que me asusta. Me suelta con suavidad y me alejo con rapidez de él, arrastrándome hacia atrás por el suelo, totalmente convencida de que ha perdido la cabeza. En parte me da pena. Observo como se limpia pasando su mano por encima de su mejilla, yo limpio la mía. Cuando acaba me mira sentado desde la cama y sonríe, pero no se trata de una sonrisa amigable, parece un demonio a punto de hacer un pecado. Es una sonrisa de depredador a punto de matar.

-Me estás poniendo a prueba y no te lo aconsejo.

Es gracioso que piense que yo soy quien está tirando de la goma.

-No pongo a prueba nada. Te repito lo que te dije antes, tú, en tu demanda, dijiste sexo, no maltrato con un cinturón.

Niega con la cabeza como si más que conmigo, estuviese hablando consigo mismo. Después me mira rabiado.

-Ven a chuparme la polla-ha marcado cada palabra con fuerza.

No quiero hacerlo, pero tampoco quiero que haya consecuencias. Al menos intento animarme al pensar que le he escupido. Me pongo en pie y camino hacia él.

-¿Qué haces?-me mira con las cejas fruncidas, deteniendo con su voz totalmente mi avance

-¿Qué te parece?

  • Ven gateando, a cuatro patas. Las perras no se ponen de pie así

Me quedo quieta observándole para ver si lo está diciendo en serio, pero solo me mira con los ojos que más que azules parecen negros ahora mismo ¿Por qué no deja de presionar? Cada vez que cumplo algo lo lleva más allá, exige y pide. Me obligo a arrodillarme y a caminar a cuatro gatas, con las mejillas tan rojas que seguramente parezco un tomate. Cuando llego a cobijarme a sus piernas es bueno y malo.

Luca me agarra el pelo con la otra mano para impulsarme contra el borde de la cama, hacia su bragueta. Pongo una mano contra la colcha y me quedo mirando hacia la zona. No se me dan bien ese tipo de trabajos. Viendo como está siendo conducido esto, no va a haber frenos, ni marcha atrás.

-Desabróchalos

Noto de nuevo el culo caliente contra mis pies fríos. Me retuerzo un poco buscando calmar el picor pero él solo aprieta más sus dedos contra mi pelo, tirando de mi cuero cabelludo. Maúllo en respuesta.

-Venga, zorrita, no se quitan solos

Le miro a los ojos. Está estático, impasible. Tiene las pupilas dilatadas y la boca firme con los labios apretados entre sí. Está comprimiendo los dientes. Veo mucha furia

-Cálmate-le intento pedir.

Sé que es él quien va a manejar, y no quiero que lo haga en ese estado. No, si quiero salir entera.

-¿Qué me calme yo? Comienza de una vez o cojo de nuevo el cinturón por tu rabieta anterior.

No aspiro a eso así que llevo una mano temblorosa hacia el botón de sus pantalones. No quiero hacerlo, pero tenemos un trato y sabía que antes o después esto llegaría. No consigo desabrocharlo con una mano así que finalmente pongo a ambas a trabajar. Él se levanta un poco y tira de los pantalones y los calzoncillos a la vez, hasta los tobillos. Su polla se alza hacia arriba, nunca la había visto hasta entonces, y menos tan de cerca. Noto el calor que desprende. Está hinchada, lista y es grande. Demasiado grande. Un estremecimiento me recorre. Dejo de mirarla para volverme a su cara. Estoy roja.

-¿Impresionada?

-No especialmente-le miento

-Cuéntame después de la experiencia. –y me sonríe cruelmente. Tengo la sensación de que no va a ser un buen rato. -¿A qué esperas gatita?

A saber qué hacer. No tengo práctica con esto y no quiero empezar ahora y en este estado de ánimo a experimentar. Aunque por otro lado si lo hago mal que se joda, mejor para mí.

Acerco lentamente mi mano derecha hacia su eje. Antes de llegar, su mano me da un manotazo sobre el dorso. Intento alejarme mientras se me escapa un pequeño gritito, pero con la sujeción del pelo no me deja ir muy lejos

-¿a qué viene eso?

-Nada de manos, solo con la boca como las buenas putitas. –suena ronco. Está excitado, eso seguro.

-No. –he intento alcanzarle mientras me quejo, pero de nuevo me aparta la mano-no voy a pasar por eso.

Con un suspiro irritado se levanta, soltándome ¿Así de fácil? Camina a mi espalda y yo me quedó aun arrodillada, medio embobada porque por primera vez parece que hemos llegado al límite ambos. Rápido siento que me agarran ambas muñecas y con habilidad pasmosa estoy atada. Ha utilizado el cinturón de nuevo, apretándolo al máximo y duele. No me ha dado tiempo ni a enfrentarme. De nuevo toma su sitio mientras yo retuerzo mis brazos y muñecas.

-No vas a soltarte, hazme caso.-No renuncio a ello e intento alejarme de nuevo, solo para conseguir que me agarre con fuerza el pelo otra jodida vez. Iba a quedarme calva. Con el poco equilibrio que tengo me obliga a auparme en mis rodillas tambaleándome. Todos los aspavientos que hago dificultan que me mantenga equilibrada y empujan mi pecho hacia afuera.

-Por favor, hace daño

De pronto me abofetea con fuerza

-Eso, gatita, era justamente lo que quería

Gimo rabiada. Con insistencia presiona para acercar mi boca a su entrepierna.

-Espera-musito angustiada intentando ganar tiempo. No sé qué hacer, no se-espera por favor

Estoy al borde de las lágrimas por el estrés y porque el cinturón me está haciendo daño de nuevo, y porque me escuece el culo y la cara y mis rodillas están cansadas de esa situación.

-Vamos, abre la boquita

Mi nariz está un milímetro de él. Lo huelo. Sexo.

-No sé cómo hacerlo, de verdad. –sueno como una niña pequeña angustiada, y eso me deprime aún más.

-ssshh.-me acaricia la cabeza con suavidad- Lame

Dudo un segundo pero aprieta los dedos sobre mi cabello instándome a continuar

Simplemente sigo su orden. Con la lengua le doy una lamida rápida.

-Lame más profundo-Pedaleo su sabor

Le recorro toda la longitud, después de hacerlo varias veces, a una lentitud pasmosa, él me dirige con su agarre hacia la punta. Arrastro con suavidad la lengua y le oigo gruñir. Saboreo el líquido pre seminal en mi boca.

-Eso es, te voy a convertir en una experta. Y adicta.

Lo repito dos veces más para después volver a lamer el resto. Pasa de estar seco, salvo la punta, a resbaladizo por mi saliva. De nuevo el mismo me dirige a la punta

-Ahora mételo en la boca.

Le miro a la cara mientras lo hago. Tienes los ojos calvados en los míos, totalmente concentrado.  Sus facciones están tensa, pero no de rabia o cólera. Parece a punto de explotar. Lo introduzco algo en la boca saboreándolo completamente. Es extraño. Caliente y suave. Me aparto respirando. Su mano suelta el puño del pelo y la abre para empujar hacia él

-No, no, las putitas como tú lo toman más profundo

Y me obliga a tomarlo, pero hacia la mitad me siento tan ahogada que me encuentro tirando hacia atrás con fuerza, angustiada. Su mano en mi cabeza empuja hacia delante sin violencia pero de forma constante. Intento apartarme y mis puños se cierran. Gruño

-¿Qué pasa? ¿No tienes hueco para más?, porque aún queda casi otro tanto.

Gimo alrededor de su polla. Nadie se puede acostumbrar a tener algo en la boca de forma tan profunda. Quiero apartarme, pero no me da ni un milímetro. Tiro hacia atrás con fuerza.

-Igual es que antes tuviste un momento de sordera pero ya te dije, que iba a entrar entera.

Miro lo que me queda por delante y los ojos se me llenan de lágrimas. No entra. No puede entra. Después de unos segundos aparte de notar como la saliva empieza a resbalar por mi labio inferior, me he acostumbrado y soy capaz de tomar aire por la nariz.

-Gatita,-levanto la cabeza lo que puedo para observarle. Le veo sonreír- así callada eres un jodido sueño

Saco algo los dientes contra su piel. No hace nada. No sé si cree que no me atreveré o que le da igual pero finalmente me da algo de espacio y yo respiro con comodidad cuando solo la punta se apoya en la entrada de mi boca. Con su mano libre recoge la saliva que cuelga de mi boca. Es asqueroso al menos para mí. De nuevo empuja mi cabeza hacia delante. Entra con comodidad hasta donde estaba y lo fuerza algo más. Gimo preocupada pero a la vez la unión de mis piernas arde.

-Más- No -Si

Me da una arcada pero no me deja retirarme. Se me han llenado los ojos de agua y comienzo a toser. Me suelta.

-No tanto, no puedo meter…-con fuerza lo hunde hasta donde estaba y no me deja apartarme hasta que de un golpe ejerce la última presión para introducirlo totalmente mientras mi nariz se hunde en la parte baja de su barriga. Intento retirarme con pánico

-SShhh, quieta gatita, quieta.

Le miro con odio desde abajo.  Él tiene las facciones aún más tensas pero me regala una sonrisa socarrona. Aprieto los dientes algo, amenazándolo. Alza una ceja

-¿Dónde está la niña buena?

Por fin me suelta y yo me retiro rápido mientras un hilo de saliva queda uniéndonos. Lo aparto de un movimiento brusco de cabeza hacia la izquierda pero se viene conmigo. Con asco intento limpiarlo. Me gustaría tener las manos libres, al menos para eso.

-Que escrupulosa eres-me dice mientras me limpia de nuevo

-Me gustaría ver como comes tú una polla

Agarrándome de la barbilla toma con su otra mano la base de su pene y me da unos golpes con él en la mejilla

-¿Qué te he dicho de hablar mal? Si no puedes controlarte será mejor taparte la boca

Y vuelvo a acercarme a su sexo. Que humillante

-Vas a arrepentirte de todo esto-digo entre dientes

Él sonríe. Y con fuerza la introduce de nuevo entera. Esta vez vuelve a agarrarme el pelo y me mueve a delante y atrás con rapidez. Me dan arcadas pero no se aparta

-Pobre putita, has metido en la boca más de lo que puedes tragar ¿eh?

Gruño y aprieto mis manos mientras él aumenta la velocidad. Intento acompasar el ritmo.

-Esa furia…esa carita de altivez. Que ganas tenia de este momento.

Las lágrimas caen por mis mejillas y noto como se hincha aún más su polla en mi boca.

Me aparta de un movimiento y levantándose el pene lleno de saliva me hunde en sus huevos

-Chupa, y lame bien.-Hago lo que me manda, con lo que me dice el instinto-Eso es.

Después de un par de minutos ahí, vuelve a metérmela de un golpe.

-Trágatelo, todo. Una sola gota fuera y vas a dormir en esa preciosa terraza que tienes, desnuda, atada y a la vista de todo vecino.

Saca la polla del todo

-¿Vas a tragártelo todo gatita?

¿Qué otra opción tenía?

-Si, Señor-de las respuestas más indignantes que he dado.

Con esas se hunde de nuevo y se corre en la base de mi garganta con un gruñido ronco, de satisfacción. Me atraganto y en un primer momento tengo un pequeño momento de pánico al ver que voy a toser y escupirlo todo pero consigo tragar. Por unos segundos mantiene su polla en la entrada de mi boca mientras sigue semi-erecta después del orgasmo. Tomándome del pelo me echa la cabeza hacia atrás.

-Abre la boca

La abro todo lo que puedo.

-Muy bien zorrita-supongo que lo dice porque no ha quedado nada. Para mi sorpresa me escupe dentro-Trágalo también. Eso por el regalito que me diste antes

Con asco lo uno con todo lo demás que se está revolviendo en mi estómago.