Todo lo que nunca hice bien 16

Decisiones y más juegos

Las piernas temblorosas no sostendrían mi peso de no ser porque un chico me sujeta fuerte, estable y suavemente mi cuerpo. Estoy recostada contra él envuelta en un abrazo demasiado íntimo para el sexo casual. Su respiración choca contra mi nuca y se siente bien. Me palpita todo el cuerpo al ritmo de los latidos del corazón. A sido intenso, hay cosas que no se pueden negar, y sucio, muy sucio. Mis ojos enfocan a mi alrededor y los niveles de adrenalina y éxtasis bajan de pronto, sintiéndome estúpida con la ropa revuelta dentro de un baño con un tipo que no conozco. Me aparto de él con suavidad, sin ruido, mientas que, de nuevo, me asaltan todas esas emociones morales que te preguntan qué has hecho, qué coño pasaba por tu cabeza, te dicen que esto no es propio de ti, que corras.

No es momento de presentar batalla conmigo misma. Si dice que corra correré. Me alzo el tanga dado de si para cubrir mis partes débiles y me recoloco el sujetador. Recojo el vestido abandonado en el suelo.

-Vas a huir

Las palabras son susurradas detrás de mí mientras me recoloco el vestido. Me estremezco. Suenan suaves, una afirmación tranquila, esperada.

-Ha estado bien, pero mejor dejarlo aquí.

Se lo digo sin mirarlo mientras me recoloco la vestimenta con manos nerviosas. Me dispongo a salir con los ojos bajos. No quiero alzarlos porque se que su cara me mostrará algo que no me gustaría ver.

-Rouge-detiene mi salida indigna colocando el brazo sobre la puerta. Sigo sin mirarle, solo observo su mano, es grande, morena y me da ganas de enlazarla con la mía, lo que me indica que tengo que salir pitando de ahí-no me gustan las filles que huyen.

No tengo una respuesta graciosa para ahora. Quiero salir del baño, ir a mi casa y escoder la vergüenza. Su cuerpo se acerca al mío, cediendo calor y tranquilidad.

-Mis mujeres tienen que saber pedir las cosas, ser atrevidas.

-¿Mujeres?-lo he escupido

-Hablo de las chicas con las que me acuesto

-Es una buena conversación post coital-le medio acuso. No quiero pensar en cuantas chicas han caído a sus encantos como yo, cuantas veces ha hecho esto, con cuantas me ha comparado. Su mano sigue taponando mi salida  y yo aún sigo mirándola.

-Rouge-me alza la cara hacia él tomando mi barbilla con su otra mano. Me aparto sin mirarle mas furiosa conmigo que con él-No te arrepientas, a los dos nos ha gustado. Yo estoy como loco por repetir.

Repetir. Cinco minutos han pasado desde que no tengo su polla dentro y ya me estoy replanteando reiterar errores. Pienso en mi trabajo y las veces que me toparé con este hombre. Un amigo de mi jefe, de mi nuevo jefe. No creo que sea buena idea mezclarme con él.

-Creo...-alzo la mirada lentamente hasta encontrarme con su cara. Joder, sigue siendo igual de guapo y tiene esa sonrisa tranquila-...creo que es mejor dejarlo aquí Dani

No debería haber pronunciado su nombre. Lo hace íntimo. Me gusta como suena en mis labios y a él le gusta oírlo,porque al pronunciarlo me ha mirado a la boca con ganas. Ganas de todo. Las mismas ganas que se extienden de nuevo lentamente por mi cuerpo. Necesito controlarme.

-Me gustas-lo dice fácilmente mientras me recorre la cara con suavidad.

No se que contestar ante eso ¿Qué si me gusta él? Es obvio que sí, entonces ¿por qué me cuesta tanto decírselo? ¿ Por qué no irme con él como prometí? Mi moralidad me lo impide, mi sentido común, mi razocinio. Todo lo demás esá prendado de él.

-Yo...-de nuevo dudo, nunca he estado en una situación así. Nuestros ojos se encuentran y me sonríen con tranquilidad.-no es buena idea.-susurro cobarde bajando la mirada

-No estés así-sonríe-entiendo que te cueste.-baja la mano dejandome vía libre para huir-solo cuando te apetezca o te veas mas preparada dime.

Le observo por lo fácil que lleva las cosas, por no presionar, por entenderme. No parecía un tipo que dejase espacio, sino más bien del tipo quiero y tengo, con o sin baches en el camino.

-Gracias

Y con esas salgo del baño de las chicas después de haber tenido uno de los mejores encuentros sexuales de mi vida. Ha sido con un desconocido, con el amigo de mi jefe, con un tío que le gusta dominar a las mujeres, incluso ha dicho castigarlas, y aún así me derrito de camino a casa sentada en el asiento trasero del taxi pensando en él. Dani.

Tiene todas las papeletas para que en mi cabeza se vuelva mi principe azul. Nunca lo confieso, pero soy una romántica empedernida a la que le han roto el corazón varias veces. Por eso corro también, prometiéndome a mi misma que jamás voy a dejar que ocurra eso de nuevo, al menos con él.

Me despierto al día siguiente totalmente descansada. No he llegado demasiado tarde ayer y he dormido con el cuerpo relajado, regalo de un chico alto casi desconocido. Mi moralidad parece estar hoy menos tocapelotas y me permite estar de buen humor. Lo de ayer a sido un encuentro casual,  algo que no se va a repetir más pero que va a quedar grabado a fuego en mi cabeza. Me apetece llamar a Gab y contárselo, pero a estas horas seguirá durmiendo. Trabajar de camarero en un Club nocturno tenía varias desventajas.

Con las pilas cargadas me dispongo a recoger el departamento. No es que sea gran cosa, pero no me puedo quejar. Cuando termino solo está un poco mas ordenado pero me siendo mejor. Estoy enérgica pero no hay planes para mi hasta la tarde, cuando Gab me llame para quedar.

Decido que ya que me siento con exceso de energía es bueno ir a gimnaso y deshacerme del par de kilos de más. Así que me cambio para ponerme unas mayas y una camiseta que bien podría ser de mi padre. No es que sea una persona pequeña, por decirlo suavemente.

Mi barrio es tranquilo, acogedor, con una hermosa mezcla de culturas, pero predominando una edad media de setenta años. No es que sea un sitio donde puedas encontrar millones de solteros viviendo la vida loca, si no unas calles de bares frecuentados por los mismos clientes durante años. Me gusta ese tipo de vida, esa protección social de salir a la calle y que la gente te conozca e incluso te salude solo por el hábito de encontrarte con ellos. Era un pequeño pueblo y yo petenecía a él.

El gimnasio no estaba muy lejos e increíblemente se había mantenido a flote incluso en las vacas flojas. Aún no lo entendía. No es que acudiese mucha gente. Yo no era cliente habitual, a veces, cuando me sentía mas extresada y no podía gritar para aliviarme, venía y me daba una buena paliza a la bicicleta estática.

Hoy era uno de los días en los que me sobraba energía, pero no por rabia. Gab me había llegado a decir que esos arranques de ira eran producto de la sequía que tenía sometida a mi cuerpo. No entendía que ligase tan poco. Yo si. La gente era escogida y yo también. No es que aspirase a un tío diez, pero tampoco una polla andante que oliese coños. A mi edad los buenos ya estaban comprometidos y los otros eran restos.

Menos Dani.

Me monto a la pequeña bicicleta de un salto y comienzo a pedalear suavemente mientras ajusto la dureza. Dani es distinto, eso está claro. A lo largo de mi vida he tenido la suerte y la desgracia de toparme con una amplia gama de tíos. No puedo catalogarlo. Quizás mi cuerpo me esté traicionando y en realidad no haya sido tan mágico como creía. Solo que después de meses sin probar bocado me había llevado a la boca un buen manjar. Ahora quería más.

Pienso en las palabras que me confesó ayer, eso de dominar, de castigar. Con el fenómeno 50 mierdas de grey todas las mujeres parecían mojarse con la idea, pero solo con azotes suaves y ataduras sueltas. No voy a negar que había visto ese tipo de porno, pero más hace años que ahora. Incluso en mis fantasías hacía el juego de que yo era la esclava de algún tipo un poco cruel e inteligente. Pero para mi era un juego. Dani no sonaba como un juego en todo ello, era su tipo de relaciones sexuales. Una manera de ver la vida, y yo no estaba dispuesta a abrirme a ello.

No soy cobarde. Pedaleo con fuerza mientras algo en mi interior parece cabrearse con mi decisión. No lo soy. No me quiero complicar, ese tipo de relaciones tiene muchas ataduras, muchas complicaciones. Claro, eso las vuelve mas excitantes. Sonrío y me sonrojo después cuando me doy cuenta que un chico de dieciocho, ni un día más, mira hacia mis tetas de forma descarada. Le fulmino y cuando alcanza mi cara me sonríe seguro de sí mismo para después perderse en hacer pesas.

Me estoy haciendo vieja. Y una amargada. De nuevo mi cuerpo ansia mas aventura de la que mi mente se niega a dar. Quería llegar a mi casa, ducharme y llamar a Dani para hacer otro encuentro como el de ayer, pero en otro lugar, a ver que mas cosas podíamos enseñarnos juntos.

Después de la sesión de bici son casi la hora de comer y Gab sigue sin dar señales de vida. Pienso en Cat y que debería de llamarla por dejarla ayer tirada. Ni siquiera la había visto. Mierda. Cuando llego a casa busco en el móvil. Dejo que suene, pero no contesta y se que es de esas que se lo deja en cualquier lugar. Sigo pensando en ella como una hermana pequeña un poco perdida en la vida, aunque no le saque mas de tres años.

Pongo la radio y comienzo a preparar una buena ensalada cesar y unas croquetas para después. Me echo un vaso de vino para dar algún trago de vez en cuando. La verdad que esto es vida. Mis pies descalzos se deslizan sobre el suelo de la cocian en un pequeño baile siguiendo a los Rolling Stones. Mi teléfono comienza a sonar y voy directa a por él. Descuelgo sin mirar segura de que es Gab.

-Maldito, creí que ibas a dormir hasta mañana ya-digo riéndome volviendo a la cocina para freír las croquetas.

-Prueba otra vez-la voz se cuela hasta mis oídos, notando un pequeño cariz de molestia

-¿Dani?-a sonado patético, entre un pequeño jadeo entrecortado y lija raspada por lo seca que se me ha puesto la boca de pronto

-Mejor, Rouge.-su acto aprobatorio da una sacudida a mi entrepierna. Sabe utilizar su voz como un arma.

-¿qué...?¿cómo...mi teléfono?

-Tengo amigos poderosos-parece broma pero se puede tomar totalmente al pie de la letra

Intento recomponerme.

-Pues diles que un gran poder conlleva una gran responsabilidad-nada mas soltarlo me llevo la mano libre contra la frente por lo infantil que ha sonado.

Para mi sorpresa él se ríe divertido al otro lado.

-¿Y cuánto sabes de poder, Rouge?

-No soy ningún superhéroe-me limito a decir

-¿Entonces lo cedes?

Madre mía, este chico sabe utiliar las palabras.

-¿De qué estamos hablando exactamente?-pregunto intentando rebajar la tensión.

Tensión sexual

-De que son las dos y cuatro y de que quiero invitarte a comer.

-Ah-susurro insegura mientras miro mis croquetas como si representasen la bondad y pienso Dani como el diablo tentador-Lo siento, pero ya está la sartén friendo

-Seguro que lo puedes guardar en la nevera.

-Y seguro que podemos quedar otro día-le suelto un poco molesta

-¿Me lo pones difícil porque eres así o porque soy yo?

Me encojo de hombros, pero me doy cuenta que no me ve. Echo una croqueta a la sartén luego le siguen las demás.

-Pues no te se decir

-Yo si, Rouge. Acabo de oír como echabas en la sartén ahora las cosas, así que en realidad me has mentido y eso tampoco me gusta. -murmura y suena realmente molesto-Una pequeña mentirosa

-Eh, no te pases,en realidad ya tenía preparado otras cosas-digo convencida mientras observo mi palto de ensalada

-Pues entonces invítame-dice resolviendo el problema

-No tengo tanta comida

-Llevaré

-¿Nunca te han dicho que eres muy insistente?

-Si, pero nunca se han quejado

-Mira Dani...

-¿Sabes lo que me gusta que pronuncies mi nombre? Se me pone dura solo con oírlo.

Joder una descargar se extiende por mi cuerpo. Este chico es directo y tremendamente claro. Sin poder remediarlo un pequeño gemido sale taimado de mi pecho. Es tan suave que espero que no lo haya oído.

-No nos niegues esto.

Estoy a punto de ceder, mi lengua va a invitarlo, a dejarle entrar hasta la habitación, pero a veces mis dedos son más rápidos.

Corto la llamada con arrepentiemiento.

La pequeña bruja me ha cortado y maldita sea si eso no hace que el juego sea mas divertido. Va acabar en mi cama, atada, dispuesta, haga lo que haga, el tiempo las lleva siempre a ese lugar. No estoy siendo un pretencioso, solo realista. Noto la química que hay en nosotros, por eso la he presionado, pero ahora el siguiente paso es de ella y lo hará de rodillas.

Miro el móvil cuando suena. Estoy confuso, no esperaba que cediera tan pronto, y claro que no es ella. Sorío cuando veo de quien es el mesaje y que es lo que quiere. Un plan se elabora en mi cabeza, no soy malvado, solo un poco retorcido.

Cuando llamo a Luca a las nueve me contesta con un gruñido que puede indicar que no está de tan mal humor al contrario de lo que se pueda pensar.

-Una muchacha pregunta por nosotros en el Club

-No

Vaya, parece totalmente convencido. Sonrío sabiendo que hay una manera de hacerle cambiar de opinión.

-Ya lo suponía, ahora que estás comprometido...

-¿qué dices?-gruñe

-La dulce Cat te mantendrá entretenido ¿no? llevas años esperandola así que imagino que querrás mantenerte fiel

Lo bueno de conocer tan bien a alguien es que sabes cuales son sus puntos flacos. Me estoy aprovechando de ellos sin piedad.

-Mi negativa no tiene nada que ver con gatita

-No-susurro de forma burlona

Y como todos los tíos en este mundo, Luca cae en la provocación

-Está bien, pues en una hora allí y jugamos un poco. Estoy aburrido

-Ah, bien-me hago el sorprendido para que no se eche atrás-Adiós bello durmiente

-Adiós princesa-es gracioso oír ese tipo de comentarios con la voz grave que tiene

Cuelgo riéndome por lo bien que me salen los planes siempre.

Por eso cuando la mujer está comiendome la polla en medio de la habitación del Club y veo a través del cristal a la curiosa Cat no puedo hacer menos que darle un guiño juguetón. He movido las piezas a mi gusto y ahora solo tengo que esperar a que se coman entre ellas. A veces es muy fácil ganar una partida, aunque se nieguen a participar. Se me hincha mas la polla dentro de la boca experta de la chica y cuando ésta se quiere girar para adelantarse a las intenciones de Luca aprovecho para detenerla. Esta mujercita sabe jugar, pero no es perfecta. Yo solo me aprovecho de ello.

No es sexo destacable, he intentado no hacer nada que pueda asustar más a la pequeña mascota de Luca y cuando terminamos lo he conseguido. El problema es que nuestro amigo F sostiene la cabeza de Cat en dirección a Luca, y me río suavemente sin poder remediarlo. Aún es mejor de lo que creía. Luca sale disparado de la habitación y yo me dedico a cuidar al pequeño cuerpo de la muchacha. De nuevo pienso que no ha estado nada mal, pero me encuentro a mi mismo deseando que la mujer tuviese el pelo rojo, fuese más alta y mas deslenguada.

Cuando salgo del Club tengo una llamada perdida y sonrío. Rouge. Eso estaba mejor, toda una tarde para que su cabeza piense, seguro que le ha sentado bien. No le devuelvo la llamada, solo espero que tenga los huevos de hacerlo de nuevo. Llego hasta mi moto aparcada un poco ilegalmente sobre la misma acera del Club y me voy a casa a esperar la llamada.

No llega hasta dos horas después, cuando son cerca de la una. Dejo que suene un poco para mosquearla y torturarla. Me gusta, me resulta divertido. Finalmente descuelgo

-Eres un capullo-arrastra un poco las palabras y se que está un pelín bebida.

-Rouge, ¿quieres algo?-digo desinteresamente, en tono vacío

-Sii, mandarte a la mierda, seguro que muy pocas lo han hecho

Me río apartado el telefono para que no lo oiga.

-Sí, muy pocas-suelto con chulería-¿algo mas?

El silencio al otro lado de la línea me dice lo confusa que está. Pobre muchachita.

-Yo...-incluso con el alcohol duda

-Son casi la una, estas un poco borracha y seguramente caliente ¿Me quieres para solucionar lo último?-la animo

-Ajá

-Pues vas a tener que ser mucho mas convincente

-Pero...¿qué?-dice de pronto exaltada-si crees que voy a rogar por tu polla olvídate. Gilipollas hay en muchos lados.

-Gilipollas si, pero tíos que te hagan correrte como yo...de esos hay bastantes menos y seguro que no tienes ganas de perder el tiempo buscando otro.

-Mira...-va a comenzar a sermonearme, lo estoy esperando-no, no Gab, espera-de pronto ya no está hablando conmigo  y eso me cabrea. Me alzo en la cama-Mira chico, aquí mi amiga ya tiene a otro hombre con el que jugar, así que vete a...-Es la voz de un tipo mosqueado quien contesta, luego se oye un tragineo, música de fondo. Después de dos minutos en los que ardo de rabia y espero con paciencia, la voz suave y avergonzada de Rouge comienza a hablar-Lo siento, es un meticón.

-¿dónde estás?-se acabó el juego. Me levanto de la cama y comienzo a vestirme

-¿Qué?-grita por encima del ruido que hay

-¿Qué donde estás?-repito con calma

-En un bar

-¿Quieres el culo rojo hoy?

Oigo su jadeo al otro lado notando que no le desagrada tanto la idea. No está mal.

-Arde London

-Pues espérame ahí- estoy saliendo de casa cuando se lo digo

Trece minutos después exactos estoy enfrente del bar, entro, lo recorro, pero nada. Comienzo a sentirme totalmente cabreado. Salgo de nuevo y la llamo.

-¿Dónde mierda estás?-le digo molesto con que me tome el pelo

-¿Qué?-asi que ha seguido bebiendo.Esta chica no sabe a lo que juega-A...afuera, en la paralela

Giro y la veo sentada al con dos tipos, uno a cada lado. Se pasan un cigarrillo. Me siento tan cabreado que no me entiendo. La trato como si fuese mía. Me obligo a relajarme. Abanzo hacia ellos con paso calmado. Dejo que el aire fresco de la noche rellene mis pulmones un par de veces con profundidad, llevándose lo que maldita sea que estoy sintiendo cuando veo a la bruja con esos dos.

-Rouge-susurro un poco atemorizante

Los tipos son bastante musculosos, bien vestidos e incluso podría decir que son guapos, aunque de una forma un poco...¿afeminada? Llevan un pedo importate, igual que el de la chiquilla, se les nota porque incluso sentados se balancean un poco.

-Hola-dice dudosa

Uno de ellos me saluda con la mano bastante amistosamente, el otro me fulmina. Me gustaría pegarle y no se porque. Tengo la sensación de que es el tipo que me amenazó por teléfono y no me gusta. lntento ignorarlo girándome hacia Rouge.

-Vamos-le ofezco a mano para levantarse y ella me la toma. Se ríe cuando al estar de pie se tambalea. La mantengo estable sujetándola.

-Adiós chicos-dice suavemente, y veo como en mi cara les regala dos besos, uno en cada mejilla a cada uno. Aprieto la boca pero no digo nada.

-Nada de propasarse-me suelta el borde de mierda. Siento que quiero pegarlo. Si tiene esa proteción sobre ella es que tienen algún tipo de relación sentimental. Y eso me toca las pelotas.

Le ignoro, arrimo a Rouge contra mi y me la llevo.