Todo lo que nunca hice bien 15

Cat intenta ser quien no es.

Cuando de un tirón me suelto del agarre suave del Señor F sobre en mi cabeza, comienzo a andar-correr hacia la salida del cub diciéndome a mi misma que no tiene sentido toda la adrenalina que intenta explotar en mi cuerpo, como si hubiese mezclado mentos y cocacola.

No entiendo porque de pronto me siento culpable, como si hubiese arrebatado sin derecho alguna parte privada de la vida personal de Luca. No jodas, no soy yo la que se va tirando a gente delante de extraños.

¿Cuánto puede cambiar la situación solo porque yo sea una de esos extraños?

Que razonable suena todo en mi cabeza. El tipo vestido de perro me vuelve a ladrar desde el mismo lugar. Le ignoro, ahora mismo podría ocurrir cualquier cosa delante de mis ojos que ni me iba a inmutar. Mi prioridad era mi abrigo y la puerta, calle y casa.

No consigo si quiera salir del pasillo. Alguien me agarra de la parte de atrás del vestido y da un buen tirón que consigue parar mi trote, chocando contra su propio cuerpo. Yo se quién es ese alguien. Me remuevo como una anguila y comienzo a gritar que me suelte. No quiero tratar con él ahora, está furioso y yo estoy totalmente bloqueada después de lo que he visto aquí.

No es que sea una mojigata, es que no frecuento este tipo de sitios, ni siquiera comento con Ana ninguna de mis fantasías.

Consigo propinarle un par de patadas que seguramente son bien dolorosas. Lo se porque lo oigo maldecir y Luca jamás maldice. Sin delicadeza me alza, tomándome entre sus brazos. Si yo fuese una espectadora de la escena seguramente me reiría de la pobre chica que parece una niña pataleante, pero yo soy esa pobre chica ahora. La gente ni siquiera mira, no le interesa. Me cago en la puta.

-Suéltame, joder, ¡qué me bajes! Loco, enfermo, ¡suéltame!

Le araño la cara porque es lo único que me queda accesible, él solo camina y abre una de las puertas cerradas. Agarro el marco como último movimiento y miro hacia fuera pillando al Señor F observádonos con mas que curiosidad en los ojos y solo algún cotilla más que contempla la escena de forma divertida.

-Sois todos unos mamones-de un tirón Luca hace que me suelte del marco y me tira hacia el suelo.

Cierra la puerta mientras unas risas se cuelan, seguro que les resulto muy graciosa.

Del golpe me lastimo un poco el lateral derecho del cuerpo, pero me levanto cuando antes. No es una habitación muy grande. Solo unas paredes amarillo claro, una gran cama y una mesita. Ni mas ni menos.

Miro nerviosa hacia Luca y él me mira a mí.

-¿Qué coño haces aquí?-suena como un demonio

-¿Qué problema hay?-le suelto mientras me hago la loca.

Hola, si soy Cat, pasaba por delante del club y me dije veamos que es y coincidió que justamente estabas tú aquí ¡Casualidades de la vida!, ¡el mundo es un pañuelo! y cosas así.

Su cara no está para que le diga esas cosas.

-¿Quieres jugar?-me lo pregunta en un tono entre medias sexual y terrorífico. Todos los pelos se me ponen en punta.

Da unos pasos hacia mi y yo alzo los brazos y coloco las palmas mirando hacia él intentando frenarlo.

-No, no-niego a la vez con la cabeza

-Pues dime qué haces aquí-repite lentamente, con una paciencia y calma que me indica que va a explotar en cualquier momento y que yo estoy justo en la diana. 100 puntos.

Es el momento de inventarme una historia o de contar la verdad.

-Yo...el otro día vi en tu despacho un papel...aquí...-vale estoy balbuceando pero puede pensar perfectamente que es de nervios. Tomo una bocanada-Y de todas formas, ¿y qué que esté?

-Cat, hay veces que dudo de tu inteligencia.

-Mira que bien, yo dudo bastante de tu moralidad

Entrecierra los ojos. Está algo despeinado y bastante alterado.

-Si te avergüenzas de lo que he visto...

-Yo no tengo nada de lo que avergonzarme

-Entonces, ¿cuál es tu problema?-le recrimino

Me observa unos segundos con una cara un poco incrédula.

-Eres imbécil, está claro

Se acabó la conversación. Me dirijo hacia la puerta aunque en medio del camino esté él. Por supuesto no voy a ningún sitio.

-Quieta

-Que te den

Deja que pase de largo sin hacerme nada y eso ya me da mala espina. Intento abrir pero está cerrada, como no.

-Abre-ahora soy yo la que parece que va a explotar

Observa mi ira con calma, con una sonrisa taimada, seguro, un hijo de puta en toda regla.

-Verás, gatita, se da la casualidad de que no me da la gana abrir, de que se que estás mintiendo y de que tengo los cojones tan inflados ahora mismo...

-Pues hazte una paja y desahógalos-le corto mientras sigo al lado de la salida-pero antes abre la maldita puerta.

Se me queda observando unos segundos, recorriendo mi cara y luego mi cuerpo, después parece relajar los músculos.

-Llevas un vestido muy bonito-me lo dice sonriente desde el medio de la habitación, como un lobo. A cambiado totalmente de conversación. Miro hacia mi vestido y me encojo de hombros.-Estoy viendo dos posiblidades ahora mismo.

-Que suerte-digo secamente, como si no me importase sus delirios mentales, pero me importan y no solo eso, me afectan.

-La primera-se rasca el mentón omitiendo mi comentario sarcástico-es que te quites el vestido en cinco segundos...,-alarga la espera al ver como hago un mohín de desagrado y astío- la segunda es que te lo quite yo y sea el último momento que lo veas servible.

-Estás de coña

-Y me das hasta un poquito de pena, porque hace bastante frío fuera y con solo un abrigo...no se yo. No quiero que te pongas malita.

-No pienso...

-Uno-lo dice casi sonriente, esperando que no me lo quite. Da un simple paso-Dos...,tres...,-acompaña cada número con pasos que le acercan-cuatro...

Tomo la parte baja y me lo quito. Así de fácil me quedo en medias, tanga, mierda tanga y sujetador. Parezco de un anuncio de ropa interior, solo que sin tener ningún cuerpazo y con unos nervios que me impiden matener las manos quietas.

Luca retrocede y se sienta en el borde de la cama y yo me quedo de pie con las mejillas rojas.

-Bien,sabes como funciona esto gatita.- apunta mientras taladrea con los dedos de forma regular la colcha de las sábanas de la cama- Dame las cosas por las buenas y será hasta placentero.

-Yo no quiero darte nada-le digo con odio

-Eso lo hace más divertido.-me recorre lentamente el cuerpo y quiero cubrirme los sitios en los que su mirada se va deslizando. Esto es muy incómodo. -Date la vuelta

Gruño. Alza una ceja esperando y me doy la vuelta. Casi que es mejor no mirarle. La puerta hace que me relaje.

-Apoya los antebrazos contra la puerta y separa mas las piernas

Y claro, me quedo totalmene expuesta.

Niego

-No tengo paciencia hoy. Deja de ser una niña mimada y tímida y hazlo. -niego de nuevo-Bien, veo que te gusto el cinturón del otro día.

Joder, no le da tiempo a terminar la frase que nada mas pronunciar cinturón yo ya estoy volcada contra la pared

-Repito, separa las piernas.

Lo hago lentamente. Oigo como se levanta a mi espalda. Quiero girarme, quiero envolverme en una manta y esconderme.

Toma mi cadera desde atrás y me aleja mas de la pared, coloco mi cabeza contra mis antebrazos. Su otra mano me empuja mas haciendo que la parte delantera de mi cuerpo se vuelque sobre ella, dejándome con el culo más para fuera.

Cuando me coloca como quiere acaricia una de mis nalgas.

-Un tanga, parece que acertaste hoy

-Venía preparada- se lo digo solo por joder

Rodea la nagla con la caricia de las yemas de sus dedos y baja hasta mi coño.

-Ajá-Me retuerzo, sin estar segura de si quiero que su tacto sea mas fuerte o que pare.-Así que...¿cuál era tu plan?

-Nada-susurro contra mis brazos

-¿no? -sus manos suben por mi culo, por mi espalda, suave, están calientes contra mi piel fría.

Una de sus manos llega hasta mi cabeza, se inclina sobre mi, cubriendo mi cuerpo,la otra agarra mi culo, mi nalga, la estruja. Gimo.

-Gatita curiosa, solo te lo voy a preguntar una vez más, no me gusta repetirme-susurra con suavidad contra mi oído. Su calor se expande por mi cuerpo.-¿Qué haces aquí?

-Dani

Bueno le he dejado un poco tirado pero que se joda, él me ha engañado, me ha dejado en esta situación. Su mano afloja mi culo.

Se ríe de pronto suave en mi oído.

-¿Sabes como está mi polla solo con mirarte el culo enfundado en ese tanga?

-¿Igual que con la chica de antes?

-¿Estás celosa?

-Para nada, cuanto más folles con ella más me dejas en paz a mi.

Su mano agarra el elástico de la media estirádolo y lo suelta de un golpe. Miro hacia abajo. Al menos no las ha roto.

-Vamos a probar alguna cosa nueva. -sus palabras son apoyadas por el movimiento de un dedo sobre mi parte trasera

-No lo creo.

Soy y seré virgen analmente.

-Siempre te niegas a todo y luego te retuerces como si estuvieses en celo

-No quiero retorcerme contigo, no se que hago mal para estar de nuevo aquí

-Pensar demasiado. Deberías desconectar

Sus dos manos agarran mis pechos, cubriéndolos. No los tengo pequeños, de ahí que cuando me pone la mano en la cara casi me la cubre completamente. Los aprieta con suavidad y busca sobre la ropa los pezones. No se porque estoy caliente. Me obligo a mi misma a pensar en la chica de antes, en como Luca la tocaba, la ordenaba. Siento un nudo en la garganta al darme cuenta que para él somos como juguetes en sus manos a los que les saca el mayor provecho para luego tirarlos. La furia invade mi cuerpo de una forma muy distinta a la de hace unos segundos. Él se merece una lección, una lección que le enseñe el dolor que causa, la humillación y sobretodo la utilización.

Un plan se forma en mi cabeza.

Miro de por debajo de las pesañas a los lados, buscando en las paredes. Al igual que en la habitación de cristal de antes esta tiene cosas en estanterías. Muchas no se lo que son, solo busco una concreta. La localizo finalmente.

Me giro, dando cara a su cuerpo. Sus manos se quedan a mi espalda haciendo que sus brazos me rodeen. Se siente bien estar ahí.

-¿Sólo te gusta dominar?

Es un paso arriesgado. Le miro a la cara.

-¿Estás pidiéndo algo?-me pregunta frunciendo el ceño

Me encojo de hombros. Se aleja un poco de mí, evalúandome, no parece convencido.

-Gatita, ambos sabemos lo que te gusta.

¿Qué sabrá él de mí? Nada

-Solo tengo curiosidad-lo digo casi con timidez, si hay opción de que ceda es así. No parece un tipo que se deje mangonear.-Como tu has dicho antes-le interrumpo-quiero desconectar.

-Tú no desconectas así

-¿Y qué sabrás?-le digo enfadada

-Está bien, si quieres probar...no me hace mucha gracia, pero a ver que das de si.

Una sonrisa de maldad inunda mi mente, mi cara se queda en blanco.

-Pues... quítate la ropa.

Lo digo convencida. Luca me mira con un gesto medio burlón medio interrogante. Está accediendo porque quiere ver hasta donde llego, es otra prueba, otra prueba que yo misma he creado.

Con tranquilidad, sin ninguna duda, se quita camiseta y pantalón. Me observa con una ceja en alto, como instándome a continuar. Asiento con la cabeza. Sin ninguna orden más se baja los calzoncillos. Está duro.

-¿Así que te gusta?-le pregunto intentando humillarlo

-A mi polla le interesa mucho más tu cuerpo que lo que me ordenas.-dice mientras me recorre lentamente.

Me estremezco

-No me mires

Una pequeña burla suena en su pecho pero hace lo que le digo y desvía la mirada un poco a la derecha de mi. Soy consciente de que no la baja. Me acerco y doy una vuelta lentamente alrededor de él, observando finalmente con toda comodidad su cuerpo.

El moreno y los músculos de la espalda harían babear a cualquiera, así que me permito tomar aire cuando estoy a su espalda y no ve mi cara de imbecil. Tiene un tatuaje extraño, sin color, y el culo como un puta roca. Sin poder remediarlo recorro con la yema de los de los dedos desde lo alto de su espalda hasta su trasero. Su piel está caliente y es más suave de lo que podía parecer en un principio.

-¿Te gustan las vistas?-pregunta burlonamente

-Cállate

Aparto la mano y acabo de completar la vuelta. La sonrisa sigue en su lugar, la que me dice que no estoy ganando el juego, que mi tanga está ardiendo y que me muero porque me toque. Pues hoy no va a haber nada de eso, listillo.

-Échate en la cama-me doy la vuelta sin mirarle como cumple lo que le digo y voy directa a por lo que antes buscba. Llego hasta las esposas, las pruebo con mi fuerza, parecen reales, resistentes.

Me encamino de vuelta, donde Luca está echado en la cama, con los tobillos cruzados, las manos detrás de la cabeza y me mira aún con la sonrisa en la cara. Parece tranquilo, seguro de sí mismo, todo lo contrario a lo que puedo parecer yo.

Me gustaría que cuando la situación fuese al revés pudiese verme tan insolente como él, y no como un puto flan esperado a ser devorado.

-Que no me mires-no quiero tener esos ojos sobre mí.

-Perdona-lo suelta entre los labios sonrientes

Suena a todo menos perdón y si siquiera se molesta en desviar los ojos, solo me sigue observando, recorriendo de nuevo lentamente cada curva de mi cuerpo. Lo fulmino.

Le lanzo las esposas a la cara, las toma con la mano

-Póntelas

Es la primera vez que le veo dudar, me cruzo de brazos y pongo mi mirada mas seria.

-¿A qué esperas?

La sonrisa desaparece pero se las pone, esposando las muñecas al cabecero. Me mira con un brillo en los ojos. No tiene la misma erección de antes, no le gusta este juego, lo sé, lo que no entiendo es porque está pasando por él. Me acerco con lentitud hacia él y observa mi camino. Me siento mas poderosa y mas segura.

Subo a la cama y gateo hasta estar encima de él. Me inclino y rozo mi entrepierna cubierta contra su polla desnuda. Eso lo activa, se pone duro mientras me sigue mirando, sin cambiar nada de su expresión. Agarro entre mis dedos su pelo oscuro y me inclino hacia él, rozando mi pecho con el suyo.

-Te tenía que haber mandado gatear como me mandaste tú-le susurro cerca de su cara.

-Así habrías venido hasta la cama si fuese yo quien mandase. Moviendo ese culo y esas tetas-noto como se sacude su polla debajo de mí. Un látigo de placer estalla en mi entrepierna y no lo entiendo. Me restriego de nuevo contra él, justo como dijo hace unos minutos, como si estuviese en celo-Y te habría gustado

-¿Qué sabrás de lo que me gusta?-le recrimino finalmente mientras mis manos se mueven por sus brazos. Nunca tengo la oportunidad de tocarlo.

-Se más de lo que sabes tú.

Paso mis uñas contra su pecho dejando una leve marca, ni se inmuta.

-¿Qué tal la follada con la otra chica?-le pregunto cruelmente y sonrío perversa mientras sigo friccionando nuestras entrepiernas.

-¿Quieres que te diga que contigo es mejor?

Paró el recorrido de mis uñas y la fricción de la parte inferior de nuestros cuerpos.

-Quiero que me digas la verdad

-Sabes la verdad

-Yo no se nada-le digo entre pena y rabia

-La sabrías si no hubieses escogido el camino que escogiste.

-¿Qué camino?

Una de sus piernas se levanta y con la rodilla empuja mi culo tumbándome casi contra él. Nuestras caras se acercan más y mis manos apoyan contra su pecho.

-La verdad es que mientras te follo tengo doble satisfacción, la primera la de estar haciéndolo y la segunda la de estar follándome a una persona que siempre me ha rechazado, por la que siempre he sentido más, más que odio y más que amor. Una tentación que al final la devoro como quiero. Así que sí, si que es mejor.

Solo Luca puede decirme cosas agradables de una forma tan desagradable y al revés. Su discurso es bueno y malo, no se ni que sacar de provecho. Me alzo y suelto un simple:

-Quizás te arrepientas de haber accedido.

-¿Lo haces tú?

Le doy una bofetada con la mano abierta sobre el rostro. Por la rabia que me crean sus actos, sus palabras, su respiración. Durante unos segundos no digo nada, me observo las uñas de la misma mano con la que le golpeado de una forma casual.

-Verás no es que hayas hecho nada mal,solo me apetecía

Dejo que corra un poco mas el tiempo para finalmente observar su rostro. Tiene esa zona roja. Llevo mi mano hasta ahí y acaricio su piel dañada con los dedos

-Oh pobrecito, ¿te he mancado?-le hablo como se habla a los perros o a los niños pequeños

Sus ojos son dos llamaradas. Está enfadado.

-Disfruta puta, ya llegará mi turno

No se porque me estremezco con esas palabras. Él nota mi miedo y sonríe. Le agarro del pelo y tiro

-No me vuelvas a insultar, perro.

Nos observamos lentamente hasta que de pronto estalla en una carcajada. Se ríe de mí. Está atado, debajo de mí, con una mejilla roja y se ríe tranquilamente. Lo fulmino.

-¿Ya has decidido si pegarme o follarme?-pregunta entre risas

-Por qué elegir si puedo tener ambas

Mi mano recorre su pecho y baja hasta su entrepierna, donde mis manos toman su polla en un agarre que seguramente será algo doloroso. Gruñe. Le masturbo con fuerza durante unos minutos y paro.

-¿Cuánto tiempo se puede mantener a un hombre en estado de excitación? Hace poco juraría que leí que es malísimo. -le comento sin más

Comienzo otra vez y gruñe de nuevo. No se cuanto tiempo le hago lo mismo, solo se que me estoy dirvirtiendo mientras lo escucho gruñir, pero sigue sin apartar los ojos de los míos, en un reto continuo. Cada vez que tomo su polla entre las manos me medio sisea. Yo estoy sonriendo como una bruja y se siente bien. No es que lo encuentre senxual, es  el poder, siento que puedo hacer lo que quiera y no puede hacer nada para impedirlo. Si fuese cualquier otra persona la soltaría por no saber que hacer y por no querer hacer nada, pero Luca, a Luca quiero hacerle todas las cosas que me ha echo en una única sesión.

-No te estarás cansando ¿no?-muevo mas rápido la mano, arriba a bajo- todavía tenemos mucho tiempo.

Lo suelto y escucho su respiración entrecortada. No muestra nada en la cara, salvo un leve fruncimiento de labios.

Me levanto sonriente.

-Verás, estoy intentando recordar todas las cosas que me has hecho-le digo mientras observo la habitación con calma, buscando.

-Deberías de innovar más, o te vas a quedar corta para la siguiente

-Que no hables perro

Le suelto, y que bien me siento.

-A ya,-digo cuando recaigo en algo-ya recuerdo-camino hasta sus pantalones que descansan en el suelo y les quito el cinturón- con esto disfrutaste mucho y todavía me amenazas muchas veces con ello-sus ojos me miran sin miedo, sin furia, nada, una cáscara vacía-Me gustaría saber que se siente al otro lado

Lo doblo y doy contra mi mano con suavidad. Me acerco al pie de la cama, justo  su lado.

-¿No tienes curiosidad?-le digo enseñandole los dientes

Le doy un zurrazo con fuerza sobre el pecho, no se queja, ni se mueve, pensaría que no le había hecho daño sino fuese porque una marca roja se crea, bien definida. La misma marca roja que seguramente se me había formado en el culo, lo mismo que él había visto cuando me había echo daño, y no paró. Yo tampoco paré ahora. Le sigo dando sobre el pecho, sin respiro. No hay quegidos, ni siquiera escucho el golpe del cuero contra la carne. Estoy en otro mundo, un mundo de rabia, de pena, de dolor. Un mundo que pasa rápid ante mis ojos, recordando todo lo que ha ido mal en mi vida, todas las veces que me he equivocado. La pena de la pérdida de Mateo, la culpa, la añoranza. Mi brazo se ha convertido en un catalizador de sentimientos. Llega un momento en el que me siento cansada, tengo la respiracion entrecortada, vacía porque ya no siento nada, tomo una bocanada y noto que hay lágrimas en mis ojos, viajan por mi cara. He estado llorando mientras lo hacía. Estaba tan en trance que ni siquiera me había dado cuenta.

Luca me mira igual que antes, observa mis lágrimas. Tiene el pecho casi rojo, lleno de marcas, por mi culpa. Miro hacia mis manos, que sujetan con fuerza el cinturón y lo lanzo lejos de mi, como si hubiese sido culpa suya en vez de mía. El cinturón es la herramienta y mis manos el verdugo.

Me entran ganas de vomitar. Mis ojos espantados se conectan con los de Luca. No parece estar furioso.

-Calma Cat-me lo dice con suavidad

Estoy respirando fuerte. Las piernas me tiemblan y caigo al suelo. Retrocedo hasta una esquina, asustasda de mi. Quiero alejarme de mi misma. Quiero salir de mi cuerpo, de mi mente. Yo no soy ese tipo de persona. No golpeo a alguien indefenso. Me llevo las piernas a mi cuerpo y me hago una bola temblorosa. Sigo llorando.

-Gatita, calma.-las manos de Luca están sobre mi de pronto y sin pensarlo me abalanzo hacia él encerrándome en su cuerpo.-Ssshh-estoy gimoteando contra su pecho desnudo, pero ahora no me preocupa eso. Nos arrastra a ambos para terminar sentados en el suelo, con su espalda apoyada en la parezz y yo acurrucada contra su pecho.

Su mano pasa por mi cabeza, en una caricia calmante, continua. Poco a poco me voy relajando.

-¿Cómo te has soltado?-le pregunto en un susurro contra la piel. La misma piel roja y dañada. Intentoalejarme consciente, pero su abrazo no me deja ni sepaararme un milimetro

-He utilizado suficiente de esas por tantos años que se abrirlas sin problema

El corazón vuelve a latirme rápido

-No entiendo...¿porqué no me paraste?

Los segundos se extienden, el silencio aumenta mis dudas, mis miedos

-Creo que lo necesitabas mas que nada.

Y se queda tan tranquilo.