Todo lo que nunca hice bien 11

Recuerdos 2

Por un segundo el corazón se me paraliza.

Reanimación.

Necesito unos segundos para recuperar la compostura. Echo un vistazo alrededor. El suelo de hierba está mojado y resbaladizo por el frío de la noche. Mis converses descansan entre sus zapatos. Delante, la casa nos saluda ocupada. La siento como si estuviera en otro planeta. La  música atronadora solo es un leve zumbido en mi cabeza. La oscuridad inunda la calle hacia la izquierda, medio espantada por un par de farolas. El árbol. El tronco detrás de Luca. Yo.

Alzo los ojos hacia su cara.

Quiero estar contigo.

Media sonrisa descansa en su boca, como si entendiese que estuviese anonadada. Una de sus manos se alza y toma la parte trasera de mi cabeza, impidiendo que retroceda. Tiene los ojos clavados en mis labios y cuando se inclina veo que no va a existir duda ni vacilación. O le aparto de un golpe o acepto lo que va a hacer.

Sin ser consciente tomo la muñeca de la mano que sostiene mi cabeza. Sus dedos se enredan entre mi pelo. Se acerca hasta que sus labios están rozando los míos, pero no me besa y yo me siento como un ciervo deslumbrado por los faros de un coche.

-¿Has dado un beso alguna vez?

Sí y no.

Todos los veranos mis padres solían ir a un pueblo de Andalucía, mis abuelos tenían una casa cerca de Sevilla. Rodri vive allí todos los días del año, justo en la vivienda de al lado, en un aburrimiento continuo. Es un chico un año mayor y lo conocía desde que éramos bebés de teta. Un día de verano del año pasado habíamos decidido hacer el típico juego de la botella junto con los otros cuatro adolescentes que rondábamos por allí. Me tocó besarme con él. No fue nada pornográfico ni excitante, más bien un roce tímido y una risa nerviosa.

-Me han besado

Es una forma de salirse un poco por la tangente. No tenía pensado mentir, no me avergüenzo de mi escasa formación sexual. Tengo dieciséis años y no siento ninguna prisa por ello, pero la experiencia de Luca me excita y me asusta.

No quiero que piense que soy una niña a la que hace dos días le han quitado los pañales.

-Quiero que me beses.

La sangre se me sube a la cabeza en un sonrojo muy notable. Es el momento de correr calle abajo, a mi casa, hasta el fin del mundo si es necesario. Estoy asustada y me tiemblan las manos, pero él no hace nada por tranquilizarme, solo me mira como si supiese lo que estoy sintiendo y jugase con ello. Considero que tiene mucha ventaja, que está convirtiendo esto en un juego y que no tengo opciones de ganar.

Miro hacia sus labios de forma indecisa. No tengo ni idea de que hacer. Sigue sosteniéndome cómo antes pero ahora ha levantado un reto contra mí y no estoy muy segura de que vaya a pasar el examen.  Katy Perry llega a mis oídos y I kiss a girl inunda la casa y un poco el aire del jardín.

Luca no tiene nada de chica.

Suelto un suspiro nervioso, pero no voy a echarme atrás. Veo que se aleja de mi cara para recostarse de nuevo en el tronco y una sonrisa perezosa estira sus labios. Quiero besarle, quiero ser salvaje como en la pista de baile, pero ahora mismo el alcohol ha remitido algo y tengo que sacar la valentía de mi misma. Me inclino hacia delante y sus dedos dejan escapar algo mis mechones de pelo. Le suelto la muñeca y llevo mis manos sobre su cara, a cada lado de su rostro. Son blancas y pequeñas en comparación con él.

Me mojo los labios en un movimiento nervioso y le veo seguir mi lengua con avidez. Pienso que va sentirse decepcionado.

No.

Me siento sobre mis rodillas, entre sus piernas y él sigue apoyado sobre el tronco hacia atrás con una mano en mi cabeza y la otra descansando tranquila sobre la hierba. No está haciendo mucho por su parte tampoco. Me inclino hacia delante cabreada por ello.

Me acerco hacia él de forma precipitada, pero mi cabeza capta el movimiento en cámara lenta, así es como observo como su sonrisa flaquea un poco. Pensaba que no iba a atreverme.

Nuestros labios se conectan en un roce calmado. Esperaba que fuese él quien iniciase el movimiento, pero se mantiene estático, sin apartarme, solo respirando contra mis labios sin prisas . Todo esto es parte del juego. Demuéstrale que está equivocado, que por muy nerviosa que te ponga puedes sorprenderlo. Muevo los labios contra los suyos no dejándome intimidar y él me sigue de forma pasiva. Clavo un poco mis uñas en su rostro buscando perturbarlo de alguna manera. No es que esté mal, ni que no se sienta bueno, pero me gustaría que se entregara un poco más. Al fin y al cabo sigue apoyado contra el árbol.

Ante mi arrebato con las uñas él cierra los dedos alrededor de mi pelo. Bueno, cada uno tiene sus puntos. Me atrevo a sacar la lengua y le doy una tímida lamida en la parte interna del labio superior. Después de todo el alcohol y el tabaco, su boca sabe refrescante para mí y pienso que estoy un poco mal de la cabeza. Al ver que sigue sin reaccionar, le muerdo el labio inferior con suavidad. Finalmente soy yo la que rompe el beso. Alejo mis manos de su cara y me inclino un poco hacia atrás, hasta que mi culo entra en contacto con mis talones y parte baja de mis piernas. Me siento con el corazón roto, pero que no sea porque no lo he intentado. No me atrevo a mirarlo a la cara y saldría huyendo si no notase sus dedos entre mi melena.

Mi cabeza inclinada hacia abajo hace que vea algo que me sorprende tremendamente. Está duro. Sus pantalones negros se aprietan contra su entrepierna y me muestran el bulto. Así que está más perturbado de lo que parece.

-Bueno-dice finalmente-no está mal.

Si fuese atrevida tomaría el bulto entre las manos y le diría que a su polla no sólo le parece que no está mal. Sin embargo me quedo quieta, intimidada por la situación. Estoy esperando a que me suelte el pelo y pueda irme de aquí.

De pronto en un movimiento brusco acerca mi cabeza hacia él por medio de la mano y se yergue para juntar nuestras bocas. Es él ahora quien introduce la lengua en un roce no muy profundo pero lento. Inclina mi cabeza, muerde mi labio inferior con fuerza. Gimo he intento retroceder, pero su mano me ancla contra él y el sonido se amortigua en su boca. Una vez que lo suelta hace un pase lento con su lengua en una caricia calmante. De nuevo introduce su lengua en mi boca, en cortas y suaves embestidas, en una caricia que desde fuera se puede ver brusca, pero que dentro de mi boca es dulce. En un pequeño parón de su lengua chupo con fuerza su labio inferior, saboreándolo. Nunca lo he hecho, pero me gusta la sensación de tener contra mis dientes la carne regordeta. Su otra mano va hacia mi trasero sin dudarlo y lo masajea con fuerza.

Me separo en un jadeo cuando su palma abierta le da una leve sacudida a mi culo.

-Creo que deberíamos ir a un sitio más cómodo. –suena ronco

Noto mis labios hinchados y quiero mas de lo que acaba de pasar. Ansío más de esto pero no sé hasta qué punto quiero más de otra cosa. Nunca he llegado a estos límites con un chico y no tengo muy claro si será bueno para nosotros.

En un intento por calmarme vuelvo a besarle un poco ansiosa. Él me devuelve el beso sin reservas, pero en unos segundos me muerde de forma brusca el labio inferior de nuevo y esta vez permite que me aparte.

-¿O quieres dejarlo aquí?

Lo observo de forma lenta, gradual ¿Qué si me fío de él? Ni una célula de mi cuerpo, pero lo deseo. Nunca he sentido nada tan sexual por ningún chico y me asusta el sentimiento. Deja caer su mano de mi cabeza y de nuevo esa sonrisa perezosa aparece en su cara.

Me molesta, porque la siento como si acordase de antemano que no me atrevería, que sólo me está llevando hasta el siguiene nivel hasta que me niegue a seguir.

Me  levanto y le ofrezco la mano

-Busquemos un sitio mejor

De nuevo esa sonrisa flaquea y en ese juego estúpido he ganado otra vez. Se siente bien y peligroso.

Se levanta sin mi ayuda, pero una vez en pie toma mi mano y me arrastra dentro de la casa.

No duda en pasar entre la gente tambaleante. Están tan borrachos que no se fijan en nosotros, pero siento que tengo marcado en mi cara lo que va a suceder, o lo que creo que va a suceder. El problema es que no tengo una idea muy clara. Tomo una bocana y el aire huele rancio y a sudor. Luca deja atrás el hall inicial, obvia las escaleras que suben al segundo piso  y por un segundo suspiro aliviada. Igual he pensado en más de lo que va a ocurrir. Me siento un poco decepcionada. De pronto su mano se aleja de la mía

-Espérame un segundo aquí gatita

Bueno, esa fue la primera vez que utiliza el mote conmigo y el sonrojo vuelve a inundar mis mejillas sin poder remediarlo. Me gusta, pero se siente muy íntimo. No digas chorradas, es la situación la que  va a volverse másíntima.

Le veo alejarse hacia la cocina y yo me quedo al lado del baño. No quiero ni mirar hacia él por temor a lo que me puedo encontrar. Me apoyo contra la pared.

No me estoy haciendo ilusiones falsas con Luca. Sé que esto no es una proclamación de amor. Esta no va a ser nuestra fecha de relación ni mierdas de ese tipo. No vamos a salir de aquí siendo novios. Le conozco más que eso, pero siento que quiero hacer esto. No se siente como algo malo en mí, o realmente que lo sea es lo que lo convierte tan bueno.

Intento relajar mis pensamientos porque a este paso voy a levantarme dolor de cabeza y me pregunto qué coño hace Luca. Quizás me está dando tiempo a que lo piense y me eche atrás. O igual es él quien no quiere y pretende que sea yo la que se eche atrás, para no hacerme daño.

Estoy empezando a pensar cosas estúpidas.

¿Y si fue a por la rubia?

Basta, más cosas estúpidas, ahora, no

Mis maquinaciones se ven interrumpidas por el chico de cuadros, que con una cerveza en la mano se coloca enfrente de mí en un estado tambaleante

-Hombre, preciosa, ¿dónde te habías metido?-ahora es él a quien se le atascan las palabras. Ha seguido bebiendo desde que volvió a la casa.

Le observo asombrada de que aun insista. Joder, el tipo era perseverante. Sonrío negando con la cabeza.

Un tipo detrás pasa empujándole, él pierde el equilibrio y cae sobre mí aprisionándome contra la pared. Coloco mis manos contra su pecho intentando mantenerlo alejado. El peso se aleja de pronto cuando Luca lo agarra como un loco el cuello y lo estampa contra la pared de enfrente.

Veo como cierra los dedos en un puño.

-¡No!-le grito mientras, sorteándole, corro y me coloco en medio de ambos. El chaval mira hacia los lados asustado, seguramente pensado sobre lo que ha pasado para que de pronto esté apoyado contra la otra pared.

Luca me mira desde arriba en un ceño fruncido y una cara que dice que va a matar a alguien. Le fulmino. No voy a permitir que pegue a un borracho. Sus ojos van de mí a él y finalmente afloja los dedos.

-Vamos.

Con esas se da la vuelta. Lo sigo, alejándome de camisa cuadros azules. Sigue hasta el final del hall donde hay dos escalones y una pareja se está enrollando con pasión contra la pared. Los esquivamos rozándolos, porque ellos ni se inmutan que pasamos y mucho menos hacen algún movimiento para dejarnos más espacio.

Después de ellos giramos por el corto pasillo hacia la derecha, por detrás de las escaleras que suben a la parte de arriba. El sitio está casi en penumbra, la música está más amortiguada y unos tímidos gemidos se extienden. Luca ignora al par que contra el suelo se mueven con fuerza. Yo los miro indiscretamente. No me importa quienes sean, ni cuál es su posición. Es su actitud lo que despierta mi curiosidad. Están en su propio mundo o simplemente no les importa que haya gente observándolos.

No hay nada más allá, salvo una puerta que supongo que conectará con el garaje y estará cerrada. Oigo el sonido de unas llaves y observo como Luca introduce algo en la cerradura. La puerta se abre y mira hacia mí. Observo a la pareja de nuevo.

-Venga-me apura

Me alejo con paso rápido de ellos y cruzo la puerta hacia la oscuridad. No me introduzco mucho porque no veo nada. Mis ojos aun piensan en las luces intermitentes del otro lado. Oigo a Luca detrás de mí entrar y cerrar. Incluso da de nuevo la vuelta a la llave. Mis ojos comienzan a acostumbrarse y veo un todoterreno a un par de pasos. El recinto es bastante grande y huele un poco a humedad, pero se está bien.

No hay nadie más.

-¿Cómo has conseguido…?

Me da la vuelta y me interrumpe para besarme. Me aúpa contra su cuerpo y le rodeo con las piernas su cadera. La falda se me sube dejando al aire mis bragas cubiertas por las medias. Le muerdo ansiosa y tira de mi cabello.

-¿Ya has sacado a la gatita salvaje?

-Estoy en ello-lo estoy intentando. Pretendo serlo, pero realmente yo no soy así. El problema es que Luca es desatado y descarado, no creo que le valga que sea una niña tímida y nerviosa.

Se mueve hasta estampar mi espalda contra una de las puertas traseras del todoterreno. No ha sido cuidadoso. El golpe me saca el aire del cuerpo y su beso me impide tomar mas. Una mano va a mi trasero.

Ambos tenemos la respiración alterada. Con suavidad me toma de las piernas y hace que me desencaje de su cadera. Quedo de pie entre el coche y él. Me coloco la falda. No se que hacer con mis manos. Quiero llevarlas a su pecho o al interior de sus pantalones, pero Luca decide dar un paso atrás y observarme atentamente, con una promesa en su rostro.

Va a devorarme

-Hazme un baile

Su voz se extiende en el recinto oscuro en un eco sensual. Se me pone la piel de gallina, su comentario me rodea, da vueltas alrededor de mi cabeza, me moja las bragas.

-¿...que?

Las cejas se le fruncen disgustado.

-Baila

Un interruptor en mi cabeza se activa, molesto porque mas que pedirlo lo ordena y no me gusta. Intento darle la vuelta a la tortilla. Doy un paso hacia él decidida, lo rodeo. Busco su espalda y de puntillas inclino mis pechos contra él. Intento acercarme lo máximo posible a su oído.

  • ya he bailado para ti esta noche ¿Por qué no bailas un poco tú para mí?

Vuelvo a posar las plantas de los pies y acabo el giro hasta volver de frente a él. Me toma la barbilla.

-En unos minutos gatita-mete la mano en el bolsillo del pantalón y extrae un mando. Oigo el sonido característico de los coches al abrirlos. Me doy la vuelta hacia el todoterreno y las luces dobles que se accionan al desbloquearlo

-No me lo puedo creer-susurro- ¿Cómo has conseguido las llaves?

-Cajón de la cocina- se limita a contestar

Así que a eso había ido. No a buscar a la rubia, no a darme tiempo. Ninguno de los pensamientos estúpidos de antes.

Observo el coche durante unos segundos. No me mete presión, solo está en mi espalda esperando. Deja pasar casi un minuto antes de que su mano se introduzca dentro de la camisa blanca grande y recte hasta mis pechos cubiertos con el sujetador y el top. Los masajea y me tenso.

-¿Soy manipulador?

¿A qué viene esto ahora? Su otra mano se une al juego y ambas se dirigen al borde del top. Lo alza sin contemplaciones. El sujetador encierra mis pechos. No los tengo enormes de una forma grotesca pero nadie los definiría como pequeños. La palma de sus manos se deslizan sobre la tela, especialmente sobre los pezones que están duros y se hacen notar. Gimoteo cuando aparta la copa de uno de ellos y toma el pico entre el índice y el pulgar.

-Mucho-susurro con los ojos entrecerrados

Su otra mano deja ese pecho cubierto pero baja sobre el abdomen en un movimiento fluido hasta el borde de la falda.

-Desabróchatela

No dudo un segundo en hacerlo.

La palma de su mano viaja hacia la entrada. Le resulta incómodo por la falta de espacio o esa sensación me da, por ello tiro del bajo hacia abajo, hasta que acaba en mis tobillos descansando en el suelo.

Aparta la goma de las medias y se introduce, también dejando a un lado las bragas.

Sus dedos pasan sobre mi clítoris. Retrocedo asustada y mi cuerpo se apoya sobre el suyo.

-¿Cómo te gusta?

Miro al frente, hacia lo escuro, a la puerta del todoterreno. Estoy ardiendo de nervios y de deseo.

-No lo sé

-Sí, claro que lo sabes gatita.- Extrae su mano y son firmera toma una de las mías y las lleva debajo de la ropa. Intento apartarla-Espera-me dice cuando nota que intento sacarla de ahí y decora la palabra con un pequeño peñizco a mi pezón

Me siento muy excitada. Su voz, sus actos, me gusta demasiado. Su dedo índice se coloca sobre el mío. Lo lleva hasta la entrada húmeda.

-Enséñamelo

Me muero de la vergüenza. No lo puedo evitar. Esto es muy íntimo. Sin pensarlo su dedo se aparta del mío y entre ese y el corazón los lleva a ambos lados de mis labios inferiores, extendiéndolos.  Mis piernas se cierran algo.

-Vergüenza- lo murmuro tan bajo que no pienso que me pueda oír. Solo es un pensamiento que escapa de mi cabeza.

Su dedo toma mi pezón excitado y tira de él hacia afuera en una amenaza.

-No quiero vergüenza Cat. Somos nosotros. Nos conocemos. Ahora tócate

¿Que chico de dieciséis años se comporta así? ¿Habla y actúa así? Cierro los ojos con fuerza y mi dedo índice rueda sobre mi clítoris y la yema de sus dedos masajea mi pezón al mismo ritmo. Dejo el clítoris y me centro mas abajo. No introduzco el dedo totalmente porque me hace daño, pero si un poco.

-Eso gatita, solo que más rápido.

Frunzo el ceño

-No

Me gusta este ritmo, siempre lo hago así. Suave y lento está bien.

-Sí. Más rápido- me muerde el hueco del cuello y sus dedos dejan de exponer mi carne para colocarlos sobre los mismos y aumentar la intensidad. Grito de la impresión.

Acrecienta la velocidad al ritmo que él considera oportuno y conecta la yema del pulgar a la vez sobre mi botón. Mi pezón es maltratado por un peñizco duro y el dolor va directo a mi entrepierna en un latigazo de placer.

Así de fácil es como Luca hace que me corra la primera vez.

Si fuese un hombre sería eyaculador precoz.

Me niego a creer que sea porque ha aumentado el ritmo, o menos aun porque me haya echo daño.  Solo ha sido la suerte, el alcohol…y mentirme mucho a mi misma.

Tomo un par de respiraciones y me alzo un poco, porque con la intensidad he acabado apoyada casi totalmente sobre él.

-Ahora al coche.

Me relamo los labios secos y miro hacia el vehículo. Me siento relajada y no es momento de echarse atrás. Salgo de la falda y tomo el tiro de la puerta, abriéndola sin dudarlo. Me subo de un salto y me muevo dejándole espacio. Le observo entrar en el coche. No es mucho más grande que yo, aunque sí bastante más desgarbado.

-Túmbate

No tengo ninguna objeción a ello. No me siento tan nerviosa como creía que lo estaría. Se lleva sus manos a sus caderas mientras yo me tumbo contra los asientos cara arriba. Se baja de un tirón los vaqueros oscuros quedándose en unos calzoncillos grises viejos.  Se alza sobre mí pero en el último momento me esquiva e introduce las llaves al coche ágilmente.

-¿Quieres un poco de música?-enciende una de las luces de arriba. No inunda todo el coche, pero es suficiente.

-Si

La música siempre viene bien. La radio se acciona y una canción de jazz comienza a sonar. No la conozco, pero suena en la mezcla perfecta entre relajante y dinámica.

Mi cuerpo descansa sobre unos asientos bastante nuevos, suaves. Es un buen lugar para dormir y para hacer más cosas.

Vuelve de nuevo al asiento trasero y me observa desde arriba como un león, con los ojos entrecerrados. La luz le da de espalda, lo que hace que su cara esté a oscuras, dándole un aspecto bastante amenazador.

-¿Lo has hecho alguna vez?

Me mira fijamente a la cara. No es momento de mentir

-No

Noto que traga duro e intenta detener una sonrisa de suficiencia, pero no puede contenerla del todo.

-Bien

Se medio tumba sobre mí y nuestros cuerpos se juntan. Está caliente y me gusta. Me inclino un poco hacia él.

-Intentaré hacerte el menor daño posible- con esas me quita la camisa grande y la posa en el suelo. Le noto duro contra uno de mis muslos.

Introduce su mano entre el asiento y la parte baja de mi cabeza, intentando darle un apoyo para que esté algo más elevada. Vuelve a besarme con una urgencia mayor y le sigo el ritmo. Rompe el contacto para caer por mi mejilla en una caricia de besos suaves hasta el final del hombro. Baja el tirante del sujetador. Se alza sobre su mano libre.

-Quítate la ropa

Bueno, eso iba a ser más complicado. Trago un nudo de nervios cuando me llevo las manos al top y me lo quito. Observa atento mis movimientos. Me muerdo el labio de forma dudosa. Se levanta aún más para echarme un vistazo completo

-No sé qué tienen las medias, pero joder

Al menos le gusta. En un movimiento brusco tira de ellas y me las quita junto con las bragas. Los hace con tanta fuerza que mis zapatos salen con ello. Se le ve un poco más nervioso y bastante ansioso. Me llevo las manos a la espalda y desengancho el sujetador. No hay vuelta atrás. Él se quita la camiseta. Después se agacha y rebusca en el pantalón. Toma un condón de la cartera y me lo lanza.

-Pónmelo-me lo dice sonriente y se baja el calzoncillo.

No estoy muy segura de saber hacerlo. Nunca había puesto uno, eso está claro. No me atrevo a mirar su zona masculina. Si lo hago me voy a echar atrás. A ver cómo se lo pones sin mirar guapa

Calma.

Alzo mi mirada a su cara y a su pecho. Está algo musculado, más bien de una forma fibrosa.

-¿No sabes ponértelo tú?- le digo con burla

Se ríe. Toma mi muñeca y la lleva directo a su entrepierna.

-Apuesto a que nunca has tenido uno entre las manos. –encierra mi mano en la suya y me obliga a tomar la carne caliente. Es suave, y al tacto me parece grande-No hay mejor manera de familiarizarse que tocándolo y mirándolo-con esas arrastra nuestras manos arriba y abajo.

Un leve gemido escapa del fondo de su garganta. Eso me gusta. Suelta mi mano cuando ve que comienzo a tener mi propia iniciativa. Muevo mi mano lentamente

-Más rápido

Lo hago de una forma irregular pero parece que no está tan mal. Al menos no le oigo quejarse. Tiene los ojos medio cerrados y la boca en un apretón tenso.

-Espera, o no vamos a llegar a la segunda parte.

Detiene mi mano a fuerza bruta, porque yo no quiero parar. Se quita de encima y se sienta.

-Ven, vamos, toca ponerlo.-busco el condón, que ha caído al suelo, olvidado.

Lo tomo entre las manos frías y nerviosas. Luca agarra mi cara con suavidad

-Deberías mirarlo, va a estar dentro de ti en unos escasos minutos.-Mis ojos viajan a su entrepierna. Está alzado, excitado, y a mí me parece que no puede entrar en mí. Lo veo demasiado grande. Me echo un poco atrás de la impresión.

-Tranquila.-toma mis muñecas para impedir que me aleje y me regala un beso rápido.-Será suave

No creo que haya forma de que sea suave. Tomo el plastiquito y lo intento abrir, pero mis dedos parecen estar entumecidos, así que Luca me lo quita de las manos y es él quien lo extrae. Me lo ofrece en la palma de la mano. Le miro a los ojos mientras lo cojo y me sonríe con calma. Bien, al menos ahora no está siendo un capullo. Lo coloco y lo arrastro hacia abajo sujetándolo por la punta, tal y como me dijo Ana. No sé si es un buen momento para recordarla, pero me hace sonreír.

Una vez puesto Luca empuja con suavidad mi cuerpo para volver a tumbarme sobre el asiento. Sus manos se colocan sobre mis hombros y bajan por mis pechos hasta mi entrepierna. Da una pequeña pasada, asegurándose de que estoy algo mojada. Lo estoy, que no se preocupe por eso.

Se tumba medio sobre mí, tomando una pierna por debajo de la rodilla y doblándola, sacándola hacia fuera. La otra queda aprisionada por su cuerpo y el respaldo del asiento. Tengo el aire contenido en el pecho y los ojos cerrados. Las manos descansan tensas a cada lado de mi cuerpo.

Una mano las toma y las coloca sobre su hombro, cerrándose con los dedos sobre su cuello.

-Relájate.-su nariz acaricia la mía en un beso esquimal y me saca una sonrisa. Un beso.

Nos miramos por unos segundos a la cara sin movernos ni decir nada, respetando el momento. En ese tiempo la música entra en mi cabeza y Adele canta.

-¿Preparada?-su mano deja la parte interna de la rodilla y va justo encima de mi monte de venus, calcando

Asiento.

Noto la presión de su pene sobre la entrada antes de que acabe de asentir. Lo guía con su otra mano mientras se apoya con la otra sobre mí.

-Mírame

Alzo los ojos y en ese momento se introduce de un movimiento.

-Joder-lo digo porque duele y mis piernas se intentan cerrar inconscientemente

Luca se mueve para agarrarlas y se pone totalmente sobre mí. Está hundido en mí e intento acostumbrarme

-Llevo esperando esto bastante-con esa frase hace un mete saca rápido que pasa de dolor a placer. Gruño. –Gatita-me besa y aprisiono su cabeza contra mí con la fuerza de mis brazos impidiendo que escape. Se acaba el beso-No cierres los ojos, mírame-insiste

Lo hago, lo intento al menos. Él no aparta sus ojos de mi cara. Su mano navega entre nuestros cuerpos en busca del clítoris y de la que pasa tira de uno de mis pezones. Grito ante las sensaciones y la palma cubre la boca, quedándose en jadeos ahogados. Estamos sudando.

-Más rápido-soy yo la que lo está pidiendo  desde detrás de su palma

Luca me sonríe y hace lo que le digo. También su dedo aumenta la velocidad sobre mi clítoris. Basta eso para que me corra en un grito que esta vez no reprime nada. Aparta su mano para que se oiga bien alto.

-Duro y rápido.-Lo dice entre los dientes cerrados sonriente y tenso. No para mientras me corro, solo incrementa el ritmo-Sabía que nos entenderíamos.

Cambia el ángulo y chillo de nuevo de la impresión. Se corre y cae sobre mí en un jadeo potente.

El silencio se mantiene mientras sostengo su peso y sigue en mí. Finalmente se levanta algo y se extrae para volver a dejarse caer.

-Luca-lo susurro mientras miro al techo del todoterreno. No sé quién está cantando la canción de ahora, aunque la conozco de oírla en la radio.

-Di

Tomo una respiración y lo dejo escapar. Es más fácil decirlo ahora que no nos estamos mirando a la cara.

-Te quiero.

Vuelvo al presente. El agua cae con más fuerza contra el coche. Ambos seguimos callados y todo es demasiado incómodo. Cuando llegamos a mi calle me bajo con un simple gracias y corro hasta mi portal, escapando de todo. No me sigue, solo se queda mirándome desde dentro del coche con una expresión que parece querer decir muchas cosas. Lo despido cerrando la puerta del portal a mi espalda y una lágrima de pena se escurre por mi mejilla.