Todo lo nunca hice bien 12

Tu parles français?

Cat tiene mala cara otra vez. No puedo evitar fijarme. Hace unos cuantos meses había mejorado, incluso había engordado algo después de la forma esquelética en la que se había presentado el primer día. Llevaba un par de días con ojeras bajo los ojos y vuelve a utilizar esa forma de encogerse que la hace parecer una niña. Tiene el pelo oscuro recogido en un moño mal hecho que a cualquier otra persona le sentaría mal, pero que a ella le da un aspecto despreocupado y natural. Las gafas algo caídas sobre su pequeña nariz llena de pecas. No es una bomba sensual en el sentido de la palabra, sino algo pequeño sobre lo que sientes la necesidad de cuidar. Sin embargo una vez que la conocías, si te dejaba, era una persona fuerte e independiente.

No tiene nada que ver conmigo, eso está claro.

Alza los ojos al notar que la observo nerviosa y la sonrío de forma agradable intentando transmitirla un poco de calma. Me devuelve la sonrisa de forma tirante.

Al menos había conseguido que esta noche saliese con nosotros. Por primer vez después de casi dos años. Era tozuda, pero no tanto como yo. Mi padre siempre me decía que me parecía a la mula que tenían de joven. El animal más obstinado que había conocido en vida. Bien, me enorgullezco de ello.

La observo otra vez preocupada y la veo necesitada de algo. No sé nada de su vida privada, no me ha dejado acercarme casi nada, pero aun no me he rendido.

Me levanto y sin más voy hasta ella. Parece no percatarse de mi acercamiento, tiene los ojos medio entrecerrados contra el portátil, como intentando desvelar algún misterio. La sorprendo cuando la abrazo.

-¿¡Qué!?-salta asustada intentando escapar de mis brazos, pero la tengo bien agarrada

-Estoy contenta porque esta noche salimos de fiesta juntas-le digo riéndome

Por unos segundos se mantiene en silencio y me preocupo por si me he pasado, entonces ella se une a mis risas. Me aparto finalmente

-Joder Sonia, que susto me has dado

Me río de nuevo

Las puertas del ascensor suenan y ambas nos giramos a observar, ella desde su silla y yo sobre mis tacones que aún me hacen más alta. Unos pasos calmados van al compás de un hombre que se acerca a nosotras. Lo recorro con curiosidad mientras oigo a mi compañera maldecir bajo.

Mis ojos se fijan lo primero en  unos pantalones algo rotos, con pinta de ser buenos pero bien gastados. Una camisa negra que deja entrever el cuerpazo que se esconde debajo y una chupa que cubre unos hombros amplios. Camina seguro, casi de una manera ajena a todo lo que le rodea. Cuando acabo en su cara noto que me está observando con los ojos entrecerrados y una sonrisa confiada.

Madre del amor hermoso

No me da tiempo a ordenar las ideas antes de que se pare enfrente de nosotras.

-Bonjour- el dios griego era francés.

Intento tragar algo de saliva para humedecer la garganta, que se acaba de quedar más seca que un desierto. Sin poder aguantarlo más bajo los ojos esquivando los suyos curiosos.

-¿Cómo estás?-veo que se lo pregunta a Cat y por un lado me siento más relajada de que esos ojos grises inquisidores viajen a mi amiga y me dejen en paz. Por el otro me siento un poco molesta.

-Bien-Cat es seca generalmente con la gente, pero cuando la miro a la cara observo que sus mejillas están profundamente sonrojadas.

Alzo la mirada al dios francés, que se limita a sonreír de una manera un poco mezquina. Me pregunto si estos dos habrán estado liados. De pronto los ojos de él se vuelven de nuevo a mi cara y atrapan los míos. Su sonrisa cambia a la de un depredador hambriento. No puedo quitarle la cara porque es de cobardes y de mal educados, pero me siento demasiado nerviosa.

-Pasaba por aquí para ver si estaba Mr Gruñón

Mi cerebro se está deshaciendo mientras observa el movimiento de sus labios, de su lengua en el interior rozando contra las paredes de su boca. Me acabo de mojar solo escuchándolo hablar y hago un veredicto rápido, necesito comprar un consolador.

Le observo levantar una ceja mientras una pequeña sonrisa toma parte de su cara, como regalo personal. Intento que sus palabras cobren sentido en mi cerebro.

¿Mr Gruñón?

-Está en su despacho-le contesta finalmente Cat de una forma enojada.

-Bien-no aparta sus ojos de mí y es ahora él quien me regala un escudriño de arriba a bajo

De pronto mi vestido blanco está demasiado prieto contra mi cuerpo, lo que le enseñará unas caderas enormes. Mi pelo está sin lavar hoy y no llevo casi nada de maquillaje, salgo un pequeño toque en los ojos. Me siento fea.

Oigo suspirar de mala manera a Cat a mi lado y finalmente dice

-Sonia, este es Dani, un… ¿amigo? del señor Silva

Así que este dios sexual era un amigo del otro dios sexual ¿por qué narices se juntarán unos con otros? Quizás eran gays. No digas estupideces Sonia, acaba de desnudarte con la mirada hace un segundo. Aún lo hace.

-Encantado- con esas se inclina y tomándome del cuello con una mano grande y caliente me da dos besos demasiado cerca de las comisuras de la boca para considerarlo correcto, pero tampoco tan cerca para poder decir algo al respecto-me habría gustado que nos presentaran como conocí a Cat, pero no me quejo.

Frunzo el ceño sin entender a lo que se refiere y miro hacia mi compañera confusa. Cat de nuevo está roja como un tomate y tiene los labios apretados en una mueca de fastidio.

Un guiño juguetón escapa de Dani, después se gira y se dirige directo al despacho.

Me he quedado de piedra en el sitio, sin estar segura de que hacer. No me suelen descolocar los hombres, pero este tipo acaba de romper todos mis esquemas. Ni siquiera he abierto la boca.

-¿Quién…?-me he quedado incluso algo ronca. Despejo la garganta y lo intento de nuevo-¿quién es ese tipo? ¿Y de que lo conoces?

Miro fijamente a Cat por respuestas, pero ella solo vuelve a fundirse en el trabajo y me da una respuesta muy llana

-El otro día revisando las noticias junto con el jefe se presentó. Nada más

Una polla nada más. Algo gordo se está guardando y yo no voy a parar hasta encontrarlo. Por eso me monto un plan infalible.

Yo no soy de esas mujeres que esperan a que las cosas les vengan dadas. Siempre he sido un poco burra. Si quiero algo lucho por ello, si no lo consigo me jodo y sigo adelante. Ahora mismo quería saber más de aquel hombre que había mojado mis bragas con un par de palabras. Parecía provocador y amistoso, pero sobretodo tenía marcada la palabra peligroso en plena frente y yo soy de esas chicas tímidas que le encantan esas cosas. A veces me sorprendo a mí misma.

Después de media hora, cuando son casi las dos en punto y tenemos nuestra parada para comer, oigo los pasos de vuelta, solo que en vez de escuchar el ruido de una persona, son dos que hablan en bajo. Miro hacia Cat que se esfuerza en extraerse del mundo. No va darles cara pero yo sí. Tengo que poner en marcha mi plan.

Les veo aparecer a ambos por el pasillo y un poco de mi valentía cae a un pozo profundo. Son tipos duros, seguros de sí mismos. Lo dice la expresión de sus cuerpos, sus caras. Son guapos, a niveles muy distintos. Físicamente tienen poco parecido. Ambos están en forma y poco más. Mientras que Silva es oscuro y algo brusco Dani parece más refinado. Nuestro jefe da algo de miedo, pero parte de su encanto reside en ello. Su cara grita control y autoridad. No parece una persona a la que puedas decir que no en ningún punto. Su amigo, Dani, parece más despreocupado, permitiendo que las cosas a su alrededor sigan el curso que quieran pero sin perturbarlo. Mucho más dispuesto  sonreír, pero su sonrisa esconde algo mezquino, algo malvado que parece dispuesto a salir a cualquier momento.

Me siento dispuesta a sacar ese lado.

Me levanto casi como un resorte cuando están cerca. Más como un impulso antinatural que algo consciente. Cat no alza los ojos. No está dispuesta a meterse en esta batalla, pero observo la tensión de su cuerpo. Con la mayor naturalidad posible salgo detrás del escritorio y me paro en medio, impidiendo que sigan avanzando hacia los ascensores.

Dani me mira divertido y curioso. Intento ignorarle. Ahora mismo el plan es otro, aunque la meta sea él.

-Señor Silva-le llamo así porque he visto que le gusta y soy una persona observadora

-Sonia

-Esta noche la gente de la empresa celebra una fiesta-noto a Cat alzar la cabeza con los ojos desorbitados. No esperaba que hiciese esto-Creo…-dudo un segundo sin poder evitar volver los ojos hacia su amigo. Me mojo los labios y aparto la mirada rápido-creo que todo el mundo estaría encantado de que viniera

Miro directamente a sus ojos azules oscuro. No están centrados en mi cara, sino que miran a Cat atentamente, dudando.

-Claro que nos encantaría ir-no es Luca quien contesta. Dani interrumpe la tensión del momento-Aunque no sea de la empresa puedo apuntar ¿no?-sonríe y noto unos pequeños hoyuelos se forman en sus mejillas.

-Supongo…que si-digo como si no hubiese sido mi plan inicial

-Parfait, Cat avisará a Luca y ya nos encontramos ahí

Con esas camina pasando a mi lado tan cerca que su colonia se queda conmigo.

No sé qué ponerme para esta noche. Me siento como una niña de quince años a la que dejan salir por primera vez de fiesta. Mi apartamento está hecho un lío como mi cabeza. Es imposible que intente ordenarlo, dentro de cinco minutos todo está de patas arriba. Soy un desastre.

Miro dentro de mi armario sin sentido y tomo un vestido color rojo. Me pregunto si será demasiado llamativo.

Un momento, que narices estoy pensando. Yo siempre voy llamativa, hoy no va a ser distinto. Me desnudo delante del espejo y observo cuidadosamente. Tengo veintisiete años. Las caderas demasiado anchas para mi gusto, las tetas demasiado grandes y soy demasiado alta. No voy a hablar de mi piel clara y llena de pecas o de mi pelo pelirrojo. Toda mi vida había sufrido de ello, pero llegué a un punto en que decidí acabar y comencé a ponerme tacones y a olvidar que la mayor parte de los hombres son más bajos que yo

El dios francés no.

Un destello de sus ojos en mi cerebro enciende el fuego en mi coño.

Joder. Sin poder remediarlo me llevo una mano a mi entrepierna y comienzo a acariciarme mientras me dejo caer hacia atrás, sobre el colchón. No puedo evitarlo. O lo hago o voy a estar encendida toda la noche, cada vez que lo mire, e incluso así tengo mis dudas.

Introduzco un dedo con suavidad y me imagino que es él. En mi mente tiene que follar de vicio, saber lo que se hace incluso dominarme un poco. Siempre me ha gustado así. Mi primer novio en la universidad me había dejado por eso. No me creó ningún trauma. No tenía nada de especial, un chico más alto que yo (como condición importantísima para estar conmigo) y más fuerte. Era jugador de baloncesto.

No solo es el físico lo que me atrae de Daniel. Hay algo más que ni siquiera se desvelarlo. Son sus gestos, sus maneras. No lo tengo claro y pienso que igual estoy imaginando más de lo que hay solo porque me muero por un poco de acción en mi vida.

Dos dedos y aumento el ritmo con los ojos cerrados, imaginándome su cara. Estoy loca, pero no tiene nada de malo. Nadie se tiene porque enterar de esto. Un gemido se me escapa de los labios y en mi cabeza suena su voz ronca ordenándome que no haga ruido, así que los muerdos, cumpliendo su petición. Mi otra mano comienza a estimular mis pechos con suavidad para dar tirones de vez en cuando a mis pezones intentando cogerme por sorpresa. Más rápido.

Lo máximo a lo que había llegado alguna vez era que me hubiesen atado. Siempre he querido un poco más de experimentar ese lado, pero no lo he encontrado. He llegado un momento que lo he dejado por imposible. No es que no disfrute el sexo convencional, solo…siento una curiosidad avivada por todos los relatos eróticos que he devorado con el paso de los años. Nada es tan bueno como en los libros, pero mis fantasías están llenas de un tipo duro y malo que juega conmigo. Solo quiero ponerle una cara definitiva y hoy le ha tocado al Dios sexual.

No nos podemos quejar.

Cuando he terminado totalmente, después de mi relajación corporal, la ducha, vestirme, recogerme el pelo en un moño perfecto y una pequeña mano de maquillaje, me coloco los zapatos negros de tacón a media carrera a la puerta.

Llego tarde.

El lugar es un pequeño local de moda. Un sitio algo oscuro pero moderno donde la gente de nuestra edad sale a tomar unas copas y a bailar un poco. No soy muy fan de este tipo de zonas, pero admito que no hay muchos más donde ir, a no ser que sea para tomar unas cervezas en algún lugar tranquilo. La música truena desde fuera y un gorila espera en la puerta con calma, aburrido, mirando hacia el otro lado de la calle donde un grupo de chavales de quince años beben un alcohol que a mí me tumbaría al primer trago.

Lo saludo al entrar como siempre, me lo devuelve, reconociéndome. Nunca le he hablado más que eso, pero me cae bien. Me abre la puerta con amabilidad y le doy las gracias. Un foco rojo inunda la entrada y camino hacia dentro sorteando al tumulto de gente, que se mueve de una forma un poco agobiante. Es un local bastante amplio, que deja a un lado la barra ocupando todo la parte izquierda, enfrente un escenario ahora vacío con un telón rojo y al otro lado unos sillones con mesas. En el medio una pista en círculo llena de personas bailando (o intentándolo).

La mayor parte de la gente ya ha llegado, pero no veo por ningún sitio a Cat, ni al jefe, al menos en un simple vistazo.

No voy a pensar en Daniel.

Observo a lo lejos, cuando las luces cambian, un pelo azul que destaca y adivino que no puede tratarse de otra persona que no sea Carlota, una amiga bastante cercana. Intento acércame allá, dispuesta a pasar una buena noche, pero una mano se enrosca alrededor de mi cadera desde atrás empujándome y haciéndome perder el equilibrio.

Aterrizo sobre un cuerpo duro.

-Llegas tarde, rouge.

El corazón, que antes bombeaba al ritmo de la música, ahora acaba de paralizarse. Dani está sujetándome, con una mano que se ha alzado casi a la parte baja de los pechos  y su boca demasiado cerca de mi oreja. Se me pone la piel de gallina.

-No me gustan las filles que llegan tarde. No es educado-susurra aun a mi espalda

Aparto su mano y me giro hacia él. Lleva unos pantalones oscuros que parecen un poco menos usados que los otros y una camisa blanca. Un tatuaje sobresale por encima debajo de la manga, hacia el codo, pero no consigo ver lo que es.

-Y qué pasa con los hombres que se auto invitan a fiestas

Se ríe amistosamente. Estoy coqueteando con el amigo del jefe, pero no lo puedo evitar. Es un imán. Me gusta. Me gustan sus ojos grises que chispean con secretos y promesas. Y me gusta su cuerpo y esa forma que tiene de hablar tranquila y suave.

Su brazo se mueve contra mi cintura, hasta que se enrosca alrededor, descansando su mano justo por encima del inicio del culo. Incluso en unos buenos tacones sigue siendo unos centímetros más alto, pero casi no tengo que alzar la cabeza para mirarlo a los ojos. Debe de ser novedoso para él. Se inclina hacia mí y su olor picante inunda mi cabeza.

-Quiero follarte-lo susurra cerca, de una forma lenta y perezosa, de manera que aunque tengamos gente pegada alrededor, solo lo puedo oír yo.

Nunca me han hablado de manera tan directa. Casi no he tenido una conversación con este tipo. Ni siquiera  sé donde trabaja, cuántos años tiene…No sé si ni quiera si tiene familia, o esposa, o novia. E incluso con todas esas pegas, después de haberme masturbado en mi casa justo antes de salir pensando en él, me he mojado ante su arranque de sinceridad.

Lo observo con el corazón descontrolado. No puedo explicarlo. Mi cuerpo se muere por decirle que sí, por dejarse llevar. Todo el mundo tiene  derecho a una noche de locura. Acostarse con un desconocido es la fantasía de muchas mujeres. Se me acaba de servir en bandeja, ¿por qué no intentarlo?

El sigue mirándome atentamente con una expresión tranquila. Su mano aún descansa en el mismo lugar como si no acabase de soltar una bomba que ha tambaleado todos mis cimientos morales. Voy a destruirlos. Tomo el matillo y doy un golpe a una de las columnas de mi decencia.

-¿Tienes familia?

Dani omite su sonrisa tranquila y parece ponerse serio. Se inclina más hacia mí, invadiendo totalmente mi espacio vital. Su mano en mi espalda ejerce una pequeña presión, pensando seguramente que iba a salir huyendo. Nada de eso, me siento bien de esta forma.

-Ni hijos, ni esposa, ni novia, al menos que sepa. Alguna amante

Bueno, que coño, sin problema.

-Entonces, ¿a qué esperas?

Su cuerpo se tensa nada más que expulso las palabras. Quita su mano y la envuelve en la mía. Pensé que iríamos hacia la salida, a casa de uno de los dos. Pienso en mi casa desordenada y las mejillas se me ponen rojas. Sin embargo veo que gira y toma el camino hacia los baños.

¿A los baños? ¿Cuántos años tenemos? Bueno, le da un toque de excitación pensar que hay gente alrededor.

Entra sin dudarlo y rezo para que no haya nadie más. Va al de las tías y no sé porque. Está vacío. Golpe de suerte. Es bastante grande, con las paredes en blancos y los cubículos en marrón, imitando la madera. Parecen bastante modernos e increíblemente están limpios.

De un movimiento abre y nos introduce a ambos en el pequeño recinto. No tarda un segundo en asaltar mis labios de forma hambrienta.

Sabe a menta y supongo que habrá estado mascando un chicle o algún caramelo. Nuestras lenguas chocan y se debaten en un duelo amoroso. Sus manos se anclan en mis caderas, acercándome a él. En un movimiento, con nuestras bocas aún juntas, me gira sobre mis zapatos y empuja mi cuerpo contra una de las paredes. Gimo por el golpe, pero no dejo que se separe. Quiero más, porque sabe lo que hace. Mis manos van a su pelo corto, intentando tomar parte, pero se me escurre entre las manos.

Finalmente se separa y ambos tomamos aire, intentando calmar la intensidad.

-Me gustaría hacer esto en otro lugar-parece sincero-pero Cat va a necesitarte esta noche

Una alarma se dispara en mi cabeza

¿Y si Cat es una de sus amantes?

Se preocupa bastante por ella, y la reacción de ayer al verse fue extraña.

Mierda.

Sus manos suben por mi cuerpo hacia mis pechos en una caricia deliciosa. Con voluntad las paro con las mías. Dani alza la mirada confuso.

-¿Cat es una de tus amantes?

Por unos segundos se muestra sorprendido por mi pregunta, después comienza a reírse, y no me gusta, porque da la sensación de que se ríe de mí. Intento apartarlo molesta. No lo consigo, solo se mantiene a mi lado en un gesto interrogante.

-Quítate-se lo digo seria.

No estoy segura de cuál es el rollo entre Cat y él, pero no voy a permitir que una aventura de una noche acabe con una persona que quiera o no, es importante para mí. La tengo aprecio y la trato como a una hermana pequeña que no se deja ayudar en nada.

-¿Has cambiado de opinión?-me pregunta burlón

Le doy un buen empujón contra la pared enfrente. Tomo el pestillo para salir cuando se alza y me acorrala de un movimiento brusco de nuevo contra la pared, solo que esta vez toma mis manos.

La música amortiguada es por unos segundos lo único que rompe con el silencio. No ha entrado nadie aun al baño.

-Rouge, cálmate-intento soltar mis manos y él sin esfuerzo las coloca sobre mi cabeza tomando ambas muñecas en un único agarre. De pronto estoy indefensa contra él. Su mano libre va a mi cara y hace una pasada con sus yemas, en una caricia dulce- No, Cat no es mi amante.-se ríe de nuevo como si fuera un chiste muy bueno.

No importa. No estoy cómoda. Ahora mismo tengo miedo porque estoy con un hombre que tiene más fuerza que yo en un jodido baño a punto de follar con él, y no le conozco de nada. Todos los aspectos negativos parecen volcarse de pronto en mi cerebro y me acusan de ser estúpida, de morder más de lo que puedo tragar.

-Suéltame-se lo pido con una amabilidad que estoy muy lejos de sentir.

Lo miro a los ojos y me sonríe de esa forma tan asesina.

-Tienes mucho genio.-su mano libre abandona mi cara y va hacia la zona de mi garganta, sigue bajando hasta mis pechos arrastrando sus dedos en una caricia. Toma uno de mis pechos sobre toda la tela y lo aprieta un poco entre sus dedos. Intento pegarle un rodillazo en la entrepierna. Él lo esquiva con el ceño fruncido-Estaba intentando no ser demasiado duro esta primera vez.

-Voy a gritar

De pronto agarrándome por el vestido me da media vuelta, dejándome contra la pared oscura del baño. Ha tomado mis manos hasta dejarlas a mi espalda, fuertemente sujetas. Me dispongo a gritar porque esto ya no es ninguna broma, está siendo brusco. Su mano libre conecta con mi boca, amortiguando mis sonidos.

-Sshh, Rouge, quieta. -tiro de mis manos con fuerza, empujo mi pecho contra la pared intentando apartarle de mi espalda. Mi respiración sale acelerada contra su palma

Bien una cosa es imaginar este tipo de cosas para masturbarte y otra distinta es que te pasen en la realidad. Estoy asustada, y también algo excitada.

Posa sus labios sobre la parte baja de mi cuello descubierto. Muerde con suavidad. Después pasa su lengua como  si fuera un calmante al dolor. El calor de su boca contrastado con el frío de la saliva al contacto con el aire.

-Me gusta de esta manera, un poco dura, ¿sabes a lo que me refiero?-Creo que estoy recibiendo una buena lección. Has querido aventura Sonia, toma aventura . –Si es demasiado lo entiendo,-sigue sonando muy tranquilo contra mi oído- pero Rouge, me gustaría que me dieras una oportunidad. Estoy duro como una piedra desde que te vi-sus labios rozan mi oreja y un estremecimiento recorre mi cuerpo.- y me gustaría devolverte el favor.

Me suelta con suavidad, apartando sus manos de mí, como si fuera un animal herido apunto de atacarlo y tratase de confiar en mí. Por unos segundos me mantengo contra la pared pensando. Noto mi tanga mojado. Quiero hacerlo de nuevo, pero esto es otro nivel.

Me doy la vuelta lentamente, con mis ojos bajos y la respiración nerviosa. Oigo el ruido de una risa al otro lado de la puerta y me congelo. Chicas en el baño de las chicas. Se me había olvidado hasta donde estábamos.

Alzo la mirada confusa. Él sigue ahí, a unos centímetros, observándome.

-No tengo experiencia en esto. –le susurro

No de la forma que está poniendo.

-No es lo importante

Lo observo de arriba abajo. Está duro bajo los pantalones, pero se mantiene quieto, esperando mi decisión, y bueno, no lo veo tan grave ahora

-Está bien

Una sonrisa lenta y confiada se asoma en su rostro.

-Quítate el vestido, Rouge

Por un segundo le miro dudosa, pero finalmente accedo y me quedo solo en mi tanga y sujetador que ni siquiera están a juego. Maldito mi desastre. La respiración acelerada hace que mi pecho se infle y se desinfle de forma notable. Todos mis complejos se me tiran a la cabeza y me encojo un poco. Él nota mis nervios.

-Tranquila. Lo vamos a pasar bien.

-Eso espero-le medio amenazo

Oigo la puerta cerrarse y como las mujeres han dejado el baño.

Su expresión abandona todo rastro de amistosidad.

-Soy exigente-me advierte

Asiento, como sabiendo lo que quiere decir. Vuelve a arrinconarme, haciendo que mi cuerpo toque la fría pared. Me respigo. Su mano derecha se acerca hacia mis tetas, en un toque algo perezoso mientras su otra mano inicia un viaje más interesante. Sus dedos dibujan un lenguaje que se pierde por la zona de mi vientre y mi ombligo.

-Eres preciosa-eso junto con un pequeño tirón sobre la tela de uno de mis pezones hace que gima con suavidad

Mi entrepierna está palpitando con avaricia y su mano pierde el interés de mi vientre y toma mi tanga oscuro de encaje. Tira de él haciendo que la tela se clave contra mi clítoris

-Odio estas cosas.

Con esa presión sobre el clítoris no estamos solucionando nada. Inclino mi pelvis buscando sus dedos de forma tentadora.

-¿por qué?-tira un poco más fuerte e intento ponerme de puntillas sobre mis zapatos de tacón

-Soy bastante Neanderthal, Rouge. –es una confesión vergonzosa

-¿En qué sentido?-la mano que juega sobre la tela del sujetador sube hacia los hombros y baja ambos tirantes

-En todos-tira del sujetador hacia abajo, liberando mis tetas. Antes de que dejen de tambalearse por la forma brusca que se ha deshecho del sostén ya tiene uno de mis pezones en la boca. Lo paladea, lo muerde más fuerte de lo que estoy acostumbrada. Un pequeño grito escapa de mi boca y mis manos van a su cabeza. Le da una lamida tranquilizadora- Me gusta dominar sexualmente-alza su cabeza, posicionándose de nuevo en esos centímetros más altos que yo-Oír suplicar a una mujer.-su boca contacta de nuevo contra la mía. De pronto tira del tanga rompiéndolo y dos de sus dedos entran con decisión en mí.-Que quiera complacerme, que se rinda, que confíe en mí en todos los sentidos. Dejar que la cuide.

Gimo por sus palabras y por el movimiento mágico de sus dedos. Estoy a punto de correrme. Sus dedos se mueven en una determinada dirección y grito porque ha encontrado mi punto débil.

-No hagas ruido

Como en mi jodida fantasía. Aprieto los labios bajo los dientes intentando cerrarlos. Le miro a través de los ojos entrecerrados

-Pero no solo eso, también quiero hacerla sufrir un poco. Castigarla. Hacerla llorar-sus dedos vuelven a moverse a otro punto y suspiro un poco más aliviada. Que error, de pronto se arrodilla ante mí y su boca se queda un palmo de mi coño mojado. La respiración se me entrecorta y oigo de nuevo como alguien entra al baño. Unas pisadas que suenan. Miro hacia él alarmada y sonríe perversamente mientras se lleva el dedo índice que no está trabajando en mí a su boca, en un claro signo de que no haga ruido.

Su lengua se une al juego de sus dedos y un pequeño grito sale de mí. Me llevo ambas manos sobre la boca intentando acallarme.

No voy a  poder soportarlo. Estoy inclinándome cada vez más hacia él, hundiendo mi espalda contra la pared.  Oigo el ruido de la cisterna. Después los pasos de nuevo.

Solo aguantar un minuto más. Rezo porque no sean de esas mujeres que se pasan media hora mirándose en el espejo. El lavamanos y la puerta y suspiro de alivio apartando mis manos de la boca.

-¿A qué… estás jugando?- mi voz está ronca, extasiada y cabreada. En menuda situación me ha dejado. Su lengua entra de nuevo-Dios-murmuro desesperada

Entonces sale y se dedica a chupar mi clítoris mientras los dos dedos tocan ese punto mágico que me vuelve loca. No necesito más. Me corro.

Se levanta y se coloca justo enfrente con una sonrisa de pillo. Me siento las mejillas muy rojas y los ojos están entrecerrados, febriles. Mis piernas son de gelatina.

Envuelve sus dedos sobre mi pelo amarrado y tira hasta soltarlo en una nube.

-Rouge, me gustaría verte siempre así.

Le noto relajado, pero hay una tormenta importante en sus ojos, algo que me dice que aún no hemos acabado.

Toma un puñado de él y me da la vuelta, dejándome de espaldas y aplastando mis tetas contra la pared.

-Queda la mejor parte.-no tengo muy claro dónde poner las manos. Tira de mi culo hasta que queda hacia fuera y es mi cara la que está apoyada.-Coloca las manos contra la pared. No las muevas.

-Está bien

Un pequeño ronquido de risa escapa de su cuerpo, como diciéndome que no le importa una mierda que para mí esté bien o no. Su mano acaricia mis nalgas. Me tenso.

-Tengo ganas de ponerlo rojo también.

Intento alejarme de nervios. No estoy muy segura de cómo voy a reaccionar si comienza a darme nalgadas. Una mano contra mi espalda me avisa de que me quede quieta.

-Estabas siendo una perfecta buena chica, no lo estropees ahora.

-No quiero…

Un azote fuerte para mis palabras y las convierte en un grito. Eso ha dolido. Me llevo por instinto las manos al culo

-Te dije que las mantuvieras contra la pared, Rouge-suena tan tranquilo…

Maldigo por lo bajo notando como espera a que vuelva a ponerlas en su lugar. Lo hago con calma.

-¿Te han follado el culo alguna vez?

¿Qué? Madre mía

-No

Oigo el ruido de una cremallera bajando, el sonido de la abertura del condón.

-Lo prepararemos.

Noto su polla justo contra la entrada de mi coño y suspiro aliviada de que no haya decidido otra cosa. Comienza a introducirlo lentamente y siento como se estira mi carne. Gimo. Está metiéndola tan lentamente que es puro fuego y agonía. Quiero más. Inclino mi cuerpo hacia atrás, pero él ya había previsto mi movimiento y toma mis caderas, impidiendo que sea yo quien mande.

-Vamos-le pido

Se introduce del todo con un gruñido de su parte y se queda quieto. Intento mover las caderas para crear más fricción, porque quiero más, necesito más.

-Quieta.

Mi mente se revela ante esa orden, pero mi cuerpo se queda totalmente quieto. Me estoy volviendo loca. Se inclina sobre mí y tomándome del cuello me eleva hasta que me obliga a recostarme hacia él, inclinando mi espalda hacia fuera y dejando la pared al frente, lejos de mí. Me sujeta justo por el cuello, acunando mi cabeza por debajo de su barbilla y dejando introducida bien profunda su polla en mí. Alzo los ojos para mirarle. Me sonríe seguro de sí mismo, tranquilo y calmado mientras que yo ahora solo soy nervios y sensaciones.

-Coloca las manos detrás de la espalda-lo hago sin dudarlo y con su otra mano libre las sujeta tomando ambas muñecas.

Ahora mismo no tengo movimientos de libertad y eso me escita aún más. Doy una pequeña inclinación a mis caderas buscando más de él en mí

-Rouge-me llama y de nuevo lo miro- ¿Vas a venir después a mi casa?

Le observo. Estoy tan excitada ahora mismo que tardo en procesar lo que me dice

-Si-parece más un gemido que una afirmación

Me premia con una embestida rápida y dura. Grito sin importar si hay más gente alrededor o no.

-¿Vas a dejar qué te ate?

La imagen de Dani atándome hace que tenga palpitaciones que él tiene que notar sobre su polla.

Asiento con la cabeza mientras cierro los ojos recreándome

De nuevo vuelve a embestirme, esta vez dos movimientos.

-¿Qué te torture? ¿Y qué te castigue? Correrte de nuevo, unas cuantas veces.

-Lo que quieras.

Parece que eso es suficiente para que comience un ritmo rápido y fuerte. Su mano se envuelve totalmente en mi cuello e impide que me mueva mucho.

Ambos llegamos a un orgasmo demoledor a la vez.