Todo estaba planificado por Carlos
Esa tarde Carlos me convido a tomar algo a una disco. Todo lo tenía planificado para que su amigo disfrutara de mi.
Espero no seguir aburriéndooslo, y si no ha sido así, seguiré contando mi experiencia en ese fin de semana.
En el relato anterior quedamos en que agotados de tanto sexo nos quedamos dormitando al sol. Me recuerdo que nos despertamos tipo seis de la tarde y como era verano todavía hacia calor. Para despejar nuestras cabezas y cuerpo de la modorra y estando desnudos nos lanzamos a la piscina. Nadamos y jugueteamos un rato. Ya sentados tomando los últimos rayos de sol, Carlos que así se llamaba mi amigo, me dijo que a él le gustaría salir a tomar algo, comer y escuchar música en alguna disco. Yo le respondí que encantado lo acompañaría pero antes debía de ir a casa a cambiarme de ropa y arreglarme un poco. Carlos me dijo que por ningún motivo, Yo era su pareja en esos momentos y él se haría cargo de mis necesidades. Así que me pidió que por favor le dijera que era lo que necesitaba. No eran muchas cosas, así que se las dicte sin hacer lista y partió. Me quede solo, así que aproveche y me tendí a disfrutar del sol sin que nadie me molestara.
Debo de haber estado disfrutando de la tranquilidad y del sol entre dos y dos horas y media. Este tiempo me hizo muy bien; tome sol, lo que me gusta porque mantengo mi bronceado y segundo, porque necesitaba recargar mis pilas después de tanto sexo.
Carlos llego y me entrego una pequeña bolsa que contenía un peine, pasta de diente, cepillo, maquinas para afeitar, etc., etc. Útiles para limpieza y acicalamiento. La otra bolsa contenía un par de camisas y una coqueta jardinera de jeans blanca. Jardinera llamamos nosotros a esos pantalones que como agregado en la parte de arriba tienen una pechera. En fotos se ven a los granjeros norte-americanos que las usan. La que me había traído no era tan rustica, todo lo contrario diría Yo bien coqueta. Era blanca, bastante ajustada sobre todo en la zona de la cola, rebajada en la cintura y de pechera bien chiquita. Creo que me iba a quedarme muy bien.
Estábamos conversando cuando sonó el teléfono. Carlos se paró a contestar. Por unos minutos charlo animadamente, colgó y vino a mi lado. Bien, me dijo nos arreglamos y vamos a ir una disco que hace poco se inauguro donde podemos disfrutar de buena compañía, música y sin molestias. Tú ocupa y me indico un baño y Yo lo hago e este otro.
Rápidamente me bañe y arregle coquetamente. Me puse la nueva prenda que me trajo Carlos, la que con una suerte increíble me calzo perfecta y solamente tuve que hacerle un pequeño dobles a las piernas para no pisarlas. Me quedo perfecto, al mirarme al espejo me dí cuenta como me amoldaba la cola y al quedarme apretadito de cintura y de piernas me resaltaba y me moldeaba el culo. La pechera era pequeña y por ser rebajado mi cintura quedaba desnuda. Creo haberme visto muy sexy y debe haber sido así, ya que cuando Carlos salio de su dormitorio y me vio exclamo un UF!!!!!!!.
Se acerco a mi y al oído me dijo; "estas muy rico" y me paso una gargantilla de plata para que me colocara. Ésta era anchita y bien apretada como a mi me gusta. Era un toque.
Cerramos y bajamos al subterráneo a buscar el auto de Carlos. Durante el viaje conversamos trivialidades hasta que llegamos a un momento cuando Carlos me dijo que no me preocupara que esta noche me volvía con él a su casa y me dijo que no me asustará sí él desaparecía un rato que disfrutara con o sin él. No entendí nada.
Después de unos veinte a veinte y cinco minutos llegamos a un lugar que más parecía una enorme casa que una disco. Carlos estaciono el auto, bajamos y caminamos hacia el lugar. En la entrada había un guardia que le solicito el nombre a Carlos, lo verifico y una vez hecho lo anterior nos permitió el ingreso. Ingresamos a un gran salón de luz bien tenue y arreglado con mesas, sillas y sillones, etc., etc. Un arreglo muy especial. Al fondo una barra y por unos parlantes se escuchaba música moderna. Caminamos hasta la barra, Carlos pidió dos tragos y nos pusimos a charlar. Nuevamente Carlos volvió con la historia de que no me preocupara, que solo no quedaría y que si alguien me sacaba a bailar que lo hiciera. En ese momento no entendí nada de lo que trataba de decirme. Mucho después lo entendí.
Con Carlos estabamos en una amena conversa cuando un individuo de unos cuarenta y tantos años, bien fornido, rapado totalmente y vistiendo una de esas poleras que nosotros llamamos musculosas (parecida a la que usan los basquetbolistas) y que dejaban ver sus musculosos brazos y su enorme pecho henchido se acerco a saludar a Carlos muy animadamente.
Carlos mi viejo amigo me dejaste excitado con la conversa telefónica que tuvimos hoy. Este es el bebito de que me hablaste y me tienes para mi, esta precioso. Ahí entendí los dichos de Carlos de que no me preocupara. Que fresco era pense, decidía por mí. Bueno me dije, el tipo no esta mal. Se ve un toro fogoso, me are el desentendido.
Apoyados a la barra conmigo al medio, seguíamos la charla. Carlos medio molesto por los comentarios de su amigo, talvez quería todo más disimulado. El amigo de Carlos, que su nombre era Raúl estaba muy dicharachero y cada vez me arrinconaba más contra la barra. Yo ya no le hacia el quite, quería enseñarle a Carlos una lección.
En un instante Carlos se disculpo diciendo que volvía. Raúl al ver que Carlos nos abandonaba me tomo de la cintura y aprovecho de meter su manos bajo mi pantalón. Sentí su firmeza y decisión, y sus largos dedos llegaron a mi ingle haciéndome cosquilla. Me apretó con fuerza hacia él. Al llevarme hacia él su mano tuvo el alcance de tomar mi cola. Me agarro un cachete y me lo apretó con fuerza, esta vez me estrujo contra él. Sentí su musculoso y fuerte cuerpo. Mis manos se apoyaron contra uno de sus duros, firmes y bien dibujados pechos. Me dio otro tirón contra él. Abrí mis piernas y me monte sobre su muslo para estar más apegado. Su boca busco la mía, la encontró y me beso. Mis manos se fueron a tomarlo de su cabeza, rapada como estaba más me excito al sentirla. Mi boca se entreabrió para dejar paso a su lengua que entro con fuerza y furia. Yo sujetaba su cabeza y el me empujaba con fuerza contra él. Su lengua entró hasta el fondo. Me estaba ahogando pero ni él, ni mi excitación me permitían retirarme. En ese juego estábamos cuando siento que alguien nos abraza y nos aprieta más. Era Carlos que casi me corta la respiración al hacerlo. Nos separamos un poco, pero su mano seguía presionándome fuertemente cuerpo y agarraba mi culo. Yo montado sobre su muslo y con ambas manos lo agarraba de la cabeza. Nuestras lenguas seguían adentro entrelazadas y nuestras espesas y calientes babas se entremezclaban. Yo estaba disfrutando de esa fuerza y no quería ni dejarla ni que me dejaran. Estaba en el limbo. Carlos nos separo a medias, ya que Yo seguí montado en su muslo, una de mis manos alrededor de su cuello y la otra sujetando su espectacular pene de acuerdo a lo que sentía sobre su pantalón. Él mientras seguía exprimiendo mi nalga.
Carlos nos miro a ambos y exclamo; Putas que están caliente y mirándome a mi agregó; "tú pareces una perra en leva. como si no te hubieses dado de comer hoy temprano". No conteste, solo seguí refregándome contra Raúl y él apretar mi culo. Siguió a nuestro lado mientras nosotros nos franeleabamos (acariciar, besar, manosear) sin importar que estuviera cerca. El me había dado permiso para gozar con su amigo y para que él a su vez me gozara. A cabo de un rato se aburrió y se fue a disfrutar a otro lado. Yo en esos momentos estaba muy caliente y excitado, el sentir el enorme y erguido pene de Raúl restregándose contra mi cuerpo. Lo apretaba y acariciaba sobre el pantalón y sentía como palpitaba de calor. Ya deseaba sentirlo restregarse contra mi desnudo cuerpo. Deseaba salir de ese lugar e ir a otro donde hubiera más privacidad. En esa acción estábamos, cuando Raúl retirándose unos centímetros de mi me pregunta si alguna vez había estado en unos privados con que contaba el local. Le dije la verdad que nunca había estado. Que hoy y con Carlos había sido mi primera experiencia y que si el sabía de algo en ese local estaría encantando de acompañarlo. Directamente le respondí que deseaba ser de él, deseaba sentir su musculoso cuerpo desnudo y sentir su erecto pene perforando mi culo. Me pidió que lo esperara en ese lugar, que iba y volvía inmediatamente. A los pocos minutos volvía y tomándome de la mano me guío por un pasillo.
No caminamos mucho por un oscuro corredor hasta que una tenue luz indicaba el número en una puerta. Carlos introdujo una llave, abrió una puerta y entramos. Al prender una pequeña y tenue luz dio vida a un pequeño y oscuro cuarto que solamente lo conformaban una cama doble y espejos alrededor de toda la pieza. Carlos más conocedor del lugar conecto unos interruptores dando luz indirecta sobre los espejos a la vez que apagaba la luz principal. La comodidad del cuarto y su decoración sólo estaba dirigida a satisfacer los instintos carnales. Parados en el centro del cuarto Carlos se acerco y me abrazo. Era maravilloso sentir su fornido cuerpo y apretarme contra él. Busco mi boca y nos envolvimos en un apasionado beso lleno de calor y pasión, mientras sus manos recorrían mi cuerpo y paraban en mis nalgas las que apretó con fuerza y decisión. Sentía su enorme y firme pene contra mi cuerpo. Estaba gozando, estaba recibiendo un enorme placer y me apretaba cada vez más contra él en busca de más calor. Atolondra y torpemente buscaba liberar su pene hasta que con dificultad lo hice y solo para encontrarlo protegido por un boxer. Inicie mis torpes maniobras producto de mi ansiedad por sentirlo lo más rápido posible hasta conseguir dejarlo completamente al descubierto. La primera sensación fue de pavor pero lentamente mis deseos fueron opacando ese temor. Ese pene era enorme, nunca lo medí con una huincha, pero mi mano extendida y desde la punta del dedo chico a la punta del dedo pulgar abarco 22 cms y me faltaba un poco para cubrirla totalmente. Medía sobre los 22 cms. Mentalmente calcule su grosor y creo y estimo pulgada y medía o más. Sí había sufrido con Carlos durante el día, ahora sería peor, pero el placer después del sufrimiento mucho, muchísimo mayor. A todo esto Carlos había conseguido desabrochar unos broches que unan la pechera a unos tirantes, la que suelta cayo y le permitió fácilmente llevar mis pantalones hasta abajo quedando desnudo en sus brazos.
Delirante placer. Al sentir mi cuerpo desnudo abrazado en sus fuertes y desnudos brazos me abalance a sacarle por sobre la cabeza su remera. Mayor fue mi placer al sentir ahora su desnudo torso contra mi desnudo torso mientras sus manos acariciaban y apretaban mi culo. Cada tanto abría mis nalgas a todo dar y sus dedos escarbaban en mi culo. Yo embestía contra él. Torpemente y como un principiante producto de mi calentura logre desnudarlo. La hebilla de su cinturón fue un verdadero calvario desabrocharla, mis torpes dedos producto de la ansiedad se estorbaban tratando de bajar el cierre. Cuando lo conseguí sentí un alivio y apresuradamente baje sus pantalones y retrocedí para poder contemplarlo. Casi grito de espanto al ver la enormidad de carne y músculos que me iba a comer. No era un pene el que poseía este hombre, era una VERGA enorme. Baje sus pantalones y para levantar de a una a una sus piernas y retirarlo tuve que ponerme de rodillas y mi cara quedo frente a frente a esta monstruosa maravilla. Talvez Carlos pensó que me había arrodillado para mamar de su verga, así que bruscamente me agarro de mi cabeza con ambas manos y me llevo directamente a chuparlo.
Eran tal mis deseos que no me resistí. Comencé a lamer sus testículos de bien abajo cerca de su culo. Lamia desde ese punto hacia arriba llegando a mitad de su verga. Subía por el frente y bajaba por una de sus lados. Volvía a subir y volvía a bajar. En una de las subidas y bajadas pare a lamer y chupar sus testículos, sentí a Carlos ponerse tirante producto del placer que le estaba ocasionando. Fueron tantos las lamidas y chupadas que no aguanto más y en su desesperación lo llevaron a agarrarme de mi cuello, sujetar firmemente mi cara frente a su verga tomarla con su mano libre e insertármela en mi boca. Me produjo arcadas la enormidad de su miembro, sentí un ahogo, pero no pare e inicie una lenta pero excitante succión. Me lo metía hasta más no dar y con mis labios apretando su verga la retiraba de mi boca. Lo hacia una y otra vez. Lo sentía ponerse tenso producto del placer que le estaba produciendo mi chupar. Volvía a repetir mi acción. Carlos gemía y su cuerpo se intensificaba. Sabía de mi dominio, sabia que si paraba iba a gritar. Entre gemidos me pedía más. Goloso le decía, quieres más y ahí iba Yo dándole lentamente, infligiéndole placer y más placer. Era mío. Yo dominaba la situación y cambie la jugarreta. Esta vez lo saque entero de mi boca y comencé a jugar con su cabeza. La lamia como a un barquillo de helado, parando para jugar con ella. La lamia en círculos parando en el extremo de ella y jugueteaba tratando de oradar su orificio. Jugaba y jugaba hasta sentir que Carlos se ponía cada vez más tenso. Gemía y me pedía más, me trataba de perra caliente, me decía que después le tocaría a él perforar mi culo. Sus obscenidades me producían más placer y calor. Hasta que llego el momento en que sentí su cuerpo totalmente tenso y firme. Me lance como un perro a su presa, introduje su enorme y tensa verga en mi boca. Ésta parecía que iba a reventar producto de la tensión que tenía. Comencé a chupar manteniendo mis labios apretados sujetando su verga. Aumente la velocidad y Carlos la intensidad de sus gemidos. Yo como podía le balbuceaba que iba a parar. El me rogaba que no lo hiciera, me pedía a gritos que lo llevara al climax. Que no daba más. Dame gritaba, dame mi perra, dame mi maraca. Yo obedecía y aumentada mi velocidad, hasta que lo sentí ponerse tenso y estático.
Continúe con mi juego hasta que sentí como un chorro furibundo golpeaba en el interior de mi boca. Era su verga que disparaba chorros de un semen caliente y acuoso. Inundo mi boca, la lleno de espermios. Se contorneaba y gritaba. Yo seguía, hasta sentir que su cuerpo se ponía flacido, pero su verga seguía chorreando y Yo tragando. Termino de gemir, me tomo de los hombros y me levanto. Mi boca chorreaba su semen, con sus manos lo esparció por mi cara llevando incluso a cubrir parte de mi cabello. Me beso larga y agradecidamente pronunciando; "me hiciste acabar como nunca antes lo había hecho. Mereces que te rompa el culo. Termino de besarme y me llevo a la cama. Me tendió de espaldas, me hizo abrirme de piernas y el se coloco entre ellas. Yo tendido de espaldas y él arrodillado entre mis piernas se puso a jugar con su verga que había entrada en una flacidez producto de la chorreada. Jugaba para levantarla y mientras lo hacia sólo me miraba a los ojos. Cuando estimo que estaba erguida y así estaba, tomo mis piernas separadamente y las llevo a cada uno de sus hombros. Me pidió que doblara mis roillas para agarrarme de él. Lo hice y mi culo quedo a la altura de su verga. Me tomó fuertemente de la cintura y acercándose a mí quedo con su verga jugueteando cerca de mi ano. Producto de este jugueteo comenzó un cosquilleo a recorrer mi cuerpo.
Un poco producto de la inestabilidad de la cama y otro de adrede su verga jugueteaba cercana a mi culo. Una y otra vez ésta se pasaba por encima de mi hoyo, hasta que mi desesperación y calentura no soportaron más y le grite; "métela de una vez". Y lo hizo. Fue un solo grito de dolor y un ardor y escozor se apodero de mi culo. Mirándome a los ojos me dijo; "te duele no. El placer que te voy a dar será mayor" y terminando de decir dio un solo tirón arrastrando mi cuerpo hacia él, entro hasta más de la mitad. Inicio un pone y saca, primero lentamente y a medida que avanzaba el tiempo lo hacia más rápido. Estos movimientos me estaban llevando al climax. Ahora el que gemía era Yo. Gritaba por más. Gritaba para que no parara. Carlos me respondía con obscenidades. Ahora mi verga era la erguida a más no dar. Mis piernas se acalambraban por la tensión y fuerza que imponía para no soltarme y su verga no se me escapara. Empujaba cada vez con más fuerza, y Yo sentía que cada vez entraba más y más. Estaba siendo descartuchado completamente, mi virginidad se estaba despidiendo de mí. La estaba perdiendo, mi culo ya no era más virgen.
Con mi mano libre comencé a masturbarme. Este accionar mío dio más brios a Carlo y puso más fuerza en sus entradas y salidas y agrego un contorneo que hacia como que su verga giraba enredondo dentro de mi. Más virginidad perdía. Comencé a tiritar y como a ondular mi cuerpo producto del acercamiento a mi máximo y sin poder anticipar tire el primer chorro de mi semen que golpeo en el torso de Carlos. Seguí masturbándome y seguí escupiendo. Mi semen saltaba por todas partes producto de mi calor hasta caer extenuado. Mi cuerpo estaba totalmente agarrotado. Mi mano chorreando la lleve a mi cara y mi boca y comencé a saborear. Carlos cayó sobre mi. Mis manos desparramaron mi semen sobre su cara y pelada. No abrazamos en un profundo agradecimiento y nos besamos placida y calidamente. La bestia me dio como caja. Ahí comenzaron mis dolores y mientras más me relajaba más me dolía el culo. Pero no me arrepiento de nada, solamente me arrepiento de no haberlo hecho antes.
En otro relato les contare como me fue ese fin de semana con esos dos maravillosos y fogosos potros salvajes.