Todo empezó en el cine (relatado por el padre)

El anterior relato de todo empezo en el cine, lo cuenta la hija tal y como lo vivio, ahora es el padre quien lo relata segun sus rcuerdos.

TODO EMPEZO EN EL CINE (tal y como lo recuerda el padre)

Cuando entramos en el cine, todavía estaban las luces encendidas, mi mujer dejo que mi hija se adelantara un poco y me susurro "que ambiente mas…..raro", "¿estaremos seguras aquí?" y se rió,, "¿has visto como nos miran?" y la verdad es que no les quitaban ojo de encima, mi hija con sus 18 años, 171 de estatura, que gastaban una 100 de sujetador ya por aquel entonces y que tenia un culo respingón que quitaba el hipo y mi mujer con sus 36 años muy bien llevados invitaban a mirarlas y eso es lo que hacían.

Mi hija se giro y nos miro, preguntando con el gesto donde nos sentábamos y mi mujer con la cabeza, la hizo entrar en una de las filas de butacas, al ver como la gente de alrededor las continuaba mirando pensé que tendría que estar atento no fuera mi hija a tener algún altercado con alguno de aquellos tipos.

Mi hija se paro, pero mi mujer le indico que no dejara ningún asiento libre para que luego no nos molestaran pasando, con lo que mi hija continúo hasta sentarse al lado de otro espectador.

Al poco de apagarse las luces, mi mujer me susurro "no digas nada, creo que a tu hija la están intentando tocar, pero no quiero que digas ni que hagas nada", "de hecho me gustaría que la tocaran y si me pregunta lo que debe hacer, le voy a aconsejar que le deje hacer, haber si así se espabila de una vez", yo no me acababa de creer lo que estaba oyendo, pero al mismo tiempo una fuerte excitación se apodero de mi.

Al momento mi hija se acerco a su madre y hablaron entre susurros, no las oía bien, pero me pareció entender que le decía que la estaban tocando, y que mi mujer le contestaba que mientras no fuera muy ostensible que no armara follón, que si le gustaba que le dejara hacer y si por el contrario se encontraba muy violenta que se lo dijera y nos iríamos.

Después de un momento mi hija volvió a acercarse, ahora si le entendí, le preocupaba lo que pasaría si yo me daba cuenta y mi mujer le contesto que yo no podía darme cuenta y menos si ella, se giraba y se sentaba de medio lado para que su propio cuerpo tapara mi visión.

Mi hija se sentó de medio lado como mi mujer le había pedido y apoyo la cabeza en el hombro de su madre, no puedo decir que viera nada, si acaso dos o tres veces me pareció notar un ligero movimiento bajo la falda, pero oír, si oí.

Vi como al cabo de un ratito mi hija se cogía, tensa, con fuerza, del brazo de su madre, la cabeza que al principio descansaba alta sobre el hombro de su madre, ahora la había inclinado como queriendo esconder la cara y mientras cerraba los ojos oí como empezaba a respirar más y mas agitadamente.

Y como mas tarde sobrepuesto a esa agitada respiración se oían un pequeños soplidos muy quedos, uff, uff, uff que repetidos a intervalos cada vez mas cortos, al menos a mi, me indicaban como se estaba poniendo mi niña de caliente, a eso se añadieron al poco rato unos grititos de placer, era un hi, hi, hi que le salía desde la garganta, mas tarde era un oh, oh, oh, entrecortado, luego el ohhh, ohhh, ohhh para acabar con ufffff, pero todo muy, muy bajito.

No tardo casi nada en volverse a oír la respiración entrecortada y los distintos sonidos que producía mi hija y así una y otra vez hasta que estuvo a punto de terminarse la película y mi mujer la aviso para que recompusiera un poco la ropa, aunque la verdad no tuvo que arreglar demasiado.

Salimos fuera al vestíbulo, ellas fueron a los servicios y cuando salieron me pidieron que nos fuéramos y así lo hicimos, cuando llegamos al hotel yo me quede viendo la tele y ellas subieron a la habitación, al rato bajo mi mujer y me contó lo que mi hija le había dicho, se había querido ir del cine por que le ponía muy nerviosa el pensar que yo me podía dar cuenta, aunque según le había dicho se hubiera quedado muy a gusto, pues había estado en la gloria durante toda la película.

Me dijo que ella le había contestado que para mi esas cosas no tenían ninguna importancia, que de otra forma ella no se haría atrevido a aconsejarle que lo permitiera y que luego de cenar, hablaríamos los tres del tema.

En esa conversación resumiéndola, quedo claro, que no nos importaba que disfrutara de relaciones sexuales tan intensas como a ella le apeteciera, siempre que lo hiciera con la máxima discreción y tomara las debidas precauciones para no quedar embarazada.

Se sobreentendía que un sitio donde nadie la conocía como allí, podía relajar la discreción, y que por eso mi mujer le había aconsejado que permitiera aquella situación.

Mi hija se sonrío y nos dijo, si hubiera sabido esto, no me hubiera salido del cine tan pronto, seguro que todavía estaríamos allí, yo le conteste que podíamos volver si ella quería, y ella dijo que hoy no, que necesitaba pensar y asimilar todas aquellas novedades.

Por la mañana nos confeso que no le apetecía salir con sus amigas, porque ellas ya hacia tiempo que salían con chicos y le daba miedo no estar a la altura con los chicos, puesto que por no saber no sabia ni como se besaba, ni que caricias había que hacerles.

Estábamos en la habitación, dispuestos ya a salir a pasear, me bese con mi mujer para que viera como lo hacíamos, como poníamos los labios, como se situaba la lengua y repetí el beso con ella, le hice dos o tres rectificaciones, aprendió rápido sobre todo cuando mi mujer me pidió que besara a mi hija como si fuésemos novios y me estuviera despidiendo.

Me senté en el sofá y empecé a besarle el cuello, ella se estremeció, le bese los ojos y sus labios suavemente y por fin nos besamos con fuerza, con ansia y lleve mi mano a sus pechos y los apreté y los acaricie con ganas, me excite sobremanera al comprobar que a pesar del sujetador y de la blusa se notaban sus pezones totalmente erguidos.

Mi mujer, le dijo que si estaba con sus amigos o con gente que la conociera, las primeras veces podía permitir que la besaran con suavidad ocasionalmente incluso aceptar un beso de verdad, pero las manos en los pechos no las debía consentir, hasta que no estuviera saliendo un tiempo con ese chico.

Nos fuimos a pasear, ella estaba revolucionada, por lo visto las nuevas sensaciones que había sentido le habían gustado sobremanera, le pregunte medio en broma, medio en serio, si quería que volviéramos al cine y me dijo ruborizándose que si de verdad no nos importa, que si, que le gustaría mucho volver a ir a ver si volvía a pasar.

Le dije que no, que ella no debería ir a ver si pasaba, si no a provocar que pasara con sus armas de mujer, dejarse tocar era cosa de niñitas, provocar que te toquen porque te apetece y es discreto es cosa de mujer, háblalo con tu madre, que te aconseje.

Dejamos ya esa conversación y pasamos la mañana, entretenidos y divertidos con mil cosas, nos sentamos en la terraza de una cafetería a tomar el aperitivo y al poco tiempo mi mujer le dijo a mi hija, ¿ves como me miran esos chicos de la mesa de enfrente?, ¿ves que no pueden apartar la mirada de mis piernas?, pues estando a tu lado me miran a mi porque utilizo mis armas de mujer y les estoy enseñando las piernas, lo justo para llamar su atención, pero evitando que se note que lo estoy haciendo.

Antes de salir hacia el cine mientras elegíamos su ropa entre los tres, mi mujer le aconsejo que dejara al descubierto gran parte de las piernas en cuanto se apagaran las luces y que si él iniciaba discretamente el toqueteo, ella pusiera la chaqueta sobre las piernas ya que eso seria para el como una invitación.

Yo por mi parte le dije que si él le preguntaba si iba acompañada que contestara que si, pero que no importaba, que no nos sabia mal y en el cine se lo permitíamos, y añadí no creo que te continúe preguntando pero si te pregunta quienes somos, le dices la verdad si no te da corte o que somos tu hermana y el marido.

Quedamos en que no se preocupara por lo que se le viera, que le dejara hacer y lo disfrutara sin excesivas preocupaciones, que no hacia falta que se pusiera de medio lado para evitar que la vieran, que el seguro que le pasaba la mano por encima de los hombros y le tocaba los pechos.

Le dijimos que aunque al principio lo hiciera todo por encima de la ropa, querría luego meterse bajo y por lo menos le apartaría las bragas y el sujetador, que no se asustara y si lo estaba disfrutando que lo dejara hacer.

Sugerí que no llevara sujetador, ella se lo quito y vimos el resultado, se marcaban los pezones espectacularmente, le daba vergüenza pero la convencimos, mi mujer le dijo que no se subiera tanto las bragas que las dejara un poco bajas para que apretaran menos y se pudiera meter los dedos por los bordes.

En definitiva le dijimos que dentro del cine que le dejara hacer hasta donde a ella le apeteciera y entonces mi mujer diciendo un por cierto picaron me hizo sentar en el sofá y ella se puso a mi lado y empezó a acariciarme el pene delante de mi hija, luego sin dejar de manipularme, lo saco y continuo haciéndolo estando al descubierto, para acabar con una pequeña mamada..

Se levanto y me pidió que me lo guardara y luego invito a mi hija a hacer lo que ella me había hecho, él del cine te lo va a pedir y si has disfrutado no puedes negarte a hacerle eso al menos a él, ella toda cortada repitió la operación, le rectifique la posición y la fuerza y cuando dije que así estaba bien, lo dejamos pero mi mujer le advirtió que si no quería que no utilizara la boca, pero que tenia que llegar hasta el final, que le tenia que sacar la leche y debía tener un pañuelo preparado para no manchar.

Por el camino, se le notaba nerviosa, nosotros también lo estábamos, no hacíamos mas que aconsejarla, me di cuenta que la estábamos poniendo mas nerviosa todavía y le pedí a mi mujer que se callara y dejamos de hablar de ello, solo cuando ya estábamos muy cerca, le dije, las luces estarán encendidas todavía, al entrar pega un vistazo y mira al lado de quien quieres sentarte, no nos preguntes.

Se sentó al lado de un hombre un poco mas joven que nosotros, mi mujer hizo un gesto indicándome que no estaba mal, él en cuanto entramos en la fila no le quito la vista de encima, por la forma de mirarla supe que lo intentaría, que había ido allí para lo mismo que nosotros.

Mi hija fue muy obediente e hizo todo lo que le habíamos dicho y tal y como habíamos previsto, en cuanto se apagaron las luces, él no tardo nada en dejar su mano en la pierna de mi hija y ella cubrió sus piernas con la chaqueta, note perfectamente a pesar de la chaqueta, como aquella mano ascendía hacia arriba por la pierna sin encontrar resistencia, se acerco a mi hija y como habíamos esperado le pregunto si iba acompañada.

Mi hija supongo que le contesto lo que habíamos acordado, el no siguió preguntando, paso la mano por encima de los hombros y sin mas preámbulos empezó a besarla, mi hija aceptaba sus besos y respondía tímidamente a ellos, mientras las manos de el recorrían sus pechos, había notado que no había sujetador y eso por lo visto le excitaba mas, empezó a desabrocharle los botones, debía estar muy nervioso pues le costo bastante desabrochárselos, pero al final los pechos quedaron a su vista, bueno a su vista y a la de todos.

No dejaba de comérsela a besos, tanto en la boca como en los pechos, mi hija le besaba ahora ya sin ninguna timidez, se le notaba excitadísima, la chaqueta hacia rato que se había escurrido y nadie se preocupaba de ella, la falda estaba toda arriba con tanto movimiento, el bajo la mano y empezó a acariciarle las piernas, desde la rodilla a las ingles, por dentro, con suavidad, mi hija abría las piernas para facilitarle la acción.

Cada vez se entretenía mas arriba, hasta que metió la mano bajo las bragas y comenzó a acariciarle el sexo, por un momento temí que ella se pusiera a chillar en medio del cine, el parece que me leyera el pensamiento pues le tapo la boca con un beso prolongado, mientras ella se debatía como una loca, había apretado las piernas y le había aprisionado la mano.

Ella tuvo una corrida larga, muy prolongada, no dejaba de temblar, luego se quedo relajada, para enseguida besarle por su cuenta, supongo que por agradecimiento, el le hizo resbalar el culo dejándolo al borde del asiento y la cabeza apoyada en el borde del respaldo y le bajo las bragas, dejándolas en los tobillos, sin que ella ofreciera ninguna resistencia.

Siguió besándole la boca y los pechos, ahora en esa posición mas visibles y ofrecidos que nunca y continuo acariciándole las piernas, ella iba subiendo de calentura otra vez, el al notarlo le metió dos dedos dentro del sexo al mismo tiempo que le tocaba el clítoris y empezó a pajearla y ella al notar que se corría otra vez, le busco la boca para no gritar.

Al menos fueron siete las corridas que obtuvo mi hija, antes de que él le pidiera que le tocara, metió la mano y se la sacó y empezó a masturbarle como le habíamos enseñado, el le pidió que se la mamara, pero ella no quiso, el insistía una y otra vez y ella al final le contesto que todo el mundo le esta mirando y así no se la podía dar. Era verdad la gente de nuestro alrededor miraba sin ningún disimulo, aunque no por ello ella se tapo.

El le dijo de ir a un lugar mas discreto, ella se negaba, el le aseguraba que se conformaría con la mamada, que no le pediría otra cosa, mi hija miraba a su madre de vez en cuando, supongo que pidiéndole ayuda, pero cuando oí hablar a mi mujer con ellos me quede sorprendido de verdad.

Primero oí como le susurraba a mi hija si ella se la quería dar o estaba poniendo excusas, y cuando mi hija afirmo con un gesto, les propuso que subiera él a nuestro coche y fuéramos a un lugar tranquilo donde se la pudiera dar con discreción.

Salimos del cine, ellas se metieron en los servicios, él también, mientras yo fui a por el coche que estaba aparcado muy cerca y los recogí en la puerta, el por lo visto conocía la zona, muy cerca de allí había un solar que hacia de aparcamiento al aire libre, estaba casi vacío a esas horas.

En el trayecto, por el espejo retrovisor yo veía como él no dejaba de meterle mano y mi hija tampoco se quedaba atrás, pare el motor y las luces pero no deje de mirarles por el espejo, le dio una mamada muy inexperta, se le escapaba de la boca una y otra vez, pero a él por lo visto le sabia a gloria, le aviso de la llegada pero ella no se aparto y como no la pudo aguantar en la boca, la pringo toda, pelo, blusa, falda, la cara, toda.

El se excuso, mi hija le dijo que no pasaba nada que era culpa de ella y el tartamudeando nos dijo adiós y se bajo del coche, yo puse el coche en marcha y en un momento estuve en el hotel, mi hija se cubrió como pudo y se subió a darse un baño con su madre.

Mi hija estaba rendida, no quiso bajar a cenar y de la bañera paso a la cama, cuando subimos nosotros, le dejamos unas galletas en la mesita de noche y nos acostamos, teníamos ganas de juerga, pero mi mujer no quiso por "la niña", eso si, me alivio haciéndome un pajote descomunal, como mientras me lo hacia yo estaba rememorando todo lo sucedido no tarde nada en corredme.

A la mañana siguiente, mi mujer cuando yo me desperté estaba en la cama de mi hija, esta le había pedido que se pasara, habían estado hablando entre caricias, hasta tal punto que mi hija se había corrido a manos de mi mujer, sin tocarle el sexo para nada, solo recordando lo últimamente sucedido.

Nos pasamos el día visitando sitios y hablando, hablando del día anterior, hablando de sexo, hablando de lo bueno que estaba, hablando de que lo que le faltaba por conocer todavía era mucho más bueno. Le preguntamos si quería reservar algo para cuando se casara y ella con toda sinceridad nos dijo que si estaba tan bueno como le decíamos dudaba del poder evitar el probarlo a poco que le insistieran.

Quedamos los tres en que la llevaríamos al ginecólogo y que cuando estuviera preparada para no quedarse embarazada, yo quedaría con un amigo de confianza, para que con tranquilidad y con su experiencia le mostrara lo bueno que aquello podía ser, no la queríamos dejar en manos de un inexperto y fogoso crío, que se corriera casi antes de desvirgarla.

A partir de ese día y hasta que se cumplió el ciclo de las pastillas, ella tomo la costumbre de meterse en nuestra cama, nos hacia cosquillas y nos provocaba de forma continua, hasta que jugando con los dos casi nos obligaba a hacerla disfrutar, lo hacíamos entre los dos mirándonos, empleábamos indistintamente las manos y la boca, al principio con suavidad y muy cortados, luego ya con pasión y ganas, ella desde el principio consiguió correrse pero conforme pasaban los días lo hacia mas intensamente.

El tocar aquellos pechos, tan duros, tan turgentes, con aquellos pezones tan tiesos y aquella aureola tan grande, que reaccionaban a la menor caricia era algo superior a mi, la veía como a la hembra que era, tan apetitosa, tan juguetona, con tantas ganas y no podía evitar el ponerme como un burro por muy hija mía que fuera.

Unos días antes de que le hiciera la llamada a mi amigo, ella empezó a susurrarme al oído, házmelo tu, házmelo tu, yo no quería y le rehuía, pero ella estaba siempre encima de mi restregándose y provocándome.

Mi mujer al final encima la apoyaba y una noche en que vinieron unos amigos con los que tomamos unas copas, cuando nos metimos en la cama y ella se paso a la nuestra, no pude evitar el desearla y amarla, estaba totalmente desinhibido, le bese todo el cuerpo, desde la punta de los pies a la cabeza, mientras mi mujer se retiraba un poco al verme así, dejándome todo el trabajo a mi.

Mi hija intuyo lo que le iba a pasar y me besaba y se enroscaba a mi cuerpo, la hice orgasmar varias veces, cada vez el orgasmo era mas fuerte, ella me susurraba, ya hazlo ya por favor, pero yo no le hacia caso, comprobaba su lubricación una y otra vez, no dejaba de acariciarla, su cuerpo respondía a todas las caricias, ávido de ellas, varias veces ella lo noto en la entrada y en todas me quite.

La puse a 4 patas y empecé a jugar en la puerta de su sexo, ella casi lloraba de excitación y deseo, me suplicaba que lo hiciera ya, pero yo no le hacia caso, la volví a poner boca arriba, las piernas no hacia falta que se las abriera, estaban de par en par, mire a mi mujer, ella asintió con la cabeza, jugué un poquito mas y cuando ella empezaba a correrse una vez mas, empuje con fuerza, fue un movimiento rápido, muy seco, había entrado casi sin resistencia, ella parecía que no había notado ningún dolor, la tenia empalada hasta el fondo.

Fue metérsela hasta el fondo y ella explotar, no paraba de correrse y tampoco de moverse, por mi gusto hubiera parado para ver si sangraba, pero ella no me dejaba, subía y bajaba el culo, metiéndosela hasta el fondo, una y otra vez, no se las veces que se corrió, al final, diciéndome ya, ya, me aparto de ella, le temblaban todos los músculos de la entrepierna, pero no porque los moviera ella, se movían por su cuenta.

Le quise besar, quise preguntarle pero ella me apartaba y nos decía, dejarme, dejarme un poco, dejad que recupere el aliento que estoy a punto de desmayarme, mi mujer y yo nos sentamos en el sofá vigilándola, ella me susurro, de esto se acordara toda la vida, dudo que pase otra noche como esta.

Vimos que se quería levantar y la acompañamos al wc pues le temblaban las piernas, la volvimos a la cama y en cuanto la dejamos en ella se durmió y hasta el día siguiente.

Espero que os guste.