Todo empezó con un masaje a mi suegra
Días de calor, mi suegra está sola en casa y lo que empieza como un masaje inocente termina... como termina ;-)
Tengo con mi suegra una relación muy especial. Además, tanto a ella como a mi nos encanta hacer masajes y que nos los hagan, así que no es de sorprender que un día las cosas acabaran como acabaron.
Era un verano especialmente caluroso, y era un día entre semana. Faltaba poco para que empezaran las vacaciones, de agosto, y mi suegro se adelantó unos días a ir a la casa del pueblo, cerca de Valladolid. Mi suegra decidió quedarse un par de semanitas mas, porque en Valencia, de donde somos nosotros hay playa y a ella le encanta el mar.
Aquel día, pues, la llamé porque yo estaba trabajando en casa de un cliente, bastante cerca de su casa, y me autoinvité a comer, porque, la verdad, me apetecía poco ir con los pesados del trabajo. Ella dijo que si encantada, pues un poco de compañía no le vendría nada mal.
Llegué a su casa a eso de la una y media.
Soy yo, -dije por el interfono
Sube por las escaleras, el ascensor está estropeado,- contesto ella
"Bufé", pensé, eran nada menos que 5 pisos !!!
Llegué exhausto y completamente sudado. Mi suegra estaba en la puerta, esperando, con un traje muy veraniego de estos con tirantes, que siempre me ha puesto loquito, porque, cuando esta por su casa y lo lleva, casi nunca se pone ropa interior (máximo algún tanga, alguna vez) y, al ser blanco, la verdad es que no deja casi nada a la imaginación.
Me acerqué a ella, le di dos besos y le dije:
Luisa, te importa que me quite la camisa? Estoy chorreando!
Es que aquí dentro hace mucho calor. Con estos tejanos y la camisa te tienes que estar achicharrando!
Hombre, si, pero el pantalón no me lo voy a sacar, - dije yo, riendo.
Llevarás algo debajo, supongo, no? Sino, te puedo dejar unas bermudas de mi marido.
Dicho esto, se fue a buscar un pantalón corto de su marido y me lo trajo.
Me lo probé en el cuarto de invitados y, la verdad, me venía un poco grande. Pero el calor era tal que me quité pantalón, camisa y incluso los calzoncillos, quedando solo con las bermudas, sin nada debajo.
Nos sentamos a la mesa y comenzamos a comer.
Eres una excelente cocinera, pero es que esta vez te has pasado! Las gambas estaban riquísimas!
Pues espera a probar las fresas que te he ido a comprar expresamente!
"Gambas y fresas!" - pensé, - "Me voy a poner como una moto! Y con este calor..."
Cuando ya íbamos a tomar el café, ella fue a coger el azúcar de un armario un poco alto y yo no pude dejar de contemplar, por el escote de la manga , uno de sus preciosos pechos. No era la primera vez que se los veía, pues cuando íbamos a la playa, tanto mi mujer como ella hacen top-less. Pero aquél día me quedé embobado viéndola. Tenia un puntito de arruga, pero por la edad, no estaban casi nada caídos, y aquel pezón, parecía que no hubiera dado nunca de mamar.
Mientras, ella, volvió a bajar el brazo y soltó una mueca de dolor.
Estas bien? - pregunté
El hombro, - contesto ella - que vuelve a doler! Y encima estos días tengo las piernas super-hinchadas por el calor...
Haberlo dicho antes, mujer! Venga, túmbate en algún sitio que te haré un buen masaje de los míos!
Ay, eres un cielo! No te diré que no, porque la verdad, me duele bastante...
Recogemos un poco la mesa?
Déjalo, lo recogeré luego yo, que tengo toda la tarde.
Así que salimos de la cocina. Yo pensé que iríamos al sofá, donde muchas otras veces nos hemos pasado mas de media hora haciéndonos masajes el uno al otro, por los pies, las piernas o la espalda, pero ella se fue directamente al dormitorio y, al verme como medio parado, me dijo,:
Si no te importa, me tumbo aquí boca abajo y me haces un masaje aquí.
Ningún problema, ponte donde estés mas cómoda!
Entramos en su dormitorio y yo le dije:
- Recógete el vestido hasta la cintura y ponte bocabajo , mientras yo voy a buscar el bodymilk.
Me fui al lavabo, a buscar el bodymilk ,lo cogí, y volví al dormitorio.
No me esperaba la visión que me encontré. Mi suegra, de excelentes 57 años, estaba tumbada bocabajo, luciendo tan solo un tanga de estos que, por detrás solo tienen un par de hilillos.
Cuando quieras, me dijo.
No tendrás calor, tu! dije, riendo!
No calor, no, pero calores ... Tu suegro esta muy lejos! - a veces bromeábamos de temas de sexo, con entera libertad. Ya he dicho que con mis suegros, la relación era muy abierta.
Yo me reí francamente a gusto, porque rompíamos así aquella situación un poco embarazosa.
Le puse unas gotitas de bodymilk por la espalda y su culo dio un par de respingos.
¿está muy fría?
no, da gustito, tranquilo!
Yo apreté por toda la espalda y empecé a masajearla. Cada vez que bajaba hasta el final de la espalda, no podía dejar de fijarme en aquél culito, aunque cargado en años, aun muy apetecible. A cada pasada, rozaba el hilillo de su tanga y lo bajaba un poquito mas. Luego le estuve haciendo masajes en la columna, y llegué hasta donde empieza el culo.
Me estaba ya relajando y veía que ella también. Entonces cogí de nuevo el bote de crema y le puse por las piernas, muslos y un par de gotitas en cada nalga. Volvió a dar un respingo y yo pensé que seria la primera vez que le acariciaba el culo, así que, para quitarle importancia, le dije:
Que pierna me has dicho que te dolía?
Ambas, es por el calor, se me hinchan...
Empecé el masaje por los pies, durante un buen rato. Desde allí tenia poca visión de su entrepierna, porque tenia las piernas bastante juntas. No podía evitar mirar todo el rato allí así que, casi instintivamente, empecé a subir por sus piernas y a expandir la crema que había puesto allí, y con cada gesto, le separaba las piernas unos pocos milímetros cada vez. Llegué a los muslos y allí, con una mano en cada pierna, subí apretando fuerte hasta su culo. Sus dos nalgas se separaron y pude ver con toda claridad, la raya de su culo y su apetecible y bien depilado ano. Aquél micro tanga no tapaba nada! ,pensé. Me di cuenta de que mi erección era descomunal, pero no paré de masajearla. Volvía a los pies y subía y bajaba por las piernas, del culo a los pies y al revés.
Luego quise llegar hasta la espalda pero me tenia que parar en el tanga, claro. Así que le dije.
te bajo el tanga por debajo del culo un momento, para hacerte masajes bien por la espalda, ok?
Mmmjjj- contesto con un suave gruñido de placer.
Le puse el tanga por debajo del culo y empecé a recorrer toda la espalda, hasta sus nalgas, para luego subir, apretando con las palmas de mis manos, fuertemente.
Para poder hacer un poco mas de fuerza, me subí a la cama y me coloqué encima de ella de rodillas entre sus piernas, que por entonces ya estaban muy abiertas. Le empecé a apretar el culo hacia arriba, de nuevo, y pude ver que aquel tanga, que tan bajado estaba, ya no tapaba casi nada del coño de mi suegra. Entre que lo tenia medio hacia dentro y bajado, yo podía ver perfectamente aquel higo morado y un delicado vello negro y rizadito y (lo que mas me gustó) con unas gotitas brillantes de lubricación.
Componiendo mi voz lo mas normal posible dije :
- lastima el tanga, sino, te podría hacer un masaje apretándote de arriba abajo todo el cuerpo.
Ella, sin decir, nada y aun boca abajo, se bajo el tanga hasta donde llegó con los brazos y dijo :
- toma, quítamelo del todo.
Sin decir nada se lo quité y ahí estaba ella, completamente desnuda, medio dormida y ofreciéndome una vista esplendida. Me quedé callado y sorprendido y ella dijo :
Sigues ahí? - con voz risueña
Ehh? mmsSiii, claro, perdona... - dije, absolutamente descolocado. Rápidamente, me puse de nuevo manos a la obra, pero esta vez sólo tenia en mente acariciar aquél sexo húmedo.
Allí estaba ella, bocabajo, con las piernas ligeramente abiertas y completamente desnuda. Yo me puse a un lado de la cama, y volví a coger el tubo de crema. A lo largo de ambas piernas, así como en las nalgas y en toda la espalda, fui esparciendo pequeñas gotas de bodymilk, para esparcirlas con mis manos. Me aseguré, eso si, que en sus nalgas y muy cerca de su entrepierna, en los muslos, cayeran mas de una y de dos "accidentales" gotitas.
Empecé por el pie derecho. Desde abajo hacia arriba, mis masajes le acariciaban cada uno de sus músculos. Centímetro a centímetro, mis manos iban subiendo por su pierna, hasta que con ambas manos le tenia apresurado el muslo derecho. Sin parar de masajear, mis dedos acariciaban, tangencialmente, aquél vello púbico humedecido. Era un tanteo de la situación, y como vi que no se quejaba, seguí adelante con mi plan.
Esta vez subí por la pierna izquierda. Nuevamente mis discurrían poco a poco, pero inexorables hacia su entrepierna, pero esta vez uno de mis dedos acarició los labios vaginales con todo descaro, mientras con la otra mano, proseguía el masaje. Mis dos manos acariciaban su culo, y, en cada caricia, quedaba cada vez mas abierto aquél coño.
Subí arriba de todo de su espalda. Con ambas manos, y con fuerza, empecé a hacer círculos desde la columna hacia fuera. Y nuevamente, cómo no, me dirigía a mi objetivo, esta vez para entrar a matar. Mientras bajaba con mis manos, fui situándome encima de ella y di el paso definitivo : con un rápido movimiento de derecha, me bajé el pantalón lo justo para liberar mi pene, que ya me empezaba a doler de tan tieso que lo tenia.
Ella no se percató de nada y, aunque supongo que veía mi calentura, no era consciente aun de que yo pretendía embestirla sin preguntar.
Me coloqué con la punta del pene a escasos centímetros de ella, con ambas piernas a sus dos lados y empecé a subir con mis manos por su espalda. Cuando llegué a los hombros, empecé a recorrer ambos brazos, con lo que mi cuerpo empezó a inclinarse encima de ella y, consecuentemente, mi pene empezó a tomar contacto con su coño.
Ella reaccionó : - pero? Que? ...
Shhh, le susurré yo al oído y, lentamente, introduje unos pocos centímetros de mi pene en ella.
Mmmhaaa... - respondió a modo de aprobación. Supongo que lo necesitaba porque no ofreció ni la más mínima resistencia. Debía ser consciente que si te desnudas en verano delante de un joven, y dejas que te meta mano por todos lados, pasa lo que pasa, así que aquél polvo era claramente consentido, es mas, diría que buscado.
Poco a poco pues, dejé de lado las caricias y los masajes por la espalda, para concentrarme en penetrar cada vez mas a fondo, desde atrás, a mi suegra que, en aquellos momentos, se había convertido en mi amante.
Como una perra en celo, ella levantó ligeramente las caderas hacia arriba, para que mis embestidas pudieran partirla hasta el fondo. Aquello me dejo un pequeño espacio para meter mis manos y agarrarle los pechos cosa que ella agradeció con un "siiii" que terminó de ponerme loquísimo.
Me estaba a punto de correr y ella lo notó así que me dijo sólo una palabra : "lléname". Fue una orden, para mi hinchado pene que al instante, empezó a soltar leche dentro de las entrañas de aquella mujer , que no paraba de subir y bajar su culo para alargar su orgasmo que se había acoplado con el mío.
Lentamente fuimos bajando el ritmo hasta que caí extenuado encima de ella. Me salí de dentro y me puse a su lado, mirando como aquel cuerpo sudado ya había sido conquistado. Unos breves borbotones de mi semen emanaron de su entrepierna, recordando que la fiesta había empezado. Mi suegra se acarició con la mano, para extender la leche por su barriga, y se relamió un dedo pegajoso para probar mi leche.
- Mmmhhh, parece rica. Me parece que mañana tendré leche merengada de postre.
Me dio un beso en el pene y, levantándose de la cama dijo :
"Venga, vístete, que llegaras tarde al trabajo".
A aquella tarde la siguieron muchas mas, ...pero esto ya es otra historia...