Todo empezó con el hijastro de mi padre

Me desnudé mirando como él se despojaba del pijama en la misma cama donde había dormido con su novia y aunque parezca horrible me puso a mil.

Crecí en una familia de lo más normal; mi padre pasaba mucho tiempo fuera de casa por su trabajo y mi madre se encargaba de la casa y de mí, la única hija del matrimonio.

Todo iba sobre ruedas hasta que un día mi padre se fue de casa, con el tiempo supe que con otra mujer. Yo me quedé con mi madre y apenas veía a mi padre ya que por motivos de trabajo tuvo que mudarse a otra ciudad.

Yo tenía entonces once años y mi relación con mi padre se limitaba a estar con él unos días en vacaciones y muchas llamadas telefónicas. Me sentía querida por él, pero no podía evitar tenerle rabia por haber separado la feliz familia que yo creía que éramos antes. Sobre todo culpaba a su actual mujer de todo, ya que me era más fácil.

Poco a poco mi madre fue rehaciendo su vida, con unas nuevas amigas, eso coincidió con que mi padre y su nueva familia volvieron a establecerse en nuestra ciudad, y al final con dieciséis años empecé a pasar más tiempo en casa de mi padre y su familia.

Con Aurora su actual pareja simplemente no me llevaba, para ella era un estorbo en su familia en la que para ella solo cabían su hijísimo y mi padre; pero digamos que con el tiempo aprendimos a tolerarnos por un bien común; Aunque no peleábamos tampoco teníamos apenas relación.

Con su hijo la relación tampoco era buena, pero como estaba poco en casa ya que estudiaba fuera tampoco había mucho roce.

Así pasaron los años de mi adolescencia, terminé los estudios, encontré un trabajo y me fui a vivir con mi novio.

La relación con mi padre era en ese entonces la de cualquier chica de mi edad con el suyo y como hija de padres separados intentaba repartir mi tiempo entre mi padre y mi madre.

Lo pasaba mejor con mi madre ya que con ella me llevaba mejor y además vivía con sus dos amigas las cuales me caían genial.

Con mi padre a pesar de adorarle, siempre estaba ella lanzando puyas y eso terminaba limitándonos, con los años casi se diría que nuestra relación había empeorado porque yo a pesar de entender mejor la separación de mis padres, seguía culpándola a ella supongo que porque tampoco ella hacia nada por cambiar mi imagen de ella y no ocultaba su desagrado hacia mí.

Entonces cuando lo tenía todo controlado, me pelee con mi novio y tuve que recurrir a mi padre.

-Papa ¿podría pasar un par de meses en tu casa? –le pedí con voz llorosa-

-Claro nena, ¿qué ha pasado?

Le conté la pelea al igual que el ofrecimiento de mama, pero allí no podía quedarme ya que no había sitio y no podía acoplarme. En cambio ellos vivían en una casa en las afueras muy grande y el hijo de ella tampoco vivía ya a tiempo completo allí.

-Consúltalo con ella, no te lo pediría si hubiera otra opción

-Nena no hay nada que preguntar, eres mi hija y es mi casa

Sonreí satisfecha ante la batalla ganada frente a ella. En unos días me mudé.

-¿Vas a quedarte mucho?-me pidió sin ocultar su desagrado-

-Un par de meses, tengo un apartamento apalabrado para entonces.

Se fue a la cocina y me lancé al cuello de mi padre.

-Gracias papi, espero que esto no te suponga…

-Ya nena no pasa nada

Aunque intentara ocultarlo me di cuenta en los días sucesivos que ella apenas le hablaba y que estaba siempre de morros.

La cosa empeoró unas semanas después cuando su hijo vino a pasar un fin de semana.

-Vaya “hermanita” te veo bien –dijo en el tono de siempre-

-Hola Álvaro

Ella estaba feliz detrás de su hijito y más lejos aún de mi padre y de mí, me planteé irme porque odiaba ver a mi padre así por mi culpa.

-Papa voy a irme con una amiga, no quiero complicarte la vida

-Nena no quiero que lo hagas, no quiero dar mi brazo a torcer en esto

No necesité más, claro que iba a quedarme, quería quedarme.

Al día siguiente Álvaro me invitó a salir con él y su grupo, acepté. Ella le recriminó con la mirada.

-Tu madre no se ha quedado muy contenta

-Nunca lo está, mira que no soporta a mi novia y hoy me ha dicho que recuerde que tengo novia.

Extrañamente lo pasé bien con Álvaro, cuidó toda la noche de mí. Al final de esta al ir a buscarlo para irnos le oí hablar con uno de sus amigos.

-Venga esta buenísima ¿me dirás que no te has imaginado follándotela?-dijo uno de sus amigos-

-Claro, al principio no quería compartir nada con ella, me cabreaba esa niñata que con siete años menos, creía que podía venir y usurpar todo, pero mi animadversión desapareció a medida que le crecieron las tetas –dijo Álvaro y supe que hablaban de mi-

-Yo llevo toda la noche con ganas de arrinconarla, subirle esa faldita y metérsela hasta los huevos mientras le sobo esos melones –dijo su amigo-

-Que animal eres

-Claro, claro –dijo el amigo riendo-

Le llamé y le pedí si nos íbamos, nos despedimos y salimos de allí. Yo iba algo perjudicada por la bebida pero él parecía que menos.

Me ayudó a salir del taxi y me llevó de la cintura hasta el portal. Entramos directamente a la cocina y apoyándome en la encimera sacó un vaso de agua y me lo pasó.

-Gracias

-De nada preciosa –dijo sorprendiéndome-

-No me mires así es cierto

-Anda ya, si no me soportas –le dije con voz pastosa y juguetona-

-Eso era cuando éramos pequeños, nunca me gustó compartir. Aunque te aseguro que hace años que no te veo como esa odiosa niña permanentemente cabreada–dijo animado por el alcohol-

Instintivamente crucé los brazos escondiendo mis pechos de su mirada hambrienta.

-No te tapes –dijo acercándome y soltando mis brazos a los lados-

-Venga Álvaro déjalo, ¿recuerdas que tienes novia?

-Intento hacerlo, pero mira como me tienes-dijo cogiendo mi mano y llevándola a su paquete-

-Venga ya, seguro que alguna te ha calentado –dije con risita floja-

-Tú me calientas “hermanita” desde hace años.

-Anda ya hazte una paja –le dije lanzada-

-No hables así, además ya me he hecho mil pajas pensando en ti

Se acercó a mí aprisionándome contra la encimera.

-No pongas esa cara, es verdad.

-No quiero follar contigo –le dije-

-¿Seguro?-dijo metiendo su muslo entre mis piernas-

Instintivamente me froté contra su pierna.

-Mientes, puedo notar el calor de tu coñito a través de la tela

-No quiero complicarme la vida –le dije con el ultimo ápice de cordura-

-Yo tampoco, quiero a mi novia, pero ahora solo puedo pensar en follarte

Metió la mano entre su muslo y mi sexo y con dos dedos frotó mis bragas hundiéndolas en mi sexo. Yo gemí al notar como me mojaba con su caricia y todo se descontroló.

Apartó mi braga y buscando la entrada empujó dos de sus dedos dentro de mi vagina, jadee y moví las caderas.

-Deseas esto tanto como yo putita –dijo subiéndome a la encimera-

A toda prisa con una sola mano se deshizo el cinturón, el botón y sacó su dura y larga polla, no era muy gorda pero si muy larga. Desee que la hundiera en mi cuerpo.

Apartó la braga, pasó la mano por detrás de mí y con el ante brazo me puso al borde de la encimera y con la otra la llevó donde habían estado sus dedos y me la metió sin ceremonias, hasta el fondo de mi vagina.

-Uf putita que placer, eres estrechita pero estas tan caliente y mojada…

Me folló sin parar entrando y saliendo rápido cada vez más.

-Haces que de nuevo me sienta como cuando tenía veintitrés y tu dieciséis, estoy tan cachondo como entonces y eso me jode y me excita al mismo tiempo–decía mientras su frente se cubría de sudor-

-No pares –le dije entre jadeos-

-No lo haré ahora que por fin estoy follándote

Me excitaban sus rudas maneras, sus palabras y su larga polla rozando sitios en los que nadie había llegado.

Me corrí con las piernas alrededor de sus caderas y el culo apenas apoyado en la encimera.

Desabrochó mi camisa con prisas y algún botón salto por los aires, abrió la camisa y sacó mis pechos del sujetador y los estrujó.

Volví a correrme sorprendiéndole por la rapidez con la que volvía hacerlo.

-Vaya con mi “hermanita” no imaginaba que fueras tan putita. Me tienes loco perdido –dijo con rabia ahora-

Supe que odiaba perder el control y ahora no tenía ni un ápice y yo disfrutaba sabiendo eso.

Menee las caderas y salió rápidamente.

-casi haces que me corra puta. ¡Ponte de rodillas!

Bajé y me arrodillé ante el con cara de no haber roto un plato.

El agarrándome del pelo con una mano me acercó la polla que llevaba en la otra.

-A ver como la chupas zorrita

Separé los labios y su mano me instó a acercarme, el movió las caderas y me la metió hasta la campanilla, apenas podía respirar pero no hice ademan de pararlo.

Aflojó sin soltar mi pelo y empecé a lamer toda su polla, luego pasé la lengua por el pequeño orificio e hice círculos con mi lengua antes de succionar su glande.

-Muy bien chica que bien la chupas, estas hecha toda una mamoncita

Empujó de nuevo y agarrándome ahora con ambas manos se follaba mi boca, los ojos se me llenaron de lágrimas por la brusquedad y la fuerza. Estaba rabioso, totalmente descontrolado la sacó y meneándosela se corrió en mis mejillas, en mi boca y hasta un par de gotas cayeron en mis pechos desnudos y rojos por sus magreos.

Metió la polla en su pantalón sin dejar de mirarme y  me lanzó una servilleta de papel.

-Estas divina con la cara y tetas llenas de mi leche. Límpiate y vamos a dormir –dijo visiblemente arrepentido-

Cuando salí de la cocina diez minutos después me di casi de bruces contra mi padre, me chequee mentalmente y avergonzada levanté la mirada.

-Hola nena veo que ya habéis llegado –dijo con voz rara-

-Sí, hace un ratito. Me voy a la cama

Me fui a la cama, la cabeza me daba vueltas tras la última loca media hora. Tras la breve charla con mi padre pensé que podía habernos oído, pero rechacé la idea pensando y diciéndome que se lo habría notado, no creo que le gustara ver a su hija en esa situación.

Por la mañana me desperté aun echa un lio, me asomé y me atrajo la idea de pasarla mañana en la piscina. Me puse un bikini que encontré en uno de los cajones y me di cuenta que necesitaba otro, ese de unos años antes me quedaba pequeño y no tapaba apenas nada de mi generosa anatomía, me puse una camisa larga y baje a desayunar.

En la cocina Álvaro desayunaba junto con mi padre mientras su madre hacia cosas y charlaban.

Las tres reacciones fueron completamente distintas, Álvaro me sonrió levemente mirándome de arriba abajo y recordando la noche anterior por su picara expresión, ella me miró con el mismo desprecio de siempre, conseguía con una simple mirada hacerme saber que sobraba, y el ultimo, mi padre. Él me miró unos segundos y de repente apartó la mirada tras un frio “buenos días” y se después salió de la cocina.

-¿Voy de compras te apetece ir al centro?-le pidió a Álvaro su madre-

De nuevo me excluyó y como siempre hizo que sintiera que estaba de más allí. Apuré mi café y mientras salía de la cocina oí a Álvaro

-No, prefiero quedarme en la piscina, estoy cansadísimo de ayer

Sonreí primero por la alusión a su cansancio y luego por sentirme vencedora ante su madre.

Me quité la camisa y tras poner una toalla en el sillón me senté a tomar un rato el sol y diez minutos después apareció Álvaro en bañador.

-Me estas tapando el sol –le dije enfurruñada-

-Pues menos mal que algo te tapa algo, porque ese bikini deja poco a la imaginación –dijo molesto también-

-Siento ofenderte con esta guisa, seguro que tu novia es más recatada –le dije indignada por su comentario y su humor-

-No se parece en nada a ti y si es más recatada –sentenció-

Me levanté cabreadísima y me contonee yendo al borde de la piscina, sabía que la braguita apenas cubría la mitad de mi culo.

-A lo mejor es que tampoco tiene demasiado que enseñar –le dije muy borde antes de lanzarme al agua-

Él se tiró a mi lado mojándome por completo, mientras yo despotricaba de lo fría que estaba el agua él se acercó.

-¿Quieres que te quite el frio putita?

-No me llames así

-Ayer parecía no impórtate y además te comportas y vistes como tal, ¿qué esperas?

-¿Por qué te cabreas conmigo?

-Porque odio perder el control y tú haces que solo piense en follarte

Me arrinconó entre la pared de la piscina y su cuerpo y acercándose tiró del cordón que sujetaba los escasos triángulos de tela que cubrían parte de mis pechos.

-Me encantan tus tetas, grandes, redondas y exquisitas –dijo bajando la cabeza para lamerlas-

Intenté apartarle, no quería que la cosa se complicara y repetir lo de la noche anterior no era buena idea y así se lo hice saber

-Ya sé que no es buena idea –dijo tirando de un cordón de las braguitas del bikini-

Hizo lo mismo con la otra parte y luego sin dejar de mirarme tiró de la tela pasando esta entre los labios de mi sexo.

-¿Vas a la playa con este bikini? –dijo jadeando ya-

-No. Es de hace un par de años y se me ha quedado pequeño

Tiró del todo de la tela, dejándome desnuda.

-Mi padre puede venir

-Cuando he salido se iba, estamos solos

Me cogió en el agua haciendo que rodeada sus caderas, se deshizo del bañador y me bajó lentamente clavándome la polla en mi sexo ya preparado.

-Tu respuesta es lo que me gusta de ti –dijo soltándome del todo para que esta se alojara por completo en mi interior-

Me abrazó fuerte pegando mis pechos a su pecho y con el vaivén sus pelos rozaban mis pezones erectos provocándome pequeños escalofríos.

-Ayer me dije que no volvería a pasar y mira, a la primera de cambio vuelvo a estar dentro de tu coñito caliente –dijo resignado-

No paró hasta que agarrándome fuerte a su cuello me corrí con su polla enterrada profundamente.

-Vamos pequeña puta –dijo bajándome y llevándome al borde de la piscina-

Salí ante él y me dio una palmada en el culo y allí mismo me puso de rodillas, se colocó detrás de mí y me empujó para que apoyara las manos y volvió a penetrarme esta vez como un salvaje, me folló sin compasión no sé cuánto tiempo. Sentía sus manos sobre mis riñones mientras arremetía una y otra vez.

-Qué bueno es follarte “hermanita” me encanta –dijo dándome una palmada en el culo-

Yo me quejé y entonces me dio otra y una tercera.

-No te quejes golfa si en el fondo sé que te gusta que te den duro

Aunque me cabreara tenía razón cada palmada hacia que mi vagina se encharcara y siguió dándome hasta que volví a correrme.

Sacó su sexo rápidamente y empezó a masturbarse diciéndome.

-Putita tienes ese precioso culo tuyo rojo de mis cachetes –dijo entre jadeos-

Sentí enseguida el calor de su semen sobre mi culo, resbalando por mis muslos; caí sobre el césped.

-Llenarte de semen se está convirtiendo en el mejor de mis vicios –dijo antes de lanzarse de nuevo al agua-

Yo opté por la ducha que había en una esquina y después me envolví en la toalla y me fui a mi habitación.

Me tumbé en la cama unos minutos intentando analizar el giro que había dado todo ese fin de semana.  Había descubierto que incluso ante su voluntad el hijastro de mi padre me deseaba y de alguna manera por culparme por ello me follaba con una furia y rabia que a mí me volvía loca, por las maneras y porque negarlo, me daba morbo la idea de que fuera el hijo de “mi mayor enemiga”  y saber que ella no soportaría el hecho me ponía más aún.

Era solo sexo, ya que él tenía novia. No debería gustarme eso pero la idea de lo “prohibido” hacia que me pareciera aún más atractivo. Estaba en esa edad en la que me sentía completamente libre para vivir experiencias sin pensar aun en el futuro y así quería enfocar esa nueva experiencia.

Esa misma noche Álvaro salió con sus amigos y yo me quedé en casa, supongo que quería poner tierra por medio. Cené con su madre y mi padre, cuando estos se fueron a la cama me quede en el salón viendo la tele.

Estaba viendo una peli cuando oí la puerta y vi a Álvaro aparecer.

-Hola pensé que ya dormiríais

-No tenía sueño, estoy acabando de ver una peli

Se sentó en el otro extremo del sofá donde yo estaba tumbada y encogí los pies para dejarle espacio.

-Me quedo un rato si no te importa –dijo mirándome con intensidad-

Cogió mis pies y los puso sobre sus muslos y empezó a masajearlos.

-Llevo toda la noche pensando en tocarte, me he ido para mantener las distancias y total solo pensaba en volver de nuevo

Parecía hablar consigo mismo, mientras miraba sus manos recorrer ahora toda mi pierna desnuda.

Se movió un poco hasta mitad del sofá para llegar más arriba con sus caricias. Yo no quería hablarle, solo quería que siguiera tocándome, que volviera a encender de pasión mi cuerpo.

Separé los muslos y entonces me miró.

-Eres demasiado putita siempre estas dispuesta y contra eso no tengo fuerzas para luchar –dijo apartando mi braga-

Metió la mano dentro por un lado y sus largos dedos rozaban mi vulva distraídamente y esta empezó a mojarse.

Curvó tres de sus dedos y empujó dentro de mi vagina para empezar un mete y saca que pronto me tuvo completamente entregada y jadeando flojito para que no pudieran oírnos, porque eso además era un aliciente más en ese torbellino en el que nos habíamos metido, que pudieran cazarnos nuestros padres hacia que todo fuera aún más excitante. Que él tuviera novia lo hacía más sucio y nuestra falta de control era la guinda del apetitoso pastel.

-Nos van a cazar putita y se armara una gorda

-No pares –le suplique al borde de mi primer orgasmo-

No lo hizo, y me corrí mojando sus dedos y mis braguitas. Luego sacó su mano y me di la vuelta apoyando la cabeza donde antes habían estado mis piernas, me giré y desabroche su pantalón, liberando así su polla de nuevo dura y dispuesta.

Empecé a meneársela con rapidez, el jadeaba mirando mi mano deslizarse por su polla, esta palpitaba cuando acerqué mis labios, saqué la lengua y lamí las gotitas que ya coronaban el glande. Estaba salado y rico lo cual me animo a seguir lamiendo con glotonería.

-Así zorrita métetela en la en tu boquita de mamona –dijo excitado-

La deje resbalar entre mis labios y fui tragándome todo lo que pude, entonces su mano me insto a seguir un poco más, un poco más hasta tener casi arcadas al rozar mi campanilla, pero las controlé y seguí chupando.

-Si no pares, trágatela toda.

Durante unos minutos no dejé de lamerla, succionarla y hasta mordisquearla. Mientras él estirando la mano llegó a mis pechos y los estrujó, los amasó y pellizcó con la rudeza que teñía nuestros encuentros.

Estuvimos un rato así y cuando los dos estábamos al borde del precipicio me separó bruscamente.

-Para golfa o me correré y aun no quiero hacerlo. ¡Ven!-sentenció indicándome que me sentara sobre su polla-

-Si se levantan no tendremos tiempo de disimular

-Fóllate mi polla ahora “hermanita”

Trepé colocándome a horcajadas y el agarrándosela apuntó a mi coñito, este recibió la cabeza de su polla encantado.

-Baja despacio, clávatela hasta los huevos

Bajé lo más despacio que pude pero no lo suficiente porque pellizcándome el culo me dijo

-¡He dicho despacio!

No soltó mi carne, me dolía su apretón pero su polla me mataba de placer y obedecí febrilmente hasta tenerla clavada por completo.

El gimió y con ambas manos en mi culo empezó a moverme sobre él, yo empecé a mover las caderas a su ritmo cada vez más rápido, más profundo, más brusco. Notaba su polla llenar mi vagina hasta el fondo.

-Así puta menea las caderas, estruja mi polla y haz que te llene el coñito de leche, ¿puedo?

Asentí con la cabeza, incrementé los movimientos y el echó la cabeza hacia atrás y dejó que fuera yo quien le follara.

-Que rico es esto “hermanita”

Me daba tanto morbo que me llamara así que me al oírle y verle los ojos velados por el placer me corrí apretando más su polla con mis espasmos, en ese momento arqueó y tensó el cuerpo y mientras me corría note su semen en mi vagina.

Al día siguiente nos despedimos sin promesas, sin malos rollos.

La siguiente vez que nos vimos el vino con su novia, era su cumpleaños y nos invitó a todos a cenar, fuimos a un restaurante y la noche fue de lo más agradable aunque no tuviéramos intimidad los dos sabíamos lo que había y no hubo tensión alguna.

Su madre estaba encantada del brazo de su novia, mientras nosotros nos mirábamos cómplices y mi padre estaba en todos sitios.

Al regresar a casa todos en su coche se apearon en la puerta de la casa, él tenía que llevar el coche a la parte de atrás donde estaba el garaje y me sorprendió al decirme:

-¿No tenías que enseñarme ese retrovisor roto?

-Si no me acordaba –dije con rapidez-

-Álvaro ya lo miraras mañana –dijo su madre con desagrado-

-Es un momento, sube y le echo un vistazo que mañana no sé cuándo podré. Ahora vengo –le dijo a la novia mientras esta bajaba hablando de nuevo con su madre-

Nada más arrancar se giró hacia mí y me dijo:

-Me muero por follarte ¿y tú?

-También

-Tenemos poco tiempo, ¡quítate las bragas ya!

Mientras el conducía metí las manos bajo mi falda larga y me quite las bragas excitadísima al ver la necesidad y el hambre en su oscura mirada.

Un minuto después metía el coche en el garaje junto al mío, se bajó a cerrar la puerta mientras yo salía del coche.

Me acerqué por detrás a él y me pegué a su espalda aplastando mis pechos. El cogió mis manos de su cintura y las llevó a su paquete.

-Mira como me tienes puta, llevo así desde que te he visto

Con su ayuda libere su polla y empecé a sobarla mientras el daba un rápido vistazo al sitio.

-Ven –dijo cogiéndome de la mano-

Me llevó a un rincón del garaje donde tiró de algo y vi que era la antigua mesa de la cocina que guardaban para sacar al jardín cuando había invitados.

Me subió a la mesa y mientras me subía la falda me dijo:

-Necesito follarte ya

-Hazlo

Se agarró la polla y sentí la cabeza de esta en mi entrada, de un solo empujón me abrió y entró hasta el fondo, lancé un gritito.

-Dios me pone loco tu humedad –dijo follándome con furia-

Entró y salió sin piedad mil veces mientras yo gemía moviendo lo que podía el culo en la mesa para que siguiera entrando más y más.

-Si, no pares

-Toma putita, que ganas tenia de clavártela, ni cumple, ni regalos, ni mi madre, ni mi novia, suspiraba por hundirme hasta el fondo de tu caliente y húmedo coñito de golfa.

Ambos jadeábamos, y a cada arremetida estábamos más cerca del orgasmo. Subió mi camiseta, sacó las tetas del sujetador y las magreó mientras no dejaba de follarme.

-Dame fuerte “hermanito”

Ahora el gritito salió de su garganta mientras el semen salía de su polla y yo me corría como una loca.

Cinco minutos después estábamos en el salón con el resto y mientras su madre nos regañaba por tardar tanto yo feliz sentía su semen escurrir por mis muslos.

Por la mañana estaba desayunando cuando su madre le ofreció a su “nuera” ir de compras dejándome de nuevo de lado. Esta le dijo que si ya que Álvaro se quedaba en la cama.

Cuando se fueron subí deprisa y comprobé que mi padre dormía, abrir la puerta de la habitación de Álvaro y este me miró con una mezcla de sorpresa y algo más.

-¿Ya se han ido? –pregunto él-

-Si

-¿Y vienes a por mas putita?

-Si

-Pues no sé a qué esperas, desnúdate

Me desnudé mirando como él se despojaba del pijama en la misma cama donde había dormido con su novia y aunque parezca horrible me puso a mil.

Completamente desnuda me metí en su cama, me subí sobre él y dejé que su polla me penetrara mientras nos mordíamos los labios. Tumbada sobre él no entraba del todo pero de momento me bastaba. Frotaba mis pezones en su pecho.

Follamos tempestuosamente durante más de una hora cambiando mil veces de postura hasta que agotados nos corrimos.

-Después de follar contigo me siento ruin –admitió de repente-

-¿Por ponerle los cuernos a ella?

-Si

-Yo creo que es lógico, la quieres

-¿Y eso no te importa?

-No, es algo que ya sabía antes

-La quiero a ella y eso no hace que deje de desearte

-Es que son dos cosas distintas, lo nuestro es solo sexo. Ni te quiero, ni me quieres de manera romántica. Te gusta follar conmigo, pero ves tu vida a su lado

-Hostia chiquilla sal de mi cabeza, eso es lo que estaba pensando y no quería decir porque me parecía mal después de lo que acabamos de hacer.

-No te preocupes no me ofende que la quieras y me gusta el sexo contigo.

-Estas cosas se complican –dijo taciturno y triste sin querer renunciar a nada-

-Solo cuando las dos partes no tienen las cosas claras y uno espera más de lo que el otro está dispuesto a dar-le dije saliendo de la cama y de su habitación-

Estaba tumbada en la cama, me dolía todo el cuerpo. Descansé unos minutos pero no podía dormir y bajé abajo, cogí agua y salí al jardín. Sin hacer ruido bordee la casa para tumbarme un rato al sol y vi la ventana de mi padre abierta, me acerqué y oí un ruido. Me asomé, abrí un poquito la cortina esperando verle dormido, pero no lo estaba.

Estaba tumbado en la cama, tapado hasta la cintura con la sabana, pero sus gemidos pronto delataron lo que estaba haciendo. Me quedé alucinada viendo como mi padre se masturbaba.

Pero lo más alucinante estaba por venir, me quedé sembrada en el sitio cuando mi padre retiró las sabanas y vi que algo cubría su polla, miré mejor y vi que era las braguitas que había puesto a lavar después del polvo del aparcamiento.

Supe en ese mismo instante que sabía lo mío con su hijastro y lo más increíble, eso excitaba a mi padre, pensé al ver su semen mojar mis braguitas. Al correrse las apartó y secó su polla con ellas con tal cara de culpabilidad que desee abrazarle, pero miré su polla ahora sin nada que la cubriera y al ver el grosor y tamaño de esta, con mi nueva capacidad sexual pensé en algo más que abrazar al propietario de esa polla, aunque este fuera mi padre no pude evitar relamerme.

Agradeceria vuestros comentarios.