Todo el mundo tiene un precio (6)
Continuación de los relatos anteriores. Ayudar a los demás también puede ser el precio de alguien
Cuando entro Marta en el comedor, estábamos de pie, morreandonos su hermana pequeña, de 69 años, y yo. Le abría el culo a Maria de forma algo más que brusca e insinuaba mi dedo en el ojete.
-La lavadora ya está puesta...
Me fije en Marta, quedándome alucinado por unos segundos. Llevaba una toalla tapando su parte delantera pero había escogido una demasiado pequeña así que la tenia que sujetar con los brazos, manteniendo sus extremos bajo las axilas, sin conseguir que el extremo inferior fuera más que un centímetro por debajo de su chocho. Seguía con sus zapatos de medio tacón. Por el momento, solo se apreciaban los laterales de sus caderas desnudas.
-Pero mujer – sonrió Maria, volviendo la cabeza – como sales con ese aspecto
Marta sonrió, parecía más tranquila.
-Si, jejeje, estoy ridícula... no le abras el culo así, bestia
-Dejale, es un macho, más de lo que lo era mi marido.
-He tenido que poner toda mi ropa en la lavadora, me la habéis puesto perdida. Lo único que se ha librado ha sido el sujetador, todo lo demás estaba manchado o mojado. ¿Me puedes dejar un pijama?
-¿Pijama? Mmmm... hace calor duerme desnuda. Pero primero siéntate con nosotros un rato y hablaremos más tranquilos
Al sentarnos Marta se deshizo de la toalla que cubría su delantera. Quedó completamente desnuda, salvo por los zapatos. Siendo de la misma talla que Maria, aquellos 15 kilos de más, se habían distribuido casi exclusivamente entre su culo y sus tetas, mejor dicho aquello no eran tetas, eran dos cantaros de piel pálida coronados con unos pezones enormes, solo un poco más oscuros que el resto de la piel. La barriga la tenia solo un poco más abultada que su hermana Maria, pero eso la hacia parecer una mujer más real, como tienen que ser las mujeres. Tenia el coño curiosamente pequeño y, como el resto de su cuerpo estaba sin ninguna vellosidad. El culo no se lo pude ver en aquel momento, pero no había ninguna prisa.
-Veo que también has puesto a lavar el sujetador – comenté
-Si, puestos a hacer colada
-Veo que estás mucho más calmada. Me alegro – dijo Maria - ¿Ya te atreves a quedarte desnuda delante de nosotros?
-Bueno después del casquete que os habéis pegado, no corro ningún peligro. ¡Este ya no se recupera hoy!
-No ya hasta mañana por la mañana nada de nada – dijo Maria guiñándome un ojo
-Pues aun eres de los buenos, Manolo hasta la siguiente noche, ni con una grúa
-¿Grúa?... con lo poco que le pesa a tu marido, ¿crees que grúa es lo indicado?
Los tres nos pusimos a reír con la broma. Nunca me ha gustado denigrar a otros hombres por su condición física, pero la broma tubo gracia.
-Fuera bromas, tu no lo sabes pero ante anoche este hizo que corriera al menos cuatro veces.
Marta, abrió los ojos con cara claramente sorprendida y me miro. Yo le lancé una sincera sonrisa. Maria prosiguió:
-Incluso me hizo el culo mmmmm... jajajaja
-Bueno y eso que tiene de especial, Manolo me lo hace muy seguido.
-¡¡Ja!!. A mi también me lo hizo Manolo. Ni siquiera llego a tocar el ojete. Mis nalgas y su barrigón lo impidieron. Ademas solo me dio cuatro embotadas contadas.
-¡¡Jajajajaja!! Tienes razón más que sodomizarte se hace un sandwich con mis nalgas. ¡¡Jajajaja!! solo sabe dar por el culo metafóricamente.
-Si, jajajaja, Ademas * me lo hizo todo disfrutando cada parte del proceso, desnudarme, besarme... ¡¡Ah!! hasta me puso una lavativa!! jejejeje
-¿Una lavativa?¿osea un enema?, y eso que tiene que ver con pasarlo bien – dijo Marta poniendo cara de asco.
-Bueno – dije yo – no tiene demasiado que ver, pero Maria no podía ir de cuerpo y yo quería porculizarla a fondo sin mancharme jejejejeje. Ademas creo que tu hermanita se vino con mis manipulaciones – y le acaricié la mejilla a Maria
-Eso ahora que se entere todo el mundo jajajajaja – se rió con ganas Maria – aunque la verdad es que si me corrí, no fue el orgasmo más intenso de mi vida, ni el mejor, fue... me dejó en el quinto cielo... como drogada o anestesiada... Mira que te cargas cipote, pero cuando me la endiñaste por el culo me dolió menos que con mi marido... estaba tan alelada que no sé si me volví a correr... jajajaja
Marta miraba a Maria entre incrédula y excitada. Yo no me perdía detalle de las ubres de Marta, brincaban cuando ella reía.
Mientras hablábamos Marta se fue poniendo un poco seria, como triste.
-¿Te pasa algo? - pregunté a Marta
-No... nada... es solo que... - una lagrimá rodó por su mejilla.
-¿Y ahora que coño te pasa? - pregunto Maria un poco irritada
-Es que... no se... habéis hecho cosas tan sucias... yo no... nunca... una vez le pedí a Manolo que me lamiera mi chocho, como te acaba de hacer *... y pilló un cabreo de impresión... me llamó puta... dijo que si no tenia bastante con su polla... y después me tubo un mes sin hacerme nada.
-Acabáramos. - dijo Maria
-Desde que se lo pedí hace unos 15 años, que me he sentido muy mal cada vez que he tenido ganas de sexo un poco... solo un poco diferente.
-Y tu ¿por que mierda le haces caso a semejante imbécil?, ¿eh? hermanita
-¡Mierda! Porque no he conocido otra cosa ¿vale?. No tenia referencias. Cuando tu me explicabas lo de tu marido, se lo contaba al mio en la intimidad y me convencía de que era mentira de que solamente eras una puta fantasiosa. De que las pollas como las de tu marido no existen
-¿Es que nunca has visto una peli porno? - cuestioné, sin apartar la vista de esas glándulas mamarias desproporcionadas.
-Eso solo lo hacen los enfermos – contestó un poco airada.
-¿Quien te ha dicho esoooo? - se sorprendió Maria
-Ma... Manolo – dijo, dudando, dándose cuenta de que estaba metiendo la pata.
Hubo 5 segundos de silencio y estallamos todos en carcajadas
-Si, jajajaja, y seguro jajajaja que te ha convencido de que es el mejor follador... jajajaja... del mundo
Así seguimos en animada charla durante unos 30 minutos pasados los cuales Marta dijo que necesitaba ir la servicio. Simplemente se levanto con una sonrisa coqueta y se dirigió la baño, cuando se alejaba pude ver ese culazo de locura, mejor que el de su hermana. Fuere por el ejercicio, o por acumulación de líquidos, el caso es que no se veía un culo grasiento, se veía con la piel tensa, parecía suave. Ademas los tacones que llevaba sin ser exagerados, realzaban el imponente culazo.
Miré a Maria y su expresión me dijo que adivinaba mi pensamiento, se levanto con una sonrisa y se desperezó poniendo el culo en pompa y estirando los brazos hacia arriba. Como estaba a mi lado aproveche para poner una mano en su culo y la otra en su coño frotando con uno de mis dedos cada uno de los agujeros.
-Ssssssht quieto... - dijo apartándome las manos – espera un poco. Ahora vuelvo.
Salio casi disparada hacia el baño. Al caminar su culo se movía de un lado a otro. Solamente con las vistas que me estaban regalando las dos ancianitas ya me hubiera cascado un pajote, pero los buenos frutos se hacen esperar.
-Hola Marta – la oí decir antes de cerrar la puerta del baño tras ella.
Encendí un cigarrillo y me desperecé. Empece a pensar en los acontecimientos de los últimos días y en las perspectivas que tenia. Me toque un poco la polla para ver si funcionaba. No había dado más de 5 caladas al cigarrillo y mi carajo empezó a demostrar cierta alegría duplicando su tamaño, una buena señal: mi físico respondía.
Estaba terminado de aplastar el cigarrillo en el cenicero cuando las oí salir del baño entre risitas. Entraron en el comedor tan desnudas como estaban al irse, pero a Marta se la veía entre sonriente y preocupada. Maria se sentó encima de mi con las piernas separadas, mirándome mientras sonreía, Marta se sentó a mi lado, en el lugar que antes ocupara Maria. No se que me excitaba más los roces de los cuatro pelos de Maria, o los que Marta hacia con su pierna en la mía. Mi soldadito daba pequeños saltos de alegría.
-*, sabes que te tengo mucho cariño, desde que eras niño. Sabes, también, que eres un poquito manipulador....
-¿Manipulador?¿Yo? -dije sorprendido.
Shhhht – me puso un dedo en los labios – dejame terminar.
Cada vez las sensaciones de sus cuatro pelos en mi polla y la presión de la rotunda pierna de Marta se hacían más evidentes.
-Eres un poquito manipulador, pero más que otra cosa pesa el cariño y el agradecimiento. Me gustan mucho las cosas que me haces, pero por mucho que me gusten me dejas que después no puedo ni levantarme.
-¿Donde quieres llegar?
-Verás, te quiero proponer un trato.
-Te escucho – dije abriendo salvajemente sus nalgas.
-Veras – me guiñó el ojo - haremos lo que tu quieras, pero cuando mi cuerpo no dé para más, usaras el de mi hermana. ¿de acuerdo?
Mire a Marta, me miraba avergonzada.
-Mira veras, no quiero ofender a Marta, pero a mi la que me gusta eres tu – me jugaba el todo por el todo. - te propongo otra cosa.
Marta bajo la mirada a sus manos entrelazadas sobre su chochito pelón.
-Dinos – musitó Marta
-Estoy de acuerdo en todo, pero en lo que se haga siempre estaremos los tres, me ha gustado mucho que Marta nos viera follar. Creo que follar con Marta solo será interesante si estás tu
Las hermanas se miraron un segundo y Marta hablo:
-De acuerdo. Mi cuerpo no es para tirar cohetes, pero haré lo que sea para compensar a Maria.
-Entonces... empecemos. - dije dando unas palmadas en el culo a Maria para que se levantara – ve al dormitorio, ahora vamos Marta y yo.
Cuando Maria hubo entrado en su dormitorio, cogí las manos de Marta, que aun reposaban en su pubis haciendo fuerza para que se levantara.
-¿Estas segura de que quieres esto?
Me miró a los ojos y dijo:
-Si
Cuando estuvo de pie: la cogí por la cintura me arrimé a ella aplastando la polla en su barriga, tire de su pelo para que me mirara y le estampé un morreo de los épicos. Mi lengua jugueteaba con la suya. Baje mis manos a sus nalgas, tersas, contundentes imposibles de abarcar con mis manos. La levanté por unas nalgas que me volvían completamente loco, al hacerlo ella rodeó mi cuello con sus brazos haciendo que sus tetazas se aplastaran en mi torso, pero mantuvo las piernas cerradas, colgando del culo por el que la tenia agarrada. La llevé en volandas traspasando el umbral del dormitorio de Maria, y la deposité con suavidad en el suelo, haciendo que sus ubres recorrieran mi pecho. Mis dedos seguían materialmente clavados en sus nalgas.
-¡¡Eh!! - dijo Maria – que yo aun puedo un poco más.
-¿Ah si? - conteste soltando a Marta. - date la vuelta y ponte a cuatro patas.
-¿Me vas a dar por el culo?
-Si y Marta me va a ayudar. ¡¡Vamos a cuatro patas!!
Maria se colocó a cuatro patas apoyando las rodillas en el borde de la cama, mirando, como a mi me gustaba, la luna del ropero.
-Ven – dije cogiendo de la mano a Marta, llevándola junto a su hermana – ábrele el culo con las manos.
Puso una mano en cada una de las nalgas y las separó con dulzura. Me cogí mi verga y empece a rozar el ano.
-Ves, se la quiero meter por aquí - haciendo presión con mi pollon en el ojete - pero no está lubricado primero hay que mojarlo con silaba.
Me arrodille a la velocidad del rayo y empece a lamer el rosado y prieto canal.
-Uf... aaaahhh... mmmm... me met... mete la len... lenguaaaa.... dentro ufffff... es un co... cochino
No estuve ni dos minutos.
-Ahora el chocho ya empieza a tener jugos que también pueden servir.
Me enderecé y se la metí a lo bestia en el coño y empece a bombear con todas mis fuerzas.
-Aaaaaaaaaaagg... grrrrrrr.... crei.... aaaaaaaaaah... que mmmmm.... mmmmme enculariasssssss... aaaahh... me rom... rompesssssssssss.... du... aaaaaaaaaah.... que.... duuuuu... aaaaahh que duraaaaa....
-Lo..... aaaaaahhhh... ves Marta.... ves como... ppp.... aaaaaaaah.... palpita.... iiiiiiiiif.... el cuuuuloooooooo...
Marta asentía con la cabeza sin soltar las nalgas de su hermanita, se veía claramente la penetración y las contracciones del esfinter.
-Dammm... dammm.... me... las nalgas y coge la aaaaahhh... crema de la mesilla.
Marta soltó las nalgas que sujetaba, tomé el rebelo en esas nalgotas. El ritmo de mis embestidas era frenético, como si me fuera la vida en ello. Maria no dejaba de suspirar. En los 5 segundos que tardó Marta en coger la crema de manos de la mesita y acercarse, debí dar 10 o doce pistonadas a una vagina que se mojaba por momentos. Marta me tendió la crema.
-Pppp.... aaaahhh... ponsela en el... aaaaaaaaaaaahh... anoooooojjj.
La hermana mayor recogió una buena cantidad de crema con los dedos de su mano derecha y, empleando el indice y el corazón de la izquierda para abrir el ojete, extendió la crema sin atreverse a introducirla dentro. Maria no dejaba de suspirar y hablar de forma casi ininteligible.
-Mmmmm.. Marrrrta.... ponnnn... hummm... crrrrr... crema dentrolgggggg.... si.... aaaaag... no..... duel..... aaaaaaah... dueleeeeeeeee... aaaaiiaa....
-Ponle cremmmaaaa... dentroooooo...
Marta lo dudó solo unos pocos segundos, apretó la yema de su dedo corazón, que entro con una facilidad pasmosa.
-Met... metelo... y sssssacaloooooj... - le dije como pude
Los movimientos del dedo de Marta y de mi cipote se acompasaron. Empece a notar la humedad de la vagina de Maria en mis pelotas. Marta y yo seguimos dándole un rato más, entonces note un cambio en la humedad, se le escapaban los chorritos de orina previos al orgasmo.
-Ssssssssi.... siiii... sigueeeee... no.... nop... pareiiiisss.
No le hice caso saqué la polla de su cálida funda y cogí la muñeca derecha de Marta y saque el dedo que penetraba el flexible ano de Maria.
Sin soltar a Marta llevé su mano a mi polla.
-¡¡¡Agarrame la polla y apunta a su culo!!!
Marta se quedó de piedra.
-¡¡¡Vamos!!!¡¡¡Hazlo!!!
Ahora si que me asió el instrumento por la base y me lo dirigió al culo de Maria.
Esta vez no me controlé para nada, mi pollon entro en el culo que se me ofrecía de un solo golpe y de inmediato empecé con las embotadas.
-Aaaaaaaaaaaaiiiieeeeee... me hassssssssshhh.... aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaag... rebennntaooooo el culoooooooooj...
El tacto interno de ese culo era increíble, fabuloso imposible de explicar, pero tenia el firme propósito de eyacular en alguno de los agujeros de Marta. Todo y mi capacidad de control me estaba siendo muy difícil contener el chorro de sensaciones.
-Ponnnnn... aaaaaaaahhh pon la mmmmano en el coñit-to deeeeeee aaahhh ponsssela... aaaaahh... p-paraaaaaaaaajj... que no ssssssssssss orineeeeeeeeeeerrrrj...
Marta pasó la mano por la barriga de Maria llevándola hasta el coño. Alguno de sus dedos me rozaba las pelotas cuando tenia mi polla lo mas hincada posible en aquel prieto orificio.
-Mmmme rozassss la p-pipaaaaaaaa... aaaahh.. me va a venir... no aaaaahhh no ap-partessss la mmmm... mmmano.... que bueeno... uuuuff.. aaaahg.... mmme viene... me viene... meeeeeevieneeeeee... aaaaaaaaahhhh... guauuuuuuuu.... aaaah.
-¡Se esta meando! – oía a Marta – ¡¡¡Se está meando en mi mano!!!
-Esssss una cochinaaaaajjj meonaaaaaaa..... grrrr...
Seguía perforando el culo de Maria como si mi vida dependiera de ello, y quizás dependía de ello.
-Pa-para... yaaaaa.... grrr... corret-te... mic... mi culo.... grrr... nop... no puedo mmmmassss... uuuf...
-¡¡¡Vale!!!,¡¡¡ahora te toca a ti Marta!!!
La hermana mayor me miró con los ojos muy abiertos.
-Ponte a cuatro patas al lado de tu hermanita,... tranquila por ahora solo te follaré el coño jejeje
Marta relajó sus facciones e hizo lo que le pedía al mismo tiempo que yo le sacaba el cipote del culo a Maria y esta se dejaba caer en la cama, totalmente derrengada con el ojete dilatado al máximo y con un lamparon de orina entre sus rodillas.
Solamente viendo la postura de Marta estuve al limite de mi aguante orgasmico, que no es decir poco. La piel de su enorme y terso culazo se tensó más. Esas nalgas enormes, de piel pálida y sin macula, la verticalidad del corte de su culo, con los rosados pezones desapareciendo sobre la sabana por el peso de las colgonas ubres, los medianos pliegues que la barriga provocaba en su cintura, todo ello hacia que mi bálano palpitara haciendo que todo el miembro diera saltos con las involuntarias contracciones de mi esfinter. “Aguanta tío, no lo sueltes” resonó en mi mente, la orden fue obedecida. Con un esfuerzo de un par de minutos mi orgasmo se contuvo.
Recorrí de los bajos de Maria con mi mano recogiendo tanta mezcla de flujos, crema y orines como pude.
-Ayyyy.... grrrrrrr... es-escueceeee... ¡¡¡Bruto!!!... mmmmmmi ojeteeeee – gritó Maria al sentir la fricción.
Me coloqué rápidamente detrás de Marta friccionando el coño con la nauseabunda mezcla, frotando la raja por completo dejándola bien embadurnada. Froté su clítoris con el indice. Con cierto esfuerzo conseguí introducir las primeras falanges del dedo medio en la estrechisima y no muy húmeda, vagina.
Mi corazón palpitaba con tal fuerza que lo notaba en mis sienes, en mis manos, pero sobretodo en mi capullo amoratado.
-Explicale a tu hermana lo que te estoy haciendo
-* me esta metiendo un dedo en el toto y con otro dedo me está frotando la pipa. - su voz sonó atona, como si hablara del tiempo, eso me ayudó a conservar aun más el control de mi orgasmo.
-¿No te gusta?... ¿No te gusta que te pajee? - cuestioné - ¿Que te gustaría?... ¡¡Vamos!!¡¡Dímelo!!
-No sé... lo que tu quieras... algo que no me haga mi marido.
-Pues entonces... ¡¡¡te voy a dar polla!!! - grité
Coloque la punta de mi carajo en la puerta del chocho, apreté y con bastante esfuerzo entró el haba, no introduje más me quedé parado, sintiendo la fuerza con la que sus paredes chochiles apretaban mi capullo.
-Glllaaaaaaaaaaa.... ¡¡¡Mi coñoooooo!!! aaaaaaggg... es com-como un partooooooooo... grrrrrrrrrr... aaaaaaaaaaah...
Me contuve las ganas de meterla a tope, preferí esperar un momento, notando, como en solo unos segundos la humedad interna aumentaba.
-Glllll.... es... por falta de uso.... mmmmm... - mascullé entre dientes.
-A mmmiiiii.... grrr... solo mmmm.... me ppp-pega con la pichaaaaaaggrrr.... mmmm en el b-botoncito... y yyyyyyyyyyyaaaaaaaahhh... es-estaaaaaaa... aaaaaaahhh...
Le separe las nalgas y vi un ano increíble, como el de una niña, desproporcionadamente pequeño en comparación con las nalgas. Con el meñique de mi mano, cochambrosa de los líquidos de su hermanita, inicié una caricia anal en círculos, solo después de algún tiempo sin mover más que ese dedo me atreví a penetrar el anito pero solo hasta notar que entraba la mitad de la primera falange.
-¿Que te está haciendo este cerdito? - presunto Maria mirando nuestras caras a través del espejo que teníamos delante.
-Me ha.... aaaaaaaaahh... me ha mmmmmm... metidoooo.... aaaag.. el cip... cipotonnmmmm....
-¡¡A ver!! - dijo la hermana pequeña colocándose de rodillas con un esfuerzo más que notable.
Maria se acercó, miró el primer plano de la unión haciéndome cosquillas con su melenita en mi ombligo, Miró la cara de su hermana en el espejo, diciéndole, mientras le acariciaba una nalga:
-Shhhh... disfrutalo.... solo ha metido la puntita.
-Sssss.... aaaaahhh... sssssiiiiiiiiiii.... aiiii.... ya emmmmpiezo a dissssss.... disfrutalo.... mmmm....
La humedad del estrecho coñito empezaba a ser la de penetración. Al Retirar mi meñique de su ano, Marta, hizo un sonido gutural imposible de describir. Cogí como pude las inmensas caderas y empece un leve movimiento de mete y saca. Con cada metida, más centímetros de mi cimbel se introducían en Marta, hasta que mi pubis apretó sus nalgas para delante.
-Ssstoy llenaaaaaahhhggg... nop...... aaaaaaaaaah... no puede serrrrrrrrrr.... mmmme... rom... rompe... aaaaahhh... y meg... aaaaag... me gusta... aaaaaag...
-¡Ya la tienes toda dentro!... - dijo la hermana pequeña, dando unas dulces palmaditas en la nalga que estaba acariciando.
Mi ritmo fue lento, dulce, no quería que mi culona “partenaire” se dañara más de lo necesario. En mi mente aparecían locuras que aun quería realizar. Tras menos de cinco minutos de cadencioso mete-saca, la humedad se hizo tan evidente que gotas de liquido perlaban mi vellosidad púbica.
-No se... no se... queeeeeee... aaaaah... que me.... mmmmmmme passsssssss.... gllllll.... pasaaaaaaaa... mmme mu... mueroooooooooh... -empezó a gritar Marta como un cerdo en matanza.
-To... cale el... mmmm... coñ... coñito a tu hermana... mmmmm... - le pedí a Maria
Maria obedeció instantáneamente, pasando la mano por debajo de la barriga de Marta, le tocó el coño, haciendo presión en la parte alta para que el botoncito rozara mejor mi empinada polla. Dadas las dimensione de su hermana utilizo las nalga derecha de Marta para apoyar su mejilla.
La imagen que me devolvía el espejo era algo más que una alucinación, era el infierno de Dante, era el Nirvana, era el Paraíso, era el Caos primigenio, era la Vida. Las tetas de Marta golpeado su propia barbilla con cada uno de mis envites, la cara de una babeante Maria apoyada en la nalgaza de su hermana, la sudorosa cara de Marta con un rictus de placer indescriptible, mis brazos y mi cara tensos por el esfuerzo físico y mental.
Los sonidos que se oían en la estancia eran igual de notables: los berridos la orgasmeante hermana mayor no conseguían tapar el ruido de mi propio corazón en mis oídos, ni el sonido de la carne de mi pelvis al chocar con el culazo de Marta, ni la melodía de la lenta respiración de Maria.
Cuando Marta dejo de gritar se dejó caer sobre la cama sacándose mi cipoton de dentro. Separé sus nalgas, introduje mi carajo entre ellas y las apreté con mis manos.
-¡¡Aprieta las nalgas!!,¡¡¡Hazlo ahora!!! - grite al borde del éxtasis.
Mi polla y mis duros cojones, desaparecieron por completo entre aquellos cachetes inmensos. Permanecí de rodillas con mi culo sobre unos muslos de alabastro. Cuando empece a eyacular, vi y noté como Maria asía las ya apretadas nalgas apretándolas más aun.
-¡¡¡Puta mierda!!,¡¡¡Joder!!!... toma leche... ¡¡¡Puta de mierda!!! ¡¡¡en tus nalgas de puta guarra!!! - dije yo entrecortadamente , entre muchas otras barbaridades.
Mi cálida simiente asomaba por la parte alta de las posaderas que, en aquel momento, me parecían el lugar donde quería pasar el resto de mi vida. El orgasmo fue largo, casi eterno. Me dejé caer sobre Marta aprisionando los brazos de Maria con mi acción. No sé cuanto rato pasé así, un segundo, un día, una eternidad. La voz de Maria me saco del estado de iluminación que estaba adquiriendo.
-Uuuug.. ¡¡Joder!!... ¡¡¡Levanta!!!... ¡¡¡Me haces daño en los brazos!!!
-En cuanto... uf... tu hermanita.... mmm... afloje el culo... aaah...
Inmediatamente la aludida, aflojo las nalgas, dejándome libertad de movimientos. Me desmonte de sus muslos y me puse en pie. Me sentía mareado, las piernas me flojeaban, no conseguia enfocar bien la vista. Me regalé los sentidos durante un rato. Vista, olfato, oído, tacto.
Conseguí enfocar de nuevo la vista y vi a M...
CONTINUARÁ