Todo comenzó con una noche de sexo salvaje 7

Continuación de los relatos de “todo comenzó con una noche de sexo salvaje”

Continuación de los relatos de “todo comenzó con una noche de sexo salvaje”

Me desperté sin saber qué hora era, la persiana solo dejaba pasar unos pocos rayos de sol, los suficientes como para que viese el contorno de los objetos de la habitación. A mi lado dormía Gorka como un bebé. Tenía un brazo y una pierna encima de mí y no quería moverme para no despertarle. Los dos estábamos completamente desnudos y sudando. Las gotas de sudor parecían perlas en su cuerpo y me quede absorto mirándole. Me hubiese gustado poder parar el tiempo y congelar este momento. Estaba durmiendo con mi mejor amigo y ahora era mi novio, el chico que siempre me había gustado, con el que cuando le veía sin camiseta me provocaba una erección. Giré la cabeza para quedarme viendo su cara. Lo que había cambiado en este corto periodo de tiempo, por lo menos conmigo. Ya no era tan bestia hablando, era más cariñoso y para mí era perfecto, sonreí, le acaricié la cara y él se movió lentamente y me dejo libre de aquella prisión de la cual no quería salir. Me levanté muy despacio y empecé a tocar el suelo en busca de algo de ropa, ya que Gorka y yo teníamos la misma talla así que me daba igual si cogía algo mío o suyo. Cogí unos pantalones, unos calzoncillos y una camiseta y salí de la habitación. Miré lo que había cogido y eran mis pantalones, una camiseta de él y los calzoncillos usados que me dio la noche anterior. Los volví a oler y me empecé a empalmar otra vez. Nunca había follado tan de continuo, pensaba que no daría la talla ante tanta avalancha de sexo, pero al final siempre cumplía. Me vestí y baje las escaleras descalzo. Entré en la cocina para prepararle el desayuno, aunque miré la hora y era la una de la tarde así que no sabía si iba a querer desayunar o iba a querer comer, me quedé mirando por la ventana de la cocina y allí estaba Alex, en el jardín trasero de su casa con su hermano. Me preparé un café y salí al jardín para sentarme en el cenador. Desde ahí podía escuchar la conversación de Alex y su hermano.

-Joder, otra vez

-¿Qué pasa? – reconocí la voz de Alex y parecía cansada.

-Que me he enganchado en un aspersor y creo que lo he arrancado.

-Joder, encima que tengo que ayudarte y no me das na más que más cosas que hacer. Eres un caso tato.

-Pues lo dejamos así, nosotros no sabemos nada.

-Sí claro, papá es gilipollas y cuando empiece el riego y se encharque ya verás tú, no vas a volver a pisar la calle en la puta vida. – El café me estaba sentando muy bien. Me recosté en la silla y seguí escuchando.

-Pues me da igual, que te crees que yo soy un cagao como tú.

-Anda, cállate y sigue.

-No me da la gana, estoy castigao por tu puta culpa, porque deberías estarlo tú y no yo.

-¡Te quieres callar! Que te pueden oír.

-Quién nos va a oír

-Bueno cállate, que está su coche aparcado fuera.

-¿Y? Me la suda que esté aparcado fuera. Si me hubieras dicho como era no hubiera pasado nada. – Sonó como una bofetada muy fuerte. Me senté mejor y puse especial atención a lo que decía. – Eres un puto maricón de mierda, como me vuelvas a dar una hostia  te juro que es lo último que haces. – Sonó un portazo y se hizo el silencio. Me quedé helado y con mucha curiosidad sobre lo que hablaban. Me metí corriendo en la casa y salí por la puerta principal. El único coche que había era el de Gorka, porque la otra casa de al lado de la de Alex, estaba en venta. Me metí dentro y cerré muy despacio la puerta. Estaban hablando de algo referido a Gorka. Me apoyé en la puerta y me quedé mirando el vacio hasta que una voz me volvió a la realidad.

-¿Qué haces nano? – Miré hacia arriba y allí estaba Gorka. Con un pantalón blanco y sin nada más.

-Nada, es que había escuchado un ruido y había ido a mirar.

-¿No me habrán jodido el coche? – Empezó a bajar muy rápido, me quito con dulzura de la puerta y salió al jardín delantero. Yo me quedé apoyado en el marco de la puerta. Cuando Gorka empezó a hablar con alguien. No podía ver quien era porque los setos le tapaban.

-¡Eh!, tío, buenos días, ¿qué tal? Que hace mil que no te veo.

-Ya, es que estoy muy liado. – Era Alex – Oye este es mi hermano, Guillermo, que no le conoces.

-Guille. – Gorka se puso en el césped y Guille se acercó a saludarlo.

-¿Qué pasa tío? ¿Cómo te va la vida? – A Gorka se la sudaba si iba con mucha ropa o desnudo. No tenía vergüenza para eso. Guille miró hacia donde estaba y abrió los ojos mucho. Gorka le siguió la mirada y me vio en la puerta.

-Nano, está el Alex aquí. – Me quedé mirando a Gorka con cara de mala ostia y él dejo de sonreír, no podía irme, así que me acerqué y saludé. Guille iba con una sudadera gris con capucha, mediría un metro setenta o así y tenía el pelo marrón claro, parecía casi pelirrojo. Los ojos eran casi negros, pero menos que los de Gorka, ya que los de Gorka no podía diferenciarse las pupilas. Llevaba un vaquero desgastado y unas zapatillas que habían visto tiempos mejores, en cambio Alex iba como un pincel. Llevaba un polo rojo con un número en cada manga, unos vaqueros azul oscuro y unas deportivas rojas a juego con el polo.

-¿Qué tal? – No sabía que más decir sin que acabase histérico, porque lo que me saldría decirle es por qué no vino a verme nunca desde el hospital.

-Bien, nos íbamos a comprar unas cosas. – Se hizo un silencio. El hermano de Alex no me quitaba la vista de encima y Alex se notaba que estaba tenso.

-Ah, pues no os entretenemos, ya quedaremos un día de estos ¿no? – y Gorka me dio un ligero golpe en el brazo.

-Si claro, cuando quieras – y esbocé mi mejor sonrisa.

-Bueno chicos, nos tenemos que ir, pasarlo bien. – Nos despedimos y ellos continuaron su camino. El hermano de vez en cuando miraba hacia atrás, hasta que se perdieron en una esquina.

-Muchas gracias Gorka, es lo que más me apetecía hacer hoy.

-¿A ti qué coño te pasa? – Y entré en la casa. Gorka me siguió y cerró la puerta.

-Pues que no me apetecía ver a Alex ni nada y mucho menos después de lo que paso.

-Bua, nano. Si hablé con él y no pasa nada, sin malos rollos. – y me sonrió.

-No es por eso Gorka.

-¿Entonces? Yo es que contigo me pierdo mil, no te sigo nunca.

-Pues que cuando salí del hospital no vino ni una vez a verme.

-Nano, no te preocupes, tendría cosas que hacer o algo. Me dijiste que te llamó un par de veces. – Me giré para darme la vuelta porque estaba a punto de ponerme a llorar. Recordé todo lo que había pasado ese día y empecé a ponerme nervioso y a respirar muy rápido. Noté como Gorka me abrazó por detrás.

-Peque, peque, tranquilo, ya está. Ya nadie volverá a hacerte daño. Te lo prometo. – y colocó su cabeza en mi hombro. Conseguí tranquilizarme, me di la vuelta, cerré los ojos y le besé. Nos fundimos en un abrazo que duró unos minutos. Notaba como la polla de Gorka crecía.

-Joder cari, que contenta se pone.

-Contigo siempre – y me volvió a atusar el pelo, sólo como él sabía hacerlo. Se fue hacia el salón y se sentó en un sillón. Yo me senté en el sofá. – ¿Mañana empiezas las clases?

-Sí – Gorka se entristeció un poco. – Pero no te preocupes, que nos vamos a ver a diario.

-Eso espero, pequeñín. – Me levanté y me senté encima de él. Nos volvimos a abrazar y la verdad es que sentirlo tan cerca era algo que me encantaba.

-Gorka.

-Dime.

-No quiero que me llames paranoico. - me aparté un poco de él para poder verle la cara – pero esta mañana estaba en el jardín tomándome un café y escuché a Alex y a su hermano, y creo que te han hecho algo a ti, porque Alex estaba intentando callarlo para que no les escucharas.

-Pues nano, no sé a que te refieres porque no me han hecho nada.

-Lo sé, pero solo te digo lo que he escuchado.

-Bueno, pos si eso estaré más al loro, pero tu no te preocupes por mí, anda. - y me besó.

-Para saber tu historial amoroso y que antes eras hetero, te estás volviendo muy mimosón conmigo. - Gorka me bajo del sillón con un empujón y se sentó encima de mí, mientras con una de sus manos me cogía las dos muñecas.

-Uno demuestra un poco de afecto y se lo pagan así. - Empezó a mover sus caderas en círculo encima de mi polla – Es que tú ya sabes que me has cambiado. - Quería picarle un poco.

-Vamos, que las pollas te vuelven loco.

-Pues no te creas. La única polla que me vuelve loco es la tuya, así que tienes que sentirte un privilegiado.

-Me siento un privilegiado, aunque me tengas  sujetas las muñecas, pero no es porque te mole mi rabo. En lo que me siento privilegiado es en tener a un chico como tú.

-Jajajaja, cuando dices esas cosas tan cursis me dan ganas de echarte de casa. - Me puse rojo de vergüenza y le aparté la mirada – No te cabrees nano, es que joder, a veces dicesunas cosas macho... que parece una película de esas pastelonas.

-¿Me puedes soltar por favor?

-Jajajaja, no te chines, anda. - Gorka me soltó las muñecas y se volvió a sentar en el sillón. Yo me levanté y me froté las muñecas mientras iba caminando hasta el sofá.

-Dani, nuestra primera vez fue con el Alex.

-¿Y eso a que viene ahora?

-No sé, lo acabo de pensar.

-Pues vaya cosas piensas la verdad. – Gorka me estaba mirando.

-Hombre, pienso muchas cosas, pero no todas las digo. Ahora mismo pienso en cosas para hacer contigo.

-¿Qué cosas? – Nuestras miradas se cruzaron y una sonrisa se dibujó en su rostro. – Ya sabes, que sigo esperando mi desayuno.

-¿No habías tomado café?

-...Digo el otro desayuno.

-Pues nano, siento decirte que el menú ha cambiado.

-¿Y cuál es el menú ahora?

-Pues se han añadido varias cosas.

-Pues me encantaría empezar con él, que seguro que son muchos platos. – Gorka ponía la sonrisa de niño malo que sabía que me encantaba.

-¿Vas a ser sumiso?

-Ya te dije que sí, mucho.

-¿Vas a hacer todo lo que te diga y a aguantar todo lo que te haga?

-Con un límite pero sí. Tú pídeme y si no me gusta te lo hago saber. – Se le notaba todo la polla por debajo del pantalón. Levantó una pierna.

-Venga, chúpame los pies. – Me acerqué y comencé a lamerle los dedos, metiéndome uno a uno en la boca. Le miraba mientras lo hacía y Gorka no paraba de resoplar y sonreír. Paré de lamérselos para quitarme la ropa. Cuando me faltaban solo los calzoncillos me dijo – Joder, mira que te mola ser guarra. Con mis calzones usados. – Y me sobó el paquete con su pie. – quítatelos, y dámelos. – Al dárselos, empezó a olerlos y a lamer la parte que tenía pre. Yo seguí con sus pies y al mirarlo tenía mucha saliva en la boca. Quería ese escupitajo en la boca. Me subí encima suyo y abrí la boca. Él ya sabía lo que tenía que hacer me lo lanzó y dio directo en la lengua. Gorka empezó a reírse. –Joder, como me gusta cuando haces esas cosas. – Le baje la cremallera del pantalón y le desabroché el botón. – Espera que me los quito yo. – Me aparté, se los bajo y se los quitó. No llevaba calzoncillos, y se quedó con la polla apuntándome. Se volvió a sentar. – Venga, pon el culo en mi cara que te lo voy a preparar. – Me puse en posición y comenzó a lamerlo. Yo mientras le comía la polla. Gorka me escupía en el culo y luego me lo volvía a lamer. Mi pre goteaba por su cuerpo hasta llegar a la altura de su polla y se perdía por sus ingles. – Me estás poniendo perdido. – Me saqué la polla de la boca.

-Ahora te limpio, no te preocupes. - Yo seguí jugando con su rabo, que muchas veces me lo sacaba de la boca y me daba golpes en la cara con él, llenándome de babas. Se me resbaló del dedo mi anillo de la suerte. Me separé de Gorka para cogerlo y al agacharme para cogerlo, Gorka se puso por detrás y me la metió de un golpe. Grité como nunca había gritado y notaba como Gorka me acariciaba el culo con sus grandes manos. Notaba que me salían lágrimas por el dolor. - Joder Gorka... te has pasado... me duele...

-Sssssssh, tranquilo, que luego se pasa. - Me dio por reírme, porque hablaba como si le hubieran follado muchas veces el culo y supiese lo que se sentía. - ¿Ves? Ya se te está pasando, porque te estás riendo.

-Me río por lo bobo que eres.

-¿Soy bobo? - La sacó un poco y me la volvió a meter de golpe – Joder nano, que bobo soy, que no me acordaba que te dolía. - En esta segunda envestida no me dolió nada.

-Si eres muy boooobo y nooo haces nada bien. - Empezó a follarme to rápido.

-Pues... para no hacer... nada bien... bien que estás... disfrutando. - Yo ya no podía decir nada, porque estaba disfrutando como un niño. Gorka siguió a follándome en esa postura.

-Síiiiiiiiiii – Parecía que había estado practicando, porque me lo estaba haciendo como nunca. Cuando creía que iba a llegar al clímax, me la sacó y me tumbó boca arriba en el suelo. Cogió mis piernas y las levantó para dejar el culo a la vista.

-Pufff, lo tienes to abierto peque.

-Pues tápamelo, venga.

-Jajajajaja, ya estás to cachondo, ¿eh?

-Contigo es imposible no estarlo.

-Pues toma polla – la metió y noté esa sensación cuando ya estás muy dilatado y cuando te la meten es únicamente placer y sientes como que te van a partir. Siguió dándome por el culo como si quisiera meterme también los huevos. Nos estábamos mirando mientras me la metía y con cada gemido que metía el sonreía. Miré sus labios y estaban otra vez llenos de babas con esa espuma e instintivamente abrí la boca para recibirlo. No tardó ni dos segundos en escupirme en la boca – que cerdo eres nano. - Le sonreí, aunque no pude aguantar mucho la sonrisa por el placer que me provocaba. No sentía que Gorka me estaba masturbando, porque sólo podía sentir el placer que me daba por el culo. Pasaban los minutos y notaba que me iba a correr.

-Cari, me voy a correr. - Gorka dejó de masturbarme justo cuando estaba a punto de correrme, se la metió en la boca y empezó a comérmela. Empecé a correrme y Gorka se lo tragaba todo. Mientras me la chupaba y se tragaba la lefa paro un poco con las embestidas. Me dejó la polla reluciente de sus babas y dijo:

-Joder nano, es que tu lefa está to buena, bueno, todo en ti está bueno, pero aún falto yo, así que no creas que esto ha terminado. - Empezó a follarme a toda velocidad y sus huevos se empotraban contra mi culo. - ¿Dónde quieres que te eche la lefa?

-Dónde más te guste cari. - Gorka siguió metiéndomela y pensé que quería correrse dentro, pero la sacó y empezó a correrse por mi agujero. Notaba algunos chorros caían dentro del culo y otros fuera. Cuándo dejó de correrse me restregó la polla por el culo y me la metía dentro otra vez. Supuse que estaba recogiendo la lefa y me la estaba metiendo dentro. Se levantó y vi que tenía hilillos de su semen en la polla.

-Venga, límpiamela. - Me puse de rodillas y se la deje bien limpia. Luego me levanté y le pegue un buen morreo. - Anda, vete a ducharte mientras preparo la comida y luego me ducho yo.

-¿Por qué no te duchas conmigo?

-Jajajaja, pero solo a ducharnos, que tienes que dejar que recargue.

-Bueno, ya veremos. - Y le besé en el cuello.

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Muchas gracias por todos los mensajes. Espero que os guste es capitulo de la saga