Todo comenzó como un juego.
Mi hermano hace mucho tiempo se cogio a mi mujer, hace poco me entere, estuve tentado a agarrarlo a madrazos, pero mejor me decidi vengarme de el, regresandole el mismo favor y sin que ella se diera cuenta la seduci
El año pasado me la pase en Acapulco con un hermano que vive allá, mi hermano como todo buen macho mexicano siempre tenía abandonada a mi cuñada y todo por andar de putañero, su mujer está bastante buena, por donde se le vea, generalmente por el calor que hay en Acapulco, siempre usa vestidos cortos, que no dejaban nada a la imaginación, destacándose sus hermosas caderas y sus sabrosas nalgas, ni que decir, cuando se ponía algún shorcito ajustado, lo que hacía que se le vieran sus enormes nalgas, lo que la hace tener un cuerpo sensual, y caliente como toda acapulqueña.
Cierto día, les aseguro, sin querer le vi las nalgas, esto sucedió cuando ella iba subiendo las escaleras que dan al segundo piso de su casa, que por cierto, para mi gusto son bastante angostas, por lo que iba yo atrás de ella, en esa ocasión traía puesto un vestidito corto, que me permitió ver un par de nalgas que apretaban golosamente el hilito dental de su tanga, ver tan hermoso espectáculo me puso bien cachondo. Varias veces me di un taco de ojo con esas nalgas.
Un día, estaba leyendo el periódico en la sala, cuando entro ella y me dijo, como si nada, cuñado me ayudas a mover un mueble en mi recamara, me le quede viendo, extasiado con lo que veía, esa ocasión traía puesto un vestidito de harto vuelo, pero corto, se veía bien buena, ella como si nada empezó a subir las escaleras, pero esta vez subió despacio, imaginándome que lo hacía paraqué viera mejor el panorama y que hermoso panorama vi, siempre usaba unas tanguitas de hilo dental, que se perdía en las profundidades de sus nalgas, poniéndome bien caliente, luego, luego, me di cuenta, que ella de algún modo ya sabía que yo le veía las nalgas y al parecer le encantaba el hecho.
Un día, decidió ella enseñarme un poquito más de lo de costumbre, ese día, como de costumbre me pidió que lo acompañara arriba de la casa, empezamos a subir, ella lo hizo otra vez muy despacio, cuando mire hacia arriba, lo que vi me dejo helado y cachondo, mi cuñada esta vez no llevaba tanga, en cada movimiento le alcanzaba a ver los labios rosados de su vagina, que para mi gusto estaba bien depilada, al llegar al piso de arriba ella volteo hacia abajo y me miro con una sonrisa burlona.
Se volteo y con sus manos en la cintura, me pregunto lo siguiente, ¿Cómo te gusta verme con tanga o sin tanga? Yo me quede mudo por lo sorpresiva de esa pregunta, como vio que me puse nervioso, me dijo, no te preocupes, ya sé que te gusta verme las nalgas cuando subo, pero ahora quise darte una sorpresa, te gusto, me dijo, yo todavía sacado de onda le dije, claro que me gusto, es más, me gustas mucho cuñada, pero eres la mujer de mi hermano y yo debo respetarte, ella me dijo, a tu hermano yo no le importo, es más todo queda en familia. Además quiero que sepas, que cada vez que me mirabas las nalgas en las escaleras, me ponía bien caliente y me aguantaba la calentura hasta que llegara tu hermanos para que me quitara las ganas, pero ahora tú estás aquí y no tengo que esperar hasta la noche a tu hermano, así que, tú dime que hacemos.
Sin decir agua va, la empecé a besar en la boca sintiendo su lengua recorrer la mía, mis manos se posaron en sus nalgas a través de la tela del vestido para acariciarlas, mientras sentía en mi pecho la turgencia de sus dos tetas, ella al sentir como se me ponía de dura la verga, me bajo los pantalones, me saco la verga y después me empezó a mamar la verga con todas sus ganas, cosa que duro un rato.
Como estábamos en el pasillo, ella me condujo hacia su recamara, se acostó en la cama boca arriba, abrió sus piernas y musitó, ven. La besé en la boca, mi lengua recorrió todo su cuerpo hasta llegar a su inflamada conchita depilada, separe sus labios y hundí mi boca en la empapada ranura, ya no aguante más, le abrí las piernas, le acomodé mi verga en la entrada de su pocito del placer y se la empecé a meter.
Estaba deliciosamente mojada y ansiosa, con toda mi verga adentro, en cada tallón, susurraba,-Oh, Oh, Oh, yo le apretaba, senos y pezones, se enardeció más y me tomó de las nalgas, enterrando levemente sus uñas en ellas e indicándome el compás de mis movimientos, separando más sus piernas y abriendo la boca llegó al primer orgasmo, emitió un tenue pero largo Ahhh, ya no resistí más su ardiente vagina y me vine dentro de ella como loco, ella al sentir los chorros de leche, soltó un largo grito de placer, nos quedamos abrazados un rato largo, estábamos empapados en sudor.