Todo arde si le aplicas la chispa adecuada
Voy a pasar un fin de semana contigo, 24 horas de ti con una tensión sexual que debe resolverse
Seguro que llegarás antes que yo, y hemos quedado en el parking del hotel, para subir juntos a la habitación, así que me esperarás apoyado en tu coche, esperando a una chica que tiene problemas con la puntualidad… o más bien con llegar a los sitios bien, porque suelo perderme fácilmente… pero verás entrar mi coche y no podrás reprimir una sonrisa de lujuria, ya he llegado y el “maratón” está a punto de empezar… aparco a tu lado y salgo temblando del coche, esos nervios son imprevisibles, vienen conmigo siempre. Rodeo mi coche y me encuentro con tu mirada y tú con esa sonrisa tonta que haces que se me ponga… me acerco, no sé si rápido o lento, el temblor decide por mí, pero llego a ti y el deseo se apodera de mi mente racional para decirte un “Hola” y seguidamente besarte, besarte con la intención de acercarme más, de sentirte más… tanto que sin poder evitarlo me uno a ti como imanes al metal, notar como tu mano pasa de mi nuca al hombro, baja por la espalda y en mi trasero… me atrae hacia a ti, con decisión. Mientras que mis manos han optado por tu parte delantera, bajando por ese torso firme, todos los dedos de mis manos están atentos a lo que tocan, se deslizan conociéndote, queriendo atesorar tu forma para su recuerdo… bajo por los laterales, porque me tienes pegada a ti, y al llegar a tus caderas, te pido más presión atrayéndote a mi cuerpo, más fricción que me haga sentir la realidad de estar juntos… pero el deseo no puede con la luz del sol, así que cogemos nuestro equipaje y nos dirigimos hacia la habitación… no sin antes tener un choque en ese maldito ascensor, el primer sitio en el que estamos a solas y se pueden escuchar los gritos de nuestros cuerpos por juntarse… y así lo hacen… en ese momento mi entrepierna responde con un latigazo de placer acompañado de una tremenda humedad por sentir tu miembro erecto, saludándome con el mejor de los saludos, la excitación… tu no me notas aún, porque los vaqueros te lo impiden, pero te susurro al oído lo que produces en mi, un torrente de fluidos escapando de mi interior, empapando cualquier tela…
Llegamos a nuestra habitación y lo primero que hacemos casi al unísono es tumbarnos en la cama, parece que estemos probando su aguante, su capacidad para soportar nuestra lujuria… cada uno ha elegido un lado por el que tumbarse, así que nuestras cabezas están al contrario y eso me da el punto de partida para recorrer tus vaqueros hasta llegar a mi más preciado manjar, mis manos ansiosas por conocer lo que me espera, buscan decididamente el cinturón y con cautela lo desabrocha… pero antes de seguir con los botones, decido jugar acariciando el esplendor de la erección, movimientos rítmicos acompañan mis manos, y cuando menos me lo espero, tengo mi boca tan cerca de tu miembro que no puedo reprimir un gemido de placer, así que libero lo que tanto deseo… el bóxer me impide verlo, pero ya puedo notarte más, la espera me está matando y con un movimiento ágil por tu parte, te deshaces de ellos y mi sonrisa delata mi excitación, mis ansias, mis calores… agarro con mi mano tu miembro para calcular si mi boca será suficiente para ti, pero sin importarme si quiera… empiezo a recorrer con la punta de mi lengua tu capullo… lo humedezco por completo y doy pequeñas succiones rodeándolo con mis labios, introduciendo solo la puntita, para pasar a meter su longitud poco a poco en mi cavidad, no quiero hacerlo deprisa de momento, quiero llenarme de ti, quiero sentir cada centímetro y que tu recuerdes mi boca… mi deleite empieza a ser tortuoso tanto para ti como para mi… así que mi mirada viciosa hacia ti va acompañada de un “fóllame la boca”, quiero que lo hagas con una pasión desenfrenada, así que te pido que te levantes, coloco mi cabeza colgando del lateral de la cama y te miro desde abajo con deseo, con ganas de ti… tu recorres mi cuerpo con tus manos y vas acercando tu miembro a mi boca, que lo busca con tanto deseo que mis manos se apoderan de tu culo y le agarran y empujan hacia mi… notando como entra en su totalidad, con determinación y al ritmo de mi respiración, que aunque agitada, empiezas con un vaivén suave para que me adapte, para que me tranquilice y disfrute, para que tenga las fuerzas necesarias y aguantar tus embestidas, que se van acelerando y con ellas mi dificultad para respirar, así que me darás treguas en las que sacarás por completo tu miembro, yo coja una bocanada de aire y la clavarás en el mi… produciendo espasmos en mi boca, en mi cuerpo, el cual le tienes a tu total merced, para ti y para tus manos…
En su preciso momento, te apartaré, porque quiero seguir comiéndote pero también quiero verte, quiero ver el placer que produzco en ti, así que me arrodillaré delante de ti e iniciaré de nuevo el proceso pero ya con un ritmo mucho más acelerado, más determinado y echaré la vista hacia arriba para ver como de tu boca salen esos gemidos que harán que mi entrepierna arda en deseos, que empape más de lo que lo ha hecho ya, que tenga pequeñas descargas de placer acompañadas de más fluidos hacia el exterior… no contenta con mi labor presente, no podré evitar sacarla de mi boca para poder degustar tus huevos, también quiero que sientan el calor que desprendo y empaparlas de la salivación que me produces, porque tú haces que se me haga la boca agua… ¡eres mi tentación!
Y seguir explorando todo tu miembro nuevamente hasta que avecines tu climax, acercar mis manos a las tuyas y llevarlas hasta mi cabeza, indicando que puedes darme tus últimas embestidas a tu antojo, como te guste, con la rapidez que precises porque estaré derritiéndome de placer esperando a que me des mi recompensa. Y en ese mismo instante… explotarás en mí, y verás mis ojos humedecidos del esfuerzo, casi llorosos… que harán que saques esa última embestida con la que te deleitarás mirando mi carita.
Llega tu primer descanso aunque no estés cansado, y como lo sé… no me queda otra que levantarme, sentarme en la cama y decirte con voz pícara “arrodíllate”… te reirás, también lo sé… pero lo harás y eso es lo que me hará excitarme aún más… me quitarás ese culotte que impide que empieces, primero observarás tu manjar e inspeccionarás con la yema de tu dedo… solo uno que irá recorriendo todo mi sexo, como si siguieses sus pliegues, primero los labios exteriores, los interiores y dibujarás un círculo rodeando mi perlita, viendo como se hincha con tus roces, como sale al exterior pidiéndote más atención, y se la darás… te acercarás con tu lengua hacia ella y solo con la punta la rozarás, para pasar a hacer círculos a su alrededor, para oírme gemir en esa tortura de placer…
Pero no te detendrás, y tus manos buscarán la forma de darme más, tu lengua se hará a un lado para darme pequeños mordiscos en las inglés, y verme dar espasmos con ellos, mientras que tus dedos buscan la entrada a una cueva ardiente y húmeda que desea ser explorada por ti… te será tan fácil entrar que, confiado, meterás el segundo dedo para buscar mejor ese punto que me volverá loca, con el que podrás observar que mi respiración se vuelve agitada y mis gemidos te envalentonarán para que aumentes el ritmo, introduciendo los dedos cada vez más dentro, curvados hacia arriba y con tu lengua de regreso a mi perlita, para que mis fluidos no dejen de estar presentes y tú beber como si de un néctar de ambrosía se tratase… no te puedes ni imaginar la excitación que me supone tenerte ahí abajo… así que tampoco puedo evitar pedirte más fuerza en mi cueva… y tu darme mis deseos con esa habilidad manual que intenta cumplir con su misiva, la cual no es otra que llevarme al éxtasis, un éxtasis que tendrá como consecuencia que tu lengua se vuelva loca y recorra todo mi sexo bebiéndome, saboreando tu recompensa…
Me dejas exhausta, pero queriendo más… nos quedan muchas horas por delante pero a la vez tan pocas… aunque ahora sí que nos merecemos un pequeño descanso, solo el que nos permite tumbarnos en la cama y decidir qué posición tomar para el siguiente asalto…