Toda una Valkiria

Fue mi primera vez con otra mujer... que resultó ser toda una valkiria vikinga...

Toda una Valkiria

Hola los saluda Laura Ovalle nuevamente. Quiero agradecer todos sus mensajes, me encanta que me escriban.

Bueno, a estas alturas todos ustedes ya deben saber como soy con mi esposo Kike. Y si no, si es el primer relato mío que leen, se los voy a decir. Somos una pareja muy liberal, practicamos intercambios y muchas otras cosas que si se supieran públicamente, nos quitaría a nuestros hijos. A mi me gusta ver y a mi marido coger, de vez en cuando cambiamos esos roles, pero básicamente así es. Sin embargo, no somos swingers cualquiera, a mi esposo le encantan los hombres y ser sodomizado salvajemente, tratado casi como un objeto, y a mi me encanta verlo. ¿Raros?… ¿no?

He visto cogiendo a Kike con todo tipo de hombres, y encajando todo tipo de vergas, desde cortas y delgadas, hasta largas y monstruosas. Lo he visto siendo tratado como un animal, vejado de las maneras más bajas y ruines, y gozando con ellos. Podría decir que mi esposo es toda una perra en celo eterno. Y yo, he gozado lo indecible mirando todo aquello.

Pero no crean que solo me he quedado como una espectadora, a veces participo de sus juegos también. De hecho, el también ha tenido el rol de mirón cuando yo me hallo con alguno de mis amantes, como Ángel y Bianca (también le hago a las mujeres). Los 2 tenemos amantes estables, es decir, amantes que son eso mismo, gente con quien nos gusta compartir la intimidad y nuestros cuerpos. El tiene más, casi todos hombres, podría darles una lista bastante larga.

Pues bien, en esta ocasión quisiera hablarles de Bianca. No sé si mis lectores más fieles la recordarán, ella es la hermosa mujer que conocí en el bar, aquella vez que nos equivocamos con Kike y nos metimos a un bar gay. Éramos novatos en todo eso, apenas habíamos tenido la experiencia de Javier (lean "Mi Esposo se Entregó") que casi nos hace terminar.

Pues bien, antes de irnos con Baldo y Omar a coger, yo conocí a una bellísima mujer, argentina, arquitecta exitosa y empresaria. Si no la recuerdan, pueden leer "Nos Dejamos Llevar". Ella me dio una tarjeta con su número telefónico que yo guardé al llegar a nuestra casa de regreso, vivimos en el interior, somos finqueros. Cierto día haciendo el aseo, encontré la tarjetita.

Mi amor, ¿te acordás de Bianca?

¿Bianca?… ¿Quién?

Aquella argentina que conocí en el bar, el día que conocimos a Baldo y a Omar, ¿no te acordás? Yo estaba bailando con ella… hasta me besó, je, je, je

¡Te besó!, esa no me la sabía

¡Mentiroso!, yo te conté… – le dije jugando al ver que se hacía el celoso.

Si, si, me acuerdo

Acabo de encontrar la tarjeta que me dio

¡¿Y la vas a llamar?! – me quedé mirándolo sorprendida, yo no estaba insinuando nada de eso, solo le estaba comentando que había hallado su tarjeta.

¿Vos querés que la llame?

¿Yo?… no, nada que ver… pero si tú querés podemos discutirlo… o sea… pueden ser amigas.

"…pueden ser amigas." Será, ¡lo que el quería era verme coger con ella! Pero claro, su orgullo de hombre no lo iba a dejar admitirlo, el pretendía que yo llevara la iniciativa y se lo propusiera. En aquellos tiempos ya llevábamos 3 o 4 aventuras, principalmente con nuestros amigos Baldo y Omar, algún día se las contaré, y Kike había gozado como un energúmeno. Así, me parecía que si el quería verme con otra, me lo tenía que pedir el mismo… o por lo menos admitir que lo deseaba. Me pasé el resto del día coqueándolo, hasta que en la noche tuvo que rendirse… no me digan nada, así somos las mujeres.

¡Vaya, está bien, lo admito!… quisiera verte haciéndolo con Bianca, ¿feliz?

¿Y por qué me querés ver haciendo cositas con ella?

¿Por qué te gusta verme a mi mientras cojo con Baldo u Omar?

Porque me gusta

Bueno, a mi también… creo yo… – me reí muchísimo, le había ganado… claro, le hice el amor como una loca esa noche, algo le tenía que dar.

Al día siguiente le volví a preguntar si de verdad quería que lo hiciera.

Mirá amor, no te lo voy a negar, me llama mucho la atención… pero es cosa tuya, no te puedo detener si algún día te decidís a hacerlo. Solo te pido que me lo contés.

Nunca haría algo así si vos no estás de acuerdo amo, acordate que ese fue el trato. Además, yo no sé si todavía querrá algo conmigo. – me hizo una mirada algo así como diciendo "mi dulce e inocente esposa" – Y aunque lo quisiera, no sé si yo la aceptaría… tendría que… que

casaquearte un poquito… – me dijo burlón.

¡No! Tendría que convencerme con su personalidad y dulzura… además, nunca he estado con una mujer y no sé si me gustaría… además, la idea no me apetece del todo, la verdad.

Pero bueno, igual la llamé. Ella pareció muy emocionada al recibir mi llamada, y nos pusimos a platicar de un montón de cosas. La verdad era una conversadora excelente, muy entretenida, siempre tenía un tema y si no, era capaz de seguir el que le propusieras pues además era muy culta. Y su forma de pensar y de ver la vida… la verdad me si me gustaba mucho, aunque aun no sabía si me atraía físicamente.

Quedamos de vernos un día, más o menos como 3 semanas después, pues iríamos a ver a mis padres… mejor dicho a ser regañados por ellos, la relación con mi familia no era buena, la verdad, y eso que yo era la que se llevaba mejor con todos, especialmente con mis hermanas Lucía y María José. Aun así, mi relación con mi hermano Juan Carlos y mi hermana Dulce no era buena del todo.

Pues bien, la visita fue como lo esperábamos, mi padre estuvo pelándole los dientes todo el tiempo a Kike, a quien no quiere pues consideraba que no era un hombre suficiente para una de sus hijas por no tener carrera universitaria ni dinero. La verdad, nada era suficiente para su familia, Lucía estaba casada con un hombre profesional y responsable, pero a mi papá no le agradaba por ser mayor. Solo el esposo de María José me dio le agradaba, es que el hizo fortuna rápido… pero eso no le quitaba lo patán y mujeriego.

Salimos con un mal sabor de la casa, y nos fuimos directos a la de Majo, en donde acostumbrábamos quedarnos. Como siempre, los invitamos a salir, no importaba que conocieran a Bianca, de todas maneras no la íbamos a presentar como una posible amante de su hermanita. Afortunadamente no aceptaron, principalmente porque ella no quería, la Majo era mera aburrida.

Pero mejor así, pues si iba a pasar algo, que pasara sin testigos, je, je, je.

Pues bien, citamos a Bianca al mismo bar en donde nos conocimos, era miércoles, y aun así estaba medio lleno. Nos encontramos también a Baldo y a Omar, ¡qué par!, siempre andaban emparrandados.

Como es de suponerse, Kike se fue con ellos, y no tardó en empezar a dejarse besar y manosear, mientras yo me dirigí a la mesa de Bianca y la saludaba efusivamente. Me senté con ella y me invitó a un trago, de inmediato nos pusimos a platicar animadamente, como viejas amigas. Y ahora si no perdió el tiempo, inició un franco proceso de cortejo, con mucha fineza y clase por supuesto. Yo rápidamente me di cuenta que si quería compartir la intimidad con ella, me excitaba, pero también me sentía temerosa e insegura, eso era normal.

Inmediatamente salimos a bailar, se sorprendió al ver a mi marido sentado en las piernas de Omar besándolo apasionadamente. "Es un caliente" le dije a mi amiga. Bailamos salsa, un ritmo en el que soy muy buena y ella también como pude comprobar. Yo estaba caliente y casi entregada, más aun cuando me comenzó a besar, era la 4ª persona que besaba desde que me casé, y la primer mujer con las que compartía mis labios y mi lengua.

Y no era para menos, Bianca era un monumento. Rubia y alta, medía casi 1.90. De ojos azules y rasgos bellísimos, parecía como esculpida en mármol, su cuello descansaba sobre un torso fuerte y forme, coronado por 2 chiches muy grandes y duras. Cintura fuerte y firme, pero sin dejar de ser algo estrecha, no tanto; caderas anchas y culo parado y respingón, sobre unas piernas larguísimas y musculosas, como podía adivinar bajo la tela de su pantalón. Y su acento argentino, mezclado con una voz suave y profunda, terminaban de hacerla irresistible, una auténtica diosa.

Entonces, me propuso irme con ella.

No sé Bianca, no sé

¿Por qué no Laura?… tu también lo querés

Pero… es que

Es por tu esposo, ¿verdad?

Si

Pues yo no veo por qué te causa tanto problema… de todas maneras el se la está pasando muy bien, – me dijo señalándomelo, bailaba muy cachondo con Baldo – ¿por qué tu no podés gozar como el?

Si puedo, el nunca se opondría, es que… mirá, entre nosotros hay un convenio que debemos respetar… y tu también si querés algo conmigo. – Bianca era mucho más inteligente de lo que yo pensaba, ya se imaginaba qué estaba pasando.

El debe estar presente

Si… ¿cómo sabés?

Porque la última vez que te vi, saliste con los 3 del bar. Y ahora, con lo que me dijiste, no me fue difícil hacer relaciones.

Te pido disculpas por no haber sido sincera contigo desde el principio

Pero ahora lo estás haciendo

Pero hasta ahora.

Tu no tenías ninguna obligación de decirme nada… claro, si aceptás mi propuesta, si lo tenías que hacer… ¿esto quiere decir que aceptás? – mis ojos y el rubor de mi cara hablaban más que mil palabras – Pues decile que venga… pero el no puede tomar parte del juego, somos solo vos y yo. – me volvió a besar, con más autoridad pero igualmente delicada.

Me le acerqué a Kike, que, tan solo al verme los ojos brillantes y el rubor en mis mejillas, supo lo que había hecho yo. Y cuando se lo dije, sus ojos también brillaron. Le costó un poco deshacerse de Baldo, pero especialmente de Omar, terco como una mula, casi nunca aceptaba un no como respuesta, pero al ratito ya estábamos camino a la residencia de Bianca, yo me fui con ella en su carro y mi esposo siguiéndonos detrás.

Laura… ¿qué tipo de juegos le gustan a tu marido?

Pues, variados… ¿por qué?

Mmmmm… por nada, por nada

Llegamos a su casa, era una muy elegante residencia, con una jardín grandísimo. Estaba decorada con un gusto exquisito, sobriamente pero muy femenina. Ella y yo entramos juntas y antes que Kike, y en cuanto me tuvo en la sala me saltó encima, besándome apasionadamente mientras amasaba mis chiches. Yo vestía un pantalón de lona de cintura baja, color azul, que se ceñía perfectamente bien a mis curvilíneas caderas. Arriba, una blusa blanca casi transparente con un top debajo. Cabello suelto y bien arregladita, me sentía muy linda ese día.

Bianca llevaba un traje azul, tipo sastre, con falda hasta las rodillas y chaqueta cerrada, no muy sexy, pero si elegante. Aun así, por lo menos desde mi punto de vista. Bianca se veía preciosa. Kike iba casual, pantalón caquí, camisa blanca y zapatos cafés de gamuza, muy guapo.

Cuando el entró, Bianca ya me tenía sobre el sillón, besándome y tocándome por todo el cuerpo. Vi que la cara de mi esposo denotaba una gran excitación y sorpresa, por lo general no era él el mirón, sino yo. Bianca se separó de mi y tomó cartas en el asunto.

Bueno Kike, supongo que Laurita ya le habrá advertido que esto es solo entre ella y yo y que usted no podrá participar. Espero que lo entienda y que me disculpe pero por lo general no tengo público… y los hombres definitivamente no me van.

Si, si, lo comprendo perfectamente.

Excelente. – pero al mismo tiempo que dijo, esto, sacó unas cuerdas blancas de una gaveta – Es solo para hacérselo más interesante. – le dijo.

Kike y yo nos quedamos viendo a las caras, ¡mierda! A veces pienso que somos muy débiles en cuanto al sexo, que somos pusilánimes y que nos dejamos siempre. Realmente no conocíamos a esa mujer, no sabíamos si había más gente dentro de la casa o si sería una loca asesina en serie de parejas tontas, y aun así, tanto Kike como yo, consentimos que este fuera amarrado a una silla.

Bianca ató sus muñecas a los brazos de la silla, luego sus tobillos a las patas, dejándolo completamente inmovilizado. Y aun así tenía una gran erección bajo el pantalón, aun sabiendo que esa gigantesca mujer podía hacer conmigo lo que quisiera, porque, aquí entre nos, nunca me he caracterizado por ser ruda, de hecho soy medio miedosa y Bianca seguro que me podría partir a la mitad fácilmente.

Afortunadamente no fue así

"Te quiero ver denuda mi niña" me dijo dulcemente mientras me besaba. Me quitó la blusa y me bajó el pantalón, me quedé en tanga y top. Luego ella hizo otro poco, abrió su chaqueta y la dejó caer, no llevaba nada debajo. ¡Dios mío, qué cuerpo!, no me había dado cuenta de su musculatura, era una auténtica valkiria vikinga. Brazos fuertes y nervudos, con unos músculos claramente marcados y desarrollados por el ejercicio, abdomen plano y con el six pack marcadísimo, pectorales fuertes, coronados por un enorme par de tetas, coronadas a su vez por 2 pezones pequeñitos y bien parados… tríceps, bíceps, y todo lo que se llame parecido, era todo un monumento.

Luego dejó caer la falda, si la parte de arriba era espectacular, la de abajo no desmerecía en absolutamente nada. Sus piernas eran 2 columnas dignas de ese hermoso templo que sostenían, largas, lampiñas, fuertes, con unos músculos como de futbolista. Se dio la vuelta para modelar su trasero, grande y duro, bien parado, con una diminuta tanguita blanca metiédosele en lo más profundo de su trasero.

¡Kike y yo estábamos alucinando, jamás habíamos visto a una mujer así!

Debo destacar que si, en efecto, su cuerpo nos pareció el de una culturista (aunque después no contó que en realidad practicaba el fitnez muy a fondo), toda esa musculatura no la hacían menos femenina. La feminidad, como muchas ya sabrán, poco tiene que ver con el cuerpo y las formas, y más con la actitud, y ella era sencillamente divina.

Se sentó sobre su sofá, con las piernas recogidas contra su pecho y mirándome con una mezcla de picardía y timidez, yo me le acerqué instintivamente y me senté a su lado. Inmediatamente alcanzó mi cabeza y, con gentileza, me acercó a su boca, fundiéndonos en un beso largo y apasionado. Ella pasó su mano atrás de mi espalda y desabrochó mi sostén, liberando mis chiches morenas, que se devoró con fruición. Su lengua jugando con mis pezones me volvía loca, y hacía que la apretara más contra mi pecho.

Se separó de mi pecho, yo le devolví el favor aferrándome a los suyos, si ella era grande y muy dura, pero sus movimientos estaban muy lejos de ser bruscos. Tomándome de la cara, me guiaba al seno que ella quería que yo le chupara, primero uno, luego el otro, para levantar mi rostro después y besarme, metiendo su lengua muy adentro.

Me hizo ponerme de pié y bajó mi tanguita, dejándome completamente desnuda. Se sentó a la orilla del sofá, me agarró de las nalgas y me jaló hacia ella, quedando con mi ingle encima de su cara. Bianca se puso a chuparme la vagina con furia, con fuerza, sus succiones eran tan fuertes que casi sentía me sacaba el útero. Al principio me molestó, pero poco a poco lo fui disfrutando, especialmente cuando atrapaba mi clítoris con los dientes y lo mordisqueaba con muchísimo cuidado.

No me fue difícil llegar a mi primer orgasmo con este tratamiento, ella se lo bebió completo. Luego me abrazó por la espalda y yo me dejé caer suavemente entre sus brazos, ella me sostenía como si yo no pesara, como si fuese una pluma.

Me posó suavemente sobre el suelo y ella se colocó de pié sobre mi cabeza, su depilada y enrojecida vulva, que me suplicaba que le prestara un momento mi lengua. Despacio, muy despacio, Bianca fue bajando hasta arrodillarse sobre mi cara, ya de cerca, me di cuenta que su clítoris tenía un delicado y lindo aro de oro, delgadito, muy lindo.

¡Tenés un arete en el clítoris! ¡Kike, Bianca tiene un arete en el clítoris!

¡Quiero veeeeeer! – gimoteó mi esposo.

¡No!… eso es solo para Laurita. – le contestó Bianca roja como un tomate.

Entonces terminó de bajar y posó su suave y delicioso sexo caliente sobre mi lengua, que ya lo esperaba. Aquella era la primera vagina que me iba a comer en mi vida, y pensar que antes, eso era algo impensable para mi. Pero bueno, no la iba a decepcionar, así que decidí hacerlo lo mejor que podía.

Empecé a lamerle la vulva por todo lo largo, metiéndole un poco la punta en medio de sus labios y sorbiendo sus néctares que salían a borbotones. Bianca se meneaba sobre mi cara, moviendo sus caderas en círculos, haciendo rozar mi nariz sobre su clítoris hinchado y belicoso. Mi amante estaba disfrutando, sus gemidos y leves quejidos me lo confirmaban, y yo me sentía orgullosa de poder darle placer a semejante mujerón. Pero entonces hizo algo que me dejó sin palabras.

¿Han oído la expresión "ella tiene perros"? En lo personal, a mi me parece una grosería y una gran patanada, pero no por ello deja de tener ciertos elementos muy curiosos que ese día yo comprobé. Esa frasecita se refiere a la capacidad que algunas mujeres tienen de contraer sus músculos vaginales sobre el pene del hombre, estando este penetrándola. Eso causa sensaciones en el amante que lo precipitan al placer más dulce.

Ahora bien, la vagina es un órgano muy flexible y musculado, solo así podríamos dar a luz. Algunas mujeres pueden controlar mejor dichos músculos que otras, y entre esas expertas se hallaba Bianca. Ella era capaz de crear un efecto de succión contrayendo sus músculos vaginales, tan fuerte, que su sexo podía pegarse a mi cara como una ventosa y levantarme del suelo unos centímetros así.

Se los juro, ¡parecía que me quería tragar entera por su vagina, era increíble la fuerza que la que me succionaba! Y fue aun más fuerte en el momento que llegó al orgasmo, ¡qué fuerza, jamás había visto a alguien tener un orgasmo tan fuerte! Bianca se derrumbó sobre su espalda, y yo, en cuando reaccioné, recosté mi cabeza sobre sus chichotas, nos quedamos dormidas unos minutos.

Desperté al sentir las manos de Bianca acariciándome la espalda, me sonreía feliz y satisfecha, nos besamos. Me dijo que yo era una cosita rica y muy linda y que me quería volver a ver. Sin pensarlo 2 veces le dije que si, que cuando ella quisiera que a mi también me había encantado. Mientras tanto mi marido sudaba amarrado en la silla, excitadísimo y desesperado por un buena paja… o metida de verga en su culito.

En el camino de regreso me reclamó haberlo dejado abandonado toda la noche, pero le pagué con varias mamadas que le fui haciendo hasta llegar a la casa de mi hermana. Luego, ya en nuestro hogar, lo violé con su consolador favorito hasta que lo dejé seco y medio muerto, fue un fin de semana para recordar.

Gracias y besos.

Fin.

Garganta de Cuero ( garganta_de_cuero@latinmail.com ).