Tocándome

Escrito a una mano, mientras me tocaba.

Tocándome

Estoy caliente, muy caliente. Me he quedado desnuda con el ventanal abierto, hace sol, ahora en la mañana, entra hasta donde estoy intentando escribir. No me puede ver nadie, a no ser que mire con un telescopio o desde un helicóptero, es un piso alto, muy alto, que da al río. Me toco con la mano izquierda, he dejado de leer el periódico digital e intento escribir. Estoy sentada en una silla con asiento de esterilla, sobre una toalla para no mojarla y marcarme demasiado el culo.

Pasa un helicóptero, debe ser el presidente que vuela de Olivos a la Casa Rosada, me meto las puntas del índice y el corazón en la boca, los chupeteo, llenos de saliva los pongo en el clítoris, lo tengo expectante, durito. Lo acaricio.

Me gustaría que me viera Emilio, desnuda, haciéndome una pajita. Me excita que se le ponga gorda en cuanto me ve. ¡Uuuuuh! Me encanta ponerle tan burro. Me toco despacito, no quiero venirme, solo estar cachonda. Me imagino que se saca la polla y me la mete en la boca. La tiene gorda y grande. Lo sé porque la noto cuando bailo con él y me pego mucho, lo hago en todas las fiestas. ¡Uuuuuh! Mi marido lo ve y se pone burro, luego en casa me empotra.

Paro, no quiero venirme. Reviso lo que acabo de escribir. La pija de Emilio, tenerla en la mano. Me gusta hacer pajas a los tíos. De siempre, desde pequeña. Notar como se pone gorda, dura, tenerlos en mis manos, jeje, nunca mejor dicho. A mi marido se lo hago de vez en cuando, me escupo en la mano para deslice mejor. Me imagino a Emilio ante mí, desnudos, yo arrodillada, él me pega con la verga en la cara, yo con los labios abiertos, me golpea arriba y abajo en el inferior. ¡ Aaahh! ¡ Que rico! La leche en la cara.

Me meto los dedos en el coñito. Me encanta la palabra coñito, como chochito, conchita, almejita, en diminutivo, porque lo tengo pequeño pese a los hijos, depilado, da una sensación de niña viciosa. Salen mojados y los chupo, me gusta mi sabor de hembra cachonda .

Las tetas al sol para ponerlas morenas, en mardel no se puede hacer topless. El viejo de la carpa de enfrente me devora con los ojos, me desea, habla con mis padres haciéndose el canchero para poder mirarme bien, se le van los ojos detrás de mi culo y mis lolas. Es mayor pero no está mal, yo en mi imaginación le llamo Hanibal, como Lecter y un amigo. Me encantaría hacerle una mamada. Primero desencapullarla bien, retirar el pellejo que cubre el cipote, pasar la lengua por el ciruelo y meterla toda en la boca hasta que me pegara en la campanilla y luego dentro y casi fuera con la lengua recorriendo la parte de abajo, con los labios bien apretados. Su mujer y mi marido nos mirarían, ella celosa, mi chico empalmado. Le metería un dedo en el culo mientra se la chupo. ¡Aaaahh!

Me he levantado a beber leche, he dejado que se salga un poco para que me caiga por la cara como si fuera semen de macho, al volver a sentarme he agarrado el cepillo del pelo, estaba encima de la mesita de la tele. Me lo paso por las tetas. El sentir las puntas raspando los pezones me calienta mucho, es notarlos más vivos, más sensuales, un pelo masoca cuando lo hago más fuerte y hay un poco de dolor, están muy sensibles. Me paro, me doy con el cepillo unos azotes en las nalgas, primero con la parte de atrás, después con las púas. Me imagino que es Hanibal el que lo hace, mandón, diciéndome puta, me sigo dando, me toco el clítoris mientras me pego. Paro.

Me vuelvo a sentar, escribo solo con una mano, la otra en el botón, está duro duro, me encanta. Me encanta saber que puedo ser muy puta, lo soy con mi marido y en mi imaginación. ¡Aaaaaaah! Ahora con lo niños más grandes y en Alicante en los días españoles, no puedo hacer nudismo, solo topless, mi suegro me mira las tetas, es un experto. Tengo que ir a una playa nudista, me pone . Hanibal tumbado, yo encima con la polla dentro, Emilio con la verga dándome en la boca, en cada mano una pija, ¿ de quien me gustaría? ¡ Uuuum! Dos desconocidos con la cara tapada, en pelotas, solo sus cuerpos desnudos con la tranca bien dura y en mis manos.

Me meto el mango del cepillo en el coñito, lindo , lindo, aprieto las piernas para sentirlo bien, lo muevo despacio, sigo imaginado mis machos, mi marido mirando, diciéndome : guarra, golfa, perra, yegua, putita, gatita. Estoy a punto, el mango del cepillo dentro y las puntas en el clítoris, un poco mas. ¡Yaaaaa! Me vine.

Miro en reloj, tengo tiempo, dos horas, para bañarme, vestirme y llegar a almorzar con mi marido y un casi seguro posible inversor español que viene con su mujer, me toca sacarla de paseo por la tarde, es una señora , un poco más joven que yo, pero...antigua , aburrida e insufrible, la tengo que aguantar. Esta paja me hace ver el tema con mas alegría.

Este escrito hecho a una mano, mientras me masturbaba, lo he corregido luego para publicarlo en TR. Un besito a las lectoras y lectores