Tocando el cielo en la oscuridad
Ella suspira, a él se le escapa un gemido, mientras sus cuerpos se mueven al compás de una respiración entrecortada, acompañada de caricias y besos, acompañada de un vaivén en el cual se unen, en el cual lo que les rodea deja de existir.
Ella suspira, a él se le escapa un gemido, mientras sus cuerpos se mueven al compás de una respiración entrecortada, acompañada de caricias y besos, acompañada de un vaivén en el cual se unen, en el cual lo que les rodea deja de existir.
Él desliza sus dedos bajo su tanga, atrapando a su clítoris entre las oleadas de placer que provoca su tacto, ella ahoga un grito de placer a la par que se terminan de desnudar desesperadamente.
Él le besa los tetas y se entretiene especialmente en sus pezones, ella le agarra la polla y prácticamente le suplica que le folle, que necesita sentirle dentro.
Ambos se miran nerviosos, pero con entendimiento, con mucho entendimiento. La agarra de las muñecas y la inmoviliza sobre la cama, ella mira ansiosa, esperando el momento en el cual sucederá lo inevitable. Él se la mete, sin compansión, descargando toda la pasión contenida en cada embestida en la cual ella no puede hacer mas que clavarle las uñas en la espalda y gemir, entregándose el uno al otro como si no existiese un mañana. La temperatura empieza a sobrepasar límites hasta entonces insospechados para ella, de su tez se le resbalan las primeras gotas de sudor, le roga que siga, que le necesita más adentro, que quiere más, que es suya, completamente suya, que no tenga piedad. A él se le escapa una pequeña sonrisa y obedece religiosamente insertándosela hasta el fondo cada vez más fuerte, cada vez más rápido. La banda sonora del momento está compuesta por una respiración entrecortada, unos gemidos cada vez más fuertes intercalando gritos de desesperado placer y el sonido de los muelles de una cama quizás demasiado castigada. Ella le agarra fuerte del culo, atrayéndole más y más hacia sí; él la abraza y le besa el cuello, susurrándola que no puede más, que va a explotar. Ella le responde que no se contenga, que ha sido una chica muy mala, que quiere más. Él ya no puede más, su respiración se compone de suspiros y gemidos ahogados, su intensidad se incrementa por momentos, sabe que el climax está cerca y ya no hay vuelta atrás. Ella grita, sabe que está siendo follada salvajemente y aprieta sus labios vaginales para que su chico explote de placer. Él grita, y se estremece, su polla se hincha y empieza a expulsar oleadas de semen dentro de ella, que sonríe mientras arquea su espalda y se contrae, de su coño se empiezan a desprender las primeras gotas de semen que él ha depositado, pero no le importa, nada le importa, le tiene dentro de ella, gimiendo, haciendo de ese momento su momento, de ellos solos, de nadie más.