Tocando el cielo con ella.

Este es uno de los mini-relatos que le suelo escribir a mi novia, pero el primero que me atrevo a publicar con el consentimiento de ella, claro está.

Era fin de semana, ambas lo teníamos libres y decidimos desconectar del mundo. Te dije que prepararas la cena mientras yo preparaba la ducha con espumita y sales para relajarnos. La cena transcurrió muy bien, la comida estaba deliciosa. Cuando terminamos de comer me dijiste que era capaz de comerme un elefante y ni cuenta me daba y yo te respondí que después de ti lo que más amaba era comer :$ Recogimos los platos y nos fuimos para el cuarto dándonos besitos, abrazos…

Cuando llegamos al cuarto te quedaste sorprendida, había puesto la chimenea para que no pasáramos frio, y algunas velas aromáticas, te dije que si te podía desnudar para el baño y me dijiste que si. Empecé con tu camisa, me matabas cada vez que te veía con una puesta y lo sabias, mientras te la iba desabrochando te miraba a los ojos me sentía inmensamente feliz, me gustaba ver que y quien era la causante de tu felicidad y al verme reflejada en tus ojos me daba cuenta que era yo, que solo yo podía hacerte inmensamente feliz y más feliz aun me sentía sabiéndolo. Una vez fuera la camiseta te di la vuelta para quitarte el sujetador, una vez fuera este pegué mi cuerpo al tuyo y soltaste un leve suspiro que hizo que me diera una corriente de electricidad por todo el cuerpo. Llevé mis manos al borde de tu pantalón, lo desabroché y lo fui bajando despacito sintiendo tu piel erizarse. Una vez fuera pasé a tus braguitas que hasta ese entonces no me había dado cuenta de que era de encaje como el sujetador, te la quité mirándote a los ojos, cuando subía para ponerme a tu estatura pasé despacito por ella para oler tu intimidad. Cuando llegué te pegué a mí y te besé, fue un beso dulce y tierno, esa noche iba a ser muy larga. Vos quisiste quitarme la ropa y así fue.

Después de estar las dos desnuditas te tome de la mano y te llevé al baño, el agua estaba calentita aun y en algunos bordes había más velitas, nos metimos y nos empezamos a besar, a acariciar pero sin llegar a tocar nuestros senos o nuestra zona, nos queríamos disfrutar al máximo y así lo estábamos haciendo. Cuanto llegó la hora de enjabonarnos te pedí  que me dejaras y accediste. Te fui pasando la esponja por tu cuerpecito, me estaba excitando de más. Cuando llegué a tu zona solté la esponja y la lavé con mis manos, pero sin llegar a hacer otra cosa que no fuera explícitamente lavarla, tu cuerpo se tensó y en tus ojos vi el deseo y las ganas de que te penetrara, pero ese no era mi cometido. Una vez terminada vos hiciste lo mismo conmigo a excepción de que vos si jugaste tantito con mi zona intentando que perdiera el control, pero viste en mis ojos las ganas que tenia de que fuera todo lentito y pausado así que paraste y solo me besaste. Salimos y cada una se secó, menos la espalda que nos la secamos con ayuda.

Salimos al cuarto, el ambiente estaba caldeado por la estufa o por nosotras sinceramente no lo sabía, solo se que estaba más que excitada y con ganas de tirarme encima de ti pero me controlé. Te pedí que te tumbaras en la camita y saqué el champán y te serví tantito al igual que a mi. Me preguntaste que celebrábamos y yo te respondí que el amarnos. Nos tomamos nuestra copita y luego seguimos con los besitos y demás, estábamos en esa cuando tomé un hielo de la nevera/congelador chiquitito que teníamos en el cuarto. Lo empecé a pasar por todo tu cuerpo hasta que llegué a tu zona que lo dejé unos segundos y luego lo llevé a tus labios para después besarte. Se sentía tan rica tu esencia en tus labios que podría estar la vida entera haciendo esa acción. El beso se empezó a intensificar más y más, hasta que le hielo se derritió y ni cuenta nos dimos. Te pusiste encima mía y empezaste a besarme con mucha pasión y bajaste a mi cuello y luego el caminito entre mis senos pero sin besarlos a ellos, me pediste que me volteara y así lo hice, jugaste con mi espalda, la besaste, la mordiste hasta tomaste un hielo y me lo pasaste por todo mi largo, excitándome hasta el punto de hacerme gemir alguna que otra vez.  Me pediste que diera la vuelta de nuevo y así lo hice, me miraste a los ojos y me preguntas si ya podía tocar y con la mirada te dije que si, así que te colocaste encima de mi zona y te empezaste a mover de una manera muy muy lenta, nos mirábamos a los ojos y se veía amor, deseo, pasión. Empezaste a acelerar y en pocos segundos nos venimos, fueron demasiados minutos aguantándonos las ganas de hacernos el amor. Cuando llegamos te di vuelta y quedé yo encima de ti, me acerqué a tu oído y te susurre que te iba a hacer mia solo con mi lengua. Así que bajé y me tomé todo de ti, sabias a mi y a vos, se sentía muy delicioso ahí abajo. Tus gemidos empezaron a hacerse presente y eso me re excitó a mi, mientras vos llegabas yo también lo hacia y la única forma que encontré para ahogar mis gemidos fue meter mi lengua en tu vagina y moverla como nunca antes lo había hecho. Subí a tus labios después de haber terminado y te besé con todo el amor que siento. Vos fuiste bajando tomando mis senos pasando por mi ombligo y una vez en mi zona me miraste fijamente a los ojos y empezaste a tomar todo de mi, me enloquecí. Tenía tantas ganas de vos que me vine a los pocos minutos, vos subiste a besarme con tus labios llenos de mi esencia, super sexy me encantó verte así con ellos. Y me dijiste me encanta que me desees tanto. Tenias una sonrisa de satisfacción que no me quedó de otra que abrazarte y apoyarme en tu pecho para así dormir. Fue una noche mágica y casi nos alcanzó el día.