Toby, mi perro querido (4)
Cómo mi perro Toby me inició en las delicias del sexo, que luego compartí con mi amiga Ana.
Seguí cogiendo con Toby todo el resto del año. Mis padres nunca sospecharon nada. Siempre tuve mucho cuidado. Cuando fui a la universidad, en una ciudad cercana, me mude a vivir con una amiga del colegio, Ana, que estudiaba lo mismo que yo. Por supuesto me lleve a Toby conmigo. Nuestra relación siguió igual que siempre, esta vez ocultándosela a mi amiga, en vez de a mis padres. Nosotras salíamos con chicos de vez en cuando. Y llegue a acostarme con alguno de ellos. Y me gustaba, pero nunca como con mi Toby.
Una noche, Ana había salido y yo sabía que volvería tarde, así que me llevé a Toby a mi cuarto y le puse a darme gusto con su lengüita. Él, como siempre, se portó estupendamente y me lamía con su típico entusiasmo. Yo no intentaba aguantar los gemidos de placer puesto que estaba sola en la casa... o eso creía yo. De pronto me pareció escuchar algo en el pasillo. Levante la cabeza un poco y mire disimuladamente hacia la puerta. En la oscuridad del pasillo distinguí a Ana de pie mirándonos fijamente. Me asuste un montón y se me bajo todo la excitación, pensando que ella iba a entrar escandalizada, llamándome pervertida y vete a saber que. Pero no hizo nada, se quedo allí parada, mirando fascinada como el perro me comía el coño. Pasado el primer susto, me tranquilice un poco y seguí mirando de reojo hacia la puerta. Saber que Ana mi miraba me excitaba todavía mas. Toby seguía con lo suyo tan contento. De pronto vi que Ana se llevaba la mano a su entrepierna y empezaba a darse masaje en el chichi. Se estaba excitando al mirarnos! Aquello me provoco todavía mas. Empece a decirle cosas al perro para que ella me oyera:
-Si, Toby, sigue... Así, bonito... assi! Cómeme toda, bien rii... co. Entre la habilidad del perro con la lengua, y saberme observada, me vine antes de lo normal. Entre los espasmos, vi como Ana se alejaba procurando no hacer ruido. Lo mas seguro a hacerse una paja para quitarse las ganas. Después, me quedé pensando en lo que había pasado, asombrada de que Ana no hubiera dicho nada, y sobre todo de que, por lo visto, se excitara mirándonos. También me quedé un poco preocupada porque no sabía qué iba a hacer ella ahora que había descubierto mis inclinaciones sexuales.
Los días siguientes fueron un poco tensos. Aunque ella no sabia que la había visto, y aunque yo no me sentía culpable ni nada, no sabia si debía tratar de explicarle a ella la situación, o dejar correr la cosa. Ella también se notaba intranquila. Tampoco sabia que hacer. Pasaron unos cuantos días, y al final no pude resistir los nervios y decidí contárselo todo.
-Ana, puedo hablar contigo un momento? -Si, que pasa? -Ven vamos a sentarnos.
Nos sentamos en el sillón de la sala y ella me miro un poco nerviosa. Se notaba que sabia de que quería hablar. Como no sabia muy bien como abordar el tema, fui directa al grano.
-El otro día, cuando volviste de la calle, te vi en la puerta mientras Toby me... bueno, ya sabes.
Ella se quedo callada un rato, miro al suelo, sin saber que decir. Al final dijo:
-Si. Te vi... Pero no te preocupes, no voy a decir nada... No es asunto mío -Bueno, pero es que yo quería explicarte... -Si, si...
Nos quedamos en silencio un rato y luego ella lo rompió diciendo:
-Parecías disfrutar mucho...
Eso si que no me lo esperaba.
-Pues la verdad es que si. Es riquísimo. -Hace mucho tiempo que lo haces? -Como año y medio
Y le conté como empezó todo. Como paso la primera vez. Como me lamió tan rico, como me quede obsesionada con probar de nuevo y como, al final, deje que me cogiera. Ella escuchaba atentamente sin casi parpadear. Cuando acabe ella se quedo mirándome con la boca abierta durante un buen rato. No sabia que decir. Yo miraba hacia delante, un poco preocupada por su reacción. Al cabo del rato ella dijo:
-Y que tal es?
Eso me tranquilizo. Al menos no salió corriendo de la casa.
-Es FANTASTICO!! Mejor que ningún hombre que yo haya conocido. -De verdad? No te hace daño ni nada? -No, para nada, y eso que fue mi primera vez. -De verdaaad? Te desvirgo el perro? -Si, y fue tremendo, te digo.
Entonces ella dijo algo que me dejo pasmada:
-Crees que yo pueda probar? -De verdad? Quieres? -Bueno, si dices que es tan delicioso... no? -No te haces idea! -Tu crees que el me lo haga a mi? -No sé porque no... vamos a probar. Toby! Ven bonito! -Ahora? Pero... ahora mismo? -No te preocupes, ya veras como te gusta.
Toby se acerco correteando, pero tranquilo, porque veía a otra persona en la casa. Yo le dije a Ana:
-Desnúdate, ya veras que efecto le hace
Ella se levanto y empezó a desnudarse. Se quito la camiseta y luego el brasier. Tenia una tetas muy bonitas la Ana. Mas grandes que las mías, pero muy firmes, con unos pezones muy grandes. Se quito los pantaloncitos y luego los pantis. No pude evitar mirarle la entrepierna. Tenia un coñito precioso, color castaño, bastante peludo. Yo la había visto desnuda muchas veces, claro, pero no se porqué, aquella vez, al verla totalmente desnuda en medio de la sala, la vi de otra manera y sentí una rara excitación. Toby estaba un poco extrañado el pobre. Se notaba que no comprendía esta nueva situación, porqué no era yo la que estaba desnuda. Me miraba a mi, como si esperara verme desnudarme también, y luego miraba a Ana, que me miraba a mi como preguntándome qué hacía ahora. De todas formas eso no le impidió a Toby responder como de costumbre, y para cuando Ana quedo desnuda, el ya la tenía tiesa.
-Siéntate con las piernas abiertas y ya veras...
Ella lo hizo y Toby, con una última mirada hacia mi, como pidiendo permiso, se acercó a ella, le olisqueo el chochito y... empezó a comérsela como hacía siempre conmigo. Ana soltó un chillido, medio de susto, medio de placer. A las pocas lamidas ya estaba recostada en el sillón, despatarrada, gimiendo como loca, mientras el perro se la comía toda con la eficiencia que siempre demostraba. Yo la miraba gozar, sabiendo lo que estaba sintiendo, y notando como me humedecía yo misma con el espectáculo. Al poco rato Ana se vino por primera vez. Cerro los ojos y todo su cuerpo se contrajo en un espasmo de placer. Igual que hacia conmigo, Toby siguió chupándoselo hasta que le hizo venirse varias veces mas. Al final, yo misma le separé de ella para que se recuperara. Ana jadeaba como una locomotora, tratando de recuperar el aliento después de venirse varias veces.
-Ay! Que cosa mas buena! Este perro es una maravilla! -Te gusto? -Que que? No me has visto? -Pues cogiendo es todavía mejor -Mejor? No puede ser... -Créeme -Tengo que probar eso. Dime como lo hago! -Ven, ponte de rodillas y apóyate en el sillón.
Ella lo hizo y Toby, que la tenía, por supuesto, dura como un palo, se fue hacia ella di-rec-ti-to. Se le subió encima de un salto y la agarro como siempre hacía conmigo. Con la práctica que tenía ya de follarme a mi, le encontró el agujero a Ana enseguida. Cuando empezó a presionar, ella soltó un pequeño grito:
-Aydiosmio! Aydiosmio! Me la va a meter! Aydiosssmmmmmmmm!
No pudo seguir hablando. Toby se la estaba metiendo bien rico. Yo me había sentado en el suelo y me agaché para ver como lo hacía, ya que nunca lo había visto desde aquel ángulo, claro. Vi como su polla tiesa entraba en el sexo de Ana, separando los labios de su vulva a medida que la penetraba. Aquella visión me puso aun mas cachonda de lo que estaba. Con su típico último empujón, Toby se la metió completa. Ana no dejaba de hablar mientras tanto:
-Mmmh, que rico! Mmmmh, que gusto! Que polla mas buena!
Toby, como le había enseñado, se quedo quieto una vez que la tuvo toda dentro. Yo espere un momento y luego le di la orden:
-Fóllala, Toby, fóllala!
Cuando Toby empezó a culearla con su tremenda potencia, ella ya no pudo seguir hablando, solo podía gritar de gusto a cada enclavada. Yo, mientras tanto, me había quitado también los pantalones y los pantis y me estaba masturbando bien rico, sin poderme contener, allí al lado de ella. Miraba como Toby se la follaba con una mezcla de excitación. y celos. Celos de ver a mi macho cogiéndose otra hembra. Nunca pensé que sentiría celos del perro, pero nuestra relación era muy profunda y yo lo sentía como mi macho, mi semental, solo para mi... Por otro lado, ver gozar a Ana de aquella manera (y yo sabía bien como estaba gozando) me ponía calentísima. Al poco rato, igual que yo, Ana se vino con un largo grito de placer. También igual que yo, se corrió varias veces más, hasta que Toby la regó toda por dentro con su potente corrida. Yo me vine también mirándolos gozar a ellos...
Quedamos los tres agotados, respirando agitadamente, sobre todo Ana. Toby se la saco y ella se dejo caer al suelo sin poderse sostener. Me senté a su lado y le dije:
-Viste? Es mejor o no? -AYDIOSMIO! Es tremendo! Que gustazo! Y tu cuanto tiempo llevas disfrutando de esto sin contármelo? -Bueno, en realidad desde que me lo hizo la primera vez, ya no he podido parar. Llevo como año y medio haciéndolo casi a diario. Pero no me atrevía a contártelo. Como iba a saber que te iba a gustar? -Ay, hija... si yo tuviera esto en casa, no saldría para nada...
Yo sonreí porque la entendía muy bien. Ella vio que estaba medio desnuda y me dijo:
-Que? Te lo hiciste mirándonos eh? -Ay hija, es que me puse muy caliente, no pude evitarlo. Pero solo me vine una vez, no como tu. -Pues dale, dile que te lo haga. Puede hacerlo así seguido? -Sí que puede, sí. No es como los hombres. -Pues venga, dale. No te quedes con las ganas...
Me convenció, aunque, sin saber porque, me daba un poco de corte hacerlo delante de ella. Pero las ganas podían mas. Le cogí el miembro a Toby y empecé a masajeárselo para que se le endureciera de nuevo. Al poco rato la tenía dura otra vez. Era increíble!. Me puse en cuatro y le dije:
-Toby, ven bonito, dame gustito anda!
El se acerco por detrás y me monto como siempre. Sentí la familiar sensación de su polla entrando en mí, y no pude evitar un "Coño, Toby, que riiico!". Se quedo quieto, esperando mi orden, pero yo no estaba para perder tiempo:
-Fóllame, Toby, fóllame bien duro!
Y el cumplió como buen semental. Me dio una enculada tremenda. Quizá por lo excitada que yo estaba de saber que Ana nos estaba mirando, no se, el caso es que sentía que me la metía más fuerte, más adentro y que me sentía más su perra que nunca antes. Mientras me cogía, yo miraba a Ana, sentada a mi lado. No sé cuantas veces me corrí, hasta que sentí la delicia de su eyaculación inundándome las entrañas y, como siempre, rebosando por mi vagina y chorreando por mis muslos.
Cuando se separo de mí, me subí al sillón como pude, y me quede allí recuperando el aliento. Ana estaba a mi lado, todavía desnuda.
-Hija, que cosa! Cómo te viniste. Es tremendo tu perro... -Uf, si, es delicioso. Te lo dije. -Y... este... te importa si de vez en cuando... yo... trato de nuevo? -No mujer, trata cuando quieras. Veras que nunca te decepciona. -Nunca había visto a otra persona chingando... Me gusto ver como lo hacíais. Es chévere. -Si, a mi también me gusto mirar como te lo hacia a ti.
Yo note algo raro en su tono de voz, pero no pensé mucho en ello. Estuvimos las dos allí tiradas un rato descansando, y luego nos fuimos a bañar y salimos a comer.
Continuará...