TLoZ MM La Ranchera y el espadachín verde 3p (2)
Tercera parte-subparte 2...
-No seas tímido -se recostó sobre la paja, sentada con las piernas abiertas-. Está vez será mucho más interesante.
Yo sabía que las chicas no tenían pito, pero… cuando ella se abría de piernas mostró sus partes íntimas; aquello me captó. Me estuvo mirando mientras movía sus piernas, y exhibiendo aquella nueva entrada.
-¿No quieres saber qué es esto? -usó sus dedos para abrir esa grieta-. Ven aquí y experiméntalo.
No podía resistir la curiosidad, me entraba ganas de indagar. Caminé ante ella. Ella mirándome recostaba y yo frente a sus piernas, era un ambiente diferente.
Me cedí de rodillas y arrimé mí cara por dentro de su falda. Tenía un olor diferente y algo especial. En cualquier momento podía tocarlo con mis dedos, “¿y por qué no?” Ella me ha tocado, así que estoy en mi derecho de hacer lo mismo. Rocé su vello púbico hasta tocar parte de su abertura. La mujer reaccionó estremeciendo sus piernas cerca de mí.
-¿La tienes muy sensible? -le pregunté.
-Lo sabrás si llegas a tocarme de verdad.
Así qué quería que la tocase de verdad. Si de verdad estoy en cierto, tendré que tratarla como ella me hizo a mí. Hurgar en aquella zona me parecía muy intrigante. Todo aquello se hacía más conmovedor. Cada vez sentía más confianza hacía ella.
Sin menos prejuicios y más atrevimiento introduje mi dedo índice en aquella rendija hasta el fondo de un golpe. Ella retorció su cuerpo y un gemido fuerte soltó de su boca. Sin más duda moví mi dedo en su interior. Notaba su adentro apretado y algo acuoso. Hurgaba en sus paredes sin recelo, eso me era chocante, pero interesante. Tras unos segundos revolviendo su interior, y al mismo tiempo que ella se sentía grata a ello, saqué mi dedo. Mi dedo estuvo impregnado. Observé atentamente aquella sustancia.
-¿Esto es… semen?
-No… -negaba ella-. Yo no tengo eso, es otra cosa distinta.
Estuve palpando entre mis yemas aquel líquido. Pero tras unos segundos inicié de nuevo con su entrepierna. Metí aquel dedo por el mismo sitio hasta el fondo. Use el mismo método que ella me usaba. Se lo metía y sacaba algo lento. Ella suspiraba del placer.
-Veo que has captado el concepto -me dijo-. Eres una persona que aprende muy rápido.
Ella pudo sentir como yo metía otro dedo; tenía dos dedos metidos en su entrepierna. Aceleré el movimiento. Retorció sus piernas por mi espalda. Quería que fuera más apresurado y por eso la hice caso. Tras unos segundos más aumenté aquello con fiereza. Me entraron ganas de acercar mi lengua y lamer esa parte. Su sabor era algo raro, sin embargo era gratificante. Mi lengua relamió una parte algo curiosa, una especie de bulto pequeño y redondo. Cuando lo tocaba con mi lengua a Cremia le encantaba, así que proseguí dando lengüetazos.
Había pasado unos pocos minutos después de haber metido el tercer dedo allá dentro. Esta mujer cada vez estaba más agitada. Yo tenía el poderío sobre su cuerpo; me gustaba verla así. Se me antojaba seguir hacia delante, hasta el fin y acabar con ella de esta forma. A otros pocos minutos, ya podría sentir como dentro de su entrepierna salían pequeños fluidos salpicando hacía el exterior.
-¡Ya está aquí! -grito alzando su pleno hacía delante con las piernas abiertas del todos-. ¡Sácalo!
Aparte la mano de allá dentro. Cuando la retiré, un chorro saltó hasta fluir cercas. Varias rociadas mojó el suelo. Ella exaltó de placer, su cuerpo se erizó. Sus gimoteos me provocaban. No paró de esparcir durante segundos.
Estuve fascinado hasta que terminó ella recostada sobre la paja. Delante había un pequeño charco esparcido por el suelo. Se había corrido más que yo. Interesado, fui gateando hacía su lado. Tras varios segundos esperando que descansará, al final abrió sus ojos.
-¿Qué esperas? -dijo al fin-. Ya sabes cómo va, solo falta que eches tu imaginación.
-¿Mi imaginación? ¿Qué es lo que quieres que haga ahora?
-Y resulta que tengo que ayudarte también en tu instinto -tentó la punta de mi pene varias veces-. Allá abajo entra cosas grandes. ¿Eso te ayudará?
Yo quedé callado. Esas palabras… Creo que la entendía al mirar sus ojos. Fui hasta sus piernas de nuevo. Me puso firme de rodillas. Ella abrió sus piernas, exponiendo sus partes íntimas.
-Sujeta mis posaderas e intenta meterla por dentro.
Sujeté con mis manos cada lado de sus muslos, pero cuando intenté apegarme un poco más, vi claramente lo que debía de hacer.
-¿Quieres que meta mi pene aquí dentro? -pregunté sorprendido.
-Sí.
-¿Dentro de usted?
-Habrás de hacerse lo mismo, pero esta vez con su pene -contó-. Penétralo en mi vagina.
Ella arrimó su mano hacía su entrepierna y lo estiró con los dedos. “Así que esto es la vagina”.
…Nunca me lo imaginé de esta forma tan a la vista.
Decidido, aposté mi pene rozando su vello y la ajusté con la punta en la entrada. Sin miedo, moví mi pelvis hacía dentro. Mi cosa estuvo entrando dentro sin dificultad. Me puse a mirar a su cara y avisté como se gratificaba con mi paso. Inserté mi pene profundamente, apegando mi pelvis a su entrepierna. Todo me parecía diferente. Podía sentir su interior. Estaba caliente.
-¿Qué tal? -dijo apoyándose con sus codos en la paja.
-Se está muy apretado. Su interior está caliente y algo pastoso.
-Pero ahora podrás equilibrar con su pene. Sacúdete contra mí, dame golpes con tu cuerpo.
-Está bien.
Saqué mi pene de allá dentro, deslizándose por sus músculos internos y al pronto volví a meterlo de seguido.
-Muy bien, ahora debes de no parar -ella no paraba de mirar allá abajo con interés.
-Vale, señorita Cremia.
Volví hacer lo mismo, la saque y la metí consecutivamente. Aquello se iba profundizando, cada vez que la metía sentía como se abría todo.
-Es sorprendente -se admiró-. Su pene es capaz de hacerse sentir cuando está dentro.
Al tiempo era más ameno. Mi pene iba saliendo y metiendo con más facilidad. Se volvía algo escurridizo al mezclarse con el interior. Al ser apretado notaba como me estremecía. Baje mi mirada para comprobar como lo iba haciendo. Aquello iba bien. Solo distinguí como la penetraba constantemente.
-¡No mires! -sujetó mi cabeza y me miró fijamente los ojos-. ¡Estoy tan mojada ahora mismo! ¡Simplemente está dentro! ¡Es perfecto! ¡De esa manera…! ¡Esto está…! ¡Link… es increíble!
Prestar atención a su mirada y acosarla con mi cuerpo, me excitaba, me activaba, me hacía identificar mi situación actual.
-¿Por qué? -le dije penetrando sin parar-. ¿Por qué hay que hacer esto?
-Porque tú me quieres, Link -se arrimó a mi hombro y me lo susurro con dulzura-. ¿O es mentira?
-No lo sé…
-Si no lo sabes, ¿por qué estas follando? Tu cuerpo no puede resistirse, por eso estás haciendo lo que haces, Link.
De nuevo observé aquellos ojos magníficos, ojos donde un calor latente recorría mi cuerpo. Me extasié, mi cuerpo se dejó llevar por mis instintos. Mi pene… su vagina… ambos… juntos. Apresuré todo. Me desbordé de ese sentido. Apoyé mis brazos en cada lado de su cuerpo y aligeré mi cadera contra las de ella. Contra más rápido iba, más la sentía. Todo se unía. Todo me dominaba.
-¡Estoy follándola! ¡Estoy follando con usted! ¡Eso es porque la quiero!
-Sí, así está bien. Se siente bien. Pero… -me dio un beso.
Aquel contacto con su boca me paralizó completamente. Esa doncella me estuvo besando. El besuqueo me lo profundizó. Su lengua se movía cercando mi interior. Entrecruzamos nuestras lenguas por dentro, y nuestros labios se ligaron con exaltación. Mi mente quedó congelado, solo apreciaba ese contacto. Dejé de mover mi cuerpo y me dejé llevar por mi primer beso.
Sujetó mi cara y me llevó. Yo moví mi cuerpo hacía atrás al mismo tiempo que ella se inclinaba. Me recostó sobre el suelo. Cuando estuve tendido, ella se postró de rodillas sobre mí cintura.
-Su pene incluso continúa quedando muy tenso -mi pene asomaba entre su entrepierna-. ¿No es eso una divertida noticia?
-¿Por qué hemos parado?
-Porque ahora me toca a mí -prensó su vagina a mi pene, frotándolo contra por abdomen.
Aquello se me oprimía, y a mí me gustaba. Meneaba su cuerpo hacia atrás y adelante.
-Se ha puesto más dura.
Levantó sus posaderas y comprobé que mi pene se puso firme abajo de su entrepierna. Tras un momento, ella bajó su cuerpo y me pene entró suavemente en su vagina de nuevo. La penetración fue totalmente profunda.
-Te admiro; en lo profundo la tengo. En este momento… -agitó sus posaderas de arriba y abajo, metiendo todo mi pene-… En este momento… tengo el control.
No se contuvo. Avivó su cuerpo, su marcha, su atrevimiento. Sacudía constantemente mi pene entre su preciada vagina. No podía dejar se sentir esa fricción grata cada vez que la sacaba y la metía. Sentir como apretaba y frotaba era lo mejor. Cabalgaba sobre mí con mucho carácter. Estaba contento, era nuevo y agradable. Mi pene se agrandaba con esas sacudidas, notaba su vibración. El calor se expandía, y el frío se extinguía entre la unión de nuestros cuerpos.
-¡Cédeme todo su pene enorme! -clamaba-. ¡La puedo sentir todo dentro de mí!
Rauda dio un giro sobre sí misma y comenzó a sacudir sus posaderas contra mi vientre. Mi pene aún seguía en su interior, cada vez más enloquecido que antes. Todo cambió, todo subió y yo me extasié por ello. Solo sentirla y soportar su cuerpo, ver como ella disfrutaba estando de espalda… Es difícil...
-¡Su pene! ¡Su pene! ¡Su pene! ¡Dame su pene! ¡Quiero su tan abundante semen!
Estremeció su trasero a más velocidad. Me estremecía por dentro. El semen de mi pene escalaba con más rapidez. Tengo que sacarlo bien, no puedo fallar ahora.
-¡Quiero hacerlo yo…! -sujeté sus nalgas e intenté levantarme.
Cremia se colocó a gatas mientras yo la embestía con fuerza por detrás.
-¡Muy bien, Link! -se entusiasmó -¡Apúrate más!
Moví más rápido mi pelvis, mi pene se descontrolaba dentro. Solo sentía el semen a desbordar.
-¡Ahora la siento cerca de mí! ¡No puedo controlarme!
-¡Es como tener una barra de acero caliente! -clamaba ella-. ¡Se siente tan bien al tomar este pene! ¡Link aprieta!
Más fuerte fui y ella más viciosa. Iba a salir, estaba a punto.
-¡Su pene Link…! ¡Es difícil, pero me estoy corriendo ya! ¡Si sigues así, no voy a ser capaz de detenerlo!
Lo notaba más lleno, más caliente.
-¡Voy a correrme! ¡Tengo que echarlo fuera! -me alteré.
-¡Debe correrse! ¡Va a llegar un montón en mi interior...! ¡Saldrá caliente, lo siento cerca!
-¡No puedo! -apretujé mucho y reiteradamente contra su trasero.
Todo se inundaba, depositaba todo mi semen dentro de ella. Estaba caliente, mi pene se rodeaba e impregnaba, y a su vez, llenaba el interior de Cremia con mi semen. Todos mis sentidos se redujeron a ese punto. Se percibía un gemido momentáneo por parte de la chica.
Todo iba desapareciendo, y me sentí algo más débil, como si parte de mi energía se me fuera. Me separé cansado y retrocedí hasta apoyarme junto a la pared. Solo jadeaba y miraba como la vagina de Cremia echaba el semen al suelo, chorreando y dejando pequeñas estelas.
-Su semen llegó hasta al fondo de mí. Me estuvo invadiendo -se levantó ella sin problemas-. Lo mejor es que estaba caliente.
Ella se dio la vuelta y me miró con alegría, pero antes de caminar hacia mí, observó el suelo; comprobó el semen cerca de sus pies.
-Vaya… -recogió aquel líquido con un dedo y lo acercó a su rostro-. Has sacado tanto semen. No podía entrar todo, ¿verdad? -cató el semen con la lengua-. Pervertido.