Titere del Destino

Una historia de una joven chica enferma, cae en manos de dos sucios negros.

Mi nombre es Bárbara tengo actualmente 27 años, soy una linda latina (Venezolana) con un buen trasero, una cinturita muy fina, y unos pechos no muy grandes pero si bien proporcionados, mido 1,68 Mts, y soy morena clara de cabellos lisos castaños claros, la historia que le voy a contar me sucedió a los 19 años.

Estando a mitad de mis estudios de Arquitectura comencé con unos extraños ataques, caída tendida y perdía el conocimiento, los ataques se hicieron muy constantes por los que fui a un medico, me diagnosticaron epilepsia,  me sentía terrible , como eso me pudiera estar pasando a mi, yo una muchacha tan joven y a mitad de su carrera le pasara eso, me recetaron algunas drogas al principio tuve que dejar por lo menos la mitad de las asignaturas que cursaba ya que los ataques se hacían mas constantes, al punto que pasaba todo el día drogada, entonces tuve que suspender los estudios mientras me hacían exámenes y cumplía con un riguroso tratamiento con medicamentos que me hacían perder la conciencia.

Después de unos 6 meses dopada totalmente, y durmiendo todo el día mi condición mejoro notablemente y me recetaron otras drogas que no me dormían por completo pero si me hacían perder la voluntad, estaba despierta pero era totalmente un títere sin fuerzas y sin voluntad.

Mi Madre había contratado a dos tipos para que repararan las tuberías de agua blancas de la casa ya que estaban en muy mal estado, me recuerdo que los vi una mañana yo estaba desayunando con mis padres y ellos llegaron, yo estaba  conciente ya que mi medicamento solo lo estaba tomando cada 12 horas y me tocada a las 12 del medio día.

Eran dos tipos uno negro como el carbón y muy alto como de 1,85 cm y otro mas claro y medio gordito pero era igual un negro, yo no era racista pero me daban asco, se veían cochinos y eran muy mal hablados, varias mañanas los vi, trabajando de arriba, abajo por mi casa, pero ya a las 12 me tomaba mi medicamento y perdía la voluntad, mi madre me encerraba en mi habitación para evitar algún accidente.

Una tarde mi madre me dio mi medicina y me encerró como de costumbre, le dijo a mi padre que por favor me cuidara ya que ella tenia que hacer unas compras, mi padre se sentaba en su poltrona a ver T.V., y siempre se quedaba dormido por horas, los asquerosos negros ya sabían cual era la rutina, esperaron que mi padre se durmiera y entraron en mi habitación.

Yo siempre dormía con ropa muy ligera, por el calor estábamos en pleno verano, cuando los vi entrar me sorprendió pero no grite ni hice nada pues estaba dopada, unos de los negro comenzó a tocarme los muslos, y el otro comenzó a tocarse el bulto. Uno de ellos dice:

“Tremenda cogida le vamos a dar a esta zorrita, jajajajaja” Yo no sabía lo que me esperaba, era totalmente un títere, incapaz de decir que no a las pretensiones de esos dos cerdos, el negro que se tocaba el bulto comenzó a manosearme las tetas y el otro comenzó a acariciar mi coño, decían:

“Que linda eres mi reina ya pronto sabrás lo que es tener un rico palo en tu concha”

No tenia ni idea lo que me esperaba, el negro como un carbón comenzó a comerme el coño como un loco chupaba, lamía, metía sus dedos, parecía un loco. El negro gordo  se quito la ropa y me mostró un pene como de unos 18cm, y comenzó a estrujarlo contra mi cara y boca y decía:

“Chupa perra, chupa este teterito zorra inmunda, abre la boca”

Yo abrí mi boca y comencé a chupar, no tenia ni idea de lo que estaba haciendo, esos dos cerdos se estaban aprovechando de mi situación y de mi enfermedad, mientras yo chupaba el negro alto se saco su pene de unos 22 o 23 cm y lo recostó en la entrada de mi vagina, el muy sucio me dio una embestida y sin piedad alguna me enterró toda esa tranca de carne en mi coñito estrechito, (yo solo había tenido sexo con mi novio y lo tenia bastante pequeño en comparación de mis castigadores), me daba embestidas brutales era un mete y saca endemoniado y mientras tanto chupaba el pene del mas gordito.  No tardo mucho el negro alto y se corrió dentro de mi llenando mis entrañas de su sucio néctar, cuando saco su miembro de mi vagina aun chorreaba semen.

“Tremenda cepillada le he dado a la perra esta jajajaja”

Cambiaron de posición y el negro gordo comenzó a taladrarme el coño con embestidas fuertes, mientras el negro alto me había puesto a mamarle su sucio pene, en eso estuvieron como 5 minutos hasta que me volvieron a inundar mi coño de leche, descansaron por un rato y esta vez me pusieron en 4 patas, el negro alto lubrico mi ano con la humedad producida de las dos corridas en mi vagina y procedió a meterme esa tremenda manguera por mi culito, yo comencé a gritar pero me taparon la boca, el muy sucio lo metió todo de una sola vez, y casi enseguida comenzó a taladrarme el culo, yo era virgen por mi culito y se los estaba entregando a esos dos perros en celos sin poder hacer nada, el negro gordo me puso a chupar otra vez, estaba totalmente empalada.

El negro alto se acostó sobre mi cama y me ordeno que me sentara en su negra estaca, yo obedecí sin chistar, así quedo libre mi recién desvirgado culo, el negro gordo metió su estaca, fueron como 7 y talvez 10 minutos de esa bestial empalada, me embestían fuertemente, y no lo podía creer entre mi mundo me estaba gustando estaba teniendo un orgasmo y comencé a chillar como una perra. Y los muy sucios decían:

“Mira a la perrita le gusta, bueno vamos a complacerla”

Le dieron mas duro, y mas y mas hasta que los tres llegamos en un solo orgasmo nos retorcimos y gemimos, esos dos cerdos me habían llenado de su leche mis entrañas, quedamos tendidos muertos del cansancio el negro alto le dijo al gordo, “Vamos a ponerla a chupar otra ves” y el negro gordo contesto: “No yo paso estoy muerto del cansancio”

Y así el negro alto me puso a limpiarle su pene, obedecí sin ningún problema y me puse a chupar, chupe como por 15 minutos y no tardo el negro en correrse en mi boca, yo trague hasta la última gota de su rico semen, tragaba con glotonería.

Trataron de limpiar todo con mucho cuidado, me pusieron como si nada otra vez en mi cama, cuando recobre la conciencia como a las 7 pm, me sentía extraña y pensé que todo había sido un sueño, si no hubiese sido por el intenso dolor que tenía en el culo. La mañana siguiente mientras yo desayunaba los volví a ver tenían una sonrisa muy cínica en sus labios, días después terminaron su trabajo y jamás  le conté a mis padres lo que me había sucedió.

A estas alturas ya tengo 27, soy arquitecto, y los ataques cesaron