Tío: ¿cómo se si soy gay?

Un sobrino le pide ayuda a su tío por las dudas que tiene en cuanto al sexo. El tío se compromete a ayudarle y enseña al sobrino y a su amigo en el arte del sexo homo...en el que también participa de forma activa.

Lo primero, daros las gracias por vuestros comentarios, porque me dan fuerza para seguir escribiendo y compartir con vosotros mis fantasías. Gracias. A los seguidores del "violador", deciros que habrá continuación, estoy en ello, pero la fuerte personalidad de los dos protagonistas, necesitan un estudio y un trabajo más intenso. Mientras, os dejo este nuevo relato que espero os guste.

Gracias.

Karl

TIO: ¿COMO SE SI SOY GAY?

Esta es la pregunta que me hizo mi sobrino una tarde de verano mientras tomaba el sol en la piscina de la casa de sus padres mientras dormían la siesta.

Apreté los ojos, asimilé la pregunta. Me incorporé en la hamaca y le vi sentado a mi lado cabizbajo y con una dosis importante de vergüenza.

Me había hecho una de las preguntas más difíciles de contestar para mi, porque yo era "bi". Disfrutaba tanto de las mujeres como de los hombres.

A Rober le quería con toda mi alma. Le llevaba 10 años porque yo era el hermano menor de su madre. Le había cuidado de pequeño, había jugado con el, se había dormido en mis brazos, le había acariciado su piel y su pelo, le había visto crecer y desarrollarse, nos habíamos duchado juntos...en fin...pero nunca, nunca, se me había pasado por la imaginación nada relacionado con el sexo.

Le observé. A sus quince años era un muchacho guapo, bien formado con una piel clara al igual que su pelo y sus ojos. No nos parecíamos nada. El recordaba mucho a su padre, un hombre realmente guapo (cuidado, yo también lo soy pero de raza mediterránea, de piel oscura y pelo y vello ensortijado).

  • ¿Te has enamorado de un chico?

  • Creo que si

  • ¿Lo conozco?

  • Creo que sí. Es Alex.

  • ¿El hijo de Isabel?

  • Si.

  • ¿Y el lo sabe?

  • Creo que si

  • Rober...si no me hablas claro no se como te voy a ayudar. Tienes una edad difícil. Todas tus hormonas están disparadas y puedes sentir lo mismo por un hombre que por una mujer. Que te guste ahora un hombre no quiere decir que seas gay...pero puede ser que lo seas...no lo se...eso lo tendrás que decidir tu.

Voy a ser claro. A ti te puede gustar que te bese un hombre o una mujer, te puede gustar que te la chupe un tío, te puede gustar follarte a un tío, pero...a ti te gusta chupársela a un hombre, te gusta que te folle un hombre...esa es la diferencia...a mi me gusta hacerlo y que me lo hagan, pero también me gusta hacerlo con una tía, por eso me defino como bisexual.

Rober, si no me cuentas lo que te pasa, no podré ayudarte. Cuéntamelo.

Rober

Ya sabes que desde pequeños Alex y yo hemos sido como hermanos. Hemos crecido juntos y siempre nos hemos llevado bien. Yo he dormido en su casa y el en la mía, hemos jugado juntos, tenemos los mismos gustos. En fin...hemos tenido una relación muy cercana. Cuando dormíamos juntos lo hacíamos abrazados lo mismo que cuando hacíamos la siesta, cuando estábamos juntos nos acariciábamos sin maldad. Nos hemos bañado desnudos los dos, nos hemos enjabonado y aclarado en la ducha...Pero no había nada malo en ello. Era algo normal. Cuando hemos crecido y hemos comenzado a tener calentones, nos lo hemos contado, nos hemos hecho confidencias de cómo nos gusta pajearnos, e incluso lo hemos hecho juntos. Pero nunca...nunca hemos pensado que hacíamos nada malo.

El otro día, mientras hacíamos skate en El Retiro, se acercaron unos chicos mayores y comenzaron a meterse con nosotros, una cosa llevó a la otra y un gilipollas cogió mi tabla y la rompió en dos. Era la que me había regalado papá por mi cumple. No pude reprimir el darle un puñetazo a ese hijo de puta, pero era mayor que yo y más fuerte y me dio una paliza además de romperme la tabla.

Alex me llevó a un lugar apartado para lavarme y consolarme y yo comencé a llorar. Alex me abrazaba y me susurraba: - No te preocupes... tranquilo ...no te preocupes

  • Era la tabla que me había regalado papá...joder!...qué le voy a decir...

  • Rober...Rober...yo tengo en casa otra tabla, te la regalo y ya está. Tu padre ni se enterará de que es otra. No tiene ni idea de la que te ha regalado. No te preocupes. No se dará ni cuenta. Yo te regalo la mía.

Fuimos a su casa y me dio la tabla. Nos sentamos en la cama pero a mi se me saltaban las lágrimas. Rober me abrazó y yo me sentí protegido. Me acariciaba la cabeza, el cuello, me secaba las lágrimas con sus dedos y me abrazó con más fuerza y me besó el cuello. Aquello me pareció lo más dulce que me había pasado nunca, así que levante la cara para mirarle y agradecerle y, sin querer, nuestros labios se rozaron. Nos quedamos paralizados por un instante. Nos miramos a los ojos y volvimos a acercar nuestros labios . Fue un momento especial.

El roce suave de nuestros labios fue una maravilla. No quería que se apartaran de mi. Me infundían placer y tranquilidad. No se como pasó pero los abrimos y nuestras lenguas se lamieron. Tío ha sido lo mejor que me ha pasado en la vida. Esa sensación no la había sentido antes. Nos lamimos, nos besamos y nuestras pijas se pusieron pinas...muy...muy pinas

Alex me la tocó sobre el pantalón y me gustó mucho. La polla se me puso a cien y entonces yo hice lo mismo y se la sobé. Alex siempre ha sido más fuerte y alto que yo y su polla era más grande y gorda que la mía. Noté que estaba como una piedra, era como un leño, nunca había tocado una polla y me gustó...me gustó tanto que le metí la mano por la bragueta para notarla en mi mano.

¡Diós, tío!, es la hostia, es tan suave a la vez que dura, es tan caliente. Mi curiosidad hizo que mi mano bajara hasta sus huevos y los acaricié y los apreté, eran maravillosos, luego decidí subir para descubrir cómo era su capullo, quería tocarlo, acariciarlo, mi mano llegó al comienzo de su tranca que aún estaba cubierta, le bajé la piel y le descubrí el capullo. Alex gimió - Si... por favor ...sigue ...sigue- Me lo decía en la boca mientras nos las comíamos.

Noté como me acariciaba la entrepierna. Yo no quería ser menos y me desabroche la bragueta para dejar que su mano llegara a mi polla, que en ese momento estaba a mil, su mano entró y me atrapó, me sobó los huevos y aquello fue una locura. Abrí las piernas para dejar que su mano me sobara con facilidad, luego fue subiendo por mi miembro y comenzó a masturbarme.

Me masturbaba...le masturbaba...nos comíamos los labios...nos lamíamos las lenguas y gemíamos y gemíamos hasta que nos corrimos. Fue una gran corrida.

Tío es lo mejor que me ha pasado en la vida. No he sentido algo así nunca.

A partir de ese día lo hemos vuelto a hacer más veces. Sabemos que no sólo se hace eso, sabemos que hay más cosas porque lo hemos visto en internet, pero nos da miedo. Dicen que es peligroso y que hace mucho daño. Pero queremos probar, queremos saber...y no sabíamos a quien preguntar...por eso me he atrevido a preguntártelo a ti. Tengo confianza en que no lo contarás y que nos ayudarás si puedes o si sabes, o si quieres.

hasta aquí la confidencia de Rober

  • ¿Le quieres?

  • Si

  • ¿Estás enamorado de él?

  • No lo se. No se cómo se sabe eso

  • Cuando no está, le echas de menos?

  • Si

  • Le echas de menos hasta desesperarte?. Hasta necesitar que esté a tu lado?. Hasta decir que no puedes estar sin el?

  • Lo que se es que es lo único que tengo y que si no está a mi lado algo me falta.

  • Te has pajeado pensando en él?

  • Si

  • Has pensado que quieres hacer otro tipo de sexo con Alex?

  • Si

  • ¿Qué quieres hacer?

  • Tío...quiero hacer el amor...no lo he hecho nunca, he visto cosas por el ordenador...y quiero todo con él...lo hemos visto juntos y queremos hacerlo pero nos da miedo tío...no estamos seguros...

  • Vale. De acuerdo. Os voy a ayudar. Mañana por la tarde decid que venís a merendar a casa y a ver unas pelis, que os he invitado. ¿De acuerdo?.

Mis dos ángeles llegaron juntos a casa. Camisetas de tirantes enormes, pantalones llenos de bolsillos hasta debajo de las rodillas, deportivas atadas con cintas de colores y gorras beisboleras. Uno de piel clara otro oscura, uno más musculado, el otro mas fibrado, uno lampiño, al otro se le notaba cómo le iba creciendo el vello en el pecho, uno con el pelo castaño claro y el otro moreno y rizado. ¿Un ángel y un demonio?...No...dos ángeles maravillosos, distintos, pero maravillosos.

Les invité a pasar y fuimos al jardín interior en el que había dispuesto una merienda en una mesa larga con bancos a los lados, tipo merendero. Nos sentamos y comieron a su antojo hasta que no pudieron más, bendita adolescencia.

Era el momento. Había que hacerlo. Yo estaba salido perdido de pensar en lo que venía a continuación,

  • Chicos, sentaros a mi lado. Tenemos que hablar -. Obedientemente se sentaron a mi lado uno a la derecha y otro a la izquierda. Los abracé por los hombros - Bueno...ya sabéis a que habéis venido...- Les hablaba con en voz baja, casi susurrando, pero con tono firme. Bajaron la mirada y asintieron. - Bien...¿estáis a gusto? - Afirmaron con las cabezas. - Bien...quiero que os miréis...ya os habéis besado otras veces ¿no? -. Volvieron a afirmar. - Besaros.

Se fueron acercando tímidamente por delante mía hasta que sus labios se rozaron. Se separaron. Se volvieron a acercar y entonces se besaron de verdad. Tenía sus labios tan cerca, veía como sus lenguas se lamían, veía como sus dientes mordían los labios. Así, hasta que noté en mis muslos como sus pollas se empalmaban.

Metí mis manos por sus camisetas para acariciara aquellas pieles adolescentes, les pasaba mis manos por sus espaldas, por sus pechos, por sus vientres mientras se amorraban. Les hice quitarse las camisetas mientras yo me deshacía de la mía. Los tres cuerpos se juntaron para darse calor. Noté como se rebozaban en mi pecho peludo, e incluso como alzaban las bocas para lamerlo. Yo les acariciaba los sobacos y la baja espalda aún cubierta con sus pantalones. Como en un resorte, los dos comenzaron a lamer y morder mis pezones y entonces yo no pude más y...

...y entré entre sus dos bocas para realizar un beso a tres, una comida entre esos labios casi vírgenes y esas lenguas frescas y jugosas que me recibieron con un ansia que yo no esperaba. Nos comimos las bocas hasta que no pude más de excitación y les agarré sus pollas bajo sus pantalones, que provocaban no tiendas de campaña, lo siguiente.

Sobé los pezones rosados de mi sobrino y el vello rubio y fino en las axilas, luego acaricié el cuerpo definido y moreno de Álex, me detuve en sus pezones pequeños y oscuros en los que se adivinaba el vello que iba a tener en breve. Una fila de vello más definido bajaba desde su ombligo hasta perderse en la cintura de su pantalón para llegar a la mata oscura que yo deseaba encontrar. Era un auténtico lujo tener aquellos dos ejemplares a mi disposición, pero yo me había comprometido a darles enseñanza y a eso me debía.

Les indiqué que debían ponerse en pié y así lo hicimos. Acerqué sus cabezas a la mía y les susurré - Ya os habéis tocado antes ¿No?-. Volvieron a firmar con las cabezas - Bien... quiero que cada uno le baje el pantalón al otro...- Vi como lo hacían y como caían sus pantalones hasta los tobillos dejando al descubierto sus pollas jóvenes y maravillosas. Una más grande, la otra mas pequeña, una más lisa, la otra más venosa, una más clara, la otra más negra, una con un escaso vello claro que le cubría los huevos, otra emergiendo de una mata negra y rizada que envolvía dos pequeños cojones negros y duros, dos maravillas desaprovechadas que yo debía enseñar a hermanarse a derramarse en un abrazo fálico.

Me desnudé (¡Joder, ya era hora!). Noté que sus miradas recorrían mi cuerpo adulto, de piel oscura y vello boscoso que no estaba nada mal, sus miradas bajaron por mi pecho cubierto de vello moreno, mi vientre mi polla, que estaba a reventar, oscura, con el capullo rosado y húmedo que le hacía brillar, y unos huevos de piel negra cubiertos de vello, como un nido, pequeños y pegados al culo como los de un perro.

Toqué sus pollas. Se pusieron tensos. Las sobé y luego les susurré - Ya os las habéis tocado, ya os habéis masturbado, ahora debéis probarlas, debéis saber como es el sabor del miembro que deseáis-. Se miraron, me miraron. Arrimé sus cuerpos para que se calentaran, les indique con un gesto que se besaran y luego, lentamente, fui guiando a Álex que fuera bajando hasta que su boca se encontró frente al capullo de Rober. Lo miraba duditativo, le fui empujando la cabeza hasta que sus labios rozaron el glande de su amado y tímidamente, lo olió, luego lo besó, sacó su lengua y lo lamió. Rober gimió de placer. Yo me apresuré para situarme detrás suyo y, mientras el moreno comenzaba a mamar el miembro de mi sobrino, yo coloqué mi badajo entre sus nalgas y le pellizqué los pezones hasta que se pusieron duros como dos granos. Entre el placer que le daba yo y el que le daba su amante, Rober comenzó a gemir. No podía permitir que se corriera, por lo que dejé de calentarle, me separé, levanté a Alex y le susurré a Rober - Ahora te toca a ti...mámasela a tu chico...es lo que necesita.

Me obedeció, se colocó frente a la tranca negra y venosa de su amor, y con la timidez de las primeras veces, se acercó, le bajó el prepucio hasta descapullarlo, lo besó, lo lamió, y lo mamó, le gustó, y siguió. Yo hice la misma jugada anterior y, mientras mi sobrino mamaba el cipote de su amado, yo me coloqué detrás de Alex, apreté mi polla en su culo y le acaricié el pecho, que me gustaba más porque el tacto de vello incipiente me ponía, acaricié su espalda con mi pecho y le pellizqué los pezones que se pusieron duros en segundos. La sensación de placer que le daba la mamada mientras le pellizcaba sus duros pezones, hacía que el chico gimiera y aullara tímidamente de excitación. Si he de ser sincero. Ese chico prometía. Era sexo en estado puro. Con tres años más arrasaría en el mundo del sexo homo...o en el otro...en el que quisiera.

De una brazada tiré todo lo que había encima del banco. - Chicos, ha llegado la hora de la verdad. Vamos a follar.

Hice que Alex se tumbara boca arriba en la mesa y le dije a Rober que se pusiera encima para hacer un 69. Boca-polla, boca-polla. - Venga...ahora acariciaros, lameros, mamaros. Los chicos no lo hicieron repetir y comenzaron a mamarse las pollas, los huevos, acariciaban sus piernas, sus culos. Yo estaba excitado y quería participar de alguna manera. Le dije a Alex que acariciara el culo de Rober, que fuera abriéndole las nalgas y que le masajeara su ojete. El chico me obedeció y oi a mi sobrino gemir con la boca llena por el cipote del moreno.

Me puse a cien al ver el culo de mi sobrino. Cogí la mano de Alex, le chupe el dedo índice, solté saliva por la raja del culo de Rober y le indiqué cómo debía darle placer. El chico era la primera vez que lo hacía por lo que fue algo torpe. -Espera- le dije. Llené mi pulgar de saliva y comencé a jugar con la entrada virginal hasta que la yema fue entrando. Los gemidos ahogados de Rober me excitaban tanto...seguí metiendo el dedo hasta que entró entero. Mi sobrino se revolvía y entonces...me decidí...me puse un condón ante la mirada de su amante, me lubriqué cantidad porque no quería dañar a mi niño, le unté bien su ojal y apunté en el centro.

Rober mamaba a Alex con pasión, y mientras le iba taladrando, el moreno nos masajeaba los huevos a los dos. En esa tesitura, Rober fue excitándose de tal manera que abría el conducto para dejarme entrar...y fui entrando suavemente, poco a poco, intentando hacer el menor daño posible al encontrar algún impedimento, pero el masaje que nos daba Alex en los huevos y en polla de su chico, mientras él encontraba el placer en sorber los fluidos de su amante hacía que el dolor que en un principio le inflingía fuera parte del morbo total de la situación. Cuando noté que ya comenzaba a gemir de placer, saqué mi tranca de su culo y les dije que era hora de cambiar de postura.

Se dieron la vuelta de manera que ahora Rober le mamaba a Alex y yo tenía el culo del moreno a mi disposición. Yo, ya no me cortaba, le dije a mi sobrino que preparara el culo de su chico abriéndolo y sobando su centro. Aquel culo me encendió. Aunque joven y virgen, un anillo de vello le rodeaba el rosado botón, lo que me volvió loco y me tiré como una perra para lamerle mientras babeaba en los dedos de mi sobrino que iban entrando en el agujero. Le separé las manos a chico y le dije que fuera masturbando a su novio mientras yo lo preparaba.

Volví a lubricar mis dedos y comencé a masajear el centro del placer y meter poco a poco el pulgar. Alex se tensó, cerró el esfínter, le acaricié las nalgas, le volví a lamer como un perro hasta que se relajó y volví a intentarlo con el dedo. Se fue dejando hacer hasta que le oí suspirar.

Me puse otro condón, me lubriqué. Metí la boca del tubo en el culo del chico y apreté para que el gel entrara hasta el fondo. Noté el placer del chico al notar el fluido en su interior y entonces me preparé para penetrar por primera vez ese orificio virginal. Le dije a Rober que me sobara los peludos cojones mientras le enseñaba el arte de la penetración, y mientras mi sobrino me obedecía, fui empujando mi miembro en aquel reducido espacio que, gracias al lubricante y a la anterior dilatación, fue entrando poco a poco. Tuvo un conato de rechazo, pero la suave insistencia de mi capullo dio el resultado querido y su ojal se fue abriendo y yo fui entrando en el cuerpo maravilloso de ese adolescente. De repente, Alex comenzó a gemir con la polla de mi sobrino en su boca. Cogí la mano de Rober y le indiqué que nos siguiera sobando los huevos, mientras yo gozaba como un loco de la follada que le daba al mi chico moreno...cómo me gustaba aquel chaval...¡Dios!...pero era el novio de Rober y ahora debían follar ellos...se lo debía...para eso habían venido. Salí de Alex con pesar y noté la desilusión del chaval al encontrarse vacío.

  • Ahora os toca a vosotros. Ahora tenéis que follaros.

Los chicos estaban salidos como picos de plancha, abotargados, sudados, sus pollas a reventar, sus culos pidiendo comida. Estaban como perros en celo. Se miraron, se besaron a lo bestia hasta casi hacerse daño y luego, mi sobrino se puso a cuatro para dejar claro que quería la polla de su amante. Alex, se puso un condón se lubricó, me miró, le afirmé con un gesto y comenzó a penetrar a su amado. Fue entrando poco a poco, como yo le había hecho, y según entraba su chico gemía de placer.

Era tal la excitación que tenía que me puse detrás del moreno, le fui acariciando mientras follaba, luego apoyé mi cuerpo en su espalda, una mano bajó hasta la polla de mi sobrino para pajearla y para sobar los huevos de los dos amantes, mientras notaba el placer de la follada. No me pude contener y penetré al moreno mientras este penetraba al rubio. Fue algo espectacular. Tal explosión de sentimientos no los había experimentado nunca. Cuando noté que el chico se iba a correr, salí de él y le susurré...-No te corras...ahora no...ahora le toca a Rober.

Alex salió de su amado. Le indiqué que se pusiera boca arriba y enseñé a Rober cómo debía hacerlo. Se calzó un condón, se lubricó, levantó las piernas de su amante, se puso en posición y entró lentamente. El moreno tensaba su cuerpo de placer al notar la penetración de su amor, como yo le había dilatado, fue una entrada satisfactoria, sin daño alguno, solo placer, solo excitación. Gemía según notaba la polla entrar.

Yo no iba a quedarme sin ración de culo por lo que hice lo mismo que anteriormente, según mi sobrino follaba a su amado, me puse detrás suyo, me apoyé en su espalda dándole calor y provocandole más excitación al sentir mi vello en su piel, le acaricié el pecho hasta llegar a sus pezones y pellizcarlos hasta ponerlos duros como granos y tirar de ellos hasta hacerle daño, los chicos gemían y suspiraban, con una excitación extrema, mientras mi polla encontraba lugar entre sus nalgas, puse mi glande en su culo para que cuando saliera de su amado mi polla fuera entrando en su ojete...y poco a poco fue entrando, me la comía a bocados anales.

Alex gemía de placer por la penetración de su chico, Rober suspiraba de placer por la follada que yo le estaba dando hasta el punto en que comenzó a escupir fluidos... y yo aullaba a causa de la experiencia más erótica que había tenido nunca.

El moreno chorreó lefa hasta su cuello tensando su cuerpo y emitiendo bufidos como un búfalo, el rubio se corrió en el interior de su amado y fueron los espasmos anales que mordían mi falo lo que hizo que yo me corriera dentro de él. Una corrida bestial que no cesaba, una placentera y larga eyaculación como no la había tenido nunca.

Me dejé caer en la espalda de Rober, este se dejó caer en el pecho de Alex y por unos momentos, nos quedamos en esa postura, hasta que el moreno dijo que le estábamos ahogando. Nos dio un ataque de risa. Nos levantamos, nos sentamos los tres en el banco, los dos chicos a mi lado, los abracé y acerqué sus bocas a la mía, nos besamos.

Había cumplido mi misión. Ahora era el momento de una buena ducha. Se lo dije y nos fuimos los tres a enjabonarnos.