Time is running out

La historia de Esther y yo, corregidas y aumentadas.

The time is running out.

Atenta nota del autor:

Este relato es tomado de unos anteriores que escribí, sólo que están corregidos y aumentados pues los otros siento que no eran buenos, espero que con las mejoras sea de su agrado y por favor, dejen sus comentarios, sugerencias, me servirá de mucho para futuros relatos; sin más les dejo con la primera entrega renovada de una historia inspirada en hechos, situaciones y personas reales. (Los nombres han sido cambiados.)

Simple espectador.

Vivo solo en un departamento grande que pertenecía a mis papás, empecé a vivir desde hace 2 años sólo porque ellos decidieron separarse por estúpidos e irreconciliables motivos. Estoy hasta el último piso de unos condominios, los departamentos son grandes, para ser honestos solo hay 4 por cada piso así que ya podrán imaginar que tan grande es el lugar.

No tengo muebles lujosos, sólo lo necesario de un soltero, mi cuarto, mi estereo, mi cocina con un refrigerador semi vació con uno que otro pedazo de comida rápida o congelada, unas cervezas o coca colas, mi televisor y un sillón rojo grande. Cuando estoy triste suelo irme a la balcón que está atrás de mi departamento, miro las estrellas y fumo uno o dos cigarrillos mientras dejo pasar la música y me relaja, soy un poco voluble, melancólico, me encanta el arte y lo plasmo en fotografías o cuadros dónde desahogo la mayoría de mis conflictos existencialistas, soy de piel clara, alto, mido aproximadamente 1.78cm, mi pelo es oscuro y mis ojos son marrones con un toque de expresividad, delgado pero no atlético

Suelo platicar con mi vecina Esther, quién vive a lado mío y cuando me ve en la balcón se sale a platicar conmigo, casi siempre platicamos de nuestros problemas, sobre nosotros, me parece muy linda, pero la verdad no tengo ganas de andar con alguien en este momento, ella es de estatura pequeña, algo así como 1,52cm. pelo negro, ni largo ni cortito, apenas toca sus hombros digamos unos 2 dedos, suele usar mucho pantalones vaqueros, converse clásicos, y blusas estilo rockerita, sus ojos eran de un color verdosito cubiertos por unas hermosas gafas que le hacen verse un poco más intelectual, su piel es blanca y sus labios pequeños y rojitos, no tiene unas tetas gigantescas, pero si generosas y antojables, la joya de la corona es que tiene un trasero bien formadito, ella es el tipo de chica que me atrae mucho, además de ser muy inteligente, culta y siempre tiene cosas interesantes para charlar; siempre me contaba que tenia una hermana que la visitaba de vez en cuando pues vivía en otro punto de la ciudad pero a la hermana yo no la veía no sabía quien era exactamente y nunca me interesó conocerla. Muchas veces Esther y yo nos encontrábamos en el pasillo del edificio, llevábamos prisa porque estudiamos ambos la misma carrera pero en diferentes universidades.

Hace poco platicamos en nuestros balcones, los dos están literalmente juntos sólo un espacio y un par de barandales nos separa pero es lo justo para poder conversar a gusto; esa vez platicábamos acerca de que tal había ido nuestro día y me contaba que en su escuela le había ido un poco mal en un trabajo y que saco bajo promedio, yo le conté que tenía planes para el fin de semana, noté que ella puso una cara como de seriedad, quizás esperaba a que hiciéramos algo juntos el fin de semana y se despide como si se sintiese obligada a hacerlo.

Salí ese fin de semana con amigos y pues si necesitaba estar con mis ellos porque estar todo el tiempo solo y encerrado si hace bastante daño, regrese el domingo por la mañana y lo primero que hice al llegar casa fue salirme a fumar un cigarrillo, en esos días me la pasé pensando en Esther mientras la música adornaba perfectamente el ambiente y me provocaba cerrar los ojos, que mi mente pudiese volar un rato, en ese instante ella no salió para nada a su balcón, -cuando me ve o le llegaba el olor del cigarro sale desde su cuarto- cuando termine de fumar me metí al departamento, me llamo la atención porque no había salido me asomé, no vi a nadie a través del pequeño huequito que deja su cortina, me iba a meter cuando escuche la puerta abrirse, era ella envuelta en una tolla..

" ¡ay!, hola ¿cómo te fue? " Dijo un poco agitada.

" Bien ", yo según eso serio.

Me despedí, no dije más y cerré la puerta de la balcón, alcancé a percibir que ella me miraba desconcertada escuche que ella hizo lo mismo; no fue sino hasta el jueves por la noche que volvía salir a fumarme otro cigarro, no prendí música aporque era ya algo noche, la lámpara del cuarto de Esther estaba prendida, estuve 15 segundos afuera cuando escuche un gemido

Me asomé porque si me excitó un poco y vi a Esther moviéndose muy frenética, muy alocada en su cama, no necesito precisar que hacía porque era muy evidente, mis ojos me describían a una Esther desinhibida, gimiendo como si fuese el último aliento, con fuerza, con entrega a lo que hacía, luego una figura humana emergía de entre sus piernas, tocando suavemente el pecho de Esther haciéndola vibrar con sus dedos, había algo en la escena que me llamaba poderosamente la atención, no eran unas manos de hombre, se movía con mucha sutileza y delicadeza, aprecié que tenía una espalda pequeña y conforme se iba levantando esa figura humana pude ver que era la de una de una mujer, su rostro recibió algo de luz que la iluminó perfectamente por unos segundos al ponerse de pie, cambiar su posición y estar sobre Esther…mis ojos me habían engañado mucho durante este tiempo, ¡Esther es gemela!... ambas se entregaban completamente, se hacían un riquísimo 69, se comían los labios vaginales, se mordisqueaban el clítoris tan sabroso que yo no quería perder detalle de lo que hacían, quizás algo de ellas aprendería; la hermana de Esther parecía que no había tenido sexo en meses pues verlas en acción eran como dos insaciables bestias por esas comidas de coño, profundas, excitantes que se daban, de tan solo escucharlas de su forma de hacerse estallar ya tenía un falo tremendo que no podía aguantar más, no quería perderme detalle de cómo se cogían la una con la otra, pero las ganas de masturbarme me impacientaba, luego cambiaron de posición, entrelazaron sus piernas y comenzaron a acariciarse sexo contra sexo, parecían sensibles esas joyas rojizas con cada movimiento, ver como se iban levantando poco a poco hasta quedar medio suspendidas en el aire sosteniéndose con sus brazos que se esforzaban por mantener firme en una cama totalmente destendida por la pasión hecha por dos gloriosos ángeles que se escaparon del paraíso y que entraron al autentico Edén, los gemidos traspasaban la habitación que ya ni sabía si el tiempo y lugar existían en si, después de eso la hermana de Esther se acostó encima y dieron vueltas por toda la cama, estaban desatadas, había una tempestad de más besos y caricias, no supe cual es cual en ese momento y ni me importaba, quedaron un rato inmóviles besándose la que estaba acostaba abrió las piernas mientras que la otra la montaba y empezó a mover sus caderas despacio rozando el pubis con los labios vaginales, el ritmo variaba con los segundos, eran más rápidos e intensos como una mujer solo sabe hacerlo cuando está muy, muy excitada.

Después de eso la que estaba en la cama se levanto, tomó de la cintura a la otra que la rozaba y le hizo sillita, se besaban tan rico podía ver sus lenguas jugar punta con punta de la otra, la que le hacía sillita a la otra comenzó a besar el cuello de su hermana, eran suaves, los podía sentir incluso como la hermana estaba siendo dominada por el juego de besos, caricias y amor que le propinaba la otra, verla estremecerse y doblar su espalda y gemir de placer que delicia, que envidia. Luego una de ellas se levanto de la cama y saco algo de una mochila, era un dildo azul o púrpura y un tubo lubricante, no recuerdo el color pero era bastante grande y sin exagerar era largo como de unas doce pulgadas y el grosor de bastante respeto. (Aparte que era de doble punta…) La que estaba en la cama miraba atentamente aquel objeto, se puso de rodillas en la cama mientras que la hermana que tenía el dildo en su mano se acercaba dándole un beso tierno y con su mano libre le acariciaba la mejilla, tomaron aquel imponente objeto de ambos extremos y lo chuparon un largo rato de esas puntas, yo sentía una profunda emoción de pensar que harían y los hechos superaron a realidad cuando se puso una de ellas de perrito, la que tenía el tremendo señor dildo le ponía un lubricante en la punta, lo empezó a introducir en el culo, mientras que la otra hermana apretaba sus labios y las manos jalaban las sábanas, le dolía mucho sentir tremendo grosor en su apretado culito.

Su rostro lo decía todo, se lo fue introduciendo poco a poco mientras que la hermana aprovechaba la punta y le ponía lubricante, ella se volteó y se introdujo ella misma el dildo también en el culo, tomaba la misma posición que su hermana, una ayuda extra pidió la que apenas se lo introducía, su hermana empujaba despacio para no lastimarla tampoco, estando a la altura y sintiéndose "cómodas" se fundaron en empujones y choques de glúteos, muslos y nalgas, aquello sonaba hermoso, -mejor que Cannon concierto para cuatro cuerdas en D mayor- aunado a los melodiosos y armoniosos gemidos de esos divinos ángeles, mi mente lo grabó y sentía que todo era lento, en slowmotion, su marcha incesante y continua, sus bocas abiertas y jadeantes, sus ojos cerrados, dejándose llevar por el clímax de la situación, si he de ser ellas en ese momento, seguramente yo no sabría que estaba pasando en ese momento, dejaría que aquello me tomase por completo y viajaría más allá de la simple espiritualidad que ofrece el momento, el ritmo en ellas siempre era lento pero la excitación exigía sentirse más y más la una y la otra,

Aquello ya no parecía tener fin cuando una de ellas gritó:

" ¡Más, cogeme más, tu sabes como… aah, sii… continúa, por favor! "

Ya era un ritmo hechizante, único.

" ¡ah sii, aayyy que rico, ah si… mmm hermanita… hermanita, hermanita, que rico !

Yo miraba boquiabierto manteniendo mi falo a todo lo que daba.

" ¡ah si… me vengo, ya casiiii ! Dijo una de ellas.

" ¡no, yo no, espérate por favor! " la que dijo eso empino un poco más sus nalgas y su rostro lo apoyo en la cama moviéndose más para ayudar a la otra para tener un orgasmo.

" ¡ya no… ya no pued… ya no puedo…. Aaaah, aaaah, aaaah, aaaaaaaaaaaaaahhhh aaaaasssssiiii! " Cuando la hermana le llego el orgasmo está se levanto de la cama de un solo impulso, moviendo sus caderas empujándose más el dildo, luego volvió a caer en la cama sin dejar de sacudir las caderas.

Se detuvieron, la que tuvo el orgasmo era la que al final se puso el dildo, como pudo se lo quito de su ano, se paro de la cama y lo saco de su hermana aventándolo a cualquier parte, trajo su mochila a la cama y sentada esculcaba los objetos que traía; su hermana que aun excitada estaba pues no paraba de darle besos en su espalda, la abrazó y miraba como su cómplice sacaba un cinturón de esos que van a la cadera y traen un espacio para meter un dildo, saco otro, uno pequeño y rosado, saco unas esposas y le pidió a que las pusiera en los barrotes de su cama, dicho y hecho, una de las gemelas estaba esposada mientras la otra la penetraba con ese dildo, la esposada abría a voluntad las piernas y las ponía sobre su pecho mientras que su reflejo hecha humana se acomodaba con ahínco el artificio que la haría de nueva cuenta volar, de un empujón entró y ella lo sintió volviéndose a sacudir en la cama, levantaba la espalda dejándola a merced de su penetradora y se echaba las piernas a sus hombros y las embestidas eran inmediatas, esas caderas de la gemela eran tremendas, tenía mucha fuerza a pesar de ya haber tenido un orgasmo, se iba levantando poco a poco tomando de los tobillos a su hermana sin dejar de penetrarla. Los gemidos volvían a hacerse presentes, fuertes, contagiantes y vibrantes.

Estaban que ya no podían más y se les notaba, a la hermana penetradora le estaban fallando sus piernas con constantes temblores, la hermana sojuzgada ya lo sentía:

" ¡mmmmhjj… aaaah, aaaah, aaaah, ay que rico, sigue mami, mmm aaaahh ooouhh, aaaah, aaaah, aaaah, yaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! " Aquella voz que anunciaba un confortante placer culminado de una mujer regresando a la tierra de su viaje a los senderos del placer.

Al oír eso la hermana cae encima rendida, desplomada. Recibía besos cariñosos por parte de su genela colmada de placer, amor y caricias.

Pude darme cuenta quién era quién, Esther era la hermana esposada, su hermana Victoria era la dueña de los juguetes sexuales, Victoria abrió las esposas, le dio un beso a cada muñeca de Esther, guardó los objetos en la mochila y se puso la ropa, mientras que su gemela se dirigía quizás al baño. Regresó y se dieron otro beso, inmediatamente Victoria se fue, Esther apagó la luz, se durmió sin ropa.

En cuanto hizo eso me dirigí al baño a darme una masturbada digna de presenciar ese acto, deje charcos de semen en el piso del baño y muy satisfecho, me fui a dormir con eso en mi cabeza y a cada rato en la noche me despertaba para ver si estaba pasando algo.

En la noche del viernes estuve afuera en la balcón con la esperanza de volver a ver algo similar, vi la lámpara de Esther encendida, pero no a ella, tenía música en el estereo; me parece linda, me gusta pero no sé… reitero que a veces soy tan inestable emocionalmente que no me animo a estar con ella, se que me gusta mucho y que me encantaría hacérmela mi novia, no por el hecho de que pueda tener sexo con dos mujeres, pero me detengo a pensar sobre su orientación y siento que perdería mi tiempo tratando de demostrar mis sentimientos.

Recuerdo que me comento que le gustaba un chico, los novios que tuvo… quizás de todo no pierdo nada si lo intento.

De simple espectador, a vivirlo plenamente.

Días más tarde de encontrarme ante esa maravilla sexual de ver a Esther y a su hermana tener relaciones de esa manera, mi morbosidad cada día era más y más grande pues esperaba verlas de nuevo juntas, era imposible su hermana ya no vivía en la ciudad, se fue a Portugal a estudiar. Mientras la vida seguía, platicaba más con Esther de diversas cosas,

-nunca mencioné que las descubrí teniendo relaciones-, cada día me gustaba mucho Esther y me abría más con ella, la invitaba a salir y aceptaba, íbamos al cine, a tomar café, compartíamos muchos intereses hasta que un buen día en el pasillo del edifico sentados ambos, platicando, fumando un cigarro y bebiendo no sé que madre pero esa un té muy rico por cierto, en eso las cosas se tornaron mas románticas, me dio un abrazo algo que me pareció tierno de su parte, yo rodee su espalda con mi brazo no despegaba su cabeza de mi pecho y podía ella sentir los latidos de mi corazón, eran por ella.

Luego, lo inevitable, nos besamos, un beso profundo que aun lo saboreó, sus labios moviéndose con los míos, sus dientes buscando morderme los labios, su lengua húmeda, tibia era rico, después de ese beso nos miramos y nos regalamos una sonrisa. Empezaba a hacer frió y entramos a mi casa, nos costamos en la cama para seguirnos besando:

" Sabes Esther… me cuesta trabajo decirlo, tengo miedo, más miedo que a la muerte misma, no quiero morir sin haber sentido y tampoco morir por está sensación que me provocas " mientras lo decía mis ojos se cristalizaban y mi boca se secaba.

" eres para mi alguien a quién yo le quiero compartir un pedazo de mi vida. "

Ella contestó:

" eres alguien que se metió sin pedir permiso a mi corazón, alguien que me hace sentirme segura, me haces sentir algo que yo también temo decir. "

En ese momento nos besamos otra vez, tocamos nuestras lenguas con nuestras bocas unidas por el simple deseo de un sentimiento que no sabes de que lado está, me abrazaba fuertemente, tocaba mi espalda con sus manitas delicadas, frías, sus delgados dedos se metían por mi pelo, su cuerpo transmitía un calor especial, acariciaba su carita hermosa, un carita de muñequita, tan frágil, tan dócil, nos ahogábamos por la falta de aire, no nos importaba tener la cara roja, importaba sentir la suavidad de nuestros besos….

" no sé que decirte… me haces sentir cosas maravillosas cuando estoy contigo, estoy enamorada de ti ." Dijo ella. Un silencio. Se levantó y se sentó en la cama:

" ¡que idiota soy !" Dijo mientras se tapaba la cara.

" no, no digas eso " me levante de la cama y la abracé, le besé su mejilla. Ambos estábamos en la orilla de la cama. Luego le ofrecí un masaje a sus hombros y ella se relajaba y ponía su espalda a mi pecho, sus manos acariciaban mi cuello cuando le daba un beso al suyo. Se voltea y fijando su mirada a mis ojos dijo:

" no juegues conmigo, por favor no lo hagas " su voz se hacía chiquita cuado me lo decía, como un pucherito, un intento de llanto, un suplicio.

Aquello me saco de onda, tartamudeando dije:

" no… Esther… comprende mis palabras "

" tonto ya entendí " dijo ella como conmovida.

Nos besamos.

" ¿quieres ser mi novia? "

" No hay necesidad de esa pregunta, tu sabes la respuesta. "

En cuanto dijo eso, una alegría más allá de la simple definición invadió mi ser. Seguíamos sellando nuestra reciente unión con el beso más largo que me han dado y eh dado en mi vida. Era tierno, insondable, genuino. Un momento después ella estaba acostada en mi cama, abrazándonos, estaba ella acurrucada, se sentía segura con mi presencia y yo acariciaba su carita; sus manitas servían de una almohada extra por lo que era cubierta con mi manta.

" Buenas noches amor " le dije a mi precioso ángel.

A la mañana siguiente se despertó y se despidió de mi, ella tenía clases ese día y se le había hecho tarde, en la noche la volví a ver en el balcón, le pedí que viniese a mi departamento, ella no podía porque tenia tarea que hacer, me hice el comprensivo y le deje hacer sus deberes le di otro beso y me metí a mi departamento me puse a ver tele, estaba muy aburrido y fui descartando la idea de estar con ella otra vez, miraba tumbado en mi sillón algunos videos musicales, cuando de pronto escuché que alguien tocaba la puerta de mi balcón, me levanté y vi que era ella le abrí y se paso inmediatamente colgándose a mi cuello.

" te extrañe mucho. "

" yo también " le dije. Estaba contento porque no esperaba a que se brincara de balcón a balcón

" quiero volver a despertar contigo ". Me besa.

Entonces ella empieza a recorrer mi cara con su pequeñita mano, su dulce mirada con esos ojos preciosos que tiene, las mías la tomaban de sus caderas y empezaban a bajar a sus pequeñas pero deliciosas nalguitas… las apretaba, se la masajeaba, le provocaba más que un simple suspiro, nos metimos a la casa, cerré la puerta y nos fuimos al sillón ella se sentó sobre mi, se quitaba su sweater púrpura y mostraba una blusita verde que marcaban a sus pechitos. Mis manos presurosas querían sentirlos por primera vez, eran tan suaves, metí mi mano bajo esa blusa y acaricie sobre le sujetador esas glorias mientras me besaba, metió sus manos bajo mi camisa buscando acariciar mi pecho, tengo que confesar abiertamente que me provoca tanta sensibilidad que unas manos tan lindas como las de Esther que eran frías y suaves endureció rápido mis pezones, yo buscaba quitarle su sostén luego me desabrochó el pantalón, metió su mano y comenzó a acariciar mi pene sobre el boxer, yo desabrochaba el suyo, la tome de la cintura, la puse contra el sillón mientras la tele encendida era mi fiel testigo, le baje sus pantaloncitos hasta dejarla en braguitas, luego me quite la camisa y el pantalón, nos quedamos así y largo rato mientras nuestras manos recorrían los cuerpos semidesnudos que aprovechaban para tocar todo lo que se pudiera luego metí la mano en sus braguitas sentí una ligera humedad y sus suspiros eran gemidos lentos e iban aumentando con forme las caricias eran más candentes, mi mano se untaba en su rayita, sentía esa humedad femenina que excita tanto, sentí su clítoris endurecido, mis dedos querían apachurrarlo, jugar con eso… ella tomaba mi pene que iba creciendo en su mano conforme a sus caricias, lo jalaba despacito e iba aumentando el ritmo cuando yo hacía más intensa su masturbación, movía lentamente mis caderas para sentirlo mejor, me quite los calzoncillos, me puse frente a ella con mi pene a medio crecer y ella lo contemplaba, sus ojos me decían que tenia un antojo voraz de mi… yo verla frente a mi con braguitas abajo y sus piernitas medio abiertas, era la invitación para follarmela con esa intensidad con la que su hermana lo hacía

Tome sus piernas y las colgué en mis hombros, le quite las bragas y las avente lejos abrí sus piernas metí mi cabeza saque mi lengua y empecé a saborear su sexo, sus labios vaginales eran carnositos una rayita chiquita no tenia mucho vello púbico y eso me excitaba más, mi lengua empezó a recorrerla, sentía como se estremecía y trataba de apretar las piernas mi cabeza se lo impedía, mis dedos abrían sus labios para que tocase a fondo, sentir su carnita fresca, rojita… me comía su clítoris con mucho afán no podía desprenderme de ese maravilloso pedazo femenino, ella tomaba mi cabeza y la acariciaba luego emergí de entre sus piernas para besarla cuando ella cambió los papeles, ahora a mi me devolvía el favor de hacerle el oral.

Agarro mi pene, lo mete en su boquita húmeda y tibia su lengua estaba medio rasposita, sus dientes rozándome el pene hacían más placentero el momento a la vez que su mano parecía que quería arrancármelo y llevárselo, lo chupaba con mucha devoción, la puntita de su lengua hacía mella con la de mi pene, cuando lo sacaba de su boca me miraba muy pícara y de la misma manera me sonreía, lo jalaba, lo besaba, lo jalaba y lo mamaba, lo jalaba y me miraba.

Se levanto y se puso encima de mi puso sus brazos alrededor mío y me jalo hacía ella, me besaba mientras que yo buscaba la manera de acomodármela para poder penetrarla, ella con sus caderitas iba dirigiéndose me miraba a los ojos, era una mirada que me cautivaba de diversas formas, ella se iba sentando despacito, iba haciendo gemiditos y pequeños espasmos cuando me empezaba a sentir.

" despacito por favor " suplicaba con una voz delgada.

Empezamos a movernos lentamente porque al principio no podía seguir o mantener un ritmo con ella estaba sentada sobre mi como si yo fuera su silla, yo la jalaba y la impulsaba con mis manos en sus caderas, se movía rápido, gimiendo cada vez más y me hacía recordar aquel episodio cuando la vi follando con su hermana, nos besábamos, sentía como su vaginita apretaba mi pene, me decía que quería más que no parase nunca, me jalaba del cabello, me mordía los labios, su intensidad subía, me cabalgaba con más fuerza, sus manos se posaron en mi pecho me empujaba con mucha fuerza y sus dedos empezaron a encajarse, sentía el dolor, trataba de quitármela de encima porque lo hacia con mucha fuerza, pero me di cuenta que entre más los encajaba mayor eran sus movimientos y entre más me doliera mayor placer sentía ella y que con eso lograría que me excitaría más… y así fue.

" ¡encájalos más, vamos! " mi voz se endurecía.

" Si, así, vamos así me gusta "

Se perdía en sus palabras placenteras y sus movimientos sensuales que me provocaban las mismas emociones, cambiamos de pose ahora yo estaba encima de ella, con las piernas colgando y yo embistiéndola una y otra vez en el viejo mete-saca, sus manos estaba en mi espalda, sus dedos encajándose en mi piel, era una sensación extraordinaria, pellizcaba mi piel y entre más pellizco yo recibía mayor era la embestida, más dura y recia, ella gozaba, sus ojos estaban desorbitados, sus pupilas desaparecían y sus gemidos se transformaron en música para mis oídos, tomaba mis nalgas y me las apretaba, ella con sus piernas me empujaba e impedía que saliera de ella estábamos sudando mucho, nuestros cuerpos estaban húmedos, mi pene tenía una dureza que nunca había sentido con otra mujer, me desesperaba no poder tomar la situación, así que en un arranque, me libre de ella, la volteo, la pongo de perrito y la embisto otra vez por su vaginita rica, ella apoyaba sus manitas y sus bracitos en el sillón, levante su culito para poder acomodármela mejor, su vaginita imploraba descanso, no lo iba a permitir, me tocaba dominarla y hacerla gozar.

por mi culo, anda, dame !"

sigue mi amor…aaaaah, aaaaah, aaaaah !

Lo saque de su interior. Ella estaba con la cara en el sillón, levantando solo su culo, mi pene estaba ya tan mojada que creo que lubricarle el ano estaría de más, lo tome sin pensármela dos veces y empuje con fuerza, sus manos apretaban y jalaban mi sillón trataba de aguantarse las ganas de gemir peor no puedo, se le escapo un alarido me puse sobre ella moviendo frenéticamente mis caderas empujándosela adentro y siendo expulsado por al presión que ejercía su anito para tratar de sacarme era yo implacable; una sensación que emanaba de mi me indicaba solo una cosa.

" ¡aaaaah, aaaaauuucchh mmmmmjjhhh siiiiiiii aaaaah, no pareeeessss ay que rico, ay que ricoo…! "

" Estás a punto… estás a punt… hagámoslo juntos . te siento… te… te … te siento palpitar… que ricoooo… que rico se siente, que rica la tieness aaaaah, damela toda

"

En su anito palpitaba como su fuera un corazón, ya no podía más, sentía que mi pene iba a reventarse en cualquier momento y que quedaría hecho pedazos. Esa sensación de eyacular en el ano de una mujer es formidable, esos segundos de orgasmos en común, escuchar como gime cuando ha llegado al orgasmo, sentía por la presión como disparaba mi pene dentro de ella, como se hacía adelante por esos disparos y mis últimas embestidas, luego me percate que ella derramaba mi leche y sus juguitos… le escurrían por las piernas, sus dedos estaban empapados porque se acarició el clítoris, ella seguía en la misma posición solamente su culo paradito para mi solo, su rostro de felicidad lo decía todo, había gozado, yo también, pero sentía que algo me hizo falta.

Estábamos acostados en el sillón, abrazados, el lugar estaba totalmente desordenado, ella estaba con una pierna sobre las mías, me abrazaba como si me fuera a ir.

" ¿te gusto mi amor?" dijo con una voz delgadita.

" si... "dije algo serio.

" ¿Sí qué ?

" si me gusto, pero "

" ¿pero qué?... "

" bueno… es que creo que pude haber dado más "

" No te preocupes, la próxima vez me harás gozar mejor, yo sé como "

Me dio un beso en la mejilla y dormimos de nueva cuenta juntos.

Estando aquí contigo.

Cada día que pasa me voy enamorando más de Esther, la relación se va fortaleciendo y un ingrediente es hacer el amor con pasión Un día le pedí que por favor cumpliese una fantasía que tenia desde que yo recuerdo haber empezado una vida sexual activa, estábamos en su cuarto acostados, nos abrazábamos y mirábamos la lluvia caer, cuando paso por mi mente.

" tengo algo en mente "

" ¿qué es? " dijo ella.

" una fantasía " mi voz se entre cortó.

Hubo un silencio.

" estoy esperando a que me digas tu fantasía. "

" amm ok… pues… no mejor no ".

" ya dime ." dijo con voz seria.

" pues mira… no sé… es que me gustaría que te vistieras de colegiala. "

Otro silencio. ¿Se enojo? Comienza a reírse.

" ¿Por qué todos los hombres piden lo mismo, vístete de eso, de policía, de hada, de monja, sean originales? " se vuelve a reír.

" ¿ya lo has hecho antes? " Dije serio.

" no, de vestirme de colegiala no, pero me han pedido que me vista de eso, pero por ti haría lo que fuera mi amor " me abrazo y me dio un beso en la mejilla, luego paso su mano sobre mi cara, me acaricio mis labios y nos quedamos dormidos.

Al siguiente mes se venía mi cumpleaños, y otro mes más con ella, hasta ahora todo va bien, con respecto a lo de hace un mes no he recibido respuesta, a la mejor ya se le olvido… ni modo volveré a insistir otra más y si de plano ya no quiere no la obligare.

Llegaba de la facultad y sacaba mis llaves de mi departamento, estaba lloviendo era el periodo de lluvias más largo que yo halla visto antes, de pronto vi una carta atorada en el orificio de la puerta, la abrí y era una de Esther quién me felicitaba por mi cumpleaños y que lamentablemente hoy no iba a estar porque tenía mucha tarea que hacer

Abrí mi puerta y lo primero que veo es una alfombra de pétalos de rosas, ni un hueco había en el piso, velas por todos lados y mi departamento oscuro por unas telas gruesas de color carmesí, caminé sobre la alfombra me daba sentimiento de culpa por tratar de no estropear semejante obra de amor hecho por Esther para mi. Camine hasta llegar al sillón dónde siempre hacemos el amor, deje mi mochila, había unos libros, eran de ella, había dentro de los libros unas polaroid, era ella haciendo un strip tease… wow la última foto de ella desnuda… tratándose de tapar sus cositas… de pronto de mi cuarto se escuchaba música, era una canción de Pink Floyd que a ella y a mi nos gustaba (no la voy a decir para no quemarla) me dirigí a mi cuarto, la puerta estaba media cerrada, la abrí y era la parte más oscura del lugar… solo velas… y más pétalos de rosas, en medio del cuarto la cama, y si…adivinaron Esther en medio de la cama, sentada vestida de colegiala, tenia puesta una blusa de manga corta blanca y de botones, un chaleco azul marino, una falda de color azul con vivos en rojo y blanco, sus calcetitas blancas hasta la rodilla, se veía estupenda, peinado de coletas.

" Hola " Dijo con voz sensual.

No supe que decir.

" ¿por qué no te acercas? " seguía con esa dulce voz, delgadita, sensual.

Camine hacía ella estaba muy ansioso.

" que guapo te vez hoy mi amor. "

" tu te vez hermosa "

" mmm no sé, ¿seguro que me veo linda amor? " se mordía su labio inferior, cruzaba sus piernas y sus brazos se apoyaban en la cama.

" claro que si mi amor " me acerque mucho… mi mano quería tocar su pierna y ella se hacía la difícil. Y e recorría en la cama. Me lanzaba provocativas miradas inocentes.

" desabróchame el cinturón ". Le dije tomando su carita.

" pero eso es malo " su voz se transformo en ese momento, mi respiración se elevaba. Quería ser lo mas vulgar con ella, sus miraditas y el constante movimiento de sus piernas me excitaba… ella me estaba quitando el pantalón y yo acariciaba su cabeza

" no quiero que te enojes conmigo, pero ".

" ¿pero qué? " Dije serio.

" soy una nenita apenas "

" ¿qué quieres decir con eso? " pregunte serio mientras cruzaba los brazos y fruncía el seño.

" soy virgencita ". Su mirada era la de una niña que hizo algo mal y está a punto de recibir su castigo. Cuando lo dijo, mis ojos se desorbitaron y en ese instante solo quería abrirla de piernas y follarla como bestia.

" no me importa, pero me vas a obedecer y harás todo lo que te pida "

" si mi amor " agachaba la cabeza. Seguía con su vocecilla tierna, dulce, suave… de una colegialita.

A Esther le gustaba mucho que la dominaran y luego ella dominar, (recordé lo de las esposas con su hermana). se puso de rodillas y tomo con su manita fría mi pene. Se lo llevó a su boca y lo empezó a mamar muy rico, no perdía detalle de sus ojos que estaban fijos a los míos y estos eran expresivos.

Se levanto y tomo de su mochila un frasco que contenía mermelada, abrió el frasco y metió una cuchara, saco una buena porción y la unto en mi pene que inmediatamente sentía la frialdad de la mermelada, ella es muy minuciosa en sus detalles es perfeccionista y no descuidaba ningún detalle, cubrió todo mi pene con la mermelada y luego con la puntita empezó a tocarme, muy suave, muy despacito jugaba con la puntita de su lengua que se saboreaba el momento, lo fue metiendo poco a poco en su boca, se estaba embarrando alrededor de su boquita, yo con mis dedos trataba de recoger lo que tiraba accidentalmente.

Su boca ya cubría todo mi pene embarrado su cabeza se hacía para atrás y para adelante en una forma muy lenta y repetida; me estaba haciendo gozar mas que otras veces me perdí entre sus ricas mamaditas, suspiraba ella y lo gozaba, sentía mi pene endurecerse en su boca y lo chupaba con más fuerza cada vez, yo me sentía muy excitado cuando sus dedos empezaron a acariciar mis testículos, su oral era monumental, tome su cabecita la cual acaricie y movía empezando a acoplarla a mi ritmo de mis caderas que se sentían provocadas por su deliciosa boca.

Sus mamadas eran tremendas, perdía noción de todo a mi alrededor, de pronto ella surge del piso y me tira a la cama con mucha fuerza, empieza a bailarme sensualmente sacándose la ropa lentamente, primero se quita el chalequito, después me hacía guiños haciendo una muequita, se desabotonaba la blusita botón por botón, juega un poco con ella a que se la quitaba, termina dejándose la puesta y se sube a la cama como si fuese una linda gatita, se acerca a mi rostro y empieza a besarme, sus brazos se posan sobre mis hombros y acaricia mi espalda, ella decide sentarse sobre mi regazo yo la tomo por la cintura, seguíamos besándonos, acariciaba sus pechos sobre su sostén blanco, los masajeaba y apretaba con delicadeza; conforme iban avanzando las caricias y los besos más intensos eran los masajes que le daba a sus preciosas piernas que mis manos querían meterse por debajo de sus faldas. de pronto me encontraba desnudo en la cama siendo acariciado por sus suaves mano en mis pechos, yo le quitaba la blusita, la faldita, acariciaba sus muslos pegábamos pecho con pecho, apretaba sus senos y sentía la dureza de sus pezones, Esther empezaba a restregarse contra mi de una manera bastante acelerada, puse en mi boca sus pechos para poder comerlos, los chupaba con mucha devoción, como un nenito hambriento, ella suspirada y gemía constantemente, llegue a pensar que ella estaba llegando al orgasmo antes de tiempo y sin mi, metí la mano bajo sus bragas blancas y ella estaba destilando sexo de lo excitada que estaba, suspiraba en mi oído, sus jadeos se intensificaban cuando pasaba y repasaba mis dedos en su linda rayita, su clítoris estaba muy tieso como una piedra luego metí mis dedos a su vagina, esta me recibió con mucha alegría, como si fuera un apretón de manos mis dedos estaban inertes dentro de ella, Esther se movía como si recibiese un pene de verdad.

" Quiero sentirte dentro mió " dijo muy excitada.

" se rudo, se fuerte, follame fortísimo, no tengas piedad. "

Se acostó y abrió sus piernas, permitiéndome una libre entrada a ella, tome mi pene para poderlo introducir lentamente, al poner la cabeza de mi pene ella suspiro, conforme lo iba introduciendo ella me tomaba con fuerza de la espalda pensado ella que se rompería, sus uñas se enterraban en mi espalda, ella mordía un pezón mió lo jalaba con sus dientes, me movía lentamente, mis manos se apoyaban en la cama que se estaba deshaciendo yo la impulsaba con la fuerza de mi pelvis, ella puso sus piernas detrás de mis caderas y me empujaba para que no saliese nunca, acariciaba ahora mi espalda y eso me motivaba a que siguiera penetrándola con fuerza, escuchar sus gemidos hacia endurecerme más con ella, la tome de la cintura y la levante de la cama dejando sus nalguitas al aire, la cargue hasta la pared y ella asombrada abría los ojos y sonreía por lo que había hecho, me continuaba besando y volví a penetrarla ella muy erguida no se si por el frió de la pared o por estarme gozando mucho, mis embestidas eran cada vez más fuertes, tomaba mi pelo y lo jalaba con fuerza, luego la baje y la puse de espaldas, la incline con las piernas medio abiertas y sus manos apoyándose en la cama, ella se quejaba se sentía incomoda pero yo no podía dejar de metérsela, se sentía muy bien, luego nos arrodillamos y yo sin salir de ella seguía mis movimientos pélvicos, ella se incorporo, paso sus brazos por mi cabeza, ella se sentaba, daba brinquitos sobre mi pene realmente lo estaba gozando, me acariciaba la nuca y me besaba mientras ponía mis dedos en sus pezones, los pellizcaba, los jalaba, masajeaba sus senos, que suaves senos.

" aaah ssiiii mi amor… ah ah ah ah…. No pares nunca "

La voltee y la acosté en la cama, sostenía sus piernas con ambas manos mientras de un golpe introduje mi pene moviéndome en repetidas ocasiones muy duro, rápido, sin piedad como ella quería

" más fuerte amor… cogéme, cogéme mucho… ay que rico aaahyyyaaa me duele… mmm "

" mmm si mi amor… que rica estás, que rico te mueves… mmm aaah siii " me pedía en el placer de mis palabras y el coito que sosteníamos.

" ay… ahh mmm no… nooo… ammm "

" ¿no qué ?

" sácalo, me duele…. Aaay ajjmmmm " apretaba los ojos pero nunca dejaba de mover.

Ella giro su cintura permitiendo que así la penetrase y le tocase su pecho blanco, suave y sus pezones rosaditos, duritos y con una aureola pequeña, que mis dedos disfrutaban enroscándolos, jalándolos, acerco mi boca a sus pechos y empiezo a chuparlos.

Mis dientes se atoran con sus pezoncitos mientras la penetro y mis testículos golpean constantemente sus labios vaginales que ya estaban cubiertos de nuestros fluidos, sus muslos ya estaban sucios de nosotros y aun así yo quería seguirla amando.

Me exigía más y más no quería que terminase, me decía cosas al oído que me impulsaban a que no me detuviera ni aun que el mundo estuviese llegando al juicio final, luego ella se levanto de mi, la mire, ella se dio la vuelta y se volvió a sentar, dejo su regazo sobre el mió y puso su espalda en la cama, la jalaba a mi, ella tomo luego la iniciativa y solita se impulsaba mientras yo acariciaba sus senos, su clítoris, todo ella.

Tome sus piernas, las abrí, las coloque en su pecho y empujándola con fuerza la penetraba ya no me importaba tener cuidado, me estaba dando cuenta cada día que entre más rudo fuese mayor era su placer y el mió, acariciaba mis brazos se sostenía en ellos por las constantes embestidotas que le daba, pasaba sus manos sobre mis tatuajes, los miraba. Mis brazos estaban contra la cama a su costado, estaba un poco erguido para sentirla mejor, podía ver sus senos moverse en ella, pude ver su expresión de placar y complacencia, sus ojos estaban cerrados sintiendo mi entrega total

" Que niñote " me decía.

Sigue, aaah siii ammm mhjmmm mmm oooh que ricoooooo !"

" mmm mi amor… que rico… ahh que apretadita estás Esther… mmm ooooh siiii "

si mi amor eres único, el mejor, nadie como tu me ha hecho el amor… sigue, sigue ah… siiii! "

De pronto comencé a sentir como se contraían sus músculos vaginales, ella se levanto y me tomo del cuello pegando mi cara a su pecho… mamaba sus senos, me perdía en su piel, cambio de posición y se puso en mi regazo dando sentones más rápidos y mas fuertes, sentía que iba a partir mi pene en dos.

" ya viene, lo puedo sentir, si… por favor sigue. " Empezaba a dar alaridos.

" más rápido amor, sigue ah si… que rico "

" mmmm sissssiii Estheeer…. Awwwmmm que deliciia "

Yo estaba muy cansado, sentía que no iba a poder más, ella se iba a venir y yo con mi falo duro sentía que no podía eyacular, de pronto un beso en mi oreja provoco el mayor éxtasis que haya sentido con ella o con cualquier otra mujer… metió su lengua a mi oreja y jugueteo dentro de mi lóbulo dejando escurrir un poco de saliva algo que hizo que doblase mi espalda y empujase con furia mi pelvis y sin sacar mi falo de su ser cambiamos de posición, ahora ella estaba sobre mi, no podíamos, comencé a estallar al ritmo de su movimiento, ella se hacía de adelante hacía atrás, luego daba saltitos, y luego en círculos, me tenia contra la cama y ella seguía montándose como si yo quiera corcel salvaje, tenía sus manos contra mi pecho apretándome y por poco me quedaba sin aire. Perdí noción de lo que paso en esos momentos porque ya me estaba corriendo dentro de ella, solo recuerdo sentir que daba un grito de placer unísono al de ella y que algo cubría mi pene y se escurría entre el poco espacio que había entre mi pene y su vaginita.

Cuando desperté ella seguía ahí conmigo, abrazándome, era una lindura verla, acariciaba mi rostro y yo el de ella, nos besamos.

" te quiero "… dijo con voz suave.

" yo también. "

" ¿te gusto mi regalo de cumpleaños mi amor? " Pregunto ella.

" si mi amor, es lo mejor que me han regalado " nos besamos.

Sin importar la hora volvimos a hacer el amor otra vez, descansábamos y volvíamos a hacerlo, nos amanecimos de nuevo juntos y abrazados, la última recuerdo haber terminado en ella en su carita, ella después se levanto y tomo una ducha, se puso su ropita de dormir y nos acostamos para descansar todo el día siguiente, lo bueno que fue en fin de semana sino, no hubiese aprovechado mi regalo de cumpleaños.

De vacaciones.

Esther y yo planeábamos nuestras vacaciones, lo veníamos pensando desde hace meses queremos un lugar tranquilo, bello y a la vez que nos permita intimar tranquilamente sin ser interrumpidos, ella quería una playa a la que fue de niña y que se enamoró de ese lugar pues era playa virgen y le trae hermosos recuerdos como el hecho de ver un atardecer con su hermana quién ahora vive lejos de ella, un cumpleaños celebrado, su primer beso etc. qué para muchos tener esa clase de recuerdos preciosos marcan nuestra vida y seguramente ella quería compartir y atesorar otro recuerdo hermoso conmigo.

Teníamos suficiente dinero para poder estar unos días de vacaciones, ya estaba todo decidido, pero me cruzó por la mente el hecho de que como han pasado muchos años quizás ya no sea tan virgen esa playa y ahora sea un centro turístico importante, revisamos mapas, consultamos agencias de viajes y nadie conocía muy bien ese lugar, sentimos tranquilidad en ese momento y emprendimos el viaje a esa playa tan paradisíaca que ella describía. Fue un viaje de más de diez horas, estuve manejando y quedé agotado, la playa se llamaba San Pascual del Río, ella lo llamaba cariñosamente San Pascualito.

Según Esther la arena una muy clara no como las de las playas típicas que está muy maltratada, hay poca gente a la que va que por lo general es gente que se dedica y vive de la pesca, el mar era completamente azul, un azul precioso que se podía comparar al del mediterráneo, había muchas palmeras que medio ocultaban la preciosidad de la playa a la gente que pasaba por la carretera y una formación rocosa ayudaba un poco más a la causa, me decía que para entrar había que pasar por un pequeño camino de terracería y se vería un letrero con el nombre de la playa pero sin indicar el rumbo, ni cuanto faltaba, éste se encontraba inscrito sobre las piedras.

La descripción coincidía con lo dicho por Esther y por la mamá de ella quién nos orientó un poco más, al ver el letrero me sentí aliviado porque ya no soportaba lo entumido de mis piernas por tanto manejar, ella dormía en mi hombro, le empecé a tocar su piernita para despertarla, llevaba una faldita blanca, unas sandalias del mismo color y una blusa azul, la acariciaba desde su muslito hasta su entre pierna, la acariciaba despacito para no perder el control del volante, ella se despertó dándome un beso en la mejilla y metiendo la mano en mi pantalón apretando mi pene, luego me bajo el zipper, mete su manita y toca mi pene, lo soba, lo acaricia, que rico se siente.

Ella se inclino, lo tomaba con sus manitas, lo puso en su boca, lo metió todo en un solo bocado, solo podía ver los movimientos de su cabeza de arriba abajo, trataba de no distraerme mucho pero su lengua deliciosa era imposible de ignorar, lo chupaba de ladito, sentía como la saliva recorría todo mi pene, le daba pequeños mordisquitos con sus dientes, con los dedos tomaba piel de mi pene lo pellizcaba suavemente en ocasiones lo estiraba y soltaba aquello me causaba una sensación rica que nunca había sentido, luego con su mano desocupada masajeaba mis testículos.

La terracería era amplía podían pasar automóviles sin estorbarse en ambos sentidos casualmente cuando más gozaba justo a mi lado pasaba una carreta tirada por unas mulitas, sobre la carreta estaba una señora con su esposo ambos eran adultos mayores. Yo miraba de reojo la carreta por si les daba por voltear a vernos porque nos estaban rebasando la señora venía de su lado derecho y nos estaba observando, ya cuando topamos pude apreciar la cara de asombro mientras se santiguaba y le decía a su esposo lo que ella veía jalándole la camisa, no recuerdo si el señor volteo también

Los señores siguieron su curso y la mamada también, solo sentía la mano de mi hermosa Esther, de pronto tuve que detenerme a un lado de la carretera porque no podía contenerme más, ella emerge con una sonrisa en su cara y con sus labios llenos de mi semen, se los apretaba llena de gozo, me miraba con esa picardía que me encantaba.

Me acomodé el pantalón y seguimos con rumbo a nuestras vacaciones pero había algo que me llamaba poderosamente la atención, podía sentir brisa e incluso podía ver arena de mar en el camino pero no la playa en si.

" ¿falta mucho? ". Pregunte.

" no, ya estamos cerca ". Dijo Esther desconociendo el sitio.

Y tenía motivos para estar preocupada, resulta que nos adentramos a la playa y vimos muchas palmeras tiradas, basura, piedras por doquier, pequeños puestos de comida y de regalos desbaratados aparentemente en una tormenta el lugar era una desolación completa que abrumaba y hacía recordar una tragedia peor, un señor que cargaba una red, vestía con una bermuda café sucia, una guayabera blanca y un gorro de palma que tenía un listón con la leyenda "fiestas Patronales de San Pascual del Río" salía del mar con las manos vacías, parece que no le fue bien en su jornada, nos observa que nos acercamos, su mirada parece desconsolada.

Nos bajamos del carro y me dirigí al señor mientras que Esther iba caminando en dirección a una formación de rocas en dónde también había una lancha destrozada sobre las piedras.

" Buenas " Dijo el señor con el típico acento costeño de la zona.

" Buenas tarde, cuanto hace falta para llegar a San Pascual del Río "

" Aquí es Güerito " Dijo el señor.

Cuando dijo eso volteé a ambas dirección con una incredulidad tremenda. Sin poder hablar o preguntar algo recibí respuestas.

" uy joven, si usté hubiera venido hace una semana todavía lo encontraría hermoso, ya no queda nada, hace 3 días paso el huracán y arrazo con todo, es más hasta las lanchas… ire ". Su dedo señaló en la misma dirección que estaba mi novia,

Continúo contándome todo acerca de lo sucedido

" ya no hay nada por horita, nomás me vine a pescar pa darle de comer a mi familia, pero ni pa eso hay, era retebonita la playa, pero… pos ya ve, eda jeje ". El señor me lo contaba con una tristeza notable.

" orale, gracias " Concluí.

Cuando el señor se retiró busque a Esther, la mire que estaba sentada en una de las rocas con sus brazos cruzados esperando alguna explicación posible por lo sucedido, me acerque a ella mientras observaba que tenía muchas ganas de soltarse a llorar, no supe que hacer en ese momento, si dejarla sola, acompañarla y darle un abrazo o decir exactamente lo que ella quería escuchar.

De regreso en la carretera, era de noche, ella estaba con su mirada cabizbaja, sus brazos cruzados, su tristeza me afectaba porque era un sitio especial para ella, la miraba de reojo y soltaba una que otra lágrima, la abrazaba pero luego ella se soltaba. Pasábamos por un sitio de vacacionistas y gente que de dedica a la práctica de deportes al aire libre, está ubicado en el municipio de El Bernal, es un bosque común mirador que da a una barranca y hasta el fondo de la misma hay un río rápido, sí que ya podrán imaginar porque es muy concurrido el lugar. Esa vez era temporada baja pues la gente me imagino que prefiere otros lados que un bosque

Doble hacía el lugar y Esther me miró de mala manera, ¿quién no lo haría si se frustra sus vacaciones en el mar y que aparte termina en un bosque cuando estás más primaveral.

Salimos del auto, rentamos una cabañita, estando adentro era un silencio sepulcral, ella sacó de su maleta un pantalón de dama deportivo por si las dudas y tomó una chamarra que traía, se acostó e inmediatamente se durmió, yo me acosté y mire el televisor, uso minutos más tarde me dormí.

La noche era un poco fría, tuve que usar hasta una toalla del baño para poder soportar la ausencia de calor, mientras dormía tuve un sueño; Esther era la protagonista de ese letargo que comenzaba como cualquier cosa, nada sucedía. Había un baño como el de una casa grande que estaba adornador de azulejos blancos y el piso era de mármol así como la tina y por doquier había cosas de porcelana y oro que eran propios de una mujer adinerada.

Frente aun espejo grande de estilo francés estaba Esther que se lavaba las manos sin dejarse de mirar su reflejo un solo instante, había una especie de neblina que la rodeaba parecía estar hablando con alguien pues cambio su mirada hacía un extremo del espejo. Una figura femenina emergía del piso, era su mejor amiga que se llama Mariana, ya había escuchado hablar de ella porque se conocen desde hace años. Mariana fumaba un cigarrillo delgado y largo. Ella es un poco más alta que Esther pero no más alta que yo, era delgada, su pelo y ojos eran negros, tenía poco pecho, unos labios medianos rojizos y delgados pero la compensaba un tremendo culo que hacía voltear y babear a quién lo viera.

Esther vestía ropa blanca que transparentaba un poco su hermoso cuerpo, su amiga vestía de una manera similar, ambas estaban descalzas y se sonreían mucho, el ambiente estaba iluminado por la claridad de los rayos del sol que pasaban por una ventana que estaba justo después de la tina, más aparte el hecho de que todo era blanco hacía que todo se mirase de una forma distinta; entre ellas eran unas miradas cautivadoras que ponían en instantes nervioso hasta al mas seductor de los hombres. Mariana tomaba las manos de mi novia y las secaba, el cigarrillo fue puesto en el lavamanos lejos del agua o para evitar quemarse. Ella no dejaba de secarle sus manos, las miradas eran más intensas y provocativas, su amiga levantaba poco a poco su mano derecha poniéndola en la mejilla de Esther que la recibe cariñosamente y la mantiene entre la mejilla y su hombro, luego la otra mano de ella hace lo mismo pero provocando un acercamiento de labios, mientras eso pasa ambas cierran sus ojos y se dejan llevar por un beso delicado y sus labios comenzaban a acariciarse entre la humedad y la suavidad que aquellas bocas desprendían, luego se cruzaban lentamente para poder meter la lengua sutilmente, las manos de Mariana seguían acariciando el rostro de mi amada pasándose lentamente a su nuca para no dejarle ir.

Esther por su baja estatura tenía que levantarse en puntas pero era una gran ventaja pues quedaban a merced los pechos de su amiga, los palpaba con tanta suavidad y amabilidad, parecían que estos fuesen delicados antes sus manos pues en cuanto los quito de ella unos pezones erectos se presentaban y no podían aguantar más la opresión de la ropa femenina. Seguían besándose con tanta dulzura, ahora las lenguas eran las que se acariciaban unas a otras, solían separarse para que las puntas juguetearan un poco fuera de sus bocas, luego se volvían a juntar.

Ese beso iba aumentando la excitación de ambas mujeres mientras terminaban ese periodo de besos para pasar a las miradas picaronas, Esther tomaba desde abajo la blusa de mariana y la sacaba con toda facilidad, Esther luego hizo lo mismo, cuando tuvo la blusa fuera sus pechos fueron presa de las traviesas manos de su amiga que luego la volvería a embestir con otro beso. Mariana se va inclinando lentamente hasta la cintura de su afable cómplice, el pantalón era de una tela delgada que solamente se sujetaba con un listón blanco mate, este iba cayendo al suelo siendo aflojado por los dientes de ella, Esther acariciaba su pelo tan despacio que movía las más fibras sensibles de la cabeza mientras sentía como se deslizaba su prenda a través de sus firmes, suaves y blancos muslos y dejaba ver una hermosa tanguita blanca que dejaba poco a la imaginación, Mariana contemplaba la gloria femenina tomando con sus dedos esa prenda intima que iba descubriendo un pubis con pocos pelos perfectamente depilados para el deleite de quién lo posea.

Esther echaba para atrás su cabeza soltando un suspiro de gusto y cerrando sus ojos imaginándose lo que puede pasar cuando al mismo tiempo que Mariana introduce su lengua en las piernas abiertas que esperan ser saboreadas con devoción, mi novia se mordía los labios tratando de evitar que los gemidos se escaparan mientras que con su mano se limpia el sudor de su frente del nerviosismo que le está provocando ver a su amiga mover su cabeza lentamente hacia adentro y afuera, sintiendo una lengua que la roza despacio y lentamente de arriba hacía abajo complementados también con tiernos y suaves besos de piquito.

Mariana saboreaba el sexo de mi novia metiendo su dichosa lengua en sus entrañas humedecidas rápidamente y que esperan recibir con ansías algo más que una lengua roja, calida y mojada. Sus manos acariciaban sus muslos, sus nalgas, su cintura. Esther se separa un poco de la acción para acomodarse mejor en un sitio para que amabas se puedan disfrutar, se sienta en el borde de la tina mientras un cigarrillo olvidado se consume lentamente, Mariana se abre paso nuevamente entre las piernas de Esther quién gustosa las abre nuevamente. Sus labios eran apartados por dos dedos que perciben la humedad de una vagina palpitante de placer.

Mariana nuevamente hace sentir gemir a su amiga quién quiere negar esos gemidos con temor a ser escuchada, ella se esfuerza para que se escape esa música que solo Esther sabe hacer, la respiración aumentaba en las dos, necesitaban desahogarse, entre caricias, besos, lamidas y pequeñas mordidas Esther deja escapar un gemido que la dobla y hace entregarse en ese momento a los divinos placeres.

Se miran fijamente a los ojos, Mariana se levanta del piso y se dirige nuevamente a los labios, mi novia abría la llave de la tina sin importar cual temperatura fuese, si salía fría la tornarían tibia a la temperatura de dos cuerpos que desean amarse, si salía cliente, sería una caldera infernal para desatar una pasión.

Esther termina quitándose la parte de arriba de su ropa y auxilia a Mariana a hacer lo mismo, Esther Entra al agua guiando a su amiga; estando adentro ambas se dan otro profundo beso, Esther comienza a acariciarle los senos y ella recibía las mismas caricias, amabas manos parecían entenderse perfectamente, iban bajando al mismo tiempo al mismo lugar, iban a sentirse, tres dedos juguetones estaba abriéndose paso sintiendo la entrada de ambas, se detenían a jugar adentro previo a al introducción, sus piernas estaba entrelazadas, pezones rozándose, labios acariciándose, cuerpos húmedos que se entregaban a la misma pasión, sus cuerpos abandonaron al tierra para perderse en el infinito y los placeres y el lado que el amor suele ofrecer, los jadeos eran parte de esa elevación y ascensión a la divinidad que les esperaba, el orgasmo.

Los dedos estaba adentro, al ser introducidos produjeron en aquellas mujeres una sensación de fuerza que no lastimaba, más bien producía bellas sensaciones, Mariana se puso encima de Esther quién ponía su cabeza en una especie de descanso que integraba la tina, empezaron a empujar los dedos y los cuerpos, querían que el placer fuese aumentando, ayudados por los besos que se daban sus pezones parecían dos piedras que chocaban constantemente, se podía escuchar en aquella habitación las sensaciones, se percibían, las paredes eran amortiguadores de esas voces y el agua el complemento ideal.

" aaaah… aaaah… aaaah… mmm aaahhh siiii "

Se confundían las voces no hubo intercambios de palabras, bastaba con escucharse gemir al oído, no sabía cual gozaba más, era totalmente parejo, reciproco, una quería darle más placer a la otra como agradeciendo el momento, mientras eso pasaba en mis sueños en la realidad de una mañana húmeda sentía una mano masturbarme, no tenía pantalón puesto, mi pene estaba mojado como ensalivado, en cuento fui recobrando el conocimiento me di cuenta que era Esther quién había notado el tremendo falo que me produjo ese sueño, lo miraba con deseo y gusto, me sonreía.

" Buenos días " me dijo con su suave y dulce voz.

Tenía aun la toalla encima de mi, pude observar como lo hacía ella, movía rápidamente la mano de arriba abajo, me quite la toalla para poder observar a detalle.

" muy buenos " conteste.

Esther estaba arrodillada en la cama, lo jalaba ahora con ambas manos, dejaba escapar un poco de su deliciosa saliva para lubricarlo mejor, se podía escuchar esa mezcla de piel y fluido sobre mi, luego ella dejo de hacerlo, abrió un poco sus piernas moviéndose a mi dirección parta dejarme ver como se masturbaba ella, abría su coñito delicioso con ambas manos, lo mirábamos y yo metía un dedo, tratando de alcanzar el clítoris, Esther me lo acercaba, con dos dedos atrape esa bolita dura que tanto me gusta comer, jugaba con el y mis dedos se estaba bañando en fluido de mi novia quién volvió a masturbarme, mi falo no perdía la consistencia, es más lo sentía aun más duro que tras veces, nuestras miradas eran fijas en los ojos de cada quién mientras ella abría un poco la boca jadeando lentamente, escuchaba su respiración que era parecida a la de mis sueños. Cerré los ojos y trate de dibujar en mi mente otra vez la misma escena, tratando de inventarme como podría acabar aquella escena lésbica entre Esther y Mariana, no podía concentrarme porque de un momento a otro sentí el coño de mi amada en mi cara, estaba mojadito y muy antojable, el rostro de ella contemplaba mi pene y seguía tomándolo con sus manos y después introduciéndolo en su boca, su sexo estaba a mi merced, quería hacer lo mismo que había soñado momentos antes, abrí con mis dedos su sexo y como pude trate de meter mi lengua, me esforzaba mucho pero a su vez me lastimaba el cuello así que mejor era meter mis dedos y sentir como eran apretados.

Los metía y los sacaba con mucha insistencia, podía escuchar la voz de Esther estremecerse cada vez que lo hacía.

" aaaww que ricooo… mmm "

Abría sus nalgas y moje dos dedos, vi como estaba saltando ese pequeño hoyito en medio, fui metiendo mis dedos lentamente mientras Esther apretaba las nalgas tratando de impedirlo, su boca hacía delicias en mi órgano, su lengua lo rodeaba y disfrutaba de una punta colorada con ganas de volverla a penetrar duro. Me levante y la puse de perrito permitió ahora que la penetrase por el culo pero con algo más grueso y grande que mi dedo, se movía a mí beneplácito, la jalaba de sus caderas contra mí escuchando como nuestras pieles hacían contacto, ella se tocaba el clítoris, sus pechos iban de un lado a otro siguiendo el ritmo de nuestro precioso follar.

" si mi amor sigue " le pedía a ella

" ah si… que rico, mi niñote… no pares… ah si que rico "

Ya no pude contenerme más y la solté, me vine dentro de su culito, luego ella recorría mi cuerpo con sus manos.

" te amo ni niñote " me dijo

" y yo a ti preciosa ". Le di un beso.

En seguida Esther se levanto y se fue a darse una ducha bien merecida mientras yo la esperaba viendo televisión.

Nos vestimos para salir a conocer el lugar y ver que ofrece, parece ser que había olvidado lo del trago amargo del día anterior.

" Amor, quiero pedirte disculpas por como me vi anoche "

" Ammm es que sería normal en cualquier persona esa reacción que tuviste, no te preocupes ". La abracé.

Vimos unas cataratas en ese lugar, tenía una vista hermosa, y Esther parece que no ha quedado del todo satisfecha después de lo de la cabaña y este sitio se ve bastante sugerente, decidimos pasar nuestras vacaciones en El Bernal haciendo el amor casi todos los días que estuvimos allí, de regreso a la ciudad le hice la promesa e volver a San Pascual del Río el año entrante.