Tierra de nadie
Solo nos conocemos por la red y hemos fantaseado con este momento cientos de veces.
Ni tu terreno ni el mío, ni tus sabanas ni las mías, tierra de nadie…
Estar en la puerta del hotel con un cosquilleo en el estómago que interpretaría como ‘’tener hambre’’ en cualquier otra situación; o tal vez si que sea hambre, hambre de explorar.
Entrar y llegar a la recepción, preguntar por la habitación, la recepcionista me da la llave y me dice: su acompañante llegó hace un rato.
Solo oír eso ya me excito.
Subo al ascensor, se cierran las puertas y resoplo sobre mi pecho. Estoy sudada por el calor que me genero, húmeda pensando en que solo me queda cruzar una puerta…la que lleva a Tierra de Nadie, donde no hay ley ni moral, donde solo estaremos tu, yo y nuestro secreto.
La cruzo…Quiero saber!!
Cierro la puerta. Pensaba que me fijaría mas en los detalles; no lo hago. No sé si hay música o no, si hay ventanas o puertas, si es blanca o negra. El detalle que me importa en ese momento eres tú y no te veo.
Te lo habrás pensado? Te habrás marchado por la puerta de atrás?
Avanzo hasta el fondo del dormitorio y allí, a la derecha, una puerta y tras ella, un jacuzzi lleno de agua y espuma pero está vacío.
Te lo has pensado?
Y cuando las cosquillas del estomago por la curiosidad iban a comenzar a ser molestas, una corriente me atraviesa desde la nuca hasta las rodillas.
No te has ido, estás en mi espalda, estás cerca, muy cerca.
Y yo no necesito girarme para confirmar que eres tú, porque esa corriente que ha erizado cada poro de mi piel lleva tu nombre.
Respiras en mi oído y en cada golpe del aire que liberas oigo tu excitación y tu desnudez.
Habíamos esperado ese momento semanas, ambos lo habíamos imaginado y visualizados decenas de veces, pero no era igual.
Pasas las yemas de tus dedos por mi espalda y decides que en tierra de nadie no hay hueco para los limites; por lo que arrancas mi vestido desde atrás…y curiosamente, no lo haces como pensabas…lo haces despacio y disfrutando de cada crujir de la ropa, de cada parte de piel que descubres tras ella.
Sigues ahí, en mi espalda, no te veo; por lo que decido cerrar mis ojos para agudizar el resto de sentidos….el tacto, para sentir mejor como me recorres. El oído, para entender mejor lo que me pide tu respiración que se acelera y ralentiza casi simultáneamente. El gusto, para apreciar el sabor de mi saliva que me pide que nos rompamos la boca a besos.
Una vez desnuda y sin límites subes las manos a mis hombros y las bajas recorriendo mis brazos mientras aprietas contra mi espalda tu cuerpo, tan caliente, húmedo y excitado como el mio.
Y mientras puedo notar al final de mi columna lo dura de esa polla que ambiciono, me diriges sosteniendo con fuerza mis caderas al jacuzzi.
Entramos despacio e incluso algo sorprendidos ya que no preveíamos que en nuestro juego cupiese la palabra “despacio”.
Entre el calor del agua, el roce de la espuma, tu olor, el mío, nuestras ganas, nuestro tacto y ese “algo” …mi mano derecha decide hablar y busca ese bulto que está a punto de atravesarme mientras mi cuerpo se da la vuelta retándote en silencio a una lucha cuerpo a cuerpo.
Nos miramos y cuando lo hacemos entendemos que hace falta correr, estamos en “Tierra de Nadie”, aquí no hay pasado ni futuro, ni ataduras, ni amor… solo hay presente, y el presente somos tu, yo, nuestro deseo y nuestro secreto y será un rato…pero lo haremos eterno.
Y hasta ahí puedo, de momento, leer.