Tierno Sobrino

No sabia que hacer, supongo que como dicen la carne es débil, muy débil.

TÍTULO: TIERNO SOBRINO

Me llamo Carmen, soy una mujer de 45 años, casada felizmente, con hijos, y una vida de lo más normal, a veces aburrida. La historia que voy a contarles forma parte de mis ratos de aburrimiento, y no les diré si es cierta o simplemente fantasía, para mantener así la intriga o interés por mi relato.

Les hablaré un poco de los protagonistas antes de entrar en la historia propiamente dicha. Esos protagonistas es mi sobrino, hijo de una de mis dos hermana, el se llama Carlos, tiene 18 años, tiene un cuerpo fuerte y es muy alto, como lo son cada vez más los chicos jóvenes. Es un chico tímido, vergonzoso y poco hablador, a pesar de no tener ningún defecto que le hiciese sentirse inseguro con los demás, puesto que es guapo y como ya he dicho está muy bien. La otra protagonista de la historia soy yo, 45 años (aquí me puedo quitar años ;) ), soy alta, delgada, de piel morena, pues soy del sur y me gusta tomar el sol, pelo largo y negro. Me gusta vestir bien pero sin destacar mucho, pues en el fondo soy también tímida. Dejo de darles detalles sobre nosotros y paso a relatarles los hechos...

Como dije antes, estoy casada felizmente, pero como en todos los matrimonios hay altibajos, tuve una discusión medianamente fuerte con mi marido, y me fui de casa durante unos días a la casa de mi hermana (como imaginan, hablo de mi hermana, la madre de Carlos), estaba disgustada y dolida y necesitaba estar alejada de él. Mi hermana estaba casada también, no le resulto un problema que fuese a vivir a su casa pues tiene una casa grande con cuarto de invitados, fueron muy amables tanto ella como su marido conmigo, su hijo Carlos también, aunque a su manera pues no era muy expresivo debido a su timidez :)

Pasaron un par de días y todo fue muy bien, estaba muy a gusto con ellos, les ayudaba en todo lo que podía. Como había estado allí "molestando", mi hermana y su marido salieron aquella noche a cenar, tal vez para tener la intimidad que les había arrebatado instalándome allí. Nos quedamos Carlos y yo, nos pusimos a ver una película que daban en la tele después de una buena cena que prepare yo y nos dejo bien satisfechos.

Él estaba a un lado del sofá, medio tumbado, y yo al otro extremo, sin hablarnos y sin mirarnos, solo mirando la película. En ese momento empezó una escena subida de tono, y que duraba más de lo normal, noté algo donde él estaba y mire de reojo, lo que ví me dejó cortada, debajo de su pantalón largo y ligero se había formado un bulto, gire la cabeza para verlo mejor pero él me vio y se puso un cojín encima además de ponerse rojo de vergüenza, supongo que yo también me puse roja. Seguimos como si nada viendo la peli, aunque yo no dejaba de pensar en eso, lo tenia todo el rato en mi mente, y el no se quitó el cojín de encima hasta 15 minutos después mas o menos, quince minutos que había estado con eso arriba, solo por una escena de sexo "ligero" pensaba yo.

Yo llevaba mucho tiempo sin hacer nada de nada, sin tener contacto con un hombre, y aquello estaba nublando mi sentido, mi deseo ganaba a mi formalidad. Y lo que faltaba, otra escenita en la película, no solo me estaba excitando por la escena en si, sino porque mi sobrino volvía a excitarse. Iba a coger el cojín otra vez, pero puse la mano encima del cojín y le dije sin pensar, no hace falta que te tapes Carlos, es normal... él asintió un poco asustado y sorprendido por la situación me hizo caso, no solo no se tapo, sino que me pareció que aquella situación incómoda aun le motivó un poquito más.

No sabia que hacer, tenia una lucha interna entre puro deseo y sentido común, supongo que como dicen la carne es débil, muy débil, y en mi ganó el deseo, tal vez en otras circunstancias no habría pasado nada, pero estaba moralmente mal por la discusión con mi marido, y físicamente muy necesitada de contacto humano masculino. Mi sobrino era eso, un hombre, me lo repetía en la cabeza una y otra vez. Me puse a mirarlo, a observarlo, y el se ponía cada vez más nervioso, moviéndose, cambiando de posición, intentando ocultar su excitación a mis ojos, aquella aparente inocencia me enloquecía.

Me moví en el sofá hasta que me senté justo al lado suyo, el no sabia que hacer ni porque estaba su tía a su lado, pero pronto lo supo, cuando pose mi mano suavemente sobre su muslo, en aquel pantalón deportivo, suave, y que traspiraba calor y sudor. Subí mi mano lentamente sobre su muslo fuerte, hasta llegar a aquel bulto que tanto había estado mirando esa noche.

Pase mi mano por encima, acariciándolo, notando su pene por encima de la tela, estaba durísimo, muy caliente, sus huevos blanditos los manejaba entre mis dedos, estaba extasiada tocándole. Él cerraba los ojos a veces y otras veces miraba mi mano incrédulo, suspiraba, respiraba profundamente, estaba rojo, sudaba cada vez mas, y yo disfrutaba viéndolo así.

Seguía tocándolo, acariciándolo, pasando mis dedos sobre su polla, masajeando sus enormes bolas, blanditas... con mi otra mano levante su camiseta, dejando su vientre al descubierto, pasando mi mano por aquella tripita dura y bastante musculosa, bajándola hasta descubrir su pene, bajando un poco su pantalón, la tenia enfrente, tan dura, tan gordita, era maravillosa, corta pero gruesa, estaba mojadita y palpitaba.

Empecé a pasar mi mano sobre su tronco, subiéndola y bajándola, no acababa de hacerlo mas que dos veces cuando sentí que se ponía tensa, así que la agarre fuerte y la masturbe con fuerza. Se corrió de una manera descomunal, como no había visto nunca, saltaban chorros de semen sobre su vientre, sobre mis manos, uno tras otro, salían con fuerza y lo empapaban todo, escurría sobre la cabeza de su pene, sobre su tronco, mi mano lo recogía para seguir pajeándolo, quería que se sintiese bien, que descargara todo lo que tenia acumulado. Lo mire a los ojos, tenia una expresión ligeramente apenada, quizá por acabar tan pronto, lo besé en la frente, salada de sudor, le di un beso en sus labios, un piquito y lo mire con la ternura que sentía por él en ese momento, no dejaba de masturbarle su pene medio blandito ya.

Estaba tan excitada que haría cualquier cosa, e hice algo que no suelo hacer nunca, me agaché y empecé a besar su vientre lleno de leche, a lamérselo, lo saboreaba, pasaba mi lengua por todo recogiéndolo, hasta llegar a su pene, todo mojadito, pase mi lengua por sus huevos, le estaba haciendo tener escalofríos, me encantaba. Comencé a metérmela en la boca, toda manchada de leche, estaba blandita, jugaba con ella en mi boca como un caramelo, un caramelo calentito que comenzaba a endurecerse de nuevo. No paraba de chupársela, saboreando cada centímetro de esa piel caliente, notando como iba creciendo en mi boca, poco a poco, cada vez mas gordita.

Estaba alcanzando su tamaño de esplendor, esta vez dentro de mi boca, la notaba dura, mientras le pasaba mi lengua por su cabezota, por la puntita, y apretaba mis labios a lo largo de su tronco. Lo tenia todo babeadito, lo miré a sus ojos y estaba como en otro mundo, así que me separé de él, y me puse encima suyo, con una pierna a cada lado de su cuerpo, con mi entrepierna asentada sobre su vientre aun manchado, empapando mis braguitas con su leche, lo que hacia que aun me mojara más sintiéndola, mientras sentía su pene erecto entre mis nalgas, por debajo de la falda de mi vestido, mojado y palpitante, moví mi culo para rozárselo suavemente.

Necesitaba sentirlo, no podía aguantar más, me intenté quitar las braguitas como pude sin despegarme de él, quedaron enganchadas en una de mis piernas, pero al menos tenia el coñito libre, y mucho más mojado de lo que creía. Me senté encima de su verga, dejándola aprisionada contra su vientre por mi rajita, me encantaba sentirla ahí, tan dura, empecé a mover mi cadera pasando su tronco entre mis labios, mojándola con los jugos que escurrían de mi entrepierna sin fin. Había llegado el momento, el roce de su cabezota contra mi clítoris me tenia en éxtasis, quería sentirlo dentro, le di un beso profundo, note su lengua en mi boca, estaba a mil. Con mi mano agarré su pene y lo guié hasta mis labios inferiores, abriendo camino con ella hasta mi vagina, puse la puntita en la entrada, y moviendo mi cuerpo comencé a introducirla.

Aquel pene tan grueso me estaba abriendo de una manera que me hacia gritar, sentía como entraba lentamente, no podía mantener mis ojos abiertos, cuando la sentí completamente en mi interior se me nubló la vista y me quedé un rato paralizada. Cuando volví en mi, mi cuerpo se movía sin controlarlo, subía y bajaba sobre su pene, movía mi cadera, quería notarlo todo.

  • Siii tita, así, ahhhh!!!
  • Cielo, te deseo, ummmmm

Oía sus grititos ahogados muy lejanos, noté el preludio de mi orgasmo, un orgasmo que jamás olvidare, me hizo estremecer cuerpo y alma, me hizo venirme de una manera salvaje, con su polla dentro de mí, justo en el momento en el que empezaba a llenarme de semen, notando sus chorritos calientes inundarme, en ese momento me deje llevar por el placer, escuchando sus gemidos como de animal herido, herido de deseo.

Agotados, me quedé tumbada sobre él, con su pene aun dentro de mí, cada vez más pequeño, lo abracé, lo besé, él seguía sin creerse lo sucedido, y yo lo miraba con ternura, adoraba a mi sobrino, aquel día más que nunca.

Cuando llegaron sus padres a casa ya nos habíamos ido a nuestras respectivas camas, como indicaba la nota que les dejamos. Pero yo no dormía, solo pensaba, pensaba y me tocaba, tal vez él estuviese haciendo lo mismo en ese momento ...

Fin

Carmen carmencitabuena_45@hotmail.com