Tierno e inesperado trío (Parte 2)

En esta ocasión les relato cómo fue que mi novio y yo logramos acostarnos con un nene en situación de calle. Les recomiendo leer las primeras partes para ponerse en contexto sobre quien es Ander, y lograr comprender mejor la situación.

En el relato anterior les comentaba como fue que mi novio y yo nos vimos involucrados en nuestro primer trio con un jovencito. Lastimosamente, no hemos tenido la oportunidad de volver a aquel pueblo donde conocimos a Ander; pero sí tuvimos la oportunidad de realizar un trío con otro jovencito aquí en la ciudad donde vivimos.

Como les comentaba, mi novio y yo siempre hemos sido fanáticos de la buena cerveza y salir a disfrutar de una buena plática en la zona central de la ciudad. El viernes 7 de abril decidimos tener una cita en un bar que solemos frecuentar, ya que dentro de un par de días sería nuestro aniversario. Así que decidimos por ir a comer algo, beber y luego quedarnos a dormir en un bonito hotel.

El plan iba acorde a lo establecido, ya nos encontrábamos felizmente disfrutando de nuestras bebidas en el bar, y de repente salió el tema de nuestra aventura con Ander. Ambos recordábamos aquella experiencia como algo bonito y muy excitante, a pesar del peligro en el que podíamos vernos involucrados. La conversación se puso muy caliente, y ambos nos encontrábamos ya erectos; pero como estábamos en un lugar público, tratamos de bajarle un poco de tono.

Entre tanta plática, mi novio me sugiere realizar otro viaje a aquel pueblo y pasar visitando a Ander en el restaurante de su padre. Obviamente yo estaba de acuerdo, pero para realizar aquel viaje debemos de tomarnos nuestro tiempo y prepararnos económicamente; por lo cual quedó para los próximos meses. Pero mi respuesta a esto, debido a la excitación que tenía ya en ese momento, fue que deberíamos buscar otro jovencito en la ciudad, y ver si con éste podríamos tener más que simple sexo oral.

Mi novio no se convencía al principio, pero finalmente accede y me dice que él conoce un área del centro en donde se mantienen jovencitos en busca de trabajos fáciles. Como ya eran aproximadamente las 7 de la noche, supuse que aquellos jóvenes ya se encontraban con disponibilidad de realizar otro tipo de trabajos; y así, nos dirigimos a aquel lugar, no sin antes comprar 2 cervezas más.

Ninguno de los jóvenes de aquel lugar llamaba nuestra atención, y pensamos que en realidad no estábamos necesitados de andar buscando algo así. Ambos tuvimos ese despertar decepcionante y decidimos abandonar la misión. Como ya nos encontrábamos en un parque, le digo que me acompañe al baño; ya que las bebidas estaban haciendo su efecto. Aquellos baños no son los más seguros de la ciudad, así que le pido a mi novio que por favor me acompañe, y ya juntos nos dirigimos al baño.

Al entrar al baño, veo que salen 2 hombres y un jovencito que aparentemente trabajaba dando servicios en aquel parque. Mi novio y yo solo nos volteamos a ver y seguimos nuestro camino. Me dirijo al mingitorio, empiezo a orinar y en eso escucho la voz de un nene. No lograba distinguir que decía, pero aparentemente se encontraba contando dinero; yo volteo a ver a mi novio, él también lo ve y se dirige a él. –“¿Qué estas haciendo acá solo tan noche, nadie viene contigo?” le pregunta mi novio. –“No.” Dice el nene fríamente y sigue contando sus fichas, sin prestar mucha atención a lo que le preguntaba mi novio. En eso termino de orinar y me dirijo hacia ellos. –“¿Y no te da miedo estar aquí en este baño tan feo?” le pregunto yo, sin pensarlo mucho ya que me encontraba ya algo pasado de copas. –“la verdad es que no, aquí trabajo yo” me dice el nene. En eso mi novio y yo nos volteamos a ver de nuevo. Él y yo tenemos una buena comunicación con las miradas.

La verdad es que el nene era bastante atractivo. Era moreno, chaparro, ojos negros, delgado y con una sonrisita muy atractivamente pícara. Se notaba que él sabía perfectamente lo que hacía y se hacia en aquellos lugares. –“Pero deberías de tener más cuidado”, le dice mi novio, “hay ciertas horas del día en el que las cosas se ponen más feas; y aparte estas bien chiquito”. –“Pues sí tuviera a donde ir, seguramente que me iría” exclamó aquel jovencito.

Mi novio se dirige a mí y me dice: “Oye, ¿y si nos llevamos a este chamaquito y le compramos algo de comer? A lo cual yo le respondo: “Llevémoslo pues, pero la verdad es que sí me lo quisiera coger”. En realidad, yo ya estaba bastante tomado, lúcido, pero sin el control exacto de mis palabras y deseos. Yo ya me visualizaba cogiéndome a ese nene con mi novio, y más lo quería ver a él cogiéndoselo. Sorprendentemente, el nene se levanta del suelo y nos dice “llévenme a comer pues, con esto que tengo me alcanza, pero no me queda para mi pasaje”. Mi novio y yo tuvimos nuestro milésimo encuentro con las miradas, nos reímos, le dijimos que estaba bien y nos fuimos.

Mientras caminábamos yo penaba que si aquel nene había escuchado sobre llevarlo a comer, seguramente escuchó la parte de la cogida; y eso me mantenía algo inquieto, pues la situación de por sí era bastante arriesgada. En esas, ya en un lugar más central, mi novio le pregunta –“¿Y qué es lo que quiere comer el nene?”, yo por mi mente pensaba VERGA, pero el nene responde señalando un restaurante bastante atractivo y mi novio se ríe. –“Es que nosotros ya comimos; tendrá que ser algo para llevar” le comenta mi novio, aun entre risas. –“Entonces quiero un menú de McDonald’s” exclama el nene. –“¿No querrá una cajita feliz? le dice mi novio y yo me excité tanto de oír aquello. El nene solo se río y le dijo que él tenía bastante hambre, así que sin decir más sobre el tema, nos dirigimos al primer McDonald’s que encontrásemos.

Ya caminando con un destino fijado, mi novio finalmente le pregunta: “Hey, y a todo esto ¿cómo es que te llamas?” Ander, pensaba yo en nuestro Ander, -“Gabriel”, nos dice el nene, “me llamo Gabriel, ¿y ustedes?” –“Yo me llamo Aaron”, dice mi novio, “y él se llama Diego” y yo sólo lo saludo con la mano. –“Mucho gusto Aaron y Diego, ahora vamos a comer” nos dice el nene con una actitud sarcástica. He de decir que Gabriel se comportaba algo tóxico, y era de esperarse debido a la situación que le tocaba vivir. Había momentos en donde se pasaba de la raya, pero en realidad daba mucha ternura como para molestarse por eso.

Llegamos al McDonald’s, le compramos su menú y nos pregunta que ahora qué hacemos; y mi novio le dice que lo acompañaremos a comer. –“¿Y ustedes no se tienen que ir, o van a quedarse en algún lugar? “nos pregunta Gabriel. En realidad no habíamos pensado mucho lo que estábamos haciendo. No teníamos reservación en ningún hotel, ni sabíamos qué esperábamos de la situación con aquel nenito. Yo creo que mi novio realmente solo tenía intención de alimentar aquel joven, pero ya habiendo cumplido con eso, la función tenía que seguir.

-“Vamos a quedarnos en un hotel” le dice mi novio “pero aún no sabemos cuál”. –“Yo conozco uno por aquí cerca, está entre la 12 calle y 4ta avenida” nos dice Gabriel. “Allí me he quedado yo a veces” termina diciendo. Aaron y yo nos vemos y decidimos que podría ser una buena opción. Le digo a mi novio que compremos unas cervezas más y que vayamos de una vez, ya que a esa hora de la noche ya solía ponerse peligrosa la calle. –“¿Puedo ir? se escucha al fondo. -“Sí. ¿te quieres quedar? Le pregunta Aaron a Gabriel. –“la verdad es que prefiero comer allí” exclama finalmente Gabriel. –“Vámonos pues” les digo yo a ambos y comenzamos a caminar en búsqueda de una tienda en el camino.

Durante el camino intercambiamos información básica; dónde vivíamos, qué hacíamos de nuestras vidas, qué hacíamos esa noche allí, etc. Resulta de Gabriel se dedicaba a lavar vidrios de carros, y carros completos cuando le iba bien. Obviamente tuvimos que omitir el hecho de ser pareja, y Gabriel nos comentaba que sí tiene un hogar pero que desde muy pequeño le perdieron importancia, y sólo los visita cuando de repente se le da la gana. Comentaba que su madre era adicta a las drogas fuertes y que solía hacer o vender cualquier cosa, con tal de comprar más drogas y el poco alimento necesario para sobrevivir. Mi novio y yo no somos malas personas, aquella situación generaba demasiada empatía; y era imposible no pensar en las experiencias que aquel nene había tenido que pasar. –“Pues esta noche vas a dormir bien.”, le dijo Aaron, “Si quisieras otra cosa, dinos y vemos como te podemos ayudar”. –“Yo lo que quisiera es cogerle el culito a Diego” responde Gabriel. Mi novio y yo nos quedamos en shock, ¿y es que los nenes de ahora vienen más directos o qué está pasando con el mundo? “aunque ya escuché que lo que quiere es cogerme él a mí” termina agregando finalmente.

-“¿Cómo está eso?” le pregunta Aaron a Gabriel. –“Ya ni respetas el hecho de que sea mi novio” añade. Seguramente Aaron olvidó completamente que omitimos hablar de ese tema, y que Gabriel podría tener una idea de nuestra relación; pero no lo habíamos mencionado en ningún momento. –“Ah, ¿entonces sólo vos te lo vas a coger? Le pregunta Gabriel. Y es que en realidad ese nene era bastante sarcástico y directo, lo cual lo hacia ver como un pequeño machito; muy excitante, por cierto. –“Vamos al cuarto y ya veremos si tienes potencial” le responde Aaron con un tono de advertencia.

Ya instalados en el hotel, no muy agradable por cierto, Gabriel se sentó a comer y Aaron y yo nos pusimos a beber viendo la televisión en la cama. Parecía que Gabriel no había comido tan bien en mucho tiempo, y eso que la comida chatarra era una porquería. Terminó de comer y se va a acostar con nosotros a la cama. –“¿Por qué no pagaron una de dos camas, o esperan que duerma con ustedes?” nos pregunta con su mismo tono sarcástico de siempre. Como ya sabíamos qué actitud tenía, solamente nos quedaba seguirle el juego. –“Acá te vas a quedar”, le dije, “vos insististe, y así que te vas a meter en medio de los dos.” terminé agregando. –“Ah, cómo así; ¿entonces sí me va a dejar Aaron que te de unos puyones?” pregunta Gabriel. –“Todavía tenés que mostrar que sos capaz, de seguro ni usarla sabes”, lo molesta Aaron. –“Dame tiempo de que se levante y te muestro que sí” agrega finalmente Gabriel.

-“Déjame parártela entonces”, le comento. –“Ah, espérate, todavía no” me responde Gabriel. –“Entonces ¿ya te está dando miedo? No que muchas ganas pues.” le responde Aaron. –“Sóbamela encima del pantalón pues” expresa Gabriel finalmente y se dirige a tomar mi mano y colocarla encima de su pequeño bulto en los pantalones. Por el momento no se sentía absolutamente nada, ya que aquel nene no se encontraba ni un poco erecto; y parecía algo nervioso. Yo creía que por el estilo de vida que lleva ya había experimentado este tipo de cosas, pero las apariencias me engañaron.

-“Así como la andas cargando no me la vas a poder meter”, me dirijo a Gabriel al no sentir mayor progreso. –“Métetela en la boca, ya me conozco como funciona” me dice él a mí. Efectivamente, aquel nene tenía en la boca algo de razón; después de 10 segundos en mi boca, ese miembro se comenzó a poner durísimo. Aaron y yo habremos sentido lo mismo en ese momento, que esa noche me cogería un nene. Su pene era bastante dotado para su edad, no es que fuese la gran cosa; pero aquel miembro era ya de un hombre, y por esa razón continúe mamándosela con muchas ganas.

Yo ya la tenía al mil, seguía mamándosela a aquel nene mientras me empujaba mi rostro para comérmela toda. Aaron sólo veía y se masturbaba por encima del pantalón, era evidente que le gustaba mucho lo que veía. Gabriel se dirige a mí y me dice: “Ya ves que sí te podré dar tus puyones”, a lo cual le respondo: “Como quieras bebé, pero dámelos ya”. En ese momento yo ya ansiaba ser penetrado por ese nene, la tenía deliciosa y su trato era lo más excitante de la situación. Él se sentía bastante dueño de la situación, demostraba que imponía; quizá en realidad no tuviera ni un poco de control de lo que estaba pasando, o quizá fuese él quien nos estaba dominando a mi novio y a mí. Lo que sí era verdad es que Aaron y yo estábamos dispuestos a disfrutar esta situación al mil.

Aaron es quien se levanta y se baja el pantalón, dejando ver su hermoso pene. En eso se dirige a Gabriel y le dice: “Ya mucho te la estas gozando, ahora chúpamela vos a mí” y le coloca su miembro en la boca a aquel nene malcriado. Al principio Gabriel se resistió, pero conforme le fue agarrando el gusto, comenzó a mamar cada vez más profundo y coordinado. –“ya mucho, ya me toca puyar a Dieguito” exclamó Gabriel. –“Dale pues, yo te voy a ayudar” le dice Aaron mientras se limpia rápidamente con la mano el exceso de saliva que quedaba en su miembro. Me coloco abierto en la cama y veo como Aaron trae cargado a Gabriel. La escena fue muy excitante, al final de cuentas era un nene el que iba a penetrarme y era el amor de mi vida quien le iba a enseñar cómo debía hacerlo.

Aaron sostiene el pene de Gabriel y lo va introduciendo suavemente en mi hoyito. Yo le pido que se detenga y que busque un poco de lubricante, ya que siempre solemos usarlo cuando dormimos juntos. –“¿Qué? ¿No que muy tragón pues?” me dice Gabriel. Yo no puedo creer que aquel nene tan pequeño fuese tan abusivo, pero eso hacía de la situación mucho más excitante. Era obvio que él había escuchado ese tipo de comentarios, pero no los había puesto en práctica.

Por alguna razón, él nene siempre iba ganando; así que me tocó probarle aguantarlo y dejarme penetrar sin lubricante. Comienza a metérmela de nuevo hasta que finalmente se oye un suspiro al unísono de los 3, pues Aaron también se encontraba luchando por meter aquel miembro que no era suyo. Una vez dentro comienza a bombearme como si hubiese estado esperándolo por mucho tiempo. Gabriel me penetraba bastante rápido y duro, su rostro se veía hermoso; era un nene convirtiéndose en hombre. Yo ya me encontraba gimiendo: “Dame bebé, qué rico lo haces bebito” y eso provocaba que Gabriel aumentara su ritmo.

En eso se levanta Aaron y coloca su miembro en los labios de Gabriel, a lo cual él seguía resistiéndose, hasta que se cansa y comienza a mamar. En ese momento nos encontrábamos los 3 conectados, Gabriel ya había agarrado el gusto por mamar y comenzaba a imitar lo que previamente le había hecho yo. Los gemidos eran fascinantes hasta que finalmente Gabriel se corre a chorros dentro de mí.

Seguido de un instante, Aaron comienza a agarrar a la fuerza el rostro de Gabriel y descarga el triple de chorros de esperma dentro de su boca. A lo cual Gabriel responde con mucha resistencia y lo escupe todo. Tengo que admitir que ver a mi novio sometiendo a aquel nene a tragarse su esperma me pareció una escena de película. Fue delicioso. Gabriel se levanta y se dirige a terminar de escupir lo que le quedaba en el lavamanos del baño. Aaron se recuesta encima de mí y me comienza a besar profundamente. –“Te amo bebé” me susurra y me sigue besando.

Gabriel se termina de limpiar y se dirige hacia la cama y nos dice: “Se pasan, yo no quería que me dieran leche a mí”. –“Ya estuvo, si bien que te la comías toda” le digo yo a él. –“Vos te la comías toda, cómo me decías que era tu bebé” me responde Gabriel. –“Ya estuvo los dos”, agrega Aaron, “discúlpame por darte a la fuerza, es que me deje llevar” se dirige hacía Gabriel. –“Bueno pues, ahora sí acostémonos a ver tele como la gente normal” agrega finalmente nuestro malcriado nene.

Aaron y yo nos acabamos la última cerveza que quedaba, mientras veíamos televisión los 3; hasta que finalmente decidimos por apagar todo y dormirnos. Hubo más plática con Gabriel durante ese periodo de tiempo, y nos confesó que en el parque donde lo conocimos se había involucrado sexualmente antes con un señor. Nos comentó que aquella experiencia había sido terrible, él había ofrecido penetrar al tipo, pero el tipo que le había ofrecido dinero intentó penetrarlo bruscamente; así que como pudo se escapó corriendo. Asimismo, comentó conocer aquel hotel donde nos hospedábamos porque es el hotel que utilizan sus compañeros que ofrecen servicios sexuales.

En realidad la pasamos muy bien después. Aaron se disculpó dos veces más por haberlo agarrado a la fuerza, y Gabriel aceptó que no había ningún problema. –“Entiendo la calentura. Igual ustedes se han comportado bastante bien hoy, a pesar de mi actitud” agrega finalmente. –“Espero que todo este bien, es que en realidad me gustó como me diste” le comento yo. –“Vaya si no, como chillabas que te diera más duro” me responde Gabriel. Era evidente que aquel nene no dejaría de ser arrogante, por más que se hubiera abierto con sus experiencias; pero la verdad ya había aprendido a aceptarlo.

Nos quedamos dormidos con Gabriel en medio. Hubo un momento, en el que nos abrazamos los 3; pero el calor impedía darle continuidad a nuestra cariñosa fantasía. Al despertar a la mañana siguiente sólo nos encontrábamos Aaron y yo. Ambos nos despertamos alarmados y nos levantamos inmediatamente a revisar nuestras cosas, pues a pesar de todo no podíamos confiar aquel jovencito malcriado. Para nuestra fortuna, todo se encontraba en orden; no nos faltaba, ni había desaparecido nada. Así que nos acostamos otro rato y nos quedamos abrazados, como la hermosa pareja que somos.

Después de un tiempo, nos arreglamos y nos retiramos del lugar. En el camino comentábamos lo rico que había estado tener esa experiencia. Finalmente me había penetrado un nene, y Aaron estaba ansioso de ver eso desde hace mucho. Me comentó lo falta que le hizo darle a mi culito, y las ganas que tenía de reventar a aquel nene. Le volví a recordar la existencia de Ander, y me sugirió ir de viaje para allá en los próximos meses.

Así que, en las próximas semanas esperamos irnos para allá y tenemos planeado visitar el restaurante del papá de Ander. Había algo en aquel jovencito que nos había gustado a ambos, era una experiencia muy diferente a la que habíamos vivido aquella noche con Gabriel. Ya que, de hecho, la experiencia no tuvo un desenlace tan alegre como lo habíamos pintado. Efectivamente nos hacía falta algo en nuestras pertenencias… ¡el lubricante!